Capítulo 1
CAPÍTULO LARGO 😭
No me puedo creer que esto tenga tantas vistas. Tarde en actualizar porque para esta historia tenía una trama, pero después se me ocurrió otra y no sabía cual de las dos usar.
Además, dije que no había ninguna historia Vox X Alastor que me gustara, no? Finalmente aprendí a usar Ao3 y esta LLENO de jollitas, es que literal, ahí están casi todas las tramas posibles de Radiosilence ¿Y lo mejor? SI ACTUALIZAN 😍
Así que me tomé más de un mes sabático pero volví. También iba a escribir la historia con otra persona pero no me hace caso así que empezaré yo sola con la trama que se me ocurrió y ya haré otro libro con la otra trama.
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Cuando vio cómo el pelirrojo era lanzado por los aires, con el exorcista abriéndole el pecho, una emoción que no experimentaba en años lo inundó. Era una emoción tan intensa que descendió por todo su cuerpo, haciéndolo sentir vivo de una manera retorcida y profunda.
Ver cómo humillaban a ese narcisista desde la comodidad de su lujosa sala solo intensificaba su deleite, como una silenciosa demostración de su propia superioridad. Los lujosos muebles y las pantallas de última generación que lo rodeaban parecían testigos silenciosos de su triunfo. Estaba seguro de que Alastor había sentido sus drones grabando la pelea desde los mejores ángulos, ya que toda su tecnología funcionaba utilizando ondas de radio. Sin embargo, parecía que Alastor daba más importancia a su adversario directo.
Por un lado, esta indiferencia le irritaba profundamente. Alastor creía que eran tan insignificantes que ni siquiera sus drones merecían su atención. Pero por otro lado, gracias a esa falta de interés, Vox pudo ver en primer plano cómo el demonio temblaba en el suelo, intentando levantarse con desesperación.
Con anticipación, sus dedos se clavaban en el sillón mientras Adam se posicionaba frente a un derrotado Alastor. Vox muchas veces había fantaseado con una escena así, pero siempre siendo él quien tuviera al venado bajo sus pies, sangrando, sufriendo, frustrado ante la idea de que no podía hacer nada más que esperar su tortura a manos de Vox.
Imaginaba con deleite cómo lo heriría lo suficiente para que no pudiera defenderse, pero no lo mataría rápidamente. Le enseñaría lo que es el verdadero dolor. Alastor, impotente, desde su posición de inferioridad, vería el reflejo de su propia sonrisa torcida en la expresión de Vox.
Le sonreiría de la misma manera cruel con la que Alastor lo hacía con sus presas. Esa maldita sonrisa…
Realmente deseaba poder arrancarle esa sonrisa de su cara. Debería ser él quien estuviera ahí, sin embargo, se conformaba con ver y grabar cómo le bajaban el ego a ese fósil. La impotencia lo consumía, pero también lo motivaba a esperar su momento de venganza.
—Tengo que estar en desacuerdo contigo allí. La radio no está muerta pero esta transmisión está terminando —y con esto dicho, se fundió en sombras y desapareció.
Algo dentro de Vox se rompió en mil pedazos.
—¡NO! —gritó, con una furia que resonó en toda la sala, seguido de una serie de insultos que llenaron el aire.
¿Cómo se atrevía a huir de nuevo? La frustración y la ira lo consumían, y sus manos temblaban mientras trataba de contenerse.
Inquieto, volvió a sentarse en su sillón, aunque no duró mucho. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones y determinación. Se levantó con una mirada decidida y vengativa, sus ojos brillando con una mezcla de odio y anticipación.
—Voxy~ ¿Qué haces? —preguntó Valentino con su voz eternamente melosa, interrumpiendo su furia con su tono calmado y seductor—. Lucifer acaba de llegar a defender a la princesita.
—Voy a darle el golpe final a ese hijo de puta
—respondió Vox con una frialdad que cortaba el aire, y tras esas palabras, desapareció en una explosión de electricidad, dejando un rastro de energía estática en el lugar donde había estado.
