Princesa.

***NOTAS PRELIMINARES: Es posible que se requiera nuevamente la lectura del capítulo titulado "¿Cazadores aliados?" para recordar algunos nombres, ya que se mencionan algunos personajes que podrían ser clave para el desarrollo del capítulo a continuación.

Capítulo 23. 
Princesa.

—¡¿Qué?!—, fue lo único que Duncan pudo "escupir" ante la noticia.

—Hemos revisado todos los registros y las cámaras de seguridad, se reportó como suicidio— reiteró Dylan.

Esa mañana, el cazador que se hallaba en la cárcel, aquél que les atacó, había amanecido muerto, los guardias habían encontrado rastros de veneno bajo su lengua. Y, por si no fuera poco, el otro cazador, el que se hallaba aún hospitalizado, había muerto también durante la madrugada.

—No puede ser una coincidencia—, exclamó Jared, al lado de Duncan.

—Por supuesto que no lo es— dijo David, que también estaba en la oficina; luego, movió los dedos sobre el teclado del computador y en la gran pantalla pareció un video, era de las cámaras de la cárcel, donde había sido recluido el cazador.

—Ayer tuvo un visitante—, aclaró David cuando un hombre delgaducho y algo encorvado apareció en escena, solo habló un par de minutos con el cazador en custodia y se fue; había permanecido con la cabeza gacha todo el tiempo, seguramente para evitar que su rostro fuera captado en su totalidad por las cámaras; pero David había revisado la grabación varias veces y cuando verificó la firma maltrecha en el libro de visitas supo quién era.
—Es Lester Kendrick—, continuó David, —es el otro cazador que hemos estado buscando, el que fue expulsado de su grupo por malas prácticas—, movió de nuevo sus dedos sobre el teclado y en pantalla el video cambió, ahora era el de las cámaras de otro lugar; —Lester también estuvo en el hospital, pero solo aparece en la recepción, le he preguntado a la enfermera que estuvo en ese momento, Lester no insistió en ingresar cuando se le solicitó demostrar su parentesco con el paciente; simplemente se fue.

Jared mordió su labio inferior por un instante, luego exclamó, —de alguna forma está involucrado en ambas muertes, no es coincidencia— repitió.

—Seguramente, pero hasta ahora no hay forma de probarlo—, agregó Dylan.

Duncan soltó un suspiro y luego tomó asiento, pasó la mano por su rostro hacia arriba, echando su cabello hacia atrás; esto en definitiva nunca lo imaginó: los cazadores habían muerto antes de dar un testimonio, o de decir siquiera porqué habían hecho lo que hicieron; era como si...

—No me sorprendería que los hubieran matado para silenciarlos—, David puso en palabras los pensamientos de Duncan.

Jared preguntó, —¿que no hay manera de localizar a ese sujeto llamado Lester?

—Él fue el último visitante en la cárcel, dio un nombre falso y David solo lo reconoció por el garabato que usó por firma y porque ha visto su fotografía; en el hospital solo llegó preguntando por el paciente, cuando se le pidió identificarse dijo que era un amigo, pero al saber que solo la familia cercana podía ingresar, se fue; gracias a las cámaras supimos que era el mismo hombre— explicó Dylan.

—¡¿Y?!— rebatió Jared de nuevo.

—Trabajo en ello— respondió David.

Jared iba a insistir, pero los dedos de Duncan se cerraron en su muñeca, diciéndole de manera muda que parase.

El lobo miró a su compañero, Duncan se veía un poco cansado y pensativo; luego observó a Dylan y a David, estos se notaban molestos y afectados por la situación, pero hasta el momento solo él estaba a punto de perder la compostura.

Duncan le miró a los ojos por un instante, después le soltó la muñeca para sentarse mejor, apoyando la espalda por completo en el sofá, —¿creen que esté trabajando solo, que solo él haya visitado a los cazadores?—, lanzó la pregunta.

David se lo pensó dos segundos, luego dijo, —no, tendré que revisar mejor los videos y los registros; aunque en primera instancia puedo decir que es la única persona que visitó la cárcel y el único que intentó ingresar al hospital; si hay alguien más, probablemente se infiltró; verificaré eso también.

