#19 Arte que no harta

STEVE ROGERS X LECTORA AU
PROMEDIO DE PALABRAS: 4500+
ADVERTENCIAS: Un grosero dibujo, algunas maldiciones, bromas entre novios. ¡Leanlo hasta el final!
ESCRITO POR: PomeloVillano
N/A: Kao me pasó una captura de un testimonio y está belleza surgió... *más detalles al final del os*
¡Que lo disfruten!

*Itálica (cursiva): Flashbacks*

*Créditos de la imagen: Pinterest*

~•~

Steve resopló frustrado; La idea de no hallar su libreta era demasiada ya que su contenido era sumamente importante.

-¿Qué diablos perdiste ahora?- Cuestionó un ya, por demás, exasperado Bucky.
Steve resopló una vez más.
-Mi maldita libreta negra, donde tengo guardado lo que le voy a decir a t/n para que todos lloren.- Dijo buscando en uno de los cajones del armario.
Bucky rodó los ojos.
-¿Buscaste en tu estudio? Siempre guardas porquerías ahí cuando...- Steve no dejó que terminara y salió rápidamente de la habitación. -...y ya te fuiste.- Murmuró el castaño mientras acomodaba su corbata una vez mas. Envió un guiño a su reflejo y sonrió.

Steve entró al estudio a toda prisa, encendió la luz y comenzó a buscar con desespero. Si bien era una persona organizada al punto de no dejar jamás nada fuera de lugar, la pérdida de la libreta era pura y exclusivamente su culpa; Los últimos tres meses habían sido un caos interminable, por lo que su organización se fue por el caño y todo terminaba en lugares más extraños que de costumbre.

Un quejido de frustración se escapó de él. Sacudió levemente la cabeza y pensó en la mejor de las salidas: rehacer todo... una vez mas.
-Sé que me tomó un mes encontrar las palabras perfectas para esto, pero si me acuerdo de casi la totalidad de las mamadas que dijo Bucky por los últimos veinte años esto es pan comido...- Steve sacó de uno de los cajones un cuaderno de dibujo. Tomó un bolígrafo del lapicero y comenzó a trazar prolijamente cada palabra.

Una amplia sonrisa se formó en su rostro al notar que, en efecto, recordaba casi todo el texto.
Algunas palabras quizá fueron diferentes a las del texto original, pero no había duda de que funcionaría.

-¡Hey, tarado!- Exclamó Bucky al verlo relajado. -Ya es hora.- Agregó.
Steve observó la hora en su reloj y resopló.
-Sólo dame dos minutos, que se vea bien es importante.- Dijo en tono calmado.
Bucky se encogió de hombros un momento.
-Si llegamos tarde te golpearan las bolas a ti, no a mi.- Agregó el castaño.
-Primero, aún tenemos tiempo de sobra, segundo, ella te dará una paliza A TI por no cumplir con tu rol de "mamá designada".- Señaló Steve.
-Aún así... ¿Qué tanto haces?- Cuestionó Bucky.
-Estoy re-escribiendo los votos.- Dijo Steve en tono calmado.
-Creí que los habías terminado hace como un mes.- Señaló Bucky.
-La parte de "re-escribiendo" pasó por encima, ¿Verdad?- Dijo Steve mientras daba los toques finales.
-En mi defensa, aún tengo un poco de resaca.- Se defendió.

Steve hizo a un lado el bolígrafo y suspiró. Arrancó la hoja del cuaderno y la dobló para guardarla en el bolsillo de su chaqueta.
-Listo, ya podemos irnos.- Anunció.
Bucky rodó los ojos.
-En marcha, señorita Rogers.- Dijo en tono animado.

