dieciocho
Apenas podía moverme sin sentir que el dolor estrujaba cada parte de mi cuerpo. Aún así, fui al baño más cercano y me limpie la nariz de la cual no dejaba de brotar sangre hasta ese momento. Escupí todo el liquido rojo que tenia en la boca y me arrojé agua fría en ella. Respiraba dificultosamente, sintiendo que en cualquier momento, me derrumbaría en el suelo. Pero no lo hice. Me miré al espejo, arreglé mi cara lo más que pude viendo que los morados de mi cuerpo no se irían en un rato largo. Me miré el rostro y noté que, ademas de rojo y adolorido, tenía el tabique levemente desviado. Golpeé el lavamanos con mi puño izquierdo con furia, sintiendo como lágrimas bajaban de mis ojos por producto de la rabia.
--Maldito hijo de puta.--susurré viendo mi maltratado rostro.
Respire hondo y miré al suelo tratando de recomponerme.
En el proceso, toque el pañuelo que Taehyung me había dado hace un rato y lo miré pensativa.
"La chica. Minhyuk. El pañuelo. El chico."
¿Qué es lo que quería decir?
Si se refería a que debía prestar más atención a la situación yo también lo creía. Porque ahora que sabía que Minhyuk se estaba acostando con otra chica que no era Hwasa significaba problemas para todas las trabajadoras. Pensar que esa chica me vio agonizar en el suelo y sólo se limitó a sonreír me hizo pensar seriamente en que sucedería si Minhyuk abandonaba a Hwasa y se queda con ella. Nuestra vida sería peor que el infierno. Sin mencionar lo triste que se pondría Hwasa porque, aún a pesar de todo, le quedaba un mínimo de cariño por ese monstruo que alguna vez la amó y cuidó.
Vi el pañuelo con atención. Estaba bordado con dorado. Las iniciales KTH se encontraban en una esquina de él. ¿Qué podría sacar con esto?
--¿Porque está bordado?--pregunté en voz alta.
De pronto entró alguien al baño. Oí los pasos. Oculté el pañuelo rápidamente y miré a la persona frente a mi.
--Creí que estaba sola.--dijo. Me quede perpleja mirandola. Era la chica de Minhyuk.
--Supongo que es lo mejor para ti ahora.--dije, sin poder evitar mi desagrado.
--Tú te buscaste esa paliza. E interrumpiste mi polvo. Es lógico que me ría.
No podía creer lo que oía. Mi primer impulso fue arrancarle las mechas rosas de su cabello, pero me contuve. Ahora tenía que ser cuidadosa si ahora ella le era importante a Minhyuk. Ese tipo era un hijo de puta y un desalmado asesino, pero por una vagina podía ser el imbécil mejor pagado de todos.
--A Minhyuk no pareció importarle cuando Taehyung te dió una bofetada que volteó toda tu cara. Supongo que hay límites.--me limité a decir.
Ella por un instante cambió la cara. Luego su compostura volvió. Sonrió como si nada sucediera.
--Lisette, espero que entiendas que dejarás de ser la favorita.
Me reí. Si fuera la favorita no estaría acostandome con 20 tipos diferentes por noche. Aún así no se lo dije.
--¿Cómo te llamas?
Ella sonrió.
--Giselle.
Volví al salón en busca de Jungkook. Me puse una peluca roja diferente a la oscura que llevaba antes y me coloqué un antifaz para bailar frente al público. Vi a Jungkook junto a sus amigos en la ultima mesa. Ahora parecían preocupados por lo que acababa de pasar, pero no lo suficiente. Jungkook era el único que mantenía la seriedad en el grupo incluso viendo pasar mujeres semidesnudas a su alrededor que de vez en cuando lo llamaban con la mirada o le tocaban sensualmente los hombros y la espalda.
No las culpaba, Jungkook era demasiado atractivo incluso para su edad. Los demás se reían y prestaban atención a su alrededor probablemente viendo con quien acostarse. No hacía falta más para darme cuenta que eran niñitos de papá.
Comencé a bailar sintiéndome nerviosa al sentir la mirada de Jungkook incluso aunque tal vez no me estuviera prestando atención. Veía las miradas de todos en mi pero no por mi sensualidad, si no todo lo contrario. Los moretones comenzaban a notarse y mi cuerpo comenzaba a pasarme factura con el dolor. Mis movimientos eran pateticos, cansinos y torpes. La respiración me faltaba a cada rato y los clientes comenzaron a tirarme nueces, cerveza y lo que tenían a su alcance. Me sentía humillada, pero sabia que había peores humillaciones que esa, por lo que no se sintió tan mal bajar de el escenario al ser rechazada por unos cerdos pervertidos que lo único que podían hacer era acostarse con mujeres por dinero.
Me apoyé en la barra más cercana y di un par de respiraciones ahogadas. De pronto sentí una presencia a mi lado.
--¿Estas bien?
Me volteé. Al hacerlo me congelé de inmediato.
Era Jungkook.
Asiento con la cabeza. Temi que si hablara pudiera reconocerme.
Jungkook de pronto encendió un cigarro y me ofreció otro.
--¿Fumas?
Se lo tomé, sintiendome muy nerviosa de repente.
--Parece que no hablas mucho.--observa.-- y que tampoco quieres quitarte la máscara.
No dije nada, seguí fumando con la vista al frente.
--Siento mucho lo que te hicieron. Desearía poder ayudarte, pero no sé como hacerlo.
--Debiste quedarte callado. Este lugar no es para un chiquillo como tú.--dije de pronto, quizás la música fuerte del lugar ayudaría a distorsionar mi voz.
Afortunadamente no me reconoció.
--Estoy aquí porque los idiotas con los que vine lo quisieron. Sus padres tienen mucho dinero, por lo que él jefe de aquí los quiere mantener cerca. O eso me dijeron ellos.
