CHAPTER III. swm
( transformación dolorosa )
A la mañana siguiente Andrik amaneció con un leve zumbido que iba y venía, se sentía fatal: frunciendo el ceño se colocó de pie presionando sus dedos contra sus sienes. El dolor pulsaba desde dentro de su cabeza, cada latido resonaba con un agudo dolor. Cerró los ojos con fuerza, tratando de bloquear el mundo exterior y concentrarse en un vano intento de apaciguar el dolor que palpitaba entre sus orejas. La luz que entraba por la ventana aumentó el dolor, y solo quería acostarse en una habitación oscura y silenciosa hasta que pasara la molestia.
Pero no podía, hoy tenía que entregar un ensayo importante que le ayudaría en gran medida a su calificación. No era un pésimo estudiante al contrario todas sus notas eran altas pero tener uno que otro punto extra no le hacía mal alguno a nadie.
Jared ya se encontraba en el instituto, o eso es lo que suponía debido a que no se encontraba a su alrededor apurandolo para llegar puntuales.
-Buenos días, -la voz de su madre lo recibió al entrar a la cocina, el aroma tentador del café recién hecho llenaba la habitación- Jared tuvo que irse más temprano hoy, ¿dormiste bien, mi cielo?
Andrik asintió a su madre antes de dirigirse a la alacena para buscar una botella de agua.
—Buenos días, mamá —respondió él forzando una sonrisa, abriendo la botella y tomando un sorbo.
Julie se volvió hacia él, observando su sonrisa tensa con una mirada de preocupación.
—¿Seguro que estás bien? —preguntó ella suavemente, dejando los huevos revueltos a un lado.
Andrik se encogió de hombros, tratando de ocultar su dolor de cabeza aún creciente. —Sí, solo tengo un pequeño dolor de cabeza —admitió él, intentando sonar despreocupado—. Me tomaré una pastilla y ya se me pasará.
Su madre aún con la preocupación refleja en sus ojos se acercó colocando una mano en su hombro, la cual apartó rápido debido al calor que desprendía esa zona —¿Tal vez deberías quedarte en casa hoy? —sugirió Julie—, estás hirviendo.
Andrik sacudió la cabeza con firmeza.
—Estoy bien, de verdad —respondió él, tratando de sonar seguro de sí mismo—. No es nada grave, tengo que entregar un proyecto importante con el señor Harris hoy, no puedo faltar.
Su madre aún no muy convencida asintió, en los últimos meses de convivencia había aprendido que Andrik era muy terco, un rasgo muy marcado que le sacó a Albert, su padre.
—Bien, pero si el malestar persiste prométeme volver temprano a casa.
Andrik sonrió ligeramente, agradecido por la comprensión de Julie.
—Lo promete —respondió él, terminando su botella de agua. Tomando su mochila se despidió de ella y salió por la puerta, listo para enfrentarse al día con un latido sordo aun en su cabeza pero determinado a entregar el proyecto con éxito.
Ese día, la temperatura había bajado drásticamente durante la noche, y un frío gélido inundaba el aire. Sin embargo, Andrik no fue consciente de ello hasta que llegó al instituto y vio que la mayoría de los alumnos estaban muy abrigados, -demasiado si se lo preguntas-. Caminó apresurado hacia su casillero, con la cabeza inclinada y una de sus manos hundida en el bolsillo delantero de su pantalón.
Hecho un vistazo por los pasillos para ver si Jared o Paul estaban a la vista pero no los encontró por ningún lado.
Un sonido sordo lo hizo estremecerse en su lugar, luego otro y otro, cuando alzó la vista se dio cuenta que el sonido era provocado por los alumnos a su alrededor que cerraban de un golpe la puerta de sus casilleros.
Sacudió la cabeza y se dirigió a su primera clase del día. Las horas transcurrían lenta y dolorosamente para Andrik, a medida que el dolor de cabeza persistía y sumándole un pequeño plus cualquier sonido por el más mínimo que fuera era demasiado molesto. Se frotó las sienes mientras tomaba notas en sus clases, tratando de mantener su atención enfocada en los profesores.
Una sensación de alivio embargó a Andrik cuando finalmente llegó la hora del almuerzo, y se apresuró a la cafetería para encontrarse por fin con su hermano y Paul.
Oh, pero el destino era tan jodido que tenía otros planes para él.
Mientras Andrik se acercaba a la cafetería, pasó por un grupo de estudiantes que estaban teniendo una acalorada conversación. Sin querer escuchó parte de ella y se dio cuenta de que estaban hablando mal de su hermano y sus amigos.
—Jared y Paul son solo un par de drogatas, escuché que Sam es el que les da la mierda —uno de los estudiantes dijo en voz baja—, son cómo unos perros persiguiendo a su próxima víctima.
