Un maratón en la soledad
Jimin se volvió ausente y eso no fue una sorpresa.
Taehyung fue y le dijo todo, fue lo primero que hizo y Jimin sólo asintió y continuó su vida como si lo dicho sobre el desastre con Yoongi fuera lo más normal del mundo.
No obstante, se volvió silencioso y ausente, siempre estaba cansado, salía temprano, volvía tarde, dormía durante las pocas horas que estaba en la habitación y era casi imposible sostener una conversación con él sin escuchar sus suaves ronquidos tras algunos minutos.
Jungkook comprendió que esto se debía al nuevo trabajo de Jimin, no por otra cosa, y también se preguntó qué tan graves eran sus problemas financieros como para matarse del sueño trabajando en cosas extrañas y mirarse frágil durante las mañanas.
No importaba lo que otras personas pudieran pensar sobre la química en el cerebro de Jungkook, tal vez él mismo tampoco entendía sus decisiones del todo, pero si de algo estaba seguro era que desde que encontró a Jimin en esa habitación, todas sus prioridades cambiaron.
No tuvo tiempo de digerirlo ni siquiera el día de su cumpleaños, porque en ese momento lo único que su cabeza recitaba era cosas sobre Jimin.
Sobre cómo se encontraba, sobre sus mensajes, sobre sus sentimientos, sobre su cabello rubio desaliñado, sus párpados bonitos y negros por el maquillaje corrido, el sudor que corría desde su frente hasta su cuello con cansancio y que Jungkook se dedicaba a secarle.
No pudo pensar en otra cosa que no fueran ellos dos cara a cara, admirando cada una de las facciones del otro sin decir nada, ni una palabra.
¿Qué se supone que hacían? ¿De qué se trataba ese sucio juego?
No es que no fuera normal hacerlo, no es que fuera raro desear gastar todo el día haciendo algo por estar con una sola persona, como sentarse uno frente a otro y leerse con una mirada durante horas (sin cansarse) o que cada vez que compartieran palabras mil fuegos artificiales sonaran en algún lugar no muy lejano.
Lo que no era normal era que se tratara de ellos dos.
Jimin tenía problemas, Jungkook seguía sin saber cuáles, pero al menos ya estaba al tanto de que existían y Taehyung intentaba darle una pauta antes de explicarle, sin embargo, no sólo eran los problemas que tuviera, sino los que venían con él.
¿Qué problemas? Un novio frente al que hasta el más valiente temblaba y un negocio que, según Taehyung, ponía en riesgo a quien estuviera cerca.
Y Jungkook, por otro lado, tenía un sueño tan elevado que tocaba el cielo, uno del que no podía despegarse y que requería de sacrificios en el camino, mucho en lo que dedicar horas de estudio y una familia con la que reconciliarse.
¿Tenía la capacidad de poner cada uno de esos deberes en el fuego solo por Jimin? No tenía idea.
Y cuando Jimin preguntó si acaso Jungkook estaba enamorado...
Bueno, descubrió que eso tampoco lo sabía.
Por lo que no tuvo más remedio que dedicarse a pensar en ello, no después de que las velas del pastel se apagaron, sino hasta que Taehyung reveló su incomprensible relación amorosa con Min Yoongi. Porque se sintió tan identificado con la necesidad de respuestas que padecía su amigo, esa obsesión por querer reparar algo y ofrecerlo todo a cambio.
—¿A qué te quieres dedicar después de la universidad? —preguntó Jungkook a Taehyung al día siguiente de los torturantes acontecimientos—. Y no digas que no sabes porque...
—Quiero ser fotógrafo —interrumpió Taehyung—. Estoy en el club, incluso gané una beca de intercambio a otro país el semestre pasado.
Jungkook dejó su vieja guitarra a un lado, al borde de su cama, y puso toda su atención en el tema.
—¿Y qué pasó? —preguntó desconcertado—. ¿Por qué sigues aquí? ¡Era una gran oportunidad!
