Quédate conmigo.
*Aviso: El siguiente capítulo puede contener escenas fuertes e impactantes, sangrientas, violentas, sexuales y/o lenguaje inapropiado, no aptas para menores de edad; se recomienda discreción.
Capítulo 12.
Quédate conmigo.
Después de aquel sueño, y de recordar las últimas palabras de Liam, las cosas fueron mejorando; Noah ya no se sentía como un traidor al retomar sus actividades, ni al dejar entrar a Lucian a su vida de nuevo, ni mucho menos cuando disfrutaba estando a su lado. Como aquella mañana, él había decidido dejar la casa de sus padres y regresar a vivir a su apartamento, Lucian se había ofrecido a ayudarle con la pequeña mudanza, no era mucho, solo unas cuantas maletas, aun así, él apreciaba el hecho de que Lucian quisiera estar a su alrededor.
Pero, entonces, poco después del mediodía, se reunió con su padre y un grupo de abogados en la oficina principal; tenía unas dudas sobre el proyecto del comedor comunitario, ese que estaba dispuesto a retomar. Isaac Bennett fue muy profesional, hablando solo del tema en cuestión y bloqueando cualquier intento de cotilleo por parte de algún abogado lambiscón, incluso cuando uno de ellos, que acababa de regresar de un viaje en el extranjero, le dio el pésame. Isaac agradeció y pasó del tema de inmediato, Noah tenía que aprender de ello, no es que su padre fuera un insensible, el hombre había sufrido bastante la pérdida de uno de sus hijos, pero no iba a dar pie a que extraños se inmiscuyeran en un asunto familiar; ni que le estuvieran recordando lo acontecido a cada momento.
La reunión finalizó, los abogados abandonaron la sala e Isaac llamó a Noah para hablar en privado.
—¿En verdad te irás?— preguntó Isaac, dejando la gran silla que ocupaba el lugar principal en la habitación, acercándose a su hijo, Noah había sido llamado por su padre cuando estaba camino a la salida, así que había ocupado una silla de ese lado de la sala mientras esperaba que esta se vaciara.
—Sí, hoy por la tarde llevaré mis cosas al departamento.
—Puedes quedarte en casa, con tu madre y conmigo.
—Lo sé, te lo agradezco, pero necesito mi espacio.
—¿Es por Evans?— Isaac solía referirse a Lucian por su apellido, —él es bienvenido también.
Noah sacudió la cabeza, —no es por él, es decir— se relamió los labios, —yo tengo que seguir adelante.
Isaac suspiró, se sentó a su lado y colocó una mano en el hombro de su hijo.
—Papá, no es que no me importe, aún me duele que Liam no esté aquí, pero yo... no quiero deprimirme, no de nuevo.
—Entiendo, es solo que ya me estaba acostumbrando a tenerte de nuevo en casa.
—Prometo ir más seguido de visita.
—¿Podríamos quedar para cenar los fines de semana? Tal vez los viernes o los sábados— sugirió.
A Noah le pareció una buena idea, —sí, claro, ¿por qué no?
—Y deberás llevar a Evans también.
Las cejas de Noah se elevaron, su padre nunca había hecho más de un comentario respecto a Lucian, esto estaba tomando un rumbo un poco extraño.
—Le diré, siempre y cuando no tenga algún compromiso con la tienda o sus hermanos, seguramente estará encantado de ir.
Isaac asintió y tragó antes de lanzar la siguiente pregunta, —¿y cómo es Evans, te trata bien?
Poco faltó para que la mandíbula de Noah cayera de la impresión, ¿en serio su padre le estaba preguntando aquello? Por el ligero rubor en las mejillas del alfa pudo notar que no estaba siendo un tema fácil para él.
—Lucian es atento y amable.
Isaac hizo una mueca de descontento, —atento y amable no es suficiente.
—¿Papá, qué deseas saber en realidad?
—¿Evans te quiere?
¿En verdad estaba preguntando aquello? ¿No le bastó a su padre ver cómo estuvo a su lado en su peor momento?
—Lo hace— respondió seguro.
—¿Y tú a él?
—Por supuesto que sí.
El alfa exhaló, parecía satisfecho con la respuesta y la convicción en las palabras, así que asintió y dijo, —me alegra saber que tu compañero sí te corresponda y te da tu lugar.
