「Stay」

*Pov Taehyung*

Jungkook, soy yo de nuevo, hablándote a través de un vaso de vidrio sin contenido, creyendo que puedes escucharme.

Estoy tan cansado de ésto, me quedé estancado en la misma jodida rutina desde que dejaste de guiar mi camino.

Otra fiesta que hace que la cabeza me duela, otro cigarro que se consume en segundos, otra copa que rápidamente se vacía.
Nuevamente estoy fingiendo frente a todos que nada me sucede, que mi vida está bien otra vez, que estoy disfrutando de el ambiente.

Cuando en realidad, sé que jamás volveré a estar bien.

Aunque, no quiero buscar ayuda, ¿sabes porqué, Jungkook?, porque no la merezco. Sé que cada día es una cuenta más a mi karma, por el simple hecho de continuar despertando.
Es mi culpa, todo es, y fue, mi culpa... Sólo yo tengo la responsabilidad de ésta situación, y es por eso que la intento resistir día a día, sin decir a cada segundo lo mal que me encuentro.

Jungkook, me siento peor cada mañana que abro los ojos. Nunca creí que un dolor, tan grande en sí mismo, pudiera aumentar con el paso del tiempo. Yo jamás había tenido una sensación así, nunca había aceptado mis errores y culpas, ni mucho menos había derramado lágrimas por una persona.

Antes de ti, nadie me importaba.
Después de que te perdí, nada me interesó más que tú.

Pero, creo que no te he contado aún el porqué de mi estado ¿cierto?, sé que no, porque nunca llegué a confesártelo, y bueno, te lo diré, aunque estoy seguro de que no me creerás.
Nadie me cree, y aveces, ni siquiera yo mismo lo hago.

Estoy así desde que te fuiste, porque me di cuenta —demasiado tarde por desgracia— de lo mucho que te amo, y te necesito.
Juro que pude escuchar tu dulce risa retumbar en éste nuevo trago de vodka que sostengo, y no te culpo, porque estoy consiente de que si estuvieras aquí, te habrías burlado.

O no lo sé, quizá habrías llorado un poco. Tú no eres de la clase de persona que se burla de los sentimientos ajenos, ¿verdad?

¿Yo soy capaz de amarte?, sí, ahora sé que lo soy.
¿Un tipo como yo puede necesitar a una persona como tú?, por supuesto, todos necesitamos una luz que nos guíe.
¿Vale la pena decirlo ahora?, yo sé muy en lo profundo que no, que nada de lo que diga importa ya. Pero aveces me gusta pensar que, si te hablo lo suficiente aunque no pueda verte, eventualmente regresarás.

Que idiota soy.

—¡Tae!—gritó una voz barrida detrás mío—¡Deja de ser amargado y ven!

—¡Ya voy Yoon!—debo irme.

*Pov narradora*

Taehyung se levantó de la silla que ocupaba frente a la barra, y con su vaso aún en mano, caminó hasta el cuadrado disparejo que armaban sus amistades, Yoongi, Jimin, Namjoon y Jin.

Yoongi, el novio de su mejor amigo, lo había ido a buscar para intentar sacarlo de su trance, pues todas las personas cercanas a Kim sabían reconocer su tristeza, y odiaban no poderlo ayudar.

Lo único que hacían para tratar de animarlo era invitarlo a tantas fiestas y bares como fuera posible, pagar todo lo que él quisiera consumir, y en ocasiones, le presentaban chicos en dichos lugares.
Ellos creían que funcionaba la mayoría del tiempo, pero como se vio, Taehyung nunca dejaba de estar sumido en su depresión.

Hablaba solo constantemente, mirando su vaso o un punto fijo a lado suyo. Y ese tipo de actitudes les comenzaban a preocupar a sus amigos.

No sabían qué hacer exactamente para levantar su ánimo, pues no eran los más expertos en sentimientos ajenos. Pero también estaban conscientes de que ayudarlo a mantenerse ebrio o drogado no era lo mejor para Taehyung.

—¿Qué hacías allá?, ¡nosotros estamos aquí!—cuestionó su mejor amigo, Jimin.