~

El viaje hasta la iglesia era corto pero le dio tiempo suficiente para relajarse; Bucky puso música y cantó exageradamente en un intento por hacer reír a su mejor amigo. Tony y Clint, por su parte, hicieron miles de bromas de como sería su vida a partir de ahora.
-...Y cuando ella diga que sólo está cansada, probablemente esté incubando algún tipo de gripe así que no seas tarado y llevala a un doctor.- Dijo Clint.
Steve rodó los ojos.
-Vivimos juntos desde hace años, sé cuando ella necesita que la lleve al doctor, cuando está realmente cansada y sólo quiere dormir, cuando tiene un mal día... la conozco lo suficiente como para saber que no habrá nada diferente a partir de ahora.- Dijo Steve con seguridad.

-Dile eso a Pepper.- Agregó Tony.
-Ella sabía que eras un tarado, pero ahora hay un contrato que dice que si actúas como tal, Pepper debe golpearte las pelotas.- Señaló Bucky. -Así que, no hay un "nada será diferente" porque ella sabe que eres un tarado. Deja de ser un tarado y todo será paz y armonia.- Agregó señalando a Steve.
Steve soltó una carcajada.
-¿Y tu qué sabes?- Cuestionó.
Bucky se encogió de hombros un momento.
-Sé más que tu, sin duda.- Señaló.
Steve rodó los ojos.

-Ok muchachos, es hora de ver como el tarado de Rogers condena a una chica dulce y genial a ver su trasero el resto de su vida.- Dijo Bucky mientras estacionaba el auto.
Tony y Clint asintieron.
-Pobre, no sabe lo que le espera a esa chica.- Dijo Clint en tono serio.
Steve sacudió la cabeza.
-Bajen del maldito auto y diganle a los organizadores que estoy aquí.- Dijo Steve en un falso tono serio.

-¿Nervioso?- Cuestionó Bucky.
Steve sacudió la cabeza.
-Para nada. Llevo mucho tiempo esperando este momento.- Admitió.
Una amplia sonrisa se formó en el rostro de Bucky.
-Estoy seguro de eso.- Dijo en tono animado.

~

Los nervios de Steve se disiparon al momento en que la banda comenzaba a tocar aquella canción; Parado al final del recorrido al altar y portando su mejor y más genuina sonrisa, él vio como aquella persona que había conquistado su corazón tantas veces, caminaba a paso seguro al son de "Baby I'm Yours". Los ojos de él se llenaron de lágrimas al ver como a cada paso, podía notar mas detalles: El sutil brillo en el bordado de las flores del corsé, las capas que componían el faldon daban la ilusión óptica de que era color blanco -pero él sabía que era color crema-, la innecesaria tiara sobre la cabeza de ella... aquel hoyuelo en la mejilla izquierda que se forma cuando sonríe, la forma en la que sus ojos brillaban bajo aquella luz, el puente de pequeñas pecas que adornan su nariz y que el maquillaje mínimo terminaron por resaltar, el largo de sus pestañas, la caída de su nariz...

Al momento en que t/n se paró frente a él, Steve tomó ambas manos de ella y sonrió.
-Te ves hermosa...- Murmuró.
Una amplia sonrisa se formó en el rostro de ella.
-Tu no te ves nada mal...- Bromeó ella.

Ambos se perdieron un momento el uno en el otro, hasta que el sacerdote los interrumpió aclarando la garganta.

~

Tras la lectura del pasaje bíblico, que ningún invitado o los propios novios prestaron atención, había llegado el momento que más nervioso ponía a Steve. Un lento suspiro se escapó de él mientras sacaba del bolsillo de su chaqueta la hoja donde, con suma prolijidad, detalló un sin fin de bellas palabras dedicadas a t/n.
Steve aclaró la garganta levemente y desdobló la hoja.

