Enfado.
Aviso: El siguiente capítulo puede contener escenas fuertes e impactantes, sangrientas, violentas, sexuales y/o lenguaje inapropiado, no aptas para menores de edad; se recomienda discreción.
Capítulo 16.
Enfado.
La mezcla de emociones fastidió a Noah y su estado de ánimo se fue a la basura. Cuando Jared se marchó, él se mantuvo callado y con el ceño fruncido. Lily le ofreció un pañuelo para limpiar su rostro, pero no quiso siquiera tomarlo.
Minutos después, se encontró en su propia oficina mientras Lucian le curaba el labio partido, no es que fuera algo grave, es decir, por ser un cambiaforma eso definitivamente no estaría allí al día siguiente.
—Ya, olvídalo—, exclamó cuando el roce de la gasa se le hizo molesto, incluso lo despreció hondeando la mano.
—Es mejor si la mantenemos limpia—, explicó Lucian, esquivando su movimiento para llegar de nuevo a la herida.
Movió la cabeza tratando de alejarse, pero Lucian no se rindió, por lo que Noah de mala manera terminó aceptando la atención.
Lucian finalizó y guardó las cosas en la pequeña caja que de algún lado había sacado, a Noah no le importaba eso.
Resopló y se dejó caer en su silla giratoria, Lucian estaba frente a él, acuclillado.
Tras unos instantes, el alfa preguntó desde su posición: —¿quieres hablar de ello?
Noah volteó el rostro, incluso empujó un poco su silla para alejarse de él, y masculló, —no lo entenderías.
—Tienes razón, pero puedo escucharte— ofreció, poniéndose de pie.
—¿Para qué? Seguramente pensarás que estoy mal de la cabeza.
—No lo haría.
—Ah, ¿no?—, cuestionó Noah, él también se puso de pie.
—Por supuesto que no.
Noah dio un paso hacia Lucian, —¿y si te dijera que quiero asesinarlo?—, dio otro paso, —y que no voy a descansar hasta ver muerto a Kris.
—¿En verdad es lo que quieres?
Los puños de Noah se apretaron, al igual que su mandíbula; primero Jared y ahora Lucian cuestionaba sus deseos, ¿qué acaso nadie comprendía? Kris se había burlado de su hermano, se aprovechó de su amor para mantenerlo cerca como un simple juguete; Liam lo llamaba amigo sexual, ¿qué demonios era eso?
La respiración de Noah se agitó y gruñó molesto, necesitaba... él necesitaba liberar todo su enojo, así que empujó parte de las cosas que estaban sobre el escritorio, con su brazo barrió con los folios, carpetas y bolígrafos, luego tomó aquél pisapapel de cristal en forma de globo terráqueo y lo estrelló contra el suelo con bastante fuerza.
Lucian no se alejó de él ni abandonó su lugar; en segundos, los papeles estuvieron regados a su alrededor y el vidrio hecho añicos a sus pies; el único movimiento que hizo fue virar el rostro, bajó la cara hacia un lado, como si la estuviera escondiendo, y se quedó quieto.
Noah tomó también la Cuna de Newton, ese péndulo de metal que decoraba su mesa, y de igual manera lo arrojó haciendo que las pequeñas esferas plateadas rebotaran sobre la baldosa antes de desperdigarse por el área; y por último volcó su silla giratoria.
La puerta de la oficina se abrió y Noah miró molesto hacia ella, —¡¿qué?!—, exclamó.
Era Lily, y detrás de ella estaba Grace, tratando de mirar sobre el hombro de la primera.
—Yo solo... escuché algo y creí que-¡Lucian, ¿qué te ha sucedido?!—, la misma Lily interrumpió su explicación con la pregunta.
Noah dejó de ver a las mujeres para mirar a Lucian, su compañero no se había movido ni había mencionado palabra alguna desde que comenzó a arrojar las cosas.
