Bajo la tormenta

En cuanto llegó se agachó junto a Yoongi e inspeccionó las heridas de Jimin.

—¿Qué te pasó? ¿puedes ponerte de pie?

Apartó su cabello para ver sus ojos, tenía la mirada tan perdida que de no ser por el pestañeo cualquiera podría pensar que estaba muerto, al sentir su piel Jungkook se sorprendió de lo fría que estaba y rogó por que se tratara de la lluvia.

—No responderá, está... está ido —habló Yoongi, no parecía tan exaltado y eso enfurecía demasiado a Jungkook—. Llevémoslo arriba.

Jungkook no respondió a Yoongi, como reacción infantil de su enojo, se puso de pie y tomó a Jimin entre sus brazos para luego subir las escaleras con prisas, la recepcionista se quedó tras el escritorio observando, Jungkook sólo pudo dedicarle una mirada de despedida.

Afuera aún llovía, el sonido era ensordecedor y los truenos aterradores, Yoongi aún caminaba detrás de él, su respiración era agitada, probablemente Jungkook estaba yendo demasiado rápido, pero eso no le importaba.

Su única prioridad era Jimin y en su mente todos debían sentirse igual que él.

De alguna manera, Yoongi logró alcanzarlo y tomar la delantera, segundos después Jungkook descubrió que lo hacía para ayudarle a abrir la puerta, sólo le dio las gracias mentalmente y entró directo a la cama para acostar a Jimin ahí, Yoongi se acercó para ayudar a acomodar las almohadas amontonadas, Jimin tenía muchas de ellas.

—Puedo solo —gruñó Jungkook con la voz agitada por el cansancio—, lárgate.

—No seas idiota, necesitas ayuda.

No empezarían una discusión. Cuando Jungkook insistió en hacerlo salir de la habitación, el bajista hizo caso omiso y en cambio fue a cerrar la puerta.

—¿Qué sucedió? ¿Por qué está así? ¿Quién le hizo esto?

Jungkook no pudo detener la lluvia de preguntas que salió de su boca, ni siquiera cuando Yoongi ya estaba poniendo esa expresión de fastidio.

—¿Tienes un botiquín de primeros auxilios aquí?

Los ojos de Yoongi vagaron por toda la habitación, había sorpresa en su mirada, seguro que jamás había imaginado ver la habitación así de ordenada, Hoseok reaccionó igual una vez.

—Debajo de la cama —contestó Jungkook.

Luego de que Yoongi consiguió el botiquín se dedicó a atender las heridas del rostro de Jimin que, aunque no eran profundas, eran las más extravagante, tenía una cortada en la ceja y otro en el labio inferior, aparte de que su pómulo estaba un poco enrojecido por un golpe.

Jungkook por su parte se dedicó a encontrar un pijama que pudiera servirle al rubio, no tenía la llave del armario ajeno y el dueño tampoco estaba en condiciones de revelar la ubicación exacta, así que tuvo que buscar entre su propia ropa.

—No respondiste ninguna de mis preguntas —habló de nuevo—. Te fuiste del restaurante por esto, ¿verdad? Te tomó tanto tiempo regresar, ¿cuánto tiempo lleva así? ¿Por qué no lo llevaste a...?

—Sólo fue una pelea callejera, Jungkook.

Cuando regresó a la cama, de nuevo se sintió atormentado por la expresión serena de Yoongi, sabía que el chico siempre había sido poco expresivo, pero verlo actuar como si el escenario fuera lo más normal del mundo lo irritaba.

—¿Cómo puedes actuar con tanta calma? —se atrevió a preguntarle sin ocultar su molestia que sonaba como un reproche.

—No tiene sentido exaltarse —contestó Yoongi sin alguna reacción a su tono—, si actuara como un loco preocupado no podría ser útil para atender sus heridas, tengo que ser cuidadoso, ¿no crees?

Jungkook bufó.

Tal vez Yoongi tenía razón.

¿Y si Jungkook estaba exagerando?