-T/n: El día en que nos conocimos no fue el ideal...- Steve observó un momento a t/n y sonrió al verla sonreír. -Llovía a cántaros, la cerveza que me sirvieron no estaba del todo fría y mi cita me había plantado.- Una vez más, observó a su prometida, quien sonreía... de una manera muy extraña, por lo que fruncio el ceño -...Pero no todo es una interminable mala racha. O al menos eso aprendí en el momento en que chocaste mi brazo y tiraste mi cerveza.- Agregó.
Aquella extraña sonrisa seguía ahí. Steve acomodó la hoja que sostenía antes de continuar.
Una amarillenta servilleta cayó al suelo llevándose una carcajada de t/n. Al observar la servilleta, Steve comenzó a reír de igual manera.

Todas los invitados comenzaron a mirarse los unos a los otros al no entender que sucedia.
El sacerdote se inclinó y tomó la servilleta; Al observar el dibujo en esta, el horror se apoderó de su arrugado rostro.
-¡¿Quieren explicar que es esto?!- Exclamó llevándose la atención de todos.
Steve y t/n cesaron sus risas poco a poco.
-¿Qué? ¿Jamás vio un pene mal dibujado?- Cuestionó t/n.
Los invitados comenzaron a reír de igual manera.

~•~

~Ocho años antes, en un bar universitario...~

Steve dio un sorbo a su cerveza y sintió como una ola de decepción comenzaba a ahogarlo; Tras una semana fatal para él, supuso que ahogar sus penas en un poco de alcohol sería lo ideal. Pero no contaba con que el único bar en su área no servía cerveza fría... o a temperatura decente.
Su teléfono comenzó a sonar haciendo que rodara los ojos.

-¿Qué quieres?- Cuestionó tras atender el llamado.
-Uhhh, yo también te amo, solecito.- Dijo la voz del otro lado.
-Pudrete Bucky, no estoy de humor para esto.- Espetó Steve.
-Ok, veo que estás de malas. ¿Te gustaría hablar de ello?- Cuestionó Bucky.
Steve resopló.
-Dejame recapitular.- Dijo antes de dar un trago a su horrible cerveza. -Este día corona ésta espantosa semana; Rompí la llave y la cerradura de mi departamento, perdí mi tarjeta de la biblioteca, choque mi auto, ayer saliendo de clase comenzó a llover y un auto me roció con agua de la calle mojando mi mochila y mis libros, me plantaron y ahora estoy en un bar donde no saben que algunas personas preferimos la cerveza a dos malditos grados de temperatura.- Finalizó.
Un momentáneo silencio se escuchó seguido de una carcajada.

-Ok, tuviste una mala semana... ¿Pudiste resolver lo de la cerradura y tu auto?- Cuestionó Bucky.
-Si.- Respondió Steve.
-¿Encontraste tu tarjeta de la biblioteca?- Agregó.
-No... pero la pude remplazar.- Dijo Steve.
-¿Qué hay de los libros? ¿Pudiste arreglar eso?- Dijo Bucky.
Steve resoplo.
-Si, pude resolver eso...- Agregó.
-Ok, entonces estás siendo una perra dramática otra vez. Nada de lo que pasó fue el fin del mundo.- Señaló Bucky.
-Gracias, doctor Barnes. Es bueno saber que invierto bien mi dinero en sus sesiones terapéuticas y que den estos maravillosos resultados.- Dijo Steve con sarcasmo.

-Piensalo bien, Steve. Tuviste algunos inconvenientes, no es como que se haya muerto tu pe...- Steve rodó los ojos ante las palabras de su amigo.
Sostuvo la botella de cerveza en su mano y antes de poder darle un trago, un leve golpe en su brazo hizo que la soltara.
Steve resopló y volteó a ver la causa de que los dos dólares en cerveza tibia se esparcieran por la barra.
-Realmente lo lamento.- Dijo la chica frente a él. Su voz sonaba algo apagada. -Pero no te pierdes de mucho.- Tras decir aquello se sentó junto a él y suspiró. -Yo invito la siguiente ronda.- Agregó antes de hacer una seña al cantinero.

Steve sostuvo su teléfono y sacudió la cabeza.
-Te llamo luego.- Dijo antes de colgar la llamada.