—Europa no tiene a Min Yoongi, JK —contestó Taehyung, como si fuera lo más obvio del mundo—. ¿Crees que lo dejaría por dos años cuando soy su mejor apoyo? Él también tiene un sueño y quiero estar ahí para ayudarlo a alcanzarlo, ¿entiendes? Además, no está en su mejor racha desde navidad, me necesita... ¿o necesitaba? El punto es que no me fui por él.
Jungkook soltó un suspiro y se echó en la cama con frustración. Entonces Taehyung estaba haciendo sus sueños a un lado por una persona y Jungkook estaba en el supuesto de saber si incluso él mismo podía.
En ese momento descubrió que el simple hecho de planteárselo durante días ya le decía todo.
Jimin encabezaba su lista mental de prioridades.
Ni siquiera sus padres furiosos figuraban ahí.
1. Jimin.
2. Solucionar los problemas de Jimin.
3. Mantener la estabilidad mental de Jimin.
4. Enfrentar al novio de Jimin.
5. Salvar a Jimin.
Quiso llorar y no por miedo a su propia mentalidad, sino por miedo a que nada de eso fuera correspondido, porque en ese caso, acabaría más hundido que Taehyung, el tipo que tras pelear con su novio eligió pasarse toda la semana en la habitación de Jungkook, llorando, jugando Nintendo, comiendo frituras y fumando en la ventana como un loco psicópata.
Con una grieta en el corazón Jungkook podría llegar más lejos, a un nivel que no era hundirse en la miseria.
—Quiero usar una boina como esta —declaró Taehyung, acomodando la boina negra de cuero con visera sobre su cabellera azul—. Es muy mi estilo... pero los motociclistas se van a burlar de mí.
Tuvieron una discusión pequeña sobre eso. Mientras Jungkook terminaba de arreglarse, Taehyung paseaba por toda la habitación jugando con los lindos accesorios de Jimin que hasta ahora Jungkook no sabía que tenía guardados.
—Ya deben estar llegando los invitados —Jungkook soltó un suspiro y se tiró en la cama de nuevo—. Ojalá pudieras quedarte.
Taehyung aplaudió y se alejó del espejo con una gorra nueva en la cabeza.
—Bien, repasemos lo que te enseñé, ¿regla número 1?
—Prohibido encerrarme en el baño durante la fiesta —contestó Jungkook con aburrimiento.
—¿Número 2?
—No es necesario tomar alcohol, pero necesito tomar al menos un refresco.
—¿Número 3?
—Prohibido quedarme sentado... —Jungkook frunció el ceño y se levantó de la cama—. ¡Taehyung, esto es...!
—¡Necesitas salir de tu zona de confort! —reprendió el motociclista con ambas manos en la cintura—. Tú me pediste que te sacara de ahí y estos son los primeros pasos, inténtalo por esta vez, suéltate, habla con gente nueva, cántales algo... yo qué sé.
—Es raro verte jugar a que estás en una pasarela con la ropa de Jimin.
—¡No me cambies el tema! —regañó Taehyung con fingida molestia—. Para tu información, Jimin me deja hacer esto todo el tiempo, su novio a veces le compra ropa increíble, sabrá Dios de dónde la saca, pero... no es muy del gusto de Jimin y...
—Un hombre que no conoce los gustos de su propio novio —resopló Jungkook mientras negaba con la cabeza—. No lo merece.
Taehyung abrió la boca para decir algo, pero terminó quedándose en silencio como si lo que tuviera que decir pudiera agregar más leña al fuego que crecía en el interior de Jungkook, sonrió a medias.
—Eres mejor que él, Jungkook, ni siquiera lo dudes.
Antes de que pudiera responder a eso, Jungkook escuchó un par de golpes en la puerta, reconocía el ritmo como a la palma de su mano, era el de Jimin cada vez que olvidaba las llaves.
El rostro de ambos se iluminó.
¿Qué más podía hacer aquí a esta hora si no era quedarse?
—¿Abro? ¿Abres? —preguntó Taehyung, un tanto ansioso—. No, mejor yo abro, tú quédate aquí y luce guapo.