—No te quedes ahí parado —ordenó Yoongi tras el silencio prolongado de Jungkook—. Sé útil y quítale la ropa.

—¿Q-Qué?

—Tengo que ver si no tiene más heridas, idiota, por lo menos quítale la camisa.

Jungkook tragó saliva y obedeció de inmediato incluso si odiaba el tono demandante de Yoongi. Al acercarse no pudo ocultar el temblor de sus manos cuando empezó a desabrochar botón por botón, los ojos negros de Yoongi, siempre tan atentos e inquisitivos siguieron cada uno de sus movimientos.

—¿Tienes hematofobia o algo así?

Jungkook negó con la cabeza, lo sabía, estaba perdiendo el control, con un movimiento en falso Yoongi podría ver a través de él y descubrir...

Descubrir...

—Esto dejará moretones horrorosos —susurró Yoongi al ver la piel manchada de Jimin—. Trae agua caliente y toallas para limpiarlo, iré a mi habitación a buscar una pomada, ¿bien?

De nuevo asintió sin palabras, esta vez Yoongi se detuvo a inspeccionar su extraña reacción, iba a decirle algo, Jungkook lo vio abrir los labios, pero nada salía.

—¿Qué?

—Nada, sólo... olvídalo —masculló Yoongi.

Después de que la puerta se cerró pudo soltar todo el aire que estaba reteniendo y ver el rostro moribundo de Jimin, con profunda tristeza, sus ojos empezaron a picar.

Sin querer, dejó que sus dedos viajaran hasta el cabello revuelto de Jimin que cubría sus ojos y lo peinó con cuidado hasta dejar su frente despejada, las puntas de sus dedos alcanzaron a acariciar la piel tersa de Jimin, era tan hermoso, incluso en un estado vergonzoso su belleza era innegable y a los ojos de Jungkook no merecía ni una sola marca sobre él.

Esto era injusto.

La violencia no tenía justificación.

Toda la situación lo aterraba.

—Wo... Wonho... —ese nombre salió como un suspiro apenas perceptible de los labios de Jimin.

El cuerpo de Jungkook se congeló y su mente volvió a la realidad.

¿Por qué estaba actuando así?

Estaba regando su preocupación por todas partes, no se suponía que tuviera que sentirse así de escandalizado ni molesto con Yoongi por cosas que sólo eran suposiciones en su propia cabeza.

Tenía que detenerse.

Se puso de pie y huyó al baño para preparar el recipiente con agua tibia junto a una toalla, después regresó a la cama y la pasó con cuidado por aquellas partes que aún estaban manchadas de sangre que no sabía si le pertenecía a él o si era de alguna otra persona, pero esperaba que fuera lo segundo.

La piel de Jimin era muy blanca y suave, como la de un bebé, su cuerpo, aunque delgado, aún mantenía su aspecto tonificado y si no mal sabía, Jimin estaba en el club de baile, tendría sentido que se viera así.

—¿Terminaste? —Yoongi lo sacó de su ensoñación, ni siquiera lo había escuchado entrar.

—Tardaste mucho —se separó y regresó a su postura cerrada con los brazos cruzados.

—No encontré la pomada, tuve que pedirle una a Hoseok —Yoongi se sentó en la cama y desenroscó la tapa del recipiente.

La mente de Jungkook se puso en alerta de inmediato y acabó interviniendo sin pensarlo dos veces.

—¿Le vas a poner la pomada con tus manos?

Yoongi alzó una ceja.

—¿Con qué más?

Vaya pregunta estúpida.

—Quiero decir, tú... ¿tú se la vas a poner?

Yoongi soltó una risa nasal y lo miró con burla.

—¿Por qué? ¿Prefieres hacerlo tú?

—Sí.

La pregunta iba en broma, pero la respuesta de Jungkook no.

—¿Hablas en serio? —preguntó Yoongi, incrédulo—. No quiero sonar agresivo, pero ¿ustedes siquiera son amigos?

