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Eloise aquella tarde se había despedido de Luke, quien tenía entrenamiento de quidditch y casi iba corriendo mientras se despedía de ella.

Caminó por los extensos pasillos del castillo hasta encontrarse frente a la puerta del aula de pociones. Empujando la puerta se encontró una vez más con el aula vacía.

Debió suponerlo, pues Draco cada vez se hacía más impuntual, ella estaba a punto de entrar al aula de pociones, cuando sintió el duro pecho de alguna persona ser presionado contra su espalda, ella iba a soltar un grito, pero la mano fría se presionó contra su boca.

Entonces sintió el fuerte aroma que la lograba marear cada vez que lo inhalaba. Draco Malfoy.

El rubio serpenteó con su mano, colocando su palma abierta en el abdomen de Eloise, entonces la hizo entrar por completo al aula, ella se encontraba un poco confundida por lo que hacía Draco, pero no cuestionó ninguna de sus acciones.

—Dejaste algo olvidado esa anoche —. susurró en el oído de Eloise, cerrando la puerta del aula detrás de él. Él dejó que el aliento tibió acariciara la suave piel de Eloise, dejando que ella inhalara su aroma con más fuerza, que se deleitara con el fresco aliento una y otra vez, mientras la sentía tensarse debajo de su cuerpo. La estaba dominando —. ¿Sabes qué es? 

Ella negó con la cabeza, cerrando los ojos, mientras sentía sus piernas flaquear, llena de sensaciones y llena de nada al mismo tiempo.

—¿Quieres que te lo devuelva? — preguntó Draco. Eloise asintió, aún con la mano de Malfoy tapando con su enorme palma. —Entonces quiero que subas al escritorio y abras la boca bien grande. 

Eloise hizo caso, pues comenzó a caminar lentamente hasta el escritorio, donde Malfoy había ordenado.

Pero, esta vez quería ser ella quien jugara sucio.

Así que subió al escritorio, haciendo que su falda subiera apropósito, revelando la piel de sus muslos y, si eso no había sido suficiente, sabiendo que tenía la mirada penetrante del rubio sobre ella y su cuerpo, cada movimiento de daba, ella abrió las piernas, ahora solo un corto trozo de la tela de su corta falda podía cubrir su intimidad. Porque ella también podía jugar, y no pensaba perder.

La sonrisa divertida que se dibujó en la cara de Malfoy era algo que se debía recordar con lujo de detalle, pues caminando a ella, como si fuese un pequeño ratoncito, Draco metió la mano en su bolsillo, dando pasos largos, hasta llegar a ella y posicionarse entre sus piernas.

Y, cuando Eloise abrió más las piernas, dejando que Draco se acomodará entre ellas, Malfoy la tomó de la cintura, empujando su cuerpo contra el suyo, haciendo que su núcleo se presionara contra su duro bulto; ella jadeó ante el toque del rubio, entonces él habló. —Abre la boca para mi... y cierra los ojos. — ordenó y ella obedeció.

Eloise sintió como la mano de Draco se iba deslizando desde sus piernas hasta su abdomen, llegando hasta sus pechos, donde se detuvo unos segundos, pero sin perder mucho tiempo, llegó hasta su cuello, la hizo abrir más la boca, aplicando presión, para entonces hundir dos de sus dedos, ella cerró la boca, atrapando los largos dedos de Draco, para así aplicar presión en ellos y subir y bajar su cabeza, como si esa fuera la polla de Draco.

Escuchó la risa burlona de Draco y entonces sintió como él tomó su barbilla y la hizo abrir la boca una vez más, Draco la besó con la boca abierta, sumergió su lengua dentro de su boca, saboreando el dulce sabor de ella, mientras el sabor a menta creaba una deliciosa combinación.

Eloise gimió al sentir la lengua de Draco rodar contra la suya; ella no pudo evitar hacer que sus manos volaran hasta su cuello, presionando su pecho contra el suyo, profundizando el beso.

Y Draco la tomó por el cuello, detuvo el beso, ella abrió los ojos, topándose con los intensos ojos grises, aquellos ojos llenos de oscuridad y lujuria la estaban mirando ahora mismo. Draco soltó su cintura y llevó sus manos decoradas en anillos hasta su cuello, desabrochando su propia corbata, para así tapar los ojos de Eloise; deseando que con esto, ella sintiera tres veces más las cosas, tres veces más placer, un orgasmo tres veces mejor. 

Ella sintió un poco de presión cuando Draco ató la corbata por detrás de su cabeza, dejándola sin visión.

Entonces las manos de Malfoy comenzaron a vagar desde sus rodillas, subiendo hasta sus muslos, dejando suaves pellizcos en la piel; Eloise atrapó su labio cuando Draco llegó a su muslo interno, comenzando a acariciar la zona muy suavemente. Las sensaciones eran más fuertes y ella se estaba mojando demasiado rápido.

