Azul amargo
Obtuvo una calificación alta en el ensayo y justificó lo que pudo de las últimas faltas de Jimin, nadie intentó indagar en las razones por las que había desaparecido la última semana, los profesores no preguntaron, simplemente anotaron la justificación en sus listas y cortaron la conversación.
Al fondo del aula, el asiento que usaba Taehyung estaba vacío. Jungkook lanzó una mirada hacia allá, sintiéndose extrañado de no ver a su amigo ahí, tan animado como siempre. Se preguntó si habría pasado algo para que faltara a clases ese día.
Jungkook debía admitir que se había acostumbrado a tenerlo cerca durante las clases, pasar todo el día sin él susurrando estupideces era aburrido, sin embargo, también agradecía la ausencia. La última conversación con Jimin aún lo tenía perdido en sus pensamientos, la escena se repetía en bucle, recordaba los besos, las palabras dulces, la conversación nocturna y el pequeño episodio de catarsis.
¿Jimin se sentiría igual que él? Se preguntó si el rubio también estaría pensando en todo desde su cama, tal vez él también estaba sufriendo, Jungkook no podía ser el único deprimido aquí, alguien más debería compartir esa sensación confusa e inexplicable que lo carcomía por dentro.
Con Taehyung cerca no habría podido ocultar su estado de ánimo. Necesitaba que los recuerdos se enfriaran antes de poder volver a la normalidad.
Tuvo a Chan sentado a su lado durante el día, lo felicitó por pasar las audiciones, gracias a eso recordó la razón por la que había estado tan feliz el día anterior y se sorprendió al notar el gran espacio que Jimin abarcaba en su cabeza.
Un espacio tan grande que incluso lo hizo olvidar sus prioridades.
Almorzaron juntos con los demás chicos, Jungkook empezaba a sentirse más integrado, todos eran muy agradables con él.
Había una chica llamada Sana en el grupo, era bonita y muy amable, también era de otro país al igual que Félix, el chico que había prestado su casa para la fiesta la última vez. Sana siempre era la primera en recibirlo con una sonrisa, su cabello largo y rubio era tan hermoso como el sol en un día de verano. La parte importante era que todo apuntaba a que también era compañera de clases de Seokjin, ella estaba en la facultad de derecho y según los demás era muy buena en su materia.
Jungkook la vio saludar a Seokjin de inmediato el día de la fiesta, nunca dejó salir su curiosidad respecto a eso, a veces olvidaba lo social que era el novio de su mejor amigo.
Él, por otro lado, nunca antes había interactuado con tantas personas al mismo tiempo, hasta hace unas semanas su vida social se reducía a Hoseok, Namjoon y Seokjin, no podía creer lo rápido que las cosas habían cambiado en cuestión de días.
La chica mostraba grandes intenciones en ser su amiga y Jungkook no sabía cómo recibir esa atención. Tenía pocas chicas como amigas, tal vez ninguna. Necesitaba cambiar eso.
Al salir de clases fue al estudio, directo a los ensayos. No hubo tiempo para descansar.
O al menos para visitar a Jimin.
Cuando llegó se dejó caer en su desgastada silla giratoria, permitiendo a los demás escuchar el suave rechinido del cuero bajo su peso. No era suya en realidad, sólo se había apropiado de ella desde el principio y con el tiempo se convirtió en su propio asiento, nadie se sentaba ahí, así como Jungkook no se sentaba en el puff de Hoseok.
El primer aroma que su nariz sensible pudo percibir fue el del café tostado, cortesía de Yoongi, el increíble cafeinómano de la banda que descansaba lejos en un sillón de piel al rincón contrario del que descansaba Jungkook. A veces le daban ganas de sacarlo a patadas con todo y cafetera, sólo para no tener que revivir recuerdos desagradables de Jimin en la primera semana en la residencia.
