Capitulo 7 -¿Quieres ser mio?


Toda la mañana Luhan se la ha pasado serio, recibiendo miradas furtivas de Sehun quien teme, de verdad lo hace. Sus inseguridades le carcomen la mente de tanto darle la vuelta a sus pensamientos.

Desde que Luhan cruzo la puerta del aula, Sehun le recibió con una sonrisa (¡Si, una sonrisa, algo que Sehun no muestra tan fácilmente!), sin embargo, esta se esfumo en cuanto el mayor le paso de largo sin siquiera mírale.

Sehun se siente realmente mal por ello.

Su cuerpo esta presente como sus ojos a la clase, pero la verdad es que sus pensamientos están en otro mundo.

Preguntas como ¿Solo ha sido un juego? ¿Nada fue serio? ¿Qué tiene? ¿Está molesto? ¿Qué hice? ¿Asi funciona esto? ¿que pasa?  Son  las que rondan por su cabecita.

Luhan esta actuando realmente mal.

-Sehun –una voz le saca de sus pensamientos.

-¿Eh? –inquiere sorprendido.

-¿Te sientes bien? –el profesor le pregunta-. Te ves muy distraído. ¿Tienes algo? –sus mejillas se encienden. Toda la clase tiene la atención en él. Sehun niega lentamente.

La clase parece sorprendida. Sehun nunca se distrae, siempre trata de estar lo más pendiente posible de ella.

-Emm, ¿Puedo ir al baño? –inquiere.

El profesor solo asiente sorprendido. Sehun se levanta de su asiento y sale disparado fuera del salón.

Luhan se queda incrédulo de lo que ha visto y escuchado. Y sabe, que la ha cagado, y mucho. Sabe perfectamente que Sehun está así por su estúpido comportamiento de mierda que tiene pero no puede evitarlo. Luhan nunca había sido celoso, pero con su ángel es muy diferente, él, su ángel, simplemente es demasiado que no sabe controlarse.

La clase esta aún más sorprendida que antes. Sehun nunca pide permisos. Sehun jamás abandonaría un aula de clases por ir al baño, ni cuando está enfermo lo hace. Jamás se perdería tanto conocimiento por algo de ese tipo.

Luhan sin pedir permiso – como siempre- sale disparado tras su pequeño ángel.

Sehun por su parte corre, corre lo más rápido que sus débiles piernas le permitan. Pasa de largo el baño, la cafetería, el patio hasta llegar a los talleres de artes plásticas, que están solos. Como un conejillo asustadizo entra y se esconde en el más recóndito lugar, lejos de la luz, del ruido y cerca de la oscuridad, de esa quien es la única que conoce todo sobre ti, hasta el más guardado secreto.

Junta sus piernas a su pecho, cruza sus brazos sobre sus rodillas y hunde su cabeza entre ellos. No llora. No lo hace. Aun no es el momento. Solo quiere pensar a fondo. Está muy confundido. Todo es nuevo para él. No sabe el porqué de todas las preguntas en su cabecita.

Luhan parecía que había perdido de vista al menor, sin embargo, la melena castaña y resplandeciente del contrario era inconfundible para él. Solo por eso, él pudo llegar hasta su ángel.

Con cautela, da pasos hacia el interior donde Sehun entro minutos atrás. Entra y todo esta oscuro, sin embargo, la poca luz del sol se logra filtrar por las ventanillas mal cerradas del taller.

Busca a Sehun, pero no le ve a simple vista. Agudiza su oído y ahí está, la respiración agitada del menor y sus susurros incoherentes. Se acerca con paso cuidadoso hasta él y sonríe por los tiernos musitos, por su voz dulzona e infante que tiene.

Lo ve, ahí está, en el rincón, escondido entre cajas. Se ve tan mono como siempre. Sigue caminando hasta estar a su lado, una vez hecho, se pone de cuclillas y solo se deleita con su imagen.

Sehun siente una fuerte mirada sobre sí. Le pone nervioso y, le asusta. Nunca ha creído en fantasmas, pero él está siempre abierto a toda posibilidad, como ahora.

-Diosito, que se vaya, que se vaya –pide en un tono de voz demasiado bajo.

No quiere levantar su cabeza de sus brazos. ¿Qué tal si el fantasma es muy feo y lo hace morir de un infarto?.

-Sehun –dice Luhan con gracia. Su ángel es inmensamente adorable.

Sehun se congela, el fantasma a dicho su nombre.

-Diosito, por favor, por favor –pide con desesperación pero aun sin subir el tono de voz.

Luhan comienza a preocuparse en cuando ve que su ángel se pone nervioso, comienza a temblar y sudar.

-Sehun, soy yo, Luhan –dice al fin.

Le toca el hombro y el castaño da un saltito logrando así que sus ojos se crucen con el mayor, nuevamente, sorprendiendo a Luhan, el menor se echa a sus brazos colgándosele del cuello y tumbándolo contra el suelo.

-¡Hyung! –chilla de felicidad.

Luhan no puede evitar reír. Su ángel es una cosita divina y muy peculiar.

-¿Estas bien? –inquiere con preocupación.

-Tenía mucho miedo. Sentía una presen, espera... ¡Eras tú! –espeta eufórico y Luhan solo asiente-. Aaaaah, me has asustado mucho. Yo no creo en los fantasmas pero realmente sentí que aquí había uno conmigo –explica.

-No hay un fantasma, pero si un demonio –ambas miradas vuelven a conectarse. Sehun recuerda lo de la última vez que hablaron. Luhan era su demonio y él su ángel-. Vamos ángel, dime ¿Por qué has salido así del salón? ¿Estás bien? ¿Te sucede algo? –pregunta sabiendo la respuesta.

Sehun niega. Baja la mirada. No quiere ver. Olvida en que posiciones están. Él está cómodo así que no hay problema.

-Mmm –dice que no mientras niega.

-¿Qué? No te he escuchado -presiona.

-N-No m-me sentía bien –miente.

-¿Seguro? –cuestiona.

-S-Seguro –vuelve a mentir.

-Los ángeles hermosos y puros como el mío no mienten, Sehun.

El contrario le mira, otra vez. Sehun nunca ha mentido, más que esas mentiras inocentes.

-Y-Yo –

-Lo siento ángel –se disculpa sin dejar terminar de hablar al menor. Sehun le mira sin saber que hacer o decir-. Siento haberme comportado como un cabron, no te lo mereces, pero yo, yo, yo estaba realmente celoso. Lo sigo estando, pero no puedo verte mal mi ángel –suelta todo de bombazo y Sehun tarda en asimilarlo.

-C-Celoso... ¿De qué? –inquiere sin comprender aun.

-Ángel, ahora que eres mío no puedo ver como otros interactúan contigo. Soy una persona posesiva y muy celosa, eso, lo has despertado tú. Sin embargo, si te incomoda, tendré que aguantármelo, pero solo un poco –Sehun parece aún más confundió.

-¿Tuyo? –cuestiona de una forma tan adorable que Luhan quiere comérselo a besos.

-Sí, mío Sehun –aclara-. Ángel, ¿Quieres ser mío? ¿Quieres... ser mi novio?


*Disculpen mis faltas ortográficas*

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