「High」

Los rayos del sol impactaron de lleno en la cara de Taehyung, había olvidado cerrar correctamente la cortina.
En cuanto sintió un creciente calor en su rostro, y comenzó a abrir los ojos con lentitud, largó un enorme suspiro.

—Carajo...—susurró restregando sus manos contra su cara, resignado.

Pasó justo lo que no quería, despertó.
Y con una horrible resaca pasándole factura.

Taehyung, en los últimos seis meses, sólo deseaba dos cosas.
Uno, que Jungkook volviera.
O dos, que sus excesos terminaran con su sufrimiento.
Y de ambas, solamente la segunda era más que posible, por ello es que cada vez consumía dosis mayores, buscando la forma de morir.

¿Porqué?, claramente, por Jungkook.

*Flashback*

Después de su primera cita, habían mantenido contacto constante por mensajes y llamadas, pues sentían esa necesidad de hablar por horas entre sí. Más el menor que Taehyung, por supuesto.

Comenzaron a salir regularmente, llendo a lugares diferentes en cada cita. Parques, ferias, cines, restaurantes, incluso fueron a museos y acuarios.
En realidad, a simple vista parecían la pareja perfecta, siempre tomados de la mano, compartiendo la comida, sonriendo entre sí, sin dejar de hablar, etc.

Jungkook se había abierto con él, estaba dándole toda la confianza que jamás le había otorgado a nadie, ni siquiera a Hoseok.
Creía que Taehyung la merecía, que ese chico, por más vicios que tuviera, era una buena persona.
Se sentía sorprendentemente cómodo con Kim, podía hablarle de cualquier tema sin problema, él lo escuchaba, le daba consejos aveces, lo hacía sentir mejor cuando pasaba por malas situaciones, en fin.

Taehyung, bueno, él solamente hacía todas aquellas cosas con la esperanza de conseguir algo más del menor. Algo físico, quizá lograr meterse en su cama.
Y también, porque quería un nuevo compañero de vicio, pues sus amigos nunca le podían seguir el ritmo, y de alguna forma, veía en Jungkook el potencial de ser la mejor pareja para eso.

Por ello, se comportaba de la mejor manera que podía, aparentando ser el chico más encantador del mundo, y en realidad, no le era complicado.
Su presencia era atrayente por sí sola, haciendo que cualquier persona que conviviera con él lo adorara, era simpático, amable, caballeroso, sabía escuchar y apoyar.

Desgraciadamente, para él, todas esas cualidades que tenía servían mejor para hacer el mal, que para el bien.

Sin esfuerzos, ni presiones, Taehyung se ganó el tímido y cerrado corazón de Jungkook en cuestión de pocos meses.
El castaño se enamoró hasta los huesos de él, sin importarle en lo más mínimo que Kim fuera de los peores drogadictos que pudiera conocer.

No le importaban sus vicios, ni sus errores, tampoco si era mayor por tres años. Solamente quería estar a su lado, apoyarlo, quizá intentar ayudarlo con sus adicciones, deseaba amarlo tan bonito como supiera hacerlo.
Jungkook, en definitiva, le tenía un amor inocente y puro al chico equivocado.

Taehyung, por su parte, estaba orgulloso de sí mismo. Había conseguido ser novio de Jeon Jungkook, el hombre más difícil de toda la Universidad —porque sí, ambos estudiaban juntos, antes sin saberlo—, aquel que rechazaba a todos, que nunca aceptaba una invitación de cita o algo parecido.

Kim no lo amaba, sabía que no, quizá ni siquiera lo quería tanto como pretendía.
Lo estaba usando, jugando con sus sentimientos, tal como muchas veces antes lo había hecho con otras personas. Prácticamente, lo tenía como trofeo, nada más.

Sus amigos estaban al tanto de todo, incluso Hoseok ya sospechaba de sus intenciones. Sin embargo, ninguno hizo nada para detenerlo, o al menos para tratar de interferir un poco.
Dejaron que Jungkook siguiera creyendo y confiando en las palabras bonitas de Taehyung, mientras éste, solamente se burlaba de su inocencia.

