Caza.

Aviso: El siguiente capítulo puede contener escenas fuertes e impactantes, sangrientas, violentas, sexuales y/o lenguaje inapropiado, no aptas para menores de edad; se recomienda discreción.

Capítulo 19.
Caza.

Jared caminó al lado de su esposo, dispuesto a tomarse el resto de la tarde juntos, incluso solo mirar televisión parecía un buen plan. Pensó en preguntarle si estaba de acuerdo con ello, así que giró un poco el cuerpo para mirarle y, justo en ese momento, un pequeño punto rojo brilló unos veinte centímetros debajo de la clavícula de su esposo, en el centro de su pecho y cerca de Cassie; Jared conocía ese resplandor, él mismo había usado armas de largo alcance, mira telescópica y demás atributos que aseguraban el impacto certero. No lo pensó cuando se pegó por completo a Duncan, casi aplastando a Cassie entre ellos. No tuvo tiempo siquiera de decirle qué sucedía, trató de echarlos al suelo, detrás del automóvil más cercano, pero fue tarde, porque una sensación fría y ardiente invadió su cuerpo.

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Estando a la intemperie, Duncan alzó un poco el rostro, olfateando y mirando más allá, pues notó algo extraño en el ambiente, como la vez anterior cuando... algo golpeó su pecho con la fuerza suficiente para hacerlo caer sobre su trasero, enfocó su mirada en lo que estaba justo enfrente y era Jared, él se había estrellado contra él y Cassie, fue cuando el aroma a plata se hizo presente, al mismo tiempo que el cuerpo de su esposo tuvo un leve espasmo.

Duncan no pudo hacer mucho, solo apretar contra sí a Jared y a Cassidy antes de caer de espaldas sobre el asfalto.

Las pisadas rápidas y el sonido característico de alguien derrapando a su lado le pusieron más alerta.

—¿Están heridos?—, ese era Johan, pero ninguno le contestó; porque el aroma a sangre se hizo intenso antes de que Jared lanzara una maldición.

Lo primero que Duncan hizo fue examinar con rapidez y algo de rudeza a Cassidy, los brazos y piernas de la niña se agitaban, pero no había rastro de heridas ni de sangre, solo había comenzado a llorar.

Luego, miró alrededor y sintió que el alma iba a escapar de su cuerpo: Johan estaba presionando una lesión de Jared que sangraba profusamente.

Jared gruñó otra maldición e intentó incorporarse, apoyando las palmas de las manos en el asfalto.

—¡No te muevas!— indicó Johan, y le empujó para mantenerlo quieto.
En ese instante, un movimiento al otro lado de la valla, entre la maleza, fue captado por Duncan; él sabía que debía mantener la cabeza fría, pero estaba a casi nada de perderla, entonces la llegada de Sirhan y Nicholas le hizo tomar una decisión de inmediato: empujó a Cassidy a los brazos de Sirhan y luego se lanzó a la caza de quien había herido a su compañero.

Johan miró a Duncan correr hacia la valla, y sorprendentemente, trepar por ella para saltarla; era prácticamente un suicidio ir por su cuenta tras los cazadores, porque seguramente el atacante no estaba solo. El corazón de Johan se aceleró cuando pensó en ir tras él, pero Jared necesitaba su ayuda inmediata, así que presionó con más fuerza, la bala había impactado en la espalda de Jared, debajo de su omóplato izquierdo; los cambiaformas tenían la habilidad de sanar con rapidez, pero esta era una bala de plata y además había quedado alojada en el músculo, lo sabía porque no veía la herida de salida, si la bala hubiera atravesado, la curación sería más fácil.

—Hay que llevarlo dentro—, Johan miró a su lado y se encontró con Nicholas; tragó duro y asintió, sintiéndose un poco tonto por no haberlo sugerido él primero.

Jared se quejó cuando Nicholas le sostuvo, el dolor se estaba extendido por su cuerpo, sentía el brazo entumido e incluso náuseas; nunca había sido herido de esa manera; en el pasado fue golpeado, azotado, algunas veces cortado, pero nunca baleado. Había visto a muchos en su situación; ¡maldición!, él había visto a Dafne sumamente herida y debía reconocer que la mujer era una guerrera, ¿cómo infiernos había soportado un dolor como ese? Rápidamente el hormigueo comenzó a extenderse hacia sus extremidades inferiores, pronto ya no pudo dar un paso más y sintió su cuerpo laxo cuando el vampiro le sostuvo con mayor firmeza. Quiso gritar cuando el ardor en la espalda se incrementó, brotando de donde sentía la mayor humedad, allí donde seguro había entrado la bala; pero sintió su boca seca y su garganta cerrarse.

—¡Ha perdido el conocimiento!— exclamó Johan, Nicholas sostenía el cuerpo de Jared, mientras él intentaba mantener la herida toponeada.

Sihan caminaba de prisa delante ellos, llevando a Cassie en sus brazos, quien seguía llorando.

—¡Colóquenlo en la camilla, rápido!—, ordenó Sirhan, pateando la puerta al ingresar a la sala destinada a tratar ese tipo de emergencias.

