Star 4
El brillo de cada estrella muestra algo diferente: a veces tristeza, a veces pasión y a veces ambas.
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―Alfred, has crecido mucho... ―comentó, el inglés, cuando vio a su "hermano" en el vestíbulo de la mansión. El joven era más alto como él.
—Yes! Me he esforzado en crecer mucho por ti, para que ya no me veas como un niño pequeño ―respondió con una aparente inocencia en su rostro que ocultaba el otro sentido de sus palabras.
Inglaterra solo pudo sonreír nervioso e intentar ocultar el leve sonrojo de sus mejillas. No quería admitirlo, pero sabía a que se refería lo otro.
Un fuego débil
se enciende en el borde de mi corazón.
Inesperadamente, se extiende con pasión.
Mi mariposa
vuela sin rumbo
dejando en tus manos sus escamas.
Cuando las estrellas llenaban el cielo oscuro de la noche, la joven colonia se había colado en la habitación de su tutor, de la persona que amaba. Lo observaba mientras dormía sin atreverse a hacer lo que su corazón pedía.
Con timidez entrelazó una de sus manos con las del inglés. Eran suaves y, ahora, más pequeñas que las suyas. Observó con ansia y deseo sus labios finos y rosados. No sabía si aquel fuego que crecía en su interior le permitiría llenarse de coraje.
Separando nuestros dedos entrelazados,
los labios hasta la lengua.
Especialmente, si es algo no permitido
se intensificará.
―Hm... ¿Alfred? ―el rubio abrió sus ojos, aún medio dormido, y sonrió con delicadeza―. ¿Volviste a tener una pesadilla? Puedes dormir conmigo si quieres ―respondió con una suave caricia en su mejilla.
El fuego se había descontrolado y aquella noche se cometería un "pecado".
Quiero que me abraces.
Quiero que me asegures.
Hazme creer que esto no es un error.
―Inglaterra, te quiero. No me abandones... ―murmuró, Alfred, entre aquellos besos y caricias llenos de deseo.
―Y yo a ti... ―respondió, su amante, con arrepentimiento en su voz y lo abrazó con fuerza.
Bésame.
Quiero que me repintes.
Quiero intoxicarme y ahogarme en tu encanto.
―Quiero más, Inglaterra, please ―suplicó sintiendo que los besos ya no eran suficiente. Necesitaba más, necesitaba llenar su corazón con los actos que recibía.
El mayor no quería, más bien no podía. Pero ya no podía volver a atrás. Habían recorrido una vía sin camino de vuelta.
Me siento ansiosa al amanecer
eso me hace llorar a mí.
"Está bien" me susurraste.
¿Tú también estabas llorando?
El sol se alzaba entre las montañas iluminando la habitación de la pasión con los primeros rayos de luz.
Inglaterra se encontraba sentado al lado de su "hermano" recordando todo lo que había sucedido esa noche. Alfred recién despertaba recibiendo como primera vista el torso desnudo de su tutor. Lo abrazó con fuerza mientras gruesas lágrimas descendían por sus mejillas.
―Está bien ―susurró y acarició su cabeza como siempre hacía. No obstante, el arrepentimiento también descendía por su rostro.
Quiero que me abraces.
Quiero que me asegures.
Hazme creer que esto no es un error.
Los días pasaban y el joven sentía la necesidad de más. Añoraba como el cuerpo del mayor le rodeaba. Añoraba sus besos, sus caricias, todo. Pero ya no las recibía, más bien las evitaban.
La culpa invadía al inglés y, poco a poco, iba contagiando al menor. Nunca quiso que hubiese tal separación entre ellos.
Bésame.
Quiero que me repintes.
Quiero intoxicarme y ahogarme en tu encanto.
―Inglaterra, quiero hablar contigo ―pidió, cabizbajo, tras entrar en su despacho. No podía vivir así el resto de su vida: le necesitaba―. Inglaterra, yo te amo. En serio te lo digo: te amo ―confesó con sus mejillas coloradas y sus manos temblorosas.
―Alfred, no podemos ―sentenció sin dignarse a mirarle a la cara. No podía, no podía verle llorar o se rompería por dentro―. Lo del otro día fue un error que nunca volverá a ocurrir. Alfred, somos hermanos. Es un pecado.
Atráeme
como un imán.
Incluso si nos separamos,
de nuevo nos uniremos.
Lágrimas comenzaron a surgir de sus irritados ojos y sus labios se apretaron para evitar que palabras y sonidos innecesarios saliesen de estos. Ira, dolor y arrepentimiento aumentaban el fuego de su corazón. No había vuelta a atrás.
―Entonces, a partir de hoy dejaremos de ser "hermanos". ¡A partir de hoy, me declaro nación independiente al gran Imperio inglés! ―exclamó, antes de salir de aquel hogar, sin saber todo lo que conllevarían esas palabras.
No me dejes.
Está bien si no hay riesgo.
Estará bien.
Más importante que cualquiera,
Eres tú.
―Yo ya no soy un niño, ni tampoco tu hermano. Desde ahora te declaro la guerra. Así que está bien que me dispares.
―¿Cómo voy a dispararte? Tonto... Maldición... ¿Por qué? Maldición... Siempre pensé que estaríamos juntos.
<Alfred, volvamos a casa.> <¡Sí!>
―Lo siento por todo... Muchas gracias. De ahora en adelante seré un país independiente.
•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
¡Volví! Al menos por ahora, quizá vuelvo a morir luego.
En fin, cabe aclarar que no estoy a favor de la pedofilia y del incesto. Puse hermano entre comillas porque realmente no son hermanos de sangre y todo eso. Y, cuando transucurre esto Alfred ya es mayorcito por lo que no sería pedofilia.
Además, la parte del final está tal cual extraída del anime.
La canción es de Vocaloid, de Miku y Luka. Se llama Magnet y es una de mis favoritas de Vocaloid por letra, música y baile.
Espero que os gustase.
Ciaoooooo~~~~.
Pd: no sé porqué la parte anterior me aparecía en borrador, pero la publiqué hace tiempo.
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