dieciséis

--¿Qué tienes en el hombro, Lisa?

Jungkook frunció el entrecejo mientras se acercaba a mí preocupado. Sonreí nerviosa viendo como sus dedos pasaban por la herida haciéndome doler un poco.

--Un idiota borracho me quemó. No te preocupes.

Busqué la manga de mi sueter y tapé mi mano izquierda. Aún recordaba la voz de Kim Taehyung en mi mente luego de quemarme la mano de forma voluntaria mientras yo mordia mi labio para no chillar:

--Este será nuestro pacto. Tú mantendrás en secreto mi nombre. Si llego a saber que lo divulgaste y traicionaste mi confianza, será el dolor de este cigarro multiplicado por un millón. ¿Entendiste?

--Qué idiota.

Reí.

--Quita esa arruga.--señalé su entrecejo--no me duele.

Jungkook entonces comenzó a desvanecer su sonrisa poco a poco.

--Creo que tenemos que hablar de lo que sucedió la semana pasada.

Tambaleé mi sonrisa.

--Si, lo sé.

--No conozco a la chica, pero me interceptó en el pasillo llorando y pidiendome que la perdone. Dijo que la obligaron a hacerlo.

--¿Quién?

Jungkook bajó la mirada.

--No me dijo quien... pero yo tengo una idea de quien pueda ser.

--¿Y en quien piensas? Dime.

Jungkook respiró hondo, como si le diera vergüenza decirlo.

--Irene.

Alcé las cejas sorprendida. ¿Esa chica dulce que tan bien conocía Jungkook sería capaz de algo así? Si él lo afirmaba entonces debía creerle, pues era su pareja. La conocía bien.

Aunque recordando como me preguntó cosas mostrando sus celos aquella vez en el campus, no debería sorprenderme.

--¿Es porque está celosa de mí?

Jungkook chasqueó la lengua enojado.

--Ni siquiera es mi novia, es hija de un buen amigo de mi padre. Sólo por eso la mantengo cerca. Mi padre dice que es un buen socio y debo hacer lo que él diga, porque dependo de él.

Parecía abatido, así que acaricié su espalda tratando de reconfortarlo.

--Entiendo que sea tu padre, pero quizás no es bueno para ti fingir una buena relación con Irene cuando claramente no la tienes. Tal vez deberías ser sincero con ella.

--Lo fui, pero no me hace caso. Está todo el día detrás de mi trasero y eso me fastidia. Pero no quiero ser irrespetuoso.

--¿Quieres que te ayude con eso?

Sus ojos entonces me miraron atentos. Había captado su total atención.

--¿Lo harías por mí?

--Somos amigos. Claro que sí.--asentí y de pronto el miró hacia otro lado con las mejillas rojas. Me topé la boca mientras asomaba una gran sonrisa--¡Jeon Jungkook! ¡Te hice avergonzar!

--¡Noooo!--alargó la o con pánico levantandose del banco.-- baja la voz, idiota.

Comencé a reirme más fuerte. Todos a nuestro alrededor nos miraron como bichos raros.

--Dicen que es una zorra y que por eso Jungkook se acuesta con ella ahora.

Unas chicas por detrás largaron ese comentario y rieron, termine por callarme del todo cuando vi que me echaron una mirada rápida. Bajé la mirada, sorprendida y un poco triste.

Lo mejor era ignorarlo. No sería la primera ni la última vez.

--¡Oye!

Levanté la mirada de golpe al ver un chillido. La pequeña pareja de amigas miraban horrorizada a Jungkook, quien se había encargado de agarrar el celular de una de ellas y alzarlo tan alto como podia. Las chicas siendo de mi estatura o quizás menos, poco podían hacer contra alguien como Jungkook.

--¿¡Porque haces eso!?--chilló la niña horrorizada. Jungkook había cambiado la cara completamente.

--Pidele perdón a Lalisa por lo que dijiste.

--¿Es en serio?--casi se ríe incrédula al ver que Jungkook no cedía.--no puedes hacer esto. Pueden expulsarte.

--Y tú no deberías andar de chismosa en cosas que no te conciernen.--respondió-- tu decides. Pide perdón o despidete de tu teléfono.

