Un tipo de amor

Memories in stardust

Los aplausos sonaron en el auditorio mientras despedían al dúo que acababa de tocar, Seokjin se mantuvo imperturbable, sostuvo la mirada y las manos sobre sus piernas cruzadas. Lo lamentaba, pero nunca apoyaba a la competencia.

—¿Puedo sentarme aquí? —preguntó alguien de voz grave.

No miró hacia arriba para reconocer al recién llegado, no hubo necesidad cuando la familiaridad de la voz se lo decía todo.

—Adelante.

Reconoció el aroma a lavanda de Yves Saint Laurent que el contrario emanaba, siempre característico y contrastante con su ocupación, plagado en la cabellera y ropa de Yoongi.

—¿Qué tienes que ver con todo lo sucedido? —atacó el chico en cuanto se sentó.

Seokjin miró de reojo al chico tras haberlo escuchado hablar. Estaba usando una gabardina negra, pantalón de vestir, zapatos negros bien pulidos, boina y una bufanda que le cubría la mitad inferior del rostro.

—Jimin y tú están obsesionados conmigo —contestó—. Ni siquiera les tomó más de un día contarse todo y venir a desenmascarar la verdad, lamento decirte que no existe.

—Alguien le contó todo a Yoongi —afirmó el contrario—. Y ese solo pudiste ser tú, ¿no te parece?

Las luces se desvanecieron y un nuevo grupo apareció en el escenario.

Seokjin colocó un dedo sobre sus propios labios, fue una señal para que ambos guardaran silencio y se dedicaran a disfrutar de la música.

Un, dos, tres, cuatro...

Hoseok era un hombre increíblemente hábil con la batería, cada fibra de su cuerpo vibraba con la música y era asombroso, por algo se destacaba tan bien como bailarín.

Yoongi no se quedaba atrás, cada acorde era tocado con maestría, sin perder el tiempo ni trastabillar ni un segundos.

Y Namjoon, era simplemente bueno con su guitarra, Seokjin jamás se cansaba de escucharlo tocar, su chico era maravilloso con las improvisaciones. Si seguía así, de alguna u otra forma alcanzaría la fama, estaba destinado a las cosas grandes en cualquier área.

Pero Jungkook, nadie podía decir que no era un ángel quien estaba en el micrófono, su nivel de talento debía ser aterrador para cualquier participante. Un diamante en bruto.

—¿Por qué le contaría? —interrogó Seokjin—. Eso solo sería poner armas contra Jungkook en sus manos, ¿por qué razón querría ver a mi amigo ser atacado?

—Jimin dice que Jungkook no es tu amigo.

—Jimin se equivoca —Seokjin se incorporó en el asiento—. Jungkook es el mejor amigo de mi novio, no podría separarlos.

Sus ojos conectaron con la figura del cantante, había una sonrisa tímida en sus labios, apenas animado a intentar mirar hacia el público, la mayor parte de la canción cerraba los ojos y permitía que las notas salieran por su propia cuenta.

—Mantente lejos de Jungkook o...

—¿O qué, Taehyungie? —Seokjin sonrió sin ganas—. ¿Rayarás mi auto? ¿Grafitearás mi casa? ¿Romperás mi ventana? Soy inmune a todas tus travesuras, pequeño mocoso, una llamada de mi parte y estarás acabado, lo sabes.

El chico a su lado se quedó callado, Seokjin soltó una pequeña risita ácida, no pretendía hacer demasiado ruido y arruinar la maravillosa interpretación de su novio.

Taehyung siempre era impulsivo, debió aprenderlo de Jimin, aunque Seokjin estaba muy seguro de que Jimin al menos tenía mejor ideas que este niño, después de todo, Jimin aprendió del mejor. El caso de Taehyung era extraño y hasta cómico para Seokjin; niño adinerado, padres divorciados, una pequeña probadita de libertad y después la "rebeldía" total.

Chicos como él frenaban tarde o temprano y terminaban encargándose de los negocios de sus padres en el mejor de los casos, pues en el peor, jamás salían de la inmadurez.

—Esto no tiene que ver con Jungkook —continuó Seokjin—, sólo hablé con Yoongi y le conté lo que sabía porque te quería demostrar lo que puedo hacer si no te mantienes lejos de donde no te llaman.

—¿De qué hablas...?