El otro que estaba apoyado a su lado soltó una risa burlona, —No me extrañaría que el hermano de Jared también se vea involucrado, pobre yo me moriría de vergüenza si alguna vez un familiar mío se viera involucrado en una situación de esas.
Los estudiantes no lo notaron, pero el cuerpo de Andrik comenzó a temblar, sus ojos se oscurecieron por la creciente ira.
Andrik no pudo contenerse más. Su ira y frustración hirvieron por dentro como un fuego incontrolable. Sin pensarlo dos veces, se abalanzó hacia delante y empujó con fuerza al más cercano, el que segundos antes se estaba riendo.
El estudiante se tambaleó hacia atrás, sorprendido por el repentino ataque. Su expresión pasó de una de desprecio a una de pánico cuando se dio cuenta de quién lo había empujado.
Andrik fulminó con la mirada al chico, con un brillo de enojo en sus ojos. Su pecho subía y bajaba con rapidez, agitado por la mezcla de ira y adrenalina que corría por sus venas.
—No vuelvas a hablar mal de mi hermano y mis amigos nunca más —ladró Andrik con una voz baja y llena de venenosa furia—, al menos que quieras que te rompa la cara.
Los otros estudiantes se quedaron petrificados, mirando en silencio cómo se desarrollaba la situación.
Unos fuertes brazos lo apartaron antes de que siquiera diera el primer golpe.
—Andrik, tranquilo —la voz de Jared se colo por sus oídos mientras lo separaba del chico—. Respira Andrik, —repitió pero no podía, no podía dejar de temblar, sentía mucha rabia en su interior que demandaba salir. Sentía como desde sus pies una corriente lo recorría y terminaba en la boca de su estómago haciendo que se doblara en el piso por el dolor.
—Afuera Jared, debemos llevarlo ¡rápido! —podía escuchar a Paul hablar después de eso no fue muy consciente de las cosas que pasaban a su alrededor.
Las voces eran mucho más fuertes, cualquier mínimo sonido se multiplicaba el triple, su cabeza estaba a punto de explotar, Andrik soltó un grito mientras se sujetaba la cabeza.
—Se que te duele como el infierno pero por favor aguanta un poco más.
No estaba muy seguro de quién había hablado ahora, era demasiado, la presión en su pecho, el no poder respirar bien, sus piernas ahora entumecidas, abrió la boca en un intento de tomar aire pero fue en vano, eso no le ayudo al contrario su estómago se retorció en busca de querer expulsar algo pero no sabía qué.
—Jare... ¿Q-qué...? —la pregunta quedó flotando en el aire, incluso hablar se le hacía imposible ahora. Y por si no fuera poco un chasquido se escuchó por todo el establecimiento, Andrik grito de dolor.
—Joder, joder, ¡moviliza esas piernas Paul!, —el grito desesperado de Jared se mezclo con el de Andrik.
Jared ya había pasado por esta situación, y ver ahora a su hermano menor pasar por lo mismo le dolía mucho más de lo que en su momento le dolió a él.
El dolor aturdió por completo los sentidos de Andrik, todo lo que podía sentir ahora era como sus huesos se rompían causándo que de sus ojos brotarán lágrimas gruesas.
—Estamos cerca, lo estás haciendo muy bien Andrik —Paul habló con un tono mucho más suave del que solía hablar, en ese momento alzó la vista justo cuándo los grandes árboles del bosque les daban la bienvenida.
¿Tanto habían caminado? Penso Andrik demasiado aturdido como para siquiera ponerse a pensar porqué razón lo llevaban al bosque y no a un hospital.
Para contestar su duda el cuerpo de Andrik empezó a convulsionar y a retorcer, como si hubiera algo agitado y enojado dentro de él luchando por romper su cuerpo y salir afuera.
Con cada convulsión y estiramiento de su cuerpo, Andrik sufría tanto física como mentalmente. Era un proceso agonizante, como si cada célula en su cuerpo estuviera luchando por cambiar su forma y función. Sus extremidades se estiraban y flexionaban de maneras antinaturales, crujiendo y rompiendo mientras intentaban adaptarse a una nueva configuración. Sus huesos se deslizaron fuera de su lugar, causando punzantes dolores que atravesaban cada fibra de su ser. Su piel se estiraba y se arrugaba mientras los gruesos pelos brotaban.
Mágicamente así como el dolor apareció, se quitó en cuestión de minutos, para la gran confusión del chico. Andrik trato de incorporarse de nuevo pero ya no estaba más de rodillas, ahora estaba sobre ¿sus patas?, miro aturdido a su alrededor sin saber que ahora fue transformado en un gran lobo de pelaje marrón con manchas negras.
Con un gritó que resultó ser un aullido de confusión salió corriendo dejando atrás a Jared y Paul que sin necesidad de ponerse de acuerdo uno fue en busca de Sam mientras el otro lo seguía de cerca.
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