Duncan asintió satisfecho con la promesa, David parecía una persona seria y eficiente.

Tras unos instantes de silencio, Dylan dijo, —sobre este asunto, no hay nada más por hacer, en cuanto tengamos noticias les notificaremos— se levantó de su lugar y caminó hacia la salida de la oficina, —ahora debo ir a una reunión con el alfa, el seguramente querrá saber los detalles—, la oficina de Isaac estaba unos pisos más arriba; con eso estaba despidiendo a Jared y Duncan de allí, porque David se quedó trabajando en el computador instalado en el escritorio.

Empujando el carrito con Cassie dormida en él, Duncan recorrió el pasillo al lado de Jared, su destino era el ascensor.

—Aunque David dijo que él se encargaría, creo que no estará de más preguntar por algo de información al personal que labora en la cárcel—, exclamó Jared después de que presionó el botón que los llevaría al estacionamiento subterráneo y las puertas metálicas se cerraron.

—¿Tienes contactos allí?

Jared mordisqueó su labio inferior, pensativo por un instante; asintió con la cabeza y contestó, —tal vez, un par.

—Bueno, no veo por qué no indagar un poco.

Bajo la atención de Duncan, Jared sacó el teléfono móvil de su bolsillo y buscó entre sus contactos, detuvo por un momento el movimiento de sus dedos, parecía dubitativo, pero luego presionó el botón verde y con rapidez pegó el artefacto a su oreja.

El timbre sonó una vez, dos veces, tres... y luego la campanilla del ascensor anunció su destino, las puertas se abrieron y Jared se hizo a un lado, pero con su mano libre mantuvo las puertas en esa posición para que el carrito y Duncan pudieran salir sin problema.

¿Sí, quién habla?—, escuchó la voz de su interlocutor, en ningún momento desatendió el teléfono ni se alejó de él.

—Hola, Kyle—, saludó, cuando él también salió del cubículo metálico.

Hubo un silencio y luego una leve exclamación de sorpresa, —¿Jared, en serio eres tú?—; después, la risa gutural del hombre al otro lado de la línea se escuchó y dijo, —sigues siendo tan expresivo como te recuerdo—, ya que la frase de Jared había sido muy plana, solo un par de palabras; —te conozco, y sé que no llamaste solo para saludar.

Camino al auto, Jared redujo la velocidad de sus pasos, manteniendo una distancia prudente detrás de Duncan, antes de darle la razón a su interlocutor, —así es, me conoces.

Sé también cómo te gustan las cosas, sin rodeos, así que dime, ¿qué necesitas, precioso?—, la última palabra pareció un ronroneo.

Jared ignoró aquella insinuación y preguntó, —¿sigues siendo parte de la guardia de la cárcel del distrito poniente?

Afirmativo, y apuesto a que llamas por asunto del reo que se suicidó anoche.

—Sí.

Kyle rio, entre soberbio y burlón, —precioso, ¿en qué estás metido ahora?

—¿Tienes información?—, ignoró de nuevo el sobrenombre que por segunda vez Kyle usó con él.

No ocurrió en mi turno, de hecho, justo dentro de un par de horas entraré a servicio, así que oficialmente no he sido notificado, sé que ocurrió un deceso porque tengo un conocido laborando en ese horario.

En otras palabras, eran unos cotillas, eso entendió Jared de toda esa palabrería.

—¿Puedes conseguir los detalles de lo que ocurrió?—, pidió.

¿Qué no hay un comité encargado de ello? Seguramente ya estarán investigándolo, ¿o es que acaso ese es tu trabajo ahora?

—¿Puedes o no?—, repitió Jared.

Kyle hizo un sonido gutural, parecía estarlo pensando; —sí, puedo; pero no sé si quiero hacerlo.

—Kyle—, advirtió Jared entre dientes, deteniendo sus pasos y mirando a Duncan abrir el auto; iría a ayudarle, pero tenía la corazonada de que su interlocutor estaba por decir algo que no quería que el sensible sentido de audición de su compañero captara.

