Para tomar aire
—El enfermero Jungkook vino para cuidarte —habló la madre de Jimin.
Un pequeño de nueve años se asomó por el marco de la puerta, sus mejillas estaban sonrojadas y su cabello oscuro y revuelto era un desastre.
—¡Ggukie!
—¡Minnie! —el pequeño recién llegado corrió desde la puerta hasta la cama donde reposaba su mejor amigo—. ¿Qué tienes?
—Un poco de fiebre, pero a mamá le gusta exagerar —hizo un puchero cruzándose de brazos—, ¿qué traes en la mochila?
—Traje todas las películas de Marvel para que las veamos —Jungkook se quitó la mochila y la abrió mostrando las cajas de discos—, y también traje nuestro juguete de Iron Man favorito.
—¡Eres genial! —Jimin tomó el muñeco agitándolo entre sus manos—, ¿desde qué película deberíamos de empezar?
—La que quieras, Minnie, Iron Man y yo estamos aquí para hacerte sentir mejor.
—Bien, niños, necesito ir a trabajar —interrumpió la señora Park y se acercó hasta Jimin para revolver su cabellera con cariño—. ¿Kookie cuidará bien de Mimi mientras no estoy?
—¡Sí, señora! —Jungkook subió una mano a su frente como si fuera un soldado—. Prometo que cuando vuelva Mimi ya no estará enfermo.
—Vale, vale, eso es mucho, pero con que esté feliz me sentiré complacida —rio—, cuídense mucho. Abajo estará mi madre para cualquier cosa, al parecer les hará algunos postres.
—¡Postres, yo quiero postres! —el menor saltó emocionado escuchando las carcajadas de Jimin—. Nos vemos en la noche, señora Park.
—Diviértanse mucho, mis pequeños.
Y salió de la habitación sonriente mientras los dos niños se sentaban para contarse todo sobre su día.
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Jungkook se estaba alistando para ir a clases a primera hora del día, le dolía la cabeza como nunca y todo su estómago se sentía asquerosamente revuelto. Se preguntó, ¿cómo había personas a quienes les gustaba beber alcohol cuando al día siguiente se sentirían así de mal? Y eso que ni siquiera había bebido demasiado.
Cuando estaba atando las agujetas de sus tenis, escuchó el ruido de la puerta y luego a Jimin abrirse paso por toda la habitación a trompicones hasta caer en la cama, sin saludar.
El hedor del alcohol en la sangre del contrario revivió los amargos recuerdos del día anterior e hizo que Jungkook sintiera ganas de vomitar.
—Buenos días —susurró—. ¿Trabajaste hasta tarde?
¿El trabajo consistía en salir con ropa de fiesta y regresar apestando a alcohol? Vaya empleo de mierda.
Cuando no recibió ninguna respuesta de Jimin, más que el suave murmullo de su respiración, pensó que quizás el contrario había caído dormido con sólo tocar la cama. Regresó a su rutina y terminó de atar sus agujetas, luego se puso de pie y recogió su mochila de la silla del escritorio.
—Te envié un mensaje diciendo que no regresaría temprano —contestó Jimin, haciéndolo sobresaltar—. Y te dije que me enviaras un mensaje cuando estuvieras en la residencia, pero no te importó.
—¿Mensaje? No abrí mi celular desde que llegué, lo siento mucho.
—¿Por qué no viste el mensaje?
—No me sentía bien y olvidé revisarlo, ¿pasó algo malo?
—No lo abriste porque no me quieres, ¿no es así? —preguntó Jimin en respuesta, no estaba escuchando nada de lo que Jungkook decía—. ¡Ya no te voy a volver a enviar nada!
Los gritos consiguieron que la cabeza de Jungkook doliera más, se acercó a la cama de Jimin y puso un brazo sobre su hombro que al instante fue apartado por el contrario con un manotazo.
—¡No me toques! ¡Maldición! ¡Eres malo! —la voz de Jimin sonaba tan aguda como un berrinche de niño pequeño, pero de sus ojos no salía nada, ni siquiera una pequeña lágrima—. No me mandas mensajes porque no me quieres, no quieres a Minnie, así que Minnie tampoco quiere saber de ti...
