Apuesta de billar
El aula vacía, paredes beige, ventanas abiertas con el aire agitando las cortinas y un pizarrón limpio e intacto.
Jungkook hojeaba el libro de partituras que yacía sobre su escritorio, pudo reconocer las piezas de inmediato, eran las que interpretó en la final de un concurso de piano infantil, estaba todo el repertorio completo.
Lo recordaba perfectamente, un concurso pequeño con menos de diez participantes y un público de apenas treinta personas sosteniendo cámaras para tomar fotos de los pequeños pianistas en crecimiento; Jungkook tocó con nervios y en el pequeño auditorio, al fondo, un niño pelinegro movía sus pies y cabeza al ritmo de la música. Recuerda haber hecho contacto visual con él en algún momento del concurso, se sentía borroso.
—¿Gguk?
Al alzar la mirada encontró a Jimin de pie en el marco de la puerta, sus ojos azul bebé hicieron contacto con los ojos oscuros de Jungkook, había tranquilidad contagiable en ese celeste que observaba con ternura.
—Mimi... ¿Qué haces aquí?
—Vine a buscarte, prometiste que iríamos a comer a ese restaurante que encontraste la vez pasada.
¿Qué restaurante?
De alguna forma, Jimin se apresuró en llegar hasta el escritorio sin que el contrario lo notara y recargó en la mesa con ambos codos.
—¿Estudias hasta tarde?
Había una sonrisa gentil en Jimin, Jungkook subió la mirada hasta sus mejillas sonrojadas, ese cabello rubio nunca antes había parecido tan esponjoso y perfecto, peinado en las direcciones correctas hasta ser tan prolijo como el de un ángel.
—Solo guardaré mis cosas e iremos a donde quieras.
—¿Qué estabas viendo? —Jimin robó su libro y se alejó riendo mientras sus ojos trataban de dar forma a las letras entre la agitación—. Clair de Lune... Me gusta esa pieza.
Esa canción...
Los labios de Jungkook formaron una sonrisa mientras su mente imaginaba la interpretación, el fantasma de las teclas frías bajo sus dedos revivió causando cosquilleos en sus manos.
Utópico...
—Una vez hicimos una interpretación de esta canción en ese pequeño club de ballet al que iba cuando era niño, las niñas danzaban como flores de primavera con sus tutús rosas y nosotros nos movíamos como el viento vistiendo de color crema...
—Lo sé.
—Piensas mucho, Ggukie.
El apodo familiar escapó de sus labios con un matiz seductor que regó calor en las paredes del aula solitaria.
Las partituras resbalaron hasta caer al suelo y esparcirse sin hacer ruido, solo se escuchó el eco de los pasos de Jimin acercándose a Jungkook.
Con los rostros a escasos centímetros de distancia, susurró sobre sus labios.
—Bésame, Ggukie.
Tan malditamente utópico.
Bésame, bésame, bésame...
Ecos vacíos.
Ecos.
Eco.
Sólo un buen sueño.
—¿Qué tal estuvo la fiesta de anoche? No me han contado nada —preguntó Nam antes de llevar la cuchara a su boca.
Anoche Seokjin no dijo nada, sólo vio a Jungkook con esa mirada especial que solía usar cuando no estaba de acuerdo con algo para luego mantenerse en el silencio más incómodo durante todo el camino, el único balbuceando cosas era un Hoseok ebrio en los asientos traseros.
La tensión creció al día siguiente por la mañana, justo durante el desayuno en casa de Seokjin porque Namjoon estaba ahí y eso tenía a Jungkook en alerta.
—Ya te lo dije, Hoseok terminó bailando encima de un sillón y Jungkook tuvo largas conversaciones con el dueño de la casa, fue divertido.
—¿Sí? No parecen tan animados.
Namjoon no actuaba con sospecha de algo, Seokjin apenas volteaba a ver a Jungkook y Hoseok estaba casi muerto sobre la barra. Aquello sólo significaba que Namjoon todavía no sabía absolutamente nada sobre lo sucedido, Seokjin no le había contado y eso era todavía más inquietante.