¿Qué me darías a cambio?

—Este es un asunto en verdad importante—, respondió.

Supongo que lo es, de lo contrario no hubieras llamado—, rebatió Kyle, —vamos, precioso, ven a visitarme una de estas noches y te daré toda la información que necesites.

Jared luchó por no romper entre sus dedos el teléfono que sostenía, él estaba plenamente consciente de su comportamiento en el pasado, pero debía admitir que hubo algunas decisiones, o compañeros de cama, de los que sí se arrepentía. Kyle era uno de ellos, cuando el sujeto "tomaba confianza" era insistente, pegajoso e impertinente; por desgracia era la mejor opción de Jared en ese momento; de hecho, el lado racional de Jared era el que había evitado que eliminara a Kyle de sus contactos, eran pocos los guardias de confianza en aquella cárcel.

—Imposible—, exclamó tajante Jared; Kyle sabía que Jared vivía en otra ciudad, así que esa respuesta debía bastar; Jared no tenía por qué ni iba a explicar más.

Oh, vamos, precioso, por los viejos tiempos.

Jared miró nuevamente a Duncan, maniobrando con Cassidy dormida; suspiró y dijo con bastante más seriedad, —olvídalo, Kyle, creo que fue un error contactarte.

Espera, Jared, no...

Y colgó, pensando en que había sido una muy mala decisión.

Tal vez habría sido mejor llamar a Erin; a ella la había conocido mucho antes que a Kyle. Jared sabía que Erin actualmente trabajaba en la guardia de la cárcel del sureste, no dudaba que ella tuviera contactos en la del poniente, pero con certeza sería un poco más tardado hallar información.

—No vayas a despertar, que fue un milagro hacer que te durmieras—, escuchó murmurar a Duncan cuando estuvo cerca, su esposo ya le estaba colocando las cintas de seguridad a Cassie para sujetarla a la silla de viaje.

En silencio, Jared se dedicó a empacar el carrito para después meterlo a la cajuela.

—¿Qué sucedió?— preguntó Duncan cuando llegó a su lado, cuando Jared justo cerró el maletero, —¿tu contacto puede ayudar?

Negó, —no sabe mucho, sucedió en otro turno.

—¿Y no puede indagar?

—No lo creo, será muy difícil, imposible obtener información a través de él; intentaré llamar a otra persona.

Duncan asintió, luego tomó la muñeca de Jared para mirar la hora en su pulsera, —¿podrías hacerlo después?, debemos ir a casa, mamá dijo que Rita llegaría pronto.

Y así fue como Jared recordó que, la noche anterior, Dafne había llamado anunciando que la madre de Cassidy llegaría por la pequeña; con todo lo sucedido lo había olvidado.

Duncan resopló, —no puedo creer que ya tenga que irse—, miró a Cassie dormida en su silla.

—Sabíamos que solo serían algunos meses.

—Pero no pensé que fueran tan pocos.

Jared sonrió al ver la forma en la que Duncan arrugó la nariz como señal de inconformidad; se acercó más, le besó la mejilla y dijo, —vamos, que se hará tarde.

.

Johan despertó de su siesta vespertina, recientemente las charlas con Nicholas ser habían prolongado, incluso, el vampiro, en dos ocasiones se había colado a su habitación a través del ventanal, solo para asegurarse que estaba sano y salvo en el lugar. Johan nunca había estado tan agradecido de no haber cambiado de habitación con Cameron.

Y, debido a esto, cualquier momento durante el día en el que no tuviera que atender algo importante, era bueno para dormir un poco.

El sol ya estaba por ocultarse cuando Johan, recién duchado, salió de su habitación; en la sala de estar se encontraba Cameron, entretenido en su videojuego ambientado en un apocalipsis zombi; mientras que Zoe, como sucedía recientemente, no estaba por ninguna parte. Johan cruzó la sala y fue directo a la salida, el apartamento de Duncan y Jared había sido su destino días antes, porque jugar con Cassidy estaba comenzando a ser algo natural y que, no iba a admitir, disfrutaba.

