Capítulo VIII: Declaración

A la mañana siguiente fui a clase, más decidida y alegre que nunca. Tenía que obligarme a estar así para no venirme abajo llegado el momento. Hoy era el día en el que me declararía a Suzuya. Había elegido hacerlo a primera hora, así que fui mucho antes de tiempo al instituto que Shiki. Poco a poco, los alumnos fueron llegando. Ví a Kanata y me acerqué a él.

-¡Kanata! - Le llamé la atención. Kanata me saludó.

-¡Sora! ¿Qué hay? - Dijo él.

-Dí más bien quién no hay... ¿Y Suzuya?

-Anoche me mandó un mensaje al móvil diciéndome que no iba a venir a clase conmigo... Que iba con Tsukiko... Me dejó intrigado.

-¿Con Tsukiko...? Vaya...

-¿Ha ocurrido algo que no sepa?

-Sí, yo tenía que hablar con Suzuya de algo importante...

-Pues ya vendrá, tú espérale aquí. Yo tiro ya para clase, nos vemos.

-Hasta luego. ¡Y gracias! - Me despedí de él. Kanata se fue. Me puse a escribirle a Suzuya un mensaje. El timbre de entrada estaba a punto de sonar. Nunca en toda mi vida me había saltado las clases. Pero Suzuya no aparecía y me preocupaba. Ví a Tsukiko,que entraba con mi hermano. Y Suzuya no estaba con ellos.

-Sora, ¿qué haces que no estás en clase? - Me dijo mi hermano.

-Estaba esperando a Suzuya, pero no lo he visto aún... Tsukiko, ¿tú sabes algo? - Le pregunté a mi amiga.

-Decía que quería ir conmigo a clase para decirme algo en privado. Me lo encontré en la misma puerta de mi casa esperando. Al poco de empezar a caminar, Suzuya se me declaró... Pero le rechacé porque me gusta otra persona. Se desanimó bastante y dijo que hoy no asistiría a clase. - Me dijo. Me sorprendí muchísimo y reaccioné enseguida. Sin mediar palabra, eché a correr en dirección a casa de Suzuya. En la carrera miré rápidamente al móvil. Suzuya aún no me había contestado. En la entrada al instituto, Tsukiko fue a clase y Shiki pensó algo en voz alta:

-Luna y Sol, amigas y rivales a la vez. Opuestos parecidos que se atraen y repelen como si fueran imanes debido a que uno posee luz propia y el otro necesita esa luz para brillar él. Eso es el quilibrio. Una los atrae pero otra los dispersa, pero... ¿quién cada quién?

Después, Shiki entró a clase, así como el resto. Yo continuaba mi carrera, haciendo un repaso mental de los hechos. Lo ha rechazado, dijo... Tengo que hacer que se anime. Mi declaración queda en segundo lugar... ¡Debo ayudar a mi amigo!, pensé.

Al llegar a su casa, timbré para que me abrieran. Quien me abrió la puerta fue la madre de Suzuya, quién se quedó parada, mirándome con extrañeza.

-¿Quién eres? - Dijo. - Espera... ¿Sora?

-Sí. Disculpa, ¿está tu hijo en casa? - Pregunté con nerviosismo.

-Sí, dijo que comenzó a sentirse mal y volvió a casa... Traía muy mala cara. - Me dijo mientras se apartaba de la puerta de entrada para permitirme entrar al interior de la casa.

-Con permiso. Si no te importa, yo hablaré con él.

-Claro, pero deberías estar en clase, Sora...

-Suzuya importa más ahora que unas clases... - Respondí en buen tono, sonriendo. Me moví por la casa y fui a la puerta de la habitación de Suzuya. Toqué a la puerta de su dormitorio.

-¿Quién es? ¿Mamá? - Preguntó Suzuya al otro lado de la puerta.

-Soy Sora, he venido de visita.

-¿Sora? - Pronunció él, con mucha sorpresa. La puerta se abrió rápidamente. - Cierto, eres tú... ¿Qué haces aquí?

-Tsukiko me lo ha contado todo, Suzuya... Lo siento mucho.

-Oh... Entiendo. Vaya... Qué vergüenza, ¿no?

-Demos un paseo. Quiero que te animes.

-No hará falta, Sora.

-¿Eh?

-Sólo con verte me has animado. Mira, me declaré directamente a Tsukiko hace un rato para confirmar mis sospechas, ¿sabes? Pero por alguna razón me deprimí... Estabas preocupada, ¿verdad? Lo siento. Sin embargo, has venido a verme y te lo agradezco porque tenerte aquí me ha devuelto la vida. Oye, en realidad Tsukiko dejó de gustarme tanto cuando me declaré indirectamente el año pasado... Últimamente, mi mente no dejaba de pensar en otra chica. Y acabo de darme cuenta de algo... - Dijo, desviando la mirada en actitud tímida.

-Te  gusta ahora más otra... - Respondí, alicaída, mirando al suelo.

-Sí, tú. - Dijo solamente, con mirada decidida y algo rojo. Me costó segundos procesar la información y cuando lo hice, alcé lentamente la cabeza para mirarle. Mi anillo brilló un poco. Fui la única que lo notó. Miré al anillo del Zodíaco y ví que la gema que representaba a Cáncer tenía su símbolo grabado. Era extraño, el anillo sufrió un ligero cambio. La esmeralda, piedra representativa de Cáncer, ahora tenía grabado un 69. El anillo acababa de reconocer a Suzuya como representante de Cáncer. Y ahora que caigo, él cumple el uno de Julio... Todo encaja. Dejé de mirar al anillo y volví a mirar a mi amigo.

-Tú también me gustas, Suzuya... - Confesé, tímida y roja al completo. Él sonrió contento y me rodeó con sus brazos por la cintura, acercándome a él. Nos besamos. Ello marcaba el comienzo de mi sendero hacia la felicidad, pero no dejaba de cuestionarme si Suzuya sería feliz así también. Esto era sólo el principio, pues el final acabaría en boda con alguno de los trece representantes del Zodíaco.

-Fin-

¡Hola, lectores! ¿Qué os ha parecido este capítulo? Fue muy corto... Comentad vuestras apreciaciones, que en el siguiente aparecerá el anterior Presi del Consejo. Saludos.











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