—Resaca —contestó Seokjin de nuevo—. Los nuevos amigos de Jungkook son divertidos, la mayoría te conocen, querían saber tantas cosas sobre ti y no paraban de preguntarme.
—Oh, ¿en serio? ¿Y qué tanto preguntaban sobre mí? Me interesa conocerlos.
Aquello hizo subir un poco el ego de Namjoon para desviarlo del punto de la conversación o al menos de la seriedad ansiosa de Jungkook, ya que después de eso todo el desayuno se basó en hablar sobre viejas anécdotas de Namjoon en sus inicios universitarios y la cantidad de palabras de aliento que muchos profesores le dieron en el camino, lo decía con modestia, pero todos en la mesa sabían que Namjoon adoraba ser lo suficientemente apreciado... o algo así.
—Ya es tarde, tengo que llevar a Jungkook a la residencia —habló Seokjin al término de la comida—. ¿Te quedas aquí?
No, no quería estar a solas en el auto con él.
Todo estaba arruinando el día, la incertidumbre por lo de anoche, el sueño de esta mañana, la incomodidad del desayuno y los nervios por tener que ocultar algo.
—Sí, tengo clases hasta más tarde y debo terminar de redactar unos correos, me iré al medio día.
—Entiendo, ¿Hobi?
—Sin clases —contestó antes de derrumbarse en el sofá de nuevo.
—Ve por tus cosas, Jungkook.
Ningún diminutivo, sólo esa inexpresión que erizó la piel del mencionado, sabía lo que le esperaba en el auto de camino a la residencia y quería evitarlo, pero luchar contra los planes de Seokjin sería imposible, así que sólo fue a buscar su sudadera al bonito cuarto en el que pasó la noche y luego regresó a la sala, Seokjin ya estaba esperándolo en la puerta.
—Hasta al rato.
—Adiós, chicos.
—Vayan con cuidado.
Al cruzar la puerta la radiante luz del sol anaranjado y la incomodidad de sus pupilas dilatadas intentando adaptarse fueron las primeras en darle los buenos días. Con los ojos entrecerrados buscó la manija de la puerta del auto de Seokjin y luego subió lo más lento que pudo en un intento ridículo de hacer el menor ruido posible de forma involuntaria.
Seokjin, por su lado, seguía serio, se veía pensativo al detener su mirada en cualquier punto cada cinco segundos mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
¿Qué tantas cosas podría llegar a decirle? Tal vez lo regañaría, amenazaría con contarle algo a Namjoon, lo ignoraría todo el camino o lo mandaría al carajo por haberlo hecho preocupar tanto, sólo en medio de esos pensamientos Jungkook se dio cuenta de lo poco que conocía a su amigo, nunca notó lo impredecible que podía llegar a ser si se lo proponía.
Necesitaba pensar en una buena excusa por la que había estado con Taehyung, podía decir que eran compañeros de algún taller o que lo conocía desde antes y que era un buen chico, tampoco podía ser tan cínico en sus mentiras, Seokjin en el pasado había sido parte de una pandilla, ¿y si conocía a Taehyung? Cualquier mentira que dijera fácilmente podría ser revelada, pero si decía que el chico lo había arrinconado durante un largo rato podría causar un problema gordo.
—¿Ese motociclista era tu amigo?
—SÍ.
Oh, qué fácil.
—¿Dónde lo conociste?
—Mmm...
¿Qué podía decir? ¿Sólo la verdad? ¿Por qué tenía que pensar en mil excusas justo ahora?
—No confías en mí —Seokjin declaró con una sonrisa a medias—. Tal vez Namjoon es complicado en estos temas, pero yo no soy así, no tienes por qué sentirte tan alarmado conmigo.
Ni siquiera tenía que sentirse alarmado, hasta apenas se iba dando cuenta de lo evasor que era cuando se trataba de los problemas, siempre temía enfrentar a las personas y no quería seguir así, ya no.