Ya con cuatro meses de relación, el mayor pensó que era momento de continuar con la siguiente parte de su objetivo.
Si quería que su novio fuera igual a él, debía convencerlo, de una forma u otra, de entrar a sus vicios.

Durante mucho tiempo, Taehyung se dedicó a insistirle y aveces casi rogarle por que probara, primero, el alcohol. Hasta que un día, estando juntos en su departamento, finalmente lo consiguió.

—Te gustará, mi favorito es el vodka, tal vez a ti también te agrade.—decía el peli negro ya con dos copas en las manos.

—Cariño, pero... Yo jamás he bebido.—Jungkook quería hacer más cosas con su novio, poder acompañarlo a fiestas o lugares divertidos. Pero aún así, no estaba seguro de que esa fuera la manera correcta de hacerlo.

—Anda, sólo un trago.—aquella frase, fue el inicio de la perdición para el menor.

Pues luego de habérsela repetido decenas de veces, cada vez que estaban en casa del mayor, Jungkook acabó accediendo.
No deseaba hacer enojar a Taehyung si continuaba negándose, odiaba las discusiones, y creyó que era mucho mejor aceptar beber una copa que pelear con su novio.

Kim tenía mal temperamento cuando algo no salía como él quería, y pocas veces lo había demostrado frente al castaño.
Sin embargo, formaba muecas totalmente molestas cuando él le decía que "no" a una petición suya.
Y eso no le gustaba a Jeon, por eso, accedió.

A ese trago de vodka, lo siguieron cientos más a partir de ahí. Jungkook comenzó a ir a fiestas con su pareja, bebiendo en cada una de ellas un tipo de alcohol diferente.
Empezó con un consumo bajo, tan sólo una o dos copas.
Y con el paso de un mes, Jungkook podía acabar con casi dos botellas enteras si se lo proponía.

Así de rápido fue el efecto de la manipulación de Taehyung sobre él.

Además, ese no fue el único cambio del momento.
Pues en una de sus más grandes borracheras, el mayor consiguió otra parte de su objetivo, llevar a Jungkook a la cama.

No lo obligó, no abusó de él, ni siquiera tuvo que usar su don para convencerlo.
El alcohol hizo todo el trabajo, pues Jeon aquella noche había bebido mucho más de la cuenta, y todos sus comportamientos tímidos se fueron, haciendo que él mismo lo sugiriera. Jungkook nunca había estado de forma íntima con nadie, por lo que sus primeras veces de todo, fueron gracias a Taehyung.

Él le dio su primer beso.
Y esa noche, tuvo su primer relación sexual.

Sin embargo, ninguno de los dos conservó el recuerdo de lo sucedido, debido a su ebriedad.
Jungkook despertó sin saber donde estaba ni qué había pasado la noche anterior, pues su última memoria se ubicaba al principio de la fiesta.
Taehyung sólo recordaba algunos pequeños destellos, pero nada en concreto.

Obviamente, tuvo que explicarle a su inocente novio parte de lo que había sucedido, diciéndole sobre todo, que su relación había sido consensuada.
Con esa explicación, aún sin memoria de los hechos, Jungkook confió plenamente en su novio.

Un par de meses más tarde, Taehyung decidió dar otro paso.
Ya había hecho de su novio un alcohólico con mucho soporte ante los licores. Y también le había generado un gusto grande por el sexo.
Ahora, sólo le faltaba una cosa más para que ambos fueran, por fin, totalmente iguales.

Durante una fiesta de la Universidad, el mayor comenzó a insistirle a Jungkook para que probara un cigarro, pero no uno de tabaco. El castaño, por supuesto, se negó por varias horas, ya que consideraba que aquello sería muy grave para él si accedía.

Las drogas eran más peligrosas que el alcohol, y combinarlos definitivamente no sería buena idea, pensó.
Sin embargo, Taehyung no estaba de acuerdo con ésto. Él ya no tenía mucha paciencia, pues ya había "soportado" las negaciones de su pareja por casi seis meses, y sentía que en cualquier momento acabaría por explotar.

