Efy.

Capítulo 14.
Efy.

Alex se llevó la mano al rostro para ocultar su gran bostezo; habían estado por más de dos noches seguidas explorando las calles de la ciudad de Cascade; a unos cientos de kilómetros de Rilltown. Las cosas estaban siendo bastante serias, incluso en Muna se habían tomado medidas. Sin embargo, Omar había enviado a su sobrino y un par de lobos más como apoyo al grupo de Lya asignado ya a Rilltown.

—¿Seguro que hubo un avistamiento?— preguntó el beta.

Julián le miró, entrecerrando los ojos, era la tercera vez que Alexander preguntaba lo mismo; aun así, le respondió: —sí, eso nos informaron.
—Solo digo que tal vez fue una falsa alarma.

—Debemos tomar cualquier indicio o sospecha con seriedad.

Alex no reclamó sobre ello, estaba realmente cansado y un poco hambriento. Pasaba del mediodía y estaban en un restaurante dentro de una pequeña plaza comercial de la ciudad; a su lado estaba Lya y frente a ella Julián.

Alex miró a Lya, ella estaba observando a través del gran ventanal y parecía distraída; cuando todo esto de los híbridos comenzó, la comunicación entre ellos disminuyó y Alex se lo atribuyó a que estaban separados, por eso logró de alguna forma que su tío le enviara allí, a Rilltown; pero ella seguía bastante callada. Tiempo atrás, Duncan le había dicho a Alex que "quien no arriesgaba no ganaba"; pero ahora Alex caía en la cuenta de que, aunque arriesgaras todo, nunca había la plena seguridad de ganar, justo como le sucedió; tal vez debió habérselo callado y ellos seguirían siendo como siempre.

De repente, la risa cantarina de aquella humana bailó en el aire y Alex frunció el ceño. El viaje de Rilltown a Cascade no lo habían realizado únicamente los tres que estaban ocupando aquella mesa, sino también Mauricio, la pareja del alfa Julián. Por lo que supo, él era un humano que fue convertido en lobo por algunas circunstancias, y había demostrado ser merecedor de su lugar, pues no solo tenía conocimientos médicos veterinarios, sino también se estaba informando e instruyendo sobre la naturaleza de los cambiaformas. Sin duda, se estaba convirtiendo en un valioso elemento. También supo que antes de su unión con Julián, Mauricio había residido en la ciudad de Cascade, donde tenía una amiga: Efy.

Efy había estado "siguiéndoles" desde que llegaron a Cascade; su risa, algo aguda, le parecía ruidosa, la manera en que lo miraba le parecía un poco escalofriante, batiendo las pestañas y sonriéndole de manera luminosa; pero, lo que a Alex le parecía más molesto, era cuando mencionaba a Duncan.
Era como si ella hablara del más perfecto hombre sobre la faz de la tierra; fue inevitable escuchar alguna de las charlas entre Efy y Mauricio, y cuando él mencionó el nombre de Jared y la palabra boda en la misma oración, Alex pensó que eso apagaría el entusiasmo de la chica; no fue así.

A Alex le parecía demasiado pegajosa, hablaba mucho y se reía en exceso; en resumen: Efy era un problema ruidoso con aroma a frutas.

—¿En verdad, solo se quedarán por una noche más en la ciudad?— escuchó a Efy preguntarle a Mauricio; ellos dos habían ido a una tienda dentro del mismo centro comercial, que se encontraba saliendo del restaurant, cruzando el pasillo; habían decidido entretenerse un poco en lo que el camarero traía sus platos, ahora estaban de regreso.

Mauricio asintió, —mañana, antes del mediodía nos iremos.

Efy se deslizó en la banca ocupando el lugar junto a Julián, frente a Alex; en cambio, Mauricio jaló una silla, de manera que ocupó la cabecera de la mesa rectangular. Alex miró a Julián esperando que la acción de la humana causara alguna molestia, es decir, por ella estaba un asiento separado de su compañero. Pero no, el alfa se mostró bastante amable con la humana; ¿qué demonios!

Los platos fueron llevados a la mesa, así que Alex trató de ignorar la presencia de la humana frente a él y aprovechó para tratar de entablar alguna plática con Lya a su lado, ofreciéndole intercambiar entre ellos un poco de su comida; pero la loba se negó y solo contestó con monosílabos, dando una que otra sonrisa por cortesía.

—Alex, ese platillo se ve apetitoso.

