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Eloise después de clases había ido con Luke, quien se quejaba de tener entrenamientos cada vez más seguido, Eloise le pidió acompañarla hasta el aula de pociones, donde tendría su tutoría, pues Luke de ahí iría al campo de quidditich a practicar con el equipo.
Eloise creyó que era raro que Draco jamás hablara de sus entrenamientos durante las tutorías, pero pensó que debido a los entrenamientos es que él estaba llegando tarde.
—¿Draco sigue siendo el buscador? — preguntó Eloise.
Luke la miró extrañado y negó con la cabeza. —Por su culpa es que tengo más entrenamientos —. se quejó una vez más Luke —. Nos hacen entrenar el doble desde que Malfoy se salió del equipo.
—¿Por qué se salió? — preguntó Eloise con curiosidad.
Luke se encogió de hombros. —No es que me junte mucho con él —. Luke acomodó su ropa mientras ambos caminaban por los pasillos —. Tampoco es que sea chismoso, pero desde que comenzamos el año, ¿no notaste algo raro en él? — preguntó bajando la voz.
Eloise intentó hacer memoria, pero finalmente negó con la cabeza. —Realmente no. Veo al mismo chico engreído y prepotente de siempre, el que quiere que todo se haga a su modo y le gusta molestar.
Luke señaló con su dedo al aire. —Es eso —. asintió —. Draco Malfoy disfruta del sufrimiento, en especial cuando es él quien lo causa, pero en estas semanas Draco apenas ha molestado a Harry Potter, Ron Weasley o a tu hermana... realmente no esta molestando a nadie.
—A mi me molesta con su existencia.
—Si, a mi también —. dijo Luke —. Pero creo que algo raro le esta pasando.
Eloise sintió un repentino golpe de preocupación y miró a Luke. —¿A qué te refieres con eso?
Luke se encogió de hombros y pasó sus dedos por su cabello rubio. —Se ve más cansado de lo habitual, dejó el equipo, ya no molesta a Potter —. comenzó a enumerar el rubio —. Eso es raro, Elle.
Ella jamás había notado esos pequeños comportamientos en Draco, porque estaba muy ocupada cuidando que Draco la follara cada vez que ella lo necesitaba.
—Yo jamás le había prestado atención a él. — admitió.
Luke frunció las cejas. —Sería raro que lo hicieras en realidad. — soltó una risita.
Y si, sería bastante raro, porque Eloise jamás vio a Draco como algo más que un chico que usaba cuando estaba caliente o necesitaba una polla, un chico que la buscaba cada vez que se sentía estresado o solo estaba caliente.
Se usaban para su propio beneficio, por eso es que jamás habían involucrado sus sentimientos.
Eloise solía levantarse primero de la cama donde habían pasado horas follándose sin decir una palabra, era la primera en levantarse del escritorio y fingir que Draco no la había atragantado con su polla unos segundos antes.
Nunca se detuvo a hablar con Draco, ni antes, ni después del sexo.
¿Para qué? ambos solo se estaban usando para sacar aquellas frustraciones que no eran capaces de explicar con palabras. No tendría sentido que hablaran de algo como si fueran viejos amigos.
Tampoco es como que ella quisiera hacerlo.
—¿Por qué crees que Draco sea así? — preguntó de repente Eloise.
Luke pensó unos segundos y se encogió de hombros. —Por lo que he escuchado, tiene problemas en casa... en especial con su padre, así que puede que eso le afecte de alguna forma.
Eloise asintió y lamió sus labios. —Es raro que Malfoy sea un chico tan frío.
—No creo que sea frío, solo es grosero. — se burló Luke.
Eloise soltó una risita y pensó unos segundos antes de soltar el siguiente comentario. —¿Crees que él sea capaz de enamorarse?
Luke pensó unos segundos y frunció sus labios. —Tal vez... — murmuró —creo que Draco quedaría bien con una chica amable, tierna, alegre... todo lo contario de lo que es él. — asintió con la cabeza, dándose la razón a si mismo.
—¿Por qué?
—Porque si Draco esta con una chica igual de fría y grosera que él no habría un balance en la relación, es simple Eloise — negó con la cabeza como si fuera lo más obvio del mundo. —Tú no estarías con alguien igual a ti, saldrían mal todo el tiempo, duh.
