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Estaba en un rincón de su habitación, apoyaba su cabeza en sus rodillas para tratar de pensar correctamente.

Una canción de rock estaba a todo volumen y ella intentaba tararearla para tratar de calmarse, pero era imposible una voz seguía molestándola una y otra vez.

Escandalosamente su mamá entró y le arrojó un trapo de la cocina en la cara para llamar su atención. Giselle no reaccionó hasta que Katia apagó el reproductor de música.

—Me puedes explicar por qué estás tan extraña —gritó, era un regaño—. Tus profesores me llamaron diciéndome que estás suspendiendo todas las materias ¿Qué pasa? Tú no eras así.

—Mamá las personas cambian —ella seguía en su posición.

—Pero para mal no deben hacerlo ¿Por qué estás así? Y ¿qué es esa peste a muerto? —eso hizo a Giselle levantar su cabeza—. Abre las ventanas a ver si se va.

Giselle se levantó del suelo y ocultó sus manos en su espalda.

—Mamá, ¿podrías salir? Quiero hacer las tareas que me dejaron para subir mis calificaciones.

—Está bien —le sonrió— ¿De verdad no te sientes mal?

—No —negó con la cabeza, sonrió para hacer sentir mejor a su mamá.

—Vale. Estaré abajo si me necesitas —le besó la mejilla—. Recuerda que siempre estoy aquí para ti ¿Ok? —asintió.

Apenas su mamá salió por la puerta, Giselle entró en su baño y se lavó las manos insistentemente. Las sentía sucias a pesar de que estaban impecables.

Sus ojos continuaban viendo el estado en que había dejado a esa mujer y esa voz volvió aparecer, la torturaba, le decía que era su ciervo y le debía respeto, así que por lo tanto, debía hacer todo lo que le pidiese y eso incluía matar a todas esas mujeres.

Pegó sus manos en el espejo del baño, miraba el lavamanos, todavía se imaginaba las gotas de sangre que le caían de sus manos la primera vez que mató a una persona.

«Aliméntame, tengo hambre»

Esa era su frase para dar inicio a la cacería. Su amo era fan a las mujeres que trabajan en el casino Castle por el hecho de tener la piel tan blanca como la leche, le recordaban a Jisoo y las terminaba matando para que sufrieran el mismo destino trágico que ella había tenido en el año 1905.

El incidente con la bailarina, Aisha, había sido el único fallo hasta ahora. Dimitri no iba a permitir que Taehyung comenzara una relación amorosa con una chica con las mismas características de su antigua presa, ya que estaba totalmente obsesionado con la única mujer que no había conseguido tener entre sus brazos.

Ese día desde el cuerpo de uno de los vampiros presentes en el club pudo sentir el alma de Jisoo muy cerca, eso provocó que la muerte de Aisha no se realizara y conllevara solamente a ser mordida, además de que la misma Jisoo había interrumpido mientras se alimentaba.

Cuando Jisoo descubrió que Tae estaba vivo. Dimitri tuvo una idea para atraer a Jisoo hacia él, así que tomando posesión del cuerpo de Giselle fue a visitar a Jihyo.

—¿En qué puedo ayudarla? —Giselle llevó la taza de té hasta sus labios, pero no probó nada, solo la miró fijamente —. ¿Qué pasa? ¿Esta malo el té?

—No, no es eso. Solo quería saludarte.

—No nos conocemos.

—Si lo hacemos —soltó una carcajada y la tapo con su boca—. Soy la persona que tienes encerrada debajo de esta casa —dejó la taza sobre la mesa que estaba al frente.

—Eso es imposible. Él solo puede tomar el cuerpo de las personas que se ha alimentado y tú eres muy joven para haberlo conocido. Tendrías que haber nacido mucho antes.

Aquel monstruo comenzó a reírse de nuevo, no podía detenerse, era una risa tan cínica que daba miedo.

—Está es la reencarnación de Kim Samuel, puedo meterme en su cuerpo sin problemas.

—Sigo sin creerte. ¿Quién eres niña?

Cruzó sus piernas y le mostró su mejor mirada asesina.

—Tu peor pesadilla ¿Por qué crees que estás así? No has muerto porque yo te di la inmortalidad. Por tu culpa mi presa no me libero y tampoco pude tomar su cuerpo.

De inmediato Jihyo se arrodilló en el suelo y pidió perdón varías veces por no reconocerlo de inmediato.

—Le prometo que estoy intentando sacarlo del cubo de hielo.

