Eleven

Estaba reclinado casi pegado a la puerta, viendo el exterior difuminarse a través del cristal. Para colmo, habían comenzado a caer las primeras gotas de lo que podría ser un posible torrencial.

Fantástico, justo lo que su brillante estado de ánimo necesitaba.

A su derecha, su hermano no paraba de abalanzarse contra los asientos delanteros para soltar cuanta tontería y preguntas fantasiosas que empezaban con su tan usado Qué pasaría sí?...

Normalmente Taehyung quería arrancarse los oídos cuando Yeon empezaba a matarlos con su ataque de ocurrencias.

Namjoon lo escuchaba siempre atentamente, respondiendo incluso algunas de sus más estrafalarias dudas.

La paciencia del hombre era envidiable, eso sin duda.

Durante los pocos segundos que el menor no estaba parloteando, Namjoon le dirigía breves miradas a través del espejo retrovisor.

Eran cortas, pero incisivas. Hizo a Taehyung removerse un poco y cuestionarse si estaba haciendo un buen trabajo intentando aparentar normalidad.

Teniendo en cuenta que el hombre mayor lucía preocupado, estaba claro que no. Incluso Yeonjun, que habitualmente lo convertía en el blanco de sus bromas pesadas camino a casa, se mantuvo alejado de él.

"Maldición. Bien hecho, Taehyung" murmuró por lo bajo dándose mentalmente palmaditas sarcásticas en el hombro.

Se había dicho a sí mismo sobre actuar con normalidad alrededor de su familia porque, Dios lo libre, pero su madre era como un halcón con una serpiente cuando sentía que se le ocultaba información.

Y nada de lo sucedido hoy era algo que quisiera compartir en voz alta porque ¿Qué demonios iba a decirles?

¿Eh... Familia, no me van a creer lo que me sucedió esta tarde. Este tipo por el que tuve un flechazo dijo que era su tipo porque tengo cara de chica?

¡Ni hablar!

Yeonjun lo molestaría con eso por el resto de su existencia, incluso en su funeral.

"Pervertido..." susurró con saña.

Y en cuanto a Jeon... pensar en él y su complicada persona le hacía doler la cabeza.

"Oye, papá. Tae está hablando solo ¿Crees que por fin se haya vuelto loco?"

Escuchar las divagaciones de Yeon, no tan discretas de hecho, le hicieron volver al aquí y ahora. Todo para percatarse de que estaban en el parking de algún supermercado.

El castaño frunció el ceño mirando a los alrededores, y como predijo la lluvia había empeorado.

"¿Qué hacemos aquí?"

"Hacer la compra de la lista de tu madre" le mostró dicho papel doblado. "He estado aplazándola y eso se nota en el refrigerador..."

"¿Con este clima?" reprochó incrédulo.

"Le temo más a tu madre que a cualquier tormenta eléctrica" dijo decidido antes de quitarse el cinturón de seguridad.

Taehyung hizo una mueca, bien podría identificarse con el hombre; aunque contenta era más buena que miel sobre hojaldre, nadie en su sano juicio querría estar en el lado receptor del mal humor de Myung Hee.

"Chicos, si quieren pueden esperar en el auto" propuso Namjoon poniendo un pie en el pavimento. El agua que salpicaba no tardó en llegar a los zapatos de vestir. "¡No demoro!" gritó por encima del sonido de la lluvia.

"¡Espérame, papá!" llamó Yeonjun buscando el paraguas plegable en su mochila.

Lo suficiente despistado como para olvidarse de un proyecto escolar pero no, sin embargo, para obedecer al parte meteorológico, pensó Tae jocoso seguido de un lamento; él no había estado viendo las noticias últimamente.

Llegaba de la casa de Jungkook un poco tarde, y lo único que le satisfacía entonces era una comida caliente, una ducha rápida y la cama.

"¡No me quedaré aquí solo con Tae hasta que no consiga su Haloperidol!"

"Que no estoy loco, tonto" le gruñó. En cambio su hermano, que solo quería molestarlo, había azotado la puerta y echado a correr ignorando su queja.

Él suspiró, arrojando una mirada alrededor del aguado panorama y examinó sus posibilidades.

No tenía un paraguas.

Lo mejor sería aprovechar este glorioso silencio para su paz mental antes de que volviesen, tampoco le apetecía mojar su uniforme. Por descarte, la opción ideal sería aguardar en el auto.

Pero...

Algo que había estado considerando por los últimos días lo hizo replantear la idea de quedarse quieto aquí.

La distancia de la entrada a donde Namjoon aparcó el vehículo no era mucha, gracias a Dios. Estaba muy cerca, lo más cerca que se podría estar, al menos.