Él giró un poco para mirar a Efy, ella tenía una enorme sonrisa y ojos brillantes; él tragó duro, si la humana tenía la intención de pedirle un poco de su filete podía seguir soñando; así que tomó la salsera que contenía el picante, lo vertió sobre toda la lonja de carne y dijo, —lo está—, y se llevó un gran trozo a la boca.

Esperó que su estrategia funcionara, es decir, ella había ordenado una sopa de habichuelas, o algo así, era un tazón que olía dulce; no había manera que deseara un platillo con harto picante. Y lo hizo, Efy cambió el rumbo de sus comentarios. Alex se arrepintió de su maniobra cuando las preguntas de la humana se tornaron algo personales; al saberlo, le hubiera regalado todo el filete si eso la mantenía callada, con la boca ocupada.

Como pudo, eludió las preguntas, evitando fruncir el ceño cada vez que ella reía estrepitosamente y tomaba a su amigo del antebrazo. Tal vez era el hecho de que sentía que su relación con Lya estaba fracturada, el cansancio de las últimas búsquedas por los alrededores y la falta del sueño por la noche lo que le estaba haciendo enfurecer. Su malestar comenzó a agudizarse cuando los cinco subieron a la camioneta para dirigirse al lugar donde vivía Efy.
Meses atrás, Mauricio había comenzado a mostrar interés por la botánica, por lo que la última vez, antes de partir a Rilltown, había dejado algunos pequeños retoños al cuidado de Efy, esta vez, aprovechó el viaje para tomar y llevar con él algunos de ellos.

El aroma en el ambiente dentro del auto se tornó bastante dulce, Alex estaba teniendo incluso un ligero dolor de cabeza debido a ello y supo que su rostro lo delató cuando Lya le preguntó si estaba bien.

No, no estaba bien, pero él simplemente mintió; cruzó los brazos sobre su pecho y se acomodó mejor en su asiento, tratando de tranquilizarse y obviar esa risa que le estaba poniendo los nervios de punta.

Cuando llegaron a su destino, Alex saltó fuera del auto de inmediato, quería aire fresco y alejarse de la fuente de aquel sonido que le estaba perturbando.

La casa era mediana, no tenía ningún enrejado, pero había que cruzar un patio amplio antes de llegar a la entrada principal de la construcción; Alex se apartó, lo suficiente para estar fuera del camino, pero no tanto para dejar en evidencia que estaba huyendo, o al menos eso pensó.

Al escuchar la invitación de Efy sobre quedarse a pasar la tarde en su propiedad, Alex definitivamente decidió que su respuesta era no; sin importar si los amigos de la humana aceptaban o no, él inventaría algo para mantenerse alejado.

Afortunadamente, Julián se negó.

—No lo creo, aún tenemos que ir a ciertos lugares, la madre de Duncan nos ha encargado algunas cosas.

Alex no sabía si era verdad o no, sinceramente no la importaba.

—Oh, vaya—, la sonrisa de Efy solo disminuyó un poco, —entonces vengan a echar un vistazo al jardín— se giró hacia Mauricio, —cuando me dejaste tus pequeñas macetas, se me ocurrió que yo también podría plantas algunas flores, las tengo en el patio trasero—, volvió su atención a todos, —vamos.

Ellos empezaron a encaminarse, de último lo hizo Lya, pero Alex no se movió.

—Ey, Alex, ¿vienes?— gritó Efy estando a medio camino hacia la construcción.

—No, gracias, yo espero aquí.

—Oh, vamos, tienes que ver lo que he logrado cultivar.

¿Por qué insistía en hablarle con tanta familiaridad y confianza? Una mejor pregunta, ¿por qué era tan obstinada?

Alex negó de nuevo.

Pero, entonces, Efy caminó de regreso, hacia él.

—Alex, no seas gruñón; ven, te encantarán las flores.

Sus brillantes ojos y radiante sonrisa, solo le crisparon más los nervios. Y justo cuando pensó que su inquietud no podía dispararse más, ella invadió su espacio personal e incluso le tomó del antebrazo; sus manos suaves y tibias hicieron contacto con su piel.

—Planté rosas y margaritas.

Alex pensó en zafarse, pero ella comenzó a sacudir su extremidad con bastante entusiasmo, —¡apuesto a que nunca has visto un jardín como el mío, hay incluso algunos claveles!

—¡No!

