ESCENA EXTRA

Eloise estaba sentada en el banco de aquel parque muggle.

Se encontraba pensativa por la decisión de Draco al querer conocer el mundo muggle, para ella no era algo desconocido, recordaba que en sus años de Hogwarts solía ir a menudo con Hermione y sus padres.

Un lindo recuerdo que tenía era un teatro al que solían ir todos los fines de semana.

Cuando escucho la sugerencia de Draco por ir a conocer el mundo donde ella había crecido, le emocionó tanto la idea de llevarlo al teatro, pasar el rato en los lugares a los que solía ir de niña y... quizás ir a visitar a alguno de sus amigos de la infancia.

Draco había estado tomando medicamentos para dormir, apenas podía conciliar el sueño por aquella guerra que los dejó marcados de por vida.

Eloise sentía frías sus manos, un leve sudor cuando recordaba la terrible escena de gritos y llantos.

—Amor...

Eloise elevó la vista de su regazo a esos ojos grises que tanto adoraba.

Era Draco.

Como adoraba a aquel chico rubio que alguna vez conoció sin saber que terminaría en el punto donde se encontraban ahora.

Draco tomó asiento junto a ella, en la banca donde se encontraba sentada, para entonces decir: —Estaba pensando que tal vez mañana podríamos tener una cena para nosotros dos. Hace tiempo no lo hacemos.

Eloise sonrió cálidamente y asintió. —Es una muy buena idea.

Draco sonrió y la rodeó con sus brazos para atraerla en un cálido abrazo.

—No sabes cuánto te amo, Eloise.

Eloise suspiró, sintiendo el envolvente aroma de Draco. —Te amo aún más, Draco.

-

Ese mismo día, después de haber caminado un rato, ambos volvieron a su hogar.

Eloise había terminado de darse un baño caliente y estaba recostada en su cama, esperando a que Draco saliera de hacer lo mismo.

Fue en ese momento, donde Draco salió con una toalla al rededor de su cintura, el cabello mojado y algunas gotas bajando por su espalda.

Eloise no pudo evitar seguirlo con su mirada, mientras él caminaba hacia el clóset en busca de alguna pijama.

—¿Por qué me estás viendo así, Eloise? — soltó de repente Draco.

Eloise dio un pequeño salto, la tomó por sorpresa.

—No estaba mirando nada. — respondió ella en un murmullo.

Draco sonrió para sí mismo y no dijo nada más, ambos sabían que aquella pasión que los había unido aún permanecía entre ambos.

Eloise se sentía como una adolescente aún cuando estaba cerca de Draco y aún más cuando Draco se encontraba así.

Ella ya había olvidado cómo se sentían las mariposas en su estómago al verlo de esa manera, había olvidado cómo se sentían sus manos tocándola con puras intenciones pecaminosas.

Lo extrañaba de aquella manera.

Con tantas responsabilidades encima, habían dejado de tocarse el uno al otro.

Eloise mordió su labio sin darse cuenta.

—Deja de hacer eso. — dijo Draco mientras la miraba.

Eloise apretó aún más sus piernas cuando lo vio acercarse peligrosamente lento a ella. —¿Hacer qué, amor?

—Eso —. respondió Draco, pasando sus manos por las piernas desnudas de Eloise —. Morder tus labios tan suave, apretar tus piernas tan fuerte.

Eloise soltó un quejido de placer cuando Draco apretó su muslo. —Draco, te necesito.

Draco se burló de ella, mientras acercaba sus rostros a milímetros, deslizando suavemente sus dedos sobre la piel desnuda, acariciando el centro de Eloise sobre la ropa de su pijama.

Entonces Draco apretó un poco más la piel desnuda de Eloise. —¿Qué quieres, Eloise?

Eloise cerró los ojos y separó sus labios. —Bésame. — ordenó ella, con voz suave y baja.

Draco ni siquiera lo pensó dos veces cuando se hundió en un beso lleno de pasión en los labios de Eloise. La estaba besando con pura euforia, podían sentir como sus labios bailaban con los del otro, la calidez de sus labios y el frío de los labios de Draco habían logrado una mezcla totalmente perfecta, un beso mágico.