El corazón de Jungkook se contrajo dolorosamente en su pecho, no iban a discutir, él era lo suficientemente cuerdo como para no discutir con personas en estado de ebriedad que en vez de escuchar sólo soltaban lo primero que se les veía a la cabeza.
—¿Qué decía tu mensaje?
—Nada... —el rubio se hizo más pequeño en la cama—. Si me quisieras... lo habrías leído y me habrías respondido lo mismo... Ggukie fue malo...
Dolorosamente lindo, pensó.
Jungkook se levantó y recogió su celular, buscó entre sus mensajes y encontró el mensaje del que Jimin hablaba.
"Espero que estés bien, Gguk".
Cielos.
Regresó a la cama y envolvió al rubio entre sus brazos aunque este intentó forcejear para quitárselo de encima, lástima que estaba tan ebrio como para siquiera acertar un golpe en el lugar indicado.
El ruido de la respiración errática de Jimin y los jadeos de cansancio que escapaban de sus labios poco a poco comenzaron a desvanecerse, todos sus músculos perdieron fuerza y sus brazos cayeron vencidos en la cama. Solo se requirió de tres minutos para que se calmara.
—Tienes razón —susurró Jungkook contra el oído de Jimin con un tono dulce—. Estuvo mal no haberte contestado, ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?
—Quedarte... —exhaló Jimin.
Todavía estaba enojado con él porque el día anterior Wonho entró a esta habitación como si fuera su casa e incluso tenía una llave del lugar, Jungkook merecía muchas explicaciones sobre eso, pero sólo por esta vez depositó un casto beso en la cabellera rubia de su compañero y contestó:
—Está bien.
Las clases podían esperar, dejar a Jimin dormido en este estado era muy peligroso, tenía que cuidarlo hasta que volviera a reaccionar.
Seguro que Jimin también haría eso por él.
Algunos minutos más tarde la habitación se sumergió en la calma y sólo se escuchó el sonido de dos respiraciones relajadas.
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Ninguno abandonó la habitación después de despertar a las dos de la tarde del mismo día, ambos atados a ella. El tiempo corría, Jungkook recibía mensajes que no abría y solo estaban ellos dos, viéndose a los ojos sin cansancio alguno, cada uno en la esquina de su propia cama.
Jimin pasó todo el tiempo mirándolo con culpa y Jungkook, en cambio, se mantuvo preocupado.
Eran las 6 p. m. para cuando Jimin juró que ya había terminado de vomitar todo y Jungkook, con una toalla húmeda, le limpió el sudor del rostro. Si el rubio se veía horriblemente pálido, Jungkook no se veía mejor.
—Lo siento —repitió Jimin por vigésima vez en el día—. Lo siento tanto.
—Ya te dije que es normal que te sientas así —contestó Jungkook—. No tienes que disculparte.
Tiró de la palanca del váter y apartó la mirada para no ver todo lo que el agua se estaba llevando. Jimin se aferró a sí mismo.
—No lo siento por eso —dijo Jimin, alzó la mirada y vio a Jungkook a través de sus pestañas húmedas.
—¿Entonces qué es?
Ambos se dejaron caer en el piso de azulejo, Jimin recargado a la pared frente al váter y Jungkook justo frente a él.
—Porque hoy es un día especial que deberías estar pasando afuera... con tus amigos.
Jungkook lo miró, inquisitivo. ¿Día especial? No recordaba que hoy fuera un día para hacer planes, era jueves, todos tenían clases, cursos, tareas, cosas importantes que hacer y...
—Se supone que hoy es tu cumpleaños, Jungkook.
La sorpresa pintó su rostro, y sus ojos se encontraron con los de Jimin, quien también estaba visiblemente impactado. Su propio cumpleaños, nunca había olvidado uno y mucho menos el propio. Ahora las cosas tenían sentido y la gran realización explicaba todas las notificaciones que había ignorado durante el día.
—Yo... no lo recordaba —masculló, perplejo de sí mismo—. Bueno, pero no importa, mi fiesta será el fin de semana, ¿no? Hoy sólo es como... ¿un día más?
Jimin escondió el rostro entre sus manos, emitiendo un sonido frustrado.
—Dios... ni siquiera sabías que era tu cumpleaños... —gimió para sí mismo—. Arruiné esto.