~

Las risas de Steve y T/n inundaban el, casi vacío, bar. Tras algunas cervezas, una larga y extensa charla sobre quien tuvo la peor semana y muchas risas, ninguno notó que ya era hora de cerrar.
Ante la insistencia del cantinero en que ambos sacaran sus traseros fuera del lugar para poder largarse, T/n resopló.
-Ok, te daré mi número pero, no podrás llamarme hasta el lunes... que es cuando recuperare mi teléfono.- Dijo t/n sonriendo.
-Esta bien. Déjame encargarme de algo y regreso.- Dijo Steve antes de dirigirse al baño.

T/n observó al cantinero, quien portaba su mejor sonrisa invertida.
-¿Tienes un bolígrafo?- Cuestionó ella.
-Si eso hace que se larguen más rápido, también tengo licencias para matrimonio.- Dijo en tono serio mientras le entregaba el bolígrafo.
T/n dibujó una leve sonrisa y tomó una servilleta; Escribió su número, pero antes de escribir su nombre, una idea surgió. Una leve risa se escapó de ella mientras trazaba en aquel papel barato. Dobló de manera habilidosa la servilleta y la guardo en la billetera de Steve, justo antes de que él regresara.
-¿Todo listo?- Cuestionó ella.
Steve tomó su billetera antes de asentir.

Al salir, la lluvia había cesado y el cielo se veía completamente despejado.
-Ok Steve, espero que la próxima semana sea mejor para ti.- Dijo t/n.
Ambos se pararon junto a su auto y sonrieron de manera incómoda.
-Y yo espero que puedas romper la cabeza de tu odioso vecino.- Agregó él.
Una leve risa se escapó de t/n. Abrió la puerta de su auto y suspiró.
-Hey, tienes algo...- Dijo señalando el rostro de Steve.
El rubio fruncio el ceño y pasó su mano por su rostro. Una leve risa se escapó de t/n.
-¿Sigue ahí?- Cuestionó preocupado.
T/n se acercó hasta él y lo observó con atención.
-Dejame ver...- Dijo antes de depositar un corto beso en los labios de él. -Ahora ya no...- Dijo sonriendo.
Una leve risa se escapó de Steve.
-Si querías besarme, sólo tenías que decirlo.- Dijo rodeandola con sus brazos y uniendo sus labios con los ajenos en un dulce beso.

~•~

~Dos días después~

-Steve, no encuentro mi billetera. Se un amor y paga mi café, ¿Si?- Dijo Bucky mientras palpaba sus bolsillos.
Steve rodó los ojos. Tomó su billetera y sacudió la cabeza.
-Sé que la olvidaste a propósito, pero hoy puedo aguantar cualquiera de tus idiote...- Steve fruncio el ceño al encontrar una servilleta entre dos arrugados billetes. Al sacarla, la desdoblo y soltó una carcajada mientras extendía el dinero a la cajera.
-¿Qué es tan divertido?- Cuestionó el castaño.
Steve extendió la servilleta y Bucky la tomó.

"Llama cuando gustes.
T/n." decía al pie del dibujo de un hombre de palitos... con un pene gigante.

-Wow... Seguro se decepcionará cuando sepa que no es tan grande.- Dijo Bucky.

~•~

~Dos semanas después~

-¿Cómo haces para cargar con esta mochila?- Cuestionó Steve mientras intentaba cargar la pesada mochila de t/n.
-Vamos princesa, sólo son diez kilos de libros... yo los cargo a diario y no me ves quejándome.- Dijo en tono burlón.
-Seguro, pero no sería mala idea usar el elevador la próxima vez.- Dijo al llegar a la puerta del departamento de ella.
-Tu te ofreciste y dijiste algo de "que clase de hombre sería" y bla bla bla.- Dijo t/n mientras abría la puerta.
Steve rodó los ojos antes de entrar al departamento.

