➤ SEGUNDA PARTE


Ya había pasado semanas desde aquella noche donde Adalie y Jungkook decidieron ceder ante sus sentimientos y deseos. Podría haber salido mal, darse cuenta que lo único que sentían era algo sexual, pero al contrario, pareció intensificar aun más sus sentimientos. Pues, desde esa noche decidieron darse una oportunidad, aunque la culpa seguía ahí, pero era más fuerte lo bien que se hacían estando juntos.

Adalie le había confesado a Nyra que decidió darse una oportunidad con Jungkook, dejando en claro que si ella se lo pedía, acabaría con lo que tenían porque era mucho más importante su amistad. Pero, para su sorpresa, la pelirroja sólo le sonrió diciéndole que estaba bien, y colgó la videollamada porque debía marcharse al trabajo.
Eso le había desconcertado un poco, ya que no sabía cómo tomárselo y quería poder profundizar en eso, mientras que Nyra parecía cada día más ocupada.

Ambos tomaron la decisión de esperar para que los demás supieran que estaban juntos porque no se sentían nada preparados para ver sus reacciones al seguir la culpa ahí, y estaban seguros de que no se lo tomarían  bien. Pues, si a ambos les costaba aún asimilar lo que sentían -más que nada a Adalie-, entonces, era completamente normal si decidían juzgarlos por traicionar a sus mejores amigos con sus sentimientos y estar juntos.

Ahora se encontraban en una exposición de arte, ya que habían sido invitados por Victoria, la esposa de Steve, el amigo y compañero de trabajo de Jungkook. Adalie no pudo evitar sorprenderse cuando el pelinegro le pidió que fuera con él, porque siempre buscaban ocultar lo que tenían, pero parecía que no quería seguir teniendo que hacerlo, por lo que empezaría diciéndoselo a quien ahora podía considerar su mejor amigo.

La fémina estaba completamente nerviosa, aunque intentaba ocultarlo. Llevaba un vestido celeste que se apegaba a su figura y era un poco abierto, llegando por encima de sus rodillas, mientras su cabello estaba suelto y ondulado. Jungkook llevaba una chaqueta azul, camiseta lisa blanca, pantalón negro y zapatos del mismo color, con su cabello azabache dividido que llegaba a caer por su frente.
Este no podía evitar girar a ver a Adalie, pensando en lo hermosa que se veía ante sus ojos, aunque podía notar con gran facilidad sus nervios, por lo que decidió tomar su mano y entrelazar sus dedos. Al encontrarse con su mirada de sorpresa, le regaló una sonrisa tranquilizadora.

—Oh, ¡llegaste, JK! —exclamó extendiendo los brazos mientras se acercaba para darle un pequeño abrazo.

El pelinegro tuvo que soltar la mano de la fémina, para así corresponder al abrazo de su amigo, mientras la mujer castaña se acercaba con una sonrisa, y Adalie apretaba su pequeño bolso para calmar un poco sus nervios.

—Buenas tardes.

—Oh, Victoria, realmente es maravilloso lo que haces —comentó mirando a su alrededor, provocando la sonrisa de la mujer.

—Muchas gracias, Jungkook.

—Por cierto, les presento a Adalie Sallow, mi novia —mencionó llevando el brazo a la cintura de la fémina, para así acercarla a él mientras la miraba con una gran sonrisa.

—Mucho gusto, soy Victoria O'Brien —dijo con una sonrisa y estirando su mano, por lo que Adalie la tomó rápidamente.

—El gusto es mío.

—Espera, yo te he visto —apuntó mirándola pensativo, lo que hizo tensar a la fémina—. Sí. Estoy seguro que te he visto alguna vez...

Adalie miró nerviosa a Jungkook, que también parecía tenso porque ambos recordaban perfectamente cuando Adalie llegó a su casa para ver a Nyra, y en eso, llegaron Jungkook y Steve. Esa situación había pasado casi dos años atrás y fue la única vez en la que se vieron, por lo que era comprensible que este no se acordara perfectamente.

El pelinegro pudo sentir cómo la fémina apretaba su mano, por lo que carraspeó la garganta y volvió a mirar a su amigo, para así responderle.

—Adalie es... es la mejor amiga de Nyra —confesó tenso.

—Oh... ¿Mejor amiga? —repitió riendo algo histérico, y este asintió—. P-Pero...—giró a ver a su esposa, la cual le dio un apretón en el brazo—. Bien, es un placer volver a verte, Adalie.

—Lo mismo digo —murmuró de manera casi inaudible y una pequeña sonrisa falsa.

—¿Quieren champagne? —preguntó Victoria, intentando romper la tensión, acercándose hacia un hombre del catering que llevaba unas copas.

—Claro, por favor —pidió Jungkook, acercándose para tomar las dos copas que le entregaba la castaña—. Aquí tienes, Addie.

Ella intentó sonreírle cuando le entregó la copa, escuchando cómo Jungkook conversaba animadamente con Steve, y Victoria se alejaba para saludar a un pequeño grupo de personas. El pelinegro había pasado el brazo su cintura y podía sentir cómo le acariciaba con el pulgar, pero no podía dejar de pensar en cómo Steve pareció no tomárselo tan bien.

—Sí, bueno, ya sabes que el Jefe anda algo tenso estas últimas semanas —mencionó antes de darle un sorbo al champagne, Jungkook.

—Lo sé, pero...

—¡Cariño, ven! —exclamó su esposa, la cual estaba a unos pocos metros.

—Ya vuelvo, ¿sí? —palmeó el brazo del pelinegro, para así comenzar a caminar hacia su esposa y el grupo de personas.

Jungkook, en ese momento, bajó la mirada hacia la fémina, observando cómo le daba un sorbo a su copa y evitaba su mirada, lo cual le hizo notar que parecía estar incómoda.

—¿Quieres que veamos un poco? —preguntó llamando su atención.

—Bueno, vamos.

Este sonrió para tomar su mano con suavidad y entrelazar sus dedos, comenzando a recorrer el lugar, aquellos cuadros que había hecho Victoria, quedando maravillados por su gran talento. Él hacía algún que otro comentario notando cómo Adalie parecía distraerse de lo que estaba atormentándola, y eso le hacía sentirse mejor al no tolerar que se instalara aquella tensión entre ellos.

Al ver un cuadro de un atardecer, Jungkook pasó el brazo por la espalda de ella, acariciando con suavidad su brazo para llamar así su atención. Ella giró la cabeza para verlo, notando algo de inseguridad en su mirada aunque una sonrisa estaba dibujada en sus labios.

—¿Te sientes bien?

—Sí.

—Quizás debí decirle antes... eso, ya sabes —mencionó haciendo una mueca—. Lamento no haberlo hecho.

—Está bien.

—Sé que fue incómodo...

—Jungkook, está bien —aseguró medio sonriendo.

—Es que... me gustaría que pudieran no sorprenderse o mirarnos como si quisieran juzgarnos —explicó desviando la mirada—. El que hasta Steve se lo haya tomado de esa manera, me hace... me hace tener menos valentía para enfrentar a Kyle.

Ella tragó con dificultad, tensándose, porque sabía perfectamente que de por sí, Jungkook pensaba demasiado en eso, aunque muchas veces no se lo decía. Cada vez que tocaban ese tema de  conversación sobre Kyle y Nyra, ambos se replanteaban si estaban completamente seguros de lo que estaban haciendo. Y es que ninguno quería perder esas amistades, aunque Nyra ya lo había aceptado, pero el sentirla cada vez más lejos no ayudaba para nada.

—Jungkook...

—Sé que no nos hace bien mencionarlos, pero quiero que sepas que estoy bien contigo, que me haces realmente bien, así que, por más que todavía no me atreva, buscaré la manera —aseguró conectando sus miradas—. Lo haré porque estoy seguro de que quiero que estemos juntos.

Ella sintió su corazón encogerse y quiso decir algo al respecto, aunque ni siquiera sabía qué decir porque todavía se le hacía algo sumamente extraño poder hablar con su pareja de sus inseguridades, de sus miedos, sin que eso provocara una discusión.
Su celular sonó, por lo que decidió tomarlo como excusa para no continuar con esa conversación, ya que le hacía cuestionarse absolutamente todo. Pero, no se esperó para nada arrepentirse de haber tomado su celular, porque lo que leyó, provocó que se paralizara.

Kyle

Hey, ¿cómo estás, Adalie?

que ha pasado un tiempo, pero
me gustaría poder hablar contigo.

¿Estás ocupada?

Tragó con dificultad sintiendo cómo el oxígeno se le quedaba estancado en la garganta, por lo que Jungkook pudo notar que estaba afectada por lo que acababa de ver, así que la curiosidad como la preocupación se volvieron parte de él.

—¿Está todo bien, linda? —preguntó inclinándose hacia adelante, apoyando la mano su hombro, pero no parecía reaccionar—. Hey, ¿Adalie...?

—S-Sí...—murmuró de manera casi inaudible, conectando sus miradas aunque sentía que las lágrimas estaban a nada de asomarse.

—¿Por qué...?

—D-Debo ir al baño. Ya vuelvo —informó volteando para empezar a caminar.

Al ver el cartel que indicaba dónde estaban los baños, comenzó a dirigirse hacia ese pasillo sintiendo sus piernas temblar y cómo su visión se volvía nublada. Temblaba, pero de impotencia porque recordaba cómo gracias a Jungkook supo que mientras Kyle planeaba en acabar con todo, ella no paraba de buscar una solución para arreglar su relación.
Esperó por tantos meses saber de él aunque habían terminado, algo que le dijera que la echaba de menos, que había una nueva oportunidad para los dos, a pesar de que él tomó la decisión y ella se sentía decepcionada. Esperaba que hiciera algo para recuperarla, para recuperar lo que tenían. Kyle no tenía idea alguna de lo que pasaba por la mente de ella, ni Adalie la tenía por la de él, pero ella al menos había intentado decírselo en las llamadas que este negó. Había rechazado cada llamada, hasta en momentos donde ella lo necesitaba, en momentos donde su voz podía detener sus lágrimas. Y ahora siquiera recordaba el sonido de su voz, de su risa, no recordaba su sonrisa, porque todo lo que alguna vez fue él en su vida, había ido desapareciendo. Pero estaba sintiendo miedo al saber que quería volver a verla, porque no tenía idea alguna de lo que podría provocar en ella.

La pelinegra entró histérica al baño, inhalando y exhalando mientras pensaba que debía calmarse, pero cuando quiso cerrar la puerta, una mano lo impidió. Se sobresaltó hasta que vio la cabeza de quién ahora era su pareja, lo que provocó que tragara con dificultad e intentara parecer calmada aunque siquiera parecía ser capaz de hablar. Jungkook entró al baño cerrando la puerta, para luego colocar seguro, lo que hizo que ella tensara aun más.

—¿Puedes decirme qué te sucede? —preguntó acercándose de manera cautelosa, ya que cada vez que él daba un paso hacia adelante, ella daba uno hacia atrás.

—N-No es nada —suspiró al sentir que chocaba contra el lavabo.

—Lo que dije hace un momento es verdad. Sé que lo nuestro se dio por casualidad, que fue algo inesperado, pero te has convertido en mi compañera, en mi apoyo y en mi persona —expresó acercándose más—. Así que, ya no me interesa saber lo que opinen los demás de lo que se dio entre nosotros. Adalie, tú me cautivas, me fascinas, me sorprendes, me causas ternura y deseo, me emocionas... me excitas —confesó con la voz más profunda, tomándola de la cintura, provocando que ella soltara un jadeo—. No sé cómo pasó, pero esto es intenso y real, linda.

Jungkook pudo notar cómo sus orbes lo observaban con intensidad, cómo su pecho había empezado a subir y bajar por su respiración que se volvió pesada, y cuando creyó que diría algo al respecto, lo sorprendió al estampar sus labios. La mano de la fémina sujetó con fuerza la nuca del pelinegro haciéndole saber que deseaba un beso apasionado, pues su lengua ya se encontraba acariciando los delgados labios de su novio que entreabrió su boca para permitirle el paso. Adalie deslizó su lengua pudiendo deleitarse con su sabor a champagne.

Un sonido involuntario escapó de su garganta al sentir las manos de Jungkook bajar por sus muslos, haciéndola levantar para que se sentara en el lavabo sin romper aquel beso hambriento. La fémina jadeó cuando los delgados y húmedos labios de él comenzaron a bajar por su cuello, besándolo y lamiéndolo, por lo que ella pasaba las manos por sus anchos hombros. El fuego se avivó en Adalie, extendiéndose por todo su cuerpo, deseando poder sentirlo de una vez.

Jungkook estaba realmente excitado y sabía que su novia se encontraba igual, mientras volvía a besarla de manera apasionada, sus lenguas chocaban y sus besos eran sonoros. Ella jugaba con su cabello, a la vez que lo saboreaba, acariciando con las piernas su cadera para apegarlo más.
Este acariciaba sus gruesos muslos, subiendo cada vez más su vestido hasta llegar a sus bragas sintiendo su humedad, por lo que la corrió para poder deslizar dos de sus dedos. La pelinegra jadeó arqueando su espalda y abriendo más las piernas para permitirle el acceso, por lo que él no perdió el tiempo e introdujo dos dedos, escuchándola soltar un gemido ahogado.

Adalie intentaba pensar con claridad al sentirlos entrar y salir, mientras dirigía las manos a sus pantalones para desabrocharlo con rapidez. Jungkook, al darse cuenta de lo que quería, sacó sus dedos para bajarse los pantalones al igual que los bóxers, sólo lo necesario para poder sacar su miembro.
La observó con intensidad, queriendo poder admirar cada una de sus facciones mientras dirigía el miembro a su entrada, embistiéndola con fuerza con todas las ganas y deseo que aquella fémina le provocaba, gruñendo al sentir su humedad y cómo lo atrapaba de manera deliciosa.

Llevó las manos a las nalgas de ella para presionarla contra su pelvis, haciéndole saber que era hora de moverse. Adalie comenzó a moverse, aferrándose a sus hombros, sintiéndose inmersos el uno en el otro, sin dejar de observarse como si estuviesen hipnotizados por ese excitante momento.

—Muévete más rápido que no tenemos mucho tiempo, linda —recordó de manera entrecortada, enterrando los dedos en sus nalgas para ayudarla con los movimientos.

