﴾36. High hopes﴿
Aviso: este capítulo contiene imágenes importantes para la historia, por lo que se requiere tener encendido el wifi/datos. (Una disculpa por la mala edición mía de esas imágenes, lo mío no es hacer chats falsos para AU's jiji)
Siga con lo suyo, bai.
Permíteme confesarte
a ti,
ángel subido a mi pecho:
que de repente vi tus brazos salados
abriéndose como dos nubes de agua,
tu [pecho] sinfónico inflándose
como un huracán dentro de un volcán en erupción,
tus ojos espumosos destapándose
como las puertas de mi fe ante las certezas,
tu boca llenándose de mandamientos
impenetrables como rocas milenarias,
tus piernas benévolas empapando
mi suelo de flores anacaradas,
tus dedos silentes ahogándose
entre esdrújulas arrítmicas, marítimas y selváticas,
tu voz glorificada disparando
amor a mis labios resecos y perdidos...
...y aún no me creo este puto milagro divino.
(Elvira Sastre, Baluarte)
Omnisciente
— ¿¡Que ustedes qué!? —BaekHyun estuvo a poco de escupir su café por tal noticia desconcertante.
—Que ya somos novios. ¿Estás sordo o eres pendejo?
— ¡Eso es fantástico! Me alegro por ti, sinceramente no creí que fueras a pedírselo tan pronto, creí que esperarías más.
—Yo no se lo pedí, él lo hizo —la sorpresa del otro se engrandece y tose frenéticamente, ahora sí se atraganta con el café, aunque YoonGi considera que está exagerando.
— ¿Y qué hay de lo que hablaron sobre ir lento? Si esa era tu intención al principio.
—Sí, ya lo sé, pero solo sucedió, no lo pensé mucho, en realidad.
— ¿Cómo te lo preguntó? ¿Qué le dijiste?
—Pues solo nos besamos y quedó implícita la respuesta, me dijo algo como "sé mi novio, quiero intentarlo contigo, me voy a esforzar, bla, bla bla".
—Espera, no le diste el sí, entonces. ¿Sólo se besaron y lo asumieron?
—Sí, así fue. ¿Y qué importa? Lo hice reír un poco y luego lo llamé "novio", no creo que hubiera necesidad de decirle "sí, acepto ser tu novio por toda la eternidad". Eso es demasiado cliché y tonto.
—Ay, YoonGi —suspira, haciendo una mueca de decepción.
— ¿Qué? Para mí estuvo bien, él ya tiene su etiqueta, era lo que quería y yo estuve de acuerdo con darle ese gusto. No se sintió tan mal, él estaba bastante feliz.
— ¿Y qué hay de ti? ¿Qué sientes ahora que alguien logró hacerte poner la etiqueta? Parece un poco contradictorio a lo que habías dicho.
—Se siente extraño —baja la mirada, jugueteando con la cuchara dentro de su taza de café a medio tomar—. Me dijo "te quiero" antes de irse a su casa.
— ¿Y tú lo quieres a él?
YoonGi se queda en silencio, pensando si de verdad fue correcto haber accedido a llevar la etiqueta de "novio". ¿Lo quiere? No lo sabe, pero lo que sí sabe es que una extraña emoción empieza a crecer en su interior, una especie de esperanza combinada con miedo.
— ¿Quererlo cómo?
—Pues... como si le tuvieras cariño, como si sintieras ganas de abrazarlo todo el tiempo, como si supieras que estar a su lado te hará feliz. ¿Lo quieres de esa forma? ¿O sólo estás con él porque te alimenta el ego?
—Me frustra que me preguntes tantas cosas, Baek. Ya pareces un Park JiMin, pero menos guapo y fastidioso.
—No sé entonces para qué pides mi consejo si vas a negarte a contestar mis preguntas.
—Creo que sí lo quiero, podría decirse que siento cariño por él —rendido, echa su cabeza hacia atrás en su silla y cubre su rostro por un momento, aclarando así su mente y recargando la poca paciencia que le queda.
—Explícame cómo se siente ese cariño, cómo lo definirías.
—Es como... —se lleva los dedos a la boca, recurriendo a su irremediable hábito de comerse las uñas—. Es como un calor agradable en el pecho. Sí, a veces es irritable, hace demasiadas preguntas y quiere planear todo, piensa que las cosas son lineales y...
—Enfócate —interrumpe—. Estás yéndote por lo que no te gusta de él, eso no responde mi pregunta. Explícame ese cariño que le tienes.