-Ponte cómodo, pero no demasiado. Deja la mochila sobre la mesa de café.- Dijo ella mientras se quitaba los tennis y hacia a un lado su chaqueta.
Steve posó la mochila sobre la mesa de café y se sentó en el sofá.
-¿Steve?- La voz de t/n se escuchaba algo lejana.
-¿Si?- Respondió él.
-¿Podrías sacar de mi mochila la botella de agua y mi teléfono?- Cuestionó ella.
-¡Seguro!- Dijo él.

Steve abrió la mochila y sacó de inmediato la botella. Buscó el teléfono entre los libros y, cuando finalmente lo encontró, lo dejó a un lado.
Observó el colorido phone case que "protegía" el teléfono de t/n. Una pícara sonrisa se formó en su rostro ante una idea.
Sacó el teléfono de la funda y colocó la servilleta con el bello dibujo dentro antes de volver a poner el dispositivo.

-A ver cuanto tardas en encontrarlo...- Murmuró él.

~•~

~Dos meses después~

-¡Abran paso!- Exclamó t/n mientras corría por los pasillos de la universidad.
Cargando su pesada mochila, con ambos brazos repletos de libros y anotadores, intentaba llevar un paso firme para llegar a su siguiente clase... a la cual estaba llegando tarde.
Cuando visibilizo el salón 432, un suspiro de alivio se escapó de ella. Al acercarse a la puerta, ésta se abrió de manera repentina y su profesor emergió con la misma prisa; Al colisionar, sus libros, anotadores y demás objetos cayeron al suelo.
-Lo lamento mucho, profesor Strange.- Se disculpó ella mientras reunía sus libros.
-Quien lo lamenta soy yo, señorita T/A.- Dijo él mientras reunía los papeles que llevaba en sus manos y ayudaba a reunir las pertenencias de t/n.

-Diablos.- Murmuró ella al ver su teléfono. Tras armarlo, presionó de manera insistente el botón de encendido sin obtener respuesta alguna.
-¿Todo en orden?- Cuestionó el profesor.
T/n suspiró lentamente.
-Si, sólo que esta porquería finalmente tuvo su caída final.- Dijo señalando su teléfono.
-Llevelo al aula 122 y pregunte por Peter Parker. Él lo va a reparar en muy poco tiempo.- Dijo él. -Pero si así lo prefiere compre uno nuevo y envíeme la cuenta, después de todo fue mi culpa.- Agregó.
T/n negó con la cabeza.
-Lo llevaré al salón 122 luego de su clase, gracias por el dato.- Dijo mientras ingresaba al aula.

~

-...Dando como resultado de dicha ecuación...- El profesor Strange volteó la hoja en la que anotaba el resultado de aquella ecuación.
T/n escribía a toda prisa la información, cuando las risas invadieron la clase. Al elevar la vista, la pantalla mostraba en una escandalosa definición su dibujo... con su nombre firmandolo.
Su rostro se tornó de calmo a sumamente avergonzado al momento en el que la voz del profesor Strange llamó a su nombre.
-Señorita T/A, creo que al chocar en la entrada algo de su pertenencia terminó entre mis apuntes...- Dijo en tono calmado.
T/n suspiró.
-Sip, creo que es mío... y no sé como diablos llegó ahí.- Dijo avergonzada.

El profesor Strange se paró junto a su asiento y extendió la servilleta.
-Quien sea dueño de esa pieza artística debe estar igual de angustiado que usted al saber que no es el único que lo pudo apreciar.- Dijo él.
T/n tomó la servilleta y rió sin humor.
-Voy a matar a quien le di esta obra de arte, sin duda.- Dijo ella, aún roja de mortificación.
-Eso espero.- Agregó el profesor antes de volver a su escritorio.

-Esto es guerra, Steve.- Murmuró.

~•~

~Tres años después - Manhattan~

Steve observó con una sonrisa el texto que t/n le había enviado.

