Epílogo.
Epílogo.
Johan apretó los labios y se llevó la mano hacia el hombro contrario y más allá; su omóplato había sido arañado y aun ardía.
—Todavía no deja de sangrar—, la voz de Sirhan se escuchó solo unos pasos detrás.
Johan se apoyó en el tronco de un árbol y suspiró, —siento haberte metido en esto.
—No lo hiciste—, respondió Sirhan y se acercó para estar a la par, —yo decidí seguirte.
El joven sacudió la cabeza, —no debí hacerlo, creo que no estaba pensando; fue imprudente de mi parte—, confesó.
Sirhan se encogió de hombros, —sino lo hubieras hecho, no habríamos descubierto esto—, señaló a su alrededor.
Cuando estuvieron en el cementerio, una de las criaturas había herido a Johan; él, con el afán de darle su merecido, lo siguió hasta un área alejada del resto y entonces lo vio. Era una "fisura" brillante en una pared lateral del mausoleo.
Johan había estado presente cuando el lobo Lucian había descrito aquella luz de la cual emergieron criaturas que le atacaron en el callejón; por eso supo qué era lo que estaba viendo. No dudó en seguir a la criatura que se aventuró a través de la luz. Pero no contó con que "quedaría atrapado" en un lugar extraño; y mucho menos imaginó que Sirhan iría tras él; desafortunadamente la criatura que había seguido escapó.
Era de noche y había plantas y árboles altos alrededor; la luz de la luna que se filtraba entre las ramas y hojas era suficiente para poder ver por donde andaban.
Por el momento, decidieron no alejarse demasiado del lugar donde habían entrado, aunque el portal había desaparecido.
—¿Dónde crees que estamos?—, preguntó.
—No tengo idea, no lo reconozco—, respondió Sirhan al tocar el árbol de junto; cerró los ojos e intentó sentir algo, lo que fuera. Nada.
Johan lo miró, pero no preguntó sobre lo que pareció un extraño ritual por parte del mayor; así que solo atinó a sentarse al pie del árbol. Buscó entre los bolsillos de su chaleco el intercomunicador: estaba muerto, la batería aún estaba cargada pero no había señal, ninguna.
Pronto, vio a Sirhan rendirse de lo que sea que estuviera haciendo y terminó tomando asiento a su lado también.
—Tendremos que cazar algo para el desayuno, ¿cierto?—, preguntó Johan unos minutos después.
—Seguramente, pero no creo que sea prudente encender alguna fogata, no sabemos qué tan cerca están las criaturas, el humo podría atraerlas; será mejor cazar y comer en nuestra forma de lobo.
Johan asintió lentamente y pensativo, movimiento que no pasó desapercibido para el otro; así que preguntó, —¿alguna vez lo has hecho?
—Solo un par de veces, hace un tiempo—, Johan no estaba acostumbrado a ello, no había sido su cosa favorita.
Sirhan le sonrió, —seamos optimistas, puede que encontremos la salida antes del amanecer.
Johan en verdad quería serlo, pero no podía mantener sus dudas e imaginación a raya; ¿a dónde los había llevado el extraño portal? ¿Al otro lado del mundo? O tal vez estaban a solo unos kilómetros de su base. ¿Las criaturas sabían usar los portales como pasadizos para atacar y escapar? ¿Qué o quién los abría?
Siseó y se sentó derecho, despegando su espalda del árbol cuando la herida en su omóplato ardió.
—Déjame ver— pidió Sirhan, a lo que Johan giró un poco para darle acceso.
Sirhan hizo un ligero sonido gutural en desaprobación y dijo, —creo que tendrás que cambiar para acelerar la curación.
Johan no estaba acostumbrado a hacerlo al aire libre, ni con alguien mirándolo mientras se desnudaba, así que negó, —no es tan malo, no duele mucho.
—Parece profunda y no está sanando como debería.
Se encogió de hombros y evitó hacer una mueca cuando sintió una punzada en el área, —sanará, solo hay que esperar.
El mayor lo miró no muy convencido, pero cuando abrió la boca para decir algo, las pisadas sobre las hojas y ramitas los alertó.
Johan inmediatamente empuñó uno de sus cuchillos y se puso de pie con lentitud y cautela, sosteniéndose con la mano contraria en el tronco del árbol.
Las pisadas eran lentas y suaves, lo que sea que venía hacia ellos era cuidadoso, y al parecer solo uno; aunque podría haber otros alrededor, volando; porque había monstruos con alas también.
Por el rabillo del ojo, Johan notó que Sirhan también estaba en guardia.
El viento sopló, las ramas se mecieron y con ellas las hojas, entonces las pisadas se detuvieron.
—Tratemos de no separarnos— musitó Sirhan, a lo que Johan asintió.
El silencio era abrumador, porque incluso el viento no volvió a soplar; solo las pisadas se escucharon de nuevo.
Johan agudizó sus sentidos, logrando deducir la dirección por donde la criatura aparecería. Miró unos arbustos y esperó; las hojas se agitaron y una sombra emergió.
Su silueta era diferente a lo que esperaba: podría decir que era la figura de un hombre normal; no había alas, brazos largos, joroba ni deformidades propias de los seres contra los que habían luchado. Pero aún no podía bajar la guardia.
El sujeto se acercó con cautela, hasta quedar bajo el halo de luz de luna: Sí, era un hombre, pero solo vestía unos pantaloncillos, estaba descalzo y desarmado.
Johan distinguió el buen tono muscular del hombre, sus ojos verdes, unos lunares en su rostro y la sombra de una barba ligeramente crecida. Sus pantalones llegaban sobre sus tobillos y algo sucios, como si hubiera estado corriendo entre el lodo; y tenía una cicatriz grande en el pecho, justo en el centro.
Sin embargo, la mirada del sujeto no era amenazante, sino interrogante.
Tal vez era un nativo del área, tal vez él podría ayudarlos; sí era así, Johan estaría feliz de no tener que cazar y comer su presa cruda para el desayuno.
Miró a su acompañante, seguramente el mayor estaría pensando en algo similar; pero Johan no esperó ver una expresión de asombro en el rostro de Sirhan.
La boca de Sirhan estaba entreabierta, no dejaba de parpadear; no hasta que el hombre dio otro paso hacia ellos.
Sirhan tragó duro antes de decir, —¿Liam?
El hombre ladeó la cabeza, como estudiándolo, entrecerrando los ojos.
—¿Liam Bennett, en verdad eres tú?—, volvió a preguntar Sirhan.
¿Había dicho Bennett? Johan no entendía nada, así que miró de nuevo al sujeto, esperando su respuesta, y entonces lo notó: ese hombre que solo vestía pantaloncillos, debajo del rastrojo de barba, tenía muchísimo parecido con el amigo de Jared y Duncan; aquel sujeto llamado Noah.
FIN
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ESPACIO PARA CHARLAR.
Sé que varios lectores se fueron en el libro anterior (cuando Liam se fue); así que quiero agradecer a quienes han llegado hasta aquí. Ya lo sospechaban, ¿verdad?
Si no, aquí se los aclaro:
Logan = Liam
Dustin = Duncan.
Creo que fue bastante obvio (je, je, je).
En fin, nos leemos en el próximo libro (Hidden).
Leo sus teorías y sospechas para la siguiente parte de la historia. ¡Sus comentarios me dan vida!
***Recuerda que la colección de libros de este Universo sigue el orden:
01. Creciente.
02. Menguante.
03. Moonlight.
04. Sunlight,
05. ¡Sam, me gustas!
06. Clear.
07. Starlight.
08. Hidden.
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