Noah abrió la boca para decir algo más, pero la frase quedó atrapada en su garganta cuando reparó en el posible trasfondo de las palabras de su progenitor.
La charla padre e hijo tenía una razón de bastante peso; durante los últimos días Isaac había tenido un duro momento de reflexión, no porque mantuviera un semblante serio casi todo el tiempo quería decir que tenía un corazón de piedra; él estaba consciente de que su primogénito no había tenido una buena historia con su compañero, el beta David se había encargado de informarle de manera general sobre la situación que él y Kristopher vivieron. Por eso ahora quería sincerarse con Noah; Isaac sabía que su segundo hijo era bastante sensible y amaba con todo su corazón a su hermano mayor, pero dejarlo en la ignorancia sería más doloroso; por Dios, iba a sonar frío, pero lo que ocurrió con Kristopher debería ser una lección de vida para todo el mundo.
Miró cómo las cejas de Noah se contrajeron antes de preguntar, —¿qué quieres decir con que mi compañero sí me corresponde?
Sí, Noah era inteligente.
Isaac inhaló, preparándose para lo que venía; tomó ambos hombros de su hijo y tiró con suavidad de él para que la silla girara un poco y pudiera mirarle de frente.
—Según lo que me han informado, es muy probable que tu hermano haya tenido un compañero— lo dijo así porque hasta el momento solo eran las palabras del beta David; no tenía pruebas contundentes, Michaelson no había dado la cara, pero maldito fuera Isaac si permitía que pasara más tiempo sin tener noticias; aunque primero deseó sincerarse con su hijo menor.
El cuerpo de Noah se tensó.
—N-no lo creo; él me lo hubiera dicho.
¿Sería posible que su gemelo le guardase un secreto así de importante? El solo pensar en la posibilidad le revolvió el estómago.
—Al parecer su compañero nunca se presentó como tal, solo andaba alrededor, era un cambiaforma y siempre mantuvo oculta su naturaleza con la intención de mantener a Liam a salvo— explicó en resumidas cuentas la información que tenía.
Como si fuera un conjunto de engranes, algo hizo "click" en la cabeza de Noah.
—¿Kris?— musitó; si era él tenía bastante sentido, a pesar de las circunstancias Liam estaba enamorado de Kris. Recordó cómo Liam describió su relación, todo lo referente al hombre y cuando gracias a Noah descubrió que su amante era un cambiaforma; entonces todo encajó.
Isaac asintió, —por lo que el beta David Cook relató, Kristopher Michaelson era el compañero de Liam.
Noah sacudió la cabeza con bastante fuerza, —imposible—, su relación con Lucian tampoco había sido fácil desde el principio, pero ambos sabían que eran compañeros; en cambio Liam... él nunca lo supo siquiera.
Isaac se encogió levemente de hombros, un movimiento que pocas veces hacía, —no me consta al cien por ciento, ni siquiera he hablado con Michaelson del asunto, pero su beta lo asegura.
—¡Imposible! Nadie trataría a su compañero de la manera en la cual Kris lo hizo.
Isaac entrecerró los ojos, David nunca mencionó un maltrato, solo la razón por la cual Kristopher mantuvo su naturaleza en secreto.
—¿De qué manera?
—Kris aseguraba tener una prometida y aun así se empeñó en mantener a Liam oculto como su amante.
La piel de Isaac se erizó ante la rabia; Liam, uno de sus preciados hijos reducido a un "simple querido". La explicación que David había dado, la de mantener a Liam seguro, no justificaba en absoluto aquello.
—Si en verdad le importaba y le quería, nunca debió esconderlo— agregó Noah y soltó una risa, fugaz y mordaz, —si el pusilánime de Kris lo hubiera conocido lo suficiente, hubiera sabido que Liam era muy fuerte para afrontar cualquier verdad, mi hermano era demasiado fuerte— apretó los puños y resopló antes de finalizar, —Kris no merecía a Liam.
Isaac miró a su hijo con nuevos ojos, sinceramente él espero que se pusiera a llorar ante el recuerdo y la noticia, pero no, Noah incluso había sido satírico. Una experiencia como la que habían pasado recientemente o te quebraba o te hacía más duro y resistente; Noah, por supuesto, estaba demostrando una vez más que era un digno Bennett.
