Océano profundo

El domingo se fue volando con Jungkook pensando en la cadena de sucesos abrumantes relacionados a su compañero de habitación, quien no había vuelto a pararse en la residencia desde la discusión mañanera, lástima que se trataba de un tema que no podía hablar con nadie.

—¿Qué haces aquí?

—Solo pasaba a ver a un profesor y darte ánimos en tu primer día de clases —Namjoon se encogió de hombros mostrando sus hoyuelos—, tu facultad es bonita.

—Sabes que ahora somos vecinos y no tienes que venir a visitarme todo el tiempo, ¿verdad? —contestó Jungkook reprimiendo una sonrisa.

—Quería mantener la tradición, además Seokjin me pidió que te trajera esto —Namjoon extendió una pequeña bolsa de tela donde se remarcaba la forma del recipiente que guardaba la comida—, ahora que ya no vives con tus padres le preocupa que dejes de alimentarte bien con lo descuidado que eres.

Con la mención de Seokjin, Jungkook recordó la discusión y la incomodidad regresó a su cuerpo como un golpe abrumante, se preguntaba qué había sido toda esa extraña actitud y si la pareja realmente estaba bien ahora que Namjoon actuaba como si nada.

En verdad nunca los había visto discutir, pero siempre hay una primera vez, ¿no?

—Es muy amable de su parte, pero me da pena hacerlo cocinar tan temprano —Jungkook recibió el recipiente—. A la próxima dile que no es necesario hacerlo.

—No dejes que la preocupación se lo coma, Jungkook.

—No trates de chantajearme, idiota.

Ambos rompieron en risas y siguieron caminando en dirección al aula donde las aburridas clases de Jungkook iniciarían, desafortunadamente no era una carrera que le gustara, estudiar finanzas nunca fue algo que quisiera, lo único que quiso fue hacer sentir orgullosa a su familia y ser ese integrante que todos suelen presumir, solo así se sentiría un poco útil para los demás, aunque la insatisfacción persistiera.

—Llegamos, ten un buen primer día de clases y come tu almuerzo, créeme que si no lo haces de alguna manera Jin se enterará y no te irá bien —advirtió exagerando con lo último.

—Como sea, puedes irte —Jungkook palmeó el hombro de Namjoon para despedirlo del aula lo más pronto posible.

Por lo menos más de la mitad de su grupo debía conocer a Namjoon de alguna manera y a Jungkook no le gustaba atraer miradas, por esta vez deseaba un año tranquilo sin distracciones o personas que intentaran invadir su burbuja de concentración, no quería expresarlo de mala forma, pero buscar amigos no era parte de sus objetivos.

Tomó asiento en la zona menos visible, pero más mezclada, bajo la mirada atenta de varias personas, y dirigió su mirada hacia su tablet, un regalo de verano que todavía podía conservar y al que le encontraba muchos usos particulares.

Inscripciones: 12 de agosto.

Leyó la fecha y soltó un suspiro de nervios antes de agendarla en su calendario junto a otras fechas importantes.

Audiciones: 21 de agosto.

Resultados de las audiciones: 27 de agosto.

Primera etapa: 5 y 6 de septiembre.

Segunda etapa: 21 de septiembre.

Semifinales: 15 de octubre.

Finales: 3 de noviembre.

Él no tenía el rol de mantenerse al tanto de las fechas de cierto concurso, de hecho, ese era el papel del bajista de la banda, aunque para su mala suerte su relación con el tipo era todo menos amistosa, así que prefería llevar su propia organización en privado para no tener que hablarle tanto.

El gran concurso musical de la universidad se acercaba, sería la oportunidad perfecta de su banda para empezar a crecer y ganar algo de dinero para nuevos instrumentos e ideas de propaganda.

Su atención se desvió en cuanto el silencio invadió el aula por unos segundos y después alguien susurró a su lado.

—¿Quién es?

Jungkook no quiso levantar la vista, solo escuchó, inmóvil.

—Cosmic Morphine, estoy seguro.

—Nunca he escuchado hablar de él.

—Entre los chicos de últimos semestres hay cientos de rumores sobre él, ¿no lo sabías? No nos conviene hablarle.

Jungkook alzó la mirada lo más lento que pudo y miró hacia la puerta con atención, era cierto, esa silueta la podía reconocer en cualquier lugar, a cualquier distancia y sin exagerar.

Jimin era hermoso, probablemente el hombre más hermoso que había conocido en toda su vida, justo en ese momento verlo usar unos jeans apretados y una camisa blanca de rayas negras hizo que se le cortara la respiración, en otro contexto habría babeado por él, ahora su mayor preocupación era tratar de arreglar las cosas y no ser un idiota de nuevo.