—¿Qué cosas dices? —reprochó Jungkook con el rostro sonrojado—. No me interesa de esa manera, te lo repetí toda la semana.
Taehyung calló a Jungkook con un gesto, luego fue a la puerta con una sonrisa traviesa y se apresuró en abrir.
Lo que Jungkook esperó con tantos nervios, parado frente a la cama y acomodando su nueva camisa negra. Todo el conjunto, aunque regalo de Taehyung, era lo que siempre pensó en llegar a utilizar.
Camisa negra de manga corta sobre una playera del mismo color con una cadena de plata y joggers cargo, no eran la cosa más extravagante, pero era lo que le gustaba, sus padres jamás le habrían permitido vestir con algo que no fuera tan típico de un nerd de película. En este momento se sentía tan cliché viviendo de esta manera.
—Taehyung, qué sorpresa verte aquí —dijo alguien en la puerta.
Jungkook se sorprendió de golpe y fue detrás de Taehyung tan pronto como sus piernas se lo permitieron, al ver al hombre en la puerta todo su interior se retorció.
—Digo lo mismo —contestó Taehyung sin ganas.
—Soy amigo de Jungkook —respondió el contrario, con una sonrisa que no mostraba los dientes—. ¿Por qué sería una sorpresa?
—Sí, y yo soy amigo de Jimin, así que...
—Pero Jimin no está aquí —interrumpió el otro—. ¿No es cierto?
—Seokjin —intervino Jungkook—. ¿Necesitabas algo?
—Namjoon me pidió que viniera a buscarte —contestó sin borrar su sonrisa—, está emocionado por abrir la mesa de bebidas contigo.
La incomodidad de Taehyung fue palpable, le hizo un lugar a Jungkook en el estrecho espacio del marco de la puerta sin separar la mirada de la de Seokjin, pese a su actitud desafiante se veían tan pequeño ahí frente al recién llegado.
—Iré en un momento...
—Tengo que escoltarte —agregó Seokjin—. Tenemos una sorpresa para ti.
—Ah... entonces... —Jungkook miró de reojo a Taehyung, en busca de las palabras adecuadas para responder—. Supongo que es hora de que me vaya...
—¿No vienes, Taehyung? Todos los de la residencia están invitados —interrogó Seokjin, con una expresión de desconcierto que ni Jungkook se creía—. Sería divertido que te quedaras a celebrar con todos los demás, aunque no sé si vaya a asistir algún amigo que tengas, creo que no viene Jimin, ¿verdad?
Jungkook apretó los puños, sintiendo una creciente tensión en el ambiente, igual que Taehyung. Seokjin no estaba haciendo nada relativamente malo, estaba siendo amable con Taehyung, cosa que no muchos aquí hacían y también estaba aquí porque quería (o tenía que) acompañar a Jungkook. Eso debería ser agradable.
—Tengo asuntos que atender, Seokjin —Taehyung se cruzó de brazos—, además no creo que a tu novio le guste mucho verme.
—Si no le gustara verte, habría puesto "toda la residencia excepto Taehyung" en su invitación, ¿no? —bromeó Seokjin, sin sacarle ninguna sonrisa a ninguno de los dos—. Cuando termines lo que tengas que hacer vuelve aquí, mantendremos a tu querido compañero de habitación lejos de ti si él es el problema.
La mención de Yoongi hizo que la postura firme de Taehyung se derribara, dejando a un hombre sin palabras que no hizo más que apartar la mirada con una expresión deprimente. Jungkook percibió satisfacción en la sonrisa de Seokjin.
No iba a quedarse con los brazos cruzados, la actitud de Seokjin con Taehyung no le estaba gustando y menos cuando se trataba de comentarios que estaban haciendo sentir mal a su amigo.
—Taehyung... —Jungkook puso una mano en el hombro de su amigo—. Ve adentro, iré contigo en un momento.
—Está bien, yo... —Taehyung tragó saliva—... de todas formas se me hace tarde.