La sala quedó en silencio, excepto por el zumbido leve de la electricidad residual, testigo de su furia contenida y su determinación inquebrantable.
—Que insoportable —se quejó Velvette con su tono molesto habitual. Su vista seguía fija en el móvil escribiendo lo que sea, remarcando el poco interés que tenía a lo que sucedía en la pantalla —que lo mate o lo bese, lo que venga antes con tal de que deje de hablar del Demonio de la Radio.
—Siento que aún así seguiría hablando de él —Valentino se estiró en su lugar —ya sabes, joder a Alastor es su pequeño fetiche.
[…]
—Este lugar apesta a muerta, hay un escalofrío en el aire…
Alastor arrastraba sus pies hasta la destruido torre de radia. Una mano presionaba contra la fresca herida de su pecho, el dolor punzante recordándole su fragilidad. La otra sostenía los dos trozos de su bastón, una imagen de su propia situación fracturada.
A pesar de la devastación, las luces neón de “On Air” seguían parpadeando. Finamente llegó a la trampilla que daba a la cabina de rabio. La abrió abruptamente y entró sin molestarse en cerrarla.
—Y apenas escapé siendo asesinado por un pelo… —escupió las palabras. La ira era casi eclipsada por la enorme frustración que desbordaba en su tono.
Maldición, dolía, realmente dolía, esto no debería haber pasado. Le ardía es pecho, y con cada movimiento solo empeoraba.
“El altruista Alastor que murió por sus amigos”
Ya podía hasta imaginarse los titulares de los periódicos burlándose de su fracaso.
Encorvado y moribundo caminó hacia la mesa de pistas dejando con delicadeza los dos trozos de su bastón.
—Lamento decepcionar pero esto aquí no termina —trató de liberar algo de furia y estrés rasgando la mesa, sin embargo no funcionó, quería agarrarse de los pelos y arrancárselos, querría desgarrar algo.
Y justo cuando pensaba que las cosas no podían ir a peor, escuchó unos pasos resonando en el suelo de madera…
El suelo de su cabina…
Quién se atrevía a meterse en la torre del maldito Demonio de la Radio.
—Me siento generoso, así que si desapareces en este mismo instante no retrasmitiré tus gritos en mi próxima transmisión de radio. —habló lo más amenazante posible aún dándole la espalda al intruso. No podía permitir que vieran la enorme herida de su pecho
—Oh Alastor, te encuentras en una posición bastante baja para alguien de tu arrogancia—habló Vox, con una mezcla de furia y satisfacción en su voz. El momento que reconoció de quién era esa voz sus ojos se abrieron con sorpresa y le tembló una de sus orejas. Sin querer sus garras volvieron a desgarrar el metal de la mesa de mezcla. Por supuesto sería difícil para él olvidarlo —. No hace falta que escondas esa explendida herida de mí, debes saber ya que vi tu terrible humillación.
—Vox… —dijo Alastor con un tono de burla debilitada—. No puedo decir que esté sorprendido de que te arrastraras hasta aquí…
Se dio la vuelta con lentitud, enfrentándolo. Observó como los ojos de Vox pasaban desde su rostro hasta su pecho y vió como su sonrisa se ensanchaba.
—¿Obsesionado conmigo, Vox? —Alastor se burló, aunque la fatiga y el dolor se reflejaban en sus ojos—. Tienes una vida tan vacía que solo puedes llenarla persiguiéndome.
—Obsesionado no es la palabra correcta —dijo Vox, avanzando lentamente, sus cables moviéndose con un propósito mortal—. Más bien diría que estoy determinado a ver tu caída.