Realmente hacía mucho tiempo que no se besaban así, habían estado tan ocupados, sumergidos en sus propios problemas, que habían olvidado que se tenían el uno al otro.

Habían olvidado la vida antes de la guerra mágica, habían olvidado cómo se sentía demostrarse el amor de esta manera. Su manera favorita de hacerlo.

Eloise había pasado noches enteras llorando en compañía de Draco, deseando que un día por fin terminara el terror, pues después de la guerra muchos ministros buscaban a Draco para interrogarlo y encontrar algo para culparlo de que los mortifagos entraran a Hogwarts.

Todos decían que Draco era un cómplice del homicidio de Dumbledore.

A Eloise le partía el corazón ver a la persona que más adoraba de aquella manera.

—Vámonos de aquí. — soltó Draco de repente.

Eloise asintió, sintiendo el calor del cuerpo de Draco emanando de él, generando un sentimiento de protección para ella.

El viento frío acariciaba su piel y movía su cabello, pero Eloise podía jurar que entre sus cuerpos había un fuego que estaba haciéndose cada vez más grande, cada vez más caliente, cada vez quemaba mucho más.

No pasó mucho tiempo cuando Draco tomó la varita del bolsillo de su pantalón color negro, agitándola suavemente en su costado, tomando fuertemente a Eloise de su espalda baja y pegándola a su cuerpo.

Tan solo hizo falta que Draco murmurara el hechizo para que ambos aparecieran en su habitación.

Cuando Draco sintió sus pies tocar el piso de aquella habitación, tomó por la cintura a Eloise con ambas manos de una manera suave pero dominante, haciéndola llegar a los pies de la cama.

La castaña sintió la frialdad de las cobijas blancas que beige que adornaban aquella cama que ordenó ese mismo día por la mañana.

Draco se encontraba besándola con euforia, sentía que los labios de Eloise sin duda alguna siempre serían su platillo favorito.

Eloise exhaló al sentir el placer y el calor subir por todo su cuerpo.

Hace tanto tiempo no sentía aquellas sensaciones provocadas por Draco Malfoy.

Eloise lo tomó por la parte de atrás del cuello y lo empujó más contra ella, deseando que sus cuerpos se fundieran en aquel beso y jamás dejar de sentir eso.

Draco la dejó caer suavemente sobre el colchón, para en seguida de eso besar su cuello suavemente, mordiendo con delicadeza la piel de aquella chica.

Eloise sintió que el placer comenzaba a consumirla, en ese momento sentía que cada pequeño roce de pieles eres el cielo y nada más que eso.

Fue entonces cuando Eloise bajo sus manos al pecho de Draco, acariciando con suavidad para después llevar sus ágiles dedos hacia la camisa blanca del rubio, abriendo botón por botón.

Cuando finalmente estuvo abierta la camisa del rubio, Eloise no dudo mucho tiempo en pasar sus manos por el pecho que ahora estaba desnudo, de Draco.

Draco sentía que estaba cayendo en un pozo sin fondo de mera locura al sentir aquellas manos tocarlo, un toque tan simple pero tan intenso.

El rubio bajo sus manos hacia el pecho de Eloise, dando un leve apretón en su seno, fue entonces donde Draco cayó en la total perdición, pues Eloise al sentir aquel apretón, soltó un quejido lleno de placer.

Draco no dudo un momento más para volver a repetir la acción, haciendo q las piernas de Eloise lo apretaran al intentar cerrase.

Él la miró de manera burlona y continuó haciéndolo. —¿Sabes que sería mucho mejor? — le dijo Draco a ella de repente. —Que te quitara esta estorbosa tela y me dejaras sentir por completo tu cuerpo.

Eloise lo miró y sonrió. —¿Y qué te impide quitarla? — respondió ella.

Al escuchar aquellas palabras salir de la boca de Eloise, Draco no duró mucho más tiempo para comenzar a hacerlo, sacando rápidamente la blusa de Eloise, para después hacerlo con el sostén que ella llevaba puesto.

Draco miró el pecho de Eloise como si fuera el paraíso eterno. Ella realmente se encontraba asombrada y después de tanto tiempo juntos, apenas podía comprender cómo es que Draco adoraba cada centímetro de la piel de ella, cómo era capaz de sentir placer simplemente con verla recibirlo.

