Plegarias rotas

Jimin no respondió y cuando Jungkook iba a dar un paso afuera de la habitación, este se interpuso de golpe, extendiendo ambos brazos para retenerlo si intentaba irse. Sin embargo, era como un muñeco de papel, sus brazos apenas hacían el trabajo de mantenerse en el aire sin temblar.

—No te vas —masculló con la voz plana—, si no me dices, no te vas.

Jungkook se sintió desconcertado e intentó avanzar un paso, sin embargo Jimin no hizo nada por moverse.

—¿Decirte qué? —interrogó.

—¿A dónde? —Jimin tenía los dientes tan apretados que a Jungkook le dolían los suyos de solo ver los contrarios—. Contesta y jura que es verdad.

Taehyung fue claro al decir que Jimin no podía saber que estaba yendo a una carrera con él. Jungkook podía mentir y jurar, ¿pero qué significado tendrían las palabras si todos fueran mentirosos como él?

—Voy a salir con Taehyung —prefirió contestar.

—¿A dónde? —repitió Jimin, endureciendo la voz.

Las palabras no salieron, mientras Jimin lo miraba con unos ojos de los mil infiernos, Jungkook apenas ponía en orden sus ideas y lo que podía responder.

—No lo sé... —masculló—. Solo vamos a salir.

—Entonces no vas a ir a ningún lado.

Las manos de Jimin empujaron a Jungkook de vuelta al interior y tras entrar cerró la puerta con llave, el rostro de Jungkook se puso pálido al ver la insistencia del mayor por retenerlo en este lugar.

—¿Qué demonios...? —jadeó sorprendido—. ¿Qué estás haciendo?

—Nos quedamos —cortó Jimin—. ¿Dónde está tu llave?

Jimin bajó la mirada y encontró la llave en la mano derecha de Jungkook, nunca se había ido de ahí, en cuanto intentó tomarla Jungkook la apartó de golpe y retrocedió, siendo perseguido por Jimin en cada movimiento.

—Solo... Jimin, basta... —Jungkook continuó moviendo la llave de lado a lado, misma que Jimin perseguía con la misma insistencia con la que los gatos persiguen punteros láser—. ¡Basta! 

—¡Me odias! —soltó Jimin de golpe, sus manos cayeron a los costados, rendidas de seguir con esto—. ¿Por qué me gritas? Me odias... Me odias... Me odias...

Taheyung también fue muy específico al decirle a Jungkook que no podía tardar más de 5 minutos en bajar y ahora la puerta estaba cerrada, tenía la llave y también tenía a Jimin sobre él actuando de una manera preocupante.

Su mirada estaba tan perturbada, no veía a Jungkook a los ojos, veía hacia la nada.

Jungkook bajó las llaves e intentó calmarse.

—¿Qué pasó? —preguntó de la forma más suave que pudo—. Quiero entenderte, ¿de acuerdo? Pero necesito saber qué está mal.

—¡Sólo dilo! —gritó Jimin—. ¡Di a dónde vas!

—No lo sé —contestó Jungkook al instante—. No tenemos planes, sólo...

Sus palabras se vieron interrumpidos por una fuerte carcajada, el Jimin que hace 5 segundos gritaba ahora se sostenía de la pared mientras su cuerpo se sacudía en inquietantes risas imposibles de controlar.

—Debí saberlo —habló Jimin para sí mismo—, debí saber que él era más importante, mierda... Debí saber que sentías algo por Taehyung, debí saberlo... Yoongi tenía razón, Yoongi tenía tanta razón y Seokjin, y Wonho, y todos...

Antes de que el derrumbe siguiera, Jungkook tomó a Jimin por los hombros en un intento de detener las palabras y traerlo de vuelta a la realidad. Este escenario era escalofriante junto a la oscura faceta del rubio que soltaba cosas que no eran verdad.

—Eso es mentira —dijo muy seguro—. Nadie prefiere a nadie y no te estoy cambiando por nadie, ¿de acuerdo? Necesito que me mires y respires por un segundo, por favor, quiero que respires y me digas qué está pasando.