Alastor no trató de retroceder ni un paso (más que nada porque no podía, estaba entre la espada y la pared, y no en sentido figurado), simplemente se apoyó en la mesa adoptando una falsa confianza, porque sabía que eso molestaba al televisor. Sabía que no estaba en las mejores condiciones para pelear y eso le hacía sentir terriblemente frustrado, pero no pasaba nada, cuando estuviera mejor iría a buscarlo personalmente, por ahora ganaría la pelea mental haciéndole perder los nervios y después… huiría.
—¿Aún sigues llorando porque rechazé estar en tu grupo de raritos? Si me importaras lo más mínimo tal vez sentiría pena—Vox sintió algo en su pie, al bajar la mirada vio a uno de los muñecos Vúdù de Alastor tratando de morderlo. Con un rápido y brillante estallido de corriente eléctrica lo hizo desaparecer. Los ojos de Alastor se abrieron por sorpresa por un micro segunda antes de volver a su falsa
Confianza.
Vox comenzó a reír con burla haciendo que Alastor frunciera el ceño. Se agarró el estómago mientras se encogía de la risa —¡Joder, realmente te han jodido! —pero antes de decir otra palabra, algo lo golpeó, no con la suficiente fuerza como para hacerlo caer al suelo pero si para quejarse. Pudo ver que era la sombra de Alastor, la cual tenía una forma lamentablemente moribunda.
—No lamento interrumpir esta frívola charla pero tengo asuntos más importantes que tú que atender. —y comenzó a fundirse en sombras, con más lentitud que antes debido a lo debilitado que se encontraba.
Solo hizo crecer aún más su frustración. Nunca antes había deseado tanto su libertad, sentía más determinación a acabar con el trato que lo encadenaba, porque si no ¿Quién sabe que horrores le depararía el futuro?
La expresión de Vox se oscureció en ira.
—¿Más importantes? —Cables salieron disparado desde las espaldas de Vox hasta la figura de Alastor, envolviéndolo y clavándose en sus heridas, arrancándole un grito de dolor para el deleite de Vox.
Este trataba de liberarse, pero entre más se resistía, más fuerza ejercían las ataduras. El pánico fue notable en sus ojos, aunque solo fueran por unos excasos segundos antes de pasar a una expresión desafiante, fueron los suficientes para que Vox lo notara.
Sabiendo que Alastor no podría hacer nada para huir de lo que se le venia encima, Vox comenzó a caminar hacia su dirección con pasos tortuosamente lentos, solo para que todo fuera más dramático. Cuando estuvo lo suficiente cerca, inclinó su rostro cerca del de Alastor a una distancia que sabía que él odiaría.
—¿Por qué tan serio, Alastor? —preguntó en un tono juguetón —¿Este no es el tipo de cosas que te divierten? —sonrió con burla. Con su mano sostuvo el rostro de Alastor, sus garras de clavaban en las pálidas mejillas del contrario, aunque no lo suficiente como para hacerlo sangrar —Que pecadores se esfuercen en un objetivo para después verlos fallar estrepitosamente ¡Como tú en este momento! —dijo con gracia.
Entonces clavó la garra de su pulgar en la pálida mejilla haciendo que corriera un hilo de sangre.
—Como yo cuando éramos amigos. —retiró su mano de la cara del contrario.
Se tomó la libertad de acercarse un poco más, siendo los ojos del contrario lo único que ocupaba su campo de visión. No necesitaba ver nada más que sus ojos, porque sabía de sobra lo falsa que era su sonrisa, como si de prefabrica fuera. Sus ojos tenían un tinte de dolor sin embargo aún su mirada seguía siendo aguda por la afilada sonrisa que cubría más de la mitad de su rostro.
—Tu bien sabes que todo esto lo has buscado tú con tus propias manos. Tú y tu puto individualismo —de solo recordar el pasado lo hacía sentir furioso, deseoso de sangre, de hacer sentir al contrario cada gramo de dolor que le hizo sentir. —Porque claro, cuando te consideraba mi amigo, nunca fui nada para tí. Realmente fue así ¿No?