—Fui por alcohol, lo siento Minnie.—respondió con normalidad, acompañado de una sonrisa cerrada.

Taehyung se quedó con ellos el resto de la noche, bebiendo cualquier cosa que se les cruzara enfrente, fumando cigarro trás cigarro, aceptando una que otra droga que la gente del bar les ofrecía, etc.
Sin embargo, ni siquiera al perder parte de sus sentidos, él dejó de pensar y hablar con aquella persona a quien extrañaba.

Los recuerdos de cuando conoció a Jungkook, de lo que vivió con él, y del día en que se fue, lo bombardeaban sin descanso.
Haciendo que cada fiesta fuera exactamente igual para Taehyung; bebía y se drogaba sin consideraciones, fingía estar divirtiéndose con sus amigos, para al final encerrarse en el baño del lugar y llorar hasta que sus lágrimas dejaran de salir.

Siempre regresaba a su departamento con rastros secos de lágrimas en sus mejillas y poca consciencia debido a su consumo excesivo.
En verdad intentaba mejorar desde hacia meses, pero simplemente no lo conseguía, y no sabía con exactitud el porqué.

Taehyung era un chico de apenas 25 años, con un fuerte problema de alcoholismo y adicción a las drogas. Él era bastante sociable cuando se lo proponía, y también sabía perfectamente como manejar a la gente a su antojo.
En realidad, Kim era indiferente a situaciones sentimentales, y eso todos lo sabían.

Motivo por el cual sus amigos tampoco entendían porqué estaba tan deprimido por una persona. Por un chico que desde hacia mucho ya no estaba.

*Flashback*

Taehyung conoció a Jungkook en una de tantas fiestas a las que asistía, casi dos años atrás.
El mayor de cabellos negros estaba allí para lo mismo que la mayoría, divertirse y más tarde perder el conocimiento.

Sin embargo, Jungkook no estaba interesado en algo como eso. Él sólo había ido allí para acompañar a Hoseok, su mejor amigo, quien le había prácticamente rogado para asistir.
Aunque, Hoseok acabó perdiéndose por varias horas entre la fiesta, dejando al menor de ambos solo, sentado en el único sofá vacío de la casa.

Jungkook no era bueno entablando conversaciones con gente nueva, y tampoco parecía que alguien lo quisiera incluir en el ambiente.
A sus 20 años, era de las personas más responsables y cuidadosas que pudieras conocer, ni siquiera le gustaba salir por la noche o quedarse a dormir en casas ajenas. A duras penas aceptaba salir en primer lugar.
Tampoco bebía ni una sola gota de alcohol, y mucho menos consumía otro tipo de cosas aún más peligrosas.

Por supuesto, ambos eran polos opuestos.

Jeon se quedó en ese sofá mirando su teléfono por al menos dos horas, sin pronunciar palabra, y sin prestar atención a su alrededor.
O al menos no lo hizo hasta que un chico de rizos negros se sentó a lado suyo, con un cigarro incompleto en la boca y la mirada algo perdida. Lo vio de reojo por unos segundos, y regresó su atención al celular.

Taehyung ni siquiera lo miró en primera instancia, sólo cuando terminó de fumar se giró a verlo. Claro que se había sentado junto a él a propósito, pero primero quería acabar su cigarro para luego hablarle.

—¿Quieres?—ofreció el mayor sacando un nuevo cigarro verdoso de su chaqueta.

—No, gracias.—respondió Jungkook mirándolo de reojo nuevamente, intentando sonar lo más amable posible.

—Anda, te ves aburrido.—insistió encendiendo dicho objeto—Ésto podría mejorar tu ánimo.

—No insista, le dije que no.—desvió la vista.

—Vamos, no es necesario que me hables de usted.—soltó una pequeña risa dando una larga fumada—Soy Taehyung.

—Jungkook, un gusto.—dijo aún no muy convencido de platicar con él.

Pero pensó, ¿qué más le quedaba?, ya estaba harto de permanecer solo todo el tiempo. De no ser por Hoseok, ni siquiera tendría amigos en primer lugar.
Además, Jung aún no aparecía, y realmente no tenía idea de cuando se iría de ahí.