—He llamado al hospital, una ambulancia viene en camino—, anunció Dylan entrando por la otra puerta, la que llevaba a las oficinas; —también he enviado a Jacob y a varios miembros a revisar el área—, agregó.

Sirhan colocó a Cassie en los brazos de Dylan y dijo: —no podemos esperar, hay que contener la hemorragia.

Johan se hizo a un lado cuando notó la decisión en Sirhan; sí, Johan sabía de primeros auxilios y atención de heridas, pero también sabía cuándo dejar que alguien con mayor experiencia se hiciera cargo; además, Clark y otro lobo había llegado, ellos tenían mayor adiestramiento en ese campo.

Johan dio algunos pasos hacia atrás; observó a Cassie, luego a Jared de nuevo, y cuando se convenció de que estaban en buenas manos, echó a correr hacia el exterior sin mirar atrás.

Duncan solo sabía que su compañero estaba herido y que esos sujetos, a quienes estaba siguiendo, eran los responsables. Corrían rápido para andar en dos piernas, pero por supuesto que eso no iba a detenerlo, así que se agazapó entre los arbustos y luego con sus fuertes patas traseras saltó hacia ellos, derribándolos por la espalda al instante. Fue un impacto tan repentino y fuerte que casi mordieron el polvo, literalmente. Duncan, el lobo, no estaba pensando, solo quería infringir el mismo dolor que su compañero había recibido; abrió el hocico grande y clavó los dientes en la carne tierna del cuello de uno de los humanos; el sabor a sangre que explotó en su lengua y el grito ahogado le indicaron que había logrado su cometido; apoyó las patas delanteras e hizo presión hacia abajo con ellas, tirando su cabeza hacia atrás; después de unos instantes le soltó, pero solo porque estaba dispuesto a clavar de nuevo los afilados dientes y tirar del tejido, arrancarlo si fuera posible. Pero el otro sujeto, arrastrándose lejos, llamó su atención.
El lobo marrón bajó del cuerpo del primer hombre y caminó hacia el que quería escapar, le dejó alejarse un poco, solo para causarle más terror. Después de unos metros, el lobo gruñó bajo enseñando los incisivos, mientras el pelaje de su lomo se erizaba; se lanzó hacia el cazador, pero un segundo después cambió su trayectoria: el humano había girado su cuerpo repentinamente, amenazándole con una vara metálica cuyo extremo chisporroteaba y soltaba un zumbido. Oh, no, el cazador estaba equivocado si pensaba que iba a salvarse con eso.

Johan avanzó veloz entre la maleza, mirando el terreno y rastreando el camino; Nicholas estaba muy cerca, por alguna razón el vampiro le había seguido cuando salió del complejo; Nicholas no hizo preguntas, simplemente había parecido su sombra.

Johan tampoco cuestionó aquello, sino que se centró en hallar a Duncan.

Luego de algunos instantes y varios metros, hubo un gruñido y algunas ramas rompiéndose, parecía que alguien se arrastraba sobre la hierba o maleza; Johan aceleró y tras los matorrales encontró un cuerpo: podría apostar lo que fuera a que era un cazador, pues el aroma a plata aun bailaba a su alrededor, además de que su vestimenta inferior tenía varios bolsillos, en algunos se alojaban claramente navajas, y un rifle estaba cerca de su mano; el cazador estaba tendido en un charco de su propia sangre.

¿Estaría muerto? ¿Acaso Duncan lo había...? Contuvo la respiración por un instante ante la idea.

—Aún vive, pero su pulso es débil— como si leyera su mente, Nicholas habló a su lado.

Johan asintió por instinto, él no era cruel, pero consideró que de alguna manera ese hombre se merecía lo que le había sucedido.

Hubo un chisporroteo y luego el alarido de una persona se escuchó, Johan cruzo la escena y avanzó unos metros más, entonces encontró al lobo de Duncan acorralando a otro sujeto, era otro cazador. El hombre se estaba arrastrando sobre su trasero, en reversa; tenía el brazo derecho herido, desgarrado, sangrante y colgando lazo, mientras que con el otro blandía una vara metálica que daba descargas eléctricas.

—¡Aléjate, maldito demonio!—, gritó el hombre, centrando su vista en el lobo, hostigándolo con la vara.

Duncan gruñó y se lanzó sobre él, la chispa pegó en su costado, pero el lobo no se detuvo, sino que aterrizó sobre el abdomen sujeto.

El descenso fue repentino y violento, la cabeza del hombre se golpeó y rebotó en la piedra; no era para menos: un canino de varios kilogramos se había plantado sobre su pecho.

El lobo gruñó amenazadoramente y enseñó los dientes, muy cerca del rostro de su presa; unos segundos después, la cabeza del humano cayó hacia un lado, sus ojos rodaron en blanco y sus párpados se entrecerraron.

Duncan abrió sus fauces, listo para clavar los colmillos en el vulnerable cuello del cazador que quedó expuesto.

—¡No, no lo hagas!—, exclamó Johan.