Ya había echo esa pregunta antes, ya había oído la respuesta, sin embargo, una parte de él, la que aún recuerda a su antiguo amigo, le decía que era tan falsa como su sonrisa.
Aflojó los ataduras y Alastor perdió el equilibrio. Antes de que chocara contra el suelo los cables lo volvieron a envolver y se volvieron a tensar, pero no mucho para que el ciervo pudiera contestar.
Alastor lo miró por unos segundos a los ojos con el ceño fruncido de forma anormal. Relajó la mirada y soltó una carcajada seca y sin gracia que hizo perder los nervios a Vox. Por un segundo su pantalla fallo mientras decía:
—¡Dime! ¡Contesta! —lo agarró de la parte trasera de su cabello cortando su risa de tajo.
Tragó su sangre, considero escupirle al televisor en frente suya pero quería decir su frase primero, aunque lo consideraba indigno porque soltaría quejidos decidió que al menos tenía que herirlo con su lengua mordaz.
—¿Por qué sigues… preguntando… si sabes que la respuesta… no te va a gustar? —Por la falta de aire tampoco es que las dijera con mucho peso, pero con la cercanía de Vox, este lo escuchó perfectamente —Mi respuesta es la misma…que en aquel entonces…nunca fuiste nada para mí. —y entonces escupió.
Vox no se vio perturbado por esta acción.
—Me lo esperaba.
Sin embargo eso era lo que se veía por fuera, Vox no es que fuera especialmente reflexivo por lo que sin pensar mucho en las consecuencias apretó el puño haciendo que los cables se tensaran enviando descargas eléctricas a través del cuerpo de Alastor, provocándole espasmos violentos. Cada descarga era un recordatorio del poder de Vox, de su determinación, de su odio.
Una vez más soltó los cables. Antes de que el pelirrojo cayera Vox lo sostuvo de las solapas de su traje. Alastor lo agarró de sus brazos tratando de alejarlo, pero su agarre era débil y sin fuerza, su cuerpo sufría pequeños espasmos musculares y se sentía mareado. Su sonrisa ahora era una línea curvaba ligeramente hacia arriba.
—Todo esto es tu culpa —escupió con rencor.
Entonces Alastor sonrió con una expresión llena de malicia, esa cruel sonrisa que tanto odiaba, y Vox entró en cólera.
Iba arrancarle esa puta sonrisa de la cara.
Lo arrojó contra una de las paredes de la torre haciendo un sórdido ruido, cayendo al suelo desplomado. Su cuerpo inmóvil no presentaba signos vitales visibles mientras de su cabeza escurría sangre. Seguramente se habría golpeado por Vox.
Involuntariamente Vox pensó en lo bien que quedaba el contraste del color rojo oscuro y su piel ceniza. Ahora que se daba cuenta, este se veía más pálido, posiblemente a causa de la perdida de sangre. Claro, Alastor siempre había sido alguien de apariencias, sabía lo que le quedaba bien.
Quedó quieto esperando a ver que sucedía a continuación, pero Alastor seguía sin moverse.
¿Ya había acabado?
No, eso no podía matarlo.
No podía ser tan fácil.
Y no quería que fuera tan fácil.
Vio como un dedo suyo se movió levemente. Se acercó mirándolo fijamente. Entonces observó como se sentaba lentamente. Aún conservaba su sonrisa, no tan exagerada como momentos antes y sus mirada se veía confundida, ya no había ninguna expresión de dolor.
Entonces levantó la mirada viendo a Vox con ojos abiertos. Por otro lado Vox no se movió, confundido también por el comportamiento de Alastor.
Fueron unos segundos en los que ambos se estuvieron observando hasta que Alastor lo rompió diciendo.
—¿Quién…quién eres? —murmuró Alastor con la voz débil.
Vox frunció el ceño con desconcertado ¿Sería otra de las tácticas de Alastor para no reconocerlo? Sin embargo lo descarto, carecía de la elegancia y la crueldad que Alastor empleaba cuando se quería burlar de él.