Se detuvo frente al elevador, podría tomar las escaleras, pero no tenía prisa. Metió ambas manos en los bolsillos de sus jeans y esperó mirando sus pies.

Pensó en lo mucho que había cambiado: se llevaba mejor con su primo, se había hecho más cercano a Duncan y Jared, pasaba tiempo jugando con una niña que ni siquiera podía hablar todavía, y había desarrollado una extraña, pero interesante, amistad con un vampiro. ¿Su padre estaría orgulloso? Seguramente no.

Su padre, Arthur Sanders, era un hombre bastante conservador y estricto; le reprendería severamente si supiera que tenía pasatiempos diferentes a la práctica de armas; sería capaz de despellejarlo si supiera que tenía intereses diferentes a las hembras. Poco faltó para que lo mandara a un internado como castigo por haber causado el "mal entendido" con el Huevo de Fabergé; Johan había "avergonzado" a la familia Sanders con semejante comportamiento. Afortunadamente el círculo íntimo y el primer beta de la manada habían convencido a su padre de no hacerlo, el argumento fue que aún era joven; aunque algunos meses después cumplió los veintiún años.

Estando inmerso en sus pensamientos, los movimientos de Johan fueron automáticos, así que cuando fue consciente, las puertas metálicas ya estaban próximas a abrirse en el piso donde el apartamento de Duncan y Jared se encontraba.

La campanilla sonó y luego las placas brillantes se deslizaron, dejándole el camino libre.

—¿Estás segura de que estarán bien?—, Duncan preguntó en medio del pasillo, allí estaba también Jared y dos mujeres; a una la reconoció como cambiaforma, la otra era... era una vampira, tenía que serlo, su presencia lo gritaba.

—Por supuesto— contestó la cambiaforma; Johan la miró mejor y notó su cabello de un tono castaño parecido al de Duncan; o tal vez el hecho de que tuviera en brazos a Cassidy y que había escuchado que la madre de la pequeña era familia directa de Duncan le nubló su juicio, dando por hecho las cosas inmediatamente.

—No tienen por qué irse ahora, pueden quedarse y pasar la noche aquí—, fue Jared quien ofreció.

—No, es imprescindible partir de inmediato— dijo la vampira, su cabello negro y lacio apenas le rozaba los hombros.

Entonces, Duncan viró el rostro volcando toda su atención en Johan, que seguía de pie al final del pasillo.

—¡Ey, Jo!—, Duncan le sonrió y Johan sintió ese ligero cosquilleo en la boca del estómago; sí, definitivamente su padre le despellejaría si supiera que no se sentía atraído por una hembra.

—Llegaste a tiempo—, exclamó Duncan, agitando la mano, indicándole que se acercara, —Cassie debe irse, ven a despedirte de ella.

—¿Se va?—, la noticia le tomó desprevenido.

.

Una posible explicación que Nicholas podía ofrecer era la participación de un vampiro en las muertes de los cazadores; después de planearlo meticulosamente, él mismo podría haber entrado sin mucha dificultad a tanto a la cárcel como al hospital, pero aún así, habría dejado algunas pistas o huellas, las cuáles no había por ninguna parte. Él y Sirhan habían revisado el lugar a petición de Dylan y de David.

Lo que dejaba la otra teoría más factible: alguien dentro de las instalaciones, alguien que no tuvo la necesidad de entrar y salir, hizo "el trabajo". Además, estaba el hecho de que los restos de veneno que habían hallado bajo la lengua del cazador de la cárcel no se parecía a ningún otro que hubieran visto antes.

Nicholas caminó en dirección a la salida de edificio junto a Sirhan; a través de las puertas de cristal pudo comprobar la noche estrellada.

—Esto está mal—, dijo Sirhan, —si resulta que fue un trabajo interno, hay que tener mucho más cuidado; el alfa Isaac debe ser más precavido, incluso con el círculo íntimo.

—Seguramente Dylan se lo hará saber—, contestó al empujar la puerta.