El motociclista evadió la mirada de Jungkook, entró a la habitación sólo para recoger su casco y luego salió sin mirar atrás, ignorándolos a ambos. Jungkook buscó algo de culpa en la mirada de Seokjin, quizás remordimiento por hacer que Taehyung se fuera temprano, pero no encontró nada de eso.
Él todavía estaba sonriendo.
—Que tipo tan raro, ¿no? Solo estaba siendo amable y salió corriendo de aquí como si fuera una plaga —Seokjin negó con la cabeza en gesto de desaprobación—. Quería darle el beneficio de la duda después de lo que pasó con Hoseok, pero...
—Taehyung es mi amigo —lo cortó Jungkook, utilizando toda la paciencia que tanta falta le hacía—, y si no lo sabes creo que al menos lo supones.
Seokjin frunció el ceño.
—Pero después del ataque que tuvo con Hoseok, ¿cómo...?
Jungkook cerró los ojos y tomó una respiración profunda para mantener la calma. Taehyung acababa de irse, Jimin no estaría aquí y las cosas con todos menos con Namjoon estaban tensas. Esto no era fácil de manejar.
—Una vez dijiste que podía contarte lo que fuera porque no me juzgarías y por alguna extraña razón me has estado pidiendo que confíe en ti, así que... ¿Podría saber por qué has estado actuando tan extraño? Todo el tiempo estás tenso, me miras como si me analizaras de pies a cabeza y eso es... incómodo.
Seokjin recargó la cabeza en el hombro de Jungkook con un suspiro, este último ni siquiera intentó moverse, su mano picó por subir a la espalda de Seokjin y darle palmadas, pero su mente fue hacia el lado opuesto. No le daría lo que quisiera hasta no obtener respuestas.
—Supongo que hay cosas que mereces saber... —masculló Seokjin, más para sí mismo—. Pero lo hablaremos más tarde, si no bajamos ahora Namjoon vendrá a buscarnos y no queremos distraerlo... en verdad no queremos... ¿Ya estás listo para bajar?
Se separó con una mirada ansiosa. Jungkook asintió con la cabeza y entró a la habitación para recoger sus llaves junto a su celular. Luego cerró la puerta con seguro y caminó detrás de Seokjin a pasos dubitativos.
—¿Namjoon también sabe sobre lo que pasó el lunes? —preguntó Jungkook mientras iban en el ascensor.
—Sabe que hubo una discusión entre Taehyung y Hoseok, pero no sabe de ti y Taehyung, así que... —Sus palabras se cortaron de golpe.
—¿De mí y de Taehyung?
—Los rumores.
—¿Qué rumores?
Bajar al último piso se convirtió en un camino eterno, Seokjin miraba su reflejo en las paredes de espejo y Jungkook lo miraba a él. Este hombre sabía demasiado, todo el tiempo tenía esa mirada de haberlo visto absolutamente todo sin necesidad de estar ahí y eso no era normal.
—Ya sabes... —miró a Jungkook con una sonrisa que pretendía relajar el ambiente—. Esos rumores, no me hagas decirlo.
—Por favor, dilo, porque no sé de qué hablas.
Las puertas del ascensor se abrieron con el sonido de la campana. Jungkook no se quería ir sin respuestas. Si tenían que subir y bajar en el ascensor cien veces para terminar de discutir el tema, entonces lo harían.
—¡Seokjin! —una chica de cabello largo que usaba un lindo vestido de lentejuelas apareció en las puertas. Jungkook reconoció su voz suave al segundo—. ¡Estás aquí! Namjoon te ha estado buscando por todos lados, parece que no puede vivir sin ti, en serio.
—¿Qué tal, Sana? —Seokjin se inclinó para darle un abrazo a medias—. ¿Ya llegaron todos? Si tú estás aquí los demás también tienen que estarlo.
—¡Mentiroso! —la chica cubrió su sonrojo—. Sólo estoy yo con unas amigas de la facultad, ¡de hecho quieren saludarte! Dijiste que hoy te tomarías una ronda de shots conmigo.
—Depende de qué tan ocupado esté —Seokjin miró a Jungkook de reojo y hasta ese momento la chica notó la presencia del otro.