Usó la tranquilidad para afinar su guitarra y vocalizar un poco con ella, Namjoon hizo casi lo mismo, tocó una melodía amena acompañada del sonido de las teclas de la computadora de Hoseok, quien luchaba en el escritorio una guerra contra su tarea atrasada.
Y Yoongi se la pasó encerrado en el celular. Jungkook jamás olvidaría lo que ese hombre pálido había hecho por Jimin la noche anterior, siempre lo tendría en mente y lo agradecería, esa fue la única razón por la que evadió cualquier discusión más tarde cuando empezaron a ensayar de verdad, ni siquiera cuando Yoongi se equivocó más de cinco veces en cada verso, Jungkook nunca soltó ningún comentario grosero.
Al final del ensayo aceptó que no podía permitir que su mundo dejara de girar solo porque Jimin había regresado a él. Tenía que enfocarse en las partes positivas; ahora que las cosas serían más agradables, tal vez podrían volver a conocerse mutuamente tal y como habían prometido. Incluso podrían llegar a ser amigos, aunque esto último no era una certeza.
Tal vez las cosas se colocarían en su lugar y todo volvería a ser como antes.
—Oye —llamó Namjoon cuando terminaron de ensayar—. ¿Has sabido algo de Jimin?
Jungkook no pudo evitar desviar su mirada hacia el rincón, donde Yoongi lo observaba fijamente mientras guardaba su bajo, sus ojos rasgados y oscuros eran lo suficientemente serios para hablar por su cuenta, el recordatorio estaba grabado en su iris.
Ni siquiera a Namjoon.
—No —contestó con desinterés—, no he sabido nada desde que desapareció, ¿por qué la pregunta?
—No ha pagado la última mensualidad y el administrador está furioso —soltó una risa burlona—. Es muy cobarde como para pedirle que haga su pago, así que me pidió que lo contactara.
—¿En serio?
—Sí, pero no le haré ese favor. Primero te puso en esa habitación para molestarnos y ahora quiere que le haga los mandados —negó con la cabeza—. Estoy seguro de que lo despedirán el próximo mes.
Jungkook sonrió junto a él en un intento de ocultar sus nervios.
Nunca antes le había ocultado nada a Namjoon. Siempre se había sentido seguro con él, después de todo, eran mejores amigos. Aunque en la actualidad no hablaban tanto debido a sus ocupaciones, seguían siéndolo, y mentirle se sentía como una traición.
—Si cuando se vaya someten a votación la administración, seré el primero en votar por ti, sólo espero que tú sí arregles el ascensor lo antes posible, creo que son más útiles que las escaleras en algunas emergencias —comentó pensando en el incidente de ayer, nunca sintió tanto la necesidad de utilizar un ascensor como en ese momento en el que subió las escaleras con Jimin en sus brazos.
—¡Eres tan tierno! —Namjoon mostró sus hoyuelos y luego se acercó a revolverle el cabello como si fuera un niño pequeño—. Este fin de semana habrá una actividad al aire libre para plantar árboles y limpiar parques, ¿por qué no vienes conmigo?
—Tengo que ir contigo, necesito cuidar esos árboles de tu torpeza.
Namjoon hizo una falsa expresión de indignación.
—¡No soy tan torpe!
—Seguro, díselo a Seokjin.
—¡Mierda! Olvidé que estaba esperando afuera desde hace media hora —exclamó con el rostro pálido, dejando ver su actitud despistada—. ¡Iré a verlo, te espero en el auto!
Namjoon terminó de recoger sus cosas y salió corriendo del estudio.
Jungkook guardó lo suyo con paciencia, no había tanta prisa para él, sabía que los saludos de la pareja eran increíblemente alargados, así que tenía tiempo para despedirse de los demás.
—Suerte en tu tarea, Hoseok.
—Gracias —contestó muy distraído mientras seguía tecleando desde el sofá de cuero que Seokjin les había regalado para sus visitas.
