¡Huye! - Parte 3: Los dulces sueños están hechos de esto

STEVE X LECTORA
PROMEDIO DE PALABRAS: 3000+
ADVERTENCIAS: Algunas maldiciones, flashbacks, uso drogas. ¡Leanlo hasta el final!
ESCRITO POR: PomeloVillano
N/A: *Al final del capitulo*

#PomeloAmaASteve
#TeamCapipaleta
#DameConElEscudo

*Itálica  (Cursiva): Flashbacks*

~•~

~Junio, 1940 - Brooklyn~

-Erin, ayuda a tu hermana con tus maletas o vendere todas tus cosas.- La voz de Moira sonaba calmada pero en el fondo llena de enojo.
Angela resopló ante la orden. Rodó los ojos una vez más antes de dirigirse hasta t/n, quién arrastraba dos pesadas maletas.

-Dijo la bruja del bosque que te ayude...- Observó a Moira entrar al departamento y sonrió. -Pero veo que vas de maravilla.- Dijo Angela.
T/n rodó los ojos al oírla.
-Bien, entonces quítate del camino... Erin.- El tono en el que t/n remarcó el nombre de su hermana sólo hizo que Angela frunciera el ceño.
-Y sólo por eso, vas a ordenar mi cuarto.- Dijo Angela antes de comenzar a subir las escaleras que la llevaba al departamento.

T/n dejó las maletas un momento y resoplo.
Observó las escaleras y fruncio los labios.
-¿Cómo diablos voy a subir todo esto?- Murmuró.
Posó sus manos en sus caderas y comenzó a pensar en algo que la ayudara a subir todos aquellos escalones sin morir en el intento.

Pérdida en sus pensamientos,  no notó las dos figuras paradas a su lado. El leve aclarar de una garganta la sacó de su momentáneo trance.
Al voltear, dos pares de ojos azules la observaban; El más alto esgrimió una sonrisa, mientras que el más bajo llevaba una marcada mueca de timidez.

-Hola, mi nombre es James Barnes, pero mis amigos me llaman Bucky.- Dijo extendiendo su mano en dirección a t/n. Esta la tomó y dio un leve apretón.
-Enya Ward.- Dijo t/n con timidez.
-Este de aquí es mi amigo Steve Rogers.- Dijo Bucky señalando al muchacho a su lado.

T/n observó al segundo joven. Una amigable sonrisa se formó en su rostro. Extendió su mano en dirección a él y este la tomó con suavidad.
-Es un placer, Steve.- Dijo t/n aún sonriendo.
Un leve rubor se formó en el rostro del joven.
-E-el placer es mío...- Dijo en tono calmado.
La sonrisa en el rostro de t/n se hizo más grande.

-Veo que son los vecinos nuevos de los que la señora Tilly hablaba...- Agregó Bucky.
T/n asintió sin apartar la mirada de Steve.
-Si, somos los nuevos vecinos...- Dijo ella.
-¿Necesitas ayuda para subir esto?- Cuestionó Bucky señalando las maletas en el suelo.

T/n apartó la mirada de Steve y asintió.
-De hecho, si. Tengo estas dos y hay dos más por allá.- Dijo t/n señalando las maletas.
-No te preocupes, nosotros te ayudaremos. Yo llevaré estas dos y ustedes encarguense de las otras  dos, ¿De acuerdo?- Dijo el castaño.

Steve y t/n asintieron.
Bucky tomó las maletas y comenzó a subirlas escaleras arriba.
T/n observó a Steve una vez más y tomó su mano.
-Ven, ayúdame con las otras.- Dijo en tono amigable.
Al notar que su mano era tomada por aquella delicada mano, Steve no pudo evitar ruborizarse. T/n lo guió hasta el costado del edificio, donde Aidan -su "padre"- y otros dos sujetos conversaba animadamente mientras fumaban.

-Oh, cariño. ¿Pudiste con las maletas de tu hermana?- Cuestionó Aidan.
T/n asintió.
-Tuve algo de ayuda de uno de nuestros vecinos.- T/n volteó levemente y señaló a Steve. -Papá, él es Steve, otro de nuestros vecinos. Él me va a ayudar a subir mis maletas.- Aseguró ella.

