Beta vs. Alfa

Aviso: El siguiente capítulo puede contener escenas fuertes e impactantes, sangrientas, violentas, sexuales y/o lenguaje inapropiado, no aptas para menores de edad; se recomienda discreción.

Capítulo 15.
Betas vs. Alfa.

Jared miraba el noticiero nocturno, se encontraba sentado sobre la alfombra de la sala, con la espalda apoyada al pie del sofá y con algunos de los juguetes de Cassie esparcidos cerca. Casi una hora antes ella había estado gateando, jugando con aquél pequeño tren de madera a su alrededor, pero cuando Duncan trajo la botella con su fórmula láctea de la cocina y se sentó al lado de su esposo, Cassie prácticamente se trepó en Duncan hasta colocarse entre sus brazos, lista para recibir su cena e ir a dormir.

Mirando la pantalla sin observarla realmente, sino pensando en lo que le rodeaba, Jared se dio cuenta de que entre Cassie y Duncan se estaba creando un hábito, una rutina de la que lastimosamente él no estaba formando parte.

Soltó una ligera risa cuando se dio cuenta de lo ridículo que sería sentirse celoso de una pequeña niña.

—¿Qué es tan gracioso?— Duncan le miró un poco extrañado cuando salió del pasillo que llevaba a las habitaciones, había llevado a Cassidy a su recámara, dormida.

Jared negó, aun con una leve sonrisa bailando en sus labios, sí, era algo patético sentir celos de un cachorro.

Su esposo entrecerró los párpados no muy convencido, luego se sentó a su lado antes de preguntar —¿debo preocuparme?

—No, claro que no— respondió y se pegó más a su compañero, buscando su calor, apoyando la cabeza en su hombro.

Duncan pasó el brazo rodeándole la espalda y acercándolo un poco más.

Juntos, miraron la pantalla del televisor, entonces, cuando el presentador del noticiero llamó los cortes comerciales, Jared dijo de pronto, —lamento no estar con ustedes lo suficiente.

—No tienes porqué— le besó la coronilla, sabía que sus obligaciones con la junta directiva de los corporativos y, ahora, el asunto del pasado de su madre, lo tenían con las manos llenas.

—Fui yo quien insistió en recibir a Cassie y te he dejado con todo el trabajo y la responsabilidad; simplemente no está bien.

—Pero no es porque no desees estar aquí, tienes otros compromisos.

Jared se lo pensó unos instantes y, aunque sabía que la frase no tenía ninguna mala intención, él no la escuchaba del todo correcta porque... bueno, ahora que lo pensaba, nunca antes había tenido que dividir su afecto y atención; sentir que de alguna manera podría conocer un poco más de su madre involucrándose en la tareas y misiones asignadas por Dylan era agradable.

El toque delicado de los dedos de Duncan en su barbilla le hizo levantar el rostro y fijar su atención en él, cuando le dijo: —ey, no lo pienses demasiado, si tanto te preocupa, podemos hacer algo juntos mañana.

Jared negó, con una expresión algo apagada y explicó, —tengo que reunirme con Isaac y más tarde con Dylan.

Duncan meneó la cabeza, pensando un poco, —¿y qué tal el fin de semana?, podemos llevar a Cassie al parque, luego podríamos ir a almorzar y después, tal vez, visitar a Noah, ¿qué te parece?

Jared sonrió, —que es un magnífico plan.

Duncan se inclinó y besó en los labios, tan suave y tierno. Jared disfrutó de él, confirmando por enésima vez que su esposo, con un solo beso, era capaz de calmar su alma y su mente, mientras le agitaba el corazón.

Jared tiró de la ropa de su amante y se dejó caer en la alfombra, llevando a su esposo consigo, besándole él ahora un poco más profundo. Sin embargo, se detuvo y soltó un leve quejido cuando algo se clavó en su zona lumbar.

Duncan se apoyó en sus propios brazos, a los costados del cuerpo de Jared, alzándose para mirarle, buscando así qué le había causado malestar.