—Vuelve a intentar ponerle una mano encima a Hoseok, Taehyung, sigue metiéndote en mis asuntos con Jimin, sigue impidiendo que volvamos a ser amigos, juega con Jungkook, actúa como un cachorro enamoradizo con él, intenta delatarme con Namjoon y la próxima vez... —Seokjin giró el rostro hacia Taehyung, quien se escondía entre capas de ropa inusualmente elegante—. No responderé.

No recibió ninguna respuesta, cuando la canción terminó y los aplausos estallaron, Taehyung se puso de pie y desapareció tan rápido como llegó.

Seokjin sólo pudo seguir ahí sentado en medio de la multitud que gritaba efusivamente por la banda recién presentada y una sonrisa de satisfacción quedó graba en su rostro. Cada parte de su oscuro plan estaba avanzando sin intromisiones.

Jungkook habló demasiado ese día que estaba ebrio, tal vez este ya no lo recordaba, pero le dijo a Seokjin todo lo que quería saber.

Le explicó la razón por la que estaba tan aferrado en ayudar a Jimin, le habló del pasado, le dijo que ahora que estaba saliendo con Taehyung se sentía emocionalmente confundido, que sabía sobre su identidad, que lo escuchó por accidente y que sólo quería encontrar la manera de acercarse más a Jimin.

Toda esa información en las manos de Seokjin, siendo dirigida a la persona correcta, Yoongi, fue suficiente para desatar una calamidad el día anterior.

Por supuesto, no le contó absolutamente todo, sólo las partes necesarias, así como le contó a Jimin sobre la carrera.

Solo dejaría que entre todos se destruyeran mientras él se mantenía a salvo junto a su querido novio y tal vez tras ello, alcanzaría esa fantasía a la que tanto aspiraba.

Se puso de pie y fue hasta los camerinos, había un número considerable de estudiantes reunidos alrededor de la banda para felicitar y darles palabras de ánimo, Seokjin caminó entre todos ellos, llegó hasta Namjoon y estampó sus labios contra los suyos sin permitirle decir algo.

Haría un espectáculo, uno para que todos entendieran su lugar.

Namjoon era su novio, punto.

.

.

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—¿Y luego qué pasó?

—Nada —respondió Hoseok—. Taehyung estaba molesto porque invadí su espacio, no fue la gran cosa.

—No parece una excusa para armar la escena que todos dicen que armó, me pregunto si habrá tenido otras razones...

—No pasó nada, Jinnie, sabes que la gente exagera los rumores —Hoseok le regaló una sonrisa sincera—. Taehyung me detesta porque soy tu amigo y... bueno, ya sabes.

—¿Y si te detestara por algo más?

—¿Escuché que Jungkook también estuvo ahí? —interrumpió Namjoon—. No quiso contarme nada sobre la riña y odio obligarlo.

Hoseok compartió una mirada con Seokjin, en busca de permiso para decir más, pero este lo contuvo con una mirada dura.

—Escuchó mi voz y salió para defenderme —mintió Hoseok—. Solo pasó eso.

—Me encantaría despedir a Taehyung del edificio —confesó Namjoon, tenía las manos entrelazadas sobre la mesita de acero—. Pero seguro que su padre intercedería, así que no sería de mucha ayuda...

—No hay nada que hacer contra Taehyung —dijo Hoseok—. Se calmará con el rato, ya verán, él no es tan malo como su amigo...

—¡Pedido de Namjoon listo! —anunció una mujer joven desde el mostrador, adentro de la tienda.

—¡Nadie se levante, yo iré a recogerlo!

En cuanto Namjoon se puso de pie y se alejó de ambos, Hoseok se inclinó en la mesa para tomar las manos de Seokjin.

—¿Cuándo piensas decirle que Taehyung y Jungkook son amigos? Sabes que cuando se entere se molestará... —Hoseok torció los labios en desacuerdo—. No puedo seguir mintiendo por tanto tiempo.

—Sigue actuando como si no supieras nada, Hoba, deja que yo me encargué, ¿de acuerdo? Necesito que me digas por qué empezó la pelea, tienes que confiar en mí.

Los ojos de Hoseok se volvieron dubitativos, miró hacia cualquier lugar menos hacia Seokjin y el tiempo que les quedaba era escaso, pues Namjoon estaba terminando de recoger el pedido.

—Ya te lo dije, Jinnie, Taehyung solo estaba molesto por haberme visto ahí y Jungkook salió por curiosidad, fue lo único que sucedió, ¿de acuerdo?

