ocho

Una bofetada es atestada con fuerza en mi cara.

Rapidamente siento mi mejilla arder por el golpe, y sé de inmediato que eso dejara una marca violacea que tendré que tapar con maquillaje.

La mano la llevo por instinto a mi boca y veo un poco de sangre en mi pálida mano. Aprieto los dientes, mientras oigo como Minhyuk sigue gritándome groserías y amenazas. Solo bajo la cabeza, como siempre, porque es lo único que puedo hacer.

—¡Eres una buena para nada! ¡Solo te pedí que le dieras un buen rato! ¡SABIAS LO IMPORTANTE QUE ERA Y LO ARRUINASTE EN GRANDE! ¡LA JODISTE, HIJA DE PERRA!

Lagrimas asoman en mis ojos, pero no hago nada para evitar que caigan.

Minhyuk se ríe irónicamente al verme llorar. Era como si en el fondo gozara de lastimarme, como si le diera placer. Aunque sé que también estaba furioso. No podía echarle la culpa, porque aún sabiendo lo que me pasaría yo misma decidí defenderme al ver que amenazaban con destruir aún más mi integridad física. Cosa que si querías sobrevivir en el bando de Minhyuk, la primera regla que debías aprender es que nada será como tu lo desees. Nunca.

—Si crees que tendré pena de ti, estas equivocada....—susurra y de repente, se acerca a mí y toma uno de mis mechones de cabello. La respiración queda atascada en mi garganta.—no llores, porque te juro que te daré la paliza de tu vida aquí y ahora. Tu cara de puta barata hacen que me den ganas de vomitar.

Trato de calmarme y evitar que las lagrimas sigan su curso, asi que muerdo mi labio inferior provocando que la herida en mi labio se profundice más, pero no me importa. Nada me importa en ese momento, más que asegurarme de tener la tranquilidad de que no tendré un rostro desfigurado por Minhyuk.

Minhyuk es nuestro jefe. Le ofrece a las jovenes solitarias y perdidas como yo a hacer el trabajo sucio. Al principio te asegura que nada de lo que pase será más allá de un simple baile erótico, que junto a él estarás a salvo y todo estará bien. Pero luego caes en la cruel realidad de que no solo tiene su propio prostíbulo, si no que secuestra niñas y las obliga a prostituirse, también sé que maneja drogas y tiene un grupo mafioso demasiado peligroso como para exponerme y negarme a sus ordenes. Nunca lo hago, de hecho soy la más callada de todas las que trabajamos cruelmente allí, pero esta vez, se pasó de la raya. Esta vez me envió a un cliente que no solo tenía fetiches con golpearme, si no que tambien le gustaba verme asustada, le gustaba herirme con un cuchillo...

Me toco la pierna en la que me hicieron un tajo profundo y veo la sangre seca que se mezcla con mis medias oscuras hasta la rodilla. Minhyuk entonces, suspira mientras se toma el puente de la nariz iracundo.

—Vete a casa, niña. Ya no me sirves aquí hoy. Y no tendrás tu paga esta semana.

El corazón me da un vuelco en el pecho, sin embargo, sé que no puedo reclamar. Así que solo me limito a salir de allí con mi pierna herida y mi labio abierto, en dirección a la parada del autobús. Al subir, aprovecho que estoy sola sin Jae y lloro tanto como me da el corazón en ese instante; Afligida, asustada y desesperada pensando qué haré esa semana sin un solo billete que me asegure la comida en la mesa para el niño que me espera en la casa.

(...)

El almuerzo de la cafetería en la universidad nunca suele ser genial, pero es lo suficientemente bueno como para pensar que puedo guardarlo para darle a Jae de comer a la noche.

Rosé a mi lado parlotea sin parar de cosas a las que no le puedo prestar atención con exactitud, mientras Jisoo, una chica que acaba de conocer y al parecer es agradable, la oye y asiente con la cabeza.

Frente a nosotros se encuentra el primo de Rosé, Yoongi, y a su lado su novia Jennie Kim. Parecen muy tranquilos, sin embargo sé que se encuentran algo timido por mi presencia y la de Jisoo. Aunque tampoco sé bien porque ese día todos nos reunimos, probablemente Rosé estaba entusiasmada en que nos conocieramos todos.

—¿No comeras?—pregunta Jennie, viendo que los minutos pasan y no he tocado mi plato.

Sonrio de manera falsa mientras niego con la cabeza.

—Creo que algo me ha caido mal esta mañana, hoy pasaré de esta comida.—intento bromear pero sueno algo apagada. Jennie asiente sin decir más nada.

De repente, cuando pienso que un silencio tenso nos volverá a sumir, siento dos manos en mis hombros que me hacen sobresaltar de inmediato.

—¡Hola sobreviviente! ¿Como esta tu cabeza con el golpe?—alzo la cabeza y veo a un chico con mejillas regordetas. Y dos pares de ojos se asoman. Son los chicos del campus.