De pronto, algo hizo click en mi cabeza.
¿Quiere el dinero de ellos o quiere hacer negocios con ellos?
--¿Y tú, no tienes familia involucrada en esto?
Jungkook negó.
--Que pena.--bromeé. Para que no sintiera que le estaba haciendo un interrogatorio incluso aunque fuera así.
Algo no cerraba de todo esto. Si Jungkook no tuviera nada que ver... Minhyuk hubiera ordenado que le den una paliza al instante. Sin embargo estaba ahí, frente a mí. Vivito y coleando mientras Minhyuk arreglaba sus heridas escondido en algún cuarto.
Me acerqué a él lentamente y rodee mis brazos por su cuello. Me puse de puntitas para darle un beso y justo cuando yo estaba cerrando los ojos...
--N-no, perdona. Pero no quiero hacer esto. No es a lo que vine.
Un alivio me recorrió el cuerpo de inmediato. Jungkook no era esa clase de chico, no vendría a un lugar como este y se acostaria con cualquier chica. El seguía siendo el chico dulce, respetuoso e inocente que yo conocí.
--Bien.--asentí--entonces mi trabajo termina aquí.
Dicho eso me di media vuelta, huyendo de ahí.
....
--Lisa, me invitaron a ver una pelea callejera.
--¿Quién te invitaría a esa basura, Rose?--dije, asqueada de su comentario.
Ella iba a responder, pero de pronto hice una mueca de dolor provocando que ella se preocupara.
--¿Te encuentras bien? ¿el dolor volvió mucho?
Le había dicho a Rosé que había chocado mi bici contra un poste. Claro que no tenía sentido los lugares en los que estaba herida con las que me hubiera hecho si realmente hubiera chocado con una bici. Y ella en el fondo, lo sabía.
--Me gustaría que fueras conmigo. Yo creo que sería divertido.
--¡Rosé es peligroso!--exclamé--lo siento, pero no te ayudaré a ser parte de esto.
--Lisa, si se vuelve peligroso prometo que nos iremos de ahi tan rápido como podamos. Por favor, quiero un poco de emoción a nuestras vidas universitarias.
Quería regañarla y decirle que eso no era emoción. Era simple estupidez humana, pero no quería arruinar su ilusión. Sabía que para Rose era nuevo y emocionante, ya que los padres de ella jamás le habrían permitido que sea participe de algo así. Me sentía mal de no apoyarla, cuando ella siempre me apoyaba en todo.
--¿Está noche a las 11?--pregunté suspirando. Rose me abrazó y me dió un beso en la mejilla.
Me sentía fuera de lugar caminando por las calles junto a Rose. Ella era como una flor silvestre a la que podías arruinar en cualquier momento y yo iba con los puños listos para enfrentarme a quien fuera. Ella llevaba un vestido color crema para la noche y yo llevaba un pantalón negro, buzo negro y botas. Éramos el contraste perfecto.
La reunión se daba en una calle abandonada que daba la vista a un mar. Los edificios hacia mucho tiempo habían sido abandonados por orden del gobierno, al darse cuenta que su estructura ya no era apta para que la gente viviera allí. Pero se olvidaron de lo más importante: derrumbarlos.
Ahora probablemente era un lugar en el que podrías ver vagabundos o gente drogadicta por la calle. ¿y porque no? Peleas ilegales.
Cuando llegamos a destino, había motos y muchas bebidas alcohólicas alrededor de un grupo bastante importante de personas que no paraban de gritar y festejar las aclamaciones de un chico que se encontraba parado sobre un auto abandonado. Este chico alzó su bebida y dijo:
--¡COMO SABRÁN, CABALLEROS Y SEÑORITAS, ESTA NOCHE HABRA CARRERAS Y UNA PELEA MUY EMOCIONANTE QUE TODOS ESTÁBAMOS ESPERANDO!
Gritos y exclamaciones se escucharon a nuestro alrededor.
--¡ESTA NOCHE VEREMOS LA GRAN PELEA DE BIG FIST Y LA BESTIA!
Miré a mi alrededor sin poder creer lo enloquecida que se volvía la gente. Las chicas sobre todo, aclamaban casi excitadas por ese encuentro.
--Subamos al auto.--resolví viendo un espacio vacío entre la multitud. Primero hice subir a Rose y detrás de ella le seguí yo.
--¿Crees que haya mucha sangre?--susurró preocupada ella.
--Considerando que no existen las reglas...--comenté, con una mueca.
Por un lado del gran círculo, apareció un hombre fornido y musculoso, que tenía tatuajes por donde se lo viera y era de tez morena. Su mirada era asesina y miraba al resto como si todos estuvieran por debajo de él. Era muy alto, parecía un toro furioso.
--¡¿BIG FIST, COMO TE SIENTES HOY!?
Le acercó el micrófono al chico, pero este sólo respiro fuerte en el, negándose a decir algo más.
--CREO QUE NOS HA DICHO TODO.--se oyeron risas-- ¡Y POR OTRO LADO, DEMOSLE LA BIENVENIDA A LA BESTIA!
Alargó la "a" haciendo que todo el ambiente se sintiera más tenso y emocionante. Esta vez sentí como toda la multitud se removió en su lugar nerviosa y aclamó fuertemente, mucho más que a Big Fist.
Por otro lado apareció un chico. Estaba sin camisa, podía verle todos los tatuajes que adornaban su pálida piel y pude ver que estaba demasiado tonificado, aunque su contextura fuera delgada. Irradiaba odio, rencor. Cuando pude verlo más de cerca, me congelé de inmediato y Rosé tuvo que sujetarme fuerte para no caerme del techo del auto.
Era Jungkook.
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