—¡Oh, Jungkookie! Soy tan grosera, ¿cómo estás? Tienes rato que no almuerzas con nosotros, Chan ya te extraña muchísimo, tienes que venir a saludarlos a todos.
—¿Están aquí?
—Por supuesto que sí, él, Han, Hyunjin, Seungmin... No me hagas enlistarlos a todos y mejor ven a saludar, ¿quieres?
Seokjin escapó demasiado rápido y lo dejó en manos de Sana. Mientras la chica lo acompañaba al interior de la fiesta y le hablaba de algunas cosas, Jungkook hizo todo el esfuerzo posible por relajarse y calmar cualquier instinto de terquedad que quisiera arruinar la fiesta.
Cuando entró al salón y vio los rostros animados de las personas y las decoraciones cuidadosamente colocadas que había comprado en la semana, le ayudó a recapacitar. No era el momento de discutir.
No sólo era su celebración de cumpleaños, también era la de Namjoon.
Y no lo iba a arruinar.
—¡Jungkookie! —Namjoon llamó desde la mesa de bebidas—. Ven aquí y abramos esto.
Bebieron un trago, era el primero y último que Jungkook planeaba tomar en la noche.
Se juntaron para las fotografías mientras las demás personas empezaban a buscar diversión.
Después se pegó a sus amigos con los que ya casi no hablaba y también estuvo un rato con Hoseok.
Algo se sentía absurdamente vacío. La música era buena, el ambiente mejoraba a cada segundo, más personas llegaban con más alcohol y las actitudes tímidas de los demás daban un paso atrás para convertirse en bailes torpes en medio de la pista, risas escandalosas y conversaciones amigables.
Incluso Namjoon, reservado y cerrado a su propio mundo incomprensible, estaba encajando muy bien ahí, hablaba con todos, era conocido, animaba a las personas a desinhibirse y nunca soltaba la mano de su pareja.
¿Qué le hacía falta a Jungkook para disfrutarlo de la misma manera?
Tenía personas aquí con quienes hablar, música de su gusto sonando en los parlantes, buenas habilidades de baile y ropa que lo hacía sentir observable en el buen aspecto, entonces, ¿por qué estaba desconectado?
Beber de un vaso rojo un líquido cristalino en el que se reflejaban las luces de la fiesta no tenía nada de divertido, estaba sentado en una de las pocas sillas escuchando al amigo de Chan que participaba en carreras de autos, hablar de algunas experiencias, mientras otro chico a su lado bromeaba sobre ello.
No estaba solo.
Pero mentalmente...
Dio un gran trago a su refresco y al alzar la mirada sus ojos cruzaron naturalmente con los de Yoongi, quien estaba a varios metros de distancia, viéndolo sin disimulo alguno.
Al principio Jungkook se mostró aprehensivo, pues la discusión seguía vívida en su memoria, en un rojo vivo, durante los últimos días el bajista ni siquiera se atrevió en enviarle algún mensaje a su amigo, vaya idiota, se estaba perdiendo de mucho. Pero después de un minuto completo donde Yoongi no pretendía apartar la mirada, comenzó la incomodidad.
¿Por qué Yoongi lo miraba sin el enojo que debía ser compartido? No lo estaba viendo con disgusto, al contrario, parecía que lo estaba analizando.
Como un hombre aburrido que se sienta en un centro comercial para mirar a las familias pasar: analiza las dinámicas, imagina historias, busca patrones y razones al comportamiento del ser humano.
Jungkook se sintió como ese objeto de pruebas.
¿Yoongi podía ver su vacío? Tal vez el hombre pálido había supuesto a la primera por qué Jungkook no estaba en el centro de su propia fiesta bailando como los demás.
Tal vez veía ese lugar solitario al lado de Jungkook, la falta de alguien.
La falta de una persona, un sentimiento que irónicamente ambos compartían.
¿Yoongi también se sentía solo?
Cuando volvió a la realidad, se encontró a sí mismo con la mirada suavizada y una expresión casi lamentable, endureció su expresión y apartó la mirada de Yoongi con disgusto.