—Es el compañero de habitación de Yoongi —empezó—, nos conocimos el lunes y en realidad aún no somos amigos, pero estamos en eso.
—Escucha, estaba molesto porque te fuiste sin avisar, sé que no eres un niño y puedes hacer lo que quieras, pero necesito que te pongas en mi lugar y pienses en lo preocupado que pude estar cuando desapareciste de la fiesta y los automovilistas regresaron sin ti todos heridos, ¿piensas que mi reacción fue exagerada? Peor hubiera sido que ni siquiera me hubiera dado cuenta.
Tenía un punto.
—Ahora sobre tu nuevo amigo el motociclista... Jungkook, no voy a juzgarlo, pero no te tomes tan a la ligera ser amigo de uno de ellos.
Más advertencias, la semana se estaba llenando de ellas. Llevó las manos a su rostro y se recargó en el respaldo del sofá, eran tantas cosas en una misma semana, le dolía el estómago sólo de pensar en seguir pensando.
—Lo sé... —masculló en respuesta.
—Sabes que puedes confiar en mí, ¿no? Siempre te lo he demostrado, he estado en ese mundo, no tienes que acudir a los demás si te sientes curioso, para eso estoy yo.
—Lo sé, Jin, lo siento.
—¿Entonces puedo saber qué te tiene así?
—¿A qué te refieres?
—¿Es por Jimin?
—¿Jimin? ¡No! ¿Qué tiene que ver Jimin en esto?
—Sólo era una pregunta, tampoco te agites —contestó Seokjin con burla, luego se detuvo en el semáforo—. Pensé que tal vez como él es tu compañero de habitación, te sientes tan curioso por querer comprender su comportamiento... Lo siento, debe ser una idea estúpida, ¿verdad?
Estúpidamente cierta.
Jungkook cerró los ojos. Seokjin era su amigo, ¿no? Podía confiar en él.
—¿Por qué es así?
—¿Así cómo?
—Tosco, agresivo, distante, grosero...
—No es una mala persona.
—Oh, sí, eso me queda clarísimo —contestó Jungkook sin poder contener el sarcasmo en su voz.
—Jungkook —reprendió—, no sé qué tan amigo tuyo me consideres, pero sólo quiero decirte que aunque Cosmic Morphine pueda parecer difícil de tratar, de respuestas cortas y eche malas miradas, me gustaría que intentaras no juzgarlo como hacen los demás, sólo vive tu vida y trata de ignorar su presencia, si ignoras sus asuntos él hará lo mismo con los tuyos, ¿bien?
—Seokjin...
—Él es como cualquiera de nosotros, tiene su vida, ha pasado por sus momentos difíciles y ha vivido tantas traiciones, sólo trátalo como a alguien normal, no respondas a sus insultos y evita... —Un suspiró escapó de los labios de Seokjin—. Ah, no sé cómo decirlo sin verme mal, sólo... evita hablar de él con Namjoon, en especial si es de cosas malas, las cosas solo se pondrían peor, y temo que saquen a Jimin del edificio, él en serio no tiene a dónde ir, la calle es muy peligrosa para él.
—¿A qué te refieres con lo último?
—Nada en específico, sólo... la calle es peligrosa para todos, ¿no?
Namjoon no estaba exagerando y Jungkook no iba a disimular que él tampoco veía algo extraño en la manera en la que Seokjin hablaba sobre Jimin cuando la mayoría de las personas que conocía, si no es que todas, sólo podían decir cosas horribles sobre el rubio.
Pero Seokjin era la verdadera persona entre todos ellos que parecía saber algo, algo más que todos los demás y para su mala suerte Jungkook aún no era lo suficientemente cercano como para tener la confianza de preguntar.
—¿Entonces prometes que lo intentarás?
No podía entrometerse más en eso.
—Lo prometo.
.
.
.