Pudo sentir las manos subir y engancharse en sus bragas, pero él no las bajó, simplemente jugó con el elástico de ellas, tiró de él un poco y luego lo soltó, haciendo que Eloise diera un brinquito.

—Hay algo que nunca deja de ser jodidamente caliente. — dijo Draco, usando una de sus manos para tocar el muslo desnudo de Eloise y la otra para abrir la camisa de botones de la chica.

—¿Qué es? — preguntó en voz baja, disfrutando del toque en su cuerpo.

—Follarte cuando tienes puesto el maldito uniforme —. admitió en voz baja y ronca, terminando de desabotonar la camisa; la mano que se encontraba en el muslo de Eloise serpenteó hasta su trasero, apretando un poco, excitándola aún más —. ¿Quieres saber por qué? 

Eloise asintió. —Si.

—Me recuerda que eres una señorita correcta —. susurró, llevando su rostro a los pechos de Eloise —. Una puta señorita correcta —. el aliento de Draco chocaba contra su piel y ella no pudo evitar gemir cuando él unió sus labios a la piel de sus pechos —. La señorita que es buena en todo, jamás haría nada malo, ¿verdad? — Malfoy estaba succionando la piel de los pechos de Eloise, aquella que sobresalía de su sostén —Me recuerda que me estoy jodiendo a la puta señorita correcta, que la tengo todas las putas noches en mi cama gimiendo debajo de mi —. Malfoy estaba harto de la tela que había puesto una barrera entre los pechos de Eloise y él, así que la tomó y liberó uno de ellos.

Eloise jadeó ante el repentino aire fresco que golpeó su piel caliente, luchando por cerrar sus piernas, pues su centro cada vez dolía más, pero era imposible, pues Draco se encontraba entre ellas.

—Joder, es tan caliente ver como te mueves y ruegas para ser follada —. jadeó Malfoy, atrapando uno de los pezones de Eloise, haciendo que ella gimiera en voz alta y una de sus manos volara al cabello de Draco, pidiendo que se quedara en su lugar —. Con esa cara que tienes jamás podría imaginarme que ruegas tanto para ser follada o para ser azotada, sangre sucia.

Eloise no podía evitar que los gemidos escaparan una y otra vez de su boca, mientras su cadera buscaba fricción, moviéndose sobre el escritorio.

Draco dejó el pecho de Eloise y pasó al otro, dándole la misma atención.

—Malfoy... — gimió Eloise cuando él tiró un poco de la piel sensible de sus pechos. 

—¿Qué es lo que quieres? — preguntó Draco, regresando a su postura normal, entonces Eloise buscó el cuello de Draco, enredando sus manos en él.

La castaña comenzó a empujar sus caderas contra el duro bulto de Draco y él entonces notó su urgencia por ser atendida; quizás podría haberla detenido y comenzar a follarla, pero la forma en la que ella se estaba moviendo fue tan tentadora que Draco comenzó a empujar su propia cadera con la de ella. 

Los jadeos en el salón de clases era lo único audible.

—Por favor, te necesito. — dijo Eloise entre gemidos, al sentir las manos de Draco apretar su cadera.

—¿Qué necesitas? — preguntó Draco —Usa tus palabras.

—Fóllame —. gimió ella desesperada —. Por favor, maestro, fóllame. — lloriqueó al sentir la presión que Draco estaba ejerciendo sobre ahora su trasero.

—¿Qué? ¿Quieres que te folle aquí? — preguntó Draco como si eso fuera una completa atrocidad. —¿Acaso quieres que todos los que pasen por ese pasillo escuchen como gritas? ¿Cómo te pones a lloriquear de lo duro que te follo? ¿Eso quieres? — preguntó, mientras iba desabrochando su cinturón.

Ella asintió frenéticamente. —Si, eso quiero, maestro.

Y Draco siguió sus ordenes, bajando el cierre de su pantalón negro, para así acercar su mano hasta el núcleo de Eloise, notando lo mojada que estaba, una sonrisa malvada se dibujó en su rostro, entonces sacó su miembro y lo bombeó un par de veces. 

Él ni siquiera quitó la ropa interior de Eloise, simplemente la hizo a un lado, dejando el suficiente espacio para que tuviera acceso a su entrada; lamió sus labios al ver como es que ella estaba goteando de excitación.

—Entonces eso es lo que le voy a dar a la jodida señorita correcta. — gruñó Draco.

Y sin más, la penetró por completo, Malfoy dejó caer su cabeza hacía atrás al sentir como las paredes de Eloise se contraían y apretaban su polla.