Jungkook sintió culpa al ver el estado de su compañero de habitación, no es que los cumpleaños no fueran importantes, lo eran, sólo que nunca se esforzaba demasiado en tener una gran fiesta y parecía que Jimin estaba demasiado afectado por eso.
—No importa —dijo Jungkook, para calmar la ansiedad de Jimin—. Aún no acaba el día.
—Tus amigos habrían querido estar contigo —respondió Jimin con la voz hecha un suspiro silencioso.
—Y yo habría querido estar aquí.
Jimin levantó el rostro y observó a Jungkook durante segundos, quizás buscando rastros de que esa última frase fuese una broma.
¿A quién iban a engañar? Jungkook era obvio desde el día número uno, no importaba la cantidad de años que hubieran pasado desde la última vez que fueron amigos, Jimin era importante para él. Podría no ser el hombre perfecto para todo el mundo, pero lo era para Jungkook, incluso en este estado; pálido, desaliñado y con vómito en la camisa. Ningún defecto entraba en juego cuando con una sola mirada suya, el interior de Jungkook se llenaba de calor.
Todavía no comprendía qué era, tampoco quería ponerle nombre.
Pero este sentimiento cálido, suave y cosquilleante estaba ahí. Nadie podría detenerlo.
—No sirve la regadera —empezó a hablar Jimin—, hace mucho frío aquí adentro y ambos estamos sucios y pegajosos por todos lados... ¿Cómo puedes...?
—Dije que no importa —una sonrisa reconfortante se dibujó en el rostro de Jungkook—. Me estás hablando y hasta hace unos días cruzar palabras contigo era imposible, con eso es más que suficiente.
—¿Y si yo actuara como un idiota? ¿Si te insultara y empujara mientras tratas de ayudarme? ¿Eso cambiaría las cosas?
—No, sólo me preocuparía —respondió Jungkook, con pronunciada firmeza en la voz—, porque cada vez que me alejas sé que necesitas ayuda y quiero hacer todo lo posible para que entiendas que cuando los demás apartan la mirada yo sigo aquí.
Los ojos atormentados de Jimin se convirtieron en un mar de calma, lo vio gatear en el suelo hasta llegar a él, sus brazos desnudos y fríos se envolvieron alrededor de su torso y luego recargó el rostro en su pecho, un suspiro escapó de los labios de Jungkook antes de corresponder al abrazo.
—Un cumpleaños necesita un pastel y velas —suspiró Jimin sobre su pecho.
—Correcto —le contestó y luego depositó un beso en su cabellera.
El plan fue pedir pollo frito y un pequeño pastel a domicilio, luego ir a utilizar las duchas del gimnasio de la residencia y ponerse lo más presentables posible, aunque terminaron utilizando ropa deportiva para sus propias comodidades.
Los malestares de la resaca se sentían lejanos, Jungkook respondió los mensajes de sus amigos y dijo que tenía mucha tarea que hacer, así que le pidió amablemente a Namjoon y a Seokjin que no se atrevieran a llevarlo a algún lugar porque no iba a poder llegar.
Sólo por estas horas restantes del día, sacó de su cabeza todos los acontecimientos pasados que involucraron a Taehyung y a Seokjin y, en cambio, eligió sumergirse en esta pequeña celebración que consistía en dos cojines en el suelo y una mesa de café vieja que Jimin tenía.
Cuando llegó el pollo frito, comieron y bebieron jugo de manzana acompañados de canciones suaves de The Beatles que salían de la pequeña bocina del otro dueño de la habitación.
Al igual que en todo el día, no hubo muchas palabras que compartir, ambos estaban cansados aun tras haber dormido durante una buena parte del día, tal vez se veían mejor tras bañarse y vestirse con otra ropa, pero sus expresiones faciales eran el reflejo mismo del cansancio mental que tenían encima.
Cuando llegó la hora de partir el pastel, hubo una conversación corta mientras Jimin acomodaba 19 velas alrededor del postre.
—¿Qué hiciste ayer? —preguntó Jimin, una pregunta amable casi al aire—. Me preocupé cuando saliste.
