Capitulo I

Minatozaki Sana - 30 de diciembre de 2022.

Camino y miro al hombre que está amarrado con sangre saliendo a borbotones por todo su cuerpo. — ¿Tu nombre es? —. Lo Interrogo y comienza a toser.

— Es el culpable de lo que pasó con su padre —. Asiento lentamente y cruzo de brazos. — El mano derecha por muchos años del señor Minatozaki que se vendió a unos chinos —.

— ¿En serio por unos chinos? —. Me rio e inclino para poder verlo mejor. — Eres el causante de cada lágrima que derramó mi madre —. Digo con molestia. — Ahora serás el causante de cada lágrima que tus hijos suelten —. Me mira a los ojos y me doy la vuelta. — Disfruten con él, fueron buenos en esto y no quiero que vuelvan a acercarse a mi o a mi familia —. Escucho un disparo y un grito desgarrador inunda el lugar. — La próxima vez que me intente buscar mediante mi novia, los voy a dar de comer a los perros —. Miro el teléfono y atiendo la llamada.

— ¿Amor? —. Entro al auto y lo enciendo. — ¿Cuándo vas a llegar? —. Sonrío.

— Ya voy a llegar bebé —. Miro de reojo el gran peluche que le compré. — Te llevo un hermoso regalo —. Le doy besos al teléfono y salgo del lugar.

Desde la muerte de mi padre he estado buscando al culpable de todo lo que se le hizo a mi familia e incluso a mi carrera por más que no era cómplice de nada.

Todo porque creían que así iban a destruir cada una de las cosas que hizo mi familia para poder llegar en dónde estuvo, pero lo que realmente nunca voy a perdonar es que llegarán a estar cerca de la mujer que amo y eso es por lo que me he vengado de cada uno de los hijos de puta que llegaron a hacernos daño.

Pero primero para que se pueda entender mejor debemos comenzar por el principio de todo y la verdadera razón por la que me convertí, ahora sí, en el centro de uno de los negocios más lucrativos, famosos y destruye personas de todo el mundo.

Minatozaki Sana - 02 de febrero de 2022.

Bostezo y miro hacia un lado, detesto que me hagan esperar sabiendo la persona que soy y lo influyente que me he convertido en los últimos años no hay nadie en este mundo que pueda decir que no soy alguien en el mundo en el que me muevo e incluso voy más allá de eso, tuve que aguantar a cientos de fans afuera del gran edificio lleno de ventanas para que me dejarán entrar y ahora me tratatan como si fuera una novata que espera con mucho deseo que le hagan caso para poder entrar.

— Señorita Minatozaki —. Volteo y me encuentro a mi manager que aprieta los labios, en su rostro puedo ver una expresión de alguien incapaz de hacer lo que se le pide.

— ¿Qué? —. Me quito los lentes. — ¿Vas a decirme que no lograste que me atendieran rápido? —. Pregunto con molestia y me levanto. — No voy a aguantar tener que estar aquí esperando a que me atiendan cuando hay millones de empresas que me desean —.

— Espere unos cinco minutos más —. Junta las manos. — Es que está atendiendo a otra modelo —. Lo último hace que sienta que mi cabeza va a explotar, me acerco y se tensa.

— ¿Quién mierda es la que está ahí? —. Ser brusca es algo que se ha vuelto parte de mi. — Ni que fuera Adriana Lima —. Chasqueo la lengua y me acomodo el cabello antes de suspirar, lo peor es que no tengo otra opción que esperar porque las personas que me están esperando en la puerta son capaces de hacer cualquier asquerosidad para tener una foto conmigo.

— No me considero Adriana Lima —. Esa voz tan insufrible solo puede pertenecer a alguien. — Pero si eso crees de mi supongo que estoy muy halagada —. Nos miramos a los ojos y cuando estamos a punto de encararnos una mano me jala hacia su cuerpo.

— Señorita Minatozaki, vamos —. Cuando estoy por entrar le saco el dedo del medio y rio.

— Disculpe la demora —. Me siento y cruzo de piernas. — Es que ha llegado un poco tarde y... —. Lo fulmino con la mirada.

— Aunque hubiera llegado cinco horas tarde tendrían que hacer esperar a cualquiera que estuviera después de mi —. El chico de lentes parece estar nervioso, una presa fácil. — ¡No soy menos que esa modelo de pacotilla! —. Le pego a la mesa. — Espero que para la próxima se me tenga el trato que me merezco —. Aprieto los dientes y ruedo los ojos.