Adalie gimió de manera aguda, acelerando los movimientos mientras él empujaba con vigor, bajando la mirada a su pecho dónde se asomaban los senos por el vestido, por lo que no dudó en comenzar a besarlos. Ella jadeaba y gemía, inclinando su cabeza hacia atrás, intentando seguir con sus movimientos rápidos aunque estuviera agotándose.

—Oh, mierda, se siente tan bien —murmuró con voz profunda, jadeando—. ¿A ti te gusta así?

—¡Me encanta! —gimoteó al sentir cómo él aumentaba sus movimientos, entrando hasta el fondo.

Ella gemía con fuerza al compás de él, por lo que este al darse cuenta que podrían escucharlos, la besó con brutalidad. La pelinegra se sentía incapaz de controlarse cuando se trataba de follar con Jungkook, pues este era una mezcla de brutalidad, de fiereza, mezclada con ternura y delicadeza. ¿Esa mezcla era acaso posible? Pues, Adalie pudo confirmar que con Jungkook sí lo era.

Y así, ambos decidieron entregarse por completo al placer, Jungkook gruñendo al sentir cómo las paredes de Adalie apretaban su miembro. Gimió liberadoramente al seguir embistiéndola con fuerza al punto de colapsar, ambos siendo presos del éxtasis. Estaban algo sudados, sus cabellos despeinados, intentando recuperar el aliento mientras sus labios se rozaban y ella acariciaba su nuca.

—Me encantas, Adalie —expresó sobre sus labios.

—Y  tú a mí —murmuró antes de juntar sus labios en un beso suave y lento—. Demasiado, Jungkook.

—Tenemos que salir de aquí antes de que nos descubran —comento riendo aún sobre sus labios.









(...)









Los días seguían pasando y Jungkook y Adalie estaban más que bien, hasta parecía que ella estaba dejándose llevar más, lo que a él le gustaba notar, aunque su cabeza fuera un caos al pensar en su mejor amigo, Kyle.
Se preguntaba si acaso con Adalie sólo fueron dos rotos que al quedar solos, decidiendo conocerse más, buscaron arreglar el desastre que tenían dentro, pero todo se salió de control. Pues, habían terminado en un vaivén de risas, de gritos, de gemidos, siendo uno, sintiéndose tan bien el uno con el otro.

El miedo para el pelinegro iba acumulándose cada día más porque sentía mucho por Adalie, y no sabía cómo podría ser capaz de decírselo a quien fue su mejor amigo por años. Y es que aquella mujer hacía sentir tan cálido su corazón, que su alma parecía querer hablar de ella, de la dulzura que le provocaba. Ahora Jungkook estaba lleno de sueños nuevamente porque Adalie parecía ser aquella luz que lo atravesó cuando se sintió a oscuras.
Estaba acostumbrándose a despertar y que fuera la primera persona en ver, adorando el sentir su cabeza apoyada en el pecho -sin saber que a la pelinegra le encantaba escuchar los latidos tranquilos de su corazón-, sus besos de buenos días que le hacían desear que todas sus mañanas fueran así.

Por la noche, Jungkook se encontraba en su casa, saliendo de su habitación, caminando por el pasillo hasta que se detuvo frente a la puerta del baño que estaba entreabierta, dándose cuenta que ya no se escuchaba el agua de la regadera, lo que significaba que Adalie terminó de bañarse.

—¿Quieres que pida algo para comer? —preguntó alzando un poco la voz, llamando la atención de la fémina.

—La verdad es que estoy agotada...

—De todas maneras tienes que cenar —recalcó sin ver que ella al escucharlo no pudo evitar sonreír—. ¿Qué te parece... pizza?

Este sabía que la pizza era una de las comidas favoritas de Adalie, pero no porque ella se lo haya dicho en el tiempo que llevaron siendo amigos, sino porque Kyle y Nyra siempre se habían burlado de cómo ella parecía no tener autocontrol cuando le ponían una pizza en frente. Y eso había podido confirmarlo las veces que se juntaron en grupo y era lo que ordenaban, por lo que esas veces Jungkook había puesto su atención en ella, reprimiendo su risa.

Al escucharlo no dudó en asomar su cabeza, por lo que él observó su cabello húmedo que comenzaba a ondularse, sus ojos verdes que parecían brillantes y la gran sonrisa que se había dibujado en su rostro. En ese momento, también sonrió mientras se acercaba más, pensando en lo tierna que se le hacía.

—¡¿Pizza?!

—Eso dije, ¿no?

—¡Por favor! —exclamó provocando que este soltara una risotada.

—Está bien. Dame un beso.

Ella se sorprendió por un instante, pero abrió más la puerta permitiendo que él viera cómo llevaba una toalla enrollada, y se inclinó hacia adelante dejando un pequeño beso sobre los labios del pelinegro.

—Perfecto. Llamaré para pedirla —informó para comenzar a caminar hacia la sala de estar.

—Está bien.

Jungkook tenía una pequeña sonrisa, pero al llegar a la sala comenzó a buscar su celular hasta por debajo de los cojines del sofá, preguntándose dónde lo había dejado.

—¡Linda! —alzó la voz para que pudiera escucharlo—. ¡¿No has visto dónde dejé el celular?!

—¡Cuando estábamos en la habitación, lo tenías en la mano!

—Oh, qué idiota —murmuró para sí mismo.

Este siempre era poco atento con su celular, por lo que esperaba que lo que ella le dijo fuera cierto, así que tuvo la intención de ir a su habitación para buscarlo, pero unos toques en la puerta lograron capturar por completo su atención. Volteó arrugando levemente la frente, pensando en quién podría ser, pero al abrir sintió que había sido un gran error.

Frente a él se encontraba Kyle, el cual tenía su semblante serio y su mirada parecía oscurecida, logrando que Jungkook se tensara aún más.

—¿Q-Qué haces aquí, Kyle? —preguntó intentando actuar con normalidad, aunque sentía hasta sus latidos acelerados.

—Pues, si yo no busco que nos veamos, llevaríamos meses sin saber el uno del otro, ¿no? —dijo con cinismo, alzando una ceja.

—Pero ¿qué sucede?

—Vine a hablar contigo de una jodida vez —respondió haciéndolo a un lado para así poder pasar.

—N-No es un buen momento —balbuceó mirando hacia el pasillo, rogando que Adalie no lo escuchara y mucho menos se acercara—. Escucha...

—¿Por qué no es un buen momento? ¿Porque no estás solo? —examinó con sus facciones endurecidas, acercándose más a él.

—¿Q-Qué...?

—¡Dime que no es verdad, Jungkook! —ordenó tomándolo de la camisa, provocando que este lo mirara asombrado—. ¡Dime que es mentira lo que me ha dicho Ewan!

—¡¿De qué hablas, carajo?! ¡Suéltame! —exigió empujándolo para zafarse de su agarre.

—Ewan los vio salir de una cafetería juntos y de la mano, Jungkook —explicó volviendo a acercarse de manera peligrosa mientras Jungkook abría los ojos a la par por el miedo—. ¡¿Por qué carajos tomarías de la mano a mi exnovia?! ¡¿Por qué me miras así como si te hubiera descubierto?! —cuestionó volviendo a tomarlo de la camisa, sacudiéndolo—. ¡Contéstame, carajo!

Jungkook podía ver la gran rabia y rencor que se reflejaba en su mirada clara, lo que provocaba que se sintiera temblar al pensar que los descubrió y él jamás fue capaz de confesárselo. Pues, había pensado en juntarse en unos días cuando se sintiera más preparado, pero tal parecía ser que Ewan le ganó.

—¡Suéltalo, Kyle! ¡¿Qué rayos haces?!

Jungkook al escuchar esa voz femenina sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal porque era la que menos quería escuchar en ese momento. Mientras que Kyle abrió los ojos a la par por la sorpresa, observando cómo se acercaba histérica, obligándolo a soltar al pelinegro. La observó de pies a cabeza, notando su cabello húmedo, y que por la ropa que llevaba, aquella camiseta negra que parecía el doble de su tamaño, le daba a pensar que podía tratarse de una de Jungkook.

—Es verdad, ¿cierto? —preguntó agrio, lo que hizo que Adalie mirara asustada a Jungkook, el cual tragó con dificultad —. Están juntos.

—Sí...

—¡Cállate, Jungkook! —ordenó asustada.

—¡Estamos juntos! ¡Sí! —confirmó frustrado.

Kyle los miraba dolido con su visión que comenzaba a tornarse nublada por las lágrimas que retenía, mientras Jungkook parecía capaz de seguir gritando y confesándolo todo porque sabía que era algo que debió haber hecho antes.

—¡Maldito infeliz! —escupió enfurecido, acercándose peligrosamente a él, provocando que Adalie soltara un chillido aterrorizada al ver cómo su puño impactaba contra el rostro de Jungkook, el cual cayó hacia atrás.

—¡Jungkook!

La fémina no dudó en acercarse rápidamente a él, colocándose en cuclillas mientras este se cubría la nariz y boca, gruñendo de dolor.

—¡¿Estás bien?! —preguntó preocupada, por lo que él apartó una de sus manos permitiendo que viera la sangre brotar de su nariz, llegando hasta sus labios—. ¡Eres un animal, Kyle!

—¡Te escribí, Adalie, y tú tampoco te atreviste a decírmelo! —escupió dolido mientras ella sentía sus lágrimas brotar y Jungkook la miraba confundido.

—Ya, ¡tienes toda la razón! ¡Debí decírtelo! —alzó la voz, Jungkook—. ¡Pero admite que tú llevabas tiempo diciéndome que ni siquiera sabías qué sentías, que querías terminarle!

—¡¿Y ese era motivo para meterte con mi exnovia?! —preguntó cínico—. ¡Sabes que la amé como a nadie!

Adalie no pudo evitar sollozar al escucharlo, pues su corazón dio un vuelco, mientras que Jungkook se tensó y sus ojos se cristalizaban sin ser capaz de ver a Kyle, pero aún podía sentir la mano de la fémina en su nuca acariciar su cabello. Sabía que tenía toda la razón, no porque él haya pensado en terminarle debía traicionarlo de esa manera.

—¡Quizás ella no me debía respeto alguno! —apuntó hacia la fémina, volviendo a mirar con dolor al pelinegro—. Pero ¿tú? Tú eras mi mejor amigo, mi hermano, Jungkook —recalcó con una hilo de voz—. ¡Ambos nos debían respeto a Nyra y a mí, y aun así no les importó lastimarnos!

—¡No es así! —exclamó entre lágrimas, Adalie—. ¡Yo se lo dije antes de que algo pasara y ella lo aceptó!

—¡¿Y por qué tú no hablaste conmigo?! ¡¿Por qué jamás te atreviste?! ¡¿Fue porque sabías que jamás lo aceptaría?! —preguntó entre dientes—. Esto me duele más de tu parte porque en verdad yo te consideraba un hermano, la persona que jamás me fallaría —expresó sintiendo sus lágrimas brotar—. Pero ¿ahora? Ahora ya no sé qué esperar de ti. Tú y yo ya no somos amigos. Y espero... que jamás vuelvas a necesitar de mi apoyo, porque vas a arrepentirte de haberme traicionado de esta manera, Jungkook.

Kyle salió de aquella casa dando un portazo, mientras que Jungkook bajaba la cabeza cubriéndose el rostro con una mano, rompiendo en llanto sintiendo cómo Adalie seguía acariciando su cabello y apoyaba la frente en su hombro. Ambos estaban afectados por lo que acababa de suceder, pero claro que el pelinegro lo estaba mucho más al darse cuenta que acababa de perder a su mejor amigo.

—Déjame —pidió con un hilo de voz, apartando su mano del brazo para levantarse sintiéndose temblar.

—¿Q-Quieres que me vaya? —preguntó levantándose mientras lo veía dirigirse al pasillo, por lo que él se detuvo y volteó a verla.

—No. No quiero que te vayas —pronunció de manera casi inaudible—. Sólo... dame un momento para asimilarlo todo.

Adalie lo vio dirigirse hacia el pasillo mientras ella soltaba un gran suspiro, sintiendo cómo sus lágrimas volvían a brotar, por lo que intentaba contener los sollozos. La verdad era que comenzaba a temer lo que Jungkook pudiera decirle luego, pues con lo sucedido comprendería fácilmente que él pudiera llegar a arrepentirse por completo, ya que seguramente sería algo que a ella le sucedería si la situación fuera al revés.

Los minutos comenzaron a pasar y la desesperación aumentaba, ya siquiera soportaba estar sentada en ese sofá. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Jungkook la había dejado sola, y por más que intentaba seguir teniendo paciencia, su cabeza no la dejaba en paz. Pensaba en todo lo que podría ser capaz de decirle, provocando que su corazón se encogiera y la angustia creciera porque, de alguna manera, no quería perder la relación por la que primera vez sentía que todo era recíproco, que no dudaba de sus sentimientos.

Tragando con dificultad, se levantó para caminar hacia el pasillo, pero al ver la puerta blanca de la habitación, no se atrevió siquiera a tocar. La fémina suspiró volteando, apoyando la espalda en la pared para acabar deslizándose sobre esta hasta llegar a sentarse en el suelo. En momentos así era cuando más se cuestionaba por la decisión que ambos tomaron, porque estaba segura de que no habían hecho bien, por más que cuando estaba en sus brazos la calma la invadía y anhelaba mantenerse ahí, segura, cuidada y querida por él. Pero ahora los nervios estaban ganándole, el nudo volvía a formarse y no podía pensar con claridad.
Se preguntaba si estaba bien seguir allí, si no era mejor que se marchara a su departamento porque quizás eso podría ayudarla a relajarse, pero cuando tuvo la intención de levantarse, el sonido de la puerta le hizo girar la cabeza. Al ver a Jungkook con otra camiseta y sin sangre, eso la alivió de alguna manera porque, probablemente, seguir viéndolo de esa manera haría que en su cabeza se repitiera la situación una y otra vez.

—Ven —habló con suavidad, abriendo más la puerta.

No lo dudó ni un segundo y se levantó para dirigirse hacia la habitación, por lo que Jungkook se hizo a un lado para que ella pudiera entrar. La fémina se sentó en la cama, observando al pelinegro que masajeaba su nuca y se sentaba algo alejado de ella. Eso tan sólo lograba que el miedo volviera a aparecer, pero es que Jungkook parecía estar nuevamente al borde del llanto al pensar en que las palabras de Kyle eran ciertas, que ya jamás volverían a ser amigos.
Si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás a cuando nada había pasado con ella, hubiera hecho las cosas distintas, le hubiera explicado sus sentimientos para que tratara de entenderlo y le permitiera darse una oportunidad con ella sin que eso terminara con su amistad. Y es que Adalie había logrado que su corazón volviera a latir, que se llenara de ilusión otra vez, por lo que tampoco quería perderla para recuperar a su mejor amigo, así que no sabía qué era lo que debía hacer, qué era lo correcto.