—¿Crees que te daría algo malo?—reclamó en tono molesto—Por favor Jungkook, jamás te haría daño.

—No dije eso, sólo que... No estoy seguro de fumar esa cosa.—en verdad, no quería hacerlo, pero su novio no parecía querer aceptarlo.

—Ya, no seas idiota, sólo pruébalo.—era el primer insulto que le dirigía al castaño, sin una pizca de tacto.

—Amor, no me digas así...—bajó la mirada, y consideró fuertemente el tomar aquel cigarro verdoso, todo por evitar que el mayor lo tratara mal.

—Seguiré diciéndote así si no fumas ésto de una maldita vez.—encendió el objeto, su paciencia de tantos meses se estaba agotando, y justo en el peor momento.

—No quiero hacerlo, ¿cuántas veces debo repetirlo?—nadie les prestaba atención, por lo que lo siguiente que sucedió, sólo quedó entre ellos dos.

Taehyung lo tomó firmemente de la nuca, acercándolo a su rostro con brusquedad. No era un cambio repentino de actitud, simplemente, él había ocultado todo ese tiempo aquella horrible parte suya. La más brusca y controladora que tenía. Jungkook, obviamente, lo miró confundido y con miedo, el agarre le dolía, y la mirada de su novio lo hacía temblar. Jamás lo había visto así.

—Abre la boca, ya.—ordenó con voz sumamente grave—Si quieres seguir conmigo, harás ésto, Jungkook.

—P-pero...—Taehyung aprovechó ese instante para meter la punta del cigarro dentro de la boca rosada del menor, obligándolo a cerrarla y no escupir el objeto.

—Fúmalo, y todo seguirá tan perfecto como siempre entre tú y yo.—lo miró con una seriedad intimidante, sin soltar su fuerte agarre.

Jungkook, sin opción, inhaló el humo tal como había visto que se hacía, dejando que el sabor amargo de la marihuana entrara en su garganta. Sólo cuando comenzó a toser levemente, Taehyung lo soltó, viéndolo sacar el humo con brusquedad de su boca. Casi se había ahogado, y al mayor no parecía importarle ese detalle.

—Eso pasa cuando no fumas bien.—le dio el cigarro a Jungkook, mientras sacaba otro de su chaqueta.

—Sabe horrible...—apenas lograba controlar su tos.

—Mejor acostúmbrate, con el tiempo le tomarás gusto.—encendió el suyo, y con descaro, sopló el humo blanco directo en la cara del contrario.

—No quiero tomarle gusto.—luego de formar una mueca de asco, bebió una cerveza fría a fondo, buscando quitarse el sabor amargo.

—Lo harás porque me amas, así de fácil.—Jungkook lo miró brevemente, para luego bajar la vista a su botella.

No respondió, porque sabía que Taehyung tenía razón. Lo amaba perdidamente, y por él, fumaría mil veces si fuera necesario.

Un año de relación pasó, y para su aniversario, Jungkook ya era todo un caso perdido.

Bebía sin control cualquier tipo de licor, ya ni siquiera se tomaba la molestia de preguntar qué era el líquido que servían en su vaso.
Tenía sexo desenfrenado con Taehyung cada noche, estando o no en sus cinco sentidos.
Y pasó de sólo fumar tabaco y marihuana, a inyectar heroína en su brazo e inhalar largas líneas de cocaína por su nariz, además de la cereza del pastel, pastillas de éxtasis.

Tanto era su vicio, que incluso había probado las sales de baño, una de las drogas más fuertes que había encontrado.
Una que ni siquiera Kim se había atrevido a inyectarse.

Jungkook, ahora, era mucho más dependiente del alcohol y las drogas que su novio. La manipulación de Taehyung había servido demasiado bien, haciendo que sobrepasara su propio nivel, ya en sí mismo alto.

Lo cierto es que el mayor conocía límites, por eso había estado en ese oscuro mundo desde hacia mucho tiempo. Pero no le había enseñado a Jungkook ésto, que debía encontrar su punto para detenerse, formar su propio límite para evitar un escenario grave.