Así que decidió, por una vez en su vida, hacerle caso a su sentido menos común, y le siguió la conversación a Taehyung.

Notó entonces lo atractivo que era ese chico, incluso estando claramente drogado.
Sus rizos caían de forma perfecta en su frente, llegando casi hasta sus párpados.
Un par de perforaciones lucían en su lengua y ceja, dándole un toque genial a su, ya de por sí atractivo, rostro.
Además, los tatuajes que decoraban sus brazos y cuello tenían prácticamente hipnotizado a Jungkook.

Todo él era un arma bastante letal de belleza. Y Jeon cayó al primer tiro.

Sin embargo, Taehyung también estaba más que concentrado en la lindura del menor. De hecho, ese había sido su motivo para acercarse "disimuladamente" a él, su físico lo atrajo como imán en el instante en que lo vio.

Su cabello relativamente corto y castaño lucía suave incluso desde lejos.
Tenía un rostro angelical e inocente, con labios pintados de rosado natural, un par de mejillas tiernas y ojos redondeados llenos de brillo.
Desde el aspecto era totalmente contrario a Kim, y de alguna forma, eso era lo que más le había atraído.

Lo dulce que Jungkook se veía. Y claro, por el lado más manipulador que Taehyung poseía, también le agradaba lo fácil que parecía ser el manejar la inocente mente del menor.
Pues sí, aquella risa juguetona inicial fue parte de su coqueteo, y Jungkook había accedido a platicar inmediatamente.

Por lógica, era manejable, pensó Taehyung.

Al final de la fiesta, el castaño aceptó darle su número telefónico al mayor para poder verse después. Y Hoseok lo felicitó por eso, diciendo que al fin había podido socializar sin su ayuda.

Definitivamente, Jungkook no debió permitir aquella plática, ni mucho menos, volverlo a ver.

*Fin del flashback*


—Me tengo que ir chicos.—dijo Taehyung al regresar del baño, con la voz más ronca de lo normal debido al llanto, y con los ojos rojos e hinchados.

—¿Tan temprano?, apenas son las cuatro.—preguntó Jimin, mientras los demás lo miraban esperando su respuesta.

Una contestación que sabían perfectamente de memoria, y para la cual, no tenían objeción que funcionara. Así que sólo lo dejaban irse, sin detenerlo.

—No me siento bien, es mejor que me vaya.—tenía una mano sujetando su cabeza, pues juraba que en cualquier momento se le caería.

—Vale... Supongo que te veremos mañana ¿no?, recuerda que Jin hará una fiesta en su casa.—continuó Jimin, señalando con la mirada al chico mencionado.

—Cierto... La despedida de soltero.—asintió lentamente el peli negro—Sí, iré, no se preocupen.

—De acuerdo, ve con cuidado.—Taehyung se despidió rápidamente de sus amigos con un choque de manos, y salió a pasos torpes del bar.

Mientras cruzaba la puerta, se colocó su ya clásica chaqueta de cuero, y bajó la mirada al salir.
Odiaba que la gente lo viera con aquel semblante deprimente que cargaba, y más aún, afuera de un lugar divertido.

Aunque bueno, por más abajo que mantuviera la vista, era totalmente perceptible su estado.

Bajo una suave brisa de lluvia, con el aire frío calando su piel y la mitad de un cigarro entre los labios, Taehyung caminó por varias cuadras hasta llegar al Metro de la ciudad.
Tendría que esperar a que dieran las cinco de la mañana para que dicho transporte comenzara a funcionar, así que tenía tiempo de sobra para descansar en la estación.

Estaría solo, en silencio, y muy probablemente quedándose dormido.
Agradecía que aquel lugar permitiera el acceso a las personas aunque el Metro aún no estuviera trabajando.

Al llegar allí, buscó alguna banca cercana a las taquillas, con el afán de estar pendiente para poder irse más tarde.
Apagó su último pedazo de cigarrillo en el suelo, y se acomodó en el asiento de metal que había encontrado.

Sin una sola pizca de ánimo, echó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos en el acto, y soltando un pesado suspiro.
Se sentía mareado, cansado, con el estómago revuelto, y una punzada fuerte había hecho aparición en su cabeza. Realmente, estaba muy mal, tanto por su consumo excesivo, como por sus pensamientos.