Jared, con una mano le sujetó de la camisa para evitar que se separase demasiado, pues quería seguir besándole y si era posible rodar por toda la alfombra; mientras que la otra mano la coló debajo de su propia espalda, ¿qué se había clavado en su piel?

Oh, encontró un pequeño tren de madera.

...

Recién pasaban de las diez de la mañana cuando Noah bajó de la parte trasera de la motocicleta de Lucian.

Se quitó el casco y rápidamente pasó los dedos por su cabello, estaba un poco largo; su compañero siempre estaba impresionantemente presentable a pesar de haber llevado un casco también, Noah pensó que con algunos viajes más en la motocicleta podría perfeccionar la táctica para no arruinar su peinado.

Lucian le miró con una sonrisa cálida y extendió la mano hacia él, Noah le dio el casco y el alfa lo colocó dentro de una de las cajas que estaban fijas a los costados del vehículo.

—Entonces, ¿dices que no estarás disponible al mediodía?— preguntó Noah por lo último que hablaron antes de subir a la motocicleta, cuando dejaron atrás su departamento.

Lucian negó, —Lucas llenó la agenda por lo que resta de la semana—, el segundo hermano aún conservaba un medio turno en la tienda, últimamente la lista de citas para la elaboración de un tatuaje o piercing facial había crecido, curiosamente la mayoría de los nombres eran femeninos.

Noah le miró curioso cuando Lucian extendió de nuevo la mano hacia él, preguntadose qué más podría estar solicitando con ese gesto, ya le había entregado el casco.

Al no moverse, Lucian estiró un poco más el brazo, llegando hasta él para tomar su mano entre la suya.

—Creo que Lucas resultó ser un buen vendedor— continuó Lucian con la charla.

Noah sintió su rostro cálido, seguramente se había sonrojado, pero no iba a oponerse a su contacto, ni siquiera cuando entraron al edificio donde estaba su oficina y también la de su padre; algunas personas les miraron, saludándoles como todas las mañanas, pero solo eso, es decir, días antes Lucian había estado allí, acompañándole hasta la puerta de su oficina, los recepcionistas le habían visto y algunos hasta conocían el nombre del alfa, sin embargo, era la primera vez que iban tomados de la mano, y nadie le miraba extraño por eso; pudiera ser que después sus empleados cotillearan sobre ello, pero no le importó, si Lucian le había tomado de la mano, no iba ser él quien le soltara.

—Eso es algo bueno, ¿no?— continuó con el tema, mientras cruzaban el vestíbulo, dirigiéndose al ascensor.

—Lo es, aunque...— Lucian hizo una pausa, incluso soltó un leve suspiro.

—¿Aunque qué?— Noah le incentivó a decir lo que tenía en mente, presionando con su mano libre el botón del piso a donde iban.

—Me preocupa un poco.

—¿Por qué, qué tiene?— en verdad le interesó, ¿estaría Lucas enfermo? Semanas atrás, ellos habían hecho las paces, o, mejor dicho, Lucas se había disculpado con él, sincerándose y reconociendo su error al haber hablado de esa manera involucrándose en algo que definitivamente no le competía; Noah no era de las personas que guardaban rencor, así que con el pasar de los días el ánimo entre ellos fluyó mejor, durante los pocos encuentros que habían tenido debido a los horarios incompatibles de sus trabajos y responsabilidades, las cosas fueron casi tan bien como antes. Así que, si Lucas estaba enfermo o en problemas, definitivamente le interesaría.

—Se comporta un poco extraño últimamente.

—¿Te refieres a su corte de cabello?—, porque sí, Noah lo había visto y notó más evidente lo parecidos que Lucian y Lucas eran físicamente.

—Sí, eso, de repente hizo ese cambio, incluso su guardarropa ahora es menos informal.

Noah frunció los labios, pensativo, —¿le has preguntado?

—Por supuesto, y lo único que dice es que no debo preocuparme.