—¿Ustedes lo son?

—Eso no importa —contestó Yoongi—, pero al menos lo conozco y sé que...

—Yo también lo conozco —interrumpió Jungkook—, además soy su compañero de cuarto, debería hacerlo yo.

Yoongi se quedó analizando su pequeño argumento, estaba escéptico, todavía miraba a Jungkook con incredulidad.

—Eres gay, ¿no? —preguntó Yoongi más como una afirmación—. Sería aún más extraño que tú lo hicieras.

—¡Eso no tiene nada que ver!

—Lo conozco mejor que tú, así que puedes parar esta discusión y dejar de actuar como un mocoso o irte.

Si supieras...

—¿Por qué tienes que hacerlo tú? —insistió Jungkook.

—¿Sabes qué, Jungkook? Tuve un día cansado y todo ha sido una mierda durante toda esta jodida semana, así que te recomiendo que no lo arruines más si no quieres ver mi puño en tu estúpida cara —advirtió—. Haz esto más fácil para mí y cierra la boca, sólo quiero terminar e irme a dormir.

Todo el valor que Jungkook necesitaba hirvió en su pecho, no dudó en agacharse junto a él y arrebatar el frasco de sus manos.

—¡¿Ayudar a tu amigo es una pérdida de tiempo para ti?! —Jungkook le dio un pequeño empujón en el pecho—. Si estás tan cansado entonces lárgate, ¡dije que yo podía solo!

Yoongi suspiró con frustración, la paciencia se había ido al carajo, se puso de pie de golpe y aventó las vendas a la cama.

—¡¿En verdad harás un drama por esto?! ¡¿Por una estúpida pomada?! ¡¿Qué demonios traes en la cabeza?! —Yoongi peinó su cabello hacia atrás con ambas manos.

—¡¿Qué traes en la cabeza tú?! —Jungkook gruñó—. Desde que llegaste actúas tan indiferente cuando Jimin está sufriendo y necesita de nuestra ayuda, puedes ser más amable, ¿sabías?

Eso último encendió una chispa en Yoongi, sus ojos se agrandaron con indignación y tuvo que tomarse un momento antes de contestar mientras agarraba su cabello e iba de lado a lado, probablemente debatiendo consigo mismo sobre qué decir y qué no.

—¿Amabilidad? Háblame de eso cuando me conozcas, no sabes absolutamente nada sobre el tipo de persona que soy, pero yo sí sé que tú eres un idiota —apuntó a Jungkook con el dedo—, y estoy harto de ti, no paras de actuar como tonto, primero cuestionas todo, luego apenas puedes lidiar con desabrochar un botón, casi parece que te quieres desmayar por ver un par de heridas que no sabes atender y ahora esto, ni siquiera deberíamos de estar gritando cuando Jimin está en este estado.

—Bien, entonces vete.

—Sólo... —Yoongi casi quería gritar del estrés—. ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, ponle la estúpida pomada, anda, te observo.

Jungkook rodó los ojos y se giró para volver a lo suyo, se sentía más confiado haciéndolo por su cuenta y no le iba a explicar sus razones a Yoongi, todo lo que quería era cuidar de Jimin a toda costa, incluso si terminaba actuando de forma infantil.

—No se te va a romper la mano si se la aplicas bien —masculló Yoongi de forma irónica ante los pequeños toques que Jungkook dedicaba mientras esparcía la pomada sobre cada golpe.

—¿Puedes guardar silencio?

—No soy yo quien empezó de ruidoso.

Jungkook tomó la sabia decisión de ignorarlo y continuó con su trabajo, al poco rato cuando la tensión redujo y ambos se sintieron más calmados, Yoongi se acercó para ayudarlo con las vendas, nadie dijo nada mientras atendían las heridas, era mejor así, cada vez que hablaban las cosas no salían bien, eso ya lo sabían.