Luchó por despejar su mente, por mantenerla lo más vacía posible para así poder descansar un rato.
Sin embargo, algo dentro de él hizo efecto, provocándole un sobresalto casi al instante.

No tenía claro si había sido producto de los alcoholes mezclados, de la cajetilla entera de cigarros que había fumado, o de las pastillas coloridas que Jimin le había dado.
Pero de lo que sí estaba seguro, era de que aquella voz, en definitiva, no había sido real.

El peli negro se sobresaltó debido a que, unos pocos segundos después de haber cerrado los ojos, un susurro dulce diciendo "Taehyung" resonó frente a él.
Intentó buscar con la mirada la procedencia de ese sonido tan familiar, fallando obviamente.

Era lógico que, si era la voz de Jungkook, de ninguna manera podía tratarse de algo real.
Jeon no estaba ahí, sólo había sido una mala jugada de la mente dolida de Taehyung.

Después de lograr regular un poco su respiración, sintió como sus ojos comenzaban a quemar, y una presión se instalaba en su pecho.
Sabía que lloraría sin remedio, otra vez, por Jungkook.
Una a una fueron cayendo saladas lágrimas por sus mejillas, algunas llegando al suelo, otras eran retenidas por sus temblorosas manos.

Y ahí estaban nuevamente sus recuerdos, listos para hacerlo sentir aún más miserable, reproduciéndose como una película en su cabeza.
Se proyectó la primer cita que había tenido con el castaño, cosa que lo rompió al instante.


*Flashback*

Un par de días después de aquella fiesta, Taehyung decidió contactar a Jungkook para invitarlo a salir.
Lo poco que recordaba de su primer encuentro le agradaba de cierto modo, así que pensó en volverlo a ver.

Conocerlo por segunda vez, estando más consciente. Y para su fortuna, el menor aceptó.

Sin embargo, ambos tenían ideas muy diferentes de esa cita.
Pues mientras Jungkook creía haber conocido a una persona simpática que podría ser su amigo, Taehyung sólo lo había invitado como parte de su objetivo final, aprovecharse de su inocencia.

No era la primera vez que hacía algo así, de hecho, era un comportamiento común en él.
Jugar con la gente, manipular, conseguir lo que quería, y luego simplemente desechar a sus pobres víctimas.

Y desgraciadamente, Jungkook era el blanco perfecto para sus planes turbulentos, pues era inocente, dulce, sin vida social, con ansias de hacer amigos o tener compañía, cansado de estar solo.
Taehyung sólo tuvo que presentarse como una "luz de esperanza", como la persona que no lo dejaría en su soledad nunca más.

La perfecta máscara para engañar a un chico que no sabía nada de traiciones.

Ambos salieron a tomar un café, como todo buen cliché de primeras citas.
Se presentaron adecuadamente, comentaron cosas sobre la fiesta donde estuvieron —Jungkook dando más detalles por supuesto—, hablando de cosas triviales, etcétera.

Más tarde, Taehyung lo llevó a una caminata por un parque cercano a la cafetería, en donde su plática no paró. Tenían muchas diferencias, y pocas cosas en común, pero aún así su convivencia era sorprendentemente fácil. No era incómodo el estar juntos, y la conversación fluía como agua, sin importar que tan opuestos fueran.

Jungkook lo encontró aún más atractivo que la noche pasada, y era lógico, pues en sus cinco sentidos lucía mucho mejor.
Aunque no podía negar que, en cualquiera de ambos estados, le había agradado.

Taehyung ésta vez enfocó perfectamente las facciones del menor, ya sin estar bajo efectos extraños del alcohol y la marihuana. No podía estar más orgulloso de sí mismo, pues Jeon era en verdad un sueño.
Inclusive por un momento, quiso arrepentirse de sus planes habituales.

Pero, la cuestión es que decidió no hacerlo, y continuó como siempre.

—Fue lindo estar contigo, Taehyung.—dijo el castaño frente a su departamento, una vez que la cita había terminado.