La exclamación salió más violenta de lo que imaginó, pero no pudo frenar su alarido cuando un sentimiento extraño burbujeó en su pecho en el momento en que ella pareció saltar alrededor y muy cerca de él.

De inmediato, Efy le soltó, como si su contacto le quemase, se quedó quieta y callada, la sonrisa desapareció y su mirada se llenó de miedo. Oh, no; no era miedo, era terror.

Alex miró más allá de la humana, donde Lya y los otros dos le estaban mirando también, pero con bastante sorpresa, mucha sorpresa.

El sollozo ahogado que escapó de la garganta de Efy le hizo volver a mirarla, sus ojos seguían llenos de pánico, ahora también se estaban formando lágrimas y su piel estaba perdiendo color.

Definitivamente no había sido su intención gritarle, pero Alex tampoco creyó que algo como eso la pusiera a llorar.

Iba a disculparse, en verdad iba a hacerlo; pero Efy dio un paso hacia atrás, incluso sus zapatos hicieron ruido sobre la grava.

La situación empeoró cuando Alex abrió la boca para excusarse, porque Efy dejó escapar un grito de horror, dio media vuelta y echó a correr hacia la casa.

Alex, sin pensarlo siquiera, se encontró intentando ir tras ella, pero el cuerpo fuerte de Julián chocó contra el suyo haciéndolo parar de golpe, sujetándolo con bastante fuerza.

—Oye, ¿qué diablos sucede contigo?— susurró el alfa, molesto.

Eso justamente debería preguntar él; pero Lya apareció a su lado y le dijo, —Alex, por favor, cambia.

Entonces fue consciente de que su sentido del oído y de la vista eran más agudos, además de los dientes afilados rozando su lengua.

¿Qué infiernos había sucedido con él? ¿Cómo había perdido el control?

Decenas de preguntas se arremolinaron en su interior, mientras Julián y Lya le cuestionaban y, podía ver a Mauricio ir tras la humana.

...

Jacob aparcó el auto pocos kilómetros antes de llegar al siguiente poblado; según la marca del localizador en su tableta electrónica, Nicholas y Sirhan estaban a unos metros justo debajo de él.

Tras su último viaje de regreso a las cavernas donde Cameron y Johan habían caído, encontraron un pasaje entre las rocas. Acordaron que el más joven tomaría el auto y seguiría el rastro de los otros dos que iba a ir bajo tierra. Y así se hizo.

Jacob se había detenido porque la señal estaba inmóvil. Aún había luz de sol, lo que quería decir que todavía estaba a salvo de las criaturas, pero no podía decir lo mismo de sus otros dos compañeros de equipo. Eran fuertes, sí; Nicholas y Sirhan eran guerreros muy hábiles, pero allá abajo, en las cavernas, pudiera ser que existiera un ejército de esas cosas.

Sacó su computadora portátil y comenzó a redactar con rapidez lo últimos sucesos para enviar un informe a Dylan; luego, evaluó la posibilidad de llegar el pueblo apenas comenzara a oscurecer, era la mejor opción ante su situación, pues quedarse en el auto, solo, en medio de la carretera y de noche, lo hacía bastante vulnerable.

Una vez que envió el informe, miró el mapa satelital de la zona y obtuvo el dato de la distancia al pueblo, luego, calculó; si mantenía la misma velocidad, entonces debería llegar en...

—¿Jacob?— era la voz de Sirhan por su auricular, —¿en dónde estás?

—Según el transmisor, justo sobre sus cabezas, a quince metros al norte— informó.

Escuchó un ruido extraño, tal vez desprendimiento de rocas pequeñas, luego la voz de Sirhan nuevamente.

—Desde aquí vemos una salida, vamos a subir.

—Bien, buscaré su ubicación exacta— informó Jacob, y se metió a la maleza con el auto, habían llevado la camioneta todo-terreno.

Pronto encontró el punto que el localizador marcaba en rojo; era una alta formación rocosa, en la cima de ella había un árbol que lucía bastante viejo y sus raíces parecían colgar por la roca hasta la base de la formación; algo así como si fuera un gran dulce helado derretido sobre un montón de galletas.

Jacob miró minuciosamente, la vegetación alrededor hacía que menos rayos de sol se filtraran y que luciera más tarde de lo que era. El coyote incluso tuvo que sacar una lámpara de baterías del maletero, entonces la vio, era una pequeña ranura entre las rocas, bastante bien camuflada por las raíces, en la base del conjunto de piedras.