Solo dio tres pasos fuera y se detuvo. Sirhan también frenó a su lado.

Había una auto mediano aparcado junto a la acera y de pie, al lado, una vampira de figura esbelta y cabello lacio y negro hasta los hombros, los miraba; no, miraba a Nicholas.

Sirhan se tensó, Nicholas pudo sentir que su acompañante casi se puso en guardia; así que el vampiro dio un paso al frente, porque conocía a quien le estaba mirando.

—Victoria—, dijo Nick.

Ella esbozó una leve, casi imperceptible sonrisa, —Nicholas—, le saludó.

—Ha pasado un tiempo—, él se acercó solo un par de pasos más.

—Décadas—, especificó Victoria, —y veo que ahora tienes aliados, me alegro, no es saludable andar sin compañía por el mundo—, ella por un instante miró a Sirhan.

El lobo no se inmutó, sino que permaneció en su lugar y sin perder detalles de la interacción entre aquellos dos, imaginó que incluso podrían ser del mismo aquelarre; no falló en su suposición.

—¿Dónde has estado todos estos años?— preguntó Nick, tan directo como cuando quería.

—Me mantuve al lado del príncipe Anthony cuando decidiste ir por tu cuenta.

Nicholas negó, —hace quince años me reuní con él, no estabas allí.

Victoria sonrió, esta vez la curva en sus labios fue más evidente, incluso se separaron un poco dejando ver sus colmillos.

—El príncipe me ha asignado una tarea muy importante, algo que hasta hace poco solo yo sabía, pero que ha decidido comunicar a los más cercanos.

Y bueno, Nicholas fue, en su tiempo, la mano derecha del príncipe Anthony.
—¿Qué tarea?

Victoria miró de nuevo a Sirhan y Nick lo notó, sinceramente él había olvidado su presencia, el lobo era sigiloso y pasaba desapercibido cuando se lo proponía.

—Bien lo dijiste, es mi aliado—, exclamó Nicholas, —sea lo que sea que tengas que decir, estará bien frente a él.

El pecho de Sirhan se infló, en verdad apreció aquellas palabras de su compañero de viaje y amigo; pero sospechó que no serían suficientes para convencer a la vampira.

Victoria negó, —esto es un asunto de nuestra especie—, sentenció.

Sirhan se aclaró la garganta y dijo, —iré al interior de nuevo, verificaré que no hallamos pasado nada por alto—, y dio media vuelta.

Una vez que el lobo se perdió tras las puertas del edificio, Victoria abrió el auto y con un ademán le invitó a subir como pasajero.

Por un instante Nicholas dudó, pero luego solo pensó en lo mucho que deseaba que fuera una charla rápida, esperaba tener el resto de la noche libre para visitar, como había hecho hasta entonces, a Johan.

El vampiro se deslizó al interior del auto, y no iba a negar que se sorprendió al encontrarse al final del asiento con una cambiaforma lobo que sostenía en brazos a Cassidy, la pequeña que había visto antes en compañía de Johan.

Parpadeó confundido, tratando de averiguar qué relación tenía aquella cachorra con el misterio que Victoria pintaba.

—La tarea que el príncipe me encomendó fue la de guardia y dama de compañía—, las palabras de Victoria desde el asiento del conductor no le hicieron despegar la vista de la pequeña que se acurrucaba en los brazos de la mujer.
—Ella es Rita—, continuó Victoria, —la compañera del príncipe, y Cassidy es su cría.

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ESPACIO PARA CHARLAR: Puede que incluso sea necesario releer el libro 1 de la saga, el que habla de los orígenes de Nicholas, sobre todo para recordar los nombres (ji, ji, ji).

Espero no tardar con el siguiente capítulo; ya saben que avanzo lento.
Muchas gracias por seguir aquí.

Perdón por los errores de dedo, ortográficos, de coherencia y demás; en verdad no tengo tiempo de revisarlo como debería.

Ósculos a todo/as.

P.D. El 26 de mayo fue el cumpleaños de Duncan. 

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