Antes de irse se detuvo un momento junto a Yoongi, él se iba a quedar en el estudio a esperar a que Hoseok terminara su tarea para luego llevarlo a la residencia, casi siempre era así cómo se dividían para ir a casa.
—Bien hecho, cantante, parece que sabes usar tu cerebro para otras cosas aparte de ser un idiota —masculló Yoongi con diversión—. Mantenlo así hasta que Jimin se recupere, ¿entendido?
Jungkook miró a Yoongi con ira contenida, reprimiendo las ganas de replicarle por su actitud prepotente, sin embargo, no podía arriesgarse a que Hoseok escuchara algo de este desastre.
—No me digas qué hacer —gruñó Jungkook.
Yoongi enarcó una ceja en un gesto burlón, la amenaza estaba implícita en su mirada: "Intenta desafiarme y lo lamentarás". Jungkook detestaba que Yoongi tuviera ese dominio en él sólo por ser un par de años mayor.
—¡Jungkook, apresúrate! —llamó Namjoon desde afuera.
—Papi y mami te llaman —canturreó Yoongi con una sonrisa cínica.
Jungkook suspiró fastidiado, no por Namjoon, él no tenía nada que ver con esto, en realidad era fastidio por Yoongi. Le había dado el placer de tener un ensayo tranquilo en agradecimiento por su ayuda y ahora el idiota no cooperaba.
—Vete a la mierda, Min.
Apretó los tirantes de su mochila hasta que los nudillos de las manos se le pusieron blancos y luego salió lo más rápido que pudo antes de seguir viendo esa expresión inmadura en el rostro de Yoongi.
Lo odiaba.
.
.
.
Como cada ocasión, el control de la música en el auto fue cedido a Jungkook durante el camino. Namjoon iba en el asiento de copiloto leyendo un libro y Seokjin conducía con calma haciendo preguntas a Jungkook sobre cosas de su día.
—También tuve una nota perfecta en el ensayo y el profesor dijo que me daría algunos puntos extras para mi calificación final, creo que ya no me arrepiento tanto del castigo.
Seokjin lo miró con una sonrisa desde el espejo retrovisor.
—¡Qué buena noticia! Te dije que hacer ensayos no era tan difícil, sólo era cuestión de agarrar el ritmo del tema y listo, pronto serás tan bueno como Namjoon.
—Me pudiste pedir algunos consejos para hacer tu ensayo —comentó Namjoon sin separar la mirada del libro—. Te habría ayudado a escribirlo y no habrías sufrido tanto.
—No quería molestarte, estabas muy ocupado con tu nuevo proyecto.
O más bien, no quiso decirle que se había ganado ese trabajito extra por pelear con Jimin a media clase, seguro Namjoon se habría molestado y habría ido a comenzar una gran discusión con el rubio sólo por él.
—No importa —suspiró—. Es bueno saber que has logrado hacerlo por tu cuenta, eres muy inteligente, Jungkook, nunca lo dudes.
Jungkook sonrió por dentro ante el elogio. Siempre era bueno recibir comentarios como esos de parte de la persona más inteligente que conocía.
Seokjin se estacionó frente a una panadería.
—Cariño, ¿podrías ir a comprar los favoritos de mamá para la cena? —preguntó Seokjin, haciendo ojos de cachorro a su pareja—. No me puedo quedar estacionado aquí, tengo que cuidar el auto.
Namjoon hizo su libro a un lado con un gemido, nunca le había gustado cortar su lectura en la mejor parte. Aún así mostró una sonrisa compasiva.
—Está bien, vuelvo en un minuto.
Al salir del auto y cerrar la puerta, los otros se quedaron en silencio con el ruido del estéreo de fondo. Seokjin siguió los pasos de su pareja con un poco más de atención de lo normal y cuando lo vio desaparecer en la entrada del local, se giró hacia Jungkook de inmediato.
—Mira debajo del asiento, tengo una bolsa de plástico con pastillas y analgésicos, ¿la puedes ver?