Seokjin apretó la mandíbula, su plan cuidadosamente armado, se estaba convirtiendo en polvo gracias a los sentimientos generados entre estos personajes de su pequeño juego. Pensó que Hoseok tenía un favoritismo por él y se aprovechó de eso, sin embargo, debió suponer que la amistad que su amigo tenía con Yoongi algún día se convertiría en un arma de doble filo.

Cuando Namjoon volvió a la mesa, una conversación nueva apareció siguió y solo Seokjin mantuvo la mirada fija sobre las manos de su amigo, que todavía sostenían vagamente las suyas.

Vete a la mierda, Hoseok.

.

.

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Los preparativos iniciaron el jueves.

Seokjin se encargó de llevar a Namjoon y a Jungkook a comprar las últimas decoraciones para la fiesta, el día era excesivamente soleado, usar gorra y gafas negras no impidió que sintiera migraña.

¿Por qué? Bien, llevaba dos horas caminando detrás de estos dos chicos mientras ellos bromeaban entre sí e intercambiaban ideas. Namjoon no necesitaba la opinión de Seokjin, le preguntaría a Jungkook primero antes de decidir algo y Jungkook no dudaría en elegir lo que fuera.

¿Cuál era el jodido propósito de participar en esto?

La parte más aterradora era que cada vez que Seokjin intentaba dirigirle la palabra a Jungkook, el menor se cohibía y evadía cualquier pregunta. Lo intentó por última vez cuando iban de regreso a la residencia.

—¿Qué tal ha ido tu semana, Jungkookie? —preguntó con ese tono amable, tan difícil de desenmascarar—. ¿Has estado muy ocupado? Escuché que tu club de piano tendrá su primer recital del semestre en un par de semanas, debes sentirte muy...

—No participaré —soltó Jungkook—, pero gracias por estar al pendiente.

Jungkook se colocó los auriculares y dirigió la mirada hacia el exterior, ya no volvió a mirar a Seokjin desde el espejo retrovisor como hacía siempre.

Y la acción no pasó desapercibida para Namjoon.

Se convirtió en el jugador de su propio juego, todos luchando unos contra otros y un protagonista resolviendo los enigmas sin ninguna dificultad, lamentablemente él no era ese personaje, quizás su papel era lo más parecido a un antagonista

Fueron a la residencia, llevaron todo al salón de eventos, Jungkook se despidió en silencio y Seokjin volvió a su casa junto a Namjoon, listos para relajarse, ver películas y dormir un rato.

Los ojos oscuros de Seokjin se mantuvieron pegados al camino mientras Namjoon leía mensajes en voz alta, se trataba de felicitaciones por una conferencia que había dado el día anterior.

—Por cierto, el instructor quedó encantado contigo, me dijo que platicaron un poco y que le pareciste muy amable, también dijo que eras bastante atractivo.

—Tal vez le gusté —susurró Seokjin a modo de broma y Namjoon asintió.

—Eres guapo, así que no lo dudo... ¡Oh, te conté esto! Me tomaron una foto con el director, creo que voy a publicarla, no lo sé...

La sonrisa de Seokjin se desvaneció a ocultas, su novio ya ni siquiera era celoso, de hecho, era como si ignorara ese tipo de situaciones y no necesariamente por confianza a su pareja, o al menos eso era lo que él sentía.

Apretó el volante hasta que los nudillos se le pusieron blancos.

¿A dónde estaban yendo?

Llegaron a la casa, Namjoon puso la cafetera y Seokjin fue al baño para refrescarse.

Echó agua helada en su rostro, lo hizo muchas veces hasta que sintió que era difícil respirar, miró las gotas deslizarse por sus mejillas pálidas frente al espejo ovalado de su baño azul.

No se reconocía a sí mismo, sabía que había algo oscuro en su cabeza, algo horrible que nunca había estado ahí hasta entonces, ahora lo conocía, le podía poner un nombre.

El sentimiento incesante por arruinar todo esto y a su vez arreglarlo, es decir, acomodar la situación a sus propios intereses, no era más que la intangibilidad de sus propios celos, que poco a poco se hacían físicos.

No recordaba su vida antes de Namjoon, ni podía pensar en una sin él.

Y quería creer que todo este drama había sido generado por su propia inestabilidad mental, que no era la víctima de nadie, que ya que él mismo fue quien lo inició, él mismo podría deshacerse de ello.