Eloise se burló y le dio un empujón divertido a su mejor amigo, quien estaba riéndose.
—¿Cómo sería Draco Malfoy enamorado? — preguntó Eloise al aire, pero Luke respondió su pregunta.
—Creo que él al fin sería feliz, tal vez tendría alguien que lo comprendiera y le diera motivos para sonreír como idiota — comenzó a decir Luke —. Bueno, así me siento yo con Tracey algunas veces.
Eloise sonrió juguetona entonces, pues Luke estaba admitiendo sus sentimientos de forma un poco indirecta. —¿Quieres decir que te gusta Tracey? ¿Estas enamorado? — le dio un pequeño codazo sin lastimarlo.
Luke se burló y miró el techo, para luego mirar al frente, pues no quería tropezar en su camino. —Ella es amable — sonrió Luke como un tonto —. También pienso que es bonita... huele bien.
—Solo admite que te gusta.
—No quiero apresurar las cosas con ella, Elle —. se quejó aquel chico, como si solo eso supiera hacer.. complicarse la vida —. Tampoco deseo que me rompan el corazón en mi primera vez intentando algo con alguien.
Eloise sonrió tristemente. —Todos tenemos miedo de ser lastimados, Luke.
Y era cierto.
Todo el mundo teme ser lastimado de esa forma, teme ser traicionado, que alguien le rompa el corazón; todo el mundo teme que lo lastimen de aquella forma, sin palabras, sin golpes físicos... aquellos golpes en el alma que duran tanto tiempo, sino es que para toda la vida, aquellos que te hacen desconfiar de todos en todo momento, los que te arrebatan meses de tu preciosa vida mientras intentas ganar el duelo entre el sufrimiento y corres directo a tu felicidad.
Aquellos golpes que te hacían creer que la vida ya no tiene más sentido, un dolor inexplicable que te haría llorar tantas noches seguidas hasta quedar completamente dormido, con el corazón roto y el alma rota, un dolor interminable que te haría gritar por dentro.
Gritos internos que nadie podría escuchar, un dolor que no se escucha, un dolor que te va deteriorando conforme pasa el tiempo.
Dolor. Dolor. Dolor.
Es a lo que más temía Eloise enfrentarse, a sentir dolor; pero no a cualquier dolor, sino al dolor del alma.
Ella no quería perder la felicidad que tanto le había costado conseguir por un hombre, no quería fallar en su estúpida misión, pues le arrebatarían la felicidad, su razón de existir y de querer seguir viviendo: su hermana, sus padres... su familia. Porque eso es todo lo que Eloise tenía.
Ella no tenía enormes mansiones, ropa cara, zapatos deslumbrantes o la mejor varita de todas, tampoco contaba con las mejores túnicas o la belleza más impactante. No, ella solo tenía a su familia, porque su hermana era su razón de existir y sus padres la única cosa que lograba sacar una sonrisa en su cara, una sonrisa sincera sin ser forzada.
Sin ellos estaba sola. Sola.
Y eso era otro miedo de Eloise Granger, quedarse sola en el mundo, sin una hermana que la animara a seguir, ni una familia que le diera motivos para luchar por lo que más amaba.
La soledad era un miedo terrible que siempre estaría presente en ella.
Porque incluso temía caminar por los pasillos del castillo de Hogwarts ella sola.
Y mientras más se iban acercando al aula, Eloise sentía como sus manos temblaban más y más ante el temor de encontrarse con aquel demonio de ojos grises, aquel chico del que dependía el futuro del mundo mágico y de que la familia de Eloise siguiera con vida.
Y ella habló, no deseaba quedarse con la duda y hacer lo mismo que siempre hacía cada que veía a Draco Malfoy en aquella aula de pociones.
—¿Cómo crees que alguien logre enamorar a Draco Malfoy?
Luke lo volvió a pensar unos segundos y sin querer, quizás le había dado la completa solución a sus problemas a su mejor amiga.
—Un poco de comprensión, pero creo que las cosas simplemente se dan, sin forzar nada, Eloise. — dijo él —Sin embargo, creo que Draco ahora mismo sería incapaz de amar a alguien o enfocarse en eso... quiero decir, cada vez lo veo más desanimado. Como si se fuera a morir o algo.
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