Jungkook siguió las indicaciones sin cuestionar, efectivamente, una bolsa lo saludó cuando se agachó a buscar.
—¿Para qué es esto?
—Guárdalo en tu mochila antes de que Namjoon venga. Lo conseguí para Jimin, escuché lo que pasó y supuse que lo necesitaría —se encogió de hombros—. Debió ser preocupante, ¿no es así?
Jungkook quedó desconcertado, no se suponía que alguien más aparte de él y Yoongi lo supiera, mucho menos Seokjin que era el más cercano a Namjoon.
—¿Cómo... ?
—Está bien, no te molestes en preguntarme, sólo haz lo que te digo, ¿de acuerdo?
Jungkook asintió con la cabeza, aún atontado, y obedeció antes de que Namjoon volviera. Seokjin regresó la mirada hacia enfrente después de eso.
—¿Cómo sigue? —preguntó con desdén.
—Umm, mejor... Esta mañana él estaba mejor, dijo que no era la gran cosa, pero... ¿Le dirás algo de esto a Namjoon?
Seokjin soltó una pequeña risa inofensiva.
—¿Te parece que quiero empezar una guerra?
Buena pregunta incluso en medio de la incertidumbre. Jungkook aclaró su garganta y jugueteó un poco con el interruptor de la ventana, viendo cómo subía y bajaba mientras pensaba en una respuesta.
—Pero si Namjoon se entera de que le estamos ocultando estas cosas...
—Yoongi te advirtió que no le dijeras nada a Namjoon, ¿verdad?
Jungkook asintió, llevó la mirada hacia la panadería y encontró a Namjoon formado en la fila de la caja, tan inconsciente de lo que hablaban aquí adentro, con una bandeja plateada en las manos y una sonrisa que mostraba sus hoyuelos.
—Confía en él, no le estamos ocultando esto a Namjoon por algo en específico, en realidad, absolutamente nadie debe enterarse de que Jimin volvió a la residencia mientras se recupera de su pelea.
Jungkook mordió su labio inferior, esto no le gustaba, ocultar cosas sin saber la razón exacta por la que lo hacía sólo convertía su cabeza en un gran lío, esperaba estar haciendo lo correcto, después de todo Jimin no le había dicho directamente que ocultara su estadía en la habitación.
Pero si Namjoon se enteraba... De ninguna manera podía permitir que su mejor amigo sintiera desconfianza, se supone que siempre se contaban absolutamente todo, Namjoon no le había dado razones para actuar con tanta confidencialidad.
—Jungkook, no estamos haciendo nada malo —dijo Seokjin cuando Namjoon salió de la panadería—. Sólo estamos ayudando a Jimin y por eso debemos quedarnos callados, ¿está bien?
Tragó saliva.
—Está bien.
—Sólo cuida bien de él, Jungkookie.
.
.
.
A las 9 de la noche, el cielo se había oscurecido y los faroles alumbraban las calles de la ciudad. Todo el día, lo único que su mente pedía era volver a la habitación y cuidar de Jimin, pero eso nunca pasó. Las actividades se extendieron una tras otra, incluso terminó en el cine con Namjoon y Seokjin viendo el estreno de una película que habían estado esperando. Quiso postergarlo, sin embargo, sus amigos siempre habían tenido agendas apretadas, y negarles el momento lo haría sentir poco agradecido con lo buenos que ellos eran con él.
La preocupación no lo dejó concentrarse lo suficiente en la película, incluso subiendo las escaleras apenas podía seguir la conversación.
—Otra vez lo estás haciendo —anunció Namjoon, con voz cálida y tranquila—. Has estado pensando demasiado igual que esa vez en la cafetería, ¿está todo bien?
Jungkook suspiró. Esto iba a ponerse demasiado tenso si no encontraba la manera correcta de desviar el tema aún con todas las ganas que tenía de desahogarse con su mejor amigo.
—Cosas de la carrera, supongo.
—Tienes muchas cosas en el plato, no sigas atascando tus horarios con más actividades.
