Amigos.
Capítulo 20.
Amigos.
—Inmediatamente después del incidente, Duncan fue en busca de los cazadores— respondió Sirhan.
—¿Por su cuenta?—, Jared se tensó, esperaba que su compañero no hubiera tomado una decisión equivocada al ir solo tras un grupo de cazadores.
—Sí, pero al instante Dylan envió a los demás.
—¿Y, entonces?—, entrecerró los ojos, sospechando que algo no le estaba diciendo.
—Duncan alcanzó a los culpables y no solo los detuvo, sino que los atacó.
Jared tragó duro, de repente su garganta se secó; o puede que ya lo estuviera y recién se percataba.
—Pero él, ¿está herido?
Sirhan negó, —solo unos cuantos rasguños; permitió que le curarán y, cuando estuviste fuera de peligro y te trajeron a este lugar, fue con Dylan e Isaac Bennett a rendir su declaración.
Jared sintió desmoronarse en su lugar, no pudo evitar recordar cuando Duncan le habló sobre su secuestro y terminó tomando la vida del lobo traidor de la manada; también remembró el altercado con Alex y cuando estuvo detenido por la desaparición del estúpido huevo. Se mordisqueó la uña del pulgar derecho, el otro brazo estaba entumecido.
—¿Lo están acusando, de qué?— preguntó tras unos instantes.
—No sé si hay una denuncia formal o no; pero dejó a los dos cazadores bastante mal heridos; uno mucho más que el otro, al borde de la muerte.
No lo pensó cuando echó las sábanas fuera y se dispuso a bajar de la cama.
—Ey, ¿a dónde vas?
—No voy a quedarme aquí mientras él...
—Duncan me ha pedido explícitamente que vigilara a Cassidy y a ti— Sirhan le interrumpió, e incluso se interpuso en su camino, —quiere de descanses y que le esperes, él dijo que vendría por ustedes.
—¿Y quedarme sin hacer nada? No voy a permitir que sea intimidado.
Sirhan frunció ligeramente el ceño, —¿vas a ir defenderlo ante el círculo íntimo?, no subestimes a tu compañero.
—Jamás lo haría— le gruñó.
—Entonces deja que se haga cargo— exclamó Sirhan, sin levantar la voz, manteniendo la calma, —sé que Duncan es leal, sensible y tiene un gran corazón, pero también es muy fuerte, hábil e inteligente, lo que sea que suceda podrá manejarlo; además, si vas ahora, parecerá que no confías lo suficiente en él.
Jared entrecerró los ojos, analizando al otro lobo cuando la incomodidad de los celos flotó en su cabeza, entonces el filtro entre su cerebro y su boca pareció esfumarse; —¿todas esas cualidades ves en su persona?
—Por supuesto, y creo que es un excelente compañero.
—¿Es por eso que lo observas de esa manera?—, o tal vez era el medicamento en su sistema el que hablaba, como fuera, ya lo había dejado salir.
—¿De qué manera, de qué hablas?—, Sirhan parecía en verdad curioso y confuso.
Con algo de frustración, Jared se pasó la mano por el rostro hasta el cabello echándolo hacia atrás, las hebras estaban sueltas y caían sobre sus hombros, luego dijo: —lo noté, lo mirabas demasiado, le prestas mucha atención a sus cualidades y ahora lo alabas; soy su compañero y es justo que cosas como estas me molesten.
Sirhan parpadeó tupidamente, sorprendido, luego bajó el rostro apenado, —discúlpame, jamás fue mi intención incomodarte; tu argumento es válido y estás en todo tu derecho de expresar tu sentir, pero las cosas no son como piensas, permíteme explicarte—; levantó el rostro y le miró, con la intención de mostrar que sus siguientes palabras eran ciertas; —hace décadas perdí a mi compañero, murió durante un ataque de las criaturas; antes de encontrarnos, él había concebido a un cachorro, íbamos a ser una familia—, suspiró y se humedeció los labios, —así que, cuando vi a Duncan interactuando con Cassidy, fue inevitable recordar y preguntarme muchas cosas.
Jared se sintió estúpido, —lo siento; yo... yo no quise... creo que me he comportado inmaduramente, no debí protestar ni señalarte de esa forma.
—No, es tu compañero y lo entiendo, —le sonrió con simpatía, —ahora descansa—, acomodó la sábana, —el médico dijo que así te recuperarás más rápido.
...
Duncan cerró la puerta tras de sí y dejó sus hombros caer, liberando la tensión y nerviosismo que el reciente interrogatorio le causó. Tuvo que relatar lo ocurrido, pero había sido como un sueño, no, como una pesadilla, no había otra manera de describirlo; estaba allí, lo vio todo, pero pareció como si no hubiera sido él mismo: el animal había tomado las riendas y exigido su venganza.
Metió las manos en los bolsillos y comenzó a caminar lentamente hacia el elevador; Dylan e Isaac le habían llevado hasta aquel edificio de grandes ventanales para tomar una declaración informal y recuento de lo sucedido, allí se reunían los miembros del círculo íntimo y socios de las empresas.