Maldiciendo, por lo que sería la vigésimo octava vez en el día -solo que en esta ocasión fue casi inaudible- , alcanzó la manija de la puerta y corrió hacia el interior del supermercado.


Bueno, sus ropas no estaban tan empapadas como pudieron estarlo. Eso fue un punto positivo sin duda.

Los zapatos y la parte más distal de su pantalón no corrieron la misma suerte.

Ahora estaba siguiendo a Yeon y a su padrastro rezagado, con las manos metidas en los bolsillos del abrigo, dando vueltas por la sección de ferretería, luego los alimentos congelados, después fueron las verduras frescas, pero entonces Yeonjun lloriqueó por un regaliz de color índigo y relleno de frambuesa que había visto, así que tuvieron que devolverse a cinco estanterías más atrás; tras eso Taehyung había optado por seguir reflexionando en silencio, y levantar la cabeza de vez cuando por si veía dicho producto por el cual reflexionaba.

Estaba en ello cuando una mano le apretó de forma sutil el hombro para obtener su atención.

Namjoon le miraba desde arriba -por unos quince centímetros de diferencia-, mientras volvía empujar el carrito de la compra hacia adelante.

"Te habías quedado pegado al suelo" le dice, con ese aire paciente que siempre parece rodearlo.

El castaño se disculpó, un tanto avergonzado por el despiste, y comenzaron a andar a la par.

"¿Todo está bien estos días?" interrogó el mayor ofreciéndole una sonrisa amistosa, probablemente para no llevarle a pensar en esto como invasivo.

Taehyung no pensaría eso, de todos modos. Pero la realidad era que -exceptuando los cotidianos temas triviales-, no intercambiaban mucho.

"Sip, todo bien" contestó él, tomando una respiración un poco demasiado exagerada.

A quién engañaba.

Tan solo su actitud hace un par de minutos era tan clara como la señal de tránsito roja con letras blancas.

"¿Seguro? Pareces un celular descargado"

El menor hizo una mueca por la estrambótica comparación. En este lado peculiar de su carácter, Yeon era exactamente como él. Una lástima que lo bromista sea el único rasgo de personalidad que heredó de Namjoon.

Taehyung no contaba con frecuencia a nadie sobre su padre pero según sabía por su madre, había heredado la tez canela de este, y la forma de su nariz, de sonreír. De su madre recibió la inteligencia, de ahí su amor por las ciencias.

Yeonjun, en cambio, heredó su belleza; sus ojos verdes brillantes, la piel pálida y perfecta y el cabello de ondas suaves y armoniosas (para nada rebelde como el suyo) de unos tres tonos más claros que el propio.

Y sobretodo, era un chico extremadamente ruidoso y extrovertido, tan alejado de la parte hosca y retraída de su personalidad que lo acompañaba siempre.

Quizás haber crecido con el calor de ambos padres a tu lado influía en algo, o en todo. Y para Taehyung podría no influír demasiado ya que Namjoon le conoció antes de que empezar a hablar correctamente siquiera.

Pero lo hacía.

No se sentía excluido, menos querido o despreciado, su familia era demasiado preciosa como para eso.

Y Namjoon era un gran hombre, el más genial. Se preocupaba por su bienestar y se ocupaba de sus gastos en ciertos ámbitos.

Las interacciones entre ambos eran educadas y cordiales. Pero si hubiera tenido a alguien que lo llevase sobre los hombros cuando era pequeño, la postura correcta al sostener un bate, consejos sobre ligar y una cita en el sofá de la sala todos los domingos para ver ESPN...¿Cómo sería?

Taehyung se dio cuenta que había empezado a divagar otra vez, y el adulto le observaba en espera.

"Estoy bien, Namjoon. En serio" ratificó. Tampoco podía arriesgarse a hablar de más. Yeon y su padrastro hablaban todo el rato y si por asomo a este se le escapaba el nombre de Jeon o algún dato relevante, la mente imaginativa de su hermano no tendría problemas en atar cabos sueltos flotando en el aire. Y prefería que no ocurriese. "Solo estoy un po... " la pobre excusa quedó a medias cuando por el rabillo del ojo observó lo que estaba buscando.

"Adelántate, por favor. Hay algo que quiero ver de cerca" pidió con impaciencia pobremente disimulada.

Apenas vio como el mayor se alejaba de ahí un poco reticente, se orientó hasta la otra punta de la estantería.

¿Por qué rayos unos chicles estarían en la sección de aseo para el hogar?

Estuvo leyendo el reverso de las cajas, preguntándose si esto no era una tontería.

La idea había sido obsequiárselos a Jeon, como una obra de buena voluntad. Pero ahora Jungkook no quería verlo ni en foto, y no sabía que hacer al respecto, aunque estaba fingiendo que sí.

Con Seojoon, solo había estado furioso al principio, y luego un poco decepcionado de descubrir una versión suya tan mezquina.

