03
Un día antes de los eventos.
– ¡Alejandro! Ya debemos irnos o abriremos tarde.
El joven de cabello rizado se despierta con los fuertes gritos de su padre quien lo está esperando para ir a la ferretería familiar.
En diez minutos Alejando tuvo que bañarse, ponerse ropa cómoda, desayunar algo ligero para subirse a la vieja camioneta familiar.
Alex le envía un mensaje a Jaime deseándole suerte en el empleo que su hermana Mili le consiguió, y su amigo le responde con un sticker gracioso.
Cuando llegan al negocio familiar, Miguel le pide a su hijo traer varias cajas de la bodega para colocar la nueva mercancía en los estantes.
– Voy por ellas.
Al llegar el medio día, Alex recibe un mensaje de Jaime donde este le cuenta que Mili y él fueron despedidos de su trabajo.
Por lo que Alex le marca enseguida a su amigo para saber qué demonios sucedió en su primer y único día de trabajo.
– ¿Quieres un resumen o la historia completa?
– Jaime quiero todo los detalles vergonzosos.
– Bien, pero no me interrumpas ni te rías hasta que termine de contarte lo sucedido.
Jaime le empieza narrar todo lo sucedido esa misma mañana en la casa de Victoria Kord. Mili y él llegaron temprano a la ostentosa mansión en donde el ama de llaves principal les explico las reglas del lugar junto con las indicaciones básicas de como ellos deben realizar su trabajo.
Luego de que casi terminaran de limpiar las mesas del jardín Mili le pidió ayuda a Jaime para que la acompañe al interior del lugar para que vigile que nadie los vea, ya que ella quiere usar los baños principales del lugar.
– ¿En serio hizo eso? – Pregunta Alex divertido – No, espera es Milagro de quien hablamos ella es muy punk.
Jaime se ríe del comentario de su amigo – No interrumpas la historia.
– Lo siento, continúe señor Reyes.
– Bien, ¿en dónde me quede?
– En Milagros cagaba en un elegante retrete, y tú vigilabas que no los atraparan en la mansión.
– Cierto.
Mientras la hermana de Jaime estaba en el baño, él estaba revisando los tiktoks que Alex le había enviado en la madrugada. Pero luego Jaime escucho la voz de Victoria Kord, y la de una joven las cuales discutían sobre la empresa.
Por lo que Jaime se acercó un poco más para ver toda la situación, y en instante vio como el guardaespaldas de Victoria agarro bruscamente a la joven.
– Jaime, ¿te despidieron por ayudar a esa chica?
– Por eso te graduaste con honores – murmura con tono jovial el otro - Si, intervine en el conflicto, y en ese instante a Mili se le ocurrió salir del baño anunciándolo con gran alegría.
– Carajo.
– Si, eso mismo pensé cuando nos sacaran de ahí.
– Jaime, ¿quieres que hable con mi hermano? – Alex se levanta de donde estaba para caminar en círculos preocupado por la situación de su amigo – Tal vez conozca a alguien que te de un empleo en...
– No, estoy bien.
– ¿En serio?
– Si, resulta que la persona que defendí se trata de Jennifer Kord.
– Aja, me alegro por ella.
– Mili le hizo un comentario criticando a su familia sin saber quién era, y resulto que Jennifer me ofreció un empleo.
– ¿Te ofreció un trabajo?
Jaime soltó un pequeño ruido que Alex interpreto como un más o menos – Me dio su número personal para que agenda una cita con ella – responde él – Así que tal vez consiga un puesto en su compañía.
– ¡Eso es estupendo! Debes enviarle un mensaje más tarde.
– ¿Por qué no ahora?
– ¿Hace cuánto tiempo sucedió tu despido?
– Hace unas tres horas.
– Muy pronto, Jaime.
– ¿Cuándo recomiendas que lo envié?
– Espera unas dos horas más.
– Bien, seguiré tu consejo.
– Muy sabio de tu parte.
– Tonto, por cierto, ¿puedo ir a tu casa más al rato?
– Claro – Alex escucha que algo que suena del otro lado de la línea – ¿Qué es esa música que suena de tu lado?
Jaime suelta un sutil suspiro de cansancio – Mili, me compara con María la del barrio luego de que Jennifer me diera su número.
Alex no puede enviar reírse al escuchar eso – ¿Tu eres María, y Jennifer Kord es el millonario que interpreta Colunga?
– La odio.
– No, no lo haces.
– Tienes razón como siempre.
– Nos vemos en unas horas, María.
Alex y Jaime leen las distintas ofertas laborales que encuentran en internet. Alex le señala uno en donde buscan recién graduados para que trabajen en una imprenta.
Jaime suelta una risa al leer lo que ofrecen – Sin horario de salida, ni prestaciones.
– Que esperabas de un lugar que tiene como frase motivacional, el todos somos familia.
– Cierto.
La puerta de la habitación de Alex es abierta por Silvia quien les avisa a los jóvenes que la cena esta lista.
– No oliven lavarse las manos.
– Claro, mamá.
– Por supuesto, señora Herrera.
Luego de eso Silvia cierra de nuevo la puerta para ir con Javier para que la ayude a poner los platos sobre la mesa.
– ¿Aun no te responde Jennifer?
– No, aun no.
– En lo que esperas que lo haga vayamos a sentarnos a la mesa antes de que mi padre y Javier arrasen con la comida.
Jaime regresa a su casa después de las diez de la noche, y él ve a su padre sentado en una de las viejas sillas que están en el jardín delantero bebiendo una lata de cerveza.
Por lo que Jaime camina hasta donde está su padre para tomar asiento junto a él – Hola, apá ¿Tomando?
– Mijo, solo es una pero no le digas a tu madre – Alberto le sonríe a su hijo mientras deja lo que está bebiendo en el suelo – ¿Cómo esta Alex y su familia?
– Bien, ellos les mandan sus saludos – Jaime observa el paisaje frente a ellos – Papá...
– ¿No estás cansado? – Alberto interrumpe a Jaime – Te veo cansado.
– No, no estoy cansado papá.
– ¿Problemas para dormir? – Jaime vuelve a negar – Estamos igual.
– Si...
– Sabes, yo planté esos nopales con la Nana cuando tú eras un bebé – Alberto suelta una suspiro al recordar esos momento – Míralos ahora, como tú y la Mili, grandes y hermosos.
Jaime no dice nada por varios segundos ya que su mente no para de recordarle que podrían perder su casa a finales de mes si no le pagan lo que su rentero les exige.
– ¿Estas bien?
– Si – murmura Jaime – Perdón, apá, es solo que ahora todo parece fuera de mi alcance. Siento que les fallé.
Alberto voltea a ver a su hijo para luego agarrarle una de sus manos provocando que Jaime lo voltea a ver – Estamos en un viaje, hijo. Esta casa, los nopales, el taller mecánico, todo. Solo es una parada durante el viaje, pero este no es el destino.
– ¿Cuál es entonces?
– No lo sé – murmura Alberto con una sonrisa pequeña – Lo que importa es que hagamos esté viaje juntos, las cosas no duran, la familia es para siempre – Él suelta la mano de Jaime – Eso dura.
Luego le da una cachetada de forma juguetona a su hijo – No te me achicopales, mijo. Todo el mundo tiene un propósito, solo que no has encontrado el tuyo, es todo.
– ¿Y cuál es el tuyo?
– Aun lo sigo buscando – Alberto toma su lata de cerveza del suelo – Pero ahora es este, hablar contigo, aquí.
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