Pero antes de eso... ¿Cómo demonios terminaron en el mismo salón de clases? Suspiró, ya no podía ser sólo casualidad.

Los ojos de Jimin no tardaron en cruzar con los suyos, vio la intranquilidad apoderarse de él en menos de un segundo, no podía juzgarlo, no era ajeno a esa reacción, él ni siquiera podía respirar por la impresión y los nervios, una vez más se sentía como la persona más desafortunada del mundo.

No se suponía que las cosas fueran de esa manera, él debía sentirse feliz de estar con Jimin cuando durante tanto tiempo se imaginó sintiéndose completo al reencontrarse con él, porque tal vez... tal vez ellos ya se habían conocido una vez hace tiempo.

Ambos se mantuvieron estáticos mirándose fijamente y algunas personas lo notaron.

Jimin iba a huir, Jungkook se dio cuenta cuando lo vio retroceder un paso, reaccionó, no quería que se fuera, se puso de pie y caminó entre los asientos a pasos cautelosos sin intención de causar una reacción negativa en el contrario, sentía como si estuviera intentando atrapar a un gato asustado, acercándose lentamente y bajando la guardia solo para demostrar la inexistencia de un peligro.

No funcionó, Jimin dio otro paso hacia atrás, las miradas seguían conectadas, todos estaban observando, por primera vez el pelinegro ni siquiera se sintió preocupado de ser el centro de atención.

Por favor, no te vayas otra vez.

Jimin no tenía la inexpresividad del día anterior, su rostro se veía pálido, sus manos sudaban mientras retrocedía como una débil presa siendo intimidada por un cazador, el efecto contrario que Jungkook buscaba provocar, de verdad iba a irse.

Jimin rompió el contacto visual cuando sus piernas finalmente empezaban a funcionar, retrocedió lo suficiente como para tomar impulso y regresar por donde había llegado, Jungkook se sintió alarmado y apresuró sus pasos, la violenta agitación produjo que Jimin quisiera correr, lo notó solo con ver sus ojos agrandarse sutilmente.

Jimin ya se había girado lo más rápido que pudo y sus pasos veloces tomaron cualquier dirección mientras pudiera mantenerse lejos de Jungkook, desafortunadamente tardó mucho en reaccionar, cuando solo había dado cinco pasos ya había sentido un tirón en su brazo que lo hizo detenerse abruptamente.

—¿Qué mier-?

—Joven Park —habló la persona que lo había retenido, su cuerpo se tensó de inmediato al reconocer la voz inesperada.

Jungkook se quedó quieto observando desde el marco de la puerta, alguien se le había adelantado.

—Profesor Jung —Jimin contestó fastidiado y se deshizo de su agarre con desagrado.

—Espero que no haya pensado en irse tan rápido cuando la clase aún no comienza, eso habría sido decepcionante viniendo de un alumno becado como usted, a menos de que tenga un justificante válido para el repentino escape que planeaba.

El profesor Jung era un hombre de alrededor de 40 años con la fama de ser uno de los docentes más intolerantes y estresantes de la facultad, enseñaba matemáticas, la materia favorita de Jungkook, y aunque sus explicaciones no eran un mar de información revuelta, sus exámenes, proyectos y tareas abismales sí eran un dolor de cabeza.

—¿Y usted qué hace ahí? —preguntó dirigiéndose a Jungkook esta vez—. ¿También está en mi clase?

—Sí, profesor, lo siento.

Los tres entraron al salón de clases, Jimin no volvió a dirigirle la mirada a Jungkook y se sentó lo más apartado de él, las presentaciones fueron cansadas, cuando llegó el turno del pelinegro algo dolió en su pecho al ver que el rubio no le prestó ni un poco de atención.

Esto lo estaba enfermando.

Al final de las clases, Jimin salió lo más rápido que pudo, Jungkook sintió la necesidad de un gran consejo, tal vez Hoseok era la persona más indicada para orientarlo o tal vez Seokjin...

—¿Qué fue todo eso?

Jungkook se preguntó por algunos segundos si el chico que acababa de hablar realmente se estaba dirigiendo a él, tosió falsamente antes de responder tras ver que la mirada del joven pelimorado estaba fija en él.

—¿Qué fue qué?

—¡Las miradas con el chico rubio! Sentí esa tensión hasta acá, hermano, literalmente todos nos sentimos como el mal tercio.