—Me hace sentir normal —admite, suspirando con fastidio cuando Baek le quita los dedos de la boca—. Es decir, con su forma de ser me obliga a prestar atención a mis emociones, con una necesidad de cuidarlo y hacerlo reír. Cuando ríe es muy lindo, escucharlo hablar me hace sentir en contacto con la realidad. Cuando llora, me da ternura y solo quiero consolarlo, sus abrazos son muy agradables.
—Eso es un gran avance. ¿Qué planeas hacer ahora?
—Lo de siempre... —se encoge de hombros y le da un sorbo a su taza, el café se enfrió y ahora sabe un poco desagradable.
—No —regaña BaekHyun—. Si haces lo de siempre, va a terminar como lo han hecho todas tus relaciones. Esta es una oportunidad para ti, YoonGi, no la desperdicies y no seas un cabrón de mierda con el chico. Él te ha considerado importante por todas esas cosas buenas que hiciste por él, lo tienes. Ahora sácale jugo a esa relación, no te vas a morir por permitirte amar.
YoonGi pierde su mirada nuevamente, las palabras de BaekHyun son tan reales como lo es el desenfrenado entusiasmo con el que JiMin lo ha besado. Sí, reconoce que se portó de la peor forma con JiMin en la heladería, no pudo contener el fastidio porque no está acostumbrado a que la gente lo interrogue. A penas puede soportar eso por parte de su mejor amigo, pero ahora tiene novio y supone que no le queda de otra.
— ¿Y qué sugieres tú? —Pregunta con cierto fastidio, porque realmente no sabe qué hacer, siente que se acaba de meter en un problema enorme.
—Déjate querer. La etiqueta es lo de menos, YoonGi, es sólo eso, una etiqueta que cualquiera se puede poner, pero aquí lo importante es el vínculo.
—Pero...
—Pero nada, joder —le interrumpe nuevamente—. Solo no hagas lo que siempre has hecho. No reacciones de manera distante cuando estés enojado, resuelve los problemas hablando, no ignorando a la gente. Pon límites, sé claro con lo que quieres y lo que necesitas, en lugar de esperar que el otro te lea la mente, eso es lo que tienes qué hacer. JiMin está muy nuevo en esto del amor, tú eres su primer novio y te tiene fe.
—La fe es para los malditos religiosos, Baek, no digas tonterías.
—Entonces cambiemos la palabra: confianza —enfatiza la palabra, poniendo en duda a YoonGi—. Él confía en ti, por lo que me has contado. Sí, podrá tener una visión muy rosa del mundo, pero te hace sentir bien, tú mismo lo dijiste. ¿Por qué no dejas que te contagie un poco de su energía positiva?
—Hablas como un jodido hippie.
—Ya no sé qué decirte, entonces —frustrado, se cruza de brazos, YoonGi se siente culpable al instante por rebotar cada consejo que su mejor amigo le da. Aunque le duela admitirlo, él tiene razón,
—Ya, lo siento. Estás en lo cierto, ¿bien? Lo voy a intentar, él es diferente a todos los demás con los que estuve. Tengo miedo de este noviazgo, pero voy a intentarlo, no lo quiero arruinar.
— ¡Ding, ding, ding! ¡Punto para el lado emocional de Min YoonGi! —Aplaude repentinamente, haciendo reír y sonrojar al otro.
—Gracias, idiota. No me quiero poner cursi, pero siempre me das una solución, aunque te odie por hablar como un hippie.
—No, tú solo te das la solución, yo sólo ejerzo presión en tu frío corazón para que te permitas aceptar tus emociones.
—Eso me hace bien, aunque me duela en el orgullo.
— ¿Crees en los milagros?
—No. ¿Qué te traes hoy con ese vocabulario raro? ¿Estás en una secta o algo? —Rezonga como respuesta, burlándose de él.
—Idiota —lanza hacia su cabeza una servilleta arrugada, riendo con él—. Pues deberías empezar a creer que tal vez JiMin es ese puto milagro divino que le hacía falta a tu vida, lo digo porque veo un cambio grandioso en ti, nunca antes habíamos llegado tan lejos en estas conversaciones sobre amor.
—El puto milagro divino en mi vida va a suceder si te logras titular antes de cumplir cuarenta, pendejo.
—No tienes remedio, Min —sonríe, aceptando el sarcasmo con naturalidad, pues conoce suficiente de YoonGi como para saber que, a pesar de lo mucho que se defiende a base de insultos, el cariño que le tiene es único.