La furia se drenó de su cuerpo, fue tan súbito que, literalmente, Noah lo sintió: sus brazos quedaron laxos y sus rodillas perdieron fuerza; se sostuvo de la esquena del escritorio cuando algo se hundió en su pecho, fuerte y tan pesado que lo dejó sin aliento al ver el delgado hilo de sangre que escurría por el rostro de Lucian, por su pómulo, mentón, hasta dejar unas gotas en el cuello de su camisa.
—No tiene importancia, está bien— dijo Lucian mirando a Lily, pidiéndole con ese gesto que les dejara solos de nuevo.
Lillian captó a la primera, así que solo retrocedió, empujando y llevándose a Grace con ella, para decir antes de cerrar la puerta, —estaré aquí afuera, por si necesitan algo.
Tanto el ofrecimiento como la puerta al cerrarse fueron omitidos por el cerebro de Noah, pues solo se estaba preguntando si él había herido a Lucian.
—Perdóname— dijo Noah, —yo no quise... no quise hacerte daño— finalizó, y luego miró a su alrededor, como si recién se diera cuenta del desastre que les rodeaba.
—Descuida.
—Nn-no, yo... — Noah se acercó y acunó su rostro, tocando el lado que no tenía sangre, —mira lo que te he hecho—, el verde de sus ojos resplandeció debido a las lágrimas que se formaron de inmediato.
Lucian le tomó la mano y le besó la palma, —oye, fue un accidente, ¿de acuerdo
Noah sacudió la cabeza, negando, y luego se echó a sus brazos, llorando y disculpándose.
—Lo siento mucho; no sé qué sucede conmigo, yo no soy así, no soy agresivo ni violento, yo...
—Está bien, cariño—, Lucian comenzó a frotarle la espalda, —está bien, déjalo salir.
Noah estaba cansado de llorar, una de las razones por las que había regresado a su departamento era esa, no quería seguir llorando; pero, por Dios, que no lo podía controlar, simplemente los sentimientos eran demasiado abrumadores.
Probablemente el tacto de su compañero le hizo las cosas más fáciles, porque luego de algunos minutos sentía que podía respirar mejor.
Se dejó hacer cuando Lucian limpió sus lágrimas, barriendo sus mejillas con sus dedos cálidos.
—¿Te duele?—, preguntó Noah.
—Para nada, es solo un rasguño.
Y bueno, ahora que lo veía era únicamente eso, seguramente una astilla de vidrio había dejado esa raya larga y fina a su paso, aunque estaba algo cerca del ojo; Noah se mordió el labio al imaginarse las consecuencias si ese pedazo de cristal hubiera volado solo un par de centímetros más arriba.
—¿Qué dices si salimos de aquí, eh?—, exclamó Lucian, tomándole de ambas manos.
Noah miró de nuevo a su alrededor, era un caos y por un momento se sintió avergonzado, ¿él había hecho eso? Sí, definitivamente quería irse.
—De acuerdo, pero primero déjame limpiar tu herida.
Lucian iba a decirle que no era necesario, pero recordó que minutos antes las cosas habían sido al revés, además, Noah se veía bastante apenado y arrepentido por ello.
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Ocupando la gran silla, Isaac apoyó los codos sobre su escritorio entrelazó las manos y descansó la barbilla en ellas, mirando a Kristopher tras escuchar su versión de la historia: cómo había conocido a Liam y por qué había decidido actuar así.
Esos minutos de silencio Isaac no solo los estaba tomando para asimilar la información, sino para calmarse y aplacar su deseo de terminar con aquello que seguramente Noah había iniciado en la sala de espera.
Kristopher Michaelson se miraba fatal: su pose estaba encorvada, había perdido el tono muscular e incluso el color bronceado de su piel, su rostro parecía enfermo y el resto de sangre seca en su nariz le hacía lucir peor.
—Sé que nada de lo que diga va a poder cambiar su opinión sobre mí, pero quiero que sepa que amé y aún amo a Liam— añadió Kristopher cuando consideró que el silencio en la sala fue demasiado prolongado.
—¿Él lo sabía?—, preguntó, —¿Liam sabía que lo amabas?—, porque Kristophar había sido claro en la razón de ocultar su naturaleza y el vínculo que los unía, mas no sobre sus sentimientos.
