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Pansy había llegado primero, estaba sentada con un porro entre sus dedos, le había dado un par de caladas nada más, pues Draco le dijo que si lo haría con Eloise, las quería a ambas sobrias.
—¿Cuándo va a llegar? — dijo Pansy desesperada.
Draco se encogió de hombros. —Ella ni siquiera me confirmó que fuese a venir.
—¡¿Qué?! — gritó Pansy —¡Eres un completo imbécil!
Draco estaba a punto de contestarle, cuando los golpes en la puerta se escucharon, Draco le hizo una señal a Pansy para que se callara.
Caminó lentamente a la puerta, para luego abrirla, pero para su gran alivio solo era Eloise, quien lo miraba apurándolo con los ojos, como si temiera que alguien más viera que ella estaba ahí.
—Entra.
Draco se hizo a un lado y la dejó pasar, pero la cara de Eloise fue una molesta cuando vio a Pansy Parkinson sentada en la orilla de la cama de Drao.
—¿Qué se supone-
Pansy se puso de pie. —Seguro Draco no te lo mencionó, es un imbécil. — dijo Pansy, dándole otra calada a su cigarro.
Caminó hasta quedar frente a Eloise y le dio una pequeña sonrisa.
Eloise frunció el ceño y luego miró a Draco. —¿Qué no me mencionaste? — preguntó molesta.
Draco se rascó la nuca. —Pansy quiere... es que yo le dije que no ibas a querer.
Los ojos de Eloise fueron dagas disparadas directo a Pansy, como si estuviera dispuesta a asesinarla. —Explíquense.
—Voy a hacer algo, si quieres que me detenga me lo haces saber. — dijo Pansy con cuidado.
Eloise no dijo nada, solo asintió.
En ese momento, Pansy tomó por la mejilla a la castaña y estampó sus labios contra los de ella, el dulce sabor a cereza del gloss de Pansy se estaba expandiendo por su boca.
Pansy rompió el beso. —¿Quieres que siga? — susurró sobre los labios de Eloise.
La chica no respondió, en lugar de eso, sus cabeza se giró y miró a Draco, quien estaba parado junto a ellas, casi sorprendido de que Eloise hubiese regresado el beso a Pansy.
—¿Tú quieres que siga? — preguntó Eloise a Draco.
El chico asintió. —Si a ti te ha gustado, hazlo. — respondió,
Eloise ladeó su cabeza. —¿A ti te gusta verme? — preguntó ella en voz baja y seductora, sus ojos clavados en los de Draco.
Malfoy asintió, se acercó a ella y chocó sus labios contra los de ella. —Joder, es lo más caliente que te he visto hacer —. susurró sobre sus labios, para luego morder su labio inferior —. Me gusta follarte, me gusta ver como te tocas, me gusta ver como otra persona te toca. Joder, todo me gusta si estas ahí.
Eloise se sonrojó y se inclinó para así poder besar a Draco de regreso. —Oh, maestro, yo quiero que veas como Pansy me folla, entonces.
Malfoy asintió y la vio girar en sus talones.
Draco tomó asiento en aquel sillón de su habitación, como aquella noche con Theodore.
Pansy levantó el cigarro entre ellas y lo acercó a la boca de Eloise. —Si te arrepientes, puedes decir que estabas bajo los efectos de la hierba.
Eloise sonrió divertida, para darle un par de caladas al humor.
—Llévaselo a tu adorado maestro, por mi, ¿quieres? — le dijo Pansy, cuando Eloise estiró el porro para regresarlo.
La castaña asintió y se acercó hasta donde estaba Draco, ella estiró su mano, donde sostenía el pequeño trozo de papel.
—Ven aquí. — murmuró Draco, para luego sostener el cigarro entre sus dedos. Cuando la tuvo lo suficientemente cerca, tomó una calada y tomó por la barbilla a Eloise, para abrir su boca y soplar el humo dentro de ella.