Si quería, podía hacer que Yoongi y Taehyung se reconciliaran, después de todo había peleado gracias a él, incluso podía hacer lo que su ex mejor amigo habría considerado más conveniente, que era mantener a Jungkook cerca de Namjoon y los objetivos de la banda para sacarlo del peligro, o podía dejar de meter la mano y permitir que Jungkook hiciera lo que quisiera, enamorarse o desenamorarse de Jimin, oh, si quisiera podría ayudar a solucionar tantas cosas.

—Cariño —Seokjin vio a Namjoon aparecer en la puerta con una mirada tierna y preocupada—. ¿Estás bien?

—Una pequeña jaqueca —contestó, sonriendo a medias.

—¿Quieres que te prepare la cama? Creo que necesitas descansar, fue un día largo y sé que odias las caminatas.

Seokjin se giró en su dirección, tener esos ojos marrones sobre él era como tener el cielo entero encima o tal vez estaba confundiendo al infierno.

—Namjoon.

—Dime.

—Me amas y nunca me dejarás, ¿verdad?

—¿Eso es lo que te preocupa? —Namjoon suspiró—. Sabes la respuesta, cielo, no pienses mucho en eso.

Pronto estuvo envuelto entre los brazos de su pareja, fueron hasta el sofá, se dejaron caer sobre él y Seokjin se sintió adormecido con ese aroma a jabón, el mismo que compartían, el que usaban la mayor parte de las mañanas.

—No sé qué está pasando por tu cabeza —masculló Namjoon sobre su cabellera—, me gustaría saberlo.

Sabía que se estaba metiendo en un terreno peligroso, los ojos de Namjoon que así como eran piadosos podían ser crueles se lo decían absolutamente todo.

Seokjin quería recuperar su amistad con Jimin y también quería salvar su relación con Namjoon, él quería todo lo que no podía tener y ese siempre fue el problema, así fue como empezaron las cosas.

—No es nada demasiado importante —contestó en un susurro.

Estoy aterrado de quién soy, me aterra ver en quién me estás convirtiendo.

.

.

.

Era viernes y ya había oscurecido, Seokjin estaba en el salón de eventos, acomodando globos y pegando serpentinas, estaba seguro de que ni siquiera los eventos oficiales del colegio eran así de elaborados, pero Namjoon tenía dinero y también grandes expectativas.

De pronto sintió que no era el único que estaba en la sala, se quitó un auricular y miró por sobre el hombro, un hombre de piel pálida y cabello negro lo miraba desde la puerta con sus negros ojos rasgados con forma felina.

—¿Qué tal estás, Yoongi? —preguntó, devolviendo la mirada hacia la cinta que hace unos segundos se hallaba cortando y pegando sobre la mesa.

—Estaba buscando a Namjoon —contestó, Seokjin escuchó sus pasos vacilantes acercarse.

Había pasado un tiempo desde la última vez que estuvieron frente a frente, a solas, cuando Seokjin fue de soplón para armar un drama, lo hizo sólo por mensajes, no se atrevió a acercarse al chico, aparte de que este siempre estaba encerrado trabajando en su música.

—Estoy solo —respondió Seokjin.

—Ya veo.

Hubo un silencio particular del que Seokjin se mantuvo expectante, sabía que había mucho más por decir y que Yoongi no estaba ahí por Namjoon, sino por él.

—¿Solo necesitabas eso?

—Sí, volveré más tarde...

—Mentiroso.

Alzó la mirada hacia Yoongi, el chico estaba todo tenso y a la defensiva, parecía un roedor yendo a visitar al gato dormido de la casa con sus pasos trémulos, voz baja y movimientos cautelosos. Cuando Seokjin le regaló una sonrisa, este dio un paso hacia atrás.

—Namjoon está en una reunión de última hora con un profesor de su facultad, no volverá en un buen rato —agregó Seokjin—. Lo digo por si eso te sirve de algo.

Sin responder a eso, Yoongi fue hasta la puerta, se asomó para mirar alrededor y luego la cerró en silencio, una sonrisa soberbia se dibujó en los labios de Seokjin al haber acertado en sus suposiciones sobre Yoongi, después de un año largo de odio aquí estaba el hombre que se creía traicionado, como cachorro triste con la cola entre las patas.

A continuación, seguro que Yoongi le preguntaría sobre la veracidad de todo lo dicho, se mordería las uñas, le contaría lo sucedido el lunes, le pediría un consejo, le rogaría por más información, por más atención...