Además a sus ojos le faltaba esa arrogancia y malicia que lo caracterizaba, había desaparecido, reemplazado por una confusión palpable.
—¿No me reconoces? —preguntó Vox, su voz llena de incredulidad. Sonrió con superioridad al darse cuenta de algo, ver a Alastor desde arriba le gustaba, sobre todo cuando no estaba con su sonrisa de mierda. Entonces inclinó su tronco hacia abajo notando como Alastor retrocedía un poco. Se sintió complacido de intimidarlo —te debería sonar el nombre de Vox —y entonces se señaló mientras que de su ojo izquierdo se mostraban espirales negras.
Pero Alastor se levantó rápidamente estrechando su mano con la del contrario para sorpresa de Vox.
—¡Alastor! Un placer conocerte, Vox ¡Un verdadero placer! —con su brazo le tiro hacia adelante ignorando totalmente el espacio personal.
Vox quedó en blanco y recordó cómo hace años había estado en la misma situación con Alastor. Cuando el apenas tenía una anticuada, cuadrada y no-plana tele por cabeza y el status quo lo tenía Alastor.
—Bonito disfraz… —dijo no muy convencido. Dio vueltas alrededor de Vox inspeccionándolo como si de un animal se tratara —es…muy… aja. —a leguas se notaba que estaba siendo hipócrita.
Vox frunció el ceño desconcertado pero sin tomar ninguna acción, solo observando. Vio que Alastor parecían no dolerle sus heridas, es más, parecía no estar consciente de ellas. Tal vez la electrocución le había jodido algún nervio.
También observaba discretamente el lugar como si nunca antes lo hubiera visto. Miró por unos segundos la trampilla de salida antes de mirar a Vox.
—Bueeno…me temo que algo me espera, así que nos veremos en otro momento —pero cuando se dio la vuelta para irse un dolor pareció atravesarle todo el cuerpo.
Cayó arrodillado llevándose una mano al pecho. Vox observó la escena con interés. —¿Qué diablos? —soltó al ver su mano manchada de la sangre de su pecho, pero entonces se fijo más. Tenía nos guantes negros los currantes parecían tener el diseño de garras. Trató de quitárselo solo para darse cuenta de que no eran unos guantes sino que eran parte de él.
Vox al observar la reacción del otro ya se podía hacer una idea de lo que estaba sucediendo, de solo pensarlo lo hacía sentir; complacido, furioso y extrañamente vacío.
Alastor observaba el lugar desesperado,b estaba en una extrañamente rosada sitio de retransmisión de radio. Al observar a través de las ventanas por primera vez, pensó de que se trataba de algún decorado pero sus manos probaban lo contrario. Se giró hacia el único que podría proporcionarle alguna respuesta, la única…persona(¿? Que estaba en el misma habitación el cual le dedicaba una mirada extraña.
—¿Dónde estoy?
Vox sonrió adoptando una actitud de presentador de televisión.
—¡Bienvenido al infierno!
—¿..Infierno?
—Si, escuchaste bien Alastor. El infierno, el último destino para las almas pescadoras. —Alastor lo miró con sorpresa.
—Estas bromeando…
Sin siquiera pedir permiso lo agarró de la mano y lo arrastró hasta una de las ventanas de la cabina de radio para que observarse el cielo rojo. Alastor apenas se podía mantener erguido por lo que Vox lo sostenía por la cintura. Nunca habría podido estar tan cerca de él de no ser por la extraña condición que parecía sufrir en este momento.
La expresión que puso fue tan graciosa. Vox ya entendía por qué a Alastor le gustaba ver las reacciones de los nuevos pecados al ver que existía el infierno y que habían caído en él.
—Vete acostumbrando a este paisaje —su agarre de afianzó, Alastor lo observó con con una mezcla entre sorpresa y miedo—, porque es el que verás por toda la eternidad —Alastor se alejó empujando a Voz y se apoyó contra la mesa de mezclas.