—Lo siento —musitó Adalie.

—Esto no es tu culpa. Es mía por no habérselo dicho antes —aclaró con un ligero temblor en la voz—. Tenía miedo de que justamente algo así pasara, pero terminó pasando.

—¿Quieres terminar? —preguntó girando a verlo con la visión nublada por sus lágrimas, al igual que la de él.

—¿Por qué me preguntas algo así?

—Si lo quieres...

—¡Claro que no quiero eso! —se levantó para colocarse en cuclillas frente a ella, la cual se sorprendió.

—Pero...

—Necesito saber algo.

—¿Qué es? —indagó notando cómo este desviaba la mirada sintiéndose inseguro.

—¿Te has escrito con Kyle y me lo has ocultado? —interrogó volviendo a mirarla, notando cómo se tensaba, lo que hizo que sintiera una punzada en su pecho.

—N-No es así.

—¿Y cómo es? —frunció el ceño—. Te estoy dando la oportunidad de explicarme, así que, por favor, sé sincera conmigo.

—No es como tú debes estar pensando —recalcó, pero Jungkook por más que quería dejar de imaginar lo que podrían haber hablado, no podía evitarlo porque sus inseguridades estaban demasiado presentes—. Él me escribió el día que fuimos a la exposición de arte y unos días después, pero jamás le contesté, Jungkook. Tengo los mensajes, déjame enseñar...

—¡No! —la tomó rápidamente de la mano al notar que tenía la intención de levantarse para buscar su celular—. Te creo. No debes enseñarme nada.

—¿En verdad?

—Ahora dime algo más, por favor —pidió apretando el agarre de su mano y conectando sus miradas—. ¿Todavía tienes sentimientos por él?

—¿Q-Qué?

—Por favor, respóndeme. Lo entenderé
—aseguró aunque sus ojos estaban cristalinos al imaginar cuál sería su respuesta—. Sé que es el amor de tu vida, así que dime la verdad.

—Sí, fue el amor de mi vida, pero lo único que siento por él es un gran cariño —respondió acunando su rostro, notando la ilusión en sus orbes oscuros mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas—. Ahora... Ahora estoy enamorada de ti, Jungkook —confesó con una pequeña sonrisa, sintiendo cómo él parecía relajarse.

—Yo también estoy enamorado de ti, Adalie —murmuró llevando una de las manos a la de ella, acariciando el dorso con el pulgar—. Pero si es así, entonces, ¿por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me dijiste que él te escribió?

—Porque no quería que llegaras a sentirte inseguro.

—Es que... lo hubiera entendido si me lo decías, pero al no haberlo hecho provocó que sí me sintiera de esa manera, que me imaginara tantas cosas...—expresó notando cómo parecía arrepentida—. No debes ocultarme nada, Adalie.

—Ahora lo sé. Lo siento...

—Está bien.

—¿E-Estamos bien, Jungkook? —preguntó insegura, logrando una pequeña sonrisa por parte de él.

Llevó la mano a la barbilla de ella para acercarla y juntar sus labios, besándola con suavidad, delicadeza, lo que provocó que ella se estremeciera. Adalie había sido algo realmente inesperado para él, como una semilla que fue creciendo en su interior, logrando que volviera a florecer, así que no estaba dispuesto a terminar con lo que tenían.

—Ahora que lo peor terminó sucediendo, ya no tenemos que seguir con este miedo, ni seguir ocultando lo que sentimos, lo que somos —mencionó él tomando sus manos—. Entreguémonos por completo a lo que sentimos, Adalie.

«Pero sigue sintiéndose incorrecto» pensaba ella, pero suspiró asintiendo porque, a pesar de eso, quería seguir pensando en que ahora ella era tan suya como él suyo.

—Te quiero, Jungkook —musitó tímida.

—Y yo te quiero a ti, así que vamos a darnos esta oportunidad ahora sin miedo alguno. Yo cuidaré tu corazón, te ayudaré a sanar cada herida —aseguró provocando que Adalie quisiera romper a llorar porque no podía creerse que él realmente pareciera haberse enamorado de ella, y que pudieran tener algo hermoso como siempre deseó que fuese su relación con Kyle—, y tú cuida el mío, porque quiero más que nada seguir contigo.

Adalie podía ver cómo la miraba algo desesperado porque pudiera ser así, porque ella lo aceptara y pudieran cuidar sus corazones, seguir juntos provocándose aquellas sensaciones tan hermosas. Aquella calidez y calma.
No le gustaba verlo ahora desesperado y con algo de temor, por lo que juntó sus labios haciéndole saber que también quería lo mismo.

Jungkook pasó las manos por su cintura, apegándose más a ella para sentir su calor corporal, para poder calmar la ansiedad que sentía por dentro. Y es que, parecía ser que lo había invadido una sensación amarga, haciéndole sentir que lo que tenían no podría ser jamás algo duradero, lo cual le daba temor porque cada día que pasaba su corazón le pertenecía más.

—Quédate conmigo, Adalie —murmuró enterrando el rostro entre su cabello y cuello para poder aspirar su aroma, deseando que la calma lo invadiera.










(...)












Aquella mañana, Adalie soltó una risotada al sentir cómo Jungkook se echaba a su lado, envolviéndola con sus fuertes brazos luego de salir de bañarse y prepararle el desayuno que dejó en la mesa de noche. Ella cada mañana que despertaban juntos, había comenzado a acostumbrarse a que él siempre le llevara el desayuno a la cama, aquella taza humeante por el café que tanto adoraba beber. Pero más que nada adoraba el tenerlo a su lado, sus buenos días, su beso, cómo la miraba con dulzura y con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

—¿Y mi beso? —preguntó divertida, llevando las manos a las de Jungkook, ya que estaba dándole la espalda.

—Estás enferma, así que no debería besarte.

—Oh, vamos...

—Creo que ya no estás enferma y sólo te has acostumbrado a que yo te cuide —murmuró haciéndole cosquillas en el cuello por su tibia respiración.

—Puede que sea un poco cierto —bromeó riendo—. Sólo me duele un poco la garganta y sigo resfriada.

—Está bien. De todas maneras, aquí me tienes para seguir cuidándote —dejó un beso en su cuello, lo que hizo que ella inclinara un poco la cabeza para darle más acceso, provocando su risa—. ¿No sigues sintiéndote un poco mal? —preguntó divertido al notar sus intenciones.

—Sí, pero tú puedes hacerme sentir un poco mejor con tus besos antes de marcharte al trabajo.

—¿Y... sólo con mis besos? —su voz salió un poco más profunda mientras una de sus manos bajaba por su vientre, acercándose a su feminidad.

—Puedes ayudarme de la manera que quieras —mencionó casi inaudible, sintiendo cómo rozaba la nariz contra la piel de su cuello mientras metía la otra mano dentro de su camiseta, haciéndola estremecer al pasarla cerca de sus senos.

—Ah, ¿sí? ¿Y qué es lo que te gustaría que hiciera, además de ayudarte con mis besos?

Jungkook al darse cuenta que no lo detenía para nada, que le demostraba con el lenguaje de su cuerpo cuánto lo estaba necesitando, empezó a depositar besos en su cuello, respirando sobre su piel húmeda. Su mano bajaba rozando su feminidad, torturándola al hacerle creer que la tocaría, por lo que ella había empezado a mover sus caderas buscando el contacto y soltando algunos suspiros que lograban motivarlo más.

—Q-Quiero que me toques —confesó frustrada, haciéndole sonreír satisfecho.

Este decidió comenzar a trazar pequeños círculos cerca de su sexo, acariciando con la otra mano uno de sus senos sintiendo su pezón erecto y respirando cerca de su oído, lo que parecía afectar más a la fémina que soltaba leves gemidos.

—¿Así está bien, linda? —preguntó por lo bajo cerca de su oreja.

—¡Más! —exigió rogante.

Sentía que estaba volviéndose loca solamente con su tacto, pero es que estaba tan excitada y el calor seguía acumulándose en su zona. A él le gustaba escuchar sus leves gemidos que eran más de queja por cómo jugaba con ella, por lo que decidió correr sus bragas sintiendo cómo los dedos se deslizaban con gran facilidad por lo húmeda que se encontraba.

La manera en que los movía, en que podía sentirlo mejor, provocaba sus espasmos y que su trasero chocara contra la erección de Jungkook, pudiendo sentir lo duro que se encontraba. Al sentir cómo introdujo uno de los dedos, gimió de manera liberadora, girando la cabeza para verlo pese a la posición en la que se encontraban. La mirada de Jungkook parecía haberse oscurecido porque admiraba sus facciones que le demostraban el placer que estaba sintiendo por sus hábiles dedos.
Sabiendo que uno no era suficiente, decidió introducir un segundo dedo, moviéndolos, sintiendo lo resbaladizo que estaba dentro de ella. Adalie gimió de manera suave y placentera, más por cómo él pasaba la lengua por su cuello, llegando a morder levemente.

—¿Te gusta que te toque así?

—Quiero más —giró su cabeza para volver a verlo, permitiendo que viera su rostro sonrosado—. Por favor...

Jungkook sabía perfectamente a lo que se refería y claro que él también necesitaba lo mismo, pero no lo haría esa mañana. La mano en el seno lo amasaba con fuerza y firmeza mientras los dedos salían y entraban, pero en un momento, al volver a entrar, añadió un tercer dedo, escuchándola jadear.
La velocidad iba en aumento al sentir las contracciones de su interior, restregando la erección en su trasero para intentar aliviarse un poco, pero el sonido de un celular llamó la atención de ambos, aunque sea por un momento.

—J-Jungkook, es tu ce...

Shh... No te concentres en eso.

—El celular...

—Estás cerca, lo sé —murmuró en su oído, colocando su pierna izquierda sobre la suya para abrirlas y poder profundizar las embestidas de sus dedos.

—Pero... ¡Ah! —por más que intentaba hablar, los gemidos escapaban de sus labios—. ¡Tu celular!

—Gime para mí, Adalie —ordenó sintiendo cómo se arqueaba por el golpeteo de sus dedos, jadeando en su oído—. Me vuelve loco escucharte.

Los espasmos, el temblor de su cuerpo eran una señal y, Adalie se sentía cada vez más cegada por la sensación de estar cerca del clímax, pero aun así, logró tomar el celular de Jungkook que estaba en la mesa de noche, olvidándose por un momento de la situación en la que se encontraba al ver el nombre "Kyle".

Oh, Dios... ¡Kyle!

—¿Qué rayos...? —Jungkook detuvo rápidamente los movimientos al escuchar ese nombre salir de su boca, pues sentía que la sangre había abandonado su cuerpo, pero al ver el celular, suspiró.

—¡Responde!

Esa situación había sido suficiente para que Jungkook siquiera pudiera ser capaz de querer seguir hasta que ella llegara al orgasmo, por lo que sacó rápidamente su mano para tomar su celular y llegar a contestar a tiempo.

—¿Kyle...?

Adalie giró a verlo, intentando recuperar el aliento, notando cómo este parecía realmente tenso mientras masajeaba su frente con la mano libre y se sentaba. El ambiente había cambiado para ambos, volviéndose uno realmente incómodo, más para ella que siquiera podía escuchar lo que Kyle estaba diciéndole, y no podía comprender qué sucedía porque de la boca de Jungkook sólo salió un: "¿En verdad?" "Está bien."

Cuando este colgó, se levantó para dirigirse al baño, dejando a Adalie completamente desconcertada. La curiosidad la había invadido, observando cómo después de unos pocos minutos salía Jungkook pasando los dedos por su cabello y suspirando, mientras la tensión parecía aumentar al ninguno ser capaz de decir alguna palabra.

—¿Está todo bien? —preguntó nerviosa, buscando su mirada, pero él la tenía perdida.

—Sí.

—¿Por qué...? ¿Por qué te llamó Kyle?

—Quiere que nos veamos, Adalie —respondió conectando sus miradas, por lo que ella al escucharlo abrió los ojos a la par por la sorpresa.

—¿Qué? ¿Hablas en serio?

—Sí. Luego del trabajo iré a hablar con él.

—¿Jungkook...? —él giró a verla y por cómo estiraba su brazo, decidió acercarse para sentarse cerca de ella y tomar su mano—. ¿Estamos bien?

—¿A qué te refieres? ¿No lo estamos?

—Es sólo que... te siento extraño.

—La situación no fue muy... cómoda o normal que digamos —expresó haciendo una mueca—. Pero tranquila, estamos bien.

—Te quiero —murmuró presionando su mano, logrando que él sonriera un poco.

Este la tomó de la barbilla para así dejar un pequeño beso en sus labios, mirándola ahora con dulzura.

—¿Quieres que traiga pizza?

—¿Vendrás luego del trabajo? —preguntó ilusionada.

—Ayer no pude porque me quedé hasta tarde, pero hoy sí vendré si quieres.

—¡Sí! —exclamó sonriendo.

—¿Por qué estás emocionada? ¿Porque vendré a pasar la noche contigo o porque traeré pizza? —cuestionó divertido, provocando que ella riera.

—Por ambas —confesó antes de juntar sus labios en un pequeño beso.

—Te veré más tarde, entonces —se levantó para comenzar a caminar hacia la puerta de la habitación, pero volteó a verla antes de cruzarla—. Te cuidas bien, que para mañana ya debes sentirte mejor que hoy.

Ella sonrió asintiendo repetidamente, sintiendo que la calma la invadía y su corazón se volvía más cálido, mientras él soltaba una risilla.

—Te quiero más, Addie.










(...)










Adalie una vez que salió de la ducha se encontraba vestida, llevando una camiseta de su novio, la cual adoraba poder robársela alguna que otra vez, cepilló su cabello. Ya era tarde y esperaba que se hicieran las diez de la noche para poder ver a Jungkook, pues además de que quería poder comer pizza, quería saber qué era lo que había hablado Kyle con él. Su curiosidad era demasiada, y temía que lo que sea que pudiese llegar a decirle cambiara de alguna manera su relación con el pelinegro, por lo que hasta sentía cómo una inquietud se había instalado en su pecho.

