0 3 8

La noche había llegado.

Aquella noche donde empezaría la mayor tortura para ambos jóvenes. Eloise estaba acostada en la cama de Draco, entonces escuchó su voz cansada en su oído.

—Ve a la cama, Eloise.

—No... quiero quedarme aquí, contigo. — ella respondió en el mismo tono.

Después de saber que estaba listo aquel armario, Draco y Eloise apenas podían dormir, pues ambos sabían que por ahí entrarían los mortifagos al castillo de Hogwarts.

El estómago de ambos se revolvía al no saber lo que estaba por ocurrir, si se volverían a ver al menos.

Eloise levantó sus ojos, mirando directamente a los del rubio; su mirada solo proyectaba dolor y angustia, incluso algo peor... traición.

Traición en los ojos grises que la veían directamente.

—Draco... — comenzó a susurrar ella.

—Solo cállate. — le susurró el rubio al oído.

Eloise no dijo absolutamente nada, dejó que Draco la mirara más tiempo, como si el chico intentara memorizar cada detalle de su rostro, cada relieve, cada mancha, quería poder recordarla con tanta claridad hasta el punto de poder ver con claridad cada detalle de sus pupilas. Esos preciosos ojos que Draco adoraba más que nada.

—¿Qué va a pasar ahora? — murmuró ella, mientras sentía la suave respiración de Draco abanicar su rostro.

—Realmente no lo sé, pero quiero que te mantengas a salvo en todo momento. — respondió el rubio.

Eloise asintió y entonces el reloj que se encontraba en la mesita de noche de Draco comenzó a provocar vibraciones en el material de madera que se encontraba junto a ellos. Aquello les estaba señalando una cosa, la hora había llegado. Los mortifagos entrarían y entonces su pesadilla comenzaría.

Ambos se pusieron de pie, separando sus cuerpos, los cuales extrañarían derretirse juntos como la cera de una vela al fuego.

—Vete, tienes que irte lo más pronto posible —. Draco comenzó a decir con preocupación en su voz, mientras la veía colocar rápidamente sus zapatos —. No te alejes de tu hermana y de los Weasley, mantente a salvo a ti. No hagas nada estúpido.

Eloise asintió frenéticamente, entonces su cuerpo por inercia buscó al de Draco, uniendo sus labios en un fuerte beso.

Un beso lleno de amor, pasión y cariño de ambos, pero ahí... ahí estaba ese algo más, pues aquel beso parecía estar lleno de una cálida y dolorosa despedida por parte de ambos.

—Te amo. — murmuró Draco sobre sus labios, después de haber terminado aquel beso.

Eloise asintió, su corazón y su pecho dolían de una forma horrible. —También te amo.

—Por favor, mantente a salvo. — Draco volvió a repetir lo mismo aquella noche, pues temía que algo le sucediera a aquella mujer que lograba cautivarlo con solo una mirada, solo con su exquisito olor.

La amaba, la amaba y de eso estaba más que seguro.

Y así fue como la vio salir de su habitación. Draco se colocó su abrigo negro, listo para enfrentar lo peor, comenzar una guerra y con ello su pesadilla.

Eloise comenzó a correr por los pasillos de las mazmorras a gran velocidad, sus pies se movían con dolor al sentir como se alejaba de aquel chico rubio, las lágrimas apenas le permitían ver, el miedo la recorría de pies a cabeza y con ello el frío del lugar.

Le ardía el pecho, sus pies no dejaban de moverse a gran velocidad, entonces al fin Eloise pudo llegar a la entrada de la sala común de los Gryffindor. Esta se había abierto con violencia, revelando un montón de estudiantes.

—¡Eloise! — gritó Hermione al ver a su hermana horrorizada.

—¡Hermione, date prisa! — Ginny gritó al pasar corriendo junto a las dos mellizas.

—Eloise, un estudiante llegó a notificar que habían mortifagos en Hogwarts —. comenzó a explicar Hermione —. No encontramos a Harry, debemos encontrarlo, evitar que lo lleven con el señor oscuro.