Jimin continuó portándose como un verdadero cretino, ya no lo veía mucho en el aula y Jungkook no sabía si eso era bueno o malo, apenas y llegaba a entrar a la última clase, como siempre, el último en llegar y el primero en irse.
En el edificio ni siquiera le dirigía la palabra y en la habitación todo lo que hacía era soltar algunas indirectas ácidas o jugar bromas tontas, desde arruinar el locker de Jungkook hasta hacer que su ropa blanca volviera de la lavandería de color rosa, no necesitaba de tanta inteligencia para deducir que todo lo estaba provocando él.
Al principio Jungkook se mantuvo a raya, decidió no caer en ninguna provocación, como recomendó Seokjin, sin embargo, no pasó más de una semana antes de que se hartara y empezara a devolverle las bromas con ayuda de Hoseok, aunque este no estuvo muy de acuerdo.
Por ejemplo, consiguieron una tarántula no venenosa y la metieron en la cama de Jimin aprovechándose de que era aracnofóbico, gritó tantas maldiciones hasta cansarse y después salió de la habitación durante todo el día. Fue una victoria total.
Y también se dedicaban algunas notas entre cada broma infantil.
"Cámbiate de habitación".
"Cámbiate tú".
Pero eso no los estaba llevando a ningún lado, de hecho la tensión estaba aumentando de forma abrumadora.
Jungkook comentó algo en la clase, su respuesta iba tan bien, estaba dando su opinión en cuanto al análisis de una empresa en quiebra, era una situación hipotética, todo iba perfecto hasta que escuchó a alguien bufar desde algunos asientos hacia su derecha, aquello llamó la atención de quienes estaban alrededor.
—Con este tipo de analistas el mundo se irá a la quiebra —masculló aquella persona a quien Jungkook reconoció sin voltear a verla.
Sonaron risitas en el aula.
El profesor carraspeó y le dedicó una mirada a Jungkook en señal de que podía cortar su opinión y lo hizo, pero todavía volteaba a ver a los demás y veía esas sonrisas de burla escondidas tras los libros, no podía seguir tolerando ese comportamiento.
—Entonces si sabes mucho, ¿qué puedes decir al respecto? —cuestionó Jungkook antes de que el profesor pudiera continuar con el tema—. Si voy a recibir una crítica me gustaría que viniera de alguien que en verdad sepa del tema.
—¿Me hablas a mí?
—¿Quién más se cree un sabelotodo?
El sonido familiar de una "u" alargada vino de parte de sus compañeros, Chan le dio un golpe con el codo para que se calmara, pero no lo iba a hacer, ya había soportado lo suficiente ese tipo de comentarios, alguien tenía que callarlo, no podía ser posible que nadie se atreviera a decirle algo, ni siquiera los profesores a excepción del de matemáticas.
—Yo pienso que las tendencias no tuvieron una influencia fuerte en la empresa como tú dices, las ventas ya estaban bajas por la mala publicidad, ¿acaso no tienes ojos para ver las escalas?
—Sin embargo, volvieron a subir periodos después, estaban estables internamente, es claro que sus productos se volvieron obsoletos y al no innovarse empezaron a perder dinero, ¿quién es el ciego?
—No podían innovarse porque no tenían el presupuesto, aún no se recuperaban de la crisis anterior, el verdadero problema fue invertir en una campaña sin futuro, ¿eres idiota?
—El único idiota eres tú por no hacer buenos cálculos de tiempo, esa crisis ya había pasado.
—Jóvenes, por favor cálmense —pidió el profesor con nervios—. ¿Qué les parece si paramos el debate un momento y me dejan mostrarles las siguientes diaposi...?
Jimin golpeó la mesa con la palma de las manos.
—¡No aún! ¿Qué hay de la competencia? Manejaban el mismo producto, no hicieron cambios y aún así no cayeron, no le puedes echar la culpa a una estúpida tendencia, hay tendencias todo el tiempo.