Jungkook sonrió.
—Ojalá el día tuviera más horas.
—He pensado lo mismo. De todas formas, siempre puedes venir a estudiar conmigo cuando la habitación no te ayude a concentrarte —invitó Namjoon—. El compañero de habitación de Yoongi es tan ruidoso, ¿verdad? Por eso dejé de estudiar aquí.
Jungkook soltó una pequeña risa, mierda, Taehyung y sus discos de K-pop femenino a todo volumen. Le costaba creer que no se hubieran cruzado a pesar de que vivían uno frente al otro, Jungkook había aprendido sus horarios y salía sólo después de él, se sentía como un juego divertido cargado de adrenalina y peligro.
—¿Taehyung?
—¿Ya lo conociste?
—Lo conocí el día que me pediste que le avisara a Yoongi del ensayo, es un chico divertido.
Namjoon negó con la cabeza mientras rodaba los ojos, la clara señal de desagrado encendió un foco rojo en la mente de Jungkook, necesitaba tener más cuidado con la información que revelaba, sabía que Namjoon siempre había tenido aparente disgusto por las pandillas por ciertas cuestiones personales en las que nunca había profundizado demasiado.
—Puede parecer agradable, pero sólo es una máscara suya —masculló—, sabes perfectamente que no soy una persona huraña, tengo mis razones cuando alguien no me cae bien y Taehyung es una de esas personas.
—¿Qué tipo de razones tienes con él? —preguntó Jungkook con interés.
—¿Alguna vez has visto a Taehyung y a Hoseok en el mismo plano?
—Umm, creo que no he tenido la suerte.
—Bien, el día que los veas me entenderás, Taehyung tiene una especie de obsesión con ser un idiota con Hoseok cuando él ni siquiera le ha hecho nada. El semestre pasado, en la cafetería de la residencia, Taehyung chocó contra él y le tiró su comida encima —bufó y mientras hablaba el enojo de la anécdota se avivó en su voz—. ¿Crees que se disculpó? Por supuesto que no, lo único que hizo fue poner cara de inocente y decir "ups", después se fue de la cafetería sin siquiera ir a llenar su bandeja de nuevo, ¡lo hizo a propósito!
Eso no podía ser cierto, para Jungkook era imposible imaginar a Taehyung en alguno de esos escenarios, por lo menos no con alguien tan amable como Hoseok, un chico al que Jungkook llevaba un año conociendo y con quien había hecho clic casi de inmediato.
Hoseok no era conflictivo ni vengativo, nunca agarraba resentimiento hacia los demás y no de forma hipócrita, él en verdad era una gran persona del tipo que afronta sus problemas con madurez, gracias a eso carecía de enemigos.
Namjoon continuó contando pequeñas anécdotas mientras subían las escaleras, una tras otra golpeando el cerebro de Jungkook y dejándolo helado.
Taehyung no podía ser así.
El miedo creció en sus entrañas. ¿Y si Namjoon o Hoseok se enteraban de su amistad?
Todo podía pasar, si Taehyung se les cruzaba en este preciso instante y los saludaba, las cosas terminarían jodidas, lo cual sería contraproducente en su amistad y en la banda, ya tenía suficiente con Yoongi y Jimin.
Además, ¿no estaba hundiéndose bastante en esa mierda? Las cosas nunca debieron tomar ese camino. Empezó con una pequeña conversación en una puerta y terminó en un juego de secretos, uno tras otro, tal vez si le decía a Taehyung él entendería, el problema era la banda.
—Dejando el tema de lado, ¿quieres ver una serie conmigo esta noche?
Tenía que huir cuanto antes.
—Recordé que tengo algo importante que hacer. Será mejor que me apresure en llegar a la habitación, tengo tantas tareas pendientes y esas cosas.
—¿Necesitas ayuda con eso? Estoy más libre ahora y extraño ayudarte en tus tareas.