"No tuve tiempo de prepararte el almuerzo, pero pasé por el supermercado y compré tu sándwich favorito. Se lo dejé a la chica de recepción.
Que lo disfrutes ;)"

Las primeras semanas en su nuevo empleo estaba siendo perfectas; Llegó a horario todos los días, no tuvo ningún tipo de inconveniente y el entorno laboral hacía todo mucho más agradable... excepto ese viernes.
Su despertador no sonó por lo que llegó algunos minutos tarde, chocó con uno se los pasantes y volcó el café que traía sobre su camisa, al llegar a su escritorio recordó que dejó los archivos en los que trabajaba sobre la mesa de la cocina por lo que t/n tuvo que llevárselos. Lo único bueno fue que ella, tan dulce como siempre, le llevó una camisa limpia y también el almuerzo.

~

Cerca del mediodía, Steve y su grupo de trabajo eligió una mesa en la cafetería del edificio donde cupieran todos; Sam, Clint, Tony y Thor conformaban el grupo con el que Steve había hecho amistad.
Steve sonrió al ver la carita sonriente que t/n dibujó en la bolsa donde estaba su almuerzo. Tras abrir la bolsa y sacar de su interior el sándwich empaquetado, fruncio el ceño al encontrarse con una servilleta. Al abrirla, no pudo evitar reír.
-¿Qué es eso?- Cuestionó Sam.
Steve rodó los ojos e intentó guardar la servilleta, pero Clint se la sacó de la mano rápidamente.
El grupo se acercó, observó el dibujo y luego a Steve quien portaba un bello tono carmín en su rostro.
-Puedo explicarlo.- Aseguró.
-No es necesario.- Dijo Tony en tono serio. -Es obvio que alguien está presumiendo o haciendo muy mala publicidad de tus... cualidades.- Las risas no se hicieron esperar, haciendo que Steve se sintiera aún más avergonzado.

~•~

~Cuatro años después, día de Navidad~

T/n observó a Steve con una sonrisa mientras este preparaba chocolate caliente. Steve la observó por sobre su hombro.
-Estás de buen humor ésta mañana.- Dijo él. -¿Puedo preguntar por qué?- Cuestionó.
T/n se encogió de hombros un momento.
-Quizá porque alguien anoche me hizo temblar hasta los dedos de los malditos pies... o porque estás preparando chocolate caliente y tu eres el único que lo prepara como me gusta.- Admitió ella.
Steve sacudió levemente la cabeza.
-Estoy seguro de que es por el chocolate caliente.- Señaló él. -Despues de todos estos años, sé que la mejor forma de sacarte una sonrisa es con comida.- Agregó.
T/n rió ante aquellas palabras.
-Me atrapaste en eso.- Admitió ella.

~

Steve posó una caja enorme en el regazo de t/n.
-Feliz Navidad, cariño.- Dijo sonriendo.
T/n se inclinó y depositó un beso en la mejilla de él. Tomó una caja algo más pequeña y se la entregó.
-Feliz Navidad para ti, cariño.- Dijo ella.
-Ok, ¿Qué esperas? ¡Abre tu regalo!- Dijo Steve con entusiasmo.

T/n rodó los ojos y comenzó a romper el envoltorio de la caja. Al abrirla, se encontró con otra caja un poco más pequeña. Rompió el envoltorio de la segunda caja y la abrió para encontrarse con el mismo resultado.
Observó a Steve y arqueo una ceja.
-Lo estas disfrutando, ¿Cierto?- Dijo ella.
Steve asintió.
-Mucho.- Admitió él.