Pensaba en enviarle un mensaje, ya que quería saber cómo iban las cosas, si algo había cambiado o no, pero cuando tomó su celular, escuchó unos toques en la puerta que llamaron por completo su atención. ¿Acaso era Jungkook? ¿Había salido antes del trabajo? Esas fueron las preguntas que aparecieron en su cabeza, por lo que rápidamente se acercó a la puerta por la ilusión y la abrió, sintiendo cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones al ver la pelirroja que estaba en frente de ella luego de más de un año sin verla.

—¿N-Nyra? —su voz salió débil y temblorosa.

—¿No vas a abrazarme? —preguntó nerviosa, extendiendo sus brazos.

Adalie logró reaccionar y se abalanzó a sus brazos, sintiendo cómo la envolvía y hasta parecía estar temblando o no sabía si era ella misma la que lo estaba haciendo. Escondió el rostro en el hueco de su cuello mientras sus lágrimas empezaban a brotar, aferrándose con más fuerza al delgado cuerpo de su mejor amiga, sin poder creerse que luego de tanto estuviera abrazándola otra vez, dándose cuenta que la había extrañado mucho más de lo que creyó.

No sabía cuánto tiempo se quedaron así, abrazándose, balanceándose de un lado hacia el otro, pero al separarse por un momento, pudo notar que no era la única que lloraba, así que volvió a abrazarla sintiendo su corazón encogerse.
Al volver a separarse, la observó de pies a cabeza, dándose cuenta que ahora Nyra llevaba su cabello corto hasta sus hombros, su típico labial rosado y parecía estar un poco más delgada, pero eso sólo hacía que sus curvas resaltaran más. Seguía viéndose tan hermosa como siempre, por lo que sonrió aunque la pelirroja parecía nerviosa por su manera de mirarla.

—Te ves preciosa, Nyra —mencionó provocando que ella soltara una risilla.

—Tú igual, Adalie —tomó su mano por un momento.

—Pasa.

Cuando Nyra obedeció, ella cerró la puerta tras su espalda, notando que su mejor amiga miraba a su alrededor.

—Me gusta. Se siente muy tú.

—¿C-Cómo sabías que yo...?

—Oh, Kayla me dio tu dirección —respondió volteándola a verla con una sonrisa.

—¿La viste? —preguntó sorprendida.

—A Ewan y a Kyle —asintió presionando por un momento los labios.

—¿Ellos sabían que tú vendrías y yo no?
—inquirió algo indignada, provocando que soltase una risilla.

—Quise darte una sorpresa —aclaró con inocencia.

Adalie no pudo evitar sonreír y correr a abrazarla nuevamente, siendo correspondida rápidamente mientras escuchaba otra risilla de su parte y la abrazaba con fuerza.

—Siéntate. Traeré copas y una botella de vino —informó separándose para dirigirse hacia la cocina.

—Oh, ¡eso sería genial!

Apresuró su paso hacia la cocina para tomar dos copas de la alacena y una botella de vino, aún sonriendo, hasta que sintió su celular vibrar en el bolsillo de su pantalón negro de algodón. Dejó las cosas en la isla de la cocina para así poder tomarlo, tensándose al ver de lo que se trataba.

Jungkook

Ya me encuentro en el bar con Kyle.
En una hora estaré allí, linda.
Y no me olvidaré de la pizza, no te preocupes.

En otra situación podría haber reído y le hubiera contestado, pero ahora sólo podía pensar en que ella estaba con Nyra. Toda la felicidad que había sentido al volver a verla iba disminuyendo rápidamente siendo reemplazadas por nervios, temor, por todo lo que podría significar su regreso. Pero al darse cuenta de lo que estaba sintiendo, decidió guardar el celular otra vez para volver a tomar las copas y el vino y así dirigirse a la sala donde se encontraba la pelirroja sentada.

Pudo notar que ella parecía seguirla con la mirada y hasta analizarla, lo cual la tensó, pero aun así, intentó sonreír mientras abría la la botella, escuchando cómo ella aplaudía emocionada por poder beber. Sabía que era consciente de la gran tensión que se había formado, que quería hacer la situación más cómoda aunque eso no parecía estar ayudando para nada.

Sirvió vino en ambas copas, para luego pasarle una a su mejor amiga, la cual agradeció con una pequeña sonrisa, y Adalie tomó asiento a su lado.

—Brindemos porque estás aquí de nuevo —mencionó la pelinegra, alzando la copa, por lo que Nyra hizo lo mismo y brindaron, para luego darle un sorbo.

—¿Estás bien? —preguntó algo nerviosa, mientras Adalie se detestaba por no saber esconder lo que sentía.

—Sí, es sólo que... sigo sorprendida de que estés aquí otra vez.

—No será por mucho —aclaró haciendo una mueca, notando la sorpresa de su amiga—. Sólo serán unos días.

—¿Por qué...?

—Tengo un trabajo, tengo una vida en Australia, y... alguien que me espera.

—¿Qué?

—He conocido a alguien —confesó tímida, desviando la mirada—. Sólo llevamos unas pocas semanas, y aún no somos novios, pero... me gusta. No lo sé.

—¡Tienes que contármelo todo! —exclamó con una sonrisa.

Adalie no sabía qué tan cierto podía ser lo que le decía respecto a aquel hombre que conoció, pues podía notar que sólo lo había mencionado porque notaba sus nervios, sabía que podía estar sintiéndose demasiado insegura por Jungkook. Eso era demasiado fácil de notar, más por el tiempo que llevaba conociéndola, por lo que se sentía una pésima amiga por estar insegura por un hombre, cuando este, además, se trataba del exnovio de ella.
Buscaba reprimirlo de la manera que fuera porque ya tenía que cargar con suficiente culpa por estar de novia con él, como para ahora también sentirse insegura por su mejor amiga, lo que por momentos pensaba que se lo merecía por no haberla respetado lo suficiente y haber fijado sus ojos en Jungkook.

Había escuchado con atención cómo ella le contaba que lo conoció una noche en un bar, la manera en la que empezó a darse todo entre ellos, pero también pudo notar cómo no había ningún brillo especial en los orbes claros de ella, tampoco una sonrisa que demostrara cuánto podría llegar a gustarle. No había nada especial al hablar de esa persona, y eso tan sólo provocaba que su corazón se encogiera.
Nyra no estaba enamorada de ese hombre, o al menos, no llegaba a sentir siquiera un cuarto de lo que sintió cuando conoció a Jeon Jungkook. Pues, Adalie podía recordar perfectamente aquella tarde que la pelirroja llegó a su casa y comenzó a contarle acerca de él, cómo sus orbes parecían brillar, cómo no podía dejar de sonreír embobada y chillar emocionada, por lo que la pelinegra también lo hacía al escucharla al estar realmente feliz por ella. Pero ¿quién diría que diez años después, sería Adalie la novia de aquel hombre que había sido el primer amor de su mejor amiga?

—Me alegro por ti, Nyra —sonrió tomando su mano—. Por lo que me has dicho, parece un buen hombre.

—Sí, supongo —murmuró sonriendo a medias, pero al conectar sus miradas, suspiró—. Te extrañé demasiado. Sé que no soy demasiado expresiva, cariñosa, ya sabes, pero realmente me has hecho falta, Adalie. He necesitado a mi mejor amiga todo el tiempo que estuve lejos.

—Y yo a ti. He llorado mucho por la falta que me haces —confesó envolviéndola con sus brazos.

Sintió cómo Nyra pasaba los brazos alrededor de su cintura, abrazándola con fuerza, por lo que ella la estrechó más entre sus brazos, escuchándola soltar una risilla. Luego de eso, decidió separarse notando cómo la pelirroja observaba su camiseta como si estuviese perdiéndose en sus pensamientos, lo cual la hizo tensar al darse cuenta que llevaba una de Jungkook.

—¿Nyra...?

—Lo siento —musitó levantándose—. Ya debo irme.

—Oh, está bien.

En otra situación, Adalie no hubiera dudado en detenerla porque quería pasar más tiempo a su lado, pero era cuestión de minutos para que Jungkook llegara, así que, no quería que la viera. Al menos, no en ese momento porque ya tenía suficiente con ella haberla vuelto a ver sorpresivamente, y estaba segura de que Jungkook ya tenía suficiente por haberse juntado a hablar con Kyle como para tener más sorpresas esa noche.

Ambas jóvenes se despidieron con otro abrazo y un "nos vemos", pero cuando la pelinegra cerró la puerta, se dirigió a paso lento hacia el sofá para tomar asiento. Se había perdido en sus pensamientos, sintiendo cómo la ansiedad la invadía al imaginar todo lo que podría significar su regreso, aunque tan sólo fuera por unos días como dijo.
Quería más que nada pensar que no cambiaría nada, que no provocaría nada, pero sabía que eso era imposible.

Los minutos siguieron pasando sin que fuese capaz de notarlo, sin ser capaz de escuchar la puerta abrirse y cómo el pelinegro entraba con una caja de pizza en una de las manos mientras guardaba las llaves en el bolsillo derecho delantero de sus pantalones.

—Buenas noches, linda —habló con una pequeña sonrisa, pero al notar que ella no parecía estar bien, arrugó la frente levemente—. ¿Está todo bien?

Al finalmente darse cuenta de su presencia, levantó la mirada conectándola con la suya, sintiendo una punzada en su estómago.

—Sí —musitó.

—Iré a lavarme las manos, pero dejaré la pizza aquí porque ya debes querer comer —sonrió a medias, depositando la caja en la pequeña mesa rectangular.

Al inclinarse hacia adelante, la observó fijamente, convenciéndose más sobre que algo podría haber llegado a pasar para verla de esa manera. Pues, una pequeña sospecha comenzó cuando no obtuvo respuesta alguna a sus mensajes y, ahora al verla, la forma en la que parecía perdida en sus pensamientos y no podía mirarlo por más de unos pocos segundos provocaba que la inquietud lo invadiera. Aún así, decidió dirigirse hacia el baño para lavarse las manos al no querer insistir en saber en ese momento.

—¡¿Cómo te fue con Kyle?! —preguntó alzando la voz para que pudiera escucharla.

—¡Se puede decir que está esforzándose por comprender! —ella frunció el ceño, sin poder creérselo del todo. Al escuchar momentos después unos pasos, giró a ver cómo se acercaba—. Me dijo que quizás nunca volveremos a ser los mismos amigos de antes, pero que puede que con más tiempo logre terminar de aceptar esto —explicó encogiéndose de hombros—. Yo estoy seguro de que comprenderá que, simplemente, fue dándose con el tiempo y ninguno de los dos pudo evitarlo. Quizás algún día sí podamos volver a ser los mismos.

—Jungkook...

—¿Dos copas? —las miró arrugando el rostro por la confusión, provocando que ella se tensara—. Iré a buscar otra para mí, pero antes...

Este se inclinó hacia adelante para estampar sus labios con los de ella, observándola con una sonrisa al separarse. Ella desvió su mirada, tomando su copa, lo que hizo que Jungkook comenzara a inquietarse más, pero aun así, decidió tomar la otra copa para llevarla a la cocina y buscar una para él.

—¡¿Quién vino a verte, linda?! —inquirió curioso.

Este bajó la mirada a la copa mientras se dirigía a la isla, pero al ver la mancha de un labial rosado sintió cómo se estremecía. Aquel labial que podría reconocer con facilidad, pues tiempo atrás siempre lo veía en las tazas, en sus copas, como también en sus labios, porque Nyra era quien lo llevaba la mayoría de días.

—¡Nyra estuvo aquí! —confesó la fémina—. ¡Vino sólo por unos días porque debe volver al trabajo y, además, hay alguien que la espera!

Jungkook sintió cómo ardía por dentro, aplastaba su corazón, su respiración quedaba atascada en su garganta y sofocaba su mente. Su cuerpo se había debilitado, por lo que la copa acabó cayendo de su mano y tuvo que sostenerse de la isla para no sentir que caería al suelo.

Mientras tanto, Adalie al escuchar la copa estrellarse contra el suelo, su visión se volvió nublada por las lágrimas retenidas y se cubrió el rostro con ambas manos. Se sentía temblar y con ganas de romper en llanto en ese mismo instante, pero inhaló y exhaló a la vez que limpiaba sus lágrimas para poder levantarse y dirigirse a la cocina.
Jungkook rápidamente se colocó en cuclillas, intentando actuar con normalidad aunque podía notarse con facilidad lo histérico que se encontraba, juntando los trozos de vidrios de la copa rota.

—Y-Yo puedo —balbuceó al verla también colocarse en cuclillas para ayudarle a juntar los vidrios.

—Déjame...

—¡Dije que yo puedo! —alzó la voz histérico, provocando que ella se sobresaltara y lo mirara atónita—. Mierda —murmuró arrepentido, dejando caer nuevamente los trozos de vidrios y levantándose para salir de la cocina.

Adalie no dudó ni un momento en levantarse para también seguirlo, mientras Jungkook apoyaba las manos en el respaldo del sofá. Sentía que se le dificultaba respirar, sus ojos estaban cristalinos e intentaba inhalar y exhalar para calmarse, pero los recuerdos lo habían invadido removiendo sus sentimientos.

—¿P-Por qué regresó? —cuestionó con un ligero temblor en la voz.

—Creo que tiene unos días libres, además que será el cumpleaños de Ewan —respondió mientras Jungkook cerraba los ojos y suspiraba—. ¿J-Jungkook...?

—Lo siento —musitó sintiéndose temblar al voltear a verla, permitiéndole notar lo afectado que se encontraba, lo que hizo que el corazón de ella se encogiera—. No... No quise hablarte de esa manera...

—¿Q-Quieres terminar? —preguntó con un hilo de voz y sus ojos cristalinos.

—¿Qué? ¿Por qué sigues preguntándome eso, Adalie? —arrugó el rostro, mirándola desconcertado.

—¡Nyra está aquí y no puedes correr a buscarla porque estás conmigo! —exclamó histérica—. Jungkook, si tú te has dado cuenta que no puedes estar conmigo porque sigues amándola, créeme que lo entenderé —aseguró mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas—. No pierdas el tiempo estando...

—Cállate —ordenó tomándola de los hombros, mientras ella lo miraba desconcertada y su labio inferior temblaba por el llanto contenido—. ¿Cuántas veces debo decirte lo que me haces sentir para que sepas que de mi parte es real? —dejó un beso en su frente y la envolvió entre sus brazos—. No voy a irme de tu lado. Es contigo con quien quiero estar, y te lo repetiré las veces que sean necesarias.

