Violines, destellos
En lares sombríos,
Pero grito con brío
Donde estamos los dos...

¡Y es claro el destino
Que elige con tino,
Futuro repentino,
Así no juego yo!

¡Y tengo presente
La niebla perenne,
Que sobre el lago cierne
La sombra del terror!

Un solo paso
A ritmo despacio,
Que avanza sólo
Un poco de espacio...

Junto a un gran vacío,
En las tierras sombrías,
Emprendemos el viaje
Sólo tú y yo...

¡Y avanzo con tiento,
Un gran mal presiento,
Que arrastren al infierno
Nuestras almas de amor!

Este inmenso dolor,
De una inminente separación...
Duele tanto el calor
Del fuego del adiós...

No estaremos más tiempo juntos...
No correremos ya en el bosque...
Y todo esto, sólo por que
Debo partir y dejarte...

¡La flama que siento,
No me deja estar contento,
En este sufrimiento
No puedo ya ni hablar!

¡Eres dueña del destino,
Así que elige con tino,
Que tu gran ser divino
Me logró enamorar!

Caiga sobre mí la pena del mundo,
Ya más no puede ser...
Por esto he quedado mudo
Y nada más puedo perder...

Y solo hasta el cielo escalar,
Y todo el gran mundo admirar
Podré comprender que al pasar
El tiempo no te dejaré de amar...

¡De amarte no paro,
Lo que en mí es muy raro,
Y lo pagué muy caro,
Te debo de olvidar!

¡Pero no es posible,
Me he vuelto sensible,
Este mal tan terrible
Me logró dominar!

¡Caigo de la cima,
De la gran colina,
Oh, dueña del destino,
Aquí os digo adiós!