III
Denver, Colorado. Septiembre, 2011.
Johnny cerró el libro de cuentos, deposito un beso en la frente de su pequeño hijo y se aseguró de taparlo bien. Se levantó con cuidado, apago la luz y dejó la puerta entreabierta.
El teléfono sonó y corrió a contestar antes de que el ruido despertara el descanso de Robby.
─ Diga.
─ Johnny, gracias al cielo que respondes, ¿Por qué no devuelves mis llamadas?
─ Lo siento Ali, tuve un día pesado en el hospital, apenas y pude encontrar a Robby despierto para darle las buenas noches.
─ No te molestaría tan tarde, pero es un asunto delicado.
─ ¿Qué pasa?
─ Ayer en la noche el señor Miyagi volvió a ingresar al hospital y creo que deberías venir pronto, su doctor que es amigo mío me enseño el último informe sobre su estado y ... es grave Johnny.
─ Él ... él ...
─ No podemos decirlo con certeza, pero verte le hará bien. ─ Escucho a Ali soltar un gran suspiro antes de seguir hablando. ─ Lo que voy a proponerte puede parecer una locura.
─ ¿Qué planeas?
─ Escuche que el jefe del área de psiquiatría planea retirarse pronto y yo podría recomendarte para el puesto.
─ Ali ...
─ Si no lo hacemos de ese modo no existe otra manera donde puedas visitarlo, el señor Miyagi te necesita. Recuerda que él no se apartó de ti cuando murió Shannon y te ayudo con Robby mientras estuvieron en Okinawa.
─ Ali, no me interrumpas. Iba a responder que con o sin el trabajo dejaría todo por el señor Miyagi.
─ Muy bien, hablare con mi jefe y te ayudare a buscar una casa.
─ Gracias por todo Ali.
─ No te preocupes, dale a Robby mis saludos.
─ Por favor no le digas a nadie de mi regreso, no todavía.
─ Esta bien, pero tarde o temprano tendrá que saberlo.
[.]
Valle de San Fernando California. Octubre 2011.
Miyagi colocó el sobre en la mesita a su lado, pronto una de las enfermeras llegaría a revisarlo y le pediría que enviara la carta a Okinawa.
Unos golpecitos en la puerta llamaron su atención y sonrió al ver de quien se trataba.
─ Buenos días señor Miyagi.
─ Buenos días Ali.
─ Hoy despertó más temprano de lo normal.
─ Tenía que escribir carta a familia.
─ ¿Cómo está Yukie?
─ Bien, Kumiko regreso de la gira y ahora están juntas.
─ Entonces son buenas noticias. ─ La rubia tomó la carta. ─ Y no se preocupe yo me encargare que esta carta llegue a su destino. ─ La guardo con cuidado en su bata.
─ Gracias.
─ Tengo una sorpresa para usted.
─ Oh no debiste molestarte por Miyagi.
─ Estoy segura que le encantará, espere un momento. ─ Ali espió en los pasillos e hizo una señal para pedir a alguien que se acercara. ─ Aquí viene señor Miyagi.
─ Abuelo Miyagi. ─ La vocecita de un niño hizo que se emocionara.
─ Robby-San. ─ Ali cargo al niño para que pudiera darle un abrazo a Miyagi. ─ Has crecido.
─ Ya tengo 9 años.
─ Todo un adulto. ─ La rubia dio un beso sonoro a Robby.
─ Miyagi feliz de verte, te extrañe mucho.
─ Mi papi y yo también te extrañamos mucho.
─ ¿Dónde está él?
─ En una junta con los miembros del comité, posiblemente empiece a trabajar aquí antes de que acabe la próxima semana. ─ Respondió Ali.
─ ¿Van a quedarse? ─ Robby asintió repetidamente.
─ La nueva casa es muy grande, tiene alberca y jardín y puedo verlos desde mi habitación.
─ Eso es muy bueno.
De pronto se escucharon otras pisadas y la voz de un papá preocupado pidiendo no correr en los pasillos.
─ Apúrate papá, ya quiero ver al señor Miyagi. ─ Ali abrazo más fuerte a Robby.
─ No te preocupes, déjaselo a Miyagi.
─ Está bien, Johnny y Daniel tendrán que verse pronto.
─ Abuelo Miyagi. ─ Una niña de la misma edad que Robby entro, pero se detuvo en cuanto vio a Ali y al niño que cargaba. ─ Perdón tía Ali, no sabía que estabas aquí.