—Eres un mentiroso, un traidor, un... —Jimin alzó la mirada—. ¿Quieres que refresque tu memoria de hipócrita? Vas a una carrera.

Jungkook se sorprendió, esto no estaba en el plan, nunca estuvo en el plan. Se supone que nadie sabía que Taehyung estaría en la carrera, él mismo se lo dijo.

—¿Qué?

El celular de Jungkook comenzó a timbrar de la nada, pensó en ignorarlo y al mismo tiempo imaginó que sería Taehyung. Jimin apagó su mirada mientras Jungkook pensaba.

—Contesta —susurró.

Jungkook sacó el celular de su bolsillo y vio que efectivamente era Taehyung quien estaba en la línea, sus manos se sintieron frías al instante, incluso si Jimin no podía ver la pantalla, todo apuntaba a que sabía perfectamente bien quién era.

—Contesta —repitió.

Presionó el botón sin pensarlo de más.

—¿Dónde estás? Jimin llegó en un auto y lo vi entrar, intenté enviarte muchos mensajes, pero no lo viste... ¿Está todo bien? ¿Está ahí?

Tragó saliva.

—Bajaré en un momento, ¿puedes esperar 10 minutos?

—No más de 10, las carreras empiezan en media hora y necesito estar ahí lo antes posible. Apresúrate, ¿sí? 

Taehyung colgó primero, Jungkook bajó el celular y su mirada permaneció conectada con la de Jimin.

—Dame una explicación y no iré —declaró Jungkook.

Jimin negó con la cabeza.

—Jungkook... no puedes... no puedes ir —exhaló—. ¿Sabes cómo son esos lugares? Llenos de alcohol, drogas y tipos raros... No es para ti, ¿para qué irías? Tú no perteneces a eso... ¿Qué harías? Estarías apartado en una esquina mirando y... deseando estar aquí conmigo —Jimin se acercó a él a pasos lentos—. ¿Quieres ir por eso? ¿Quieres llamar mi atención? Entonces no vayas porque ya estoy aquí.

Las manos de Jimin se envolvieron alrededor de su nuca y sus pulgares fríos comenzaron a masajear con suavidad.

—Si me quieres, aquí estoy —susurró Jimin—. Y si te quedas... ¿Qué haremos si te quedas?

La respiración de Jungkook se volvió temblorosa con el tacto, apartó la mirada porque sabía que si miraba caería en el juego. ¿Eso quería? Claro, estar con Jimin siempre fue el objetivo principal de esto, pero nunca lo fue estar en una burbuja llena de mentiras.

Jimin evadiría todo el día de mañana, nunca terminaría de decirle la verdad a Jungkook, no se dejaría ayudar. Justo en este momento todo era sobre no dejarlo ir y nada era sobre qué estaba pasando en su cabeza. Nunca externaba sus razones, siempre fingía.

—Jimin... —Jungkook apretó los brazos de Jimin que se hallaban sobre sus hombros—. Me tengo que ir.

Antes de poner forma a sus propios pensamientos, tuvo los labios de Jimin sobre los suyos, haciéndolo callar. Jungkook quería hablar entre el beso, pero Jimin no se lo permitía, lo empujó hasta la pared con su cuerpo más pequeño y lo acorraló con una fuerza difícil de subestimar.

Tener el calor de Jimin encima, sus manos sosteniéndole la cabeza y su cuerpo tan pegado como cuando dormían juntos, hacía que Jungkook se olvidara de muchas cosas y que solo este pequeño instante fuera el más importante.

Pero Jungkook nunca fue una persona que sucumbiera fácilmente ante los escenarios más tentadores, incluso a nivel físico. Así que, aunque a duras penas, logró separar a Jimin y lo mantuvo apartado con ambos brazos. 

—¿Qué estás haciendo? —no quiso sonar rudo, pero el tiempo corría y la persona frente a él era irreconocible—. ¿Qué pasó? ¿Puedes hablarme? ¿Por qué no puedes decirme nada? 