—No—, tragó fuerte, —cometí un grandísimo error al nunca mencionarlo.
—¿Y él te amaba?
Kris se aclaró la garganta cuando sintió que se le iba a cerrar y contestó, —Liam era honesto con sus sentimientos, siempre lo fue—, una leve sonrisa con tintes de nostalgia se dibujó en su rostro, —en un par de ocasiones dijo que me amaba.
Isaac asintió, sabía que el lobo decía la verdad, su hijo era así, a veces demasiado honesto para su propio bien.
Kristopher agachó la cabeza y dijo, —ahora que una parte de mi se ha ido con Liam, ya no tengo nada por lo cual vivir ni luchar, así que desde ahora abandanaré oficialmente la agencia.
Isaac se removió en su asiento, más que las palabras, la voz seria y llena de convicción de Kris en verdad le sorprendió, definitivamente esto iba más allá de un simple corazón roto.
—¿Estás seguro?—, preguntó el alfa mayor.
Kristopher asintió, —no tiene sentido para mi continuar, está claro que pertenecer al grupo me guío a lo mejor que pudo sucederme en la vida, pero fui tan estúpido que dejé que también me lo arrebatara.
Isaac asintió, no podía obligarlo a permanecer como parte del grupo de cazadores, pero podía darle un consejo, aunque no se lo pidiera.
—Lo que tú y yo sentimos al perder a Liam es diferente, pero ambos lo estamos pasando mal, es duro y difícil—, se puso de pie y comenzó a rodear el escritorio, —puedes retirarte de la agencia, renunciar a todo lo demás si quieres, pero júrame que no te harás ningún daño físico.
Kris levantó el rostro y le miró, justo cuando Isaac ponía una mano sobre su hombro.
—Alfa, yo-
—Promételo, hazlo por Liam, él no querría verte herido.
Kristopher parpadeó cuando los recuerdo llegaron a él, tardó unos instantes en asentir, moviendo la cabeza.
—Dilo—, le exigió Isaac.
—Yo, lo prometo.
...
Duncan colocó con cuidado a Cassie en su silla especial, en el auto y ató con bastante atención los cinturones, luego, rodeó la camioneta y subió al asiento del conductor. Hoy daban de alta a Johan y Cameron de hospital, se habían quedado unos días en observación y ahora ya estaban listos para regresar a su departamento; esa tarde, Duncan se había ofrecido a ir por ellos.
Arrancó el auto y maniobró dentro del estacionamiento subterráneo del edificio; justo cuando estaba por incorporarse al tráfico vehicular, su teléfono móvil sonó, sin embargo, Jared lo había configurado para que pudiera ser contestado presionando un botón en el tablero del auto; incluso, cerca de los controles de ventilación y calefacción había una pantalla mediana con el identificador de llamadas, Duncan ni se molestó en leerlo, simplemente presionó el botón para contestar.
—¿Dun?
—¡Ey, Julian! ¿Qué hay, hermano? ¡Qué sorpresa!
—¿Sorpresa? Claro, porque si yo no te llamo, tú no te dignas a saludar siquiera.
—No te enojes, he estado bastante ocupado; ya sabes, ahora tenemos una bebé con nosotros.
—Oh, sí, ya recuerdo, están jugando a la casita.
Duncan, en vez de ofenderse, se rio, —no lo había pensado de esa manera, pero ahora que lo dices, esta experiencia nos servirá para cuando Jared y yo tengamos los nuestros.
—¿Qué? ¿Acaso escuché bien? ¿Tú quieres cachorros?—, Julián exageró su sorpresa.
—Increíble, ¿no?
—Aún no los tienen y ya siento pena por ellos, no imagino como los irás a educar; apuesto que si por ti fuera, andarían desnudos la mayor parte del tiempo, cazando codornices y conejos.
—¡Hermano, eso era diversión pura!—, remembró Duncan.
A lo que Julián dijo: —¡Por todos los cielos! ¿Te das cuenta de lo que estamos hablando? ¿En qué momento nuestros temas de conversación dejaron de ser sobre fiestas?