Eloise lo recibió y lo dejó unos segundos en su boca, para luego dejarlo ir.
¿Por qué él siempre lograba ponerla caliente?
Draco le hizo una señal con la cabeza para que ella fuera con Pansy. Eloise obedeció, caminando hasta la pelinegra.
Eloise giró sobre sus talones y fue hasta donde Pansy, quien la miró unos segundos a los ojos y comenzó a besarla, dando pasos hacía atrás, para poder sentarse en la orilla de la cama, Eloise se sentó a horcajadas sobre Pansy.
La pelinegra la incitó a mover su cadera y eso hizo la chica, moviendo adelante y atrás de forma lenta, mientras Pansy la besaba con entusiasmo.
Las manos de Pansy comenzaron a explorar desde la cintura de Eloise, bajando por su espalda hasta llegar a su trasero y dar un apretón, obteniendo un ligero gemido de Eloise.
Eloise la empujó un poco hacía atrás, pidiendo que se recostara en el colchón de Draco.
Pansy dejó su espalda caer, mientras Eloise subía sobre ella y la besaba con intensidad, levantando un poco su culo en el aire, dejando que Draco tuviera una buena vista de él.
—¿Me dejarías tomar el control? — Eloise le preguntó a Pansy.
La pelinegra asintió y dejó que Eloise la tocara a su antojo, llevando una de sus manos hasta el pecho de Pansy, para apretarlo, escuchando como la chica jadeaba.
—Por favor, chupa, chupa. — Pansy empujó su cadera hacía arriba.
Eloise negó con la cabeza lentamente, mirando a Pansy como si fuera su pequeña presa. —Tienes que esperar, amor.
Pansy gimió cuando sintió la cadera de Eloise rodar sobre la suya. —Joder, me encanta. — gimió la pelinegra debajo de Eloise.
La castaña levantó la falda de Pansy hasta su cintura y llevó su mano hasta su intimidad. —¿Tan pronto estas mojada? — se burló con diversión sobre los labios de Pansy.
Eloise sacó su mano y se movió sobre Pansy de forma lenta y sensual, esperando que Draco disfrutara del espectáculo tanto como ella.
Eloise se levantó, quedando a horcajadas una vez más, sin detener los movimientos de su cadera, ella movió su cabello hacía el lado derecho y se asomó por su hombro, observando como Draco apretaba el vaso de alcohol entre sus dedos, la mano sobre el reposador estaba apretando el material de cuero.
Si, definitivamente lo estaba disfrutando.
Eloise se sintió tan poderosa cuando sacó la blusa de Pansy y se encontró con sus duros pezones, lista para devorarlos como si fuesen su comida favorita, haciendo de la pelinegra un lio de gemidos.
—Joder, ahí... no pares. — gritó Pansy, tomando por el cabello a Eloise, quien besaba uno de sus pezones y amasaba el otro.
Eloise bajó la ropa interior de Pansy hasta que esta estuvo hasta sus tobillos y comenzó a bombear con sus dedos; los gritos de placer de Pansy eran algo que se tenía que recordar, pues cada vez que Eloise hacía ese movimiento en forma de tijera, Pansy rodaba sus ojos y los gemidos no tardaban en escapar llenos de maldiciones.
—¿Qué tanto te gusta, amor? — susurró Eloise, sin dejar de bombear, al sentir que Pansy no aguantaría más, pues estaba apretando sus dedos constantemente.
La pelinegra atrapó su labio inferior, intentando callar sus gemidos. —Joder, me encanta. — gimió una y otra vez.
Al sentir la forma en que Pansy comenzaba a empujar su cadera, Eloise bajó hasta sus labios y la besó con fuerza, tragando cada uno de los gemidos de Parkinson. Y, cuando al fin terminó, Eloise sacó sus dedos, para llevarlos hasta la boca de Pansy y hacerla chupar.
Cuando sacó los dedos, Pansy la empujó contra ella, para unir sus labios en un fuerte beso.