—Déjame decirte que esas tendencias han llevado a múltiples empresas a la quiebra, además no dije que sólo se tratara de la tendencia, tuvo que ver con la administración al no tomar algún plan B para detener la caída, aparte de ciego eres sordo, Park.
Nunca lo había llamado por el apellido, sólo de pronunciarlo le daban escalofríos.
—¿Ahora quieres cambiar el cuento? Eres ridículo...
—¿Sabes qué? Creo que tengo un buen punto que tú estás arruinando con tu maldito afán de tener la razón para burlarte de los demás.
—El mundo no gira alrededor de ti, cariño.
—Tú y yo sabemos que estás obsesionado con hacerme sentir como un idiota cuando tú eres el idiota —bufó Jungkook—. Nadie te soporta, Park.
El escándalo no tardó en hacerse en el aula mientras el profesor hacía su mejor intento por mantenerlos bajo control, cosa que no dio buenos frutos hasta el punto de que otro docente tuvo que intervenir.
La clase terminó con ambos teniendo el castigo de trabajar en un ensayo del caso en equipo y Jungkook dedujo que tendría que hacerlo por su cuenta al ver que Jimin dejó de entrar a las clases, además por las noches ya no dormían en la misma habitación. Desde el día de la fiesta Jungkook decidió pasar todas las noches en el cuarto de Namjoon y Hoseok, ellos estuvieron encantados de recibirlo por lo menos hasta que consiguiera una nueva habitación.
Luego de tres días se dio cuenta de que no podía hacer el ensayo por su cuenta, tenía la presión de los ensayos, sus habilidades de redacción no eran lo mejor del mundo, su mente estaba perdida en los problemas y pedirle ayuda a sus amigos era vergonzoso, aparte no era justo que él lo hiciera todo.
Decidió confrontar a Jimin sólo para llevarse la sorpresa de que nadie tenía la menor idea de en dónde se había metido desde esa clase y Jungkook empezó a sentir un poco de culpa, no importó cuánto le preguntó a los chicos del edificio sobre él, nadie sabía.
—¿Necesitas ayuda con el trabajo extra? —preguntó Chan mientras caminaban hacia un billar para encontrarse con los demás—. Te he visto muy ocupado.
—No te preocupes, yo fui el tonto que decidió provocar una discusión a media clase, tengo que resolverlo por mi cuenta.
—Jungkookie, la fuerza de tu ética me impresiona, creo que eres un buen chico.
Las mejillas de Jungkook se pintaron de rojo mientras apartaba la mirada, no estaba acostumbrado a los halagos y el grupo de su nuevo amigo se dedicaba a darlos todo el tiempo.
—Debí hacerte caso cuando me codeaste para que me callara, fue una estupidez seguirle el juego.
—No creo —Chan llevó los brazos hacia arriba para estirarse de forma despreocupada—, él te molesta todo el tiempo, tenías que defenderte.
—Supongo...
—No supongas, está bien tener un poco de rudeza de vez en cuando mientras no hiera a las personas que no lo merecen... ¡Es aquí, llegamos!
El billar era una especie de lugar juvenil con temática de los 80's, Jungkook nunca había conocido un lugar así de atractivo, cada decoración era de su gusto.
No se había vuelto parte del grupo amistoso de Chan, pero lo invitaban de vez en cuando a algunas cosas si se les atravesaba en el camino, parecían buenas personas, al menos Seokjin y Hoseok los habían aprobado para él.
Eso no pasaría con Taehyung. Hablando del peliazul, descubrió que compartían dos clases y que el tipo era todo menos tranquilo, discutía sobre todo, cada clase era un nuevo debate, pero al menos no se armaba un desastre como con Jimin, nadie le hacía frente a los argumentos de Taehyung, las personas podrán decir lo que quieran, pero el chico era un apasionado en las materias y le encantaba cuestionar todo.
Oh, y Taehyung tuvo razón al decir que conseguiría su número, porque lo hizo, tres días después de esa fiesta ya tenía un mensaje suyo esperando en la bandeja. Ahora hablaban a diario.