—Lo que me dijiste sobre Taehyung y Jungkook —comenzó a hablar con la voz casi deshecha—. ¿Es cierto? ¿Ellos son así de cercanos...? 

Seokjin resopló con diversión, regresó la mirada hacia su tarea anterior y comenzó a enrollar los pedazos de cinta que pegaría en los globos, se encogió de hombros durante el acto.

—No lo sé, ¿qué es ser cercano para ti? —preguntó, casi poniéndolo a prueba.

—Vete a la mierda, Seokjin... Sabes perfectamente de qué estoy hablando.

—Solo te dije que se habían vuelto más cercanos, no sé qué interpretación le hayas dado —dijo Seokjin, de nuevo, con un tono despreocupado.

—Pasó algo el lunes, ni siquiera debería contártelo porque ya debes estar enterado, tienes ojos y oídos por todos lados, ¿no es así? —Seokjin no contestó, si se mantenía callado Yoongi seguiría hablando por su cuenta, estaba sufriendo una crisis y eso hacían las personas con crisis, hablar y hablar hasta obtener una respuesta—. Si era parte de un plan tuyo, Taehyung vino a la habitación y vio a Hoseok, sabes que Tae tiene sus inseguridades y que gracias a tu estúpida vida anterior piensa lo peor de mi mejor amigo... ¡Al menos mírame mientras te cuento algo!

Seokjin dejó el pedazo de cinta que tenía en las manos sobre la mesa y tomó asiento, ¿qué se supone que viera?, ¿las ojeras en los ojos rasgados de Min Yoongi?, ¿sus labios resecos?, ¿su piel más pálida que de costumbre?, ¿su cabellera despeinada y enredada? No había más signos que ver para entender lo que le estaba pasando al hombre frente a él, quien habló de nuevo tras obtener su atención completa.

—Y Jungkook apareció de la nada, Seokjin, apareció, se enteró de todo y... ¡lo defendió! Se supone que si son tan cercanos como me hiciste creer no debería defenderlo, debería sentirse traicionado, no deberían seguir siendo amigos ni nada de eso.

—¿Te molesta que sigan pegados todo el tiempo?

—No, no soy celoso. Me molesta haberme equivocado con Taehyung, haber dudado de él y no haberlo dejado hablar... me bloquee, mi cabeza me dolía, todos estaban en mi habitación, Hoseok estaba ahí en un problema que no era suyo y Taehyung estaba casi de la mano de Jungkook, simplemente... —Yoongi peinó su cabellera oscura hacia atrás y se sentó en la silla más cercana, su mirada estaba perdida como si reviviera el momento de la discusión—. Era demasiado. Haberlo incriminado, que Jungkook solo demostrara que me había equivocado y que en realidad no había pasado nada entre ellos y el idiota aquí era yo... Dios, Jungkook es un mocoso tonto y aun así tiene tanta razón...

Comenzó a recitar palabras específicas que Jungkook le dedicó donde le hacía saber lo inmaduro y mal novio que era, Seokjin sólo pudo imaginar el escenario mientras admiraba la gran memoria que tenía Yoongi para recordar tantas cosas a la perfección. Todo lo contado sonaba tan propio de Jungkook, un héroe que piensa que puede cambiar el mundo solo con sus palabras y gestos amables.

Seokjin quiso reír, por eso debía gustarle tanto a Jimin. La mente de Jungkook, en comparación con la de éste, era la ideología misma de una utopía donde nadie estaba demasiado roto por dentro y todos podían sanarse unos a otros. Pobre niño, no conocía el otro lado de la ciudad; cuando estuviera ahí, sería demasiado tarde.

Muy, muy, muy tarde.

—¿Qué tengo que ver en todo esto? —interrumpió a Yoongi cuando este comenzó a divagar en sus propios sentimientos y en lo que había estado pasando en su casa últimamente, solo razones por las que le costaba pensar con la cabeza fría como usualmente lo hacía—. Yo no te dije qué hacer, sólo te conté lo que consideré apropiado para tu saber.

Yoongi mordió su labio inferior, masajeó sus nudillos con las yemas de los dedos sobre la mesa de trabajo de Seokjin, y dejó que la ansiedad lo hiciera agitar la pierna derecha. Se veía tan vulnerable cuando actuaba así, como un niño ansioso esperando los resultados de un examen.