Sin pedir permiso se sientan junto a nosotros. Es entonces cuando termino de tensarme, porque tambien se les suma Jungkook a el grupo. Solo que el no se sienta junto a nosotros, se queda parado pensando qué demonios hacemos todos aquí.

Su postura siempre da a entender que esta con los chicos del campus porque no tiene otra opción. Es como si en realidad quisiera irse casi corriendo de ahi, pero por alguna razón no se lo permite. Quizás en el fondo, a Jungkook le agrada estar con ellos. Pero conociendolo, odiaria admitirlo.

—¿Quienes les dieron autorizacion para sentarse?—Rosé frunció el entrecejo acusandolos a todos con el cubierto de plastico en su mano.

—Lisa es nuestra amiga así que aquí nos quedaremos.

Rosé me echó una mirada con un gran signo de interrogación de su cabeza. Yo no sabía que decirle. Sin embargo negué con la cabeza.

--Tecnicamente no somos amigos. --aclaré, haciendo que todos me miraran horrorizados.

--¡Como puedes decir eso Luisa!--exclamó Jin.

--Lalisa.--aclaré, un poco fastidiosa.

—Vamonos ya. Estamos estorbando su velada.—comentó Jungkook, haciendo que todos lo observaramos.

—En todo caso ya la arruinaron. Solo sientense.—se encogió de hombros Rosé. Quien además de ser espontánea y charlatana, era sociable y pacífica. Aceptaba todo sin demasiadas complicaciones. Por eso tenía muchos amigos.

Yoongi rodó los ojos, Jennie frunció los labios y yo miré un punto fijo en el plato. Jisoo siguió parloteando con Rosé, mientras yo sentía la presencia de quien creía que era Jimin y Hoseok a mi lado. Jin se sentó junto a Yoongi y al lado de este, Jungkook.

Jungkook y yo compartimos miradas en un lapso de segundo. Mi corazón comenzó a latir nervioso, sin embargo sonreí apenas en forma de saludo.

—Ese día te fuiste corriendo. ¿Llevabas prisa con tu novio o qué?—Hoseok indagó mientras devoraba su comida. Jungkook alzó la vista de inmediato al oirlo decir eso.

—Trabajo.—mentí.

—Ajá, sí. Trabajo.—Jimin no me creyó para nada, así que rodó los ojos y los chicos rieron. Algo que si bien sabia que era una broma, me había molestado.

—Al menos no holgazaneo como ustedes. O dejo inconsciente a las personas.

—Uf, punto bajo.—reconoció Jin mirando a Jungkook. Este ni se inmutó.

—¿Se supone que es una indirecta para mí?—Jungkook sonó filoso, pero sabía que estaba haciéndome una broma pesada.

—Solo si tú quieres que lo sea.—respondí y alcé una ceja. La mesa estalló en carcajadas. Hasta que el timbre sonó y todos se incorporaron.

—Ve, yo te alcanzo.—le dije a Rosé cuando la vi con intenciones de esperarme, al oirme asintió con la cabeza y se fuecon los demás.

Saqué los tapers que tenía en mi mochila y comencé a dejar la comida de la bandejas allí. De repente oigo una voz que habla a mis espaldas y me sobresalto asustada:

—¿Porque demonios haces eso?

Jungkook se sentó a mi lado y yo suspiré.

--Ls comida es rica y no tengo hambre.  La guardaré.

El no respondió.

—¿Estas mal del estómago?

—Sí. —dije, mintiendo descaradamente.

Fue entonces, que el colocó su ceño fruncido y abrió la boca para hablar.

Sin embargo terminó por no decir nada, ya que una voz femenina nos interrumpió a ambos y nos obligó a dar media vuelta la cara para observar en su dirección.

—¿Jungkook?

Era la pelinegra que la había visto junto a el en el campus esa mañana. Me miróy miro a Jungkook con inocencia y timidez.

Mi corazón se encogió inevitablemente; Era muy bonita. Su piel era clara y suave, sus ojos rasgados y gatunos dando una mirada filosa y sensual. Sus labios gruesos y una sonrisa resplandeciente. Cabello negro y flequillo del mismo tono. Yo era delgada y escuálida donde esa chica era voluptuosa e interesante.

—¿Irene?—dijo Jungkook, pero no pareció demasiado interesado.

—¿Estoy molestándolos?—preguntó entonces, observándome.

—No, para nada.—sonreí y guardé mis tapers en mi mochila en cuestión desegundos.—ya me iba.

Jungkook me miro como si no quisiera realmente dejarme ir.

—Luego te veo.—dije, porque no supe que decir. Entonces sin decir más, me dimedia vuelta y me largué.

—Prometiste llevarme a tomar un café a esta hora ¿o lo olvidaste?

