#2 Cuatro niños problemáticos - BUCKY BARNES

BUCKY BARNES X LECTORA
PROMEDIO DE PALABRAS: 1724
ADVERTENCIAS: Bucky papá. Dulzura para regalar. ¡Leanlo hasta el final!
ESCRITO POR: PomeloVillano
N/A: He aquí mi segundo One-Shot 😍
La domesticidad en Bucky siempre queda perfecta, porque él se merece todo el amor del mundo.

#PomeloAmaABucky
#TeamBucky4evah
#DenleAmorABucky

~•~

Hay días en los que me pregunto: ¿Cómo es que eso llegó hasta ahí?
Es una pregunta, aunque extraña, recurrente.

Bucky Barnes le dio un giro a mi vida cuando lo conocí; Algo callado y tímido en un principio, poco a poco derribó los muros en los que encerré por mucho tiempo a mi corazón. Con sus bellos ojos y su -para sorpresa de muchos- enorme sentido del humor, llegó a mi y jamás se fue.
A la fecha, sigue dándole giros a mi vida. A veces giros inesperados, como pedirme ser su novia en medio de un corte de energía tras chocarnos en la oscuridad, que nos mudemos juntos cuando fuimos a acampar por primera vez y temía que nos comiera un oso, y mi favorita, proponerme casamiento en un bar de karaoke luego de cantar 'Pour Some Sugar on Me' de Def Leppard.
Sigo sin saber que lo impulsa a hacer lo que hace o por qué, pero debo admitir que mi vida con él a mi lado es mil veces mejor.

Eventualmente caímos en sucesos algo comunes; Nos casamos, nos mudamos a una casa grande, adoptamos a un perro -Yoda- y dos gatos -Calabaza el anaranjado y Midnight el negro-, plantamos muchas flores en nuestro jardín, hicimos muchas reuniones.
Él insistía en que aún faltaba algo en nuestras vidas.

Para el tercer aniversario de casados le di la sorpresa de que esperábamos a nuestro primer hijo. O hijos, como la naturaleza quiso sorprendernos. Grant y Sammuel Barnes nacieron en medio de una tormenta, porque al parecer ellos también gustan de llenar mi vida de emociones. Jamás olvidaré el rostro de James cuando le dije "¡Los niños están por aterrizar!". Esa mezcla de terror y felicidad quedó grabada en mi memoria para siempre. Y así llegaron nuestros pequeños tornados. Literales, porque causan mas destrozos que aquella tormenta.
Tres años después, de manera aún mas inesperada, llegó nuestra princesa Frances Barnes -o Franky, como ella prefiere que la llamemos- quien decidió que era su momento de conocernos en pleno festejo de Noche Buena. Bucky y los niños gritando por toda la casa por la llegada de Santa y yo gritando por la llegada anticipada de Franky.

Poético.

Tras 10 años de matrimonio, tres enérgicos hijos, tres gatos, dos perros, muchas noches sin dormir y un sin fin de locuras, debo decir que no me imagino la vida sin ellos...

~•~

El ruido suele ser el indicador de una situación. En esta casa, es el silencio. Este significa dos cosas: niños durmiendo o caos por ocurrir.

Sabado, 10:00 de la mañana.

Los niños no tienen escuela, Bucky y yo tenemos días libres. Se puede dormir un poco mas de la cuenta sin sentir culpa. Momento... ¿Acaso es humo lo que huelo?

Salí de la cama y me dirigí a la cocina a prisa pero sin correr. Aprendí, de la peor manera, que en esta casa no hay que correr ni en caso de emergencia. Aquella pieza de LEGO clavada en mi pie y un viaje al suelo de espalda fueron, sin lugar a duda, un cruel recordatorio.
Al llegar a la cocina me encontré con un escenario digno de mil preguntas; Harina, azúcar, huevos, trozos de fruta ¿m&ms? por doquier. Yoda, nuestro pug rescatado, cubierto de harina. Los niños también.
-Quiero suponer que hubo una explosión y ustedes como amorosos que son, están limpiando el desastre.- Dije en el tono mas calmado que logré formar.
Cuatro pares de ojos azules me miraron con sorpresa. Si, Bucky también era parte del desastre. Aún no sé como lo convencen de formar parte de sus locuras.

-Cariño, ¿Qué haces despierta? ¡Vuelve a dormir!- Dijo Bucky agitando la espátula que tenia en la mano.
-Realmente dudo que pueda dormir luego de ver esto, mas sabiendo que ustedes están en una habitación que puede prenderse fuego con facilidad.- Una leve risa se escapó de mi.

Maldición, si me río ellos ganan.

-Ok niños, la sorpresa se arruinó. ¡Emplaten lo comestible y empaquen el resto!- Dijo Bucky en su mejor voz de comando comenzando a limpiar.
-Y si que me sorprendieron, jamás me imagine el día en el que vería a Yoda de color blanco. ¿Cómo es posible que se metiera en este desastre él también?- Dije riendo mientras Yoda se acercaba moviendo su cola enérgicamente.
-¡A él le gusta!- Dijo Franky, quien sospecho fue la mente maestra tras el cambio de color de nuestro perro.
-Estoy segura de que si cariño, pero luego deberemos bañarlo.- Dije tomando asiento en la mesa de la cocina, la cual era la única superficie libre de harina.
Bucky, con una amplia sonrisa en su rostro, puso una taza de café y un plato con panqueques frente a mi. Luego de "limpiar" un poco el desorden, los niños se unieron a desayunar.