—No vine a echarte la culpa de nada, Seokjin, no te confundas, solo pensé que podía acudir a ti porque... —el chico comenzó a vacilar y la mirada aguda de Seokjin no ayudó en nada—. Por dios, no me hagas decirlo... antes me entendías.

Pensó que le daría gracia, en cambio, quedó estupefacto, esto no era lo que había planeado, es más, la idea tampoco se le pasó por la cabeza. Yoongi lo buscaba para algo que no constaba en sabotear a alguien.

—¿No viniste para saber cosas de Jungkook? —preguntó, incrédulo.

Yoongi puso los ojos en blanco.

—Sé que me dijiste sobre esos dos porque te preocupa —contestó con vergüenza—, dijiste que Tae podría querer engañarme o que Jungkook podría querer utilizar a Taehyung para sus propios fines, dijiste muchas cosas que podrían pasar, pero todo eso lo hiciste porque todavía te preocupas... ¿no es así?

El corazón de Yoongi se hallaba sobre la mesa, no había muros para protegerlo, ninguna armadura, ninguna puerta con llave, esa vulnerabilidad estaba aquí, siendo ofrecida a Seokjin.

—¿Preocuparme...?

—¡Está bien! —Yoongi cubrió su rostro con ambas manos para ocultar sus mejillas sonrojadas—. Ya no trates de negarlo, ¿quieres? Mandé mi orgullo a la mierda y vine a hablar contigo, sé que Jimin va a enfurecerse si se entera, pero lo hice porque creo en que todavía existe esa parte sincera de ti y no eres solo el "novio de Namjoon". Creo en que todavía existes, Jin.

Y lo estaba traicionando.

Otra vez.

—¿No me odias? —interrogó Seokjin, su voz fue el murmullo vacilante de una contradicción mental.

—No lo sé... nos traicionaste, Jin, eso nunca va a cambiar, pero... si te preocupas es porque de verdad quieres regresar, ¿no?

Sí, pero solo tomé en cuenta a Jimin, no a ti.

Seokjin sonrió sin ganas.

Hubo silencio, cuando Yoongi mostró su rostro y vio la expresión casi frívola de Seokjin quiso tragarse todas sus palabras, llevarlas de vuelta a su corazón y protegerlas de él.

—No me digas que...

—No lo estoy haciendo por ti, Yoongi —contestó sin ninguna pizca de tacto—. Odio a Jungkook y estoy haciendo todo esto porque lo quiero sacar de la vida de Namjoon, eres el primero en enterarse.

Yoongi quedó estático, sus dedos recuperaron aquel tic nervioso y sus ojos se humedecieron por un segundo antes de que apartara el rostro, mirando hacia otro lado, estaba perturbado.

—¿Cómo puedes ser así, Seokjin? —masculló con los labios tiritando—. Maldición, tú no eres así...

—Es demasiado tarde —lo cortó Jin, sin ninguna expresión facial—. No puedo darme la vuelta, Min.

—Te destruirá, ¿lo sabes? —Yoongi apretó los puños—. No vas a llegar a ningún lado, sabes que no puedes tener dos cosas al mismo tiempo... no puedes deshacerte de Jungkook juntándolo con Jimin y hacer que este último te perdone solo por salvarle la vida con eso, ¡no lo lograrás!

—Puedo hacerlo —insistió Seokjin—, ya lo estoy haciendo.

—¿Cómo pude ser tan ciego? Joder...

Aunque los ojos de Yoongi ya no eran visibles, todavía se alcanzaba a ver su mandíbula tensa. En el pasado, el sonido de su voz grave hacía que Seokjin entrara en razón en segundos porque le tenía respeto y le daba miedo decepcionarlo, pero ya no.

—Perdón por no poder darte lo que buscabas, Min.

Este negó con la cabeza y luego soltó una risa sarcástica, nada amigable, cuando se repuso y devolvió la vista hacia Seokjin, solo quedaba el repudio en sus ojos de la última vez que estuvieron cara a cara.

—Te miro junto a Namjoon actuando como una cara bonita, siempre eres su acompañante en todos sus eventos, una sombra que lo sigue a todas partes, pero ¿quién se iba a imaginar el monstruo que eres a sus espaldas?... Tú no eras así...

—Recuperaré a Jimin, Yoongi, y me desharé de Jungkook.