—¿D-De verdad? —Las mejillas de Jungkook comenzaron a ponerse rojas, carraspeó la garganta e intentó mantener la firmeza en su voz—. No fue nada... Si solo era eso me reti-

—Okay, pero necesito que me cuentes cómo es que conoces al tipo, ¿tú también eres uno de esos? —Los ojos del chico brillaban mientras hablaba después de interrumpirlo—. ¿A qué te dedicas? Tengo un primo que es motociclista y que conoce mucho de esas zonas.

—¿De qué zonas?

—¿Cómo que qué zonas? ¡Las que están cruzando el puente de las flores!

—¿Puente de las flores?

Si la confusión fuera una persona sería encarnada por Jungkook, el pobre solamente escuchaba con desconcierto y los labios entreabiertos, no estaba entendiendo nada.

—¿Motociclistas? ¿Carreras clandestinas? ¿No te suena? —Arqueó una ceja.

Solo hasta varios segundos después la mente de Jungkook se iluminó y tuvo el vago recuerdo de su padre mencionando algo al respecto en una cena casual.

Las noticias sonaban en el televisor, la madre de Jungkook servía la comida mientras el padre estaba encerrado en la oficina trabajando, Jungkook se encontraba en la mesa, sentado, con los pies moviéndose inquietos y una expresión nerviosa. Era la rutina de siempre a la que aún no se acostumbraba.

¿Escucharon las noticias? —preguntó su padre saliendo de la oficina—. Otra vez un joven de 20 años muerto por una estúpida carrera clandestina, ¡vaya sorpresa! Me enferma ver cómo la juventud desperdicia su vida.

Jungkook se encogió de hombros mientras escuchaba, realmente no le importaba tanto el tema y tampoco era el tipo de persona que juzga sin saber, esos jóvenes motociclistas debían tener sus propias razones para estar ahí, ¿no? Para Jungkook el mundo no era fácil y la mediocridad era una palabra tan sensible que no podía usarse a la ligera para referirse a un mundo del que claramente los padres de Jungkook eran ajenos.

—Sus padres trabajan duro por darles un futuro mejor y terminan haciendo esa clase de tonterías solo por moda, las nuevas generaciones están perdidas —contestó la madre de Jungkook mientras colocaba los platos de comida en la mesa.

La pequeña familia de tres tomó asiento y comenzó a comer, el ambiente era incómodo para el hijo, sus manos sostenían los cubiertos y su mirada continuaba clavada en el plato sin ganas de ir a otro lado.

—Deberían demoler ese maldito puente, todo sería más fácil así... Todo lo que hay cruzando el puente de las flores es una peste para la sociedad, nunca te atrevas a cruzarlo, ¿entendido, Jungkook?

Él asintió sin ánimos y siguió comiendo.

Nunca imaginó que en algún momento llegaría a estar investigando sobre el otro lado...

—¿Qué sabes de ese lugar? —El interés de Jungkook comenzó a aparecer.

—No lo suficiente, pero una vez vi una carrera, ¿con qué pandilla o clan estás?

Jungkook suspiró y volvió a tomar asiento pese a que algunas personas ya estaban saliendo, la plática con el chico pelimorado ahora tenía toda su atención, con su ayuda podría saber lo suficiente sobre Jimin, ¿o debía llamarle Cosmic Morphine? Como sea, el estrés no lo orillaba a tener paciencia.

¿Por qué nadie lo llamaba por su nombre en primer lugar? ¿Qué significado tenía el seudónimo? ¿Por qué lo hacían ver como una plaga andante?

—No tengo nada que ver con eso —respondió Jungkook en voz baja—, pero me interesa.

—¿Entonces qué hacían viéndose así?

—Si te lo cuento no lo creerías —suspiró con cansancio—, solo puedo decir que somos compañeros de habitación.

El contrario silbó y apartó la mirada como si la situación de Jungkook fuera una mala suerte, luego soltó una risa penosa antes de hablar.

—Lo lamento por ti, amigo.

Otra vez esa maldita reacción, Jungkook estaba empezando a odiarla cada vez más. Calmó sus emociones para no ahuyentar a su nueva fuente de información y habló con calma.

—Lo sé, todos dicen que es una mala noticia, pero me gustaría entender por qué y saber un poco más sobre Jimin.

—¡No digas su nombre! Nadie, aparte de los profesores, lo dice —fue regañado—. Es curioso, ¿sabes? La mayoría de las personas que pertenecen a las pandillas del otro lado mantienen una doble identidad respetable, aquí dentro se les llama por su nombre y afuera se usa el apodo, pero con Cosmic Morphine es distinto, él es Cosmic Morphine en todos lados.

—¿Por qué? ¿Está prohibido decir su nombre?

