Capítulo 13
Capítulo 13: Jugar.
Suspiré con cansancio saliendo de la casa a paso lento, mi mascarilla abarcaba gran parte de mi rostro solo dejando ver mis ojos hacia las demás personas, mis manos por mucho que no quisiera estaban cubiertas por guantes de látex de color azul y una bufanda cubría mi cuello de esa fresca tarde de primavera. Realmente no extrañaba para nada el inestable clima de Londres, un día puede estar lloviendo a cántaros y al día siguiente puede haber un sol que te derretía al simple tacto, lo odiaba porque me provocaba una terrible alergia el cambio repentino y eso se me hacía fatal.
Guarde mis manos dentro de los bolsillos de mi sudadera encaminándome al auto que yacía frente a mi casa subiéndome con desdén tirándome sin vergüenza sobre el asiento del copiloto cerrando la puerta con una fuerza inesperada haciendo que saltara del susto que me dio al fuerte sonido que provocó.
— No me maltrates al bebé — reclamó Tom como un niño encendiendo el motor del auto, por mi lado solo ruedo mis ojos mientras me coloco el cinturón de seguridad — ¿Porque vienes tan cubierta?
— Anemia, ¿se te olvida? — me giro a él subiendo mis cejas para que note mi expresión, pero solo ignoro su cara de "oh, mierda, verdad" para girar la mitad de mi cuerpo al asiento trasero donde una tranquila Tessa estaba recostada sobre una cobija mientras jugaba con un juguete de goma — Hola, mi princesa — saludo a la perra colocando mi voz chillona haciendo cómo que tiraba un beso por abajo de la mascarilla.
— Donde vamos no hay tanta gente, no te preocupes — aclaró Tom mientras conducía con calma por las calles de Kingston.
Vuelvo a mi postura principal sentada recta en el asiento del conductor observando en todo momento el perfil del chico esperando que no se percatara que lo miraba fascinada durante todo el trayecto. Cuando paró el auto apagando el motor mire el lugar una cancha de tenis desolada, ni había nadie más que nosotros así que le agradecía mentalmente a Tom por el detalle realmente gratificante para mi ya que podría andar sin mis molestos guantes azules y la estorbosa mascarilla que apenas vi como el castaño de ojos de cachorro baja del auto con una entusiasmada Tessa, quite con rabia junto a los ya más difíciles de deshacer guantes de látex que con alivio los tiré dentro del bolsillo de la sudadera que deje en el auto.
— ¡Eva, por aquí! — el grito de Tom se escuchó por todo el lugar haciéndome dar un paso atrás por la impresión, me giré hacia donde provenía el grito mirando como el chico jugaba en el piso con la perra que movía su cola con felicidad. Sonreí enternecida por la emotiva escena que me dejaban ver esos dos.
Caminé lentamente hacia ellos sin quitarles la mirada de encima, Tom no se percataba aún de mi presencia a su espalda por su arduo labor de girar un juguete alrededor del cuerpo de Tessa haciendo que la pobre girar sobre ella misma demasiadas veces que jure se caería del mareo, pero no lo hizo solo ladró alegre saltando para alcanzar el juguete que su dueño sostenía, sin éxito.
— La vas a marear, Thomas — el chico sorprendido pegó un fuerte grito girándose hacia mi con una mueca y su mano derecha sobre el corazón con una expresión aterrada, le había pegado un buen susto.
— Tienes los pasos ligeros, no te escuche llegar — declaró tirando el juguete a muchos metros de distancia de nosotros haciendo que Tessa corriera detrás de él como loca provocándome gracia y soltara una risa por lo bajo.
— Muy mal allí, Spiderman — regañe fingidamente sentándome poco a poco en el piso por el dolor de mis piernas que me daban cada vez que había un esfuerzo, los emito, pero era una floja innata, lo mío era la música clásica y los libros, no el esfuerzo físico excesivo y mucho menos lo que le hacen llamar deporte, pero para mi era "auto elección suicida" de parte de la gente loca amante de esas cosas.
— Spiderman está teniendo un descanso y con él sus habilidades, por ejemplo la súper audición — se sentó frente a mi cruzándose de piernas fácilmente marcando sus pectorales gracias a la ajustada camiseta que llevaba puesta ¿y para que mentir? me quede mirando más de lo debido su abdomen.
Entre abrí mi boca en un intento de hablar, pero fui interrumpida por un fuerte ataque de una loca perra hermosa que se subió sobre mi con facilidad tumbándome para atrás, dejó su juegue todo babeado a un lado de mi cara y empezó a babear la misma con su lengua, pasándola por todo mi rostro mientras que yo simplemente reían entretenida llevando mis manos a su cuerpo intentado sacarla, pero ella poni resistencia — ayuda, me atacan — hablé hacia Tom quien solo río observándome agonizar bajo Tessa quien se detuvo luego de unos segundos para tomar como si nada su juguete y salir sobre mi.
Segundos después de estar recostada sobre el piso me senté con lentitud observando a Tom quien me observaba fijamente con una pequeña sonrisa sellada en sus labios.
— Son preciosas juntas — confesó de la nada Tom tomándome por sorpresa al principio, respiré por la boca en busca de palabras analizando las suyas por segundos interminables en mi cabeza, hasta que llego nuevamente Tessa a nuestro lado trayéndome a la realidad nuevamente después de estar flotando perdida por cielo.
Agarro a Tessa entre mis manos alzándola un poco como en el Rey León tapando mi rostro sonrojado del chico con su cuerpo — oh, muchas gracias papá — muevo a la perra un poco como si ella estuviera hablando recibiendo rápidamente las cómicas risas de Tom, bajo un poco a la bebé dejándola al fin el piso donde escapó a los segundos, ahora obsero al castaño dueño de los rizos más perfectos que eh visto hasta el momento sonriendo completamente, mostrando sus lindos dientes perfectamente blancos y aliñados junto a sus tiernos hoyuelos que me mataban poco a poco cada día que los veía.
— Si soy el papá, tú deberías ser la mamá ¿no? — hizo un tierno puchero hablando con un sospechosos tomó que me confundió.
Fruncí mi ceño al igual que mi boca levantando — ¿no estás muy grande para jugar al papá y la mamá, Thomas?
— Nunca se es grande para algo, no hay edad para hacer lo que te gusta — dijo el chico argumentando su punto de vista acercándose de un salto más a mi sentándose demasiado cerca para el gusto de mi cordura, la cual que no quería perder rozando nuestras rodillas gracias a la forma en la que estábamos sentados.
— Te gusta jugar ¿no es así? — pregunto levantando una ceja y con un tono firme dándole doble sentido, le di referencia específicamente al pasado, donde él había jugado siempre con mis sentimientos de niña.
— Si, me gusta, pero me gusta más admirar — se acercó a mi mirando en todo momento mis ojos al igual que yo a los de él, no había vuelta a atrás, había llegado a un tema realmente tenso y no me daba la inspiración aún de cómo revertir algo que yo misma había empezado. Ya me había arrepentido de haber dicho lo que dije.
— Pues a mi no me gusta jugar, lo veo como un acto de inmadurez.
— Pues a mi me gusta ser maduro, las frutas inmaduras son malas — comentó con una inocencia realmente sorprendente haciendo que soltara una risita nasal por la gracia que me provocaba su ilógico comentario.
Menos mal, él no había entendido lo que había dicho, bueno, aunque una parte de mi desearía que el supiera al fin todo lo que tenía retenido hacía años, pero no,
no es el momento y quizás nunca lo sería.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top