—¡No! Está bien, tengo que aprender a hacer las cosas por mi cuenta, me iré apurando, ¡te veo mañana!
Y tal vez fue cruel de su parte, pero emprendió una carrera hasta su puerta sin decir más hasta desaparecer del campo de vista de Namjoon al entrar.
Una vez adentro recargó la frente en la puerta de madera, bastante cansado de haber usado una máscara en todo el día sólo por querer proteger a otras personas de situaciones desconocidas. En la habitación el aroma a lavanda se encargó de calmar sus emociones por un par de segundos.
Cuando volvió a respirar y recuperó la conciencia de su entorno, puso atención en que las luces de la habitación estaban apagadas. Esperaba que Jimin no se hubiera ido, ya que una tormenta como la de anoche era casi segura.
—¿Jimin?
No obtuvo respuesta, encendió la luz de la habitación con sus dedos temblorosos y la habitación se iluminó con el foco de luz fría, después caminó por el pequeño pasillo que le impedía la vista de la habitación, una vez bien adentrado examinó la escena: las camas, el bulto familiar bajo las cobijas, y el destello de la pantalla del celular de Jimin.
—¿Estás despierto? ¿Cómo te sientes? ¿Comiste algo? —preguntó, pero solo el silencio respondió. Se acercó sigilosamente con la mirada sobre Jimin, quien permanecía inmóvil bajo las sábanas mientras seguía absorto en su pantalla.
—¿Quieres que apague la luz de nuevo? —insistió con sus preguntas, sin embargo, Jimin seguía en silencio, dándole la espalda.
Algo no estaba bien.
Se deshizo de su pesada mochila y la tiró sobre la silla giratoria de su propio escritorio, un hormigueo familiar apareció en su estómago. Nervios. Quería seguir hablando aunque aún no estuviera preparado para ser ignorado.
—¿Estás bien?
Rogó con toda su alma que Jimin le dijera algo. Estaban dando pasos sobre una lámina de vidrio frágil en un precipicio, no iba a soportar el miedo de caer, no cuando esta mañana todo había estado bien.
Al final usó todas sus fuerzas para caminar hasta la cama, una vez cerca tuvo una mejor vista, Jimin estaba despierto, respirando y parpadeando, incluso podía ver sus pestañas moverse y sus ojos viendo directo hacia lo que se transmitía en el celular.
La única respuesta eran el murmullo de los personajes. Una risa con música cómica. La escena del filme estaba destinada a divertir, pero Jimin ni siquiera estaba sonriendo y eso era abrumador.
—Hey... —llamó Jungkook—. ¿Cómo te fue hoy?
La manzana de Adán de Jimin se movió.
—Bien.
Mal mentiroso.
—¿Pasa algo?
Estaba siguiendo el ritmo de Jimin, tenía que ser paciente.
—El trato es actuar como desconocidos, ¿no?
Retrocedieron mil pasos y el abismo entre ambos se agrandó, la impotencia se apoderó de Jungkook junto a la desilusión, pero no podía dejarse vencer, sabía que este juego propuesto por él en la noche aún tenía algo de estupidez adentro.
—Bien, soy Jeon Jungkook, tu nuevo compañero de habitación y tú debes ser Park Jimin, un placer —contestó Jungkook de mala gana sin poder controlar su tono cansado—. Escucha, sólo estoy preocupado por ti, quiero saber si te sientes mejor.
—¿Dónde estuviste hoy? —preguntó Jimin.
Y si Jungkook no lo conociera mejor, habría pensado que aquella pregunta sólo era algo casual para desviar el tema, pero no, conocía a Jimin y sospechaba que el rubio lo había estado esperando todo el día. Ya no podía sentirse peor consigo mismo.
—Fui a clases y luego a mis ensayos —contestó en el tono más suave que encontró para no arruinar la situación, tenía que ser sensato.
—¿Y luego?
Jungkook suspiró, ¿también tenía que ser honesto? Si no estaba equivocado, la verdad podría herir y generar malos entendidos.