─ No te preocupes, ven quiero presentarte a alguien. ─ La rubia bajó a Robby.
─ Hola, me llamo Samantha, pero puedes decirme Sam. ─ La pequeña estiró su bracito.
─ Me llamo Robert, pero puedes decirme Robby. ─ Respondió el apretón de manos.
─ Robby también es nieto de Miyagi. ─ Explicó el hombre.
─ Oh, ¿entonces somos hermanos? ─ Preguntó Sam y los adultos rieron.
─ Casi ... ─ Susurro Ali.
─ No, pero pueden ser amigos. ─ Respondió Miyagi.
─ Samantha ¿Qué te dije de correr por los pasillos?
─ Papá, mira tengo un nuevo amigo. ─ Sam jalo a Robby.
─ Hola Robby mucho gusto.
─ Hola señor, es un gusto conocerlo. ─ Daniel se sorprendió por lo educado que era.
─ El señor Miyagi es su abuelo también. ─ El pelinegro volteo a ver a Ali.
─ Daniel-San, Robby es hijo de Johnny-San.
─ ¿John ... Johnny está aquí?
─ Si, mi papá trabajará en el hospital. ─ Contestó Robby orgulloso.
─ Niños, Daniel y el señor Miyagi tendrán un conversación de adultos ¿quieren acompañarme a la cafetería? Podemos pedirle a Carmen que prepare un poco de chocolate caliente.
─ Siiii. ─ Respondieron animados. Ali los agarró de la mano y salieron de ahí.
─ Daniel-San, respirar y pensar antes de hacer.
─ Señor Miyagi no me pida que me calme, Johnny pronto vendrá y ...
─ Miyagi no enseñar evadir tus problemas, han pasado más de 30 años y resolver asunto antes de que Miyagi ...
─ Ni lo diga señor Miyagi, estoy seguro que se quedará por mucho tiempo más.
─ Habla con Johnny-San, por favor.
─ ¿Y si él no desea hablar conmigo? Yo hice una estupidez, le rompí el corazón. Desde que supe que hubiese podido pagar la escuela sin alejarse de mí no he podido vivir en completa paz.
─ Señor Miyagi, Daniel lamento la tardanza. ─ La esposa de Daniel interrumpió sin querer la conversación. ─ Anthony no quería comer sus verduras. ─ El niño de 3 años sonrió traviesamente.
─ Anthony-San debe comer verduras para ser fuerte y crecer. ─ Amanda dejo al pequeño en la cama junto Miyagi. ─ ¿Prometes comer todas tu verduras?
─ Sí.
─ Eso es, recuerda que serás tu quien proteja a la familia.
─ ¿Dónde está Sam?
─ Ali la llevó por chocolate caliente.
─ Oh ¿crees que pueda ir por uno para nuestro hijo? Hace frío y Anthony podría enfermar.
─ Claro, deben estar con Carmen.
─ Volvemos en un momento señor Miyagi. ─ Amanda cargo a Anthony y se lo llevó.
─ Bien ahora verá a Robby. ─ Daniel llevó las manos a su nuca.
─ Daniel-San preocuparse demasiado.
─ Señor Miyagi. ─ Johnny entró a la habitación y dejo de sonreír cuando vio al pelinegro.
[.]
Daniel se disculpó y salió del cuarto.
Johnny se quedó un rato más, en ese tiempo conversaron de muchas cosas, como: el estado de salud del señor Miyagi, el nuevo trabajo de Johnny, lo complicado que fue vender sus cosas en colorado y el avance de Robby con el karate.
─ Johnny-San, quiero pedirte algo.
─ Claro señor Miyagi.
─ Ve con Daniel-San, platica con él.
─ Señor Miyagi, ¿no vio cómo se puso en cuanto entre? No se que tan bueno sea ir tras él.
─ Arreglar problemas, Miyagi estaría más tranquilo. ─ Johnny respiro profundo.
─ Bien, lo intentare, pero si Daniel no quiere me alejare.
─ Gracias.
[.]
Daniel mordía uno de los lados del vaso de platico, hace rato que el chocolate que Sam le llevó se había terminado y no tenía el valor de regresar con el señor Miyagi.
─ LaRusso. ─ El aire abandonó sus pulmones al ser llamado por su apellido después de muchos años.
─ Johnny.