Esta vez, YoonGi paga el café como agradecimiento hacia su amigo por acudir a su llamada de emergencia después de la cita en la heladería. Tuvo que mentirle a JiMin porque no había manera de decirle "necesito salir corriendo con mi persona de contención para saber qué demonios acabo de hacer contigo", sin sonar grosero o cortante. Y funcionó, porque ahora tiene todo más claro.
Siempre se ha resistido a creer en las casualidades, el destino, dios o los milagros, pero cuando entra a su auto y pone una estación de radio aleatoria, salen todas esas canciones cursis que solo escucha en soledad, que de inmediato le hacen pensar en JiMin y en las circunstancias que rodearon el extraño desarrollo de ese cariño que le tiene. No quisiera ponerse demasiado cursi pero, quizá, BaekHyun tenga razón.
Y lo más curioso es que, en secreto, tiene casi una semana sin tomar sus medicamentos, con la excusa de que está durmiendo mejor sin ayuda de estos y, como está generando sentimientos por JiMin y eso le hace sentir bien, se convence a sí mismo de que quizá sí es ese vínculo lo que necesita para estar mejor. Los medicamentos le generan dolor de cabeza, mareos, falta de apetito, pero la compañía de su novio le da naturalmente lo que a su cerebro le hace falta para funcionar.
A pesar de tener tantos secretos desagradables dentro de sí, cosas que seguro no le agradarán a su chico, decide dejarse llevar y confiar, permitirse creer un poco en que no fue solo casualidad. Después de todo, el mismo JiMin dijo que se esforzaría, que quería intentarlo.
¿De verdad será capaz de quedarse cuando vea la oscuridad que hay en YoonGi? Si la respuesta a esa pregunta resulta ser un "sí", entonces no le quedará de otra, tendrá que ceder y creer que, en efecto, los milagros existen.
— ¿Qué es ese alboroto?
HoSeok y SeokJin atienden a los gritos extraños en el piso de abajo, asustados, pero se encuentran con un JiMin eufórico gritando contra uno de los cojines del sillón.
—YoonGi y yo... —un tanto ido, se recuesta en el sofá y mira a sus dos amigos, hay lágrimas en sus enormes ojos risueños y su rostro está ruborizado.
— ¿Estás bien? Parece que lloraste. ¿YoonGi te hizo algo? —SeokJin se sienta junto a él y acaricia sus cabellos.
—Lloré pero de felicidad —se arrastra un poco para quedar recostado en las piernas de su amigo, HoSeok se sienta a los pies de JiMin.
— ¿Por qué? —HoSeok no entiende nada, JiMin está actuando un poco raro.
— ¡Porque ya somos novios! —Grita, temblando involuntariamente.
Los otros dos se voltean a ver, entre burlones y emocionados porque JiMin actúa como un niño, pero es muy adorable.
—Minnie, es genial, muchas felicidades —HoSeok le sacude un poco los pies—. ¿Cómo te lo pidió? Cuéntanos todo.
He ahí el dilema. ¿Decir la vedad a medias o adornar la realidad? Lo menos que quiere es que sus amigos piensen mal de YoonGi, ya suficiente tiene con SeulGi y TaeMin advirtiéndole sobre su dichosa "mala fama". Así que, por el bien de su noviazgo, decide omitir todo detalle no romántico de la historia.
—Me lo pidió en la heladería, fue tan lindo, luego nos besamos en frente de todos y casi nos corren a patadas, pero fue perfecto.
— ¿Pero qué te dijo? ¿No te dio un regalo o una carta? —SeokJin está algo dudoso, porque usualmente JiMin es el rey de los detalles y suele contar todo de principio a fin.
—No, YoonGi es menos cursi que yo —un poco incómodo, se sienta en el sofá sin hacer contacto visual con ellos—. Me tomó de las manos y me dijo que yo le gustaba mucho, que quería intentar una relación conmigo y yo acepté.
—Bueno, supongo que cada quien es diferente al momento de pedir por un noviazgo —comenta HoSeok—. Tae me lo pidió con un carrito a control remoto, fue muy romántico y tonto, hacía tanto calor que el chocolate que venía encima se derritió y la carta estaba cubierta de polvo, pero fue lindo.
—Qué lindo, definitivamente suena a algo que Tae haría —ríe JiMin, sintiendo un poquito de envidia por ese gesto casi sacado de una novela de amor adolescente.