Entonces, el lobo giró la cabeza y le miró, era como si hasta ese momento se hubiera percatado de su presencia, o simplemente le había estado ignorando olímpicamente. Duncan gruñó y enseñó los dientes, desafiante, pero no se movió de su lugar; dos segundos después volvió su atención de nuevo al cuerpo inerte bajo sus patas.

—No lo hagas—, repitió Johan, —tú no quieres cargar con eso en tu consciencia.

El lobo abrió el hocico, ignorándolo de nuevo.

—No tienes por qué hacerlo, piensa en Jared.

En una fracción de segundo el lobo volteó a su dirección otra vez, los dientes descubiertos y la cicatriz que cruzaba el rostro del cuadrúpedo, sin duda hicieron que ese movimiento repentino fuera más que atemorizante; fue como si la mención de aquel nombre llamara toda su atención, porque gruñó algo que podría ser una amenaza y después bajó del cuerpo del cazador, para lentamente comenzar a caminar hacia Johan.

El joven lobo sentía su corazón acelerado, tenía miedo, sin embargo, algo le decía que Duncan no le haría daño, aún si estaba mostrando sus colmillos llenos de sangre y acechándole como si fuera su presa.

Johan sintió a alguien tirar de su brazo y el gran lobo café fue bloqueado de su vista; Nicholas se había interpuesto, colocándose entre él y el feroz cuadrúpedo.

El lobo agradecería ese gesto más tarde, pues en ese momento pareció que el canino advirtió la figura del vampiro como una amenaza, ya que su gruñido fue más ronco y flexionó un poco las patas, como si estuviera listo para saltar y embestir.

Johan salió de la espalda de Nicholas, e incluso dio un paso al frente y dijo con honestidad: —Jared está bien, está a salvo—, no estaba mintiendo, era la última información que tenía, —y Cassidy solo está asustada, pero no sufrió daño alguno.

El lobo fue irguiéndose lentamente, abandonando así su pose de ataque.

Johan dio un paso hacia el cuadrúpedo, luego otro y otro; sintió a Nicholas tensarse a su espalda, pero no se detuvo hasta que llegó a solo un metro de distancia de su objetivo y añadió, —vamos, Jared y Cassie te necesitan.

Entonces, el lobo feroz cayó sobre su trasero, echó la cabeza hacia atrás y aulló hacia el cielo.

Johan sintió su pecho estremecer, jamás había escuchado un lamento con tal intensidad.

..

Jared soltó un leve suspiro antes de abrir los párpados, sus ojos tardaron unos segundos antes de acostumbrarse a la luz artificial. Miró a su alrededor y reconoció las paredes, él había visitado a Johan y a Cameron unos días en ese mismo lugar.

—¿Cómo te sientes?

Con cuidado viró el rostro, rodando la cabeza un poco sobre la almohada; allí estaba Sirhan, cerca de la ventana que dejaba ver las estrellas.

—Mejor que antes de perder el conocimiento— contestó.

El lobo mayor asintió, —es comprensible, no era una bala cualquiera.

—Lo sé, era de plata—, dijo lo obvio, lo supo por el aroma.

—No solo eso, su diseño era diferente, Dylan dice que no había visto algo así antes.

El gesto interrogante de Jared debió ser suficiente, ya que Sirhan continuó, —en términos generales puedo decir que parecía algo así como un puñado de anzuelos de pesca, por eso se quedó alojada en el músculo y fue difícil de extraer; rompió mucho tejido al entrar y, bueno, se tuvo que hacer más cortes de lo usual para poder sacarla—, no le dijo que había usado su conocimiento para detener el sangrado mientras esperaba ser enviado al quirófano.

Procesando aquella información, Jared suspiró e intentó incorporarse, sintiendo el latigazo de dolor recorrerle desde el hombro, hasta el omóplato y finalizando en la cadera.

—Tranquilo—, Sirhan le ayudó, —tardará un poco más de lo normal en sanar.

—Gracias— murmuró cuando estuvo sentado.

—No hay problema.

—¿Dónde está Duncan, Cassie está bien?—, desde que abrió los ojos se mordió la lengua para no hacer esas preguntas, ya que al ver a Sirhan bastante relajado se obligó a mantener la calma pensando de manera positiva, aunque no pudo mantener esas cuestiones para sí mismo por mucho más.

—Cassidy es una niña muy fuerte y valiente; ahora se encuentra en la guardería, un enfermero se encargó de alimentarla hace una hora y seguramente ya está tomando una siesta.

—¿Y Duncan, dónde está?—, si había mencionado a un enfermero eso quería decir que Duncan no estaba con Cassie, ¿o sí?

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ESPACIO PARA CHARLAR: Ya me han estado diciendo algunas cosas sobre cómo finalizó el capítulo anterior, y bueno, ya vieron que no hubo algo grave, o al menos nada que no tuviera solución. El próximo capítulo será nuevamente de Jared y Duncan; luego regresaremos de nuevo con Lucian y Noah, no desesperen.

Gracias por seguir leyendo; nos seguimos comunicando en el Baúl del Tesoro.

Índigo~

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