Una leve risa se escapó de Aidan. Extendió su mano en dirección a Steve. Este la tomó y dio un fuerte apretón.
-Aidan Ward. ¿Crees que puedas con eso? Son sólo vestidos y zapatos, pero te aseguro que pesan más que tu, muchacho.- Dijo Aidan llevándose las risas de los otros dos sujetos.
T/n observó a Aidan y arqueo una ceja. De manera instantánea, las risas cesaron.
-Steve Rogers, señor, y por supuesto que puedo. Que la apariencia no lo engañe.- Dijo Steve algo envalentonado.
Aidan elevó las cejas y asintió. Bajó las maletas del viejo auto y se las entregó a t/n.
-Si tu lo dices...- Murmuró.
T/n rodó los ojos al oírlo.

T/n extendió una de las maletas y Steve la tomó. En efecto, el peso de aquella maleta resultó demasiado para el delgado muchacho. Tanto él como t/n se encontraban arrastrando aquel pesado equipaje. Al llegar a las escaleras, escucharon las risas de los tres sujetos. T/n se detuvo un momento y observó a Steve luchar para arrastrar el peso de aquella maleta.
-¿Qué llevas aquí? ¿Rocas?- Bromeó Steve.
Una leve risa se escapó de t/n.
-De hecho, si.- Dijo ella.
Steve fruncio el ceño pero, al escuchar la risa de t/n, su gesto cambio por uno más calmo.
-Solo llevo ropa y algunos recuerdos. Ya sabes, fotos y libros.- Aseguró ella.
Steve asintió.
-Eso explica porque siento que estoy arrastrando un cadáver...- Bromeó él.

Una vez más, t/n rió.
La risa de ella era genuina, algo que para Steve era completamente desconocido.
-Eres divertido...- Dijo t/n.
Una vez mas, el rostro de Steve se ruborizo.
-O tu tienes una risa fácil.- Señaló él mientras tomaba la maleta y comenzaba a subirla un escalón a la vez.
-Eso no te hace menos divertido, Steve.- Señaló ella.
Una amplia sonrisa se formó en el rostro de Steve ante aquellas palabras.

~

Tras batallar con las pesadas maletas, subirlas por las escaleras y llevarlas hasta el cuarto que t/n y su hermana compartían, ambos se dirigieron a la cocina donde Bucky charlaba con Moira y Angela.
Al verlos entrar, Angela observó con detenimiento a Steve. Una expresión de disgusto se apoderó de su rostro.

T/n volteó levemente y sonrió.
-¿Puedo ofrecerte algo de beber? ¿Limonada? ¿Una soda? ¿Agua?- Cuestionó en tono animado.
Steve asintió.
-Limonada está bien, gracias.- Dijo.
Una leve sonrisa se formó en el rostro de Bucky al notar la interacción entre su amigo y la chica nueva.
-Veo que no bromeaba con eso de que sus hijas son idénticas, señora Ward.- Señaló Bucky.
Angela rodó los ojos.
-Si, lo son. Pero con el tiempo aprendes a diferenciarlas.- Aseguró Moira.
Una pequeña sonrisa se plasmó en el rostro de t/n.
-Con el tiempo te das cuenta de que una es más tonta que la otra.- Dijo Angela.
-Si, la tonta eres tu.- Murmuró t/n.
Bucky contuvo su risa ante aquel comentario.
-Enya, no molestes a tu hermana.- Dijo Moira en tono calmado.
T/n observó a Moira y está le guiño un ojo.

T/n sostuvo el vaso con limonada frente a Steve.
-Gracias.- Dijo mientras tomaba el vaso.

Ella tomó la mano de Steve y lo guió hasta el living. Ambos se sentaron en el gastado sofá que adornaba el lugar. La escandalosa risa de Angela hizo que t/n rodara los ojos.
-Gracias por ayudarme a subir mis cosas. Sin tu ayuda, aún seguiría luchando al pie de las escaleras.- Dijo t/n.
-No es nada, siempre es bueno poder ayudar.- Dijo Steve.
T/n asintió. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro.

-Y dime, Steve, ¿Qué hay de divertido para hacer en esta cuidad?- Cuestionó.
Steve acomodó su cabello, algo nervioso.
-Bucky siempre me lleva, o más bien arrastra, al salón de baile que está en el centro de la cuidad.- Dijo Steve.