—No lo sé y no quiero averiguarlo —sonrió—. Me interesa lo relacionado a las pandillas, son como una leyenda en la ciudad y tienen más influencia de la que deberían, hice un reportaje una vez para una materia de problemas sociales y hablé sobre este tipo de cosas. Cuando recibí mi carta de asignación en esta universidad grité de emoción, este es el mejor ejemplo para hablar sobre crimen organizado.

—No lo sabía...

—Y se supone que eres nativo de aquí —se burló el contrario—. En fin, soy Bang Chan, puedes decirme sólo Chan.

—¿No eres de aquí?

—Lo soy, pero crecí en Australia, es un drama familiar que me cansa contar y no quiero aburrirte —Se encogió de hombros—. Entonces no tienes nada que ver con el gran Cosmic, ¿eh?

—No, pero como dije, quiero saber la clase de persona con la que voy a compartir habitación.

El chico le decía mucho y nada a la vez.

Durante tantos años el único enfoque de Jungkook fue encerrarse en libros y apartarse de su entorno, no es sorpresa descubrir que nunca notó los rumores sobre una organización que gobernaba en el otro lado de la ciudad, o tal vez lo hizo, pero pasó por alto su importancia, después de todo, ¿cómo le iba a afectar saber sobre un par de locos creyéndose dueños de una zona cuando él vivía del lado del privilegio?

Se recordó a sí mismo en esa supuesta zona segura donde los adultos solo trabajan en grandes empresas, vistiendo ropa pudiente y usando lujosos coches de último modelo, con un grato pasatiempo de asistir a reuniones y mostrar sonrisas falsas mientras comparan —o alardean— los logros de sus hijos sin tomar en cuenta el esfuerzo detrás de ello.

Por primera vez Jungkook estaba abriendo los ojos, claro que estaría sediento de conocimiento y querría saber todo lo posible de un solo golpe.

—Tengo que inscribirme en el equipo de natación —Chan tomó su mochila y se la colgó en un solo hombro—. Fue un placer conocerte, Jungkook.

Quiso gemir de la frustración, no había llegado a nada.

El contrario hizo el ademán de querer despedirse de mano, pero Jungkook agachó la mirada discretamente fingiendo no haberlo notado, tenía problemas con el contacto físico.

—Lo mismo digo.

—Hey —llamó el chico sonriente—, si de verdad te interesa me gustaría contarte todo lo que sé sobre Cosmic Morphine y ese puente, ¿por qué no nos juntamos mañana después de las clases?

Las esperanzas regresaron una vez más, no pudo contener su pequeña sonrisa y un asentimiento con la cabeza que reflejaba toda su emoción.

Chan se despidió rápido después de eso, dejando a Jungkook a solas en el aula, ese par de segundos le sirvieron para reflexionar hasta dónde quería llegar con todo lo que estaba haciendo, siendo sinceros, él no tenía ningún derecho para investigar todo lo que se tratara de Jimin. Recordó sus palabras: Te acabo de conocer.

Su celular comenzó a sonar mientras salía del aula para volver a la residencia, era una llamada de Namjoon.

—¿Contactándome tan rápido? Debo ser tu único amigo —bromeó Jungkook, sabiendo que Namjoon tenía cien veces más amigos que él.

—Tendremos un ensayo a las nueve, ¿puedes avisarle a Yoongi cuando vuelvas a la residencia?

Jungkook apretó el teléfono, tenía que ser una jodida broma, el bajista era la persona de la banda que más dolor de cabeza le traía.

—¿No puedes enviarle un mensaje o algo así?

—Sabes que nunca ve ningún mensaje que le enviemos —contestó Namjoon, Jungkook no podía tratar de negarlo.

—Bien, ¿cuál es su habitación?

—La que está frente a la tuya.

Oh, eso tenía que ser una jodida broma de mal gusto.

—No te creo.

—Vamos, no lo hagas tan difícil —regañó Namjoon—, el concurso está por empezar, tienen que solucionar sus problemas y tratar de llevarse bien para que no nos retrasemos en los ensayos.

—Sería fácil si ese maldito anciano amargado pusiera de su parte, ¿sabes?

—Tú también eres un dolor de cabeza y nadie dice nada.

—Repite eso.

—Mmh, vaya, alguien me está llamando, te tengo que dejar, Jungkook, suerte con Yoongi.

Apretó el teléfono tras escuchar el tono final de la llamada y tomó camino hacia la residencia casi arrastrando los pies.