—¡¿Qué estás haciendo tú?! —bramó Jimin, en un parpadeo su cariño se transformó en ira, la misma ira errática con la que lo maldijo minutos atrás, apartó las manos de Jungkook y llevó las propias a su cabellera rubia—. Te estoy ofreciendo lo que tengo para que te quedes, estoy dándote lo que quieres... ¿Cómo puedes empujarme? Tú...

—No quiero esto —interrumpió Jungkook con cierta indignación en la voz—. ¿Cómo puedes pensar esa mierda de mí? Cuando yo... yo jamás te he demostrado eso, sólo te estoy pidiendo una explicación, ¿qué va a pasar si voy? Dilo.

—Vete a la mierda —jadeó Jimin, ocultando su rostro en la oscuridad de la habitación.

—No confías en mí —concluyó Jungkook, apretó los labios en línea recta y mantuvo los ojos sobre Jimin, quien se había puesto de espaldas, en dirección a la puerta—. ¿Por qué?

Ya era más que evidente que Jimin no iba a explicar nada, había algo escalofriante en su desesperación, pues en otras situaciones quizás habría venido a quejarse con algún plan en mente, el exceso de agresión y bipolaridad en cascada hacia que Jungkook quisiera escapar y esconderse en otro lugar.

Recordó las llaves en sus manos y decidió acercarse a la puerta e incrustar la llave en la cerradura ignorando la presencia de Jimin, pero este puso una mano sobre la suya y se giró a mirarlo con un par de ojos enrojecidos.

—No digas nada... —susurró, se estiró y volvió a atrapar los labios de Jungkook con una suavidad irreconocible, lo besó con maestría, besos castos que iban desde los labios hasta la mandíbula y luego bajaban al cuello. Jungkook empezó a sentir un cosquilleo adictivo e incesante—. Me quieres... más de lo que crees, he visto tus ojos cuando me miras y antes de ir a trabajar siento tu mirada picando mi piel, es porque quieres ver más... ¿verdad?

Una mano se coló bajo la camisa negra de Jungkook, Jimin acarició su cintura, subió lentamente, acariciando cada una de sus abdominales poco marcadas con una ternura embriagadora que rompió la insistencia de Jungkook por marcharse.

—Jimin... —suspiró sobre sus labios, la sangre se acumuló en sus mejillas—. N-No podemos, tu novio...

—Te regalaré esto —Jimin besó la comisura de sus labios y se estiró más cerca de él hasta alcanzar sus oídos—. Tú te quedas conmigo y yo me vuelvo tuyo, ¿no te gusta la idea? Haremos lo que quieras, todo lo que digas se hará real y seré bueno... Seré bueno, Gguk, obedeceré.

Toda la burbuja se rompió con las últimas palabras, las lágrimas se acumularon en los ojos de Jungkook por alguna razón extraña y sintió una presión en el pecho que le robó el aire. Tomó a Jimin por los hombros con todo el cuidado del mundo para no lastimarlo y luego lo separó un par de centímetros hasta encontrar su rostro.

Jimin no era él mismo, la persona en sus brazos era un completo extraño, él jamás diría eso, nunca se sometería a alguien solo para recibir algo.

Jungkook tenía una sospecha, porque si bien no olía ni sabía a alcohol, esos ojos perdidos y esas manos temblorosas no indicaban un estado de sobriedad.

—¿Qué tomaste?

—¿Q-Qué?

—No podemos hacer esto —dijo Jungkook con mucha determinación—. No puedes retenerme, tampoco puedes decirme estas cosas y esperar a que las tome como si eso fuera lo único que yo quisiera.

—Todos... todos quieren esto...

—Yo no.

Jimin se alejó sin más resistencias, fue hasta el fondo de la habitación sin decir nada y terminó recargándose en el alfeizar de la ventana, sus manos temblorosas se esforzaron en sostenerse.

—Acaba de romper conmigo —susurró, apenas audible—. Y él estaba sorprendido porque no podía creer que yo...

Jungkook se acercó por detrás a pasos silenciosos, preocupado por el estado en el que se encontraba Jimin.

—¿Tú qué?