¿Qué carajos le pasaba a ese idiota raro? Ojalá no lo hubieran invitado a la fiesta.
—Tienes cara de enfermo —dijo Namjoon, tirándose en la silla a su lado—. ¿Qué estás pensando?
—Nada —Jungkook bebió un trago de su bebida, cuando volvió a buscar a Yoongi con la mirada, lo encontró más lejos, hablando con alguien—. Estoy cansado.
—Es muy temprano todavía —miró su reloj—. Ni siquiera te has levantado a bailar, ¿está todo bien?
Ojalá pudiera ser más honesto.
—Hoy salí desde temprano —mintió—. Supongo que eso me cansó... Pero está bien, estoy bien sentado aquí.
—¿Seguro? Me quedaré a hacerte compañía —Namjoon se acomodó en su lugar—. ¿Te gusta la fiesta?
Jungkook sonrió ante la amabilidad de su amigo, por el aroma a alcohol sabía que el mayor ya estaba en sintonía con el ambiente e incluso en su estado, todavía se preocupaba y se ofrecía a quedarse aquí, lejos de los demás.
—No tienes que hacer esto, Joonnie...
—¡Quiero hacerlo! —Namjoon hizo un puchero—. Eres mi mejor amigo, me gusta hablar contigo.
Jungkook se recargó en la mesita y puso el rostro en la palma de su mano, con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿De qué quieres hablar?
—No lo sé, podemos hablar de lo que quieras... ¿Capítulo nuevo de nuestro anime favorito?
—Yo ya estoy al día con el manga —Jungkook se burló—. Te dije que lo lograría en menos de un mes.
—Maldito niño friki —resopló Namjoon—. Me faltan tres capítulos, ¿de acuerdo?
—¿Quieres saber quién muere en el último que subieron?
—No te atreverías.
—¿Cabello negro y cicatriz en el brazo? ¿Te suena?
—¡Estás mintiendo! —Namjoon lo miró con una expresión de desconcierto—. ¡Pero acaban de curarlo! ¡No puede morir!
Jungkook soltó una carcajada.
—Claro que estoy mintiendo.
Discutieron por al menos diez minutos sobre qué personaje era más propenso a morir en lo que restaba del volumen y las cosas se estaban coloreando alrededor de Jungkook, hasta que esa llamada interrumpió a Namjoon.
—Lo siento... Es Seokjin, quiere que suba a la habitación... —susurró Namjoon, su estado de ánimo se apagó por un momento de forma extraña—. Supongo que... debo ir.
Las acciones de Namjoon se volvieron indecisas, miró su reloj, su bebida y luego a Jungkook, pero sus pies no se movieron, podía ser el alcohol afectando sus reflejos y falta de reacción o tal vez no quería ir.
—Está bien —contestó Jungkook con una sonrisa comprensiva—. Ve, podría ser importante.
Namjoon soltó una risilla nerviosa y terminó con el alcohol que quedaba en su vaso.
—Cuando me desocupe volveré, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Namjoon se quedó quieto por unos segundos más.
—¡Ya! ¡Tu novio te necesita! —bromeó Jungkook, riendo ante la expresión vacilante de Namjoon—. ¿O estás tan ebrio que quieres que te lleve hasta el ascensor?
—¡No estoy ebrio! —Namjoon se quejó graciosamente—. Está bien, iré... ¡Pero volveré!
Namjoon se despidió y desapareció a trompicones, llevaba la corbata desecha y los primeros botones de la camisa sueltos. Jungkook estaba seguro de que en un rato más tendrían que subirlo a su habitación cargando.
La ausencia de su mejor amigo solo remarcó más su soledad, Namjoon tenía a Seokjin, ¿y él qué tenía? A nadie.
—Cielo, creo que vi a Cosmic allá afuera —susurró alguien que iba pasando.
Jungkook se puso de pie de golpe y se acercó sin pensarlo dos veces.
—Disculpa... ¿Acabas de decir que viste a Cosmic?