Con Jungkook, por otro lado, le hacía sentir indignado, enojado, frustrado y un poco desanimado. Todo a la vez.

Ni siquiera pudo explicarse adecuadamente. Recordaba bien todos los rayones a las paredes con crayola de los que Yeonjun siempre lo culpaba y su madre terminaba castigándolos a ambos si no estaba segura del causante.

Y Taehyung odió que se lo culparan por algo que no había hecho.

Lo hizo en ese entonces, y desde siempre ha sido así.

Jeon Jungkook no le trataría como un mentiroso. Y le obligaría a escucharlo aunque tuviese que amarrarlo.

Punto.


Más tarde esa noche, en el comfort de su cuarto, bajo el calor de las mantas, cenado y bañado, sentado con un almohadón sobre las piernas cruzadas, su resolución de acero se vería un poco empañada.

Sostenía el móvil en una mano mientras se cubría la boca con la otra. Cualquiera diría que estaba meditabundo, pero lo cierto era que estaba nervioso.

Si se tratase de otra persona -su mejor amigo Hoseok, o los otros idiotas con que comparte clases- no estaría sintiéndose así. Pero el hecho de que era Jeon de quien se hablaba, alguien con quien no sabía en absoluto cómo tratar,le hacía la tarea un poco difícil.

Ni siquiera sabía cómo empezar esto, así que escribiría lo que en su mente mejor sonase y al diablo con esto.

Yo:

Cuando pienso que he conocido todo lo exasperante que puedes ser, vas y me sorprendes.

Cómo te atreves a dejarme con la palabra en la boca??

Idiota


El mensaje fue entregado. A los pocos segundos en los que Tae estuvo mentalmente comiéndose las uñas, quedó en visto.

Sin embargo no obtuvo ninguna contestación en lo absoluto.

Reconocía... que quizás se había pasado un poquito. Jungkook se enojaría aún más al leer aquello, no era el momento para comenzar otra pelea.

Yo:

Ok.

Imagina que envío el mensaje de arriba por primera vez pero sin el 'idiota'

Nada llegó tampoco.

Yo:

Teníamos un trato.

O acaso piensas ignorarme por siempre?


Se dio cuenta incluso antes de enviar el mensaje de lo absurdo de su pregunta. La respuesta era un rotundo Sí.

Jungkook llevaba pasando de su existencia desde el Primer año que lo conoció simplemente porque sí. Ahora que tenía realmente un motivo, según él, nada le costaría volver a hacerlo.

Taehyung se desinfló como un globo inmediatamente.

Pensaba que había estado al inicio del camino correcto para lograr llevarse bien con Jeon, pero por cada dos pasos correctos que dio retrocedió ocho.

Sin quererlo sus hombros se habían encorvado un poco mirando la pantalla estática. Suspiró derrotado; y aunque le costaba admitírselo, por más insólito que pareciese, estaba un poco triste.

Yo:

No me disculparé por algo que no he hecho, Jungkook

Solo puedo decirte que Yeonjun no tiene nada que ver en esto y esperar a que me creas

Si le pedí al profesor aquello fue porque pensé que a pesar de ser como eres, me pregunté cómo sería si nos llevásemos un poquito bien

Si eso te incomodó, entonces me disculparé por ello

Listo. Había escrito más en esas cuatro líneas que lo que lo había hecho en toda su vida desde que usaba un móvil.

Sería vergonzoso que no obtuviese una respuesta ahora tampoco. Había sido sincero y sin pretensiones; cero sarcasmos, cero insultos.

Estaba empezando a retirar el edredón para envolverse debajo cuando una notificación le llegó.

Jeon J. :

En mi casa mañana
Misma hora de siempre

Taehyung no sabría que estaba sonriendo tan amplio hasta que tuvo que sobarse las mejillas. Entonces se obligó a pegar los labios hacia abajo, parecía más un puchero.

"¿Qué hay para estar tan contento, Taehyung?" se reprendió enterrando la cara sobre la almohada. "Solo es un estúpido mensaje... Tan engreído como él"

Jungkook parecía haberle creído, y se dijo que la razón de su alegría venía por la satisfacción de haber limpiado su nombre, como dirían en los tiempos de sus bisabuelos.

Aun así, la sonrisita retornó tímidamente a sus labios.

Se durmió con ella.

Holaaa!

Intento dejar un espacio considerable entre los párrafos de mensajes de texto y los comunes pero a la hora de publicar Wttp me los sabotea, al igual que los gráficos ಠ⁠ω⁠ಠ

Espero estén teniendo una bonita tarde-noche. Y si no es así, espero que este capitulito les haya servido para distraerse al menos

(⁠•⁠ө⁠•⁠)⁠♡

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