—Celebremos, entonces. No tenemos despensa, pero puedo invitarles una pizza.
— ¡Sí! —Responden ambos, felices de tener a su SeokJin consentidor de vuelta.
— ¿Y qué hay de ti y NamJoon? —HoSeok le hace cejitas a su amigo, mientras este pide la pizza por su aplicación de comida a domicilio.
— ¿Qué con NamJoon?
—No creas que no hemos notado la tensión que hay entre ustedes. ¿Te gusta?
—Sí, me gusta, hoy le hice desayuno y después nos besamos en la cocina —le responde a HoSeok, siendo directo como siempre.
Los otros dos, sin creer lo que escuchan, celebran a su alrededor, jaloneando su ropa y revolviendo su cabello. Ríen a carcajadas, pero el más feliz en ese momento es JiMin. ¿Podría ser más perfecto todo? Primero, el destino le sonríe a él y ahora a SeokJin.
— ¡Lo sabía! Sabía que se iban a gustar, no me extrañaría que Nam hyung te pida que seas su novio de la manera más romántica y detallista, él siempre ha sido así.
— ¿Tú crees? —SeokJin está ruborizado porque, en efecto, presiente que así será.
—Claro que sí, te lo puedo asegurar, no conozco a nadie tan poético y cursi como él.
—Bueno, lo averiguaré, tendremos una cita el sábado, en su departamento.
Los gritos inundan la sala, aturdiendo un poco al mayor, pero no se arrepiente, pues no pretendía ocultar esa información tan valiosa que, para sus adentros, le causa orgullo y satisfacción. A pesar de que se prometió en secreto no ilusionarse demasiado, no puede evitar aferrarse a la posibilidad de un romance, quizá para adormecer su sufrimiento, pero también por la curiosidad y el cariño que le tiene a NamJoon.
—Qué lindo, Nam hyung te va a sorprender, ya lo verás —dice JiMin, orgulloso.
—Ya, ya, ¿no tienes tarea qué hacer? —Bromea el mayor y le golpea la cara con un almohadón.
—Sí, debo subir a ordenar mis pendientes. ¿Me hablan cuando llegue la pizza?
SeokJin asiente y JiMin sube corriendo las escaleras, casi tropezándose, como un niño torpe.
—Parece que todo el mundo está encontrando el amor, ¿eh? —Comenta HoSeok una vez que se quedan solos, desviando la mirada de su amigo, señal obvia de que hay algo que está por decir, además de su risa nerviosa que lo delata.
— ¿Hay algo de lo que quieras hablar? Te conozco, Hobi.
—Es JungKook, tiene novio —suelta, como una confesión, cosa que le parece graciosa a SeokJin.
— ¿Y por qué lo dices como si fuera algo malo?
—Porque no quería decírtelo todavía, pero te lo cuento porque él tiene planes de venir a cenar y traerlo para que lo conozcamos, al parecer es algo serio.
—Sigo sin entender por qué no me contaría algo así —responde, un poco ofendido por la falta de confianza.
—Cree que te vas a molestar, porque él siente que no ha estado presente lo suficiente contigo por su entrenamiento, no quiere que te pongas celoso o pienses que te descuidó por tener un romance.
—Este niño —suelta una risa, burlándose de sí mismo y de JungKook—. Jamás podría culparlo por tener pareja, él tanto como yo merecemos ser felices. ¿Y qué con eso de los celos? Lo nuestro ya fue, no hay motivos para celar a nadie. Más bien, me preocuparía que él se pusiera celoso de NamJoon cuando lo conozca.
—Es que ya sabes, JungKook te respeta demasiado y eres muy importante para él.
—Entonces debería venir a dar la cara en lugar de usarte como su mensajero —burlesco, le aprieta las mejillas a su amigo, haciéndolo reír—. Dile que venga a cenar el viernes, que traiga a su novio.
—Bien —responde, apenado porque, en efecto, la intención de JungKook era hacer llegar el mensaje porque sabe que HoSeok es incapaz de guardar un secreto así.
—Y respecto a NamJoon —agrega, sonrojándose un poco—. Le pedí que se quedara una semana más con nosotros. ¿Estás bien con eso?
—Jinnie, es tu casa, no tienes por qué consultarme eso. Pero si quieres mi opinión, me parece una buena idea, así no te quedas solo por las mañanas y podrán coger sin miedo a que los escuchemos.
—Insolente, ¿cuándo te volviste tan malcriado?