—Además— continuó el beta, —¿de qué quería mantener a salvo a Liam? ¿De la rabia de su futura esposa?
Isaac tragó saliva, era momento de que su hijo supiera que Dylan, Jared y otros lobos, al igual que David y Kristopher, participaban en ciertas actividades peligrosas y que se suponían secretas.
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Cuatro pilares de piedra sostenían una cúpula con tejas y vitrales en la entrada de la gran casa que pertenecía a los Bennett. Pronto el sol comenzaría a ocultarse, por lo que, a la sombra que ofrecía el plafón, Lucian aparcó su motocicleta, bajó de ella y se quitó el casco. El jardinero, a varios metros de distancia, le saludó con un movimiento efusivo de la mano; él ya era conocido por todos los empleados de la propiedad.
Subió los pocos escalones hasta la puerta de madera y tocó el timbre; días antes, Nelly le había dado acceso sin restricción a la propiedad, por eso había cruzado el portón principal sin problema, sin embargo, Lucian aún no estaba muy cómodo entrando, así como así, a la casa.
Nelly abrió la puerta, le saludó y le tomó del brazo, pegándose a él alto hombre; ella era muy dada demostrar su afecto de esa manera, tocado y abrazando; Lucian estaba bastante seguro que Noah había heredado eso de su madre. Nelly le guio para cruzar el recibidor y luego le dejó al pie de las escaleras, Lucian ya sabía el camino hasta la habitación de su compañero.
Después de la charla con su padre, Noah estuvo demasiado pensativo en la oficina y sus planes del día se vinieron abajo, no pudo dar el seguimiento que inicialmente había planeado hacer al proyecto que tenía. Al principio estuvo molesto, era bastante información que su padre, e incluso Jared, le ocultaban. Pero luego, casi al final de la jornada, comprendió que ellos habían tenido sus razones, además, en el caso específico de Jared, él acaba de enterarse hacía unas semanas; ahora la presencia de Dylan y las reuniones con Isaac tenía muchísimo sentido. Y luego, saber que había criaturas en las afueras de la cuidad, atacando manadas, era irreal. Su padre le aseguró que no corría peligro alguno en Blue Hills, sin embargo, en Fallcity había sido diferente, ese lugar estaba fuera de los límites de la manada y, aunque fueron a investigar, habían llegado tarde al suceder lo de Liam.
Ahora estaba en su habitación en casa de sus padres, terminando de empacar sus pertenencias, preparando lo último para regresar de nuevo a su departamento.
—Adelante— exclamó cuando alguien tocó a la puerta, la cual, apenas se abrió, dejó entrar el dulce aroma a vino.
El ánimo de Noah mejoró, —perdona, salí un poco tarde de la oficina— explicó, porque para ese momento ya debería estar todo listo.
—Descuida, no hay problema— le respondió Lucian, acercándose y colocando una mano en su espalda baja, fue una caricia ligera; luego ofreció, —¿te ayudo?
—Hay que llevar las maletas al auto— indicó, comenzando a buscar las llaves en sus bolsillos, ¿las habría dejado en el recibidor?
Lucian tomo ambas valijas, una en cada mano, y salió de la habitación.
Noah encontró pronto las llaves, las había echado en la cama; después siguió a su compañero y decidiendo que disfrutaría lo que restaba del día con su pareja.
Cuando le vio bajar, Nelly trató de convencerlo de que se quedara en casa, por lo menos un par de días más, pero Noah estaba decidido. Lucian, por su parte, estaba bastante complacido de que su pareja se estuviera recuperando; sabía que después de una experiencia como aquella las personas no volvían a ser las mismas al cien por ciento, por eso daba gracias de tener a Noah a su lado, discutiendo un poco con su madre, y no deprimido, en estado casi vegetal, metido en la cama.
Puso el equipaje en el maletero y luego Noah abrió la puerta del auto, del lado del acompañante para que subiera; Lucian no había pensado en ello, pero al parecer debería regresar más tarde por su motocicleta; no había problema con ello, estaba encantado de viajar al lado de Noah.
La charla dentro del auto fue sobre Leo, Noah había escuchado buenos comentarios de su desempeño en la clínica y se lo había hecho saber a su compañero; la risa de Lucian era fresca, rica y sincera, eso hacía el corazón de Noah saltar y convencerse aún más de que quería tener a Lucian a su lado, no solo en ese momento, sino todo el día, todos los días. ¿Era muy pronto para pedirle que se mudaran juntos? ¿Sería conveniente vivir en su departamento o en casa de Lucian?