Los personajes en la serie estaban carcajeando mientras uno le hacía cosquillas al otro, ¿no podían simplemente estar en un escenario tranquilo y sin preocupaciones como el de ellos?
—Fui con Namjoon y Seokjin al cine —empezó a hablar—, habíamos planeado la salida desde hace varios días porque se estrenaba una película, así que... tenía que ir.
—Tus mejores amigos, ¿no es así?
Jungkook no estaba alucinando, esa última pregunta había salido con un tono ofensivo lleno de un sarcasmo increíblemente ácido que sólo Jimin era capaz de usar como si fuera un don nato.
—¿D-Disculpa?
—Tus malditos mejores amigos —repitió.
Las emociones estaban a flor de piel. Jungkook respiró profundamente y contó números en su mente, nunca pensó que funcionaría, pero ya se estaba sintiendo más calmado.
—Lamento si te hice sentir molesto, sé que estás herido y no quise abandonarte, ¿está bien? Mi tiempo con Namjoon y Seokjin hoy no significa que te esté dando la espalda, de hecho todo el día estuve pensando en venir a verte —dijo—, nada fue a propósito.
—Nunca dije que estuviera molesto por eso.
—Jimin, no puedes... —Se detuvo por un segundo, aunque no estaba seguro de qué tanto estaba bien decir o siquiera cómo hacerlo, no le estaba gustando enfrentarse a estos escenarios tan seguido—. No puedes insultar a mis amigos delante de mí solo porque sí.
Jimin apagó el celular y lo dejó de lado, tras ello unió las manos debajo de su cabeza y se encogió con la mirada en la pared.
—Perdón.
Jungkook suspiró, sintió que había una pequeña esperanza y esto los llevaba a un buen lugar, así que tuvo la confianza de tomar asiento en la cama y acariciar un poco el hombro de Jimin.
—No estoy molesto. Sé que te sientes herido y frustrado, pero no quiero que pienses que te estoy dando la espalda —dijo Jungkook, sereno—. Estoy preocupado por ti, de verdad.
—Sólo es un mal día, Jungkook...
—Está bien, todos los tenemos —Jungkook sonrió a medias—. Tengo algo que podría animarte un poco, ¿quieres ver?
Aquello pareció llamar la atención de Jimin, pues se giró de inmediato hacia Jungkook y se sentó con cuidado en la cama mientras este caminaba hasta su mochila.
—Es para que te sientas mejor —encontró la bolsa de plástico al instante y la alzó mostrando las pastillas y la pomada para las heridas.
Los ojos de Jimin se agrandaron y la tensión en sus facciones y su cuerpo se volvió relajada por un segundo, totalmente absorto en lo que veía frente a él. Incluso con la sorpresa, su lenguaje corporal todavía daba malas señales, sus dedos seguían aferrados con fuerza en las sábanas. Jungkook se sintió un poco aliviado, estaba funcionando.
—¡Y no es todo! También he traído algo de comida, adivina qué es.
Jimin se encogió de hombros silenciosamente, todavía curioso por lo que Jungkook traía.
—¡Pollo frito!
Jungkook sacó también la bolsa de plástico con la caja desechable que traía consigo el platillo y otras cosas para acompañar.
Había un destello de sorpresa y gratitud en los ojos de Jimin, tal vez incluso algo parecido a emoción, Jungkook se aplaudió a sí mismo por la acción, Seokjin no había errado al decir en el restaurante que Jimin amaba el pollo frito.
—Espero que te guste, ya que estás herido pensé en traer tu comida favorita, sé que no es la gran cosa —comentó en un intento de aparentar modestia.
—¿Cómo... supiste?
—En realidad Seokjin lo sugirió —sonrió avergonzado—. De hecho él envió las pastillas, no sabía que ustedes dos se hablaban, él incluso estaba preocupado por ti y me pidió que te cuidara, es muy amable, siempre habla cosas buenas de ti, parece que te aprecia...