—No vale la pena decirlo —contestó Jimin—. No vale la pena decirte nada para que te quedes, tú eres una perra egoísta como todos los demás, no me quieres, nunca lo has hecho... Y me mentiste, me trajiste hasta este lugar, hasta una habitación llena de esperanzas a través de mentiras, como si no sintiera nada...

—Eso no...

—No quiero que vayas y punto, ¿no es eso una razón respetable? Mis palabras... ¿no son respetables?

—Jimin... —Jungkook intentó poner una mano en su hombro, pero este se encogió bajo el tacto—. Escucha, yo sólo... Quería hacer algo por ti porque tú no permites que te ayudemos, no dices nada y te hundes en tus propios problemas hasta que no puedes respirar, sólo quería... Ayudar.

—Vete —contestó Jimin—. No quiero verte.

—Espera, yo...

—Vete antes de que explote, Jungkook, porque juro que podría destruirte.

—Voy a quedarme, no iré a la carrera, ¿de acuerdo? Pediré algo para que podamos cenar, lo que tú quieras...

—¡VETE!

Salió de la habitación, muy apresurado. No iba a joderlo más de lo que ya lo había jodido.

Había herido a Jimin y el rubio tenía mucha razón al llamarlo un mentirosos. Algo estaba escondido en la carrera, quizás un secreto perturbador, pues el mismo Seokjin ya le había dado una pauta de ello a Jungkook hace pocos días.

Bajó por el ascensor con el corazón todavía acelerado, se sentía ansioso y muy asustado, cuando salió del edificio lo primero que hizo fue recorrer el estacionamiento en busca de Taehyung, pero este ya no estaba.

No era sorprendente, el motociclista ya había dicho que si no llegaba a tiempo los de su clan lo harían trizas y le iría muy mal. Así que Jungkook no se sintió ofendido por la falta de espera, de todas formas ir a la carrera ya no estaba en sus planes.

No tenía tantas opciones como creía, si volvía la discusión podría intensificarse, tal vez lo que Jimin necesitaba era algunos minutos a solas para calmarse y después de eso Jungkook podía ir con la cena en símbolo de tregua. O tal vez eso sería todavía peor.

Iba a hiperventilar.

Un viaje en auto a 180 km/h se sentía menos peligroso, ahí, en la soledad del estacionamiento, su piel ardía con el recuerdo del tacto y sus labios todavía hinchados hormigueaban sin parar. 

—¿Jungkookie? ¿Qué haces ahí?

Salió del trance y al llevar la mirada hasta donde provenía la voz, encontró a Hoseok con una bolsa de compras en la mano y una sonrisa amistosa que lo trajo de vuelta al mundo. Uno donde se podía recordar a sí mismo que tenía una vida completa que no giraba en torno a un solo problema o al mismo par de personas.

Ese era el problema de su pánico, la forma en que su propia mente conseguía que las cosas se redujeran a un círculo cerrado que se encogía y se encogía hasta dejarlo sin espacio, lo gracioso era que afuera del círculo existían mil y un cosas más y los humanos no eran hormigas encerradas entre líneas de tintas.

—Es Jimin —contestó Jungkook—. Peleamos. 

Hoseok lo miró con comprensión sin preguntarle nada sobre el problema y lo envolvió con un brazo mientras lo conducía de vuelta al edificio.

—¿Hay algo en lo que puedo ayudar? —le preguntó—. Si quieres contarme puedes hacerlo o si necesitas un consejo también puedo darte uno.

Mientras subían al ascensor, Jungkook soltó su historia sin pensarlo. Ya era suficiente silencio para seguirlo soportando, necesitaba a alguien de su lado, no del de Jimin, sino del suyo. Alguien que lo consolara, que lo orientara desde otro punto de vista demasiado apartado al circulo donde ocurrían las cosas.

—Namjoon acaba de llegar a la habitación —susurró Hoseok cuando llegaron al piso—. ¿Qué te parece si dejo las compras y salimos a caminar un momento? Sé que quieres más privacidad.

—Eso... eso sería bueno.

—Bien, espera ahí —Hoseok palmeó su hombro y lo abandonó en el pasillo.