En ese pequeño rato hubo tantas cosas pasando por la cabeza de Jungkook, repasó la discusión que acababan de tener, intentó hacerse una idea de lo que le había pasado a Jimin, creó más de diez escenarios y cuando descubrió que sobre pensar no lo llevaría a ningún lugar bueno hizo un esfuerzo inhumano por tener más cordura.

Se sintió un poco mal por haberse comportado tan agresivo con Yoongi, nada le aseguraba que fuera un amigo de Jimin, estar ahí ni siquiera era su obligación e incluso con tanta discusión se quedó sólo para seguir ayudando.

Yoongi no fue una historia diferente, seguro que él también estuvo pensando demasiado en medio del silencio, incluso sus facciones se relajaron conforme pasó el tiempo. Lo curioso fueron las miradas discretas que dirigió a Jungkook, era inteligente y sabía que algo extraño estaba pasando.

Tal vez Jungkook y Jimin no eran sólo compañero de habitación después de todo.

Por otro lado, la ausencia de Jimin hizo ruido, el rubio ni siquiera se inmutó ante el tacto y permaneció en un profundo sueño, se había quedado totalmente dormido mientras subían por las escaleras y eso era preocupante, nadie quedaba tan inconsciente después de una pelea callejera, por lo menos debía quejarse o algo.

—Creo que deberíamos llevarlo a un hospital...

—Estará bien, la pelea no fue tan grave.

—¿Cómo puedes decir eso cuando ni siquiera se está moviendo?

Yoongi suspiró de nuevo, hablar con un Jungkook dramático no era una tarea sencilla.

¿Jungkook siempre era así de sensible o había algo más de por medio?

—Está bien —contestó—, sólo tomó algo para el dolor cuando veníamos para acá, es normal que se haya quedado casi noqueado.

—¿Estás seguro?

—Estoy seguro, ¿ya puedes tranquilizarte? Eres peor que una madre preocupada —resopló—. Vendré cuando se despierte, por lo mientras no puedes decirle nada de esto a nadie, ¿entiendes? Ni siquiera a Namjoon.

—¿Por qué?

—La seguridad de Jimin está en juego, es mejor que permanezca aquí hasta que se recupere —Cuando notó que iba a ser interrumpido por una pregunta de parte del cantante agregó—: No hay nada que puedas saber ahora mismo, Jimin decidirá que decirte en cuanto despierte, no me corresponde hablar de sus asuntos, ¿está bien?

Jungkook no tuvo más opción que resignarse.

—Está bien...

—Me iré a dormir.

Yoongi caminó hasta la puerta. Jungkook sabía que no podía ser aún más grosero con él, ante todo tenía buenos modales y valores, tenía que reconocer que sin Yoongi no habría sabido qué hacer y seguro habría corrido hasta un hospital en medio de la lluvia de forma desastrosa.

—Yoongi —le llamó y este se giró hacia él—. Gracias.

Yoongi lució sorprendido, atinó a asentir con la cabeza y apartar la mirada.

—Él se recuperará, ¿bien?... No tienes que preocuparte tanto—contestó antes de abrir la puerta y salir.

Después de eso la habitación se sumergió en el silencio y Jungkook por fin pudo derrumbarse en la silla del escritorio.

.

.

.

Pasaron algunas horas hasta que se hizo de madrugada y todavía llovía, ya no con la misma fuerza, pero el aire aún aullaba en la ventana.

Jungkook releía, tecleaba, veía algunos documentales y recopilaba toda la información necesaria para terminar con el ensayo, de momentos se distraía y los pensamientos amargos flotaban en el aire, pero se negaba a girar en su asiento y mirar a Jimin.

Ya no estaba solo, por fin, ambos estaban compartiendo el mismo aire.

—¿Qué hora es?

Saltó en su propio lugar.

El tiempo se congeló, la respiración de Jungkook se detuvo por un momento y su corazón casi burbujeó en su pecho haciéndolo sentir asfixiado.

¿Cuánto tiempo había pasado?