Suspiró cuando sintió que el oxígeno en los pulmones le hacía falta, aún no podía creer del todo que estuvo a punto de matar, otra vez; pues antes le había quitado la vida a un lobo, cuando fue secuestrado. Había pasado un tiempo para que dejara de tener pesadillas sobre eso.
—Duncan, ¿quieres que yo conduzca?—, detuvo su caminar y miró hacia adelante, a unos metros estaba Johan, quien agitaba las llaves del auto en su mano; igualmente estaba aquél vampiro a su lado, Nicholas; ambos había sido llamados también a relatar lo que habían presenciado, lo habían hecho minutos antes que él.
El beta solo observó a Johan por unos segundos, luego la vergüenza que sintió hizo que desviara la mirada hacia sus propios pies.
—¿Qué sucede?—, preguntó el joven lobo acercándose un par de pasos, él había observado con demasiada atención a Duncan en los últimos meses como para saber que algo no estaba bien, así que preguntó, —¿por qué no me miras?, ¿algo te molesta?—, sí, Johan era a veces demasiado directo.
Duncan se mordió el labio, luego, como era propio de él, recurrió al humor dándole una sonrisa trémula; —dejé que el lobo me dominara, perdí el control haciendo justamente lo que te he dicho que evites, ¿en qué clase de mentor me convierte eso?
Johan acortó más la distancia, colocó una mano sobre el hombro de Duncan y dijo con convicción, —en el mejor; porque a pesar de todo los sentimientos involucrados pudiste detenerte y eso me hace admirarte un poco más.
Duncan lo miró con los ojos bien abiertos, luego se echó a reír, era una risa auténtica; luego, extendió los brazos hacia su joven amigo y Johan no dudó un instante en arrojarse a ellos.
—Gracias—, exclamó Duncan cerca de su oído, —me ayudaste a volver; sino hubieras intervenido, no me imagino cómo habría finalizado todo.
—Oye, no me des tanto crédito—, sintió sonrojarse, pero aprovechó esconderse unos segundo más en el abrazo, ¿cuándo tendría la oportunidad de volver a hacerlo?
—En serio, Jo, gracias—, le palmeó la espalda un par de veces antes de dejarlo ir.
—No fue nada, sé muy bien que tú habrías hecho lo mismo por mí—, declaró dando un paso hacia atrás; —entonces, ¿qué dices?, ¿yo conduzco?
—Sí, por supuesto—, miró por encima del hombro del más joven, hacia el vampiro y le agradeció también, —gracias por estar presente.
Nicholas, bastante serio, explicó: —no hice nada que no fuera lo justo y necesario.
Duncan asintió y preguntó después, —¿irás al hospital con nosotros, o esperarás a Dylan?—, porque este último se encontraba con Isaac, aún reunido con el grupo que previamente les había interrogado.
—Al hospital, debo encontrarme con Sirhan.
El beta no dijo más, y tampoco le sorprendió aquellas respuestas tan específicas, Nicholas era bastante callado y serio, su presencia silenciosa durante su interacción con Johan daba fe de ello.
..
Noah abandonó la recepción del hospital y cruzó el vestíbulo del blanco y pulcro edificio mientras escribía rápidamente en su teléfono inteligente: "estoy en el hospital".
Se había reunido con los contratistas, afinando los últimos detalles de la construcción del albergue, cuando su madre le llamó: Jared había sido herido con una bala y llevado al hospital.
Su plan de ese día consistía en las reuniones con los proveedores, luego con los contratistas y después iría a su oficina para recoger algunos contratos, allí Lucian iría por él; sin embargo, por obvias razones, lo último no podría ser. Fue por eso por lo que le envió un mensaje a Lucian: porque no iba a encontrarlo en su oficina.
Echó el teléfono en su bolsillo trasero de sus jeans y fue hacia las escaleras, un elevador estaba lleno y el otro estaba hasta el último piso, demoraría demasiado en bajar.
Cuando llegó al piso correcto, el teléfono repicó, lo sacó de su bolsillo y miró la pantalla, era Lucian.
—¿Qué ha sucedido, te encuentras enfermo?— fueron las preguntas que llegaron a él apenas pegó el artefacto a su oreja.
—No, yo-
—¿Y tus padres?
—Ellos se encuentran bien— contestó, y antes de que Lucian volviera a interrumpirle, explicó: —mi madre llamó, dijo que Jared fue herido, así que he venido a verle.
Escuchó el sonido de una puerta al cerrarse y luego más calma en el entorno, seguramente Lucian se había encerrado en la bodega o en alguna habitación para escucharle mejor.
—Iré de inmediato a hacerte compañía, ¿está bien?
—Por supuesto—, Noah había notado que Lucian era bastante atento y acomedido, pero siempre cuidando de no invadir demasiado su espacio, pues le contactaba cuando sabía que estaba disponible, es decir, muy temprano, a la hora de la comida o ya entrada la tarde; Noah estaba pensando seriamente en cambiar aquello, porque simplemente quería a Lucían más presente en su vida, en todo momento si era posible; por eso había aceptado su ofrecimiento. Le indicó a su compañero el piso y habitación exactas antes de colgar. Llegó a la puerta que el hombre de recepción le dijo y tocó.