—Mi turno, Eloise. — murmuró Pansy con una sonrisa traviesa, para ahora empujar a la chica contra el colchón.
La hizo abrir las piernas, para luego bajar los pantalones cortos que llevaba puestos y con ellos su ropa interior.
Y, en aquella posición, Pansy la montó, quedando en posición de tijeras, haciendo que sus núcleos se tocaran.
Pansy rodó sus caderas adelante y atrás, gimiendo ante la fricción.
Los labios de Eloise se separaron al sentir aquella extraña sensación nueva de placer, el sonido de la humedad hacía el momento algo más erótico y aquello le encantaba.
—Si... si... justo ahí. — gimió Eloise, cuando Pansy rodó una y otra vez.
Hasta que al fin ambas pudieron correrse.
Pansy no perdió tiempo, pues comenzó a besarla, entonces Eloise la empujó suavemente y susurró algo que Draco no podía escuchar.
Eloise se arrodillo sobre la cama, mirando a Draco, quien la miraba con aquellos ojos llenos de niebla, oscuros y llenos de lujuria.
—Maestro, te quiero aquí. — dijo ella en voz baja.
—¿Dónde exactamente? — preguntó Draco, su voz ronca tan baja y peligrosa.
—Te quiero conmigo, maestro. — ella volvió a decir, su voz y sus ojos mostrando inocencia, como si hubiera terminado de tener un orgasmo frente a él.
Draco se puso de pie, empujando el vaso de alcohol contra la mesita junto a su sillón y caminó hasta ella, provocando que Eloise tuviera que levantar su cabeza para poder mirarlo a los ojos.
Draco la tomó por la barbilla, para luego hacer un cariñito en su cabeza. —¿Qué desea mi pequeña sumisa? — volvió a preguntar él.
Draco jamás la había llamado pequeña sumisa, a pesar de que esa era la relación que llevaban. Dominante y sumisa.
Eloise se vio sorprendida unos segundos, pero logró regresar a la realidad, para así poder hablar: —Deseo que mi maestro se una a Pansy y a mi. — dijo ella, conservando su tono bajo.
Malfoy la hizo abrir la boca, aplicando presión en su barbilla, esperó y formó un montículo de saliva en su boca, para proceder a escupir dentro de la boca de Eloise.
El sabor a menta era exquisito en la boca de la sangre sucia, lo tragó sin rechistar.
—Mi pequeña sumisa — Draco volvió a acariciar su cabeza, bailando hasta su rostro —, desabrocha mi pantalón.
Ella asintió y sus manos fueron hasta el pantalón de él, deshaciéndose de la parte inferior que estuvo cubriendo a Draco; pasó a la parte superior, desabrochando con cuidado la camisa del rubio y resbalándola por sus hombros.
Draco estaba completamente desnudo frente a ella y pudo ver como su miembro se encontraba realmente duro.
Malfoy se sentó ahora en la orilla de la cama, para luego colocar a Eloise sobre su regazo y hacerla subir a horcajadas sobre él, entrando lentamente en ella, mientras la cabeza de Eloise se iba hacía atrás, mareada por el placer.
Draco apretó los ojos, aguantando aquellos gemidos.
Tomó el dobladillo de su camisa y lo sacó por su cabeza, dejando a aquella chica castaña desnuda.
Y, Draco no perdió tiempo cuando la empezó a mecer sobre él, entrando y saliendo con su gran polla, Eloise comenzó a gemir llena de placer, sus manos se aferraron a los hombros de Draco, entonces una idea descabellada cruzó por su cabeza cuando notó los ojos de Pansy sobre ella, sus dedos largos y delgados entrando y saliendo, se estaba dando placer a si misma.
—Malfoy, recuéstate en la cama. — dijo Eloise, empujando un poco a Draco por los hombros.
El rubio la miró confundido. —¿Qué quieres hacer?
—Deja que Pansy se siente en tu cara —. murmuró mientras terminaba de recostar a Draco en la cama —. Pero, también quiero que me folles al mismo tiempo.