—Bueno, las situaciones cambian, amigo mío, y debo decir que hemos sido bastante afortunados hasta ahora; aunque eso no impide que podamos retomar algunas cosas.
—¿Estás insinuando que quieres salir e ir a citas dobles de nuevo?— preguntó Julián entre risas, picándole, molestándo.
Pero Duncan pocas veces perdía, —me sorprende que sugieras algo como eso, he visto cómo Mauricio maneja el bisturí y sus utensilios médicos, ¿acaso quieres quedarte sin bolas?
Y bueno, la mención del veterinario guio la charla hacia él, e inevitablemente hacia Efy.
Duncan escuchó el relato de su amigo, incluso cuando llegó a su destino aparcó el auto, pero no descendió, mirando el reloj en el tablero comprobó que aún tenía algunos minutos antes de que oficialmente los dos más jóvenes fueran dados de alta.
—Alex es un pelmazo, estirado y chocante, pero no creo que fuera a herir a alguien inocente; me sorprende mucho su reacción— dijo cuando Julián finalizó la descripción de los hechos.
—Lo mismo comentó su amiga, Lya, la conoces, ¿no?
—¿Lya dijo que Alex es un pelmazo?
—No, eso no; sino que Alex no suele comportarse así, ella también estaba sorprendida.
—¿Dices que cambió?
—Solo superficialmente, pero Efy estaba bastante cerca para notarlo; Mauricio no pudo convencerla de que fue solo su imaginación.
Duncan silbó, —hombre, ella debió haber alucinado, no dudo que tenga que ir a un psicólogo después de esto.
Julián hizo un sonido gutural extraño.
—¿Qué?— exclamó Duncan, —¿no me digas que de verdad recurrirá a uno?
—No exactamente, pero Mauricio tuvo que contarle ciertas cosas.
—¡Demonios, no! Ella es una chica agradable, pero, hermano, sabes que habla muchísimo, no creo que pueda guardar un secreto como este.
—Estaba demasiado alterada, quería respuestas y la única manera de que mantuviera un poco la compostura fue dándole la razón; si Mauricio continuaba negándolo, ella seguiría insistiendo, entonces sí andaría por allí preguntando, investigando y comentando.
Duncan suspiró, eso tenía un poco de sentido.
—Mauricio tuvo que hablar de ti, él le dijo que, al igual que Alex, tú eres un cambiaforma; y que también hay otros por allí—, explicó Julián.
—¿Qué? ¿Yo qué tengo que ver en todo esto?
—Oh, vamos. No me digas que no te has dado cuenta, Efy está enganchada a ti; sabiendo que el secreto es tuyo y que podría perjudicarte, no va a andar diciéndole a cualquiera sobre el asunto.
Se hizo un silencio de dos segundos y Duncan confesó, —jamás me sentí tan utilizado en toda mi vida.
—No exageres.
—No lo hago— respondió el beta, suspiró y preguntó, —¿y qué?, ¿funcionó?
—No.
—¡¿No?!—, Duncan se acomodó, girando un poco el torso para mirar hacia atrás, como el auto había dejado de moverse, seguramente Cassie empezaría a lloriquear aburrida en cualquier momento.
—Efy está alterada, tanto, que casi todos los días llama a Mauricio para asegurarse y confirmar una vez más que ningún lobo va a ir por ella, y que los cambiaforma no comen humanos— explicó Julián.
Duncan rio con fuerza, eso era completamente descabellado, su risa repentina hizo que Cassie diera un respingo, pero después sonrió mostrando sus rosadas encías.
Julián expresó que tratarían de mantener ese asunto fuera del conocimiento de su padre y los demás, suficiente tenían con los avistamientos cercanos de criaturas, como para estar preocupándose por Efy; solo esperaba que pronto pudiera tranquilizarse un poco.
.
Leonel finalizó de ordenar las carpetas y folios en la recepción del hospital, su turno estaba por finalizar, pero quería dejar todo en orden. Ese día, en particular, había estado bastante tranquilo, no había llegado ninguna ambulancia, al menos no durante su jornada.