—Uh... —el chico miró a su novia de reojo—. Bueno, se parecía mucho a él...
—¿Qué estaba usando? —preguntó Jungkook sin dejarlo dar vueltas al tema—. ¿Dónde lo viste?
—Bueno, era un chico rubio, ¿jeans ajustados y una camisa blanca con diseño de lentejuelas? Estaba por el estacionamiento, creo.
¡Era él! Se había llevado esa ropa en su mochila esta misma mañana.
Su corazón comenzó a bombear con fuerza, una adrenalina despertó en su interior y lo despojó del aburrimiento, listo para correr, para ir hacia donde fuera.
—Gracias.
Comenzó a caminar entre la gente, sus amigos a quienes dejó atrás lo llamaron, "¿a dónde vas?" preguntaron, pero Jungkook los ignoró como ese día en el billar y corrió desde el interior de la residencia hasta el estacionamiento.
Había muchas personas entrando y saliendo como si se tratara de un club, Jungkook sacó su celular y encontró tres llamadas pérdidas, iba a devolver la llamada cuando el propio Jimin fue quien volvió a llamar.
—Jeon —sonó al otro lado.
—¿Qué pasa? ¿Está todo bien? —Jungkook siguió caminando—. Perdón por tardar en contestar.
—Está bien, mmm, ¿puedes salir un momento? Solo si puedes, si no puedes está bien —su voz salía un poco entrecortada y eso lo hizo encender su instinto de protección.
Tal vez algo le había pasado, todavía era muy temprano, él no volvía a esa hora, nunca lo hacía y esta mañana había dicho que no vendría sino hasta el día siguiente. Entonces...
—Ya estoy afuera —Jungkook llegó al estacionamiento y caminó entre los autos, mirando a su alrededor—. ¿Dónde estás?
—Aquí —escuchó su voz fuera del teléfono, a unos metros de distancia.
Estaba sentado en la acera con una bolsa color celeste entre las manos. Sus mejillas estaban sonrojadas, su cabello rubio, despeinado y su respiración, errática. No se veía igual que esta mañana, ahora estaba usando un maquillaje oscuro sobre los parpados que profundizaba su mirada y resaltaba sus bellos ojos azules. Se veía hermoso.
—Parece que corriste un maratón —bromeó Jungkook para dispersar la tensión al ver que nadie decía nada.
—Corrí desde lejos para darte tu regalo —se puso de pie y extendió la bolsa—. Corrí hasta aquí por ti.
¿Estaba permitido decir que en verdad lo esperaba? Una parte de su cabeza había fantaseado con esto casi todo el día, tener a Jimin aquí y ahora ya no era imposible.
¿Qué significaba esta influencia que el mayor proyectaba en sus emociones? Todavía se sentía joven para comprenderlo, quería respuestas inmediatas, mismas que no estaban en otro lugar más que en Jimin.
¿Qué es lo que siento cuando te miro?
Hubo un mundo antes de Jimin, su partida marcó el antes y el después, pero su reaparición también lo hizo.
Ya no podía permitirse volver a perderlo.
Fuiste hecho para mí y yo para ti, descubrí que estando juntos la soledad nunca encontraría un lugar entre los dos.
✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧
En serio pensé que no podría sacar este capítulo antes de que terminara el día.
No sé por qué me costó mucho escribirlo, hice muchas versiones con distintos escenarios y ayer me nació este y decidí utilizarlo, el siguiente capítulo ya está hecho, lo escribí en 2022 para la versión anterior de esta historia y cuando la releí en la noche me gustó tanto que pensé en dejarla tal cual.
Me encargaré de editar eso mañana.
¿Qué perspectivas nos ofrece este capítulo? Tenemos a Jungkook evaluando sus sentimientos y eso es muy importante para el futuro.
Gracias por las 4K de visitas, adquirí una imagen promocional que estaré utilizando en grupos para que esta historia llegue a más lectores, mañana la subiré a un apartado que llamaré "galería".
Estoy cansada, por favor, valoren este capítulo y el siguiente. 🙏
—Princess.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top