—Maldita sea. — dijo Draco, sintiendo que estaba perdiendo el autocontrol.

Sin duda alguna Draco se encontraba hipnotizado por el cuerpo de Eloise, la sensación de su suave piel y la calidez de sus labios.

Realmente se encontrabas muy enamorado
de ella.

—Eloise, quítate la maldita ropa. — gruñó Draco sobre los labios de ella, los cuales se encontraban pidiendo más de los labios del platinado.

Eloise obedeció, viendo como Draco se levantaba de ella y labios miraba desde los pies de la cama, el escalofrío recorrió su cuerpo cuando los zapatos del chico rubio tocaron el piso de madera.

Ella comenzó a desabrochar con suma delicadeza cada botón, sintiendo el frío acariciar su piel de manera suave y helada.

Eloise lo hacía con tanta calma, porque ella adoraba ver a Draco esperar un poco más por ella.

Eloise lo observó mientras ella sacaba el pantalón  con paciencia de ella misma.

Los ojos de Draco brillaban de puro placer, no había cosa que más adorara que Eloise Granger.

Aquella sangre sucia que logró cautivarlo en el momento que sus labios rozaron con los de él.

Se había encontrado fascinado desde que la vio la primera vez y no dejó de hacerlo las siguientes veces que se acostaron, apenas y podía creer que ella era completamente suya y de nadie más.

—Date prisa, Eloise. — dijo Draco, su tono lleno de impaciencia.

Eloise sonrió juguetona, divertida con el tono de Draco, pues él solía ser muy tranquilo en esas situaciones, le gustaba llamarlo "tomarse el tiempo".

Fue entonces, que Eloise pensó que sería buena idea hacerlo esperar, pero Draco estaba ansioso de probarla una vez más, se apresuró a jalar la tela de las piernas de Eloise y jalarla hacia él por los tobillos que ahora se encontraban desnudos.

Eloise jadeó de sorpresa al sentir las frías manos pálidas sobre sus cálidos tobillos.

Sin embargo, a Draco no le tomó mucho tiempo pensarlo una vez más, fue ahí cuando comenzó a tocarla de manera suave en su centro, deseando que ella se llenara de absoluto placer poco a poco y comenzar a sentir como se mojaba lentamente.

Verla excitada era una de las cosas que más le gustaban al platinado.

Sus dedos bailaban sobre la tela de la ropa interior de aquella chica, creando una mezcla de placer y amor perfecta.

La humedad comenzaba a subir por la tela, empapando de a poco hasta llegar a humedecer un poco los dedos largos y pálidos.

Eloise no podía cerrar sus labios, sentía el placer en cada toque, por más suave que esté fuera.

—¿Te gusta? — preguntó Draco, viéndola asentir mientras cerraba sus ojos al toque perfecto.

Draco sonrió y  la forma perfecta de hacerlo esta vez, pues movió solo a un lado la ropa interior de Eloise y no lo pensó dos veces antes de introducir sus dos largos dedos.

Eloise esta vez no pudo evitarlo, de sus labios escapó un fuerte gemido antes el golpe de sus dedos, Draco sonrió satisfecho y comenzó a besar el cuello de aquella castaña.

Sentía la calidez de Eloise al entrar y salir sus dedos de ella, el paraíso entero para Draco Malfoy.

Comenzó a hacer ese movimiento que a ella tanto le encantaba, curvando sus dedos antes de salir de ella.

Eloise no podía parar de soltar suaves gemidos , solo Draco la podía hacer sentir de aquella manera.

Fue entonces que ella notó el bulto que comenzaba a formarse en la ropa interior de Draco.

Eloise sonrió de manera juguetona, para después bajar su mano hacia ese bulto que parecía crecer cada vez más con el paso de los minutos y los besos.

Draco soltó un suave jadeo sobre los labios los de Eloise al sentir su mano tocarlo de manera suave y sensual.

Draco intensificó los besos a medida que Eloise lo tocaba con más fuerza.