T/n sonrió.
-Eso suena divertido.- Dijo ella con entusiasmo. -¿Vas seguido?- Cuestionó.
Steve asintió.
-Casi siempre. Bueno, más bien siempre que Bucky me obliga a ir.- Dijo él.
-Y dime, Steve, ¿Te gusta bailar?- Cuestionó ella.
Steve negó.
-Diría que no, pero en realidad aún no he podido probar mis dotes de bailarín...- El tono en la voz de Steve sonaba casi triste.

T/n inhalo lentamente.
-¿Por qué no?- Cuestionó.
-Pues... porque...- Steve comenzaba a sentir que los nervios se apoderaban de su ser. -Quizá es porque nadie quiere bailar con alguien como yo...- Aseguró.
T/n fruncio el ceño algo confundida.
-¿Alguien como tu? ¿A qué te refieres?- Cuestionó intrigada.
-Pues, alguien a quien podrían pisar, que no podría seguirles el ritmo o bailar más de dos canciones sin sufrir un ataque de asma...- Dijo el rubio.
Steve posó su mirada en el vaso de limonada.

T/n lo observó y suspiró lentamente.
La tristeza en la voz de Steve era notoria. Un nudo se formó en el pecho de t/n de solo pensar que alguien rechazaría a Steve.
-Quizá aún no has encontrado a la pareja perfecta...- Dijo en tono calmado.
Una pequeña sonrisa en su rostro.
Steve sonrió ante aquellas palabras.
-Quizá...- Murmuró.

~•~

Tarde.

La impuntualidad siempre había sido uno de los aspectos que más hacían enojar a t/n.
Observó la hora en su reloj una vez mas y suspiró exasperada.
-¿Dónde diablos estás?- Murmuró.

Miró una vez más en dirección a la puerta de la cafetería con la esperanza de que, mágicamente, su "cita" apareciera. Pero aún seguía sin llegar.
El lugar era agradable; ambiente amigable, no muy concurrido o vistoso y definitivamente nada llamativo. El lugar perfecto para un intercambio.

Enfocó su mirada en el libro que, casi sin éxito, fingia leer, cuando una figura se presentó frente a ella.
-Diría que lamento la tardanza, pero en realidad no lo lamento en lo absoluto.- La voz de la chica hizo que t/n rodará los ojos.
Una pequeña sonrisa se formó en su rostro. Elevó la vista para encontrarse con una bella rubia de enormes ojos verdes.
-Pudrete, Max.- Dijo t/n. Rápidamente se puso de pie y abrazó a la chica. Max retornó el abrazo.
-Tu siempre tan dulce...- Dijo la rubia.
Ambas se apartaron y tomaron asiento.

T/n observó a la rubia y arqueo una ceja.
-¿Piensas decirme por qué me hiciste esperar media hora?- Cuestionó.
-Por lo usual; tráfico, tuve que ayudar a una ancianita a cruzar la calle, se perdió mi perro...- Dijo en tono despreocupado.
Una leve risa se escapó de t/n.
-Bien, no me digas. Pero al menos compensa la espera pagando por mi café.- Dijo sonriendo de manera inocente.
Max asintió.
-Es lo justo.- Agregó.

Tras ponerse al corriente de sus respectivas vidas, algunos chistes sobre impuntualidad y sobre como la tecnología avanza a pasos agigantados, t/n decidió ir al punto.

-Ok, no quiero sonar grosera, pero... Por favor, dime que conseguiste sintetizarlo.- Dijo t/n casi en un ruego.
Max asintió.
-Por supuesto que lo logré, ¿Con quién crees que estás hablando?- Dijo en tono animado. -Y la mejor noticia es que pude hacer una copia exacta de la fórmula original por lo que no habrá ningún tipo de problema.- Aseguró.
T/n dio un suspiro de alivio.
-Sabes que me salvas la vida con esto, ¿Verdad?- Aseguró ella.
Max sonrió ante las palabras de t/n.
-Lo sé, por eso lo hago. Es lo que siempre hacemos, ayudarnos los unos a los otros.- Dijo la rubia.

Max intercambio su mochila por la de t/n por debajo de la mesa.
-¿Cuánto tiempo tengo?- Cuestionó t/n.
-Al menos tres meses. Los dulces sueños están hechos de esto... pero la materia prima no abunda.- Aseguró Max.
T/n asintió.
-Aún así, tres meses es suficiente tiempo.- Dijo t/n.