Tras varias envolturas y cajas, t/n estaba al borde de la frustración; el resultado de la apertura de cada caja era otra más pequeña. Al llegar hasta la caja del tamaño de la palma de su mano, resopló considerando el desperdicio de papel y cartón a su alrededor. Abrió la pequeña caja y fruncio el ceño al encontrar un papel arrugado.
Observó a Steve y arqueo una ceja. Este sólo asintió para que prosiguiera.
Al abrir aquel papel arrugado, Se encontró, una vez más, con el dibujo que había hecho en aquel bar hace ya tanto tiempo. Este guardaba un libro diminuto.
-¿Recuerdas la noche en la que nos conocimos?- Cuestionó Steve tomando el pequeño libro.
-Si. Había tenido una semana fatal y quería matar a mi vecino por dejar la caca de su horrible perro en mi puerta.- Dijo ella.
Steve asintió.
-Ambos habíamos tenido semanas horribles pero supimos encontrar lo bueno en ello... luego te pedí tu número, tu prometiste anotarlo. Dos días después me encontré con esa servilleta en mi billetera y, por extraño que parezca, supe que quería pasar mucho tiempo al lado de alguien tan genial como tu.- Steve tomó la servilleta y posó el pequeño libro en la palma de la mano de t/n. -Abrelo.- Dijo sonriendo.
T/n abrió la tapa de aquel libro y se encontró con un compartimiento donde estaba posado un delicado anillo.
-Cuando vi en aquella cafetería a plena luz del día el dibujo de un hombre con un pene desproporcionado y mal dibujado, supe que quería pasar mis días a tu lado... y hasta ahora está funcionando.- Una pequeña risa se escapó de t/n. Sus ojos se llenaban poco a poco de lagrimas. -Asi que, t/n... ¿Te quieres casar conmigo?- Cuestionó Steve.
T/n asintió mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.
-Por supuesto que quiero, Steve.- Dijo ella. -Pero... arruinaste MI sorpresa...- Agregó.
Steve fruncio el ceño.
-¿Sorpresa?- Cuestionó confundido.
-Abre tu regalo.- Dijo ella.

Steve abrió la caja y se encontró con muchas esferas diminutas de poliestireno.
-Mete la mano con confianza.- Dijo t/n.
Steve comenzó a buscar con sus dedos entre las esperas hasta que se topó con algo. Al sacar su mano, sostenía un anillo.
-Supongo que ambos teníamos la misma idea...- Dijo él.
-Entonces... Steven Grant Rogers, ¿Te quieres casar conmigo?- Cuestionó t/n sonriendo.
Steve arrojó la caja a un lado esparciendo las esperas por toda la alfombra.
-Claro que quiero.- Dijo antes de rodearla con sus brazos y llevar sus labios hasta los ajenos.

Tras un momento, ambos se separaron por aire y se observaron.
-Tiene que ser una ceremonia religiosa, ¿Verdad?- Cuestionó ella.
Steve asintió.
-Por mucho que lo odiamos...- Dijo él.

~•~

-¡Steven Grant Rogers!- Exclamó Sarah. -¡Creí haber dicho que no está bien hacer esa clase de dibujos!- Agregó.
Las risas de los invitados continuaban.
-¡Mamá!- Exclamó él.
Una carcajada se escapó de t/n.
-Tranquila, Sarah, todos sabemos que la única pervertida que dibujaria así de mal es nuestra hija.- Dijo el padre de t/n haciendo que ella rodara los ojos.
-¡Tengo talento y lo sabes, papá!- Exclamó t/n.
-Yo tomaré eso...- Dijo Bucky tomando la servilleta de las manos del sacerdote. -Prosiga, padre, entre más pronto se casen, mas pronto iremos a embriagarnos.- Agregó el castaño.
El sacerdote sólo observó el panorama con su peor cara.