Draco no tardó mucho en deshacerse de toda su ropa y abrir las piernas de Eloise, para acomodarse en medio de ellas.

Eloise sentía como la piel desnuda del miembro de Draco tocaba con suavidad la humedad acumulada entre sus piernas.

Draco sintió aquel toque tan tentador, una tentación que fue imposible ignorar, un pecado que estaba dispuesto a cometer.

No lo dudo mucho cuando hundió su miembro dentro de la vagina de Eloise de manera lenta, observando los gestos que ella hacía, podía sentir la calidez y humedad dentro de ella, sentía que era el paraíso por completo.

Sus cuerpos llenos de placer, Eloise no pudo evitar soltar un gemido cuando Draco estuvo por dentro completamente de ella.

—Draco... — escapó de sus labios de manera suave.

Draco la miró y besó sus labios con suavidad, comenzando un camino lento, saliendo y entrando de ella de manera delicada.

—Dime, amor. — dijo Draco, sabiendo perfectamente la respuesta de ella.

—Hazlo muy duro, Draco, por favor. — suplicó ella, mientras sentía como Draco comenzaba a acelerar sus movimientos.

De repente, sus caderas se encontraban, mientras él la follaba de manera brusca, pero justo de la forma en la que a ella le gustaba.

Draco apenas podía mover sus labios del cuerpo de Eloise, besaba su cuello y su pecho, mientras la follaba y estiraba su coño, estaba deseando dejar marcas por todo el cuerpo de ella, deseando con todas sus fuerzas que ella las viera y recordara lo bien que se sentía hacerlo.

Draco sentía que estaba lleno de placer, mientras las uñas de ella se enterraban en la espalda del rubio, ella lo rodeaba por la cintura con sus piernas y lo atraía más a ella en cada embestida.

Draco estaba disfrutando por completo las uñas de ella creando marcas, trazando caminos, ella disfrutaba la presión que creaba en su cuerpo la polla de Draco, la forma tan deliciosa en que la estiraba y ella lo disfrutaba.

Ella subió sus manos hacia la nuca de Draco, atrayendo su cuerpo aún más cerca, Draco no dudó ni un segundo en subir sus labios a ella, besándola con fuerza mientras continuaba follandola con fuerza, tocando sus clitoris para crear aún más placer en el cuerpo de la castaña.

Los gemidos de ella resonaban en las paredes de la habitación.

Había estado esperando tanto por ese momento, deseando tocarse de aquella manera, una manera más de demostrarse amor entre ellos.

Fue deseando un momento a otro cuando Eloise sintió que estaba a punto de llegar a su punto más alto, Draco la sintió apretarlo y sus ojos rodaron hacia atrás ante aquella presión, besándola aún más fuerte.

Ella sentía que sus labios iban a sangrar, pero el placer era aún más fuerte que aquel pensamiento.

Fue tan pronto como Draco y Eloise llegaron a su clímax juntos, ella se deshizo sobre el miembro de Draco, a la vez que sentía que él la llenaba por completo de hilos blancos en su interior.

Placer por completo en ambos cuerpos.

Draco no dejó caer su cuerpo por completo de ella, solo descansó un poco, sintiendo la respiración agitada de Eloise, intentando recuperar el aliento.

—¿Te gustó? — preguntó el platinado.

Ella asintió al sentir que las palabras no salían de su boca por la falta de aire.

—Bien, amor. — dijo Draco.

Draco se acomodó junto a ella, para luego admirar como ella miraba al techo de la habitación, intentando aún recuperar el aliento. —Te vez muy bonita.

Eloise sonrió ante el halago de Draco.

—Gracias. — respondió ella con un leve sonrojo en sus mejillas.

Draco besó la frente de Eloise. —Me encanta hacer esto contigo.

—A mí también.

Draco la rodeó con sus brazos, sintiendo como ella se sentía cómoda en la calidez de su cuerpo.

—Te amaré por siempre, Eloise.

—Y yo a ti, Draco. — dijo Eloise, para luego plantar un suave beso sobre los labios rosados de Draco.

Ambos se quedaron ahí, abrazados, compartiendo pequeños y dulces besos mientras el tiempo pasaba con solo ellos dos amándose.

Amándose por siempre.

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