Dejó que Jeon se quedara con la primer idea que le dio.
Para él era una adicción divertida, nada más.
No conocía como parar, ni siquiera recordaba las consecuencias a las que estaba exponiéndose.

Taehyung, quien seguía siendo un novio cambiante en cuanto a actitudes, comenzaba a preocuparse sinceramente por Jungkook.
Cada vez lo veía ponerse peor, tanto que muchas veces perdía totalmente el conocimiento por horas, dormía mucho, bebía inmediatamente al despertar, se cansaba rápido, dejó de asistir a clases a pesar de estar en el último año de su carrera, etc.

Incluso cambió su apariencia radicalmente, pues pasó de tener cabello esponjoso y castaño, a teñirlo de un brillante morado y dejarlo crecer sin cuidarlo lo suficiente; perforó su ceja en una de tantas fiestas sin siquiera comentarle a Taehyung antes de hacerlo; y ahora vestía de forma similar al peli negro.

Jungkook ya era prácticamente irreconocible para Hoseok, quien en lugar de ayudarlo a salir de aquel agujero negro, optó por alejarse por completo de él, dejándolo a su suerte.
Hasta las amistades de Taehyung seguían sorprendiéndose por el enorme cambio que el chico había tenido en cuestión de un año, sabiendo perfectamente quien era el causante.

El mayor quería intentar revertir un poco de su daño, pues aunque no quisiera admitirlo, desde hacia meses había empezado a amarlo verdaderamente.
Se dio cuenta de todo lo que había hecho por un simple capricho estúpido, y por breves lapsos pensaba en cambiar su manera de ser.

Quizá si él se volvía diferente, en el buen sentido, podría sacar a Jungkook del vicio donde lo había metido.
Sin embargo, decidió comenzar a intentarlo cuando fue demasiado tarde.

Aceptó sus sentimientos y su culpa, justo cuando ya no existía un punto de retorno.

*Fin del flashback*

Luego de beber la última cerveza que había en su refrigerador, y fumar dos cigarros seguidos, Taehyung se encerró en el baño con el afán de arreglar su aspecto.

Se dio un baño largo, luchando por no romper en llanto ahí mismo.
Cambió su ropa que usó la noche anterior por una bastante similar, negra y simple.
Peinó sus rizos con un poco de agua, y cepilló sus dientes para quitarse el aliento de alcohol y tabaco.

En primera instancia, pensó en ir a la despedida de soltero que Jin había organizado, tal como dijo que haría. De hecho, por eso se había arreglado.

Sin embargo, luego de mucho pensar, acabó roto sobre su cama, nuevamente, con los ánimos reducidos a cero, y teniendo ganas de únicamente beber en su departamento y no ver la luz del día.
Sus pensamientos lo destruían, y con justa razón, pues cada rincón de esa habitación —y de toda la casa— le recordaban a Jungkook.

Tenía pocas memorias felices de él, pues se había encargado de reprimir toda la luz que el castaño poseía.
Y la mayoría de sus recuerdos eran sobre lo cruel que fue con Jeon, los insultos que le dijo por querer obligarlo a ser adicto, las veces en que lo forzó a fumar o tomar pastillas por quererlo "acostumbrar al sabor", las noches en que Jungkook caía inconsciente por tantas sustancias en su sistema, la última discusión que tuvieron...

Todo aquello se reproducía como cinta rayada en su cabeza, sin detenerse.

Ahora, era consciente de lo mierda que había sido con la única persona que lo amaba sinceramente.
Lo tenía claro, cuando ya no interesaba.

—Jin, hola.—llamó por teléfono a su amigo, cuando terminó por decidir su nuevo plan del día.

—Hola Tae, ¿qué sucede?—contestó con una breve risa, al parecer, ya estaba acompañado desde temprano.

—Me odiarás, pero no podré ir a tu fiesta.—suspiró pesado, y fue cuando el otro Kim en la línea notó lo que sucedía.

—¿Estuviste llorando?, Tae, si es así, sabes que venir con nosotros te hará sentir mejor.—intentó animarlo.

—Debo decirte la verdad.—Jin se quedó callado—Todo el tiempo finjo con ustedes, y termino llorando en los baños de los bares y rechazando a cada persona que me presentan, no me siento mejor al salir.