Alastor había perdido sus recuerdos, su identidad, de lo contrario jamás habría dejado que Vox lo tocara de esa manera. El demonio que había ocupado la mayoría de sus pensamientos por años ahora no era más que un mortal, una cáscara que lo único que conservaba era su nombre. No podía matarlo así…quería que él estuviera consciente para cuando Vox lo hiciera caer. Y mientras Alastor lo observaba con una mirada sospechosa, una idea comenzó a cruzar por la mente de Vox.
Lo llevaría con él y lo mantendría a su lado. Él bien sabía que había muchos demonios por ahí que si supieran el estado de Alastor, sin duda irían a hacerle daño. Sin embargo no estaba bien, este no parecía el cruel demonio de la radio, sino más bien el demonio del que se hizo amigo y del que estuvo enamorado, o al menos el personaje que interpretó magistralmente.
—Ven conmigo. —le extendió la mano.
Alastor se quedó mirando por unos segundos antes de decir un rotundo;
—No.
—¿No? —su ceño se frunció en confusión mientras retiraba un poco la mano.
—Honestamente me miras muy raro, y tu cara no me transmite nada de confianza. No me agradas. —a Vox le tembló uno de los ojos ligeramente. Respiró profundo sabes de decir.
—Desde luego que aún con amnesia no cambias nada… —a lo mejor si debería matarlo. O tal vez darle el gusto a todos los pequeños pecadores que tenían algo contra él y subastarlo.
—¿Me conoces?
—Éramos amigos…
—Entonces ya no lo somos.
—Tuvimos una pelea, que por cierto ¡Fue culpa tuya!
Alastor no indagó más dice el tema, aparentemente por falta de interés. Si no recordaba la supuesta pelea ¿Qué sentido tenía discutir?
—Aunque bueno, si no quieres venir conmigo, de acuerdo, buena suerte lidiando con tus heridas y todos los pecadores que desean hacerte maldades. —sonrió al ver la exposición que puso Alastor.
—¿De qué estás hablando?
—Digamos que no eres alguien muy querido. —dijo con diversión.
Alastor lo pensó por un momento, en verdad la solución más sensata sería irse con el demonio en frente suya. Le dolía todo el cuerpo como si le hubieran dado una paliza, y su pecho ardía. No sabía ni que podría hacer él solo respecto a sus heridas. Estaba totalmente perdido y solo.
“Lo más importante en este momento es sobrevivir.”
—Bueno viejo amigo ¿Aún sigue en pie la propuesta?
—Honestamente heriste mis sentimientos, Al… —fingió tristeza mientras una vez más acortaba distancia hasta prácticamente quedar encima del pelirrojo—pero tal vez, si lo pides con un “por favor” lo reconsidere. —una vez más ofreció su mano.
Alastor miró su mano mientras pensaba en lo que iba a decir. Algo dentro de él se enviaba totalmente reacio a pedir “por favor”. Finalmente se resignó. Ofreció también su mano.
—Llévame contigo…por favor —prácticamente escupió las palabras, pero para Vox fue más que suficiente.
Vox agarró la mano de Alastor, en vez de estrecharla en un apretón entrelazó sus dedos con los del contrario, y antes de que Alastor pudiera resistirse, tiro él con extrema facilidad.
Lo llevaría con él y lo mantendría a su lado. No lo abandonaría tal y como hizo Alastor. Y en el momento que recuperara la memoria, acabaría con él de la forma más cruel posible.
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Después de... Dos meses(? Al fin actualizé.
+3500 palabras, espero que los demás capítulos no sean tan largos.
Nos vemos, esperemos que no en más de dos meses.
Y posiblemente cambiaré el titulo y la portada, porque eso ya es para otra trama. Espero poder publicarla también en Wattpad pero tengo la leve sospecha de que me la tumbarán con sus nuevas políticas miadas.
Limpiense los dientes, no sean como Alastor ✌️
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