Miró la computadora y revisó los pendientes en la agenda electrónica; el más próximo era el alta de Johan y Cameron Sanders, un par de cambiaformas. Confirmó la hora, para ese entonces, el médico en turno debería estarles dando un último chequeo antes de firmar sus papeletas.
—Cassie, no hagas eso— escuchó a alguien quejarse, apartó su atención de la computadora para centrarla en el sujeto que se acercaba al mostrador. Le conocía, sí, era Duncan, él junto con Jared, su esposo, habían llegado cuando Noah fue admitido en el hospital. Leo bajó el rostro de nuevo, luego exhaló con la intención de relajarse y de evitar un sonrojo, pues recordó que cuando vio a Jared por primera vez pensó que era uno de los hombres más ardientes que hubiera visto. El asunto no tenía absolutamente nada que ver con Sam, él amaba a su pareja; pero Leo sabía admitir y admirar a un hombre cuando era hermoso, aunque eso jamás lo dijera en voz alta, a nadie, nunca.
—Hola, Leonel, ¿cierto?
Leo se enderezó y se aclaró la garganta.
—¿Sí?— sonrió, totalmente en su papel.
—¿Me recuerdas? Soy Duncan—, el lobo también sonrió.
—Oh, sí, claro, el amigo de Noah—, miró sin mucho disimulo a la pequeña que estaba aferrada a la cintura de Duncan; la niña dejó de manotear y balbucear cuando sus ojos grandes color marrón también miraron a Leo curiosa, la bebé tenía un gran moño azul sobre su castaño y corto cabello.
—Ella es Cassidy— dijo Duncan, y la acercó un poco al mostrador.
Leonel sonrió, no por nada había decidido especializarse en pediatría, simplemente le agradaba tratar con niños. No pudo evitar hablarle con voz infantil, y a Cassie pareció agradarle, pues agitó más los brazos mostrando su sonrisa sin dientes.
—Es muy linda— dijo Leo mirando a Duncan, después de su breve charla infantil con la pequeña, —¿es tu hija?—,y no era una pregunta descabellada, es decir, Cassidy compartía la misma tez que Duncan, además, él y Jared se veían como una pareja sólida, lo pudo notar la vez que estuvieron en el hospital esperando por Noah.
Duncan negó con una leve sonrisa, maniobrando para cambiar a Cassie de posición, —no, nosotros solo le estamos brindando un hogar temporal.
—Oh, entiendo—; bueno, Leonel sabía que había muchas razones por las que un cachorro necesitara ser acogido, y pensó que eso simplemente hacía a Jared y Duncan ser más geniales de lo que le parecieron a simple vista.
—No hay problema, guardaré reposo, en verdad lo haré—, Duncan reconoció la voz de Cameron, y miro hacia el pasillo que llevaba a los pequeños consultorios.
—Sí, claro—, y esa era la voz y expresión sarcástica de Johan.
Cassie soltó un grito agudo cuando aquellos dos, junto con un médico, aparecieron por el corredor. Cameron se desplazaba con un par de muletas.
—¡Ey, Jo! Mira quien está feliz de verte— exclamó Duncan al acercarse.
Johan quiso lanzarle una mirada de fastidio, como normalmente haría, pero falló, así que solo bufó y se mostró hostil, como era habitual, —¿qué haces aquí?
—Hemos venido por ti, ¿y así agradeces?— Duncan chistó tres veces negando.
Johan apretó los labios y viró el rostro, sabía que no tenía ni la más remota posibilidad romántica con Duncan; pero, aun así, no podía evitar sonrojarse, a veces pensaba que era un masoquista sin remedio.
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Esta historia solamente ha sido publicada en Wattpad y unos cuantos capítulos en la plataforma Inkspired, ambas bajo el mismo pseudónimo.
ESPACIO PARA CHARLAR: Aún quedan más interacciones de Noah y Lucian, no desesperen, aunque también deben recordar que la trama debe avanzar, así que puede que existan un par de capítulos seguidos donde no sepamos de ellos directamente. Gracias por seguir esta historia.
P.D. Lamento los errores de dedo, sintáxis y otros.
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