—Pero... Creímos que estábamos ayudándote.—suspiró—¿Nunca te has divertido?

—No desde lo que pasó, eso sí lo sabes.

—Tae, perdona, pero eso fue hace medio año, ¿no crees que ya deberías superarlo?—el peli negro bufó.

—¿Y qué si no quiero hacerlo?, ya dejen de decirme eso Jin.—y a partir de ahí, su paciencia acabó.

—Jungkook ni siquiera te interesaba, no lo querías, y siempre nos hablabas de lo imbécil que era por confiar en ti. —respondió harto de la situación—Te burlabas del amor que te tenía, sólo lo usaste para sexo y drogas, ¿porqué carajos sigues deprimido por él?

—¡Cállate!—gritó en la bocina—¡Sé que soy la peor persona del mundo, así que no debes repetirlo!

—No entiendo ni siquiera porqué te molestas, si bien sabes que tengo razón.—bufó—Acepta tu error, y sigue con tu maldita vida ya.

—Es todo, no quiero volver a verlos nunca, ¿oíste?, ¡lo único que hacen es recordarme mi culpa!, y eso puedo hacerlo perfectamente yo mismo.—no dejó que Jin respondiera, colgó la llamada rápidamente.

No podía odiarlos, ni mucho menos involucrarlos en su sufrimiento, pues aunque habían sido testigos de prácticamente todo, sus amigos no tenían la culpa.
Y precisamente por eso no volvería a verlos, porque no quería seguir estorbando en sus vidas. Cada uno tenía su pareja y sus planes a futuro, eran felices, y no deseaba que el aferrarse a su depresión los detuviera.

Pero sí, aunque odiara darle la razón a otra persona, Jin la tenía, completamente.
No había ningún tipo de sentido en su sentir, no tendría porqué tomarle esa extrema importancia a un hecho de hacia seis meses, mucho menos tratándose del chico de quien se reía constantemente con sus amigos.

Taehyung solía decir que "Jungkook era un idiota enamorado", porque él no sentía nada real, o al menos nada bueno, por Jeon.
Pero cuando lo perdió, supo que su corazón sí latía por ese par de ojos color chocolate. Entendió que esas sensaciones de preocupación y felicidad que Jungkook le provocaba, no eran simples estupideces de su cabeza.

Lo amaba, lo quería más de lo que nunca había querido a alguien, necesitaba su luz para que su vida no siguiera siendo tan miserable.

Ojalá lo hubiera aceptado antes de aquella noche, esa en donde comenzó su infierno en la tierra. Taehyung recordó una vez más las escenas finales de su relación con Jungkook, mientras llenaba una larga jeringa con la última dosis de heroína que le quedaba.

La inyectó directo en su antebrazo izquierdo, más de ocho mililitros de droga derretida entraron en sus venas.
Tomó una pastilla de éxtasis que encontró olvidada en su buró de noche, y le sumó al menos una docena de pastillas para dormir.

Sabiendo perfectamente lo que todo eso le provocaría, se recostó en la cama que solía compartir con Jungkook, miró al techo, y se dejó llevar por sus recuerdos, mientras sentía como su cuerpo reaccionaba erráticamente a las drogas que acababa de consumir.

No se había despedido como debía ser de sus amigos, pero tampoco sabía cómo pedirles perdón por todos sus malos comportamientos con ellos. Jamás había aprendido como manejar situaciones así, y definitivamente, no lo aprendería ahora.

Así que sólo se quedó allí, cayendo dormido poco a poco, y con la respiración bajando de velocidad. Eso era lo mejor, dejaría de molestar con su presencia, y cumpliría su deseo.
Todos salían ganando, pensó.

Taehyung, esa mañana tomó el valor necesario para acabar con su vida. Ya no sabía que hacer, su existencia no tenía rumbo, y tampoco quería continuar sufriendo, a pesar de saber que lo merecía.
Y si sus vicios no lo mataban, la tristeza lo haría. De cualquier modo, el ya estaba muerto en vida, y dar ese paso ya no era algo tan difícil.