—Lo mismo digo Jungkookie.—se tomó el atrevimiento de ponerle aquel pequeño apodo, mientras le regalaba una sonrisa aparentemente dulce.

Y sí, para el menor había sido una tarde encantadora, en donde festejó dentro de sí mismo por haber aceptado la invitación.
Pero para Taehyung, en ese momento, la cita no significaba nada.

*Fin del flashback*

Y ahora se arrepentía, el recuerdo de lo cruel que fue al pensar aquello lo carcomía.
¿Cómo pudo no importarle esa primer cita?, si había sido hermosa.

Sin embargo, era bastante tarde para querer cambiar las cosas, ya nada de lo que dijera o sintiera servía de algo. Su situación y los hechos no se modificarían ni aunque repitiera un millón de veces "Perdóname Jungkook".

Cosa que estaba haciendo mientras continuaba recordando, susurraba aquello como si esa fuera una solución.
Sabiendo perfectamente, que primero se le acabaría la voz, antes de que su disculpa fuera escuchada.

Una hora más tarde, Taehyung se obligó a levantarse de la banca para dirigirse a la taquilla, intentando limpiar los rastros salados que había en sus mejillas.

Y aunque trató de disimular, se ganó una mirada de lástima por parte de la chica que lo atendió. Ella, y todas las personas presentes en la estación, notaban lo deplorable de su estado con sólo verlo pasar. 

—Un boleto, por favor.—pidió el peli negro con voz ronca, extendiendo el dinero correspondiente.

—Claro.—le entregó dicho papel rápidamente luego de tomar el efectivo, y no pudo contenerse de preguntar lo obvio—Oiga, ¿se encuentra bien, señor?

Taehyung no respondió, sólo asintió con una amarga sonrisa formada en su rostro, y dio media vuelta para irse a los vagones.
Estaba cansado de que la gente le cuestionara algo tan estúpido, pues ni siquiera hacía falta conocerlo como tal para saber la respuesta.

No, no se encontraba nada bien.

Subió a su respectivo vagón, y se sentó en un rincón del mismo. Si iba a viajar con tantas personas, al menos quería estar lo más separado posible de ellas.

Hundiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta, y recargando la cabeza en la ventana, intentó calmarse por completo.
Había pasado una hora llorando, y aún sentía ese nudo en la garganta, indicándole que todavía retenía bastantes lágrimas.

No quería, ni debía, continuar su llanto ahí enfrente de todos, por ello, se apartó lo más que pudo y se obligó a reprimir sus sentimientos, al menos, durante el trayecto del Metro.

Ya al llegar a casa, podría seguir lamentándose, pensó.

El Metro paró después de treinta minutos, y todos los pasajeros comenzaron a bajar, creando un evidente desorden debido a la cantidad de gente.

Taehyung bajó al último, aún con la mirada plantada en el suelo, e intentando no chocar con nadie. Empezó a caminar con dirección a la salida de la estación, mientras encendía otro cigarro y lo llevaba a su boca. Con ese, ya sumaban veintidós cigarrillos que había consumido esa noche.

Caminó un par de cuadras, ya no llovía, y los primeros tonos anaranjados del cielo comenzaban a verse entre las nubes.
Casi amanecía cuando Taehyung entró a su departamento, con la cabeza a punto de explotar, náuseas horribles y cansancio extremo debido a todas las horas de fiesta que había tenido.

Además, la garganta le dolía y los ojos le ardían por tanto llorar. Todavía no lograba calmarse del todo, y sabía que si no dormía ya, empezaría a lagrimear nuevamente.

Se quitó la chaqueta, dejándola tirada en alguna parte de su habitación, dejó la colilla del cigarro en el cenicero junto a su cama, y simplemente cayó sobre el colchón, harto de estar despierto.
No quería seguir consciente, sólo deseaba dormir, y con algo de suerte, ya no reaccionar a la mañana siguiente.






Sigan bajando, falta la segunda parte, ahí entenderán que pasa aquí jsjs.

P. D: Una cajetilla de cigarros usualmente contiene 20 piezas. Así que sí, Taehyung fumó poco más de una cajetilla.

Los amo❤

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