Capítulo 14
Abrí los ojos como pude para percatarme de que estaba en un cuarto totalmente oscuro. Estaba sola, acostada en el helado y áspero suelo.
Rayos. Devin y Amber deben estar buscándome. Recordé que llegué hasta la puerta de la bodega por voluntad propia. Tal como lo dijo Mike, mordí el anzuelo en cuanto Alfred mencionó a Andrew y su ¿supuesta muerte? Mi cabeza estaba hecha bolas.
Me levanté y busqué la puerta entre la oscuridad. El golpe en mi cabeza aún dolía demasiado así que llevé una de mis manos hacia ahí. Pude sentir el contacto de mi piel con un líquido caliente saliendo de mi golpe. Estaba sangrando.
—Hijo de puta —susurré.
Encontré la puerta e intenté salir, pero como era de suponerse, estaba totalmente cerrada. Comencé a gritar y a golpear para llamar la atención de Alfred o de quien sea. Necesitaba aclarar algunas cosas con él.
Escuché pasos aproximarse hacia mí y tan solo unos segundos después la puerta se abrió entrando por ella el pelirrojo.
—Despertaste. Ya era hora.
—Hablemos de Andrew —dije ignorando el hecho de que me haya secuestrado de nuevo— ¿Qué es lo que sabes?
Alfred rió burlándose de mí. Sabía que esta vez no le tenía miedo.
—Realmente eres tonta. Todo era una trampa. La mafia de Levon va a matarte, no tardan en llegar.
¿Matarme? Tal como lo dijo Mike. A pesar de escucharlo pronunciar aquello no temía ni un poco. Probablemente lo haría si apreciara mi vida, pero desde la muerte de Andrew todo era monótono y oscuro.
—Dile a la mafia que estoy lista. Desde que mataron a Andrew mi cuerpo está vacío. No hay sentimientos ahí, por lo tanto no hay miedo. En realidad me harían un favor si hacen lo mismo conmigo.
Alfred parecía estar totalmente confundido a juzgar por su cara. Como si no entendiese de lo que hablaba. Después de unos segundos comenzó a reír a carcajadas de nuevo.
—¿Mataron? ¿Dijiste «mataron»? —preguntó entre risas.
—¿De qué otra manera podría llamarle a lo que le hicieron?
Alfred dejó de reír y de pronto pareció darse cuenta de algo. Abrió la boca incrédulo mientras sus fríos ojos seguían observándome.
—No me digas que no lo sabes...
—¿Saber qué? ¿Acaso nadie puede decirme que demonios está pasando aquí?
—Hailey... ¿En serio nadie te lo dijo?
Estaba harta de que las personas me hablaran a medias. Cuando se trataba de Andrew o de su muerte realmente podían sacar la peor faceta de mí y sobre todo si venía de alguien que nos había hecho tanto daño como Alfred.
—¿Hablarás o no? —dije reprimiendo mis ganas de lanzarme hacia él y golpearlo.
—¿Durante estos casi tres años has llorado por la muerte de Andrew?
—La respuesta es obvia —respondí desafiante mirándolo a la ojos. Él se acercaba a mí.
—Entonces respira profundo, porque te irás de espalda cuando lo sepas -9—cuando estaba lo suficientemente cerca de mí, susurró lentamente—. Tu querido está vivo.
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