*Flashback*

Otra fiesta más había terminado, bajo los primeros destellos del amanecer. Todos los invitados —y los que habían entrado sin avisar— salían de la casa del pobre anfitrión, entre risas incontrolables y pasos torpes.

Pero, había una pareja que no estaba para nada contenta, aún cuando se suponía que debían estarlo. Taehyung y Jungkook estaban discutiendo a mitad de carretera, importándoles poco o nada que los miraran mal.

Desde hacia un par de meses, sus peleas eran cosa de todos los días, y discutían por básicamente cualquier situación.
Acabando por reconciliarse con ayuda de sus vicios y con disculpas poco sinceras.

—¿Cuál es tu problema conmigo?, ¡estuviste ignorándome toda la maldita fiesta!—gritó Taehyung.

—¡No quería estar cerca de ti!, ¿no te queda claro, idiota?—respondió Jungkook, quien ya utilizaba un vocabulario muy diferente al que solía usar.

—Hijo de... ¡Ven acá!—lo sujetó fuertemente del brazo, cuando el menor comenzó a caminar lejos de él—¡Soy tu novio, no puedes hablarme así!

—Claro, yo no, pero tú sí puedes ¿no?, que conveniente.—bufó soltándose del agarre—Déjame en paz, sólo quería divertirme con alguien que no me insultara cada vez que se le ocurriera.

—Tú te ganas los insultos, bien podemos pasarla excelente juntos, y lo sabes.—ambos empezaron a caminar por la calle, sin mantener mucha cercanía.

—Eres detestable Taehyung.—lo miró con enojo. Allí "acabó" la pelea.

Sus discusiones eran cada vez más fuertes y groseras, cosa que a ninguno de los dos les gustaba.
Pero, aún así, no parecían poner de su parte para evitarlas.

A las seis treinta de la mañana, la pareja aún molesta llegó al departamento que compartían —que pertenecía originalmente a Taehyung—, azotando la puerta al entrar y cerrándola bruscamente. Hasta ese momento, se dirigieron la palabra de nuevo, después de recorrer varias cuadras en un completo e incómodo silencio.

Estaban hartos de su situación, y ya no sabían de que forma arreglar lo poco bueno que les quedaba.

—Tienes que parar Jungkook, otra vez estás excediéndote mucho.—reclamó serio Taehyung, él era el más consciente de los dos.

—Lo dudo.—respondió con los brazos cruzados, y con evidente dificultad para mantenerse en pie.

—¿Es enserio?, tiene dos malditas semanas que saliste del hospital, casi tuviste una sobredosis de cocaína, estás a punto de caer inconsciente otra vez, ¡no vengas a decirme que lo dudas!—gritó molesto, con un gajo de preocupación.

—¿¡Y de quién es la culpa realmente!?—lo encaró bastante enojado—¡Tú me hiciste ésto!

—¡Y tú fuiste muy sencillo de manipular!, no puedo creer que hayas aceptado tan fácil meterte toda esa basura.—Taehyung soltó una risa amarga, provocando una mueca de hastío en el contrario.

—Eres un imbécil...—sintió sus ojos quemar—¿Cómo puedes decir eso así?, sin dudar ni por un segundo...

—Sólo digo la verdad, Jungkook.—bufó—Me amas tanto, que te convertiste en lo mismo que yo.

—¡Yo no quería hacerlo idiota, entiéndelo!—un par de lágrimas cayeron por sus pálidas mejillas—Arruinaste mi vida, siempre te has aprovechado del amor que te tengo...

—Di lo que quieras, tú decidiste seguir conmigo, en eso no te obligué.—ni siquiera mostraba interés en las expresiones tristes de Jungkook—Así que ésto, en realidad, es culpa tuya.

—¿Mía?, ¡es tú culpa!, tú me forzaste muchas veces a abrir la boca y tragarme esas estupideces, me engañaste para beber contigo, carajo, ni siquiera estoy seguro de que mi primera vez haya sido consensuada.—de alguna forma, su cabeza había comenzado a funcionar.