—Aprendí del mejor —le saca la lengua, causando una serie de risas interminables entre ambos, hasta que el sonido de una motocicleta los interrumpe, anunciando la llegada de la pizza.
Durante la comida, ellos le anuncian a JiMin sobre la nueva relación de JungKook y la reunión que tendrán todos juntos el viernes. Esa información desconcierta un poco a JiMin, porque no esperaba que, después de todo lo que había pasado, decidiera tener una relación formal y seria, cuando siempre dijo que lo único que quería era coger y disfrutar, sin ningún compromiso.
La contradicción de esa situación le disparó el pensamiento de "no fui suficiente para que él quisiera una relación seria conmigo", pero de inmediato despeja su mente de esa batalla mental. Se da cuenta de que esa es otra señal. Si JungKook pudo tener algo serio con alguien, solo significa que su relación con YoonGi siempre fue inminente.
Otra prueba de que las cartas que jugó el destino fueron las correctas.
—Volví —se anuncia NamJoon, entrando a casa con el juego de llaves que SeokJin le dio.
SeokJin responde al llamado desde el sofá, se aproxima tan rápido como puede, contento de ver a su chico de los hoyuelos vestido con su uniforme de la galería de arte, el cabello alborotado por el ligero viento y su mochila cargando en un solo hombro.
— ¿Quieres cenar? Los chicos ya están acostados —tímidamente, lo rodea de los hombros y le da un beso en la mejilla, pero NamJoon no desaprovecha la oportunidad de voltear su rostro para besarlo suave y cariñosamente.
—Te extrañé —le susurró SeokJin contra sus suaves labios.
—Pero estuviste con los chicos, no te quedaste solito.
—Te extrañé a ti —enfatiza, apretándolo en un abrazo y refregando su mejilla contra el pecho contrario, como un cachorro que busca acurrucarse.
—Yo también —ríe y le corresponde el cariño, abrazándolo fuerte—. ¿Qué cenamos?
—Encargamos pizza, te guardé unos trozos, pero si no te llenas te puedo hacer otra cosa.
—Pizza está bien —se enternece por la necesidad tan repentina de SeokJin por alimentarlo.
—La calentaré para ti, te acompaño con un té, no tengo mucha hambre.
—Sabes que no es necesario, Jinnie, puedo calentarla por mí mismo.
—Quiero hacerlo —insiste y se apresura a la cocina, sacando del refrigerador la pizza restante—. Déjame hacerlo.
—Está bien, gracias.
La situación se siente tan acogedora, sobre todo porque en SeokJin ha nacido una nueva necesidad por cuidar y, de alguna manera, conquistar a través de los actos de servicio. NamJoon lo acepta, sin desvalorizar el lindo gesto de calentarle la pizza en el microondas, servirle algo de tomar y llevárselo a la mesa, como si fuera su mesero personal.
— ¿Comiste bien hoy? —Le cuestiona un tanto preocupado.
—Sí, comí bastante con los chicos y hace rato piqué un poco de la fruta que trajiste para nosotros ayer.
— ¿Y te sientes bien? Es decir, satisfecho.
—Sí, no te preocupes por eso.
—Solo quiero asegurarme de que no te saltes ninguna comida, necesitas estar bien alimentado, sobre todo porque los medicamentos que tomas pueden lastimar tu estómago.
— ¿Cómo sabes eso? —Apenado, agacha su mirada hacia su taza de té.
—Mamá los tomó por un tiempo, por su depresión, siempre se quejaba de dolor de estómago y de acidez, a veces tenía muchas náuseas.
—Bueno, es cierto, tuve dolores horribles la semana pasada y algo de... de diarrea —responde un tanto incómodo por la mención de la depresión, no le gusta para nada pensar en que está deprimido.
—Está bien, es normal —él aligera su vergüenza tomando su mano—. Por eso necesito que comas bien, necesitamos surtir ese refrigerador. Si no quieres ir por la despensa, iré yo.
—Vayamos juntos mañana —pide deliberadamente, como un impulso que le hace sonrojarse—. ¿Podemos?
—Claro que podemos —habla sonriente, con su boca un poco llena de comida—. Solo debes acompañarme antes a un cajero para darte mi parte.
—No tienes que hacerlo.
— ¿Qué cosa?
—Poner dinero, yo compraré todo.
—Jinnie, no es justo, yo también voy a consumir de esos alimentos. No quiero abusar de ti, además ahora debes ahorrar mientras consigues otro sustento económico.