—Tira todo.
Jimin cortó a Jungkook antes de que pudiera terminar la oración. El tono de voz era frío y distante, una vez más Jungkook se sintió incapaz de leerlo.
Confundido y preocupado, se quedó parado junto a su mochila, sosteniendo la bolsa de plástico con la medicina en una mano y la comida en la otra. La sonrisa que había llevado en su rostro se desvaneció lentamente mientras observaba a Jimin, quien se mantenía en silencio, viendo hacia algún punto vacío.
Algo en lo que dijo Jungkook había fallado, no tenía sentido que Jimin hubiera cambiado en su reacción de forma drástica.
—Jimin, ¿qué... qué pasa?
—No quiero nada de él, no me interesa que le preocupe o que hable cosas de mí... Tira eso, Jungkook.
Su tono fue autoritario, las manos de Jungkook apenas reaccionaron.
—Pero... esto es para que te sientas mejor, lo necesitas para que te puedas recuperar pronto, Seokjin no lo hizo con ninguna mala intención, no entiendo por qué...
—No lo necesito. Puedo comprar mis propias cosas, así que ve y saca esa mierda de aquí o te juro que me levantaré y lo haré yo mismo.
El rostro de Jimin estaba enrojeciendo del enojo, incluso su voz aumentaba su dureza de forma gradual.
El silencio entre ambos se hizo tenso mientras Jungkook observaba la situación, incrédulo, nunca creyó que esto pasaría, la bolsa que hasta hace un momento sostenía con tanto orgullo ahora se sentía como un objeto incómodo y fuera de lugar. No se suponía que las cosas fueran así.
Estaba preocupado por la reacción de Jimin, verlo respirar con agitación y una ira destellante en la mirada lo ponía de nervios, quería entender qué había desencadenado esta reacción, comprender qué tenía de mala la mención de Seokjin o sus gestos amables.
Las manos de Jungkook sudaron con el plástico en la palma de ellas, estaba congelado en su lugar sin saber qué hacer o decir.
—Lo siento. Sólo quería ayudar, no quería molestarte...
Jimin evadió su mirada, todavía exhalando enojo en cada uno de sus poros, incluso si parecía que no lo había escuchado, él también estaba pensando antes de volver a hablar, la forma en la que mordía sus labios era la prueba.
—No quiero que vuelvas a mencionar a Seokjin enfrente de mí —exhaló Jimin—. No necesito la preocupación de nadie, ni siquiera la tuya.
Lo último fue una puñalada en su pecho, porque esta vez Jimin hablaba en serio, él estaba rechazando la amabilidad de Jungkook con la que había sobrevivido todo el día, lleno de anhelos y esperanza.
—Lo siento, Jimin...
Jimin hundió el rostro entre ambas manos, su cabello rubio y desordenado cayó sobre sus dedos. Estaba temblando.
—Ve y deshazte de eso —fue lo último que dijo y también aquello que puso un punto final en la conversación.
Jungkook apretó la bolsa y salió corriendo de la habitación. Su corazón retumbó en sus oídos al igual que todo su nerviosismo, no podía sentirse más triste y decepcionado, el nudo en su estómago junto a la impotencia sólo lo hicieron frustrar más.
Era débil, demasiado débil para alguien tan inconstante como Jimin.
No sabía cuánto más podría aguantar, pero iba a hacerlo.
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Ya tengo todo en orden para lo que sigue, Seokjin empieza a dar mucho de qué hablar, ¿verdad?
Siento que no me la rifé mucho en este capítulo, pero el siguiente ya lo narré mejor en forma de disculpa, jeje, alguien me recomendó mejorar mis transiciones y este capítulo me falló mucho en ese aspecto, buscaré tips para mejorarlo. Me relajo porque sé que editaré estos capítulos en el futuro.
El siguiente capítulo es la perspectiva de Jimin.
—KMDPrincess.
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