~••~

》》BONUS《《

-¡Mamá!- La voz de Caroline hizo que t/n rodara los ojos. Observó sus manos repletas y suspiró.
-¿Si, cariño?- Dijo mientras ordenaba la mesa.
-Quiero caramelos.- Dijo la pequeña.
-No hay caramelos, hija. Ya casi es hora de cenar.- La voz de t/n sonaba calmada.
La pequeña cruzó sus brazos y fruncio el ceño.
-¡Quiero caramelos!- Exclamó.
T/n rodó los ojos una vez mas. Dejó los platos sobre la mesa y se acercó hasta su hija. Posó una mano en el hombro de la pequeña y sonrió.
-Hoy vamos a tener invitados; vendrán tus tíos y tías, tus primos y quizá Bucky traiga a su perro... así que te comportas o duermes en el sótano, ¿Si?- Dijo en tono serio mientras portaba su mejor sonrisa.
La pequeña rodó los ojos.
-¡Bieeeeen!- Dijo antes de regresar a la sala.
El sonido de algo cayendo contra el suelo llamó su atención por un momento. T/n resopló y continuó con su tarea.

-Amo a mi familia, amo a mi hija por mas que se porte como un demonio, amo a mi esposo por mas que aliente ese comportamiento... ¡voy a matar a Steve con el cuchillo para mantequilla!- Murmuró al notar que los panecillos tenían mordidas.

~

Caroline estaba molesta; La llegada de la navidad siempre significaba muchos regalos y dulces por montones. Pero en esta ocasión T/n y Steve eran los anfitriones por lo que los dulces debía compartirlos con sus primos... y su tío Bucky.
La pequeña resopló al oír el timbre sonar una vez más. Mas invitados significaban menos dulces para ella. Tras un momento de analizar sus opciones, recordó el escondite secreto de su madre. Sin dudarlo, se escabulló en la habitación de sus padres.
Tras cerrar la puerta, buscó en el armario el bolso secreto de t/n. Al encontrarlo, se sentó en el suelo del armario y sacó de uno de los bolsillos internos una bolsa con varios tipos de caramelos. Una risita se escapó de ella mientras comenzaba a degustarlos. El ceño de la pequeña se fruncio de manera automática al ver algo que no era un caramelo en el bolso de su madre.

~

-¿Mamá?- Dijo Caroline en tono calmado.
T/n continuó con su tarea mientras Bucky y Sharon la ayudaban.
-¿Si, cariño?- Cuestionó sin voltear a verla.
-¿Qué le está haciendo ese perrito al hombrecito?- Cuestionó curiosa.
T/n sacudió la cabeza antes de voltear a ver a su hija.
-¿De qué hablas hij...?- Las palabras murieron en su boca al ver, con horror, que su hija sostenía aquella servilleta. -¡¡¡Steveeee!!!- Exclamó al tope de sus pulmones.
Un asustado y agitado Steve entró en la cocina.
-¿Qué sucede?- Cuestionó algo asustado.
T/n, con una mueca de espanto, señaló a Caroline quien aún sostenía la servilleta observandola con detenimiento.
-¡Ahhhhhh!- Exclamó Steve mientras tomaba la servilleta de la mano de su hija y acercaba el viejo trozo de papel hasta una vela. Todos observaron el papel consumirse.

-¡Te dije que lo quemaras hace años!- Exclamó t/n.
Steve observó a su esposa y levantó las manos en señal sumisión.
-¡¿Cómo diablos iba a saber que te tomaría tanto tiempo encontrarlo?!- Exclamó en el mismo tono. -¡Hasta yo olvidé donde estaba!- Agregó.

Caroline observó la escena frente a ella y resopló.
-Como sea, mamá... me comí todos los dulces de tu bolsa secreta.- Dijo la pequeña antes de dirigirse a la sala con sus primos.

T/n suspiró exasperada.
-Amo a mi familia, amo a mi hija que vio el dibujo que le regalé a su estúpido padre cuando íbamos a la universidad, amo a mi estúpido esposo a pesar de sus estupideces... voy a matarlo en unos días...- Murmuró mientras regresaba a dar los toques finales a la cena.

~~•~~

N/A: Este one shot está basado en una imagen que me envió Kao ayer. Era de un artículo sobre hábitos raros de diferentes parejas y este fue, sin dudas, el que más me dio gracia.

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