─ Debemos hablar. ─ Daniel siguió con la mirada cada movimiento que hacía el rubio. ─ Solo si tu quieres.
─ Esta bien. ¿De que quieres hablar? ─ El ojiazul alzó una ceja y Daniel mordió su labio. ─ Ya se que acabo de decir una tontería. ─ Por alguna razón Johnny comenzó a reír y el pelinegro le siguió. Diez minutos después se quedaron en silencio, Daniel buscaba las palabras correctas y cuando las encontró estuvo listo para iniciar. ─ Johnny, lamento todo lo hice, no merecías todo eso. ─ Explicaba mientras jugaba con sus dedos. ─ Poco tiempo después de que te fueras el señor Miyagi dijo que iban a darte un aumento con el que habrías podido pagar la universidad y no sabes lo arrepentido que estoy desde ese día porque te amaba y ... y ...
─ Daniel, ─ Johnny acarició una de las manos del pelinegro. ─ luego de mucho tiempo entendí que lo que hiciste fue por amor, solamente alguien que ama de verdad estaría dispuesto a pensar en el futuro del otro por sobre sí mismo.
─ ¿Me perdonas?
─ Te perdone hace mucho tiempo. ─ Johnny carraspeo. ─ Escuche que tienes dos hijos. ─ Trato de cambiar de tema.
─ Sí, Samantha y Anthony.
─ ¿Cuántos años tienen?
─ 9 Y 3.
─ Y te casaste.
─ Conocí a Amanda en el trabajo, comenzamos a salir y nos enamoramos. Poco antes de que Sam naciera abrimos nuestro concesionario y nos ha ido de maravilla. ─ Johnny le sonrió. ─ Conocí a Robby, es un buen niño.
─ Eso lo sacó de su mamá, ya sabes que yo no soy tan sutil.
─ ¿La extrañas? ─ El ojiazul frunció el ceño. ─ El señor Miyagi me dijo lo de Shannon, lo siento mucho.
─ Gracias. ─ Johnny bajo la mirada. ─ La extraño mucho, nos conocimos en el hospital. Siempre nos topábamos en el área de descanso, un día mientras esperábamos que el café estuviera listo nos pusimos a conversar, con el tiempo se nos hizo habitó ... ella fue la que me invitó a cenar. ─ Rio. ─ Era una mujer ruda y muy segura así que golpeó primero, cosa que agradezco porque nunca hubiera tenido el valor suficiente de invitarla a salir. Nos casamos, un años después quisimos agrandar la familia, todo iba bien, nunca faltamos a ninguna revisión y seguíamos las indicaciones al pie de la letra. Pero algo pasó y el parto se adelantó, supe que Ali estaba en Colorado y pedí que ella se hiciera cargo. Shannon estaba muy débil y no resistió. Dos meses después el señor Miyagi nos llevó a Okinawa y pude sanar.
─ Eres un gran hombre Johnny, admiro tu valor.
─ Gracias, pero gran parte de lo que es Robby ahora se lo debo al señor Miyagi y Ali.
Valle de San Fernando, 15 de noviembre de 2011
La ceremonia fue todo lo que se merecía el señor Miyagi, su despedida fue digna de un hombre tan sabio y bueno en el mundo como él.
Daniel y Johnny estaban al frente junto con sus hijos quienes no soltaron en ningún momento a sus papás.
Las palabras que fueron dichas nunca le harían justicia a todas las buenas acciones que Miyagi hizo desinteresadamente.
El funeral finalizó, los niños ya cansados fueron llevados a casa con Amanda mientras Daniel y Johnny se quedaron un momento más para rendir un homenaje a su sensei.
Ahora que el señor Miyagi no estaría más entendieron que debían hacer las cosas mejor, a partir de ahora no tendrían su ayuda, de nuevo estaban solos valiéndose por si mismos y eso los asustaba, pero tenían que enfrentarse a sus miedos por la nueva generación de Miyagi-Do.
Daniel y Johnny dieron el último saludo a la tumba del señor Miyagi.
Y al marcharse cada uno tomó su propio camino.
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Al fin pude terminar este capítulo, desde diciembre intente escribirlo, pero perdí la cuenta de las veces que borre lo que llevaba porque nada parecía ser suficiente, luego descubrí que necesitaba agregar una parte más para que tuviera sentido así que el siguiente el three shot se transformó en four shot.
Eso es todo y nos leemos en el final.
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