Jungkook apretó los puños bajo la mesa, el tema de Wonho y la llave con la que entró seguía sin ser resuelto, así como el beso fugaz con Taehyung. No iba a hablar de eso, al menos no hoy que era su propio cumpleaños.
—Nada, sólo salí con amigos —contestó, con ayuda de la mayor indiferencia que encontró en su gran corazón—. Fue divertido.
—Ya veo —masculló el contrario, igual de indiferente, tras encender las velas con el encendedor que siempre cargaba en el bolsillo, se levantó y fue hasta el apagador—. ¿Pedirás diecinueve deseos?
—¿Cumplirás mi deseo de venir a mi fiesta de cumpleaños la próxima semana?
Los labios resecos y gruesos de Jimin se juntaron en línea recta, Jungkook se preocupó ante la propia vacilación de Jimin y el debate que se dibujó en sus ojos azules, que cada día eran más expresivos y fáciles de leer.
—No voy a poder —contestó con una sonrisa amarga que pretendía ser burlona—. Conseguí un nuevo trabajo nocturno de ocho a tres... Olvidé decirlo...
Jungkook, siendo el más expresivo de ambos, no pudo fingir la desilusión de la noticia. Jimin siguió hablando al ver sus labios fruncidos en un puchero involuntario:
—Es mejor para ambos. Incluso si tuviera tiempo, Namjoon no me quiere y también es su cumpleaños, ¿no? —se encogió de hombros—. Si me ve ahí sólo tendrás problemas y terminaré arruinando el día para ambos.
—Pero tú no eres un...
—Deberías sentirte satisfecho con que estemos pasando este día juntos.
—Nunca dije que no lo estuviera... sólo pensé que sería bueno tenerte en la fiesta ya que tú y yo... ya sabes.
—Somos compañeros de habitación, Jungkook, hasta hace apenas días también somos amigos —interrumpió Jimin—. Y si el problema son esos besos, está bien, pongamos las cosas en la mesa, estaba confundido, tengo novio y lo sabías.
—¿Novio? —Jungkook apretó los puños, todos los temas que quiso olvidar regresaron como dagas—. ¿La misma persona que no vino a verte ni una sola vez cuando te lastimaron? ¿El que viene y usa la maldita llave como si esta fuera su casa? ¿Ese es tu novio?
—Ni siquiera se te ocurra meterte en mi jodida relación —gruñó Jimin, su mano abandonó el interruptor y quedó vacilante, recargada en la pared—. ¿Quieres estar en un trío? No, ¿verdad? Entonces cierra la boca.
—Tú empezaste esto, yo no fui quien dio el primer beso, fuiste tú.
—Estaba ebrio y...
—La segunda vez también fuiste tú y no lo estabas —cortó Jungkook, apartó la mirada de Jimin y dirigió los ojos hacia el pastel—. Y ese maldito juego de las monedas... ¿Qué se supone que significa? Me besas y me quitas una moneda, ¿acaso compro besos o es tu manera de sentirte mejor contigo mismo?
No quiso ver la expresión de Jimin, se concentró en las gotas que resbalaban por las velas coloridas hasta manchar el betún blanco y formar un arcoíris desordenado.
Jungkook se estaba molestando demasiado, ni siquiera se sintió así esta mañana o ayer, este momento era simplemente el punto de quiebre, iba a mantener sus promesas de hace un par de horas porque sabía perfectamente bien que esta reacción de Jimin era parte de su mecanismo de defensa.
El problema era la debilidad de Jungkook, es decir, sentía que la discusión desarrollada había sido su culpa y que tenía que ser fuerte para Jimin si quería poner su mente salvaje en el lugar más apropiado, incluso si eso le causaba mil heridas a Jungkook.
—¿Y por qué demonios no me empujas cuando hago una tontería? —espetó Jimin, con ojos enrojecidos—. ¡¿Por qué nunca me reclamas en el momento?!
—¡Porque tal vez me gustan esas tonterías!
Ambos quedaron estáticos, Jungkook resopló y recargó la frente en sus manos sobre la mesa con resignación, no era necesario ver a Jimin para imaginar su rostro sorprendido, tan lleno de consternación e incredulidad, ese silencio lo decía todo.
—¿Estás... enamorado de mí?