Los ojos de Jungkook se quedaron clavados en la puerta de su propia habitación, preguntándose qué estaba haciendo Jimin allá adentro. Las demás habitaciones eran más ruidosas, sonaba música del cuarto de los vecinos, un poco de hip-hop animado en un extremo y jazz del otro lado. Las únicas habitaciones totalmente silenciosas eran la suya y la de Taehyung.

Tú_ 20:47

Lamento haberte fallado

KTH;)_ 20:49

ya me explicarás tus razones mañana.

toda la semana me la pasé consiguiendo tu entrada, lol.

Tú_ 20:50

Lo sé

Perdón

Fue Jimin

KTH;)_ 20:50

estoy curioso.

ya va a empezar esto, te hablo más noche.

Taehyung se desconectó y Jungkook no siguió contestando nada. Se juntó con Hoseok cuando esté salió y ambos caminaron lejos de la habitación que Jungkook compartía con el pequeño demonio.

La caminata nocturna fue tranquila, los grillos sonaban entre los arboles y el viento fresco zumbaba contra sus oídos. A las nueve de la noche era inusual encontrar personas rondando por los caminos del campus a menos de que fuera época de exámenes, porque muchos regresaban de las bibliotecas, o que fuera un fin de semana, pero en ese caso la mayoría aparecían hasta muy altas horas de la noche con sus ruidosos parloteos.

Jungkook empezó por confesar el secreto más triste de todos, que compartía un pasado con Jimin que era devastadoramente tierno, comenzó a divagar entre algunas anécdotas, le dijo a Hoseok lo amable que solía ser Jimin con los demás cuando tenía 6 años, todo el vecindario hablaba de él. 

Jimin siempre fue un niño muy agradable de mirar, con rostro pequeño, mejillas redondas, nariz de botón y labios abultados. En la pubertad lejos de verse como un tipo raro, los demás lo calificaban como lindo, pero no era su aspecto físico el que dejaba mucho por hablar, sino su personalidad altruista que los docentes solían adular.

Jimin fue mejor que Jungkook en muchos aspectos, pero en los lugares en los que Jimin era pacífico, Jungkook era energético, como en los deportes, el arte y los juegos. El giro actual era irónico.

—Perdí a Jimin —susurró luego de un par de risas nostálgicas—. Después de la muerte de la señora Park se lo llevaron muy lejos y perdimos todo contacto, es estresante no saber nada de lo que pasó, cuando volví a verlo pensé que encontraría al mismo Jimin, brillante y popular, pero... 

—Las personas cambian —agregó Hoseok.

—Creo que la parte de Jimin que conocí todavía existe —dijo Jungkook—. Aparece cuando se le cae la fachada de tipo malo, él solo sonríe y parece que su mirada derrocha miel, ¿me entiendes? Pero no es la única parte suya que me gusta, hay muchas cosas del nuevo Jimin que son encantadoras, estoy aprendiendo a conocerlo, le prometí que lo haría.

—Esa es una promesa muy difícil de mantener, más si él no coopera.

—Hay algo en él, Hoseok, algo muy perturbador —Jungkook reflexionó en todas aquellas discusiones en las que Jimin había dicho cosas hirientes y la angustia con la que se defendía—. Hay algo de él que no me quiere compartir, pero creo que es muy importante que lo sepa, siento que esa es la punta del problema.

La punta de un hilo que necesitaba ser desenvuelto.

—No puedes forzarlo —contestó Hoseok—. Entiendo que la razón de la discusión fue porque ibas a ir a una carrera con Taehyung y él reaccionó agresivamente para que no fueras, ¿no es así?

—Iba de lo agresivo a la tierno, parecía que sacaba todas sus técnicas, una tras otra y de repente... se quedó sin nada.

—¿Por qué parece que vas a llorar cada vez que lo mencionas?

Jungkook pestañeó en un intento de componerse, para ayudar a Jimin la debilidad no podía estar en sus sistema, Taehyung ya se lo había dicho varias veces.

—No tengo miedo de él ni de lo que me pueda hacer —contestó—. Me da miedo la razón por la que me lo oculta con tanta desesperación, me deja con una sensación terrible, me angustia pensar en el daño que podría estarse haciendo a sí mismo.