Cuando llegaron al edificio, o complejo departamental, el guardia de seguridad pareció un poco sorprendido, seguramente porque no había visto a Noah desde hacía un par de semanas, pero cuando vio que bajaba unas maletas del auto, su semblante se compuso.
Una vez en el apartamento, Noah fue directo a la habitación a dejar sus pertenencias, mientras Lucian miraba alrededor; el lugar no era extremadamente ostentoso, aunque tenía artefactos de última tecnología y cosas algo extrañas, como la cafetera que al encenderla daba los buenos días o buenas tardes, según lo que marcara su reloj digital integrado; las llaves de agua y luces que se activaban con el movimiento, el centro de entretenimiento instalado en la sala y el tapete pomposo en medio de la misma. Pero lo que más le sorprendió fue el enorme ventanal que ocupada casi toda la pared del fondo.
Por la altura en la cual se encontraban, el atardecer se veía espectacular, además de los destellos gracias a los comercios que ya habían encendido sus luces. ¿Eso que veía a lo lejos era el muelle falso a la orilla del lago? Y si prestaba atención, y afinaba la vista, también podía notar el puente a la entrada de la ciudad.
Escuchó los pasos de Noah a su lado, —es bonito, ¿verdad?— se refirió al cuadro que tenían enfrente.
—Es maravilloso— contestó sin dejar de mirar al frente.
Noah se pegó a su cuerpo y Lucian le dejó recostarse en su hombro, incluso le acercó más a él, pasando un brazo por la cintura del beta.
Noah suspiró, —cuando estoy enfadado, estresado o cansado, me gusta mirar desde aquí; es casi mágico cómo en unos instantes el sol se esfuma, se hace de noche y las estrellas aparecen.
—Así que este es tu pedazo de cielo, ¿eh?— ahora comprendía la razón por la cual quería estar allí.
Noah giró su cuerpo y pasó a abrazar a Lucian, rodeando su torso hasta hacer una especie de candado con las manos en la espalda baja del alfa, para estar cómodo al pegar la mejilla cerca de su pecho, —y ahora es tuyo también, quiero compartirlo contigo— confesó.
Lucian lo miró desde su altura, no era mucha la diferencia, pero sí la suficiente para no ver su rostro, Noah parecía haberse escondido, refugiándose en su pecho. Recientemente la idea de besarle no podía salir de su mente, pero también estaba consciente de que la última y única vez que lo intentó había sido un desastre. Aunque ahora era diferente, Noah no estaba enfadado y las cosas entre ellos estaban mejor, mucho mejor; le tomó un segundo decidir que se desharía de sus miedos, Noah era su pareja y esto era lo correcto.
Con cuidado tomó el rostro de Noah, acariciando sus mejillas y le hizo levantar la mirada, para tomar su boca en un suave beso.
Los labios de Noah eran tiernos y dulces, Lucian lo sintió relajarse y casi derretirse en sus brazos. Definitivamente esto era la gloria.
Y justo cuando pensó que no podía ser más perfecto, Noah abrió un poco más la boca y soltó un gimoteo cuando sus lenguas se tocaron. Ese sonido, tan necesitado, solo logró despertar algo dentro de Lucian, algo que no sabía siquiera que existía; pues en un arrebato, tomó a su compañero con mayor firmeza y le arrastró hasta colocarlo contra la pared lateral. Ya no solo deseaba sus labios, sino que se cernió sobre él, atrapándole entre su cuerpo y la pared, comenzando a besarle el cuello de manera lenta y húmeda, buscando la forma de provocarle, de hacer que soltara más de aquellos dulces sonidos que amó al instante.
Besó cada uno de los lunares que adornaban la piel que estaba a la vista, los había mirado con tanta atención que ya se los sabía de memoria.
—Ll-Lu... — clamó Noah, moviéndose, pasando las manos por los costados de su compañero; este se detuvo respirando sobre su piel.
—Lucian, quédate conmigo esta noche.