No es que odiara a Yoongi, simplemente no era su tipo, las personalidades de ambos chocaban tanto que terminaban estallando entre ellos cada ensayo, a veces parecía que buscaban una razón para discutir a propósito. Sólo Namjoon podía calmar a Jungkook y por el otro lado sólo Hoseok podía calmar a Yoongi.

No eran un buen dúo.

Cuando sus pies tocaron el suelo del pasillo y llegó hasta la habitación, esperó algunos segundos antes de golpear la puerta, tenía que mentalizarse, iba a verle la cara al ser que consideraba un total idiota y después tendría que acostumbrarse, porque si aún no era suficiente verlo en cada ensayo de la banda, ahora que serían vecinos de habitación lo vería cada jodida hora de la tarde.

Suspiró y golpeó la puerta tres veces seguidas, le impacientaba la espera, muchas personas estaban en el pasillo y sentir las miradas sobre él lo ponía ansioso.

Solo estaba frente a una puerta, ¿qué tanto veían?

Nadie abría, Jungkook golpeó de nuevo.

De repente la puerta se abrió, lo primero que captaron sus sentidos fue el sonido de la música que provenía de la habitación, era una canción de K-pop de un grupo femenino, sonaba animado, estaba seguro de saber el nombre del grupo, pero no podía imaginar a Yoongi escuchando eso; no al chico con cara de amargado que soltaba cien groserías por segundo y evadía cualquier cosa que tuviera que ver con socializar. Sólo hasta ese momento llegó a la conclusión de que la música era de su compañero de habitación porque, por alguna razón, Jungkook había olvidado que todos ahí compartían habitación con otras personas, claro que tenía que ser la música puesta por alguien más.

Oh, Dios, así que la persona que había abierto la puerta era...

—¿Qué buscas? —el tono fue grave y poco amistoso, era más grave que la voz de Yoongi y aún así sonaba tan malditamente suave.

—Busco a Yoongi.

Jungkook recorrió con la mirada al tipo frente a él, era un joven alto de su misma estatura, relucía una llamativa cabellera azul y un conjunto de jeans negros con una camisa blanca de Gucci. Probablemente era una de las personas más atractivas que Jungkook había visto alguna vez, y eso poniendo a Jimin en el estándar, su rostro era delgado, cada facción suya era fina sin dejar de ser masculina, ni siquiera había que hablar de sus ojos verdes, fríos y fijos en los suyos. El tipo le daba escalofríos.

—Un hombre guapo y joven buscando a Yoongi a estas horas del día —La mano del peliazul subió a la barbilla de Jungkook, ahora había una sonrisa traviesa en su rostro mientras hablaba—. Esto es nuevo.

Jungkook apartó la mano en su barbilla bruscamente, detestaba el contacto físico...

—No me gusta ser tocado por desconocidos, ¿está o no está?

—Tienes agallas —El peliazul se recargó en el marco de la puerta y lo observó de arriba a abajo sin decir nada—. ¿Acabas de llegar?

—Dije que estoy buscando a Yoongi.

—No está —se encogió de hombros y retrocedió para cerrarle la puerta sin despedidas.

La acción resultó fallida, Jungkook fue más rápido que él y atravesó su pie en la puerta antes de que fuera cerrada. El peliazul soltó una risa juguetona volviendo a abrir.

—No he terminado de hablar.

—Acaba rápido, Ojitos, tengo cosas que hacer.

Los labios de Jungkook se detuvieron antes de que siquiera pudiera decir algo, ¿acababa de llamarlo por un apodo? Bien, eso se sentía ofensivo.

—Cuando vuelva dile que tenemos ensayo esta noche, a las ocho.

—¿Eres un chico de su banda? —El peliazul se vio más interesado en la conversación, los ojos le brillaban mientras abría la puerta en su totalidad antes de recargarse en el marco una vez más—. Genial, pensé que todos ahí eran idiotas y aburridos como él.

De repente le caía mejor a Jungkook ahora que compartían opiniones, eso era perfecto.

—Soy Jungkook.

—Kim Taehyung —Le regaló un guiño en vez de darle un apretón de manos, Jungkook lo agradeció mentalmente—. De verdad tienes agallas.

Jungkook alzó una ceja.

—¿Por qué lo dices?

—Estoy seguro de que lo sabrás pronto, creo que tú y yo nos llevaremos bien.

Taehyung jugueteó con su labret lateral, era un piercing plateado en forma de aro que relucía en el lado derecho de su labio inferior, Jungkook desvió la mirada hacia el pasillo, aún había personas viendo sin discreción alguna.

—¿Este cuarto está maldito o algo así? —preguntó—. Desde que llegué todos miran hacia acá como tontos.