—Jimin no es como tú, Jungkook —respondió Hoseok—. Él necesita ayuda, eso no lo desacredito y está bien que sientas demasiado, si te pone triste o si te hace enojar, está bien que así sea, pero que necesite ayuda no te obliga a que sea la tuya.

Jungkook jamás consideró esa idea, iba a reprochar hasta que descubrió que los argumentos eran casi inexistentes. ¿Qué lo hacía querer ayudar a Jimin? Sufría cada vez que fracasaba, lloraba cada vez que era demasiado y se enfurecía consigo mismo cada vez que era insultado, porque significaba que no era suficiente, aunque ahora que lo veía, tal vez serlo jamás fue su labor.

—Bueno, eso...

—No puedes comprometer tu salud mental para sanar a otra persona, ¿cuál sería el punto de crear un mundo bueno que al final no podrían disfrutar juntos?

Jungkook agachó la mirada, sintiéndose avergonzado por su imprudencia y Hoseok continuó:

—No mereces soportar sentirte como una mierda para que alguien más no se sienta así, ni tú ni él lo merecen, ¿me escuchas? Tienes una vida afuera de esto, tienes amigos, tienes una carrera, tienes metas, una banda, una familia, muchas razones de existir... Todo está en juego, Jungkook, por la forma en la que me cuentas tus problemas con Jimin necesito pedirte que te des cuenta de esto y te preguntes a ti mismo, ¿cuántas cosas tiraría a la borda solo para hacerlo feliz? —Jungkook se mantuvo en silencio, porque desconocía el límite de su respuesta—. Comprendo tu preocupación por Jimin, pero tú eres mi amigo y siempre me vas a importar más que él. 

Jungkook suspiró.

—Quiero ser cantante —masculló, con un nudo en la garganta—. Quiero ser famoso, trabajar en mis canciones libremente y que las personas me escuchen, que reciban mi mensaje y que nunca se sientan solas...

Hoseok puso una mano en su hombro.

—Puedes hacer eso.

Al alzar la mirada vio sinceridad en los ojos de Hoseok, una que lo llenó de calidez durante varios segundos, pero encontró que aquella no era la comodidad que deseaba.

—Pero no me imagino llegando hasta ese lugar sin Jimin —agregó—. Lo siento...

Hoseok no lo juzgó ni lo miró con decepción, contrario a eso, lo atrajo hacia él y le dio un abrazo caluroso. Sus manos delgadas frotaron su espalda de arriba a abajo a modo de darle un poco de aliento.

—No puedo hacerte cambiar de opinión —se burló con cierta tristeza—. Pero prométeme que si en algún momento todo esto es demasiado, vas a decirlo y vas a confiar en mí para que te ayude a desahogarte al menos un poco. No estás solo en esto, si necesitas a alguien en quien apoyarte... No quiero hablar por Seokjin, pero sabes que él también está ahí, ¿verdad?

Todo su cuerpo se tensó ante la mención del mayor sin siquiera controlarlo. ¿De qué lado estaba Seokjin? Lo conocía, según como conocía a Hoseok y en este caso, Seokjin era quien tenía la ventaja al saber demasiado.

—¿Tú crees que puedo confiar en él...?

—No lo creo, lo sé —aseguró Hoseok—. Él ha demostrado ser muy honesto, quizás te pueda ayudar con Jimin más de lo que yo te puedo ayudar, si es que sabes lo que pasó...

—Seokjin dijo que Jimin y él fueron amigos, pero que todo se terminó por un malentendido.

—Tengo la misma versión —asintió Hoseok—. Yoongi también me dijo algo similar... ¡Oh, hablando de él!

Hoseok se separó del abrazo y buscó su celular en el bolsillo de su pantalón deportivo.

—Dijo que quería hablar conmigo y lo olvidé por completo —exclamó, fingiendo preocupación.

—Parece que eres un consejero muy cotizado —bromeó Jungkook.

—Te sorprenderías, Jungkookie, te sorprenderías... ¿Me dejas llamarle? 

—Adelante, adelante.

—Bien, dame un momento.