Probé un trozo de la pila de panqueques siendo observada por aquella multitud expectante. Sorpresivamente, estaban deliciosos.
-¡Wow, están muy buenos!- Exclamé.
-Lo sé cariño, yo los preparé.- Dijo Bucky sonriendo.
-¡No es cierto!- Exclamaron los tres niños al unísono.
-Bueno, recibí algo de ayuda de estos tres mocosos.- Dijo Bucky, para luego enviarme un guiño.
-¡Tú eres un mocoso!- Exclamó Franky.
-No debo dejar que te juntes con tu tío Steve.- Dijo Bucky para luego reír.
-El tío Steve es el mejor.- Dijo Franky en tono burlón.
Grant y Sammy asintieron con la cabeza estando de acuerdo.

La escena era la típica de cada mañana. Quién es mejor, quién hizo mas ruido, quién es el favorito. Típico, divertido y a veces algo molesto.
-Creo que no debo dejar a los niños contigo, cariño.- Dije señalando el desastre de la cocina. -Además, todos sabemos que si intentas alejar a Steve de estos tres, habrá una batalla campal.- Aseguré antes de sorbar mi café.
-Es cierto, él es el tío favorito. En parte porque los deja actuar como salvajes y les perdona absolutamente todo. ¿Quién perdonaría que le dibujen en el rostro con marcadores permanentes?- Cuestionó él.
Los niños rieron ante el recuerdo.
-Él dijo que hay que alentar su creatividad. Sigo considerando que para ser súper soldados, tú y él, son altamente manipulables, ¿No crees?- Cuestioné riendo.

-Pero mira esas caritas... ¿Cómo les dices que no a estas adorables criaturas?- Dijo Bucky, seguido de sus mejores ojos de cachorro.
Los niños lo imitaron. Quizá hace 10 años hubiese caído, pero tras dar a luz a tres clones -tanto en apariencia como en actitud- de este hombre, sé cuando decir que si o que no.
-Si son adorables, pero aún así considero que deberías decir que no a algunas de sus locuras.- Señalé.
-¿Locuras? ¿De que locuras hablas?- Cuestionó Bucky.
Típico, olvidar todo el caos ocasionado por él y los niños.
-Bueno... Esta la vez que pintaron mi estudio, gran desastre, cuando pasaron 'casualmente' por el refugio de animales y trajeron a Obi-one y a Leia, cuando compraste pistolas de agua y las usaron dentro de la casa en pleno invierno, cuando manejaron la podadora sobre las flores, cuando intentaron hacer con las cortinas y sabanas un, como lo llamaron, ¿'refugio anti-mamás'? Puedo seguir todo el día...- Dije sonriendo sarcásticamente.

-Esas no son locuras, sólo nos divertíamos. Pero si no sabes lo que es divertirse no te culpo.- Dijo Bucky seguido de las risas cómplices de los niños. -Además, recuerdo que fuiste tu la que no se enojó cuando trajimos a Obi y a Leia.- Agregó.
-Es difícil enojarse cuando de mascotas se trata, pero soy yo quien cuida a esas criaturas. ¿O me equivoco?- Cuestioné arqueando una ceja.
-Bueno si... Pero si los niños quieren divertirse pintando el rostro de su tío, re-decorar tu estudio el cual jamás usas por cierto, jugar una guerra de agua en pleno enero o traer más amor peludo a esta casa... ¿Quién soy yo para negárselo?- Dijo sonriendo de manera complice.

Me levanté de mi asiento y le acerqué a Bucky. Me senté en su regazo y posé un beso en su mejilla.
-Eres un papá increíble, pero ellos tienen el control de tu vida.- Dije antes de darle un beso en los labios.
Los sonidos de asco de parte de los niños no se hicieron esperar. Solté una leve risa.
-Bueno niños, si ya terminaron es momento de limpiar y darles un baño.- Dijo Bucky en tono calmado. -Tú también Yoda.- Dijo señalando al pobre perro cubierto de harina, el cual yacía durmiendo bajo el asiento de Franky.
-Tu encargate de que se bañen y yo limpio. Sé que si lo dejo en sus manos eso ocasionará otro desastre.- Di otro corto beso en sus labios para luego ponerme de pie.

Observé a Bucky y a los niños retirarse. Dejé escapar un resoplido observando el desastre. Sin mas vueltas, comencé a reunir los platos y demás utensilios para poder lavarlos.

Tras un buen momento intentando quitar todo el desastre pegajoso de harina y demás ingredientes del suelo, lavar un sin fin de plato y cubiertos, finalmente la cocina volvió a la normalidad.
Suspire feliz con el resultado, cuando de pronto un panqueque cayó en mi cabeza. Al mirar hacia arriba, observé unos cinco panqueques pegados ahí.
-¿Cómo es que eso llegó hasta ahí?- Murmuré observando aquel escenario.
Sacudi la cabeza para luego reir.

Sin lugar a duda estas cuatro criaturas me vuelven loca, pero estoy segura de que sin ellos no sabría como se ve Steve con un arcoíris en el rostro, lo doloroso que es clavarse una pieza de LEGO en la planta del pie, o como se ve un pug color negro teñido temporalmente de blanco.
Me preguntaré luego cómo diablos llegaron esos panqueques al techo, pero de momento solo disfrutare de todo esto; Esta bella familia que formé con aquel súper soldado con fama de frío y calculador, a quien tres niños derrotan con un simple fruncir de sus pequeños labios.

A quienes amo inmensamente.

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