Capítulo III
Iba a matar a alguien, no sabía a quien eliminaría de su sufrimiento primero pero lo haría.
Esa tarde, cuando esperaba su almuerzo, un enfermero, de los tantos con los que solía lidiar a diario antes de hacer alguna de sus usuales bromas, le dijo que lo iban a cambiar de habitación, probablemente por haber causado algunos problemas en el área de oncología… pero bueno, que iba a saber él que esa mujer era la esposa del novio/paciente de la jefa de enfermeras. El punto es que lo habían trasladado a otro cuarto, aunque más grande y espacioso, el suficiente como para haber hasta seis camillas adentro, estaba muy oscuro para su gusto… además de encontrarse con otros dos imbéciles que lucían tan bien como él.
—Son tus nuevos compañeros de cuarto, Ramuda —Aohitsugi Samatoki, el enfermero que lo ayudó en su traslado le comentó con cierta burla al mismo tiempo que lo empujaba suavemente para que se adentrará más en el cuarto—. Jakurai-sensei, junto a los demás médicos tuvieron la idea de que si ustedes cinco conviven, sus ánimos estarían mejor.
—¿Qué ahora tengo cancer o que mierda? Para que me tengan en un estúpido “grupo de apoyo” barato —el de cabello color chicle preguntó molesto mientras tomaba su bolso y caminaba del mismo modo hasta una camilla cercana a la ventana más grande del cuarto, justo al lado de un chico castaño que solo leía desinteresado un libro de buen tamaño, para tirar encima su bolso.
Aunque tenía la costumbre de ver siempre el paisaje, ahora parecía imposible, porque estaba claro que aún bajo esas cortinas… la ventana se encontraba cubierta desde el vidrio.
—Bueno, considerando los líos de telenovela que causaste en el ala de oncología, yo no lo descartaría—el de ojos azules sólo chasqueo la lengua molesto, el enfermero de ojos carmín y cabello blanco sólo sonrió con cierta burla antes de quitarse de la entrada rápidamente, justo a tiempo para que su hermana, Aohitsugi Nemu, entrara con otras enfermeras transportando en una camilla a un joven de cabellos ébano que parecía bastante adormilado, rápidamente lo trasladaron a otra de las camas que estaba frente a la del joven castaño, y comenzaron a instalarlo mientras Ramuda alternaba su vista tanto confundido como molesto entre el enfermero y el nuevo paciente—. Bueno, llego otro de tus nuevos compañeros. Nemu, ¿a qué hora trasladamos al restante?
—Más tarde, Jakurai-sensei preferiría exponerlo lo menos posible a la luz solar.
—Después de la cena, anotado.
La albina asintió mientras ajustaba el gotero por donde el recién llegado, recibía su medicina antes de voltear a ver su hermano de mismas características genéticas justo un segundo antes de ver como Ramuda salió rápidamente del cuarto con algo entre sus manos; acto seguido su hermano fue tras su problemático paciente. Necesitaban detenerlo antes de que causara algún otro incidente… en especial mientras su jefa de enfermeras se recuperaba de sus heridas.
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