Solo entonces, Lucian se separó lo suficiente para mirar su rostro; los últimos rayos de sol a través del enorme ventanal le daban a Noah un aspecto divino, sus ojos verdes brillaban y sus labios estaban rojos, húmedos y ligeramente hinchados, tenía la respiración agitada; Lucian noto que la suya también era errática. No habló, solo bajó la cabeza y apoyó su frente en la de Noah, tratando de tranquilizar su corazón que martillaba desbocado.
—Por favor— susurró Noah y le acarició el pecho.
Pareció a una súplica; y, oh, no; no iba a permitir que Noah rogara, por nada ni a nadie, ni a él mismo. Así que volvió a besarle, esta vez con más ahínco; incluso le mordió el labio inferior, y allí estaba, ese precioso gorjeo saliendo de la boca de su compañero.
No quiso más que escuchar ese perfecto sonido de nuevo y ya tenía una idea de qué hacer; así que colocó la rodilla entre las piernas de Noah y, con su muslo, presionó con suavidad y firmeza su ingle.
Lucian se maravilló ante el gesto que se dibujó en el rostro de Noah, así que volvió a empujar; Noah echó la cabeza hacia atrás, dejando salir un suspiro y aferrándose a los hombros del otro.
Las manos de Lucian volaron para tocarle, también besó sus labios, mejillas y cuello de nuevo. Pronto, solo acariciar su torso no fue suficiente, la incertidumbre e indecisión de Lucian se esfumaron junto con el sol de aquel día; sus dedos comenzaron a quitar el botón de los jeans de Noah, hasta que pudo colar la mano.
Estaba demasiado apretado allí dentro, pero no fue imposible rebuscar entre las prendas hasta tocarle sin la tela de por medio.
Al principio, Noah estaba hecho un mano de nervios, y le costó un poco pedir lo que deseaba: que Lucian se quedara esa noche con él, pero luego de ello se encontró fuera de sí; definitivamente su compañero le estaba llevando al cielo; con una mano fuerte y caliente, Lucian le tenía sujetado con firmeza del cuello, mientras la otra mano trabajaba en su orgasmo.
Tuvo que sostenerse de los hombros de Lucian para no caer, las rodillas amenazaban con fallarle y dudaba poder mantenerse en pie por mucho tiempo; cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio inferior de la misma forma evitando que un sollozo emergiera; usualmente no era ruidoso, pero en esta ocasión lo estaba siendo y al parecer no podía evitarlo.
La mano que estaba en su cuello acarició su rostro, pasó por su mejilla hasta llegar a su labio, liberándolo de entre sus dientes con el dedo pulgar.
—No, no, no— Lucian susurró sobre sus labios, —no te contengas, cariño, déjame escucharte—, le besó en la boca, succionando con delicadeza el borde inferior, aliviando la leve hinchazón que sus dientes dejaron.
Noah suspiró y luego gimoteó cuando Lucian apretó su carne, acariciándole con más furia; entonces su vista se tornó borrosa, ligeras lágrimas nublaron sus ojos y aun a través de ellas pudo distinguir a Lucian mirándole de cerca, atento a sus gestos. El alfa parecía recrearse en su éxtasis, porque mientras más sonidos salían de la garganta de Noah, la mandíbula de Lucian se apretaba y su respiración se agitaba.
Noah no era un mojigato, pero tampoco era una persona demasiado atrevida que gozara exhibiéndose; sin embargo, la mirada de su compañero sobre él, la forma en que parecía estudiarlo, la manera en la cual cambió el ángulo de sus caricias buscando su mayor placer basándose en las reacciones que observaba, enloqueció más a Noah, avivando su excitación y construcción del orgasmo.
Quiso advertirle, decirle que estaba cerca, incluso trató de tirar del brazo de Lucian para que sacara la mano de sus pantalones; pero terminó con una fuerte convulsión y algo como un graznido que estuvo seguro todo el edificio oyó.
Solo el fuerte cuerpo de su compañero al frente y la pared a su espalda evitaron que cayera al suelo.
Noah podía escuchar su propio corazón martillar, apoyó la frente en el hombro de Lucian y le tomó unas cuantas respiraciones poder estar consciente de nuevo; entonces, sintió sus pantalones húmedos y pegados a su piel, además de algo duro y grueso clavado en su cadera. Su boca se secó cuando cayó en la cuenta de que solo él había alcanzado el clímax.