—Tal vez, entonces, no debas hacerlo; o bueno, no mucho— agregó lo último porque era inevitable, que Lucian no se preocupara por sus hermanos era imposible; Noah lo sabía, porque él y Liam habían compartido tanto que... se obligó a apartar esos pensamientos, sino, se pondría triste y eso es lo que estaba evitando. Últimamente, por las noches, en la quietud de su apartamento, los recuerdos venían a él, así que trataba de ocuparse en algo diferente y, recientemente, ese algo involucraba a Lucian en su cama.

La campanilla del ascensor sonó y las puertas se abrieron, dejándoles ver el pulcro escritorio de Grace, la asistente los miró y saludó, sin inmutarse por ver sus manos juntas; luego le informó a Noah que su padre le esperaba en su oficina, pues tenía unos papeles para él.

Noah asintió y arrastró de nuevo a Lucian hacia el elevador, la oficina de Isaac estaba unos pisos más arriba.

—No quiero decir que lo ignores—, prosiguió Noah al estar solos de nuevo en el cubículo de metal, —es solo que pienso que, si insistes, puede que Lucas se sienta presionado y no hable pronto contigo sobre lo que sea que le esté sucediendo.

Lucian asintió, —supongo que tienes razón.

—Por supuesto que la tengo— se jactó sonriente.

El alfa sonrió también; irremediablemente, hablar de lo que estaba o no sucediendo con Lucas le había tensado un poco.

La campanilla avisó su llegada y pronto se encontraron con Lily, cruzando el vestíbulo y cerca de la puerta de la oficina de su padre; el escritorio de la asistente del alfa Bennett estaba vacío, pues se había tomado unos días libres, seguramente por eso Lilian estaba allí, tomando algunas de las responsabilidades de la asistente durante su ausencia.

A pesar de cómo se dieron las cosas y su relación con Lucian fue descubierta por la familia de Noah, Lillian no había exigido explicaciones ni nada, ella sinceramente les deseó lo mejor y deseó que siguieran siendo amigos; Noah sabía que de alguna manera la situación era dolorosa para Lily, pero sería peor si la apartaba, así que cedió ante la petición. Además de que, no era como si Lillian pudiera solo irse y desaparecer, pues sus padres eran viejos amigos de los Bennett y ella trabajaba allí.

Pero Lily no estaba sola, sino también un sujeto alto y de cabello oscuro, con una barba de candado, la piel algo pálida y poco saludable, seguramente por la falta de sol, y la mirada cansada, parecía como si no hubiera dormido en días.

A pesar de su imagen algo lamentable, Noah le reconoció.

—¡Tú!— exclamó cuando la ira se arremolinó en su pecho; soltó la mano de Lucian y se abalanzó sobre el sujeto, dispuesto a darle su merecido.

.

Kristopher había dejado su habitación y su residencia, no con mucho ánimo; si por él fuera seguiría durmiendo y consumiendo alcohol. Debido a su metabolismo y las grandes cantidades que necesitaba ingerir para sentir los efectos, seguramente la reserva de su familia ya estaba por terminarse.

Muy temprano, su hermana, Sophie, le había sacado de la cama; sí, porque no había otra manera de llamar a lo que hizo: tiró de él hasta hacerlo aterrizar en la alfombra, abrió las cortinas dejando entrar la luz cegadora y desechó los restos de bebida que tenía en los diversos vasos esparcidos por toda la habitación.

—Este lugar definitivamente necesita una limpieza, así que mientras me encargo de ello irás con Isaac y le hablarás con la verdad—, había exigido ella.

Kris gruñó una negativa y una maldición.

—Ya sé que nunca voy a entender tu situación— exclamó ella argumentando contra las palabras del otro, —pero, por los dioses, Kris, ya has llorado en exceso; necesitas por lo menos un descanso, así que vas ahora mismo con Isaac, demasiado has aplazado la reunión con él; y cuando regreses puedes volver a encerrarte aquí de nuevo—, miró alrededor, —al menos ya estará limpio.

Casi a empujones y trompicones, Sophie le hizo ducharse y prácticamente le echó de la casa.