Jungkook podía sentir cómo ella se aferraba a él mientras seguía llorando aunque lo hacía de manera silenciosa, y es que Adalie temía que él pudiera ser capaz de terminarle para volver al lado de su mejor amiga, lo que comprendería, pero eso no quitaba que también rompería su corazón. El pelinegro cerró los ojos con fuerza, deseando que la calma pudiera invadirlo porque detestaba sentir cómo aquella sensación amarga parecía aumentar.












(...)













Era el festejo por el cumpleaños de Ewan, lo cual tenía muy tensos a la pareja, pero más que a nada a Jungkook, que parecía tomarse el tiempo para poder prepararse mentalmente y respirar. Adalie no dejaba de preguntarse qué podría sentir o suceder cuando la viera nuevamente, lo que hacía que sintiera una punzada en su estómago. No quería que volviera a dolerle las manos por seguir sosteniendo algo que le daba la sensación de que no parecía tener duración, ni quería que le doliera todas las dudas que la estaban invadiendo en ese momento. Lo menos que quería era dudas otra vez y, aun así, cuando lo veía, cuando él le sonreía, la envolvía con sus fuertes brazos y le daba un beso, sabía perfectamente que quería seguir a su lado porque a su corazón le hacía bien.

Cuando llegaron juntos, la tensión resultó ser asfixiante, más que nada cuando los orbes oscuros de Jungkook se encontraron con aquellos claros que antes los sentía su hogar. En ese momento, este sintió cómo su corazón caía a sus pies y su alma salió de él.
No era para nada capaz de procesar que estaba viéndola otra vez, que la tenía en frente luego de tanto porque no creyó que pasaría al menos por un largo tiempo.

Estaba siendo demasiado para él, por lo que quería darse media vuelta y marcharse, pero sabía que eso no era correcto. Vio cómo Adalie y Nyra se abrazaron, se sonreían y conversaban, por lo que tragó con dificultad porque eso era algo que con Kyle todavía no podían hacer, ya que seguía doliéndole.
¿Acaso realmente nunca le importó lo suficiente a Nyra? ¿Cómo podía no dolerle y actuar con tanta normalidad al saber que rehizo su vida y con su mejor amiga, luego de tantos años juntos? No podía evitar preguntárselo, por más que no le gustaría para nada que ella hiciera que fuera más difícil su relación con Adalie, porque quería más que nada que la pelinegra pudiera dejarse llevar más por lo que sentían y así, quizás, desaparecer esa sensación amarga que parecía no querer abandonarlo.

Los minutos empezaron a pasar, Jungkook intentando sentirse más cómodo, ya que también estaba allí la novia de Ewan, Samantha, con la cual llevaba poco tiempo, Phil y Lewis, quienes eran compañeros de trabajo, como también buenos amigos. Se le habían hecho muy agradables, y que ellos tres estuvieran ahí, conversando y riendo ayudaba a que la tensión fuera menor. 

El pelinegro parecía ser el que más buscaba contacto, pues cuando rozaba el brazo o mano de su novia, le regalaba una sonrisa, pero ella parecía tensarse al poder sentir las miradas. Se preguntaba si habían hecho realmente bien en sentarse juntos en ese sofá, ya que aunque los demás sabían que estaban juntos, eso no quitaba cómo los miraban cuando hablaban, cuando tenían el mínimo contacto. Y es que a Jungkook parecía no importarle demasiado, porque ahí estaba apoyando la mano a un lado de ella, rozando su meñique con el suyo de manera insegura ya que quería poder tomar su mano, pero sabía perfectamente que ella estaba manteniendo la distancia.

Al ver a los demás concentrados con la conversación, miró a Jungkook intentando devolverle la sonrisa, lo que hizo que este decidiera finalmente entrelazar sus dedos mientras le daba un sorbo a la copa de vino que llevaba en su otra mano. A Adalie le gustaba poder sentir su tacto, la manera en la que acariciaba su dorso con el pulgar, pero al encontrarse con la mirada de Kyle, que estaba sentado al frente, inclinado hacia adelante con la copa en una mano, sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal.
No podía evitar recordar cada momento con él, cada risa compartida, los primeros besos, el amor tan grande que llegó a sentir por él. Y ahora era tan fácil de notar cómo estaba afectándole ver cómo se tomaban de las manos, cómo Jungkook era tan dulce con ella, así cómo él nunca pudo serlo.

Jungkook era todo lo que Kyle nunca pudo ser, siquiera porque Adalie se lo pedía, y eso era lo que este pensaba mientras sentía cómo una presión se instalaba en su pecho.

Ella no podía soportar ser consciente de eso y seguir como si nada, por lo que acabó apartando su mano en un intento de ser disimulada, pero Jungkook la miró entre sorprendido y angustiado, aunque ella le sonrió a medias para hacerle saber que estaban bien. El pelinegro intentó no darle importancia, aunque su cabeza comenzara a atacarlo con inseguridades, hasta que al mirar hacia a un lado se encontró con la mirada de Nyra, lo que hizo que la desviara rápidamente.

La pareja intentaba seguir conversando, fingiendo que estaban sintiéndose realmente bien allí, hasta que la conversación llegó a distraer realmente a Jungkook.

—Quedé enamorado de Hawaii —finalizó Phil. Y en ese momento, las miradas de Jungkook y Nyra se encontraron.

—Hawaii. Qué recuerdos, ¿no? —preguntó divertido, Ewan, llamando la atención de ambos.

—¿Lo recuerdas? —Nyra lo miró insegura.

—Jamás voy a poder olvidar ese viaje —reconoció soltando una ligera risa, Jungkook.

—¡Fue un jodido desastre! —exclamó provocando más la risa del pelinegro.

—¡Estuvimos perdidos por horas, por Dios! —se echó hacia atrás, como si estuviera volviendo a sentir aquella frustración.

—¡Todo porque tú dejaste el celular en el hotel! —apuntó mientras él la miraba indignado.

—¡Tú sacaste tantas fotografías que te quedaste sin batería!

Ambos comenzaron a conversar animadamente de eso, mientras los demás hacían algún que otro comentario, escuchándolos con atención y algo de diversión. Pero, Adalie sentía una punzada en su estómago, quizás eran celos, molestia, inseguridad, así que le dio un último sorbo a su copa de vino para levantarse.

—Hey, ¿a dónde vas? —preguntó Jungkook, girando a verla, dejando la conversación a un lado.

—Iré por más vino —informó tensa al sentir las miradas, volteando para caminar, lo que hizo que él volviera a retomar la conversación.

El escucharlo volver a hablar emocionado sobre aquel viaje del cual ella sabía todo, o al menos la mayoría porque Nyra se lo había contado esa vez, tan sólo provocaba que no fuera capaz de seguir allí y que quisiera marcharse a su casa en ese preciso momento.

Una vez que llegó a la cocina, tomó la botella de vino para servirse, llenando su copa para darle rápidamente un gran sorbo, queriendo poder arrancar de su pecho todo lo que estaba sintiendo.

—Es demasiado evidente, ¿no?

Al escuchar esa voz masculina, sintió estremecerse mientras giraba a ver a Kyle, el cual entraba algo inseguro. Ella apoyó las manos en la isla de la cocina, intentando sostenerse porque todo estaba siendo demasiado esa tarde, al punto en que sus pensamientos, sus emociones, eran un verdadero caos.

—¿De qué hablas?

—Que la conexión de Nyra y Jungkook aún sigue siendo la misma —soltó una ligera risa amarga—. Mientras la nuestra...

—¿Por qué te has acercado? —interrogó intentando ignorar el dolor que le provocaba saber que no era la única que lo notaba.

—Sólo quería decirte que... lo lamento.

—¿A qué te refieres?

—Lamento lo imbécil que fui contigo, Adalie —murmuró acercándose—. Me llevó tiempo darme cuenta, y cuando lo hice, supe de... la relación que tienen.

Ella tragó con dificultad, bajando la mirada porque los nervios estaban dominándola en ese momento y no sabía siquiera qué decir.

—De todas maneras, espero que él sepa quererte como mereces —mencionó sorprendiéndola.

—Lo hace —afirmó por lo bajo, notando cómo este intentaba sonreír aunque en su mirada podía notar algo de dolor.

—Adalie...

—¿Sucede algo?

Aquella voz masculina provocó que la expareja se sobresaltara y la tensión aumentara al ver cómo Jungkook se acercaba, observando a ambos como si estuviese intentando descifrar lo que estaba sucediendo.

—Sólo vine por ésto —mintió tomando la botella de vino, enseñándosela, para luego voltear y comenzar a caminar nuevamente hacia la sala.

Jungkook se acercó más a Adalie, la cual llevó con la mano temblorosa un mechón de cabello tras su oreja, para luego darle un sorbo a su copa, bajo la atenta mirada de su novio.

—¿Qué sucede?

—N-No es nada —balbuceó girando a verlo.

—No estoy solamente hablando de Kyle y tú, sino desde que llegamos —aclaró acercándose más a ella—. Dime.

—Voy a irme.

—¿Qué?

—No me estoy sintiendo bien. Supongo que aún no me he mejorado del todo —mintió notando cómo este parecía no creerle demasiado.

—Entonces, me voy contigo.

—No.

—Adalie...

—No es correcto. Es el cumpleaños de Ewan.

—Pero vinimos juntos.

—Seguramente Kyle o Kayla no tendrán problema en llevarte a tu casa.

—¿Tú estarás allí? —preguntó tomándola de la mano, mirándola rogante porque dijera que sí—. Dijiste que te quedarías hoy.

—Jungkook...—al sentir cómo este apretaba el agarre, suspiró—. Está bien. Ahora iré a tu casa a descansar. Te esperaré.

La envolvió con los brazos con fuerza mientras ella temblorosa y dudosa pasó las manos por su espalda, sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta. Era capaz de llorar en ese preciso momento y más al ya no poder evitarlo más, pero sólo se aferró a él aspirando el aroma a su colonia.

—Trataré de irme lo antes posible.

—No. No hagas eso —se separó para mirarlo—. Estás pasándola bien.

—Sólo vine porque tú aceptaste. Y si sigo aquí es por ti.

—Ewan es tu mejor amigo por si lo olvidas.

—Era —corrigió llevándose un suspiro de su parte.

—Sólo disfruta, ¿sí?

Jungkook asintió no muy convencido, y ella quiso caminar para dirigirse a la sala a despedirse, pero este la tomó de la muñeca para hacerla voltear.

—No hay nadie aquí, ¿no puedes darme un beso? —preguntó por lo bajo.

Adalie quiso sonreír al escucharlo y verlo tan tierno, por lo que no dudó ni un segundo en acercarse a él, pasando los brazos por sus anchos hombros mientras él se encargaba de juntar sus labios en un suave y delicado beso. En ese momento, ella sentía cómo sus inseguridades se esfumaban porque Jungkook la había buscado, seguía pidiendo su contacto, demostrándole que la necesitaba sin importar que Nyra estuviera allí.










(...)















Luego de aquel beso, ambos fueron a la sala, Adalie sorprendiéndolos al despedirse y excusándose con que había estado enferma, lo que Jungkook confirmó. Este pudo sentir algunas miradas como si no le creyeran para nada y pensaran que algo sucedió entre ellos, lo cual lo ponía demasiado tenso, pero es que no quería que Adalie se marchara. Tenía el impulso de decirle que se iría con ella, pero sabía perfectamente que no lo aceptaría para nada, lo que intentaba comprender porque había notado que no estaba nada bien y, quizás, necesitaba su tiempo a solas.
Se decía que debía respetar eso, aunque sintiera una presión en su pecho y ganas de estar a su lado para buscar la calma, pero aquella amarga sensación no dejaba de intensificarse, provocándole una gran inquietud en su pecho. De todas maneras, volvió a sentarse en el sofá para seguir conversando con sus amigos. Jungkook intentaba ignorar las sensaciones que lo invadieron desde que su novia se fue, diciéndose a sí mismo que debía distraerse, que recordara cuando antes tenían una gran amistad y se veían más seguido, compartiendo buenos momentos.

Así con los minutos y el vino fue sintiéndose más cómodo con ellos, aunque no podía sacar de su cabeza a su novia. Cuando Phill y Lewis se levantaron para marcharse, Ewan junto a Kyle los acompañaron para despedirse, mientras que Jungkook decidió levantarse a buscar otra botella de vino, a pesar de que sabía que ya estaba cruzando su límite y que lo mejor era no seguir bebiendo.
Al comenzar a dirigirse a la cocina, escuchaba como Kayla y Samantha hablaban animadamente. Jungkook volvió a pensar en su novia, lo que hizo que decidiera sacar el celular del bolsillo de su pantalón para así escribirle.

Jungkook

Bebo otra copa y voy a casa.
Te quiero, Addie.

Jungkook tuvo el impulso de recordárselo, aunque sentía hacía varios días que esa palabra ya hasta quedaba pequeña al lado de lo que estaba sintiendo por ella.

—¿Y el vino?

Al escuchar esa voz femenina, sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal mientras volteaba a ver a la pelirroja que lo observaba con una pequeña sonrisa tímida. La tensión comenzó a hacerse presente, Jungkook detestándolo por completo porque no se sentía igual con ella cuando los demás estaban presente.
Ahora hasta respirar parecía que se le dificultaba, y los recuerdos tocaban su puerta, aunque él estaba luchando por no permitir que la abrieran, por no ser invadido por estos, recordando a Adalie y lo que le hacía sentir.

—S-Sólo estaba enviando un mensaje —balbuceó e intentó sonreír aunque le salió más una mueca torcida—Volvamos con los demás.

Jungkook se olvidó por completo de la botella de vino, queriendo volver cuanto antes a la sala para así marcharse de una vez, pero Nyra se colocó en frente de él.

—Espera.

—¿Qué sucede? —preguntó frustrado.

—¿Estás bien? —lo observó tensa.

—Ahora mismo, estando aquí a solas contigo... no —confesó provocando su sorpresa—. No me siento bien y quiero irme.

—Vaya...—soltó una risa amarga—, había olvidado un poco lo sincero que podías llegar a ser.

—¿Ya puedo irme?

—¿Me odias? —inquirió mientras su mirada se volvía nublada.

—No. No te odio, Nyra —respondió con sinceridad.

—E-Es que... jamás me buscaste o...

