Capítulo 20
—¡No me lo creo! —gritó Mike cuando pasé a recogerlo.
—Sabes que me bajaría a abrazarte imbécil pero ahora no hay tiempo. Quieren asesinar a Hailey —respondí sin despegarme del volante. Mike subió al auto y se acomodó en el asiento del copiloto.
—Dejame abrazarte, inepto. Te desapareciste por casi tres años —estiró sus brazos intentando darme un abrazo, sin embargo, la posición en la que estábamos no era muy cómoda. Aquello me causó algo de gracia y solté una leve risa, pero después volví a mi preocupación central.
—Ya tendremos tiempo para hablar, Mike. Necesito que me digas si sabes en dónde tienen a Hailey.
—Pero por supuesto que lo sé. Arranca.
Mike estuvo guiandome hasta donde se supone estaba una misteriosa bodega. Durante el transcurso del camino le pregunté por Hailey y por los chicos. Dijo que no había hablado con ninguno de ellos, más que con Hailey antes de que la raptaran.
—¿De verdad no intentaste hacer nada para que no se la llevaran?
—Lo hice, le advertí que era una trampa pero apenas escuchó tu nombre y accedió a irse por voluntad propia con él. De inmediato avisé a la chica que venía con ella.
—¿A qué te refieres con que escuchó mi nombre?
—Alfred le dijo que la llevaría contigo, o algo así.
Lo que había dicho Mike encendía una pequeña vela de esperanza dentro de mí. Mi padre dijo que Hailey no quería verme y que para ella estaba muerto, sin embargo, Mike dijo que hace unos días ella quería verme. La versión de Mike sonaba mucho más a la Hailey Clayton que conocía, o al menos eso quería creer.
Después de algunas horas de platicarle a Mike lo que fue mi estancia en prisión y de manejar como locos buscando la maldita bodega, decidí recurrir a Mike para solucionar la duda que me mantenía despierto en las noches.
—¿De verdad se casará con Jordan?
Mike evadió mi mirada. Parecía estar muy nervioso y al parecer no sabía qué responder. Se mantenía pensativo mientras observaba por la ventanilla del auto buscando la bodega.
—Sí, hermano. Están viviendo juntos y al parecer planean casarse, pero hey, no es lo que parece. Desde que tú... —hizo una gran pausa buscando la palabra que le faltaba— desapareciste, sí, eso. Desde que desapareciste Hailey se sintió muy sola. Supe que los chicos de la banda dejaron de frecuentarla, así que Jordan aprovechó ese enorme hueco que dejaron y estuvo ahí para Hailey.
—¿De qué hablas? No desaparecí, ¡estuve en prisión pagando un crimen que no cometí! —elevé el tono de mi voz.
— ¡Eso lo sé! Ni siquiera lo de Nathalie fue tu culpa pero... —suspiró con algo de angustia en su rostro— sólo no culpes a Hailey, ¿okay? Ella estuvo mal sin ti, a lo que pude escuchar por ahí.
—¿Estando con Jordan? ¿Planeando su maldita boda mientras yo lloraba por ella en las noches dentro de una celda por casi tres años?
A pesar de manejar el volante, sentía que la sangre me hervía mientras fluía rápidamente por todo mi cuerpo. Eran tantas emociones y noticias en un mismo día que mi cerebro quería explotar.
—Andy, estoy seguro de que en cuanto te vea no habrá tal boda. Créeme, las cosas no son como parecen, y ni ella ni tú son los culpables —dijo intentando relajarme, pero en realidad, él parecía estar más preocupado que yo.
—No entiendo una mierda. ¿Qué está pasando, Mike?
Éste pareció ignorar mi pregunta para después desabrochar su cinturón de seguridad. Estaba mirando a un punto fijo, por la ventanilla del coche.
—Lo sabrás pronto, amigo. Creo que hemos llegado, ve y salva a tu chica.
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