—Nam —le detiene el discurso, acariciando su mejilla dulcemente—. El dinero no es problema para mí, puedo estar bien sin trabajar por un tiempo, en serio.
— ¿Estás seguro? —Susurra, un tanto sorprendido.
—Sí, tengo ahorros. Además, mi padre adoptivo me dejó una muy buena herencia que he guardado para alguna emergencia. Puedo hacer uso de ese dinero ahora, mientras me recupero de todo esto.
—Ay, Jinnie, de todas maneras me siento mal, es tu herencia, no mía, yo...
—Ya, no te preocupes, de verdad —para callarlo, le roba un beso que sabe a salsa de tomate, el otro ríe en respuesta, pero le corresponde el cariño.
—Bueno, tú ganas. Pero déjame hacer algo a cambio, lo que sea, solo tienes qué pedirlo.
—Duerme conmigo —responde, decidido pero sumamente ruborizado, porque eso de verdad sonó mal—. Es decir, eh... literalmente, quiero que duermas conmigo. Sé que ya te lo pedí antes, pero sonó a broma, ahora te lo pido de nuevo. Tengo pesadillas, me serviría mucho tenerte a mi lado por si despierto y me siento agitado.
—Tenemos un trato, entonces.
—Eres todo un hombre de negocios, ¿no es así? Te la has pasado haciendo tratos conmigo desde el primer día.
—Contigo me sale natural, esto de intercambiar un gesto lindo por otro.
—Ya basta, cursi —le da un empujón suave, alentándolo a terminar su pizza para que cierre la boca, porque de tantas cosas dulces que dice, siente que le van a estallar las mejillas de vergüenza.
Solo NamJoon tiene la capacidad de hacerlo sentir de esa manera, como si flotara, con su rostro caliente todo el tiempo y un remolino de emoción en el pecho, porque todo lo que sucede con él es nuevo, interesante y, sin duda, romántico.
Sus ojos están cansados y enrojecidos, pero no puede dejar de mirar la pantalla de su celular. En lugar de ir a dormir, decidió quedarse a navegar en sus redes sociales hasta tarde. Se supone que ya se había despedido de YoonGi, pero entonces un nuevo mensaje llegó, funcionando como cafeína para su sistema adormecido.
Entonces, siente su mundo derrumbarse de un segundo a otro. Sus ojos, aún cansados, se llenan de lágrimas cuando se da cuenta de que YoonGi lo acaba de bloquear. ¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué esa reacción tan repentina? El pánico se apodera de él, no puede comprender cómo es que apenas llevan un día siendo novios y ya tuvieron un problema así. ¿Es esto una prueba o una señal?
No, tiene que ser una prueba. Decide, a pesar de su llanto, llamarle para resolver esa situación. El primer intento es en vano, pero insiste sin parar. Dos, tres, cuatro veces sin respuesta, hasta que al quinto llamado, YoonGi responde.
—Yoon, discúlpame, no quise hacerte enfadar, fue algo tonto, lo siento.
—Está bien, así déjalo —responde con poco interés.
— ¿Me disculpas? —Su llanto es notable, está hecho un mar de tensión, confusión y miedo de perder al amor de su vida por algo tan tonto como un meme.
—Sí, sólo déjame dormir, mañana hablamos.
—De acuerdo. Descansa, YoonGi, te quiero.
El otro cuelga, sin darle alguna respuesta. La sensación de rechazo le recorre dolorosamente el cuerpo, no puede contenerse, pero tampoco se expone para no llamar la atención de los demás. Grita y llora contra su almohada, autoflagelándose por ser tan imbécil. ¿Cómo pudo? ¿Qué pasó por su cabeza cuando se le ocurrió que era buena idea responderle a YoonGi así? Claramente estuvo mal, pero no pensó que sería tan caótico algo que le pareció gracioso al principio.
Es decir, no le importó realmente que YoonGi se burlara del servicio militar de ese idol que en realidad solo le gusta por guapo, por lo que no le pareció demasiado serio, sentía que estaban jugando a una competencia tonta de quién sufre más. Pensando en todo eso, odiándose, se revuelve en la cama por un par de horas, rumiando cada escenario posible en el futuro para solucionar ese problema.
Entonces, un pensamiento se instala en su cabeza de pronto, uno que logra apaciguar su tempestad. "No pasa nada, esto se va a arreglar, solo tengo que ser más cuidadoso con lo que digo, tengo que aprender, le prometí que me esforzaría. Después de todo, estamos destinados."
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top