—¿Te digo algo?, pudiste terminar con éste intento de relación desde que las cosas dejaron de gustarte, y no lo hiciste.—se cruzó de brazos—Piensa un poco más antes de hablar, porque nada te habría pasado, si simplemente me hubieras botado.

—Y por eso me chantajeaste con esa idiotez, porque perfectamente sabías que yo jamás iba a dejarte.—sollozó.

—Ya te dije, acepto mi parte de la culpa, pero éste problema es de dos.—cada vez mostraba menos interés en la situación.

Estaba molesto, claro, pero también intentaba procesar algo coherente en su cabeza. Cosa que, evidentemente, no estaba logrando, pues sólo pronunciaba palabras hirientes que empeoraban todo.

—Ni siquiera te importé en algún momento, sólo querías hacerme un maldito adicto igual que tú, ¿cierto?—Jungkook había entendido los hechos hacia mucho, pero hasta ese instante, no lo había externado.

Prefirió, como siempre, callar y seguir luchando por una relación unilateral, que ya jamás volvería a funcionar.

—Quizá.—respondió fríamente, para luego largar un suspiro pesado—Yo quería alguien que me acompañara en mi vicio, nada más, el hecho de que tú no conozcas límites no es culpa mía.

—Miren quién me habla de límites.—dijo burlón aún con lágrimas recorriendo su rostro—Creo que debiste enseñarme eso primero ¿no crees?

—Honestamente no pensé que serías peor que yo, al punto de acabar internado en un hospital más de una vez por estar tan mal.—bufó.

—Eres horrible.—limpió bruscamente su llanto. De nada le servía seguir mostrando su dolor.

—Tú también lo eres, siempre lo has sido.—sacó un cigarro del bolsillo de su pantalón—¿Sabes?, ya no me sirve estar contigo Jungkook.

Pero algo era totalmente cierto, Jeon lo amaba más que a él mismo, sin importar nada.

—¿Q-qué?...—tragó duro mirando como Taehyung encendía aquel objeto blanco—Cielo...

—¿Ves?, continúas llamándome con apodos románticos, aún cuando yo no paro de hacerte daño.—sopló el humo—Lógicamente, eres muy idiota e inocente.

—Te amo... Y lo sabes, a pesar de todo.—intentó acercarse a él, pero cayó al sofá debido a un repentino mareo.

—No deberías hacerlo, porque yo no te amo.—abrió la puerta del departamento—Sólo aléjate de mi, ésto acabó.

—No... ¡No Taehyung, no puedes dejarme!, ¿nada de éstos doce meses significó algo para ti?, por Dios, no me digas eso...—sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.

—Eres más dependiente de mi que de las drogas, ¿te das cuenta?—comentó con cierto tono divertido, ignorando el sufrimiento de Jungkook—Saca tus cosas de aquí, y continúa tu vida lejos de mi.

Taehyung salió del lugar, azotando la puerta. Se quedó unos segundos allí parado, pensando si aquello había sido una buena decisión, sin embargo, su orgullo lo hizo caminar lejos de su departamento.

Jungkook rompió en un llanto lastímero en cuanto el mayor se fue, cubriendo su rostro con sus manos temblorosas y respirando entrecortado.
La cabeza le dolía a más no poder, la garganta le ardía y sentía que el estómago se le oprimía.

Él, entre aquel amanecer, simplemente ya no pudo soportar más.

Había pasado un año entero, con algunos meses extra, aguantando y continuando su vida de la mejor forma posible, pero eso ya era demasiado.

Soportó el alcohol, hasta que lo necesitó como si de agua se tratara.
Aguantó los sabores amargos del tabaco y la marihuana, hasta que luego de tantos fuertes agarres en sus mejillas, acabó por obligarse a encontrarle el gusto.
Sufrió los efectos de las pastillas cuando Taehyung las metía en su boca por la fuerza, hasta que se acostumbró a tomarlas él solo.

Todo lo que alguna vez había sido, ya no estaba.
No tenía a Hoseok, ni más amigos, su única compañía era, precisamente, el chico que acababa de abandonarlo.
Su familia dejó de tener contacto con él desde que se enteraron de su relación.
Perdió sus estudios por completo.
Su estado de salud era malo en exceso, y sin una atención médica constante y rehabilitación, jamás podría curarse del todo.