Por eso Kris estaba ahora allí, esperando en la puerta de la oficina de Isaac, había llegado sin anunciarse, pero seguramente le atendería; en realidad no lo deseaba, no deseaba enfrentarlo aún; pero su hermana tenía razón, suficientes días, semanas, habían pasado.

Lillian se había portado algo sería, pero igual de amable con él, seguramente notó su físico maltrecho, Kris no era estúpido, en esos días había perdido unos cuantos kilos e incluso condición; es decir, no se podía vivir solo de alcohol. Kris no sabía si Lillian sabía de lo que realmente había ocurrido, si lo hacía, no mencionó nada y él mentalmente lo agradeció.

Ella le dijo que Isaac estaba en una reunión, pero que pronto lo recibiría; eso estaba comentándole cuando las puertas del elevador que estaba justo cruzando la mediana sala de espera se abrieron.

Las pocas veces que estuvo allí nunca, jamás, se encontró con él, es más, ni siquiera había escuchado su nombre. ¿Por qué justo ahora?

Por un instante, creyó estar alucinando: el cabello castaño y rebelde, la piel clara llena de lunares, los ojos verdes y brillantes; y los lindos labios... él era tan solo un espejismo, porque a pesar de ser malditamente iguales, podía distinguir lo diferentes que eran.

—¡Tú!— la furia en los ojos esmeralda fue súbita; Kris no se movió, no pudo, sus sentidos estaban adormecidos aun cuando el puño de Noah se estampó en su rostro, sangre salió de su nariz.

Solo se inclinó un poco cuando el fluido le impidió respirar, no hizo por sacarse a Noah de encima, no todavía.

—¿Qué demonios haces aquí?—, Noah le sujetó de su ropa y le obligó a enderezarse.

Hubo maldiciones; Kris estuvo seguro de que incluso alguien, otro lobo, intentó calmar a su agresor.

Pero no fue hasta que Noah mencionó esa palabra, que su rabia despertó.

—¡Él te amaba y tú no lo merecías! ¡Eres un asesino!

Tener ese precioso rostro tan cerca pronunciando esas palabras llenas de odio, le inquietaron; su vista le decía que ese era Liam, pero sus demás sentidos estaban malditamente seguros de que no era así.

Cerró los dedos en un apretado puño y lanzó un duro golpe, puede que debido a su reciente mala rutina de sueño y alimentación no estuviera en forma, pero tuvo la suficiente condición y fuerza para lanzar a Noah unos metros lejos y partirle el labio.

Noah se quejó cuando su trasero y espalda chocaron contra la baldosa; Kris juró que incluso rebotó en el frio suelo justo cuando otro lobo, aquél que segundos antes le estaba tratando de quitar a Noah de encima, le empujó y sujetó fuerte, prácticamente recostándolo de espaldas sobre la mesa que estaba en la recepción.

Era un alfa, de ojos cafés claros y tan alto como él, fuerte y feroz; su lobo estaba cerca, en la superficie; Kris lo supo porque vio sus pupilas dilatadas, los dientes afilados y sintió las uñas punzantes en la piel de su cuello.

Kris trató de empujarle, pero su posición no era la mejor, además, las cosas que estaban sobre la mesa se habían clavado en sus omóplatos; sin duda, estaba en desventaja.

—No te atrevas— gruñó el sujeto, apresándole un poco más del cuello.

La puerta de la oficina de abrió e Issac, junto con otro lobo, uno con cabello largo y rojizo atado en una trenza baja, los miraron.

—¿Qué está sucediendo?— preguntó Isaac.
De reojo, Kris vio a Noah levantarse con ayuda de Lillian; así que intentó zafarse de nuevo con más vigor, pero su captor puso más fuerza en sus dedos, este otro alfa estaba a casi nada de clavarle las garras en la garganta.

Cuando estuvo de pie, Noah limpió sus labios con el dorso de la mano de manera descuidada, antes de lanzarse contra Kris de nuevo.

Isaac estaba en una charla con Jared cuando escuchó el revuelo fuera de su oficina, abrió la puerta y se encontró a Noah en el suelo con el labio partido y a Kris con la nariz rota siendo sujetado por Lucian contra un escritorio.