Mientras Hoseok llamaba a su mejor amigo, Jungkook se sentó en el banco más cercano y comenzó a navegar en su celular, ya era tarde, la carrera de Taehyung ya debía de haber terminado y rogaba porque Jimin se hubiera quedado en la habitación y no hubiera ido a ningún otro lugar.

Mientras daba vueltas entre sus redes sociales, Jungkook vio una foto en las historias privadas de Taehyung.

Era su mano sosteniendo la de otra persona. En realidad, ambas manos eran muy familiares.

—Dice Yoongi que ya no es necesario —Hoseok interrumpió la inspección—. Parece que solucionó lo que tenía que arreglar y estaba muy feliz. Escuchar a Yoongi tan alegra es muy extraño, si es extraño para ti, créeme que también lo es para mí. ¡Momentos como estos son contados!

Volvieron.

Jungkook frunció el ceño y continuó examinando la foto.

—¿No está en la residencia?

—No, dijo que iba a salir desde hace un rato, ¿por?

Siguió examinando.

"—Debí saber que sentías algo por Taehyung, debí saberlo... Yoongi tenía razón, Yoongi tenía tanta razón y Seokjin, y Wonho, y todos..."

Estaba mal suponer tan rápido, pero alguien le había dicho a Jimin de la carrera y ese alguien no eran ni Jungkook ni Taehyung.

—¿Dijo a dónde?

—Umm, no exactamente, dijo que iba a dar una vuelta alrededor del río.

El río, el puente de las flores, la carrera... Reconciliarse era un plan.

—No es nada —Jungkook se puso de pie—. Volvamos a la residencia antes de que se ponga más frío el clima, todavía tengo que hacer una tarea para mañana y estoy muy cansado, han sido muchas emociones por hoy.

—Por supuesto, volvamos. 

De regreso a la residencia, Jungkook no siguió hablando y permitió que Hoseok contara lo que quisiera contar de su día a día, después de todo tenían un buen rato sin tener una plática tan larga como esta y a veces era entrañable escuchar las hilarantes anécdotas de su amigo.

Cuando llegaron a la residencia, se despidieron silenciosamente en el pasillo.

Hoseok entró a su habitación que ya estaba a oscuras porque Namjoon dormía temprano y Jungkook se tomó un tiempo en entrar a la suya.

Lamentablemente cuando estuvo adentro, Jimin ya no estaba. Su ropa había quedado esparcida en la cama, había una toalla cerca, maquillaje regado en el escritorio y un cenicero que tenía las colillas de tres cigarros bien terminados.

Así que al final de todo, había ido al trabajo, o eso quería pensar Jungkook.

Apagó las luces, sin molestarse en recoger el tiradero y se hundió bajó sus propios sábanas.

Tú_ 23:35

Podemos desayunar mañana?

Ya tengo una respuesta

Jin_ 23:36

En Santorini a las 9 a. m.

Tú_ 20:50

Lo tengo

Jin_ 20:50

No llegues tarde :)

Si Seokjin era el camino con menos represarías se iría por ahí.

Necesitaba la ayuda de alguien que supiera lo necesario, que fuera discreto y que no lo metiera en problemas. Si Hoseok confiaba en Seokjin para la tarea, Jungkook también podía hacerlo.

Tal vez Seokjin podría ayudarlo a desenmascarar a Yoongi.

Seokjin podría ayudarlo en muchas cosas.

Necesitábamos un detonante, si la habitación tenía que prenderse en llamas, lo haría, si a nosotros iba a venir la calma, también vendría. Pero no sabía leerte, al menos no todavía.

✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧


No me siento totalmente satisfecha con la mitad de este capítulo, pero decidí conformarme con haber dejado la idea de lo que viene a continuación, la escena sufrió muchas transformaciones conforme la iba escribiendo, sé que se siente como retroceder mil pasos, pero les prometo que no lo estamos haciendo.

Ya no habrá más peleas entre el jikook en los siguiente capítulos, queremos que estén juntos y van a estarlo.

Mándele fuerzas a Jungkook antes de que le de un ataque, jajaja.

—Princess.



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