Max asintió. Observó a su alrededor una vez más.
-Bien, no quiero alargar demasiado la bienvenida, así que... nos vemos la próxima vez.- Dijo antes de ponerse de pie.
T/n imitó el accionar ajeno. Rodeó con los brazos a la rubia en un cariñoso abrazo.
-Ellos están cerca. No te quedes mucho tiempo y mantente a salvo.- Susurró Max en el oído de t/n.
-Lo sé... Gracias por esto y mantente a salvo.- Susurró t/n antes de que se separan del abrazo.

Max salió de la cafetería y rápidamente cambio su forma  a la de un anciano.

~

Algunos minutos después de la partida de Max, t/n decidió que era momento de continuar con su viaje.
Pero la nostalgia de aquellos viejos días la llevaron a querer recorrer algunas calles.

Si bien no se animó a aventurarse a ninguna tienda, observó vidrieras y admiro una vez más la maldición del consumismo desenfrenado. Era algo que, con el paso del tiempo, le sorprendían y producían rechazo a la vez.

Tras satisfacer sus ganas de ver las llamativas calles de Shinjuku, t/n se dispuso a partir.
En un cruce peatonal, esperó por la luz que le diera paso, cuando recordó las múltiples cámaras de seguridad. Un lento suspiro se escapó de ella. Era el momento ideal de desaparecer.
Entre la pequeña multitud de personas que cruzaban de un lado y del otro, t/n cerró los ojos y desapareció dejando un leve rastro de humo negro y rojo.

Al abrir los ojos, admiro la belleza de las pacíficas playas de Bondi.
El atardecer se veía espectacular...

~

La habitación del departamento era amplia. Un lujo innecesario para sólo algunas noches, pero completamente necesario para poner a prueba aquello que llevaba buscando desde hace algún tiempo.

Tras una ducha y cambio de ropa por algo mucho más cómodo, t/n se sentó en la cómoda cama. Las sábanas eran suaves al igual que las almohadas.
Abrió la mochila de Max y de esta sacó varias bolsas ziploc. En estas había varias píldoras color lila.
En una de las bolsas, una nota de Max:

"UNA POR NOCHE.

DULCES SUEÑOS.

-M"

Sacó una píldora de una de las bolsas y guardó todo en la mochila una vez mas.
Posó su reloj en la mesa de luz y observó la hora; Diez de la noche.
Abrió la botella de agua que tenía junto a la cama y lanzó la píldora hasta el fondo de su boca antes de beber el contenido completo de la botella.
Dejó el plástico vacío a un lado y se acomodó bajo las sabanas.
En la tranquilidad y casi oscuridad de la habitación observó el techo. El sueño aún no se hacía presente.

Recordó una vez mas aquel par de ojos azules. Siempre serenos, siempre alegres, siempre llenos de amor.
Algunas lágrimas se formaron en sus ojos ante el recuerdo de aquella última vez que los vio.
Exhalo lentamente y cerró los ojos sintiendo como el sueño llegaba poco a poco a ella.

-Gracias Max...- Murmuró antes de que la píldora surtiera efecto llevándola a un profundo y cómodo sueño.

~•~

Max observó el edificio con detenimiento. Demasiado lujoso para un hotel, pero no tan llamativo ni con tantos pisos.
Se aventuró al edificio tomando la forma del conserje antes de ingresar en este.

El elevador bajaba del último piso. Vio a Steve bajar de este y salir a toda prisa.
Tras esperar un momento, entró al elevador y oprimio el botón del ultimo piso no sin antes tomar la forma de una trabajadora sexual de falda super corta, top super escotado y mucho lápiz labial.
Al llegar, caminó por el pasillo buscando la habitación. En el final de este, junto a la salida de emergencia, la única puerta doble con el cartel de "no molestar".
Una vez más cambio de forma transformándose en una coqueta ancianita. Dio tres suaves golpes en la puerta y esperó. Ésta se abrió revelando un confundido sujeto.

-¿Puedo ayudarla?- Cuestionó el pálido hombre.
Max dibujo una simpática sonrisa en su rostro de ancianita. Sacó del bolsillo de su suéter una nota y se la entregó al hombre frente a si antes de partir hacía la salida de emergencia.

Caliban observó la nota para luego olfatearla. El aroma que despedía era una mezcla de químicos y uno muy peculiar.
-Cambiaformas. Interesante.- Murmuró antes de cerrar la puerta de la habitación.