Sirhan abrió la puerta, lo reconocía, ese lobo había estado aquél fatídico día, cuando Liam... tragó duro, alejó esos recuerdos de su mente y dijo con amabilidad, —hola, he venido a ver a Jared, ¿cómo se encuentra?
Sirhan le sonrió cortés, —está despierto, ¿deseas pasar y hablar con él?
—Sí, por favor.
El lobo mayor se hizo a un lado, dio una leve inclinación con la cabeza y salió de allí, brindándoles privacidad.
—¿Noah?— preguntó Jared desde la cama; sus sentidos estaban un poco aturdidos debido a los analgésicos y medicamentos que aún no habían salido por completo de su sistema, de otra manera le hubiera reconocido desde que tocó a la puerta.
Noah se acercó mirando a su amigo, se veía un poco pálido y tenía un brazo inmovilizado; —dios santo, me diste un gran susto— exclamó el beta.
—¿Por qué estás... cómo supiste que estaba aquí?— se sentó un poco más erguido sobre el colchón, no podía negar que estaba un poco sorprendido por su visita.
—Mi madre llamó, dijo que te habían disparado y pensé lo peor, pero después me explicó que solo había sido una herida— habló con rapidez, —fueron esos bichos raros, ¿verdad? Lo sabía, todo esto es muy peligroso y...
—Noah, gracias por venir—, con la mano libre, Jared le sostuvo, interrumpiéndole, pues Noah había empezado a mover demasiado las suyas, se notaba nervioso; y era comprensible: el abuelo de Jared había sido cercano al abuelo de Noah, así que de alguna forma habían crecido juntos, tal vez no tanto como hermanos, pero sí como parte de la misma familia.
—¿Por qué no lo haría? No estaré tranquilo, no cuando sé que existen esas cosas.
—No fueron las criaturas híbridas— declaró.
—¿Ah, no?
—Fueron cazadores.
Noah frunció el ceño, —eso es aún peor, ellos están locos, creen que somos demonios; tratar con fanáticos de ese tipo es como hablarle a la pared.
Jared suspiró, —lo sé.
Noah calló un instante y miró a ambos lados, como si recién se diera cuenta que eran los únicos en la habitación, —¿dónde está Duncan?
El leve apretón en sus extremidades no pasó desapercibido, Jared no le había soltado las manos.
—Está rindiendo su declaración, él enfrentó a los cazadores.
—Bueno, y supongo que los atrapó, ¿cierto?
—Sí, pero... los dejó muy mal heridos.
—Y no se merecían menos—, Noah no era un guerrero en servicio, pero había tenido su entrenamiento apropiado, así que sabía de qué iba el asunto y las cosas que podrían estar implicadas.
Jared levantó el rostro, porque desde que su esposo fue mencionado no le había mirado a los ojos, —me preocupa la manera en que sea juzgado; Duncan no duda en recurrir a su lobo para solucionar algunas cosas, y temo que piensen que es demasiado salvaje.
La intranquilidad en los irises bicolor era palpable, tanto que las tonalidades parecían más profundas; Noah carraspeó, —pierde cuidado, me aseguraré de que todo salga bien— se relamió los labios, —tal vez... bueno, si fue un lobo quien los atacó, los cazadores no pueden acusarlo, no podrán explicar qué hacían cerca de ti ni por qué te dispararon; además, culpar a Duncan sería admitir que ellos lastiman y cazan cambiaformas; por lo que, si es necesario, conseguiremos a los mejores abogados del país, puedo encargarme de ello.
Jared exhaló, lo sabía, él mismo podría conseguir ayuda legal, pero escucharlo de Noah le dio mayor seguridad y tranquilidad.
—Gracias— le dio un leve apretón más antes de soltarle.
—Descuida, para eso son los amigos, ¿no?
Jared le sonrió apenas, —¿no me odias?, la última vez que nos vimos, tú...—, la última vez que habían estado en la misma habitación, Noah le había echado en cara el haber rechazado a Liam.
—Uh, sobre eso; yo... te debo una enorme disculpa—, Noah se frotó la nuca, avergonzado, —estaba cegado por la ira y dije cosas sin sentido, jamás, nunca te haría responsable de lo ocurrido; no niego que alguna vez, hace algunos años, fantasee con que ustedes fueran pareja, pero ahora, creo que no, conociendo sus personalidades me temo que chocarían todo el tiempo.
Los labios de Jared tiraron hacia arriba un poco más, su sonrisa fue más pronunciada y asintió.
—Entonces... estamos bien, seguimos siendo amigos, ¿cierto?— Noah balanceó su peso de un pie a otro.
—Por supuesto, siempre—, contestó Jared.
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ESPACIO PARA CHARLAR: Bueno, ya con este capítulo saben que los personajes están fuera de peligro (por ahora). Disculpen la tardanza, y muchas gracias por seguir la historia.
¡Felices fiestas!
*Espero finalizar el próximo capítulo antes de la próxima semana.
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