—Tú tampoco lo hiciste —replicó alzando una ceja, intentando ignorar cómo un nudo se formaba en su garganta.

—No quería que acabara así —murmuró con un ligero temblor en su voz.

—Tuviste la oportunidad de cambiar nuestro destino —habló con sus ojos cristalinos—, y si ahora estamos así, fue sólo por ti. Tú lo escogiste, Nyra.

En ese momento estaban perdiéndose en el recuerdo de aquella mañana en el aeropuerto cuando ambos corazones se rompieron, pero ninguno fue capaz de seguir lo que sentían sin importar lo destrozados que quedaron.

Jungkook subía las escaleras mecánicas junto a Nyra, sintiendo cómo su corazón estaba golpeando con fuerza cuando empezaba a reaccionar a lo que estaba haciendo. Al caminar ella giró a verlo con una gran sonrisa en su rostro que le permitía saber lo emocionada que estaba por aquel nuevo comienzo juntos, mientras que Jungkook tan sólo fue capaz de hacer unos pocos pasos cuando acabó deteniéndose con la mirada perdida.

La pelirroja seguía caminando sin dejar de sonreír, hasta que dejó de sentir la presencia de su pareja, por lo que volteó curiosa dándose cuenta de que estaban a unos dos metros de distancia. Y ahora, Jungkook no parecía tener intención de seguir porque estaba afectado.

—¡Hey! ¡¿Qué haces?! —preguntó llamando su atención—. ¡Nuestro vuelo ya está por salir! ¡Vamos, cariño!

—No puedo.

—¿Qué...?

—No quiero irme, Nyra —confesó conectando sus miradas, permitiendo que ella notara sus ojos cristalinos.

—¿D-De qué hablas? Nosotros vamos a comenzar...

—Es lo que tú quieres, no yo.

—¡Pero aceptaste! ¡Estamos por marcharnos! —exclamó exaltada.

—Tú ya no eres la misma conmigo, ni siquiera pareces notar que necesito tu atención, tu amor...

—C-Con mi trabajo...

—Exacto. Entonces, ¿cómo será cuando lleguemos a Australia y abran el centro?
—frunció el ceño mientras limpiaba sus lágrimas—. Ya ni siquiera recordarás que estoy allí porque tendrás más trabajo.

—No digas eso...

—Entiendo cuánto amas tu trabajo, que este es tu sueño, así que yo no seré un impedimento para que lo cumplas —aseguró con voz temblorosa—. Quizás... Quizás pueda visitarte, y tú también vendrás, así que...

—No, Jungkook —lo interrumpió negando con la cabeza mientras las lágrimas brotaban—. Si me voy sin ti, esto se acaba. Con mi poco tiempo no voy a poder mantener una relación a distancia, así que, dime, vienes conmigo, ¿sí o no?

—¡No puedes hacerme esto! —exclamó con un hilo de voz—. ¡Llevo amándote ocho años, Nyra!

—¡Por esa misma razón! ¡Ven conmigo, amor! —insistió con la voz ahogada—. Conseguirás un buen trabajo, intentaré darte más atención y estaremos bien.

—¡No quiero dejar mi trabajo, ni mucho menos a mis amigos para que tú intentes darme algo de atención, Nyra! ¡No es justo dejar mi vida así por algo que claramente no va a resultar! —replicó ahogando un sollozo—. Sé cuánto amas tu trabajo, sé la pasión que le pones, tanto que te olvidas que eres humana y necesitas comer, como también dormir —sollozó bajando la cabeza—. Te amo, pero... no me iré contigo.

Jungkook la amaba con locura, profundamente, sin condiciones, tanto que llevaba meses al lado de alguien que parecía olvidarse por completo de él, pero seguía porque creía que eso cambiaría en algún momento, porque no dudaba en decírselo aunque ella parecía no darle la suficiente importancia. Ya estaba acostumbrado a Nyra, a verla llegar realmente exhausta, pero seguir metida en su trabajo, ya sea investigando o pensando, por lo que él se encargaba de cocinarle y procurar que comiera, como también de obligarla a dormir. Por más que a veces se frustraba de la situación porque siempre parecía demasiado cansada como para poder disfrutar algún momento con él, seguía a su lado, cuidándola, notando cómo ella parecía disfrutar de eso. Y es que Nyra también lo amaba, adoraba sentirse cuidada por él porque si no era por su pareja, entonces, nadie lo haría, ni ella misma.

—No hagas esto, Jungkook.

Pasajeros con destino a Australia, favor de abordar por la puerta siete.

Jungkook con sus lágrimas rodando por sus mejillas, fijó su mirada en ella, teniendo la pequeña ilusión de que, por primera vez, lo escogiera a él. Sabía perfectamente que su trabajo siempre estaría primero, como ahora su sueño, pero también sabía que aunque había llegado a dudarlo, sí lo amaba, así que esta podría ser la primera vez que escogiera su amor.

—¿No vendrás conmigo? —preguntó como última oportunidad, lo que hizo que el corazón de Jungkook se hiciera añicos al darse cuenta que esta vez tampoco lo elegiría.

—Espero que seas feliz, Nyra —pronunció con un hilo de voz.

Nyra quiso decir algo al respecto aunque el llanto no se lo permitía y, Jungkook volvió a tomar su maleta para voltear, dirigiéndose nuevamente hacia las escaleras. No podía seguir allí un segundo más, mucho menos verla marcharse, ya que lo había herido de gran manera al no elegirlo porque su amor por su trabajo era mucho más fuerte. Y a pesar de amarla profundamente, él no iba a ser egoísta, ni pedirle que se quedara a su lado porque prefería verla ser feliz y lograr todo lo que se proponía, aunque no fuera a su lado.

—Te culpé...—mencionó con los ojos cristalinos, Jungkook—, y también me culpé porque nuestro amor no durara para toda la vida como tanto quise y soñé que fuera —soltó una risa amarga.

—Lamento no haberte buscado, Jungkook —dijo con un hilo de voz—. Fui tan idiota.

—El tiempo pasó. Ya de nada sirve reprocharse por el pasado, traerlo de vuelta —negó repetidamente con la cabeza—. Ambos ya logramos rehacer nuestras vidas y estamos bien.

Este tuvo la intención de retomar el camino hacia la sala, aunque sentía que rompería a llorar, pero ella volvió a impedirlo, quedando más cerca de él, el cual tragó con dificultad al poder ver tan cerca aquellos orbes que tanto le gustaba en el pasado admirar porque podía reflejarse.

—¿R-Realmente me superaste? —preguntó casi por lo bajo, mirándolo desesperada por encontrar una respuesta en su mirada.

—Ya basta, por favor. No quiero seguir con esto —la tomó de los hombros—. Quiero irme a casa con ella.

—Por favor, mírame y sé sincero conmigo —insistió llevando las manos a sus brazos, acercándose más mientras sus lágrimas brotaban—. ¿Aún me amas, Jungkook?

Este observó cada centímetro de su rostro, sus cejas perfiladas, sus ojos azules, su nariz fina y alargada, las pecas que adornaban su rostro y sus labios delgados y rosados por el labial que llevaban. Sentía cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho sintiendo ganas de salir corriendo, aislarse y olvidarse de que volvió a verla.

Su visión se había vuelto nublada y estaba temblando aunque él siquiera era capaz de notarlo, provocando que al no contestar, Nyra pensara que, entonces, ambos sentían lo mismo el uno por el otro. Aún sus sentimientos seguían vivos y más vivos que nunca al volver a verse.
La pelirroja ahogando un sollozo, hizo puntillas de pies a la vez que pasaba la mano por la nuca de Jungkook, para así juntar sorpresivamente sus labios.

Este tuvo el impulso de alejarse, hasta la tomó con más fuerza para apartarla, pero Nyra se apegó más a él haciendo presión con sus labios, abriendo paso a su boca, provocando que Jungkook hiciera un sonido involuntario con la garganta. Correspondió a su beso sintiendo un caos de emociones, cómo los recuerdos lo invadían por completo mientras sus lágrimas seguían brotando.

Jungkook no pudo seguir soportándolo, y sollozó rompiendo con aquel beso para alejarse por completo de ella, notando cómo parecía tener la intención de volver a acercarse mientras ambos intentaban recuperar el aliento.

—¡Esto está mal, carajo! —exclamó cubriéndose el rostro con una mano, sintiendo la culpa golpearlo—. No vuelvas a hacer algo como eso, Nyra.

—Jungkook, yo sigo amándote....

—¡Cállate! ¡¿Acaso te olvidas de Adalie?! —cuestionó histérico—. ¡Ella jamás te falló porque fue sincera contigo, y tú acabas de fallarle sin importarte en absoluto! ¡Yo le fallé! —su voz se rompió y se acercó a ella—. Le fallé y me odio por haber caído ante ti, por dejarme llevar por los recuerdos.

—E-Escucha...—intentó tomar su mano, pero este la apartó bruscamente.

—¡No vuelvas a acercarte a mí! —exigió histérico.

—¡¿Qué rayos sucede aquí?! ¡¿Qué son esos gritos?! —preguntó exaltado, Ewan, provocando que ambos se sobresaltaran.

—Me largo de aquí —informó Jungkook, saliendo rápidamente, chocando su hombro con el de Ewan que los miraba confundido.













(...)















Jungkook entró a su casa siendo un caos de emociones y sensaciones, completamente histérico, intentando calmar los latidos de su corazón y su respiración, ya que recordaba que Adalie había dicho de estar allí y esperarlo. Recordaba cómo aquel beso lo rompió por sollozar y se apartó de ella, la cual parecía volver a tener la intención de acercarse, todo lo que le dijo luego.
Había salido tan histérico que caminó rápidamente hasta que se encontró con un taxi. Ahora sólo quería poder borrar todo ese día porque ahora se sentía completamente jodido, sin saber cómo calmar su cabeza, eliminar todas aquellas emociones que lo tenían tan histérico.

En ese momento, pensaba en correr hacia los brazos de Adalie, querer volver a sentirse tranquilo, por lo que al no verla en la sala, comenzó a buscarla.

—¡Adalie! —abrió la puerta de su habitación sin verla allí, lo que provocó que sintiera cómo el miedo lo invadía, así que volteó rápidamente para seguirla buscando—. ¡Adalie!

Jungkook comenzaba a cuestionarse si realmente había visto su coche, hasta que al llegar a la cocina vio hacia las puertas corredizas de vidrio, dándose cuenta que ella se encontraba afuera. Estaba recostada sobre una manta en el césped, observando las estrellas, lo que hizo que este suspirara aliviado.

Salió rápidamente para acercarse, llamando rápidamente su atención, lo que hizo que girara la cabeza mirándolo con una media sonrisa.

—Hasta que llegas.

—L-Lo siento. Me quedé bebiendo más y decidí tomar un taxi —decidió mentir un poco por el temor, sentándose frente a ella que seguía recostada.

La fémina lo miraba con atención, notando cómo su pecho subía y bajaba, sus ojos parecían hinchados y más brillosos de lo normal, hasta podía notar la manera en la que estaba temblando. Jungkook estaba histérico y, ella lo sabía perfectamente, lo que provocó una punzada en su estómago al pensar en lo que podría haber sucedido.

—¿Está todo bien? —se atrevió a preguntar, notando cómo este bajaba la mirada.

—Claro que sí, Addie —soltó una ligera risa, apoyando la mano en su tobillo desnudo por el vestido que llevaba, comenzando a acariciar—. Estoy bien.

—¿Cómo la pasaste sin mí?

—Aburrido —contestó intentando ignorar cómo su visión se nublaba al no atreverse a decirle la verdad. Por primera vez era un mentiroso.

—¿En verdad?

—Claro. Ya sabes que quería irme contigo. Debiste permitírmelo —se inclinó hacia adelante a la vez que apoyaba el brazo en la manta para mantener su peso mientras con la otra mano seguía acariciando su pierna—. Creo que lo mejor es no volver a ir.

—¿Tanto así? —preguntó sorprendida, y él asintió.

—Es demasiado incómodo. Ya no encajo allí.

—Siento que yo tampoco.

—¿Lo ves? No deberíamos volver a juntarnos con ellos.

Adalie soltó una risotada, hasta que comenzó a sentir cómo este depositaba besos en su pierna que anteriormente estaba acariciando, provocando que se sorprendiera a medida que iba subiendo.

—¿Qué haces? —inquirió riendo por las cosquillas que le provocaba, pero él iba subiendo, depositando besos también en su otra pierna, llegando a sus muslos.

—Te necesito, Adalie —confesó levantando su mirada para conectarla con la suya.

Siguió repartiendo besos llegando a sus muslos y pasando su lengua, sorprendiéndola al morder levemente, para luego volver a besar provocando que ella jadeara. Un intenso calor se había ido instalando en el vientre de la fémina, deseando que este pudiese subir de una vez por todas a su zona sensible que lo anhelaba, pero él parecía disfrutar de llenar de besos sus piernas.
Jungkook pareció darse cuenta que sus quejidos significaban que necesitaba atención en otra zona, así que levantó más su vestido para comenzar a depositar besos en su entrepierna, ella sintiendo un cosquilleo cuando pasó su nariz por la tela ahora humeda de sus bragas. Llevó la lengua sobre la tela, lamiendo ese lugar, gruñendo al poder sentir su sabor, para luego comenzar a succionar.

Adalie llevó la mano al cabello corto de este, empuñándolo con fuerza al sentir cómo aún sobre la tela de sus bragas, Jungkook movía con tanta maestría la lengua sobre su clítoris.
Sus bragas estaban humedeciéndose más, hasta se le hizo imposible no gemir cuando una de sus manos bajó por el borde sus bragas y, sin previo aviso, introdujo dos de sus dedos con gran facilidad por su propia lubricación y la saliva del pelinegro que había atravesado la tela.

Ella empuñaba con más fuerza su cabello, sintiendo cómo sacaba sus dedos por un momento para volver a introducirlos arqueándolos. Este la miraba por momentos, provocando que se sintiera descontrolar, sin saber si era por la forma en que la miraba con una gran pasión o deseo, o por cómo siempre lograba descontrolarla con su sexo. Y es que era tan así que estaba segura de que podría correrse en tan sólo unos segundos.

—Quiero hacerte el amor, Adalie —murmuró levantando la cabeza.

—Entonces, ven —ella lo tomó de los brazos para acercarlo, por lo que Jungkook no dudó en obedecer y se colocó sobre ella para besarla de manera intensa.