No había mucho diálogo entre ambos, pero de alguna manera ninguno quería terminar la conversación. Taehyung soltó una risita que lo hizo encorvarse.

—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook confundido.

—No sabía que eras nuevo, supongo que eso explica por qué no recuerdo tu lindo rostro de algún lado.

¿Le estaba coqueteando? No sabía cómo sentirse al respecto, era la primera vez que un hombre le hacía ese tipo de comentarios y por alguna razón no se sentía incómodo, eso era un buen progreso considerando su muy reciente salida del closet.

—Llegué ayer —Se encogió de hombros—. ¿Me dirás qué ven?

—Digamos que soy un chico problemático y Yoongi un idiota frustrado, la combinación ya da mucho de qué hablar, ¿no?

—¿Son amigos?

—Pff, ¿él y yo amigos? No me hagas reír, Ojitos —relamió sus labios—, su mal genio arruina su atractivo.

—Estoy de acuerdo.

—Estoy de acuerdo con que estés de acuerdo.

La conversación estaba llegando a su fin, no había mucho diálogo que intercambiar, sólo podían despedirse y regresar a sus rutinas... Era el plan.

—Mierda.

Una cabellera rubia moviéndose entre las personas del pasillo llamó la atención de Jungkook, no quería ver a Jimin, no estaba listo para enfrentarlo de nuevo. Sin pensarlo dos veces tomó al peliazul de la camisa y lo empujó adentro de la habitación lo más rápido que pudo para luego meterse junto a él y cerrar la puerta con fuerza.

—Sé que soy irresistible, pero primero invítame un café —bromeó con una sonrisa pícara adornando su rostro—. ¿No decías que no te gustaba ser tocado por desconocidos?

Hasta ese momento Jungkook se dio cuenta de lo que acababa de hacer, tenía al peliazul acorralado contra una pared y ni siquiera llevaban más de 5 minutos de conocerse.

—Lo siento, solo... —Jungkook se alejó y pegó la oreja a la puerta para tratar de escuchar lo que hacía Jimin.

Lo escuchaba claramente... sí, Jimin estaba abriendo la puerta.

—¿De quién te escondes, Ojitos? —Taehyung pegó el oído a la puerta junto a él, ambos quedaron cara a cara con las respiraciones rozándose—. Eres más interesante de lo que creí.

Jungkook rodó los ojos con un suspiro y se recompuso al escuchar la puerta de enfrente cerrándose. Había esquivado un momento incómodo con Jimin, pero ¿a qué costo? Se había encerrado en una habitación ajena junto a un chico que lo veía como si fuera una presa con la cual jugar, por lo menos el depredador era atractivo.

—Ya no somos desconocidos —susurró tras unos segundos de mirarlo fijamente y poner atención al ruido exterior.

—¿De qué hablas?

—Lo del tacto, ya no somos desconocidos... Y me la debías.

—Oye, yo no te estampé contra una pared —se quejó el peliazul con un puchero exagerado—. Solo toqué tu bello rostro para apreciarte mejor.

—Ni siquiera te empujé con fuerza.

—Mi piel es débil, ¿sí?

—¿Y qué quieres que haga? ¿Te compro una pomada y te la aplico en la espalda como si estuvieras en un spa?

—Mientras la pomada valga más de 100 dólares, las cosas baratas me dan alergia... —susurró encogiéndose de hombros.

—Tienes que estarme jodiendo.

—También puedo hacerlo, me gusta ser el de arriba.

—¿Siempre eres así?

—¿Atractivo y sensual? La mayor parte del tiempo.

—¿Y la otra parte?

—Un poco tierno.

—Lo dudo.

Hubo un silencio entre ambos que acabó en risas imparables, Jungkook no sabía por qué, ni cómo, pero el joven peliazul lo había hecho reír más de lo que había reído en el último mes y eso era un milagro.

—¿Qué demonios...?

Ambos giraron la mirada hacia donde provenía la voz ajena y Jungkook frunció el ceño al encontrar a cierta persona detrás de ellos, ni siquiera lo había escuchado aparecer, no sabía si había estado parado ahí todo el tiempo.

—Dijiste que no estaba —recriminó Jungkook en dirección a Taehyung, quien solo se encogió de hombros y sonrió.

—Ups, tal vez olvidé que estaba haciendo sus necesidades.

—¿Me puedes explicar qué demonios haces en mi habitación? —Hizo énfasis en lo último con molestia.

—Tienes un compañero de banda tan interesante, ¿por qué nunca me lo habías presentado? —Taehyung envolvió un brazo alrededor del cuello de Jungkook y lo atrajo hacia él—. Es mi nuevo amigo.