—Hermione, yo- yo no sé como hechizar personas, tenemos que irnos —. Eloise comenzó a insistir al ver a su hermana tan agitada —. Ellos nos van a asesinar por ser un par de sangre sucias. Las sangre sucias de Potter.

Hermione negó con la cabeza. —Yo no voy a dejar que te lleven.

—Hermione, vámonos de aquí. Lejos.

Hermione la miró unos segundos, sus ojos llenos de lágrimas, Eloise jamás creyó a su hermana capaz de dudar entre sus amigos o su propia hermana, su sangre.

—Tengo que quedarme a defender el castillo.

Eloise la miró sin poder creer lo que había salido de su boca. Ella no dijo nada en respuesta a su hermana, en cambio, se alejó sin tener un rumbo en concreto, ella solo quería escapar de aquel castillo, quería irse lejos, pero no sabía cómo hacerlo.

Los gritos de los estudiantes y los hechizos que rebotaban se hacían más fuertes conforme caminaba, estaba yendo directo a su lecho de muerte.

—¡Eloise! — la voz de aquel chico rubio hizo que su corazón se acelerara de una forma veloz.

Ella se dio media vuelta. —Draco... — su voz salía casi en un llanto, el miedo la inundaba y comenzaba a creer que realmente se habían equivocado al haberla puesto en la casa de Slytherin.

Ella corrió a los brazos del chico, pudo percatarse de que su cuerpo estaba temblando por completo. —Draco, dime que no lo hiciste. — susurró ella, con la esperanza de que Draco le dijera que iba a escapar con ella, irse lejos de todos.

—Yo no... lo hizo Snape. — murmuró el chico lleno de terror. —Tienes que irte, Eloise. Ellos van a buscarte a ti... a tu hermana también.

Eloise negó con la cabeza. —Draco, yo no me iré sin ti.

—Tienes que hacerlo.

—Ven conmigo, por favor no me dejes sola. — Eloise apenas podía hablar entre el llanto.

Draco no dijo nada, en cambio planto un beso en sus labios, un beso lleno de sentimientos, entre ellos la tristeza, plantando su amor y su cariño a aquella mujer, sembrando las palabras que era incapaz de decir, pues siempre se le había enseñado que hacerlo era una debilidad. Más que un beso, era una despedida del rubio.

Una mano jaló violentamente del hombro a Eloise, haciendo que ella jadeara del susto.

—¡¿Qué haces?! — gritó Hermione histérica.

—Vete. — volvió a repetir Draco mirando a Eloise.

—No... — murmuró ella.

—Si me amas... entonces te vas a ir, te vas a ir sin mí.

—No me hagas hacer esto, Draco... — murmuró la castaña con puro dolor en su voz.

Hermione miraba incrédula a su hermana y al rubio frente a ellas. —¿Realmente crees que mi hermana te ama? — se burló con amargura.

Draco no respondió, siguió escuchando a Hermione.

—Ella no lo hace, solo quería tu información, Malfoy —. comenzó a decir bruscamente —. Eres un imbécil si realmente pensaste que ella era capaz de amarte... amar un maldito asesino, un mortifago.

Eloise no dijo nada, estaba mirando a Draco, quien la miraba a ella, su rostro no dejaba ver alguna emoción al escuchar las palabras cortantes de Hermione, sin embargo, sus ojos demostraban puro dolor y nada más que eso a la castaña que le había mentido.

—Ella simplemente abrió sus piernas para salvarnos, Malfoy —. Hermione elevó su varita apuntando directo al rubio —. Eres hombre, eres fácil, pues con un poco de afecto abres tu asquerosa boca. Mi hermana te dio la atención que en casa no brindaron y mírate... me das pena. Así que déjanos ir.

Draco no dijo nada a Hermione, miró a Eloise, quien lo miraba horrorizada. —Di algo, entonces. — le dijo a ella con calma.

Eloise apretó sus labios, ahogando los sollozos que querían escapar de sus labios.

Una chica tan tonta... tan, pero tan tonta...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top