Se besaban de manera profunda, apasionada y húmeda mientras buscaban la fricción, hasta que con urgencia ella llevó las manos a sus pantalones para desabrocharlos. Jungkook se los bajó junto a los bóxers, liberando así su erección mientras ella se quitaba las bragas.

Jungkook volvió a colocarse sobre ella, besándola mientras provocaba un ligero roce entre sus sexos, logrando que ambos se estremecieran ante la deliciosa sensación. Adalie se arqueó gimiendo sonoramente, despertando más la lujuria de él que creaba nuevamente aquella fricción.
Al notar que estaba tan desesperada como él, no pudo seguir soportándolo más, dirigiendo con una mano la punta de su miembro en la entrada de la fémina para empujar lentamente. La sacó dejando la punta, sintiendo cómo ella parecía succionarlo, por lo que la embistió de manera potente y energética, causando un grito ahogado de su parte mientras que él gruñía.

Ambos cerraron los ojos, apoyando sus frentes, completamente inmóviles, acostumbrándose a la sensación de sus cuerpos entrelazados. Adalie se aferraba a él, acostumbrándose al tamaño de su duro y grueso miembro, mientras que Jungkook dejó un beso en la punta de su nariz, provocando que ella abriera los ojos y viera la sonrisa que llevaba en su rostro. Este mordió ligeramente su labio inferior, disfrutando de la sensación de su estrecha vagina, cómo aprisionaba su miembro gozando de la calidez y la humedad que ella le brindaba. Al darse cuenta que estaba esperando que se moviera, no lo dudó ni un segundo en comenzar a mecer las caderas de manera ligera y lenta.

El placer fue cada vez mayor, lo que hizo que Jungkook comenzara a mecerlas de manera más fuerte y desesperada, sacando casi por completo su miembro para enterrarse con fuerza. Adalie se aferraba con fuerza a la espalda de Jungkook, gimiéndole en el oído, motivándolo más al sentir sus labios rozarle la oreja y cómo su tibio aliento le impactaba contra la mejilla.

—Me encanta que me gimas así, amor —musitó jadeante—. No dejes de hacerlo —pidió embistiéndola con más fuerza, provocando que ella enterrara las uñas en su espalda—. ¿Se siente bien para ti también?

Adalie sólo pudo asentir una y otra vez, sintiendo cómo sus embestidas la hacían sentirse en la gloria. Todo estaba siendo demasiado intenso, al igual que el nudo en su vientre a punto de explotar.
Jungkook golpeaba su punto sensible haciendo sus piernas temblar, sintiéndose demasiado bien mientras le gruñía embistiéndola hasta llevarla al clímax.

Su cuerpo se llenó de espasmos, retorciéndose bajó él, el cual comenzó a moverse de manera más rápida, pero torpe, haciéndole saber que ahora él estaba cerca de su liberación.
Adalie sentía sus piernas temblar, pero lo abrazó con estas, dejándose llevar nuevamente por él que aumentaba sus movimientos, escuchando el sonido de sus fluidos, la manera en la que se deslizaba dentro y fuera, al igual que la manera en la que sus paredes le presionaban el miembro haciendo que llegara al clímax. Jungkook gruñendo la embistió una última vez antes que se ella se corriera alrededor de su miembro.

La tomó con fuerza de la cintura, corriéndose dentro, su cálido semen cubriendo sus paredes mientras su vagina lo apretaba y palpitaba alrededor de su miembro. Él fue bajando la velocidad de sus embestidas, sintiendo sus fluidos derramarse más profundo, sosteniéndola hasta que sintió cómo dejaba de palpitar.

La observó con una sonrisa sintiendo cómo sus respiraciones estaban menos erráticas, y juntó sus labios con suavidad.

—Te amo, Addie —musitó sobre sus labios sorprendiéndola, pero este escondió el rostro en el hueco de su cuello, aferrándose más a ella—. Te amo, te amo, te amo. Te amo como nunca pensé hacerlo.

—Jungkook...

—Te amo —repitió con un hilo de voz, lo que provocó que ella sintiera su corazón encogerse.

—Hey, tranquilo —murmuró acariciando su cabello—. También te amo, Jungkook.

—Te amo...—sollozó.

Y eso fue lo que provocó que ella comenzara a reaccionar a lo que estaba sucediendo, por lo que bruscamente lo hizo a un lado, provocando que este se saliera de su interior.
Ella tomó rápidamente sus bragas, aunque quería poder limpiarse, pero la situación no era la mejor, mientras que Jungkook la observaba sollozando.

—¿Q-Qué sucede? —preguntó subiéndose rápidamente los bóxers y los pantalones.

—Sucedió algo con ella, ¿no es así? —inquirió amarga.

—Escucha...

—¡Dime sí o no, Jungkook! —exigió histérica.

—Sí —afirmó de manera casi inaudible, bajando la cabeza.

—No puedo creerlo —murmuró decepcionada, levantándose con algo de dificultad.

—¡Adalie, espera! —gritó levantándose aún llorando—. ¡No fue así como piensas! ¡Fue sólo un beso!

—¡¿Sólo un beso?! —preguntó indignada, volteando a verlo con sus ojos cristalinos.

—Y-Yo no pensaba...

—¡¿No pensabas?! —repitió cínica y soltó una risa mientras se limpiaba las lágrimas histérica—. Vete al carajo, Jungkook.—masculló para comenzar a caminar hacia la salida.

—¡No te vayas, Adalie! ¡Escúchame, por favor! —suplicó siguiéndola por la cocina, observando cómo tomaba las llaves de su coche de la mesada para dirigirse hacia la sala.

—¡Déjame en paz! ¡Tú y yo terminamos! —declaró volteando a verlo antes de abrir la puerta, notando cómo el dolor se reflejaba en su mirada—. Ahora eres libre de estar con Nyra. Adiós.

Ella dio un portazo mientras rompía en llanto, dirigiéndose a su coche, sintiendo cómo la decepción la invadía al igual que el dolor, pero no tan sólo por Jungkook, sino también por Nyra.












(...)













¿Por qué? ¿Por qué tenía estar sintiéndose mucho peor que la primera vez que terminó su relación con quién se suponía que era el amor de su vida? No dejaba de preguntárselo.
Pues, parecía no ser suficiente haber quedado destrozada esa vez, que ahora había sido traicionada por el hombre que había comenzado a amar inesperadamente y también por su mejor amiga, aquella que consideraba como su hermana pese a la distancia.
Ahora le dolía tanto el pecho que llegaba a asfixiarla, su visión era nublada y las lágrimas no dejaban de brotar, sintiéndose tan pequeña e insignificante y con tanto dolor que no sabía cómo volver a avanzar. Era como si estuviera en un hoyo del cual no podía salir. Sus heridas viejas parecían haberse vuelto a abrir por los golpes nuevos, haciendo sangrar lo que un día tanto le había dolido. Y es que Adalie comenzaba a darse cuenta que no era tan fuerte como antes creyó.

Llevaba su cabello suelto que comenzaba a ondularse al estar húmedo, una camiseta blanca holgada y un short negro. Acababa de salir de bañarse luego de pasarse todo el día en su cama llorando, sin ánimo alguno, sintiendo cómo su cuerpo pesaba más de lo normal. Y es que la tormenta de ese día no la ayudaba para nada, pero no podía quedarse en su cama porque no era nada sano y sólo se hundiría más, aunque tampoco sabía cómo seguir luego de aquella doble traición.

Su visión se había vuelto nublada mientras observaba su cocina, intentando ignorar su celular que vibraba por una llamada en la pequeña mesa, ya que sabía que seguía tratándose de Jungkook. Pensaba en que siquiera tenía apetito o fuerza alguna para hacerse de comer, pero escuchó unos toques en la puerta que la hicieron volver a la realidad. Soltando un suspiro mientras limpiaba bruscamente las lágrimas que habían empezado a brotar, se acercó a paso lento a la puerta para abrirla, sintiendo cómo una presión se instalaba en su pecho al ver a Nyra frente a ella que llevaba su paraguas cerrado en la mano.

—¿Qué rayos haces aquí? 

—L-Lo sabes...—balbuceó atónita.

—¿Qué? ¿Acaso te atreviste a buscar consuelo conmigo, creyendo que no sé que mi mejor amiga me traicionó? —cuestionó riendo cínica.

—Adelie, en verdad lo siento...—musitó acercándose mientras ella negaba repetidamente con la cabeza.

—¡Lárgate de mi departamento! 

—¡Venía a decírtelo, lo juro! —alzó la voz mientras pasaba por su lado, negada a marcharse, por lo que Adalie volteó a verla.

—¿Acaso Jungkook no te dijo que lo descubrí y no le quedó más que confesármelo? 

—No quería lastimarte, Adalie —aseguró con un hilo de voz—. Eres mi mejor amiga...

—¿Tu mejor amiga? —soltó una risa cínica mientras la pelirroja la miraba con los ojos cristalinos—. ¿Hace cuánto tiempo no tenemos una maldita conversación real, Nyra? Yo siempre te enviaba mensajes, intentaba llamarte, pero tú... tú siempre tenías alguna excusa. ¡Te he necesitado como no tienes idea!

—¡No sabía cómo hablar contigo sin pensar en que estabas con el hombre que sigo amando! —confesó histérica entre lágrimas—. ¡Hablar contigo me duele! 

—¡¿Y por qué rayos jamás me lo dijiste?! ¡Te lo pregunté muchísimas veces y en todas me negaste tus sentimientos! 

—¡Porque se enamoraron y se hacían bien, mientras que yo estaba muy lejos y ya le había roto el corazón! ¡Quería que estuvieran bien, aunque yo estuviera sufriendo! 

Adalie la miraba negando repetidamente con la cabeza, intentando seguir conteniendo el llanto a pesar de que las lágrimas siguieran brotando. Nyra sollozaba al sentirse algo liberada por haber podido soltar finalmente lo que había ocultado por tantos meses, pero de todas maneras, la culpa seguía ahí tan intensa al tener en frente a su mejor amiga, ya que aunque había intentado con todas sus fuerzas evitarlo, rompió su corazón al haber seguido su impulso la noche anterior.

—Y aun así... me traicionaron —recalcó con la voz ahogada.

—Me dejé llevar, no... no pensaba...

—Pero ¿sabes algo, Nyra? —sorbió su nariz mientras se acercaba a ella, pudiendo ver su rostro bañado de pecas, enrojecido por el llanto—. Quizás la traición por parte de Jungkook era esperada, porque tú sabes que jamás estuve con alguien que me amara como merecía, pero de ti... de ti jamás me lo esperé y es por eso que... me duele hasta el alma —expresó con un hilo de voz, mientras la pelirroja sollozaba bajando la cabeza al no poder seguir mirándola al rostro—. ¿Por qué antes de hacer algo así no pudiste hablarme como yo lo hice contigo a pesar de tener miedo? Tú eras la persona más importante para mí, siempre ibas a estar primera...

—¡Lo siento, carajo! ¡Lo siento! 

—Me he cansado de extrañarte, de intentar hacer que volvamos a la amistad de antes, y lo que hiciste... no puedo perdonarte —enfrentó su mirada mientras limpiaba bruscamente sus lágrimas—. Quiero que te largues. 

Nyra negó la cabeza, pero Adalie se acercó a la puerta dispuesta abrirla más, lo cual de lo impidió la pelirroja logrando casi cerrarla por completo.

—No acabes con nuestra amistad así, por favor —pidió intentando ahogar los sollozos—. Déjame explicarme.

Nyra había sido esa amistad que sin importar las adversidades, las diferencias o tiempo que pasara, se mantenía siempre a su lado porque era una amistad incondicional. Sin importar quiénes entraran o salieran de la vida de la otra, siempre se tendrían ahí, eran la única persona que siempre iban a querer tener a su lado. Como el amor de la vida de la otra, sólo que en mejor amiga. 

Sabían que es demasiado difícil hacer ese "Click" con una persona, así que se valoraban más que nada, pero no sabían lo devastador que resultaba ser cuando se termina perdiéndola. Adalie deseaba más que nada rebobinar el tiempo para volver a tener algo de paz al seguir teniéndola leal a su lado, estando ahí para sostenerla cada vez que se derrumbaba, para que volviera aquella conexión especial. Sabía que, a pesar de su error, para ella también estaba siendo doloroso, espantoso tener aquella sensación de que ya nunca recuperarían la amistad que tuvieron. 

La pelinegra sollozaba por lo bajo al sentir que estaba dejando un frío estremecedor, horroroso y latente.

—¿Adalie? 

Al escuchar esa voz masculina, ambas se miraron con sus ojos abiertos a la par y entre lágrimas, Nyra sintiendo cómo su corazón daba un vuelco mientras se alejaba a paso tembloroso, lo que hizo que Adalie girara la cabeza a verla.

—Adalie, estás ahí, ¿verdad? —volvió a hablar, Jungkook—. ¿Puedo pasar? 

La fémina presionó los labios en un intento por no romper en llanto, pero volvió a mirar a su amiga que seguía alejándose a paso lento.

—Por favor...—musitó con un ligero temblor—. No quiero tener que empujar la puerta, pero no me iré hasta que me escuches.

Al ver cómo tomaba la puerta con su mano, haciéndole saber que no permitiría que la cerrara por completo, sintió sus latidos acelerarse y cerró los ojos con fuerza, detestando la situación por la que estaba pasando. Pues, detrás de ella tenía a la mujer que había sido como su hermana, la persona que por mucho tiempo fue a la que ponía en primer lugar y quería poder remediar todo el dolor que le provocó, quería poder explicarse. Mientras que detrás de la puerta tenía al hombre que había hecho que sus días mejoraran, que le enseñó que podía volver a amar intensamente. Pero sabía que tenerlo allí, rogándole que lo escuchara, estaba rompiendo el corazón de Nyra.

—Addie...—este empujó levemente la puerta, lo que la hizo jadear por la sorpresa y apoyar ambas manos para impedir que la abriera.

Giró su cabeza asustada, observando cómo la rubia corría hacia el pasillo para esconderse, mientras ella sentía cómo su corazón golpeaba con fuerza.

—Por favor, déjame pasar...

—Vete, Jungkook —exigió de manera casi inaudible.

—No. No puedo irme de aquí sin arreglar la situación

—No es un buen momento. Vete.