—Contacto físico —regañó Jungkook.

—Acabas de decir que ya no somos desconocidos.

—¿Te puedes salir de mi habitación, Jeon? —pidió Yoongi con ese característico tono ácido que Jungkook estaba tan acostumbrado a escuchar, pero esta vez había un poco de enojo real en su voz, parecía muy salido de control.

Yoongi era centímetros más bajo que él y de complexión física delgada, su cabello era negro y largo, lo suficientemente largo como para cubrirle las orejas y el rostro si decidía no peinarlo hacia los lados, también era pálido y usualmente inexpresivo, las únicas veces que Jungkook lo encontró sonriendo fue al verlo hablar con Hoseok, la pequeña bomba de serotonina que alegraba los días de la banda.

—No planeaba seguir más tiempo ante tu adorable presencia —dijo Jungkook, su tono se volvió crudo en menos de 5 segundos, esa era la reacción que Yoongi provocaba en él.

—No llevas ni una semana aquí y ya estás tan desesperado por venir a invadir mi privacidad para joderme, ¿no tienes mejores cosas que hacer?

—No todo el mundo gira a tu alrededor, Min, cualquier cosa es mejor que ver tu estúpida cara aburrida, deberían pagarme solo por hablarte —respondió.

De alguna manera había logrado deshacerse del agarre de Taehyung y ahora estaba frente a frente con el bajista, lo divertido era que la música animada seguía sonando.

—¿Por qué estás más insoportable de lo normal, Jeon? —Yoongi sonrió ladinamente antes de hablar—. ¿Papi Jin te mandó el almuerzo crudo hoy? ¿Se olvidó de echarte tu leche favorita en la cara? Tal vez deba llamarle para que se encargue de cambiarte el maldito pañal, así quizás dejes de ser un castroso de mierda.

—Límpiate la maldita boca antes de siquiera poner el nombre de Seokjin en ella, ya quisieras tener a alguien que se preocupe por ti, a nadie le importan las personas desesperadas por atención como tú.

—Por favor, si van a seguir ladrando maldiciones entre ustedes sin morderse, háganlo afuera de mi habitación, tengo cosas más importantes que hacer que estar presenciando peleas infantiles —intervino Taehyung con ambas manos en la cintura e inexpresión en el rostro.

—Pero si el que empezó fue este —bufó Yoongi—, yo ni siquiera dije nada.

—La edad te está dando demencia, Min.

—Dije afuera —repitió Taehyung.

—Descuida, Taehyung, no tengo nada que hablar con este pequeño imbécil, gracias por recibirme, espero volver a verte pronto.

—Lo mismo digo, Ojitos, eres tan divertido aunque no te guste el contacto físico.

—Solo con desconocidos y personas que no tolero, como Min.

—Los dos pueden irse a la mierda —susurró Yoongi antes de salir de la habitación.

Ahora lo sabía, su estancia en la residencia con Yoongi como vecino sería todo menos pacífica.

Salió de la residencia tras despedirse de Taehyung.

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El ensayo no salió bien, Jungkook olvidó que su propósito principal al ir a buscar a Yoongi era el de avisarle del ensayo y no lo hizo, obtuvo muchos regaños por parte de Namjoon gracias a eso, no podían hacer mucho sin el bajista de la banda.

Hoseok tocaba la batería, Namjoon la guitarra y Jungkook se dedicaba al micrófono aunque en muchas ocasiones también era segunda guitarra.

Eran el grupo más caótico, con la poca comunicación entre dos miembros de la banda cualquiera pensaría que no llegarían a ningún lado, pero extrañamente a la hora de hacer música se conectaban tan bien sin problema alguno, solo por eso nadie decía nada al respecto.

Yoongi llegó al ensayo dos horas después tras recibir cientos de llamadas por parte de Namjoon, el líder de la banda asignado naturalmente, tuvo una pequeña discusión con Jungkook por no haber recibido el aviso del ensayo. Fue pequeña porque, por suerte, Hoseok consiguió distraer a Yoongi para que dejaran los problemas de lado y comenzaran a ensayar en el poco tiempo que aún les quedaba.

El reloj marcó la una con treinta y siete minutos, una especificación sin relevancia, el pasillo estaba tan oscuro como la primera vez que pisó la residencia en el fin de semana y las tinieblas se acompañaron de truenos, la única luz visible era la del ascensor cuando se abría y la de la única ventana hasta el fondo del pasillo, lejano a la puerta de su habitación.

—Descansa bien, Jungkook —habló Namjoon y revolvió su cabellera negra antes de entrar a la habitación que compartía con Hoseok.