—¡¿Por qué sigues aferrándote a Jimin?! —Yoongi azotó las palmas contra la mesa—. Mientras seas esta mierda en la que te has convertido, él no te querrá de vuelta, Jin, entiéndelo. Incluso si cambias... se terminó. 

—Eso no lo decides tú —respondió Seokjin, sin inmutarse.

—Eres un idiota y cuando tu puto teatro se vaya abajo, te irás a la mierda, Jungkook te odiará, ¿me escuchas? Él no es tan imbécil como piensas, no puedes controlarlo con tus tontos hilos como un títere, no es un objeto de intercambio.

Seokjin puso los ojos en blanco.

—Pensé que el niño no te agradaba.

—Eso no significa nada, yo no soy como tú, yo no intento dañar a las personas ni los saboteo solo porque no los tolero. Él no caerá, Seokjin. 

—Eso no lo decides tú —repitió Seokjin, incluso más determinado que la última vez.

—Ojalá Hoseok supiera la clase de persona que tiene por amigo...

—¿Por qué no se lo dices, Yoonnie? —Seokjin se puso de pie, elevándose de forma intimidante sobre él—. Dile todos mis planes, dile cómo intenté joder tu estúpida relación y cómo viniste a llorar a mis brazos.

—No soy idiota, sé que no me creerá —contestó Yoongi—. Él jamás creería lo aterrador y retorcido que puedes llegar a ser, tratando a los demás como adquisiciones, haciendo tonterías por alguien que jamás haría lo mismo por ti —negó con la cabeza—. Jimin y yo nunca fuimos suficientes para ti, nadie es suficiente, ni siquiera tenerlo te hace sentir satisfecho... Estás enfermo, Seokjin, te estás enfermando de algo que él te está generando.

—Lucha contra mí si le tienes tanto miedo a lo que estoy haciendo, detenme, detenme si puedes... —Los ojos de Seokjin se volvieron vidriosos y su postura amenazante se quebró por completo—. Yo ya no me puedo detener.

Yoongi negó con la cabeza.

—Es una lástima que Kim Seokjin ya no esté aquí —reprochó con un nudo en la garganta—. Lástima que vine a terminar con nuestra guerra y no lo encontré.

Seokjin asintió con la cabeza, apretó los labios y contuvo las lágrimas.

—Será mejor que cuides a Taehyung de todo esto, Yoongi, porque si se sigue metiendo... no sé qué pasará...

—¿Es una amenaza?

—No —hizo una pausa silenciosa—, solo una advertencia de parte de una persona que alguna vez fue un buen amigo.

Yoongi resopló, se levantó de su silla y comenzó a retirarse sin decir más, sin embargo, al llegar a la puerta, justo antes de que poder abrirla, alguien más la abrió desde afuera.

Una cara bronceada y sonriente se asomó.

—Yoon, ¿qué haces aquí? —saludó el recién llegado, Namjoon.

Yoongi no respondió y lo pasó de largo, Namjoon quedó anonadado, miró hacia adentro y encontró a Seokjin vuelto un desastre de llanto.

—¡Seokjin! —corrió hasta él, Seokjin sintió el calor de su cuerpo contra el suyo en una fracción de segundos—. ¿Qué pasa? ¿Vino a decirte algo malo? ¿Estás bien?

No pudo contestar, cada palabra estaba atascada en su garganta y lo único que podía hacer era aferrarse a su motivo de locura, mientras intentaba negar con la cabeza.

—Tranquilo, estoy aquí, ¿sí? No te voy a soltar.

Recibió caricias, se sintió tan mimado y querido entre esos brazos cálidos, se sintió invaluable por algunos minutos.

Un chico elevado al cielo, preparado para volver a caer en cualquier momento.

Porque esa era la dinámica, era el ciclo.

Seokjin respiraría por instantes como estos, viviría mejor que nunca.

Y cuando la euforia terminara y apareciera la otra cara de la moneda, entonces moriría.

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De forma no oficial, aquí terminan las introducciones de personajes importantes. ¿Hasta apenas? Lamentablemente sí, hasta apenas.

A partir de aquí voy a concentrarme en Jimin y Jungkook, hemos tenido demasiado con el drama de capítulos anteriores, es hora de suavizar las cosas una vez más, ¿no?

Tener muchos hilos sueltos es cansado, me tengo que resignar a admitir que esta historia es demasiado larga y por lo tanto tiene demasiados detalles): Gracias por esperar esta bella actualización con mucha paciencia.

¿Sugerencias?

—Princess.

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