Draco la miró unos segundos y asintió.
Entonces ahora Pansy estaba con una rodilla a cada lado de la cara de Draco.
Y eso ocurrió.
Draco comenzó a estimular a Pansy, quien se mecía adelante y atrás sobre la cara de Draco, disfrutando mientras el rubio la penetraba con la lengua.
Al mismo tiempo, Eloise se movía sobre Draco, adelante y atrás, dando pequeño saltos sobre la polla dura de él.
Draco la sostenía de la cintura, ayudándola a moverse más rápido.
Eloise aquella noche se sintió libre y atrevida, porque entonces dejó que Draco empujara su cadera hacía arriba, dejando que la follara desde abajo, mientras ella se inclinaba un poco y tomaba a Pansy por la nuca, empujando sus labios sobre los de ella.
Un beso lento y sensual es lo que se podía ver desde cualquier ángulo en que lo mirases.
Pansy gimió sobre los labios de Eloise y entonces se supo que se había corrido. La pelinegra se levantó y pudo observar como los labios de Draco estaban manchados con sus jusgos, aquellos jugos que fueron limpiados por la lengua de Eloise.
Quien se había inclinado, pasando una plana línea sobre los labios de Draco, para luego besarlo con fuerza.
Unos segundos la dejó sentir tener el dominio pero, seguido a eso, Draco les dio la vuelta sobre la cama y comenzó a follarla con fuerza.
—Joder así —. gimió Draco, empujando su cadera rápido y duro, descuidado y violento —. Mi pequeña sumisa, la favorita de su maestro, ¿no es así?
Los pechos de Eloise estaban rebotando arriba y abajo con cada embestida.
Pansy creía que sería capaz de obtener otro orgasmo de solo mirar como Eloise era follada, porque si algo era cierto, es que Eloise era alguien muy deseable.
—Maestro... Dios, ya no puedo. — gimió Eloise, al sentir como el pene de Draco chocaba con su pared, estirando su apretada vagina.
—Entonces córrete, pequeña. — jadeó Draco.
Entonces, Eloise mojó toda su polla mientras él seguía embistiendo.
Los ojos de Eloise revolotearon hacía atrás y lo soltó todo.
Malfoy no duró mucho más, en el momento que salió de Eloise y se corrió sobre su estomago.
Estuvieron en silencio unos segundos, hasta que Pansy habló. —Mierda, fue mejor de lo que esperaba.
Draco miró a Eloise y asintió, estando de acuerdo. —Ella no decepciona. — murmuró.
Pansy volvió a asentir, estando de acuerdo, entonces se puso de pie y se puso su ropa.
—Me voy, no pienso quedar dormida en el pasillo.
Pansy salió, guiñando un ojo a Eloise antes de salir.
Draco esperó a que Pansy saliera, para luego volver a chocar sus labios contra los de Eloise.
—Malfoy... — tarareó Eloise sobre la boca de Draco —me encuentro cansada.
Draco se detuvo y asintió. —Lo siento.
Eloise se iba a poner de pie, cuando Draco se había quitado de encima, pero verlo de aquella forma... desnudo la hizo ponerse caliente más rápido.
—Malfoy... — volvió a tararear.
Draco la miró, colocando una camisa de pijama negra.
—¿Qué?
—Te hago una paja, pero solo si tú me haces una a mi. — pronunció ella.
Malfoy asintió y se acercó a ella, para volver a chocar sus labios.
—Podría hacerte veinte si quieres. — dijo Draco entre besos.
—Con una estoy bien, me acabas de follar tan duro y me ha dejado cansada. — respondió ella, al igual, entre besos.
Y aquella noche Eloise se quedó dormida después de su sesión de placer con Draco, ni siquiera se habían dado cuenta en que momento se habían quedado dormidos, solo lo hicieron.
Eloise se despertó a la mañana siguiente antes que Draco, abandonando la habitación en silencio y regresando a la suya.
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