—Apártense, novatos, llegaron los verdaderos jugadores a la mesa —alardeó Chan llegando a la esquina en la que estaban reunidos los demás.
Jungkook saludó desde lejos y se sentó por ahí mientras los demás se ponían al día.
Había muchas maquinitas, mesas de billar y de las normales para beber algo, muchos estudiantes de la universidad también estaban en ese lugar, escuchó el nombre del local una vez en una conversación casual, pero nunca tuvo la oportunidad de visitarlo, además no era el tipo de lugar al que vendrían sus amigos.
De repente su mirada cayó en alguien que estaba en la mesa de al lado vistiendo una camisa negra y unos pantalones del mismo color, ni siquiera tuvo que verle la cara para saber de quién se trataba, rodó los ojos sin disimulo y la mirada del contrario cayó en él casi al mismo tiempo.
Maravilloso día para caer en el mismo lugar que Min Yoongi.
—¿Qué carajos haces aquí? —preguntó Yoongi apretando el taco en la mano derecha.
—No es de tu incumbencia, Min.
—Hey, Yoon, ¿qué tal? —Se acercó Chan para saludarlo—. ¿Conoces a Jungkook? ¿Son amigos?
Mierda.
—Por suerte no —masculló Yoongi con una mirada ácida.
—Vete al carajo —contestó Jungkook en un susurro.
—¡Qué graciosos son!
¿Acaso Chan no veía como ambos se estaban matando con la mirada?
—Yoongi, ¿no es este el cantante de tu banda? —preguntó una chica rubia detrás de él—. Tiene una voz muy linda.
Chan sonrió con orgullo y envolvió un brazo alrededor de Jungkook.
—Entonces están en la misma banda, Jungkookie nunca ha querido cantar algo para nosotros.
—No me sorprende, nuestro querido cantante es un poco arrogante cuando se trata de su talento —contestó Yoongi con una sonrisa fingida—. Le encanta que le rueguen para que haga las cosas.
—¡Eso es...!
—¡Yoongi, únanse a nosotros! ¡Vamos a jugar! —interrumpió alguien de los amigos de Chan.
Debió invitar a Hoseok a la reunión, así el chico sonriente se habría encargado de mantener a Yoongi lo suficientemente lejos para poder disfrutar del juego, porque justo ahora cada partida era sobre dedicarse miradas de odio y comentarios sarcásticos. ¿Por qué todos pensaban que sólo estaban jugando? ¿Era por los movimientos relajados de Yoongi? ¿O era por la actitud introvertida de Jungkook?
—Rozó la bola rayada, no cuenta —declaró Yoongi.
—Mentira, ni siquiera la alcanzó a tocar, golpeó directo con la lisa.
—Consíguete unos lentes, mocoso.
—Aprende a ser un buen perdedor si tanto te molesta.
Yoongi frunció el ceño y golpeó el suelo con su taco, los demás estaban demasiado hundidos en la partida de la otra mesa como para ver lo que sucedía entre ellos dos.
—¿Por qué buscas una razón para discutir por todo? —preguntó Yoongi—. Todo el tiempo quieres atención.
—Tú eres el idiota sarcástico, Min, tu tono prepotente hace que quiera golpearte.
—No soy gentil con las personas, si no puedes soportar mi tono de voz entonces puedes cerrar la boca y dejar de aparecer en cualquier lugar al que vaya.
—¡Fuiste gentil conmigo hace rato! —Yoongi cerró la boca al escuchar una tercera voz conocida en la discusión—. No sabía que jugabas billar, Jeon.
Un suspiró abandonó los labios de Jungkook, cerró los ojos y contó hasta cinco antes de voltearse para enfrentar al recién llegado. Ya tenía suficiente con Yoongi, no podía más con Jimin aquí.
No lo odiaba ni lo detestaba, eso era seguro, pero cada vez que se dirigían la palabra algo salