Un cachorro impresionante.

Aviso: El siguiente capítulo puede contener escenas fuertes e impactantes, sangrientas, violentas, sexuales y/o lenguaje inapropiado, no aptas para menores de edad; se recomienda discreción.

Capítulo 18.
Un cachorro impresionante.

Johan metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, estiró las piernas y miró hacia el cielo, se encontraba sentado en una banca de piedra, cerca del edificio que compartía con su primo y Zoe.

Después de su breve encuentro con Nicholas, Johan siguió su camino a la tienda, compró algunas golosinas y regresó al apartamento. Cameron le invitó a que se uniera a él en otra partida de video juego, pero Johan no se sentía con ánimo para ello, por eso alegó estar cansado y se fue a su habitación. Tras un par de horas inquieto, dando vueltas en el colchón y después de escuchar a Cameron ir a su cuarto, Johan decidió que necesitaba aire fresco, por eso estaba allí.

Entonces, una alta sombra se acercó a él.

—¿Puedo hacerte compañía?

Johan viró para mirar y, curiosamente, no se encontró sorprendido al ver de nuevo a Nicholas; aunque sí fue notorio para el lobo el hecho que de que su inquietud de minutos antes mermó.

—Claro—, respondió, pero no se movió de su lugar, había suficiente espacio en la banca y, siendo sinceros, le idea de estar bastante cerca del vampiro le pareció algo tentadora.

Nicholas también miró hacia el cielo y dijo: —es una noche agradable.

—Lo es, aunque no hay muchas estrellas—, de vez en cuando, a Johan le gustaba mirar el cielo nocturno.

—Es porque las luces de la ciudad impiden apreciarlas.

Johan entrecerró los ojos ante las palabras del otro y, arrugando la nariz, confesó; —solo un par de veces he estado en el campo, así que no sabría cómo son en realidad—, y ahora que lo pensaba, esas pocas veces en su mayoría habían ocurrido de día.

—Es una pena, la noche en los campos y bosques son mágicas—, cuando Nicholas dijo aquello dejó de observar hacia el cielo, en cambio, viró y se topó con la mirada de Johan.

El joven lobo tragó duro cuando se encontró embelesado, la suave brisa meció algunas hebras del largo cabello oscuro del vampiro, aquellas que enmarcaban su apuesto rostro.

Johan se aclaró lo garganta cuando supo que había estado mirando a su acompañante por demasiado tiempo, desvió su atención bajando el rostro y quiso esconderse o que la tierra se lo tragara por haber quedado prácticamente estupefacto.

Pero Nicholas no mencionó nada sobre ello, Johan pensó que el vampiro estaba siendo en verdad cortés al no protestar, pues estaba seguro de que no había podido esconder exitosamente su expresión a tiempo; así que redirigió el tema, tal vez iba a ser una pregunta tonta, pero tenía que hacerla: —¿tú has estado en muchas ocasiones fuera de la ciudad?

Nicholas asintió, —las suficientes, varios días y noches.

—¿Días?—, Johan buscó, pero no pudo encontrar mucha información sobre los vampiros en su memoria.

—Sí, días—, confirmó el mayor.

—¿Pero, qué no los vampiros no pued...?—, se calló cuando se dio cuenta de que eso sonaba bastante descortés.

Sin embargo, la risa ahogada de Nicholas le dijo que no había "metido la pata".

—Supongo que es lo que todo el mundo piensa— exclamó el vampiro, —que nos deshacemos al primer rayo de sol y que tenemos una insaciable sed de sangre—, contrario a lo esperado, su voz no sonó para nada molesta durante la explicación.

—¿No es así?— indagó Johan, mentiría si dijera que no tuvo curiosidad.

—No, nosotros nos parecemos bastante a ustedes, solo que más longevos y, en cuanto a la sangre, beberla nos brinda más energía, pero no es indispensable en realidad.

A partir de ese momento, la curiosidad de Johan por los vampiros se avivó, no pudo evitar hacer algunas preguntas más y, extrañamente, a Nicholas no le molestó contestarlas.

Más tarde, el ambiente se tornó un poco más frío y Johan supo que era momento de regresar al interior de su apartamento, no tanto por la temperatura, sino porque estaba comenzando a sentir las consecuencias de haber despertado tan temprano el día anterior. Él en realidad no quería finalizar la charla, pero sus párpados comenzaron a sentirse pesados, así que, a pesar de que logró posponerlo por varios minutos, esa noche la despedida llegó; y, aunque sabía que se encontrarían horas después, junto con los demás miembros del grupo, tuvo una extraña sensación al alejarse.

Nicholas miró la espalda de joven lobo; después de varios años, ahora sentía su corazón más ligero y su mente hecha un lío; de alguna manera la presencia de Johan había logrado hacer a su viejo corazón latir, había sentido la indiscutible necesidad de acercarse a él, de llenarse de su dulce aroma que le remembraba a las tiernas ciruelas; pero su mente se reusaba a aceptar lo que era más que evidente: el destino le había dado nueva oportunidad, pero Nicholas no estaba seguro de querer aceptarla, porque sospechaba que hacerlo sería traicionar sus preciados recuerdos.

...

Duncan acunó a Cassie sobre su pecho, moviéndola hacia la izquierda para que se recostara mejor y mirara sobre su hombro. Ella balbuceó y luego se llevó la mano a la boca, succionándola como si la vida se le fuera en ello.

—¿Eso qué quiere decir?— preguntó el lobo, mirando la gran pantalla del ordenador, antes de darle un par de golpecitos a la pequeña en la espalda.

Que no hay nada más que podamos hacer—, respondió David al otro lado de la línea, en la videollamada.

—¿Qué tal una revisión a su propiedad?— sugirió Jared al lado de su esposo.

—No está en nuestro territorio— intervino Dylan, —no tenemos siquiera un contacto en el departamento de policía de esa ciudad para poder pedir una orden de cateo, y aunque lo tuviéramos no hay razón válida o razonable para entrar en su propiedad, nada lo justifica.

David, Zoe, Ava y Ray, tomando en cuenta la información del cazador Nathan Olsen, había seguido algunas pistas y lograron dar con Randall Simmons, quien resultó ser dueño de una constructora, tenía un par de hijos, varios socios, pero nada que lo delatara sobre la cazaría clandestina de la que Nathan habló.

Sirhan, que estaba sentado en una esquina del sofá más grande, añadió, específicamente para David: —tengan precaución, hay que andar con mucho cuidado alrededor, un movimiento en falso o precipitado podría levantar sospechas y, si en verdad es un cazador, prácticamente se estarían ofreciendo en bandeja de plata.

Jared miró a Sirhan y, por enésima vez ese día, pudo jurar que Sirhan miraba demasiado a Duncan; apartó ese pensamiento de su mente y se centró en el tema que apremiaba, —¿y qué hay del otro, el de apellido Kendrick?

Lester Kendrick— exclamó David, —hasta ahora no hemos tenido muchas noticias de él, parece que lo último que se supo fue que viajó al norte; indagaremos un poco más.

Dylan asintió, dio unas sugerencias más y luego la conexión finalizó.

—¿Creen que en verdad sean cazadores?, quiero decir, ¿es confiable la información de Nathan?—, Duncan lanzó la pregunta justo cuando se sentaba en el mismo sofá que Sirhan, pero en la esquina opuesta.

—Por ahora es todo lo que tenemos— explicó Dylan, —David es bueno en lo que hace, si él cree que la información de su contacto es útil, estoy dispuesto a darle mi voto de confianza—, con eso, prácticamente, dio el tema por cerrado.

Jared estaba escuchando a Dylan, claro que lo hacía, pero, al mismo tiempo, prestó atención a Sirhan: el lobo distraídamente se había llevado una mano al colgante que pendía de su cuello y miró, una vez más, a Duncan cuando este tomó su lugar en el mismo mueble.

Entonces, Cassidy hizo un ruido gutural y luego estornudó.

—Ey, Cassie, no te irás a enfermar, ¿o sí?—, Duncan le preguntó para después maniobrar con ella y sentarla sobre su rodilla.

Jared se cruzó de brazos cuando Sirhan no apartó la mirada de su esposo y se preguntó si se estaba volviendo paranoico, ¿qué razón tendría Sirhan para mirar a Duncan de esa manera? Es decir, cuando él mismo les presentó esa mañana había dejado bastante claro que Duncan era su cónyuge.

Cassie hizo más sonidos guturales y pareció más cómoda en la nueva posición, porque incluso balanceó sus cortas y regordetas piernas.

Jared, inmediatamente, tomó un pañuelo de la maleta infantil, ya conocía bastante bien la ubicación de su contenido y de los compartimientos; luego se sentó entre Duncan y Sirhan, haciendo lo posible por interponerse en el campo visual de este último; y se dispuso a limpiar el rosto de Cassidy.

Jared, secreta y silenciosamente, disfrutó de su pequeña victoria; sin embargo, el teléfono móvil de Sirhan anunció una llamada entrante, haciéndole dejar su lugar y caminar hacia el escritorio de Dylan.

—Sí, también ellos están aquí... ¿lo has confirmado?... claro, espera—, exclamó Sirhan a su interlocutor, luego, le solicitó autorización a Dylan para enlazar la llamada a la computadora para que todos pudieran participar.

La sonrisa brillante de Duncan se hizo notar cuando un rostro conocido apareció en la pantalla; era Mauricio.

Para Mauricio las cosas aun parecían surreales, sobre todo porque para sus amigos cambiaformas también parecían ser datos desconocidos.

La gema del lycan es una roca brillante de tonos azules—, leyó las notas en su poder; —esos colores y tonalidades se asocian con el firmamento, las estrellas y la infinidad.

—¿Es esa?—, Duncan señaló la piedra azul que estaba dentro de un pequeño baúl de madera, antes estaba la pequeña bóveda empotrada en la pared de la oficina de Dylan, de donde este la había sacado.

—Lo es— respondió Sirhan.

—¿Estás seguro, cómo lo sabes?— volvió a cuestionar Duncan.

—Veo que eres desconfiado—, Sirhan sonrió levemente, haciendo alusión a que, en el caso anterior, Duncan también había preguntado sobre la veracidad de la información que David proporcionaba.

—¿Es eso un problema?—, también le sonrió, pero con algo de desafío y arrogancia.

—No, absolutamente no, me parece que eres bastante precavido—, respondió el lobo.

Jared observó a Sirhan, a su esposo y luego de vuelta a Sirhan.

—Nunca se es demasiado prudente—, remató Duncan.

A Sirhan pareció agradarle en demasía esa respuesta, pues su sonrisa se amplió y asintió con solemnidad; luego miró hacia la piedra brillante.

—Ésa es la piedra del lycan, Nicholas la identificó, coincide con la descripción física que Mauricio ha encontrado y, además, puedo sentir una energía diferente emanando de ella.

—¿Es una energía negativa?—, Duncan incluso, como acto reflejo, pegó más a Cassie a su cuerpo.

Sirhan negó antes de explicar, —es una energía fuerte y poderosa, hay que canalizarla y solo entonces, será positiva o negativa, dependiendo de cómo se emplee.

Aquí dice—, intervino Mauricio, —que solo con el lycan puede hacerlo, a través de la mente y cuerpo, de esa manera la energía puede ser proyectada y usada—, y les mostró los dibujos de la libreta.

—¿Lycan?— exclamó Jared con sorpresa.

—Si han encontrado la piedra, ¿quiere decir que hay uno de esos andando por allí?— agregó Duncan, el bosquejo de una criatura con cuerpo humano y cabeza canina estaba en la pantalla.

—No lo sabemos con exactitud—, respondió Sirhan, —en ningún registro existe, al menos no que sepamos, en tiempos pasados seguramente.

Jared miró a Dylan, —¿tú lo sabías?—, no era un reproche, sino más bien una exclamación de sorpresa.

—He escuchado sobre las leyendas, pero nada más que eso; lo relatos decían que el lycan tiene una fortaleza única y especial, tiene la capacidad de liderar a los cambiaforma y de viajar al inframundo.

—¡¿Al infra-qué?!—, esta vez Duncan no pudo evitar elevar la voz.

Aquí menciona la otra dimensión, no exactamente el inframundo—, aclaró Mauricio.

.

Contrario a lo que imaginó, a la mañana siguiente Johan se despertó bastante temprano y con energía. Discutió un poco con Cameron durante el desayuno y luego dejó el apartamento y subió ala auto junto con Duncan, Jared y Cassidy. Cameron se quedaría en al apartamento por algunos días, hasta que su pierna estuviera completamente curada.

Sorpresivamente, esta vez Jared no se quedó en aquel edificio de grandes ventanales, sino que todos juntos fueron al lugar donde entrenaban, a las afueras de la ciudad.

Cuando arribaron, Jacob y los demás estaban allí, así que Johan no perdió el tiempo y se dedicó a lo suyo.

Mientras, Jared y Duncan se adentraron a las oficinas donde Dylan seguramente les estaba esperando.

El tiempo pasaba demasiado rápido para Johan cuando estaba entretenido, y cómo no iba a estarlo si la lucha contra sus compañeros a manera de práctica tomaba toda su concentración.

El cambiaforma coyote se movió a la izquierda esquivando la cuchilla que Johan blandió con maestría; luego intentó devolverle el ataque, pero Johan fue más rápido, de hecho, los demás que observaban la lucha podrían decir que Johan se estaba divirtiendo.

El coyote, llamado Patrick, gruñó debido a las risas bajas que soltaron los espectadores cuando falló, así que arremetió contra Johan con más rudeza, y estaba seguro de que iba a dominarlo, pero en el último segundo Johan fue ágil al zafarse e invertir los papeles; así que el coyote quedó con un brazo doblado a su espalda y una cuchilla cerca de su cuello.

—¿Te rindes?—, pregunto Clark al coyote, Clark era un lobo del grupo, tenía uno o dos años más que Johan y era de la manada local.

—No— exclamó antes de mover la cabeza de forma repentina hacia atrás, dándole un golpe en la mandíbula a su captor. No fue demasiado fuerte como para romper algo o sacar sangre, pero sí lo suficiente para descolocar a Johan por un instante, el cual fue aprovechado por el coyote para liberarse.

Pateó y atacó, pero el error de Patrick fue caer en la desesperación y la ira, pues Johan logró someterlo no mucho después.

Con la mejilla y el pecho pegados al suelo, y el brazo derecho torcido hacia su espalda, el coyote fue vencido.

—¿Ahora sí, te rindes?—, se acercó Jacob.

—Sí—, pareció más un siseo, pero fue comprensible para los demás; así que Johan le liberó.

—Vaya, eres muy hábil—, Clark se acercó y elogió a Johan.

—Gracias—, guardó la cuchilla en un pliegue lateral de su pantalón, a un lado de su pantorrilla derecha; tenía otra daga en la izquierda.

Patrick resopló y rodó los ojos.

—Vamos, Pat; admite la derrota— se mofó Jacob, pasando el brazo sobre los hombros del coyote y dirigiéndolo a otra área del lugar; Clark y los demás rieron y les siguieron.

Entonces Johan se encontró solo allí de pie, en medio de donde se había realizado la pelea. No es que deseara toda la atención del mundo, pero vamos, había tenido un gran desempeño: había dominado a un cambiaforma coyote más alto que él y varios kilogramos más robusto. Al menos Clark, Jacob y los otros podrían haberle preguntado dónde había aprendido a hacer eso.

Algo resignado, suspiró y giró para encaminarse al lado opuesto de donde el grupo se había ido; entonces lo vio: Nicholas estaba allí, recargado en un pilar de la construcción cercana; el área solo era un espacio techado.

Johan se preguntó cuanto tiempo había estado el vampiro allí, ¿habría visto la lucha?

—Eso fue sorprendente—, dijo Nicholas cuando estuvo lo suficientemente cerca; sin duda, la exclamación respondía a la pregunta de Johan.

—Uh, gracias— repitió el lobo.

—¿Cuánto tiempo llevas practicando?

—Desde hace poco más de ocho años—, sí, desde antes de los trece años, su padre se había encargado de que tuviera buenos instructores.

—Sin duda, eres un cachorro impresionante.

Sus mejillas se ruborizaron de inmediato, Johan podía jurarlo, ya que sintió el calor llegando a su rostro; así que trató de esconderlo bajando la mirada.

Dos segundos después, la mano de Nicholas le tomó con suavidad de la barbilla y le hizo levantar el rostro.

—Te has hecho daño— afirmó el vampiro, y pasó con suavidad el pulgar donde Patrick le había propinado el cabezazo.

Una sensación extraña invadió a Johan, fue una mezcla de adrenalina e inquietud, lo único que atinó a hacer fue dar un paso hacia atrás y romper el contacto.

—Sí, pero no es nada— explicó de inmediato, —ya sabes, consecuencias de las prácticas y entrenamientos.

Mirándole con sus enigmáticos ojos oscuros, Nicholas asintió y agregó, —por lo que veo, esa es la única evidencia de la reciente lucha, en verdad eres bueno.

Antes Johan se lamentó por no tener un poco de atención de sus compañeros de grupo; ahora su lobo parecía dichoso y demasiado agitado porque Nicholas le reconociera aquello.

Pronto, Johan se encontró hablando de las dagas gemelas que llevaba consigo, incluso Nicholas pidió verlas, y Johan, con orgullo, habló de ellas, de cómo aprendió a manejarlas y de porqué prefería la lucha cuerpo a cuerpo y había entrenado de esa manera; la razón era porque no era tan hábil en su forma lobo.

Contrario a los comentarios generales que recibía cuando mencionaba ese hecho, Nicholas no le señaló ni puntualizó que por el hecho de ser un cambiaforma lobo "debería" poder hacerlo; sino que dijo que todos tenían áreas más fuertes y que era admirable que él hubiera desarrollado esa habilidad.

Probablemente era porque se trataba de un vampiro, o porque era un miembro fuerte y reconocido dentro del grupo que cazaba híbridos, o tal vez por ambos, Johan no podía evitar sentirse especial cuando Nicholas le miraba a los ojos y le reconocía sus méritos, aptitudes y fortalezas; se sentía grande, poderoso, como si fuera invencible.

El tiempo transcurrió demasiado rápido y cuando Sirhan se asomó por uno de los pasillos solicitando la presencia de Nicholas en una de las salas de reuniones, fue momento de cortar la charla. Despedirse con un "adiós" no parecía lo adecuado, es decir, seguramente Sirhan solo deseaba consultarle algo al vampiro; aún así, para Johan no fue algo superficial el dejarle ir.

Pero lo que sea que Nicholas estuviera atendiendo demoró bastante; así que Johan se fue a las duchas y comenzó a prepararse para partir.

.

La charla sobre la gema del lycan precisó de la intervención del vampiro Nicholas, e incluso se invitó al viejo médico Enrique, quien se unió al mismo recinto y estuvo hombro con hombro al lado de Mauricio.

Sí, hubo información nueva, pero nada que dijera cómo usar la energía que según la piedra contenía. Al parecer solo el lycan, o un cambiaforma especial, podría acceder a su poder o energía. Además, según Nicholas, recordaba que una vez Anthony había mencionado que las gemas tenían un dueño; así que, aunque apareciera un lycan, si no era el verdadero dueño de la gema, no iba a funcionar.

Luego de ello, y sin llegar a una conclusión satisfactoria para todos los involucrados en la charla, Duncan y Jared decidieron que era momento de marcharse, además ya pasaba del medio día.

—¡Jo, sino te das prisa, tendrás que regresar por tu cuenta!—, canturreó Duncan y sostuvo a Cassie con el brazo izquierdo, balanceando y colocándola hábilmente contra su cuerpo, la otra mano la colocó en la espalda baja de Jared, mientras salían de las oficinas hacia el estacionamiento.

Johan se echó con rapidez la mochila al hombro y corrió, dudaba que Duncan y Jared le dejaran allí, estaban fuera de la ciudad, muy lejos del edificio que compartían; pero, bueno, no iba a tentar a la suerte.

Solo cuando la pareja estuvo en su campo visual, próxima al estacionamiento, el joven lobo disminuyó su velocidad, manteniéndose unos metros detrás. Frenó y se quedó parado justo cerca de la salida, en el lugar donde, si viraba a la izquierda y avanzaba por el largo pasillo, llegaría a la sala de reuniones en la cual seguramente se encontraba Nicholas.

¿Sería buena idea ir a despedirse de él? De Sirhan y algunos otros no se había despedido personalmente, ¿por qué de Nicholas sí pensó en hacerlo?

Entonces, cuando vio que Duncan, Jared y Cassidy estaban ya en el estacionamiento, ocurrió algo que al instante Johan no compendió; no hasta que el olor a plata y sangre estuvo en el aire y vio a Duncan caer de espaldas.

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ESPACIO PARA CHARLAR: Este capítulo me costó un poco terminarlo, debido a que la interacción de una pareja aún no la he resuelto/aterrizado muy bien. Es decir, al comienzo de toda la idea principal ya lo tenía, pero, como se imaginarán, conforme avanza la historia van surgiendo cambios y, bueno, tengo que pensar mejor algunas cosas.

Gracias por continuar leyendo la historia; algo lenta (actualizaciones), pero allí va.

Ósculos a todos.

P.D. Antes de que me "reclamen" por la última escena, no olviden que al principio hubo un aviso. Gracias; los quiero mucho, adiós. 

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