Ella gimió en voz alta cuando Draco comenzó a moverse, pero la mano pálida voló hasta su boca. —Solo yo puedo escuchar esos gemidos, ¿entendido? — susurró con dureza, mientras comenzaba a follarla con fuerza.

Eloise asintió, pero sus gemidos eran amortiguados por la mano de Draco.

Entonces el rubio la tomó con fuerza de la cara, sin parar de follarla duro; metió una de sus manos a su bolsillo, pues el pantalón estaba colocado de forma floja en su cadera, de ahí sacó las bragas que Eloise había olvidado en la habitación de Theodore aquella noche.

Hizo una bola con ellas, arrugando la tela en su mano, para entonces meterlo con violencia en la boca de Eloise. —Maldita sea, te dije que te calles. — escupió Draco.

Entonces la tomó por la cadera y comenzó a moverla, golpeando en lo más profundo de ella, sintiendo la calidez de sus paredes vaginales, la humedad y la forma en la que ella se apretaba eran simplemente el cielo.

Draco no podía evitar sentir la necesidad de follarla hasta la inconsciencia, follarla y destruirla; deseaba acabar con cada gramo de inocencia que habitara en su cuerpo. Quería convertirla en solo un lio de gemidos, una orquesta para él. 

Si no iba a entrar al cielo, entonces él crearía su propio cielo mientras estuviera vivo y lo disfrutaría al mil por ciento.

La castaña no soportó más cuando una de las manos de Draco voló hasta su clítoris, aumentando el placer en ella. 

Ella pudo haberle dicho a Draco, pero la tela en su boca estaba ya empapada de su saliva, mientras ella la mordía y amortiguaba sus gemidos en ella.

Así que Malfoy simplemente lo notó cuando ella se apretó a su alrededor, haciendo que un jadeo escapara de sus rosados labios. 

Eloise lo estaba mojando por completo, mientras él la follaba rápido y duro, dejando que ella montara su orgasmo, pudo jurar que a través de la corbata con la que había cubierto los ojos de la chica, él pudo ver como rodaban hacía la parte posterior de su cabeza.

Y Malfoy salió justo cuando su orgasmo venía, dejando su semen chorrear en uno de los muslos de Eloise, el líquido caliente y espeso en sus muslos jamás fue un espectáculo tan erótico de ver.

Y después de recuperar un poco de aliento, Draco desató la corbata de los ojos de Eloise y sacó las bragas de su boca. 

Ella bajó del escritorio y acomodó su falda, intentando caminar hasta su asiento, mientras Draco acomodaba su ropa.

—¿Comenzamos con la tutoría? — dijo Eloise con una pequeña sonrisa, en el momento que Draco dio la vuelta para verla.

El rubio negó con la cabeza divertido y caminó hacía ella. —Buena introducción, pero no recordaba darte tutoría de anatomía, Granger.

Ella sonrió coqueta. —No necesitas darme tutoría sobre eso para que puedas practicar conmigo.  — ella colocó sus manos en el escritorio y se inclinó hacía adelante cuando vio a Draco del otro lado de su escritorio, dejando sus rostros cerca.

—Deja de hacer eso si no quieres que te folle otra vez. — advirtió Draco.

Pero Eloise se alejó de un salto cuando la puerta se abrió y Draco también lo hizo al escuchar.

—Oh, ya estan aquí —. dijo Slughorn, su sonrisa un tanto incomoda y preocupada —. ¿Todo en orden? 

Ambos asintieron y la forma en que Eloise sacó el libro y lo acomodó frente a ella fue impresionante. 

—¿Sucede algo, profesor? — preguntó Eloise.

—Un alumno reportó quejidos de esta aula. — dijo él con un poco de confusión.

—Granger te dije que bajaras el tono —. la reprendió Draco —. Lo siento profesor, Granger no quería venir a la tutoría de hoy, es demasiado holgazana algunas veces, así que durante un buen rato no hizo más que quejarse de todo lo que decía o hacía. — dijo Draco, tocando su pecho como si estuviese indignado.

Slughorn miró a Eloise y negó con la cabeza. —Señorita Granger, el joven Malfoy puede ser un tanto estricto y seguir todo al pie de la letra, pero trate de seguir sus indicaciones y prestar atención a lo que él dice.

Eloise asintió y pudo ver al profesor entonces despedirse y salir por la puerta. 

—Que gran actor soy. — Malfoy presumió, para entonces dar la vuelta al escritorio y sentarse junto a Eloise, para que así su tutoría pudiese comenzar.

Y, durante la tutoría algo extraño había sucedido aquella tarde, pues Draco no había parado de darle pequeñas sonrisas cada vez que ella lo miraba o sus ojos se cruzaban. Sentía el impulso de inclinarse y besarlo, pero ella simplemente sacudió el pensamiento de su cabeza.

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