La pregunta que lanzó le sonó estúpida justo cuando abandonó su boca, era claro que se trataba de una pelea, no estaba seguro de quien la había iniciado, pero definitivamente debían detenerse.

El movimiento de Noah no ayudó en absoluto, no cuando se limpió el rostro antes de arremeter de nuevo contra Kris; afortunadamente Jared intervino a tiempo, sujetando a Noah mientras Lucian mantenía a Kris sobre la mesa.
En condiciones normales, Isaac pensó que seguramente Kris le hubiera dado una buena, justa y muy pareja batalla a Lucian, pero ahora su estado de salud no ayudaba demasiado, su rostro pálido y círculos negros alrededor de los ojos daban fe de ello, además, Kris solo estaba pataleando y gruñendo desde su lugar.

Isaac suspiró, una parte de él disfrutaba de esa escena, Lucian Evans sin duda, en ese instante, le agradó un poco más; pero también sabía que sus sentimientos como padre no debían sobreponerse a sus deberes como líder de la manada, así que dijo: —Evans, es suficiente.

Lucian pareció no escucharle, en vez de eso sacudió a Kris hasta golpearlo, o empotrarlo, de nuevo contra el escritorio de madera.

—He dicho que basta, ya— demandó con más ímpetu, solo entonces, Lucian aflojó el agarre y se retiró, lentamente, a la expectativa; si Kris se movía inesperadamente de seguro iba a sujetarlo de nuevo.

—Michaelson, entra a mi oficina, ahora— le indicó Isaac, esta vez con voz más imperativa y con ese tono de alfa que sus hijos temían de adolescentes.

Lucian no dejó de mirarle hasta que la puerta se cerró y no hubo rastro de Kris ni de Isaac.

—¡Jared, suéltame, maldita sea!

Escuchó a su compañero quejarse, Lucian giró para mirarle y lo encontró manoteando mientras era sujetado por otro lobo; Lucian iba a gruñirle, ¿por qué ese hombre estaba reteniendo a su compañero tan bruscamente? Le reconoció, antes le había visto en el hospital, cuando Noah estaba bastante mal.

El atractivo lobo de ojos de colores diferentes le soltó justo a tiempo; así Lucian pudo atrapar a Noah en sus brazos y evitar que comenzara a golpear la puerta de la oficina de su padre.

—Noah, detente, por favor—, pidió Lucian, tranquilo y quedo.

—Ese imbécil, es un maldito, voy a matarlo— murmuró tratando de zafarse.

—¿Y luego qué?— preguntó Jared, serio, —¿es lo que realmente deseas?

—Se lo merece—, respondió.

Jared se acercó más, cruzando los brazos sobre su pecho, —¿y qué resolverás con eso?

A Lucian comenzó a incomodarle la manera en que este lobo, estaba cuestionando a su pareja; Jared parecía demasiado frío.

Noah lanzó un golpe, pero para sorpresa de todos, Jared fue rápido al esquivarlo, incluso parecía como si lo hubiera estado esperando.

—Noah, créeme, si con la muerte de Kris pudiéramos tener a Liam de regreso, yo mismo lo haría.

Noah masculló una protesta, —si hubieras aceptado a mi hermano, esto no habría ocurrido.

Para Lucian no pasó desapercibida la tristeza que empañó los ojos de Jared, la magia bicolor se vio apagada por un instante; Jared suspiró, —tú y yo sabemos que eso era imposible, forzarlo habría sido mucho peor y doloroso.

----------

ESPACIO PARA CHARLAR: Bueno, creo que Noah aún no sanado del todo, se esfuerza, mucho, pero aún le quedan cosas por resolver, como su "odio" hacia Kris; y creo que eso le hace decir cosas que en realidad no siente y podría terminar dañando a sus amigos y seres queridos; es decir, en una situación como esa es posible "hablar sin pensar". 
P.D. El libro anterior tiene un capítulo llamado "Alfa vs. Beta", este se llama al revés (ja, ja, ja).

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top