Las palabras se atascaron en su garganta, bajó la mirada, releyó sus apuntes incompletos e intento admirar su colección de clips coloridos, si disimulaba no haber escuchado nada tal vez Jimin se quedaría dormido y entonces toda la discusión pendiente se aplazaría.

No te muevas, no te muevas...

—Sigo aquí, Jeon —susurró esa voz frágil y filosa como una hoja de hielo.

Su intento por quedarse quieto falló.

—Pareces estar mejor... —contestó Jungkook, aún sin girarse.

No lo hacía por frialdad o descortesía, si no lo miraba era por el miedo a volver a caer, sabía que en cuantos sus ojos se conectaran el mundo descendería y su corazón quedaría expuesto sobre la mesa.

—¿Eso te parece? —rió Jimin, una risa que apenas llegó a sus oídos—. ¿Por qué no me miras?

Jungkook apretó las manos en puños y cerró los ojos, sus sentimientos estaban palpitando en sus oídos, todo tenía una explicación, sus reacciones, sus dramas, la tristeza que se deslizaba en las paredes desde ese encuentro hace ya varias semanas.

Todo tenía una razón.

—Deberías volver a descansar, yo seguiré con lo mío, así que sólo dime si necesitas algo.

—Mírame —insistió—. Necesito que me mires.

¿En dónde empezaban los límites y en dónde terminaban?

¿Cuánto tiempo más seguiría esa absurda actuación?

¿Por cuánto tiempo fingirían?

El rechinido de la cama y un gemido adolorido, hicieron que Jungkook se girara de golpe y corriera a la cama para detener a Jimin, quien intentaba levantarse.

—¡No debes moverte, Jimin! ¡Te puedes lastimar! —advirtió—. ¿A dónde ibas?

—Pensé que nunca me mirarías —susurró divertido, las miradas se conectaron—. ¿Por qué tanta frialdad esta noche, Gguk?

Arropó al rubio de nuevo ignorando esa pregunta, ver sus ojos azules despiertos y vivos le causó una gran sensación de alivio, por lo menos tenía energías para jugar, eso sólo decía cosas buenas.

Jungkook regresó al escritorio y le dio la espalda, casi sentía que la pantalla del ordenador se burlaba de él con todo ese mar de letras y un ensayo difícil de continuar, el cursor parpadeaba en espera de algo más, Jimin hizo que olvidara todo lo que tenía en mente para escribir.

Incluso de espaldas sabía que lo observaba, sus orbes azules se hallaban recorriéndolo de arriba a abajo y lo sabía tan bien porque lo conocía a la perfección.

Jungkook se giró impaciente, quiso pedirle que dejara de mirarlo, que volviera a dormir, reclamarle por desaparecer, descargar su frustración por toda la confusión que le había estado generando durante las últimas semanas. Lo miró con tanto enojo acumulado, y al final, al ver su expresión decaída no pudo decir nada.

Hundió el rostro entre sus manos.

—¿Por qué me haces esto? —preguntó trémulo, su voz más débil de lo que habría soportado sonar.

—¿Qué te hago, Gguk? —preguntó Jimin, no había ninguna pizca de ingenuidad en su voz.

—Disimular —Jungkook alzó el rostro y, como siempre, se vieron directo a los ojos, la burla característica de Jimin desapareció—, que me acabas de conocer, que no fuimos nada en la infancia, que nunca estuve en tu vida... ¿Por qué nos engañas? ¿O me dirás que esos dos niños que miraban juntos las estrellas desaparecieron?... ¿Me dirás que nunca existimos?

¿Recuerdas esos años felices? ¿Cuando dije que sería tu estrella por siempre? Di que lo recuerdas tan hermosamente como yo lo recuerdo.

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Las inseguridades narrativas están regresando, así que empecé a utilizar un programa para organizar y recibir sugerencias de lo que voy escribiendo, parece que estos dos capítulos van por muy buen camino.

Saben qué capítulo sigue, ¿verdad?

Gracias por leer, deja tus comentarios aquí.

—KMDPrincess.

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