Unos segundos después, su agudo oído pudo distinguir pasos sobre rocas sueltas, esperó alerta; porque, así como podían ser Sirhan y Nicholas, podría ser un grupo de criaturas.

Para su fortuna fueron sus compañeros de equipo quienes emergieron de ese lugar.

Sirhan tropezó ligeramente antes de que su cuerpo saliera por completo de la ranura entre las rocas y Nicholas tenía un ligero corte en la mejilla; el pasadizo había sido bastante angosto y las piedras filosas.

—¿Alguna novedad?— preguntó Sirhan al joven coyote.

Él negó, —hay un pueblo cerca, podríamos pasar la noche allí; y ya le he enviado el reporte de la ruta por carretera a Dylan.

El lobo asintió, —bien, en el camino subterráneo tampoco encontramos nada, únicamente rocas, ahora solo debem...— cortó su frase cuando sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, se quedó quieto por un instante y olfateó el aire. Tanto Nicholas como Jacob se pusieron alerta.
Luego, Sirhan giró ciento ochenta grados y miró hacia arriba, hacia el gran árbol en la cima de la formación rocosa.

—Ha-hay... hay algo allí— el lobo señaló el árbol viejo, —puedo sentir una extraña energía.

Pronto, el trío estuvo en la cima de las rocas, la cual era una llanura bastante amplia. Desde ese lugar podían observar mejor el árbol, ahora sabían que solo la mitad de sus raíces se extendían desparramadas, descendiendo por la roca, pues estaba en la orilla de la planicie; la otra mitad parecía firmemente incrustada en el suelo.

Sirhan se acercó al árbol y se dejó caer de rodillas a pie de este, colocó ambas palmas en el tronco y cerró los ojos.

Jacob no sabía lo que el lobo estaba haciendo, y estuvo a punto de preguntar, pero el vampiro parecía mirar la situación sin asombro, como si ese ritual fuera algo completamente común; así que no quiso parecer un tonto, luego le preguntaría al mismo Sirhan, en privado.

Segundos después, el lobo comenzó a recitar algo extraño y en voz baja, un leve brillo emergió justo en la unión de sus manos con la corteza del árbol que duró menos de cinco segundos y luego se apagó. Sirhan abrió los ojos, giró hacia sus acompañantes y dijo, —aquí hay un tesoro, hay que excavar.

En el auto todo terreno había equipo para ello, nada sofisticado, pero sí lo suficiente para remover piedras y tierra compactada de algunos años al pie del gran árbol.

Jacob fue consciente del cuidado con que Sirhan llevaba a cabo la tarea, él insistió en hacer la mayoría, pues alegó que se debía tener precaución y no dañar las raíces.

Una piedra brilló varias capas de tierra después, era un prisma de varias caras, casi parecía un diminuto balón de futbol, del tamaño de un puño; era de un color tornasol que variaba entre el cian, algunos tonos de azul y hasta el índigo.

Sirhan contuvo el aliento, no podía creer que tenía en sus manos una de estas; miró a Nicholas, buscando algún indicio de que estaba en lo cierto; pero el vampiro parecía tan sorprendido como él.

—Si es lo que creo que es, será mejor resguardarlo y llevarlo con Dylan de inmediato—, exclamó el Nick.

Sirhan asintió y agregó, —en las notas del médico de Rilltown debe haber información que nos pueda confirmar esto.

Jacob solo miró, interrogante, a sus compañeros de equipo; sí, algo le decía que lo mejor era preguntar después.

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ESPACIO PARA CHARLAR. Nuevamente tenemos un capítulo de extensión "normal", son 2,600 palabras. Bien, intuyo que varios de ustedes suponen qué fue lo que en realidad le sucedió a Alex, pues bueno, esta escena iba a estar unos capítulos más adelante, porque Mauricio va a necesitar algunas plantitas para lo que ocurrirá, sin embargo, vi que ponerlo un poco antes de lo pensado originalmente no afectaría el rumbo de la trama general, al fin y al cabo, esas plantitas se necesitarán para "intentar" remediar algo.

Sobre la piedra que encontraron, debo decir que es importante, pues será una de las piezas para "derrotar" al enemigo (por así decirlo). Gracias por la espera; sé que les gustaría más cosas de pareja, pero también hay que avanzar un poco en el desarrollo del conflicto. Nos leemos en el siguiente capítulo, donde tal vez haya un poco de Lucian y Noah. ¡Ósculos a todos!  

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