Jungkook ya no era, ni sería nunca, el mismo.

Por lo que, cansado y deprimido, tomó una última decisión. Era momento de acabar con todo, tal como Taehyung había dicho.

Y mientras él buscaba entre sus cajones todas las drogas que le quedaban, y sacaba la última botella de vodka de la cocina, Taehyung se encontraba a pocas cuadras de allí, pensando.

Como ya había maquinado anteriormente, consideró la posibilidad de cambiar, de dar media vuelta y regresar al departamento. Pedirle perdón a su Jungkook, e intentar empezar de nuevo juntos, incluso pensó que ambos podrían asistir a terapia y rehabilitación.

Su orgullo y su parte buena estaban peleando fuertemente en su cabeza, porque ahí lo aceptó, amaba perdidamente al menor, y se odiaba a sí mismo por haberlo destruído aquella mañana.
Sin embargo, también había terminado la relación que tenían, de la peor forma imaginable, y no sabía qué decir exactamente para que Jungkook volviera con él.

—Al carajo.—susurró, regresando sus pasos al apartamento.

Ahora lo entendía, comprendía lo mal que había actuado todos esos meses, y acabó por aceptar la realidad. Jungkook no tenía la misma culpa que él, de ninguna forma.

En el trayecto, iba pensando y armando una disculpa suficiente y coherente, además de prepararse para confesar sus sentimientos reales, cosa que nunca había hecho en su vida.
Apagó el pedazo de cigarro que tenía aún en la boca, y con una pequeña presión en el pecho, sacó las llaves de su hogar.

Giró la perilla lentamente, procurando no asustar al menor cuando entrara.
Habían pasado sólo veinte minutos desde esa discusión, por lo que pensó que no era tarde para remediarlo, ésta vez, correctamente.

Pero, sus ideas de cambiar se esfumaron en cuanto dio un paso dentro del departamento, y lo vio allí, en el sofá, sin moverse.

Jungkook se encontraba acostado, con un brazo colgado hacia el suelo, y con una expresión permanente de dolor. La mesa de centro frente a él estaba llena de drogas; dos jeringas vacías con pequeños rastros de líquido; un poco de polvo blanco esparcido por el mueble; y un par de frascos de pastillas sin contenido.
Además de una botella de vodka sólo con la mitad del licor.

Taehyung se acercó a Jungkook, temblando y con un nudo enorme en la garganta por tal escena. Ahí, su mundo acabó, y comenzó su más grande sufrimiento.

Aquel dolor que lo llevó a cometer lo mismo que su ex novio, drogarse hasta caer sin vida. Ambos, por un amor que jamás resultó.

—¿Kook?...—llamó al chico, arrodillado a su lado—Kookie... Despierta...—removió su cuerpo, sin obtener ninguna respuesta.

Buscó su pulso, pero de nada servía hacerlo, era más que evidente que él ya no respiraba y su corazón ya no latía.
Jungkook había muerto por una sobredosis, llevándose como último recuerdo, el "yo no te amo" de Taehyung, el que creía era el amor de su vida.

—¡Jungkook, por favor!—rogó tomándolo entre sus brazos, mientras liberaba lágrimas de dolor puro—¡Vuelve, te pido que regreses!... Te lo ruego... Jungkook... Cariño... Te amo...

*Fin del flashback*

Fue demasiado tarde para Taehyung, pues aunque se quedó afónico por gritarle cuanto lo amaba, él jamás regresó.
Arruinó la vida de un inocente chico, destrozó el corazón más dulce que había en la tierra, y se quedó con mil planes truncados.

Lo merecía, ese era su karma, y siempre lo sería.
Por eso, quiso irse igual que Jungkook, tal vez para volverlo a ver, y así poder decirle todo aquello que se quedó atorado en su garganta.

Y lo consiguió, al final de todo, se fue con él.






Anyways, no me odien por siempre matar a todos :((

Los amo❤

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