Eso fue lo único que alcancé a oír, y siendo franca no quise oír más.

(...)

Mi cabeza me daba punzadas enormemente fuertes. Mi estómago estaba revuelto, mi cuerpo mas débil que nunca.

La música del prostíbulo retumbaba en mis oídos y de pronto detuve mi caminar sintiendo unas nauseas terribles subir por mi garganta. Corri de pronto al baño mas cercano y expulse todo lo que mi cuerpo tenía adentro. No, no era comida. Era solo jugos gástricos. Hace dos días que vomitaba jugos gástricos, no sentía que fuera nada bueno.

—¡Lisa! ¡Te espera un cliente!—exclamó mi amiga. Su rostro se distorsiono al verme tan palida y temblorosa en el suelo del sucio baño.—¡Qué te sucedió!

Sus manos frías tomaron mis brazos con alta temperaturas de calor y pegue un saltito. Ella me tomo la fiebre en silencio e hizo una mueca.

—Estas muy enferma, Lisa... pero Minhyuk no te dejara ir a menos que te desplomes sobre el suelo inconsciente.

Eso era obvio y ya lo sabia. Sin embargo agradecía su información, ya que cuando apenas entre a la boca del lobo ella fue la única que se animo aayudarme a sobrevivir al infierno.

—No me iré—susurré con mis ultimas fuerzas.—podré soportar lo que queda de lanoche. ¿Hay agua en el grifo?

Lucille asintió con la cabeza y yo le pedí que me ayudara a incorporarme. Actoseguido abri el grifo y moje mi cara con agua, estropeando un poco el maquillaje en el mismo intento.

—Le dire a Aaron que te espere en la habitación... ¿de acuerdo?

Un hueco se formó en la boca de mi estomago. Ese hombre me daba un poco de miedo para ser honesta, alto, fornido, ojos depredadores y violentos que me miraban siempre como si fuera su juguete favorito. Siempre que venía pedía por mí, y había oído rumores fuertes de que el era un amigo cercano de Minhyuk. Y ser amigo cercano de mi jefe implicaba también estar en muchos problemas en los que no quería realmente involucrarme.

Fingí una sonrisa e intente respirar hondo a pesar de las punzadas en micabeza.

—De acuerdo.—asenti.

Ella sonrió levemente y me dio un beso en mi frente.

—Eres muy valiente pequeña.—me dijo, ella siempre me dijo de esa manera porque era 10 años menor que ella.

(...)

Jungkook y yo no hablamos mucho desde entonces.

Rose por otro lado había estado compartiendomas clases con Jisoo, asi que realmente había días en los que me sentía la tercera en discordia en esa relación con tanta química que llevaban. Tenian muchas cosas en común y hablaban de cosas que para mi no eran interesantes realmente, como chicos, fiestas y centros comerciales.

Por otro lado, los malestares no pararon. Los amigos de Jungkook venían a molestarme de vez en cuando y a saludarme, presentía que les daba pena verme tan solitaria, pero no me quejaba. Lo dejaba pasar porque de vez en cuando se sentía bien fingir que mi vida estaba bien.

La chica que vi con Jungkook la otra vez, Irene, esta vez no se despego más de Jungkook. Parecían ser muy cercanos, ella lo tomaba del brazo y le daba sonrisas encantadoras, y el respondia de la misma forma, solo que menos entusiasta. Hasta a veces parecia huir de ella. Era una relacion extraña, pero los rumores de que se acostaba con ella no tardaron en llegar. No supe como sentirme con ese comentario.

Jungkook era una extraña mezcla de narcisismo y soledad.

Cuando mi ultima clase terminó me levante del asiento y casi salí corriendo de allí en dirección al baño, desesperada y sintiendo nauseas.

Quería llegar a casa lo antes posible, ya que sentía que los pies me mataban y me sentía mas débil que nunca. La ausencia de café en aquellos días había provocado que me durmiera en algunas clases y me suspendieran por tres días. Recuerdo que hace 3 horas tras haberme sucedido eso no paré de llorar en el baño. Luego se me pasó un poco y decidí no saltearme las clases que quedaban. De eso dependía mi futuro.

Senti un mareo fuerte en mi cabeza y me detuve en seco recostándome en una de las puertas del baño. Me tome la cabeza y apreté fuerte mi otro puño.

"Aquí no, aquí no..." me repeti de manera suplicante en mi mente. "No lo hagas ahora, cuerpo inútil."

Fue entonces que comencé a sentir que las piernas me flaqueaban y trate demantenerme. Pero no pude. No tenia fuerzas, era como si ambas extremidades fueran hechas de papel.

Lo ultimo que escuche fue como mi cuerpo se desplomaba rápidamente sobre el frio suelo en un golpe seco mientras trataba de aferrarme débilmente a las puertas detrás de mí.

Senti un estallido en la cabeza y de pronto todo se volvió negro.

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