Noah también podía hacer algo por su compañero, él lo haría todo por su compañero; así que aprovechó su posición, y besó su cuello, llegó hasta su oreja y la atrapó entre sus dientes. El alfa gruñó ronco.
Así que ese era un punto sensible; Noah iba a tomar algo de ventaja de ello. Sus besos fueron húmedos cuando le besó e incluso mordisqueó la manzana en su garganta, luego regresó a su oreja, tirando levemente de ella, incitándole antes hacer su siguiente petición; incluso se lamió los labios antes de musitar: —Lucian, hazme el amor.
.
La luz a través de sus párpados era demasiado resplandeciente, las pestañas de Noah temblaron antes de dejar al descubierto sus soñolientos ojos verdes. Tenía el pecho y la mejilla apoyada sobre el colchón, mientras la sábana tapaba la mitad inferior de su cuerpo desnudo.
No se movió ni un ápice, solo miró alrededor dándose cuenta que era un día brillante, notó la puerta de su habitación completamente abierta y seguramente la cortina del gran ventanal de la sala lo estaba también, por eso había tanta luz en todo el departamento.
Tragó duro cuando las imágenes de la noche anterior llegaron a él; pasó la mayor parte del tiempo algo aturdido, así que los sucesos podrían pasar por un sueño; pero no, no lo eran, ellos habían... Lucian entró a la habitación, tenía una taza en su mano, y en cuando le vio despierto le sonrió.
Lucian dejó la bebida en el mueble junto a la cama y cuando vio que Noah comenzó a incorporarse le ayudó, le tomó con cuidado hasta lograr colocarlo en una mejor posición, la sábana aún cubría su regazo.
Noah sintió una ligera molestia en la cadera, nada que no pudiera manejar y algo que era la prueba de lo que había sucedido entre ellos.
Lucian le ofreció la taza, era un tibio té de menta, —anoche yo... lamento mucho si te lastimé—, se disculpó y al instante sus mejillas se tornaron rosas, desviando la mirada por un instante.
Noah le tomó la mano y la apretó, —oh, no; no me hiciste daño— su voz estaba algo ronca, por su reciente despertar y porque en realidad él se había dejado ir por completo la noche anterior; bebió del té para aliviar su garganta, luego agregó sonriente, —fue perfecto.
Los ojos oscuros le miraron atento, sorprendido por un instante, luego sonrió también; se acercó y le besó la mejilla, para meterse a la cama con él y después abrazarle.
¿Cómo Lucian podía comportarse tan tímido cuando horas atrás había sido tan arrebatado en la cama? Noah no quiso buscar la respuesta, solo se dejó hacer, disfrutando de su toque y de las mariposas revoloteando en su estómago.
Estaba tan feliz y relajado.
—Mis padres organizaron una cena este fin de semana y me preguntaba si tú... si tú quisieras ir conmigo.
El alfa le miró atentó y justo cuando iba a abrir la boca, Noah le interrumpió.
—Pero no tienes que responderme ahora, no quiero que pienses que te estoy presionando ni nada— miró la taza entre sus manos y la rodó un poco, —solo piénsalo, ¿sí?
Lucian sonrió, no tenía nada qué pensar, él ya sabía la respuesta; pero decidió tomarle la palabra a su compañero; le besó la frente y contestó, —está bien, mi cielo, voy a pensarlo.
¿Mi cielo? Oh, por supuesto que Noah podía acostumbrarse a eso.
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ESPACIO PARA CHARLAR: Este capítulo fue bastante largo, incluso pensé en cortarlo, ya que usualmente hago capítulos de 2,400 palabras y este sobrepasa las 4,000; o sea, casi el doble. Pero bueno, al final decidí que así se quedaría pues todos los asuntos y situaciones giran en torno a lo mismo.
Si notaron por qué Lucian llamó así a Noah justo al final, ¿cierto?; es algo "cursi", ¿no?
Sus comentarios me mantienen con vida, gracias por seguir esta historia; nos leemos en el Baúl del Tesoro, con datos curiosos de los personajes y situaciones.
P.D. 1. Dedicado a Conejo, ya que sin su ayuda esto no hubiera fluido.
P.D. 2. No sé cuanto demore en subir el próximo capítulo, espero que no mucho.
P.D. 3. Disculpen los errores de dedo, redundancia, redacción y otros.
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