Adalie quería hacer fuerza para poder cerrar la puerta, pero no podía dejar de ver la mano de Jungkook, sabiendo que si lo intentaba le haría daño y no era capaz. Podía escuchar la respiración pesada de él que parecía hacer cada vez más fuerza, sabiendo que podría ganarle con gran facilidad y pasar en cualquier momento.

—Lo siento...

Al entender a lo que se refería y saber que sería en vano, se alejó rápidamente de la puerta, lo que hizo que Jungkook se diera cuenta rápidamente al ya no sentir la poca fuerza que ella hacía para impedir que pudiera abrirla más. Eso hizo que decidiera abrirla lentamente, encontrándose con la mirada verde y cristalina de la fémina, sus mejillas empapadas de lágrimas y su pecho que subía y bajaba por su respiración pesada.

Este llevaba una chaqueta negra que estaba húmeda por la lluvia, al igual que el flequillo ahora ondulado que caía por su frente. Jungkook dio un paso inseguro hacia el frente, parecía intentar tranquilizarse un poco por lo que tomó una bocanada de aire y dio otro, notando cómo la fémina se tensaba al ver más de cerca cómo tenía sus ojos enrojecidos, como también ojeras bajo estos, lo que hizo que Adalie desviara la mirada al pensar que igual que ella no estaba nada bien. Pero en ese momento, escuchó un golpe en seco en el suelo, lo que hizo que volviera rápidamente su vista a Jungkook, el cual había caído de rodillas frente a ella mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas y su labio inferior temblaba.

—P-Perdóname. Por favor, perdóname...—pidió con un ligero temblor en su voz.

—Jungkook, levántate —ordenó rápidamente, acercándose para tomarlo de los brazos—. No hagas esto, y vete.

—No quiero estar sin ti, Adalie —confesó mientras ella lo soltaba suspirando—. ¡Estas horas han sido una tortura, y lo peor es que lo fueron por mi culpa porque yo cometí el error de no seguir intentando apartarla!

—Si eres consciente de eso, entonces, vete —exigió intentando sonar dura, aunque el nudo en su garganta parecía dificultarle hablar.

—¡No! Ya te he dicho que no me iré hasta que me dejes remediar mi error —recalcó con algo de dificultad al intentar reprimir su llanto—. Por favor...

—No es un buen momento...

Adalie quiso alejarse, pero sintió cómo los fuertes brazos de Jungkook rodeaban su cintura, apoyando la cabeza en su abdomen, lo cual hizo que ella jadeara por la sorpresa y fuerza aplicada.

—No acabes con esto, por favor.

—Jungkook, no...

—¿Recuerdas la vez que estaba trabajando y tú te acercaste con un café? —preguntó levantando la cabeza, permitiendo que Adalie pudiera ver cómo sus lágrimas brotaban sin parar y su labio inferior temblaba, lo que provocó que su corazón se encogiera, pero aun así asintió—. Esos días... Esos días yo había comenzado a pensar más de lo normal en ti. Cada vez que nos escribíamos, que aparecías en mis pensamientos... sonreía como un idiota —confesó sorprendiéndola—. N-No sabía porqué me sentía así, pero no le di importancia porque creí que era tan sólo porque estábamos empezando una verdadera amistad, pero cuando fui a buscarte para ir al Club... ¿Recuerdas esa noche? 

—¿Cómo podría olvidarla? —preguntó de manera casi inaudible?

—Fue una de las mejores noches para mí, ¿y sabes por qué? —ella negó repetidamente con la cabeza, intentando ahogar un sollozo—. Porque desde que me abriste la puerta, no podía dejar de pensar en lo hermosa que te veías. El tomar tu mano para no perderte por las personas, el tenerte pegada a mí cuando disfrutábamos de Wolf's Roses, todo eso tan sólo fue una maldita excusa porque no podía mantenerme alejado de ti. Y esa noche al volver a tu casa, no podía dejar de mirarte, carajo, te veías tan hermosa sonrojada y nerviosa, que yo... yo moría de ganas por besarte esa noche.

—Oh, Dios...—Adalie sollozó cubriéndose el rostro con una mano.

—Esa noche me di cuenta de mis verdaderos sentimientos por ti, pero es que por más que trato de pensar cuándo comenzaron, no lo sé —rompió en llanto negando repetidamente con la cabeza—. Sólo sé que adoraba pasar tiempo contigo, conocerte más, notar que teníamos más cosas en común de las que creíamos. Tú lograste que las heridas de mi corazón ya no dolieran, Adalie. Tú lo hiciste...—tomó una temblorosa bocanada de aire para intentar volver a hablar—. Por favor, no me apartes de tu lado...

—Para, por favor.

—Sé que jamás debí permitir que ella me besara, sé que sabes cuánto la amé, que fue el amor de mi vida...—continuó mientras Adalie dirigía su mirada hacia el pasillo, aún sollozando, pensando si Nyra estaba escuchándolo absolutamente todo—, pero esa noche, Adalie, puedo jurarte ahora mismo, mirándote a los ojos que fue tan sólo un maldito error porque me di cuenta que ya no quedaba rastro de nosotros —aseguró tomándola de los brazos—. Desde que tú y yo empezamos a pasar tiempo juntos, mi corazón tan sólo anhela tu amor.

—Ya basta. ¡Tan sólo cállate de una vez, Jungkook! —alzó la voz histérica.

—¡Te amo a ti, Adalie! Sólo quiero que quieras quedarte conmigo, que nos demos una verdadera oportunidad...

—¡Dije que basta! —gritó apartándose bruscamente mientras él la miraba dolido.

La fémina no podía seguir escuchando aquellas confesiones de Jungkook, no solamente por todos los sentimientos que lograba remover, por cuánto le dolía tenerlo frente a ella cuando la había lastimado junto a Nyra, sino también por el hecho de que sabía que aquella pelirroja debía estar escuchándolo y sufriendo por esa razón.

—No me hagas esto...

—Vete, Jungkook.

—Estás rompiendo mi corazón —advirtió sollozando mientras conectaba sus miradas.

—Así como rompiste el mío junto a Nyra —recalcó con un hilo de voz—. Te dije que no es buen momento, así que vete.

Este la miró dolido y bajó la cabeza cubriéndose el rostro con una mano mientras sollozaba desconsoladamente, provocando que la fémina tuviera que presionar los labios para no derrumbarse de la misma manera. Era realmente increíble como ambos anteriormente se habían ayudado a curarse el corazón, pero ahora lo tenían destrozado siendo también ellos los causantes.

Y aunque estuviera destrozado, Jungkook apoyó ambas manos en el suelo para así poder levantarse a pesar de sentirse débil. Aún sollozando, le dedicó una última mirada, para luego comenzar a caminar hacia la salida cerrando los ojos por un momento mientras rogaba que Adalie lo detuviera, que le dijera que estaba arrepentida y que sí quería darse otra oportunidad junto a él. Pero jamás pasó.

En cuanto él se marchó, ella se apresuró a acercarse a la puerta para cerrarla, apoyando su frente en esta mientras comenzaba a sollozar desconsoladamente. Jungkook había logrado que sus días difíciles resultaran fáciles porque estaba a su lado, que sus ojos perdidos se fijaran en los de él que parecían brillar y más cuando sonreía, deslumbrando todo a su alrededor. Pero ahora que había despertado sola, las flores parecían haberse vuelto a marchitar y aquellos ojos que lo veían llenos de ilusión, volvieron a inundarse de dolor.












(...)













Los días pasaban de manera lenta para Jeon Jungkook, que intentaba creer que pronto podría estar bien, sólo le iba a tomar trabajo, pero funcionaría aunque tuviera que ir despacio. Se lo repetía día tras día, preguntándose cómo es que en ese tiempo que pasó Adalie jamás lo buscó. No entendía qué error cometía para que las personas que amaba, jamás lo hicieran cuando él les entregaba su corazón deseando que lo cuidaran.
Pero sí lo hizo Nyra, aunque solamente para poder cerrar por fin su historia y marcharse. Eso había sido una completa sorpresa para Jungkook, pero decidió poder hablar más tranquilo con ella y hacer el dolor de haber perdido a Adalie por aquel beso, a un lado, porque sabía que aunque su corazón no anhelaba más a aquella pelirroja, tenían que hablar.

Cuando ella se había marchado, de cierta manera, Jungkook se sentía un poco más liberado. Pero las ganas de correr a buscar a la mujer que amaba, seguían ahí, tan intensas hasta que recordaba cómo pareció no importarle tenerlo de rodillas rogando que no apartara de su lado. Sabía perfectamente que había cometido un error, pero sentía que era capaz de remediarlo porque sus sentimientos por ella seguían siendo los mismos, porque estaba completamente seguro de que su corazón tan sólo le pertenecía a Adalie.
Y ahora el recuerdo de lo que solían ser se había convertido en un tormento ineludible, que parecía impedirle poder seguir adelante porque su corazón estaba lleno de ella, gritando su nombre, recordándole todos los momentos compartidos mientras sus manos ahora estaban vacías.

Era de noche, y Jungkook acababa de llegar a su casa completamente exhausto, deseando sacarse su uniforme, darse una ducha y poder descansar, pese a que cada noche se le hacía una agonía al tener que volver a su costumbre de estar solo, haciendo que sintiera su cama más grande y fría. Tomó el pomo de la puerta, pensando en cómo al entrar volvería a estar inerte su cuerpo en medio del vacío y el silencio sería algo torturante.

Tomando una temblorosa bocanada de aire y con sus ojos cerrados, se decidió a abrir lentamente la puerta, sorprendiéndose cuando al abrir la puerta, no se encontró con aquella oscuridad que le haría encender la luz, porque podía divisar la mesa a unos metros con unas velas encendidas y una mujer parada a un lado. Abrió los ojos a la par mientras sentía sus latidos acelerarse, observando cómo ella llevaba su cabello recogido con unos mechones ondulados y un vestido negro apegado a su cuerpo. Rápidamente pudo notar, pese a su gran sonrisa, que estaba demasiado nerviosa ya que juntó sus manos para poder jugar con estas.

Cerró la puerta tras su espalda para así comenzar a acercarse a ella, como si quisiera asegurarse de que era real que estaba frente a él.

—Adalie...—su voz salió en un murmuro casi inaudible—, ¿q-qué haces aquí?

—Lo siento por no haberte buscado antes —musitó acercándose a paso inseguro.

—¿En verdad lo haces? —preguntó con algo cinismo, lo que hizo tensar a la fémina.

—Necesitábamos tiempo para pensar...

—No. Yo no necesitaba eso, lo único que necesitaba era que quisieras quedarte conmigo —recalcó molesto acercándose.

—Está bien. Entonces, yo necesitaba tiempo para pensar en todo lo que sucedió —asintió soltando un suspiro.

—¿Y a qué has llegado? —examinó alzando una ceja.

—Te amo.

—¿Qué...?

—Te amo como jamás esperé que pudiera pasar, y sé que... podría superarte, que podría continuar con mi vida y dejar todo esto atrás —continuó acercándose más a él—. Pero no quiero hacer eso. Quiero darme una verdadera oportunidad contigo.

Jungkook la miraba atónito, sintiendo cómo su corazón brincaba emocionado, y es que por más que quería poder estar molesto por los días en los que se hundió en la tristeza, no podía. El tiempo se le había estado haciendo eterno lejos de ella, tan sólo estaba haciéndose daño, por lo que ahora al tenerla frente a él sonriéndole con inseguridad al no saber cómo podría actuar ante su confesión, su visión comenzó a nublarse, pero por lágrimas de emoción.

—Ven aquí, Addie —murmuró con suavidad.

Ella soltó una risilla que le permitía saber que estaba aliviada, por lo que la tomó de la cintura para apegarla a su cuerpo y así juntar sus labios. La pelinegra pasó los brazos alrededor de sus anchos hombros, correspondiendo a aquel beso lento donde su lengua acarició la suya, haciéndole sentir cómo la calidez volvía a envolver su corazón.

—Entonces, ¿estamos juntos de nuevo? —preguntó sobre sus labios, Adalie.

Jungkook decidió no responderle con palabras, sino volviendo a juntar sus labios en un beso más intenso y apasionado que ella no dudó en corresponder rápidamente mientras su corazón brincaba de emoción. Pues, con Jungkook había aprendido demasiado a pesar de que creía que ya sabía todo acerca del amor. Con él había aprendido que el amor no siempre se trataba de correr, sino también de calma como caminar por el atardecer y sentarse bajo un árbol, que era el darse seguridad, donde los miedos debían hablarse, así también de las incomodidades, teniendo la certeza de que eso no se transformaría en alguna discusión. Estaba completamente segura de que con Jungkook el amor era maravilloso, sintiendo su vida fluir de la suya, porque era justo a su lado cuando sabía y lograba comprender lo que era aquel amor que siempre había anhelado.

Sabía que probablemente le había dado la oportunidad de renunciar e irse, pero al escucharlo a él y con la última conversación que tuvo con Nyra antes de que ella se marchara, confirmó más que Jungkook verdaderamente la amaba y que ya no debía cargar con ninguna culpa, por lo que decidió dejar todo el miedo atrás para decirle que quería quedarse a su lado. Y en ese preciso momento, que el tiempo se detenía y el mundo parecía reducirse en un sólo latido, abrazándose sintiendo cómo se reconstruían, entre caricias sin fin, besos sin control, el deseo juntándose, se dijeron "Te amo" entre las sábanas, sellando su promesa de amor.

¡Hola!

¿Qué les pareció esta segunda parte? ¿Ya se esperaban que terminara bien por cómo la primera parte fue tan tranquila? ¿Les gustó?

La verdad es que editar estas 18k palabras, un poquito más en realidad, me tomó 6 horas, así que perdón si se me pasaron por alto varios errores. Y espero que realmente sí les haya gustado este final a pesar de que no soy nada buena para escribirlos, quizás porque no los escribo mucho y me causan gran inseguridad JAJAJAJA

Bueno, ahora que ya les di un final feliz puedo darles sin culpa alguna 80 finales tristes aaa mentira, prometo que estas últimas historias van a tener más finales felices que tristes jujuu

Por cierto, espero más que nada que vos jeonbeboyfriend3 hayas disfrutado de este two shot, y dato, realidad el verdadero final era cuando jk la buscaba y ella lo rechazaba, pero como es dedicado a vos que te re adoro y a pesar de que me dijiste que no importaba el final que tuviera, que podía elegirlo yo, dije: ella se merece un buen final ♡

Sin nada más que decir, muchísimas gracias por el apoyo

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