—Hola Tara, ¿Papa está en la oficina?—

—No, salió para hacer refuerzos en Hilly Valley por un 916. Siéntete libre de esperar en su oficina cariño.—

Stiles le sonrió a la mujer detrás del escritorio y la saludó con la mano antes de seguir. La estación estaba vacía de muchos oficiales, unos pocos regados aquí y allá, pero la mayor parte estaba desierta. Curioseó los escritorios antes de acercarse a la oficina de su padre. Entrando fácilmente.

Lo primero que notó fue el olor grasoso de comida rápida. Stiles se quedó con los ojos muy abiertos y miró al escritorio sin encontrar evidencia de contrabando. Dando unos pocos pasos se inclinó y echó un vistazo a la basura viendo una envoltura de hamburguesa, lechuga y un vaso de gaseosa dentro.

—Estas muerto, nada más que tofu por la próxima semana lo juro por Dios...—

—¿Stiles?,— Dijo una voz familiar detrás.

En lugar de ponerse de pie como una persona normal, se inclinó un poco más, mirando entre sus piernas boca abajo hacia la puerta de la oficina. Derek estaba parado con su uniforme de oficial, luciendo todo ... rudo y sexy. En serio, es como si el departamento no tuviera una camisa lo suficientemente grande como para caber en sus bíceps obscenos. El hombre hizo una pausa, sus ojos azul verdosos se oscurecieron considerablemente de una cierta manera en la que Stiles estaba bastante familiarizado.

—Hola bebé,— sonrió Stiles, sabiendo exactamente lo que Derek estaba mirando.

El hombre se enderezo más, carraspeando

—¿Te importaría pararte?.—

—No lo sé, estoy bastante cómodo. Además, parece que estás disfrutando de la vista.—

Derek gruñó por lo bajo, sus ojos brillando azules por un momento antes de cerrar la puerta de la oficina.

—No empieces. Solo levántate.—

—Ven aquí y oblígame,— bromeó Stiles, moviendo su culo y lo siguiente que supo fue que repentinamente estaba sentado en el escritorio de su padre con su novio sexy entre sus piernas. Este era un plan con el que Stiles podía estar de acuerdo totalmente. Sus manos se apoyaron en la pronunciada V de las caderas del hombre, acercándolas hasta que sus ingles quedaron al ras.

—Eres una amenaza, tu padre ...— comenzó Derek.

—...esta hasta Hill Valley por una llamada doméstica. No te preocupes,— terminó Stiles, los dientes mordiendo el lóbulo de la oreja de Derek.

Derek se estremeció, el cuello inclinado hacia un lado para permitir que Stiles continuara con su trabajo. Hizo exactamente eso, mordisqueando la piel sin afeitar, los dientes y la lengua haciendo chupones que desaparecieron uno o dos segundos después de que él se echó hacia atrás. A pesar de todo, Derek estaba casi jadeando en su oreja y apretándolo fuerte. Sus caderas se unieron, con movimientos casi insaciables.

—Mmmm, joder,— gimió Stiles, retrocediendo para que hubiera un poco de espacio entre ellos. La cara de Derek se sonrojó, sus pupilas tragando sus iris, y es lo mejor que Stiles ha visto en todo el día.

—Estas perdiendo el tiempo,— gruñó Derek.

—Shh, ya voy,— dijo Stiles y besó a Derek, sus manos haciendo un trabajo rápido en su cinturón y pantalones. Separándose, sus frentes una contra la otra, mientras Stiles metió su mano en los pantalones de Derek, ahuecando su erección. Derek gimió, arqueándose en el toque y Stiles le dio un apretón juguetón.

Su nombre salió entrecortadamente pero no oyó otro de advertencia más que el sexy sonido de la voz de Derek. Entonces cuando la puerta se abrió y la mano de Stiles aún estaba escondida en los pantalones del diputado ... bueno, fue bastante la sorpresa.

Sus cabezas giraron hacia la derecha, solo para ver al sheriff parado allí con una expresión furiosa en su rostro. Por Dios, incluso había una vena saliendo de su cuello.

—Woah- Hola Papi, ¿Que... que sucede?— tartamudeó Stiles, la vergüenza inundó sus mejillas.

—No digas papi con tu mano dentro de mis pantalones,— murmuró Derek.

Stiles lo miró

—¿No es lo tuyo?—

—¡Chicos!—

Ambos miraron al Sheriff, y justo detrás de él, Tara y Parrish estaban riendo a carcajadas. Stiles se movió y dejó que Derek arreglara su uniforme. Se puso de pie y se dirigió a la basura y levantó los restos de comida rápida.

Su padre palideció.

—Oh sí. Primero que nada, ni siquiera llegamos a la parte buena, literalmente solo metí la mano en sus pantalones ...—

—Stiles, por favor cállate,— dijo Derek, sus manos cubriendo su cara.

—Cómo sea... escucha Papa. ¿Qué tal si olvidamos que esto sucedió y solo te obligo a comer tofu durante... dos días en lugar de una semana?,— Negoció Stiles.

Su padre se desinfló, hombros caídos

—Fuera. Los dos, necesito limpiar mi escritorio.—

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