Hoseok y Yoongi no había llegado a la residencia junto a ellos, nunca viajaban juntos, Yoongi siempre llevaba a Hoseok en su auto y Seokjin se encargaba de llevar a Namjoon y a Jungkook en el suyo, otra de las muchas particularidades de la banda.

Jungkook suspiró y abrió la puerta de su habitación, adentro estaba oscuro, la ventana estaba abierta y el frío entraba, de nuevo como en la primera vez que estuvo ahí, tan idéntico que incluso Jimin estaba en el escenario, sentado en el alféizar y fumando.

Jungkook suspiró, iban a tener que poner reglas claras.

—Jimin —llamó mientras dejaba su abrigo en el perchero de la entrada.

—¿Ggukie?

No otra vez, sentir esa dulce voz aterciopelada invadir cada espacio de su mente lo hacía sudar de nervios, no quería que las cosas se repitieran como la vez pasada, no podía dejarse llevar por esa suavidad peligrosa y luego volver a tropezar en la misma piedra.

—Hace mucho frío, no puedes seguir dejando la ventana totalmente abierta en las noches y menos cuando está lloviendo afuera, no queremos que se metan todos los mosquitos y se mojen nuestras cosas —regañó, quiso sonar duro, firme con lo que decía, de verdad lo intentó, pero su voz salió tan suave y cautelosa.

Se acercó hasta la ventana sin siquiera agachar la vista para mirarlo ahí sentado, al estar frente a él, con las manos en ambas manijas de la ventana, pudo percibir su temblor, incluso alguien como Jimin podía tener frío, para Jungkook era estúpido, si tanta sensibilidad tenía con eso, ¿por qué seguía haciéndolo?

—Apaga tu cigarro, voy a cerrar la ventana.

—¿Por qué no venías? —preguntó Jimin en un susurro entrecortado, luego de abandonar el cigarro en la humedad del marco de la ventana usó ambas manos libres para aferrarse a la cadera de Jungkook y atraerlo hacia él—. Te necesitaba, Ggukie.

Jungkook sabía que Jimin no se estaba refiriendo a ese rato, no hablaba del hecho de que hubiera llegado tarde por su ensayo, lo sabía, pero quiso convencerse de lo contrario.

—Estaba ensayando.

—Necesitaba tu ayuda —siguió Jimin y sus manos le empezaron a arrugar la ropa—, pero no venías.

Otra vez percibió el aroma, Jimin estaba ebrio, lo había notado desde que habló, pero ese aroma lo confirmó todo, era tan destructivo.

—Es muy tarde, necesitas dormir —habló evadiéndolo, no podía tomarse en serio nada de lo que Jimin dijera en ese estado, ¿verdad?

—No sé si pueda perdonarte por ser tan cruel conmigo, Ggukie, no sé si pueda perdonarte por tu crueldad en esa madrugada, estoy tan enojado...

—Jimin, lo siento mucho —Jungkook tomó las manos del rubio con delicadeza y se agachó para estar a su altura—, pero no entiendo qué hice mal.

Sus ojos azules y vacíos aunque frívolos le parecían el océano más hermoso nunca antes visto y así como superficialmente le parecían bellos, la profundidad lo aterraba, era un inmenso lugar lleno de misterios y peligros desconocidos.

—Ggukie, me da miedo la lluvia —masculló en voz baja solo para ellos dos.

—Necesitas descansar. —Una de las manos de Jungkook tuvo que soltar a Jimin para poder escalar hasta una de sus mejillas frías y pálidas—. Mañana podremos hablar de todo cuando estés mejor.

Todavía había espacios vacíos bailando en el aire, explicaciones triviales, falta de contexto y tiempo perdido, mucho tiempo oscuro y denso que se encargó de sacar lo peor de ellos en distintas maneras.

Jungkook y Jimin, Jimin y Jungkook, sin orden, sin jerarquía, sólo dos nombres emergiendo de un océano profundo con dueños que tenían muchas cosas que explicar.

Te convertiste en el ruido triste de una lluvia.

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Estoy salvando el semestre y pasando por diversos problemas personales, no tengo tiempo ni para entrar a Wattpad, en serio perdón, me esforcé en hacer un capítulo largo para compensarlo, ni siquiera en la versión anterior tuvimos un capítulo de este tamaño, espero que lo hayan disfrutado.

Nos leeremos pronto, cuídense mucho en estos días de temperaturas bajas, estaré leyendo y respondiendo sus comentarios, me gustaría saber qué piensan sobre los personajes.

—Princess.

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