—N-No —contestó Jungkook, inseguro de su propia respuesta—. No sé qué es esto, solo quiero... no sé... yo... —alzó la mirada y encontró los ojos de Jimin taladrándole el cuerpo—. No sé qué quiero.
—¿Qué hiciste ayer, Jungkook? —preguntó Jimin y su voz salió estrangulada—. ¿Con quién estabas?
¿Quizás Jimin sabía? No sería de sorprender, pero significaba que Seokjin fue quien le dijo y eso sólo pondría en duda su posición como amigo.
"A partir de ahora sólo debes confiar en mí", había dicho Seokjin anoche. Lamentablemente no tenía muchos recuerdos sobre lo que hablaron en su auto después de que se despidió de Taehyung, como si el alcohol se hubiera tomado tiempo en hacer su verdadero efecto.
—Con Taehyung.
Jimin se quedó callado, sus ojos se perdieron en algún lugar del rostro de Jungkook, pero definitivamente no lo estaba viendo a él, la mente de Jimin seguro que se había perdido en algún lugar y Jungkook sólo quería apagar las velas e irse a la cama, porque si antes no se había arruinado el día, ahora sí se estaba yendo a la basura.
—Bien —susurró tras lo que debieron ser apenas cinco segundos
—Escúchame, no siento nada por Taehyung, ahora estoy completamente seguro de eso, ¡lo puedo jurar!
La mirada de Jimin regresó, viva y presente a la discusión.
—A partir de ahora lo mejor es que mantengamos una distancia real de amigos normales. Tengo novio y... sabes que no está bien, los besos... eso no está bien.
¿Por qué dolía tanto?
¿Por qué Jungkook sentía que su corazón estaba convirtiéndose en pequeños pedazos de cristales rotos?
¿Por qué no entendía lo que sentía?
—Apaga la luz y regresa a la mesa, Jimin.
Los dedos de Jimin volvieron al interruptor, hizo su trabajo y regresó justo como se le había ordenado. Nada se sentía bien, incluso si decidían fingir que todo había sido una pausa irrelevante, las palabras mutiladoras hacían eco en cada pared verde de la habitación.
—Canta para mí... —susurró Jungkook—. Por favor.
Jimin se tomó su tiempo, pero lo hizo, su voz suave y melodiosa se apoderó de todo el espacio aún por debajo de los 50 decibeles y temblando al final de cada nota.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti... feliz cumpleaños, querido Jungkook... feliz cumpleaños a ti.
Cerró los ojos y pidió un deseo, muy pequeño y secreto.
Luego, cuando sopló las velas y reinó la oscuridad, sintió lágrimas calientes recorriendo sus mejillas, eso no era culpa de Jimin.
¿Quién inventó esa jodida canción?
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Traten de forma literal el título y tomen aire porque en el siguiente capítulo va a pasar lo que tenía que pasar en este, jajajaja.
Antes de avanzar, les recuerdo dos cosas, esta historia es heavy angst y lenta, no en actualizaciones (de hecho las actualizaciones sí son lentas, pero no por eso), lenta en el desarrollo de los personajes.
Agregué un tipo "capítulo" al inicio del fanfic, antes del primer capítulo, que se llama "Primera fase", ¿qué significa? Que para mejor comprensión y mayor avance que sea menos estresante para todos, dividiré la historia en tres partes (no temporadas), esta primera parte comprende todo el contexto de los personajes y sobre sus conexiones entre ellos, es la parte en la que vamos. La segunda parte empezará en un par de capítulos más adelante (5 a 10) y tratará sobre la resolución de los problemas, luego hay una tercera parte de la que no explicaré nada, y fin de la historia.
¿Qué pasa con estas divisiones? Las partes manejan distintos enfoques de la trama, una parte es más pesada y explícita, otro más relajada, pero tensa y otra muestra escenarios muy diferentes a los que estamos acostumbrados, en esta primera parte el tiempo pasa demasiado lento, aunque quizás no han notado la cronología, pero en la segunda parte irá más rápido.
No se espanten, todo está conectado y nada está fuera de la trama. Todo es lógico, ya verán.
Responderé todas las dudas que tengan sobre la historia, excepto las que sean demasiado reveladoras, jaja, no spoilersss.
—KMDPrincess.
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