— Es que era Chou Tzuyu y ella detesta que la dejen esperar —. Miro a mi manager y luego a él. — No quería meterme en problemas señorita Mina-

— ¿Este será el trato que me van a dar aquí? —. Me acerco a su rostro. — Porque si es así voy a tener que hablar con Hoseok —. Al nombrar a su jefe hasta puedo ver como sus piernas se doblan. — Si solo quiere tener a Tzuyu creyendo que así va a tener material para poder jalarsela entonces está bien pero que sea la última vez que me hace esperar veinte minutos porque lo haré culpable de que starlight se quede sin su mejor modelo —. Traga saliva y vuelvo a sentarme. — ¿Dónde está el puto contrato? —.

— Lo te-tengo que ir a buscar —. Me muerdo la lengua al sentir la mano de Jeongyeon en mi pierna.

— ¡Anda! —. La puerta se cierra con rapidez y suspiro. — ¿Por qué esto está tan mal gestionado? —. Camino hacia la ventana y veo a las personas que siguen en la puerta saltando con carteles. — ¿Esta gente no se da cuenta que va a llover? —. Pregunto y rio un poco. — Yoo Jeongyeon, llama a alguien del equipo y dile que traiga paraguas para esa gente —. Por más que muchos crean, o soy, una hija de puta, nunca dejare que personas que me han apoyado lleguen a enfermarse.

— Está bien —. Contesta y la miro. — ¿Podrías no ser tan mala con el pobre? —.

— Lo trato así porque hace mal su trabajo, Jeong —. Aunque ahora mismo seamos modelo y manager, ella ha sido mi mejor amiga de toda la vida y por más que me haga perder los estribos en muchas ocasiones, sé que es en la única en la que puedo confiar. — No quiero que nadie de este puto lugar vaya a joderme la vida y la carrera porque si es de las empresas más famosas en Asia, entonces espero que tenga un trato a la altura para mí —.

— Eso lo entiendo —. Dice y gruño.

— También para tí —. Murmuro y sonríe un poco. — Por este contratiempo lo mejor es que te vayas a tu casa temprano, no quiero que Nayeon y el bebé estén solos —. Puedo ver el brillo en sus ojos. — Yo tengo que ir a una parte —.

— ¿Esa parte tiene el nombre de una pianista coreana? —. Chasqueo la lengua y bufo. — Ya veo que si —.

— No hables tan fuerte de ese tema aquí —. Asiente y se tapa la boca. — Nadie puede saber que estoy con Dahyun, tengo la fama además de por mi talento por ser una de las mujeres buscadas por hombres y mujeres —. Digo con una gran sonrisa. — Y Dahyun es solo un pasatiempo, ambas estamos claras en eso —. Apoyo las piernas sobre las suyas y me pega. — ¡Jeong- —. Me siento bien al ver que entra el chico.

— Perdóneme por el contratiempo —. Deja algunos papeles a mi lado y le hago señas a Jeongyeon para que los lea. — El señor Jung estaría encantando de que usted esté aqu-

— Lo sé —. Lo corto y levanto la mano. — En la reunión estuvo como un viejo baboso detrás de una veinteañera —. Desvío la mirada hacia el reloj de pared. — ¿Qué tan anticuado son como para tener un reloj de aguja y no uno digital? —.

— ¿Le molesta? —. Pone la silla y se sube para intentar quitarlo.

— Diría que no pero te ves tan gracioso intentando hacer eso como si fueras un mono de feria —. Me mira y puedo ver odio en sus ojos. — Me vuelves a mirar así y juro por Dios que te lanzo por la ventana —. Deja de sonreír y se sienta.

— Para mí está todo bien —. Agarro el bolígrafo y firmo sin dejar de mirarlo.

— Si esto llega a tener algún tipo de trampa entonces voy a tener que llamar a mi papá para que te enseñe algunas lecciones de como tratar a la gente superior a ti —. Le susurro cerca del oído. — Más te vale que nunca te vuelva a ver en mi estadía en este lugar —. Beso su mejilla y salgo del lugar.

— Sana —. Me pongo la gorra y camino hacia la salida trasera.

— Yoo, ve con tu familia —. Me limito a decir.

Ahora lo único que necesito es ir a ver a Dahyun y que me haga pasar un buen rato para olvidar toda esta mierda.

— ¡Sana! —. Escucho gritar a algunas personas y los saludo con la mano.

— Ve rápido —. Le digo al chófer y me pongo los audífonos.

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