—Jisoo ya ha reencarnado. Ella puede sacarme de ahí . Solo haz que me libere y logre alimentarme de ella para poseerla —se mordió su labio inferior—. Necesito estar dentro de su cuerpo para comenzar mi guerra. Una mujer como ella puede hacer levantar un ejército.

—¿Por qué dice eso?

—¿No te has enterado? Ha derrotado al D&S. Ese fanfarrón —chasqueó su lengua—. Es un playboy de quinta y consiguió que se enamorara de ella —miró sus uñas —. La chica es un buen cuerpo para habitar, pero tú mejor que nadie lo sabes ¿por qué preguntas?

—Perdone mi mala memoria, señor —hizo una reverencia—. Cambiando el tema ¿cómo puedo hacer que Jisoo venga aquí?

—Usa a las personas que la rodean. Vuelve a hipnotizar a Taehyung y hay que buscar una forma de quitar del camino a Sir Jin. Siento que va a ser un moco en el camino de ella hacia mi.

—Como diga señor.

...

Era muy tarde y Giselle estaba sobre su cama, sentada y con la colcha sobre su cabeza con sus manos manchadas de sangre nuevamente.

Las miraba fijamente buscado un significado de por qué estaban así, pero no lo hallaba. Ella no recordaba nada después de matar, aparecía en un lugar deshabitado toda ensangrentada. Siempre se asustaba, pensaba que la habían lastimado, pero siempre algo en su pecho le decía que había matado. Además de que soñaba despierta y se veía matando a esas mujeres.

Su respiración se agitó y comenzó a dar gritos de desesperación. Taehyung entró en su habitación asustando, acaba de llegar del hotel donde se hospedaba Jisoo.

Corrió hacia Giselle al verla en ese estado.

—¿Qué te pasa? ¿Te has lastimado?

—No —negó— Taehyung —una lágrima corrió por su mejilla— Creo que estoy matando gente.

—No digas eso —la abrazó— No, tú no estás matando a nadie.

—Si, algo me lo dice sino cual es la razón de que esté así. A lo mejor soy yo la que mata a esas mujeres. A lo mejor soy una asesina.

—No, no digas eso —comenzó a darle palmaditas en la espalda—. Tú no has hecho nada, no te incrimines.

—No le digas nada a mamá y tampoco a Yeonjun, por favor. No quiero que se preocupen.

—No lo haré, pequeña.

Al conseguir que Giselle se durmiera tranquilamente, Taehyung salió con cuidado de no despertarla, pero a la salida se encontró con Yeonjun, lo esperaba en la sala con los guantes de boxeo puestos.

—¿Quieres pelear? —le preguntó.

—Claro, nunca viene mal una pelea nocturna.





Las luces del ring se encendieron. Era bastante extraño entrar a esta hora de la noche, pero Taehyung nunca se negaba a nada que le pidiese el peliazul.

Ambos chicos se deshicieron de sus camisas quedándose con su torso desnudo, no era necesario, pero ellos llamaban a esa acción como una forma de sentirse más cómodos antes de luchar.

Cada uno se colocó en una punta del ring y trotaban en el mismo lugar, se estaban preparando. Taehyung al tocar el silbato para dar comienzo a la batalla lo dejó caer en el suelo.

Yeonjun iba a por todas hacia él, pero Tae lo esquivó y le pegó en la cara. Luego volvió a intentar pegarle, pero el campeón en este deporte le dio por el vientre obligándolo a caer en el suelo. Tan fuerte fue el golpe que no hizo el esfuerzo de levantarse.

—Estas oxidado. Te derroté muy rápido ¿Estas bien? —preguntó acostándose al lado del pelicastaño—. Espero no haberte lastimado una costilla.

—No —negó quejoso—. No es eso.

—Ahora que estamos así ¿Me puedes contar qué es lo qué pasa con Giselle? No me digas que se volvió a cortar las venas como la vez pasada.

No era la primera vez que Tae encontraba a Giselle desesperada y con las manos ensangrentadas, pero ella nunca recordaba que le confesaba todo a Taehyung.

Una noche como la de ese momento Yeonjun los descubrió y Giselle no quería contárselo por lo que Tae tuvo que recurrir a las mentiras.

—No lo haré —suspiró—. Ya no es algo que deba ocultar. Ya van varias veces que la encuentro de esa forma.

—¿Cómo?

—Creo que tu hermana sufre de algún problema psicológico. Hay que hablar con tu mamá y comenzar a tenerla vigilada.

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