~

Algunas horas después, la voz de Wade anunció el retorno de sus compañeros.

-...Quizá no lo veas de esa manera, pero creo que es mejor así.- La voz de Wade sonaba llena de humor.
-Por última vez, imbécil, no pienso dormir en la misma cama que tu. No confío estar dormido cerca tuyo.- Agregó Steve exasperado.
-Pero debemos dejarle mi cama a Zelda Spellman. No confío en ella cerca tuyo mientras duermes.- Dijo Wade.
Steve rodó los ojos una vez mas ante las palabras de Wade. Tomó asiento en el sofá frente a Caliban, quien parecía que no se había movido de la posición en la que lo vio antes de salir de la habitación.

-¿Alguna novedad? ¿O el tarado se equivocó?- Dijo Caliban sin apartar la vista de su libro.
La risa sarcástica de Wade resono en la habitación.
Steve suspiró.
-El tarado se equivocó, pero tenemos una nueva colaboradora.- Dijo Steve.
Caliban elevó la vista de su lectura y observó a Angela. Esta portaba una mueca de disgusto al verlo.
-Caliban, ella es Angela, la otra Blackwood.- Angela rodó los ojos ante la mención de "la otra". -Angela, él es Caliban.- Dijo Steve.
El pálido hombre volvió la vista a su lectura ignorando el gesto de enojo de ella.

-Bien, estoy algo agotada así que iré a ducharme y luego a dormir.- Hizo una leve pausa y observó a Steve. -Dulces sueños, Steve.- Dijo antes de dirigirse y entrar en la habitación de Wade.


Tras algunos momentos de silencio, Caliban cerró su libro y lo hizo a un lado. Observó a Steve y sacudió la cabeza. El rostro del capitán se mostraba claramente confundido.
-Veo que entre tu y el otro no pueden ver más allá, pero supongo que en tu caso tienes una clara excusa.- Steve elevó una ceja ante aquellas palabras. -Así que, ahora que el tarado está en tu habitación, probablemente masturbandose mientras sostiene tu casco y la chica que parece alérgica a todo mundo está confinada...- Caliban sacó la nota de entre las páginas de su libro. -¿Puedo confiar en que trajiste a esa telepata malhumorada por una buena razón?- Cuestionó.
Steve se encogió levemente de hombros.
-Ella dice que puede ayudarnos a encontrar a su hermana.- Aseguró Steve.
Caliban suspiró.
-Confío en tus motivos al traerla aquí, pero quizá debas preguntarte; Si ella es capaz de encontrar a su hermana, ¿Por qué aún no lo hizo?- Cuestionó él.
La pregunta sorprendió a Steve dejándolo pensativo.

Tras un momento, observó a Caliban.
-Si te preocupa, ¿Por qué tenemos esta conversación aquí donde puede oirnos?- Dijo Steve.
-Porque en realidad no me preocupa...- Caliban extendió la nota hacía Steve.
Este observó al pálido sujeto.
-Una mutante cambiaformas pasó por aquí luego de que tu saliste y dejó eso.- Dijo señalando la nota. -Esa es nuestra siguiente pista, Capitán.- Finalizó.

Caliban abrió una vez más su libro y continuó su lectura.
Steve, por su parte, desdobló la nota y aquellas palabras sólo causaron más confusión en su ser.

"Estás entrando en un laberinto.
Vete a casa."

Steve observó nuevamente a Caliban.
-¿Crees que puedas rastrear a esta cambiaformas?- Cuestionó el capitán.
Caliban asintió.
-Bien, mañana comenzamos.- Dijo Steve antes de dirigirse hacia su habitación.

-Estamos en el comienzo del laberinto...- Murmuró Caliban.

~~••~~

N/A: Flashback, drogas, amigos mutantes...
Bien, tiré un indicio de por donde anda dando vueltas t/n.

Mutantes. Hablemos de ellos.
Debo admitir que me fascina la enorme variedad de habilidades que hay en cuanto a mutantes. Todos tienen ese toque que los hace especiales a su manera y me encanta.
Si bien darle habilidades o poderes a un personaje es algo complicado ya que he leido varias (muchas) historias en donde se inserta a una lectora con dotes, aún hay mucho por explorar en esta historia.

¿Cuál creen que sea la verdadera forma de Max?

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