La chica parecía que estaba por ponerse a llorar. Me miró en busca de ayuda, pero me limité a mirarla sin expresión. Jungkook hizo amago de soltarlo y dejarlo caer haciendo que la chica se asuste.

--P-perdón Lisa. No debi hablar así de ustedes.

Miré a Jungkook incrédula. Su cara había cambiado, como cuando estaba en sus prácticas de Boxeo. Intimidante y aterrador. Ahora entendía porque tenía fama de chico malo, aunque conmigo fuera lo más parecido a un chihuahua muy tierno.

Jungkook se acercó a ella dejando su celular en su mano. No sin antes advertirle:

--Que sea la última vez en tu puta vida que hablas de ella. O te lo haré lamentar.

Apenas el celular cayó en la palma de la chica, está salió de ahí dando zancadas. Huyendo.

Todos a nuestro alrededor comenzaron a murmurar. Jungkook se sentó a mi lado como si nada y suspiró.

--Siento haberte incomodado. No quería que vieras eso.

Sonreí, dandole un beso en la mejilla tiernamente.

--Nunca nadie me había defendido de esa forma. Fue muy bonito verlo, Jungkook.

Pude ver como desviaba la mirada sonriendo. Sonreí a la par de él.

(...)

--Creo que me veo fea. Mira esas arrugas, Lisa. Miralas.

Eunha se acercó a mí en nuestro camarin provisorio y me las mostró aflígida. Ya estaba en sus treinta y tantos, no era una persona grande. Pero postura cansada, esos ojos que habían soportado tantas injusticias y ese cuerpo maltratado por millones de manos desconocidas y el frío, comenzaba a notarse.

--Eres muy hermosa, Eunha. Incluso si tienes arrugas o celulitis. ¿lo sabes?

Podría jurar que vi sus ojos llenarse de agua.

--Siempre sabes que decir para hacerme sentir mejor. Eres increíble.

Lo que veía como una sonrisa comenzó a tambalearse de a poco. De pronto, comenzó a llorar.

--Eunha...--murmuré abrazandola.--¿Qué sucede?

--Lisa... me diagnosticaron... m-me diagnosticaron cáncer. Hace unos años, pero hicieron lo que pudieron... dicen que no me queda mucho tiempo.

--¿Qué?--susurré, sintiendo como el alma se me desprendía del cuerpo.

Eunha... Eunha era la única amiga que tenía en ese lugar. La única que me apoyaba, la única con la que podía contar para todo. Ella estaba cuando yo comencé este trabajo y lloraba todas las noches. Ella estaba cuando me desmayaba o me dolían mucho mis genitales. Ella estaba cuando vino Jae a mi vida y me recordó la importancia de tener un niño a cargo. Ella era todo. Si algo le pasaba...

De pronto, comencé a llorar a la par de ella. El dolor se expandió por todo mi cuerpo y de pronto no pude hacer más que sollozar.

--¿Porque no me lo dijiste tonta? ¿Porque no me contaste a mí?

--No quería darle importancia... Lisa, tengo un gato y una niña en casa. Sé que no merezco pedirtelo, pero no quiero que se lo lleve el gobierno. No quiero que le arrebate todo a mi niña.

--¿Cuanto tiempo te queda?

--No lo sé cariño. Pero presiento que no pasaré de este año.

--Te odio, idiota.--negué frustrada-- pero claro que me haré cargo de la niña y del gato también. Los cuidaré como si fueran míos, porque tu eres mi familia también.

Eunha y yo nos abrazamos un largo rato.

Parecía que yo no merecía ser feliz. Poco a poco me arrebataban todo lo que amaba.

Aún así, ambas tuvimos que salir a trabajar porque lamentablemente el trabajo no esperaba. Esta vez teniamos que estar en las calles.

Fue de pronto, que de un auto negro que parecía costoso bajaron 4 chicos. Justo cuando me iba a acercar con una sonrisa, me detuve en seco mientras mis piernas comenzaban a temblar sobre mis tacones.

Entre los chicos estaba Jungkook.

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