Capítulo 33
Busqué en cada rincón de mi mente una excusa para evitar que Ben continuara acercándose al jardín y terminara descubriendo a Andrew.
—Ehh —balbuceé—. Sí, sí. Están arreglando algunas cosas y no podemos ir ahí, ya sabes, cosas de jardinería, tijeras grandes y escaleras, puede ser peligroso mejor busquemos otro lugar para hablar.
Cielos, mi nerviosismo era tan evidente que incluso podía sentir mis mejillas arder. Había titubeado tanto para decir lo último que realmente sonaba muy poco creíble. Definitivamente Ben ya estaba sospechando que había algo más detrás y lo expresaba en su rostro.
—Hailey —volteó a mirar al suelo con tristeza— ya no confías en mí, ¿verdad?
Escuchar su pregunta partió mi corazón. Sin duda alguna, Ben era una de las personas más importantes en mi vida. Todo su sentimentalismo, su sensibilidad, su emotividad, todo el amor que tenía para dar al mundo le dieron color a mi vida cuando creí que Andrew había muerto. Me había mostrado su fragilidad y yo la mía. A pesar de lo que había pasado entre nosotros antes, odiaba verlo triste.
—Por supuesto que sí. Creo que nunca vas a comprender lo importante que eres para mí, Ben. Si no te lo puedo decir aún es porque realmente es complicado, pero lo sabrás, lo prometo.
Una suave y adorable sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar mis palabras. Hizo contacto visual conmigo y después miró hacia el cielo.
—Andrew debe seguir enamorándose de ti cada día incluso en el cielo —permaneció por varios segundos más observando las nubes y después bajó su vista hacia mí—. Dijiste que era algo sobre él, ¿cierto?
Pobre Ben. Si supiera que Andrew estaba a tan sólo unos cuantos metros de nosotros escuchando todo lo que decíamos, moriría. Por cierto, ¿dijo cielo? ¿Andrew Stone en el cielo?
—Te explicaré pronto.
Ben y yo comenzamos a caminar e intenté guiarlo al sentido contrario de en donde se encontraba Andy escondido.
La noche caía cada minuto más y las brillantes estrellas en el firmamento estaban como prueba de ello. El aire golpeaba suavemente nuestras caras causando que el castaño y desordenado cabello de Ben se despeinara un poco.
Mi plan era esconder a Andrew de Ben por ahora, sin embargo, a medida que Ben y yo avanzábamos podía notar la silueta de Andy escabullirse entre las sombras para estar cerca de nosotros.
—Perdón por irme y dejarte por segunda ocasión —musitó con arrepentimiento en su rostro.
—Primero desapareciste dos años y después cuatro meses, pero hey, está olvidado. Lo importante es que estás aquí.
Soltó varios suspiros antes de volver a hablar. Temía en mi interior que dijera algo sobre lo que pasó entre nosotros o cualquier otra cosa que pudiera enfurecer a Andrew. Entonces estallaría una gran bomba.
—Supe que Jordan está desesperado. Apareciste en las noticias y en los periódicos nacionales. Internet entero está buscándote. ¿En dónde estuviste?
—Fueron tan sólo dos días, no es para tanto —expresé en un tono relajado tratando de apaciguar su preocupación.
Nos sentamos en las escaleras hacia la entrada de la casa para conversar mejor. Aún así, Andy estaba cerca de nosotros escuchando cada una de nuestras palabras.
Pérdida en mis pensamientos noté como Ben mantuvo su mirada en un punto fijo; parecía estarle prestando demasiada atención. Tardé un par de segundos en darme cuenta que lo que estaba viendo era el moratón en mi antebrazo derecho. Intenté ocultarlo pero fue demasiado tarde, tomó mi brazo con delicadeza para observar más de cerca.
—¿Quién te hizo esto? —preguntó sin dejar de mirarlo. Recorrió todo mi cuerpo con su mirada como si de un escáner se tratase y entonces se dio cuenta—. Por Dios Hailey, estás llena de heridas y moratones. ¿Qué te pasó?
Mi mente estaba demasiado agotada como para rebuscar una excusa más, así que sólo solté lo primero que apareció en mi mente.
—Estuve haciendo algo de deporte y me hice daño.
Como era de esperarse, Ben no me creyó.
—No, Hailey. Estos son moratones de varios agarres con fuerza. Incluso en tu cara hay raspones —dijo señalando mis heridas. Tomó mi rostro entre sus cálidas manos para observar de mejor manera los raspones que había en ella. No eran muy grandes, pero aún así eran visibles. Ben inhaló algo de aire mientras parecía que estar tratando de controlar su enojo—. La persona que te haya hecho esto va a pagarlo. ¿Fue Jordan? Porque si es así te juro que irá a prisión.
Antes de que pudiera siquiera terminar de hablar, noté como lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Ben.
—No, no. No fue Jordan. Pero, ¿por qué estás llorando? —indagué.
—Te juro que no puedo entender como alguien te haría daño. Siento tanto coraje hacia esa persona y eso que ni siquiera sé quien es. No debí haberte abandonado como lo hice.
Y ahí estaba el Ben que tanto recordaba. El emotivo Ben, el que siempre expresaba su sensibilidad, sus sentimientos. Desde que se enteró que salía con Jordan no lo había visto de tal manera. Tan sólo se había convertido en un inexpresivo e insistente Ben que no paraba de reclamarme.
Puse mi mano en su espalda y di unas cuantas palmaditas de apoyo.
—Te he dicho que lo olvidaras, de verdad, no hay rencores —le dediqué una tierna sonrisa y él me la devolvió. Ver como sus lágrimas se iban secando poco a poco y su sonrisa prevalecía, me hacía sentir bien.
—¿Ahora lo entiendes? —cuestionó mirando hacia el suelo.
—¿Entender qué?
—El por qué me enamoré de ti.
Oh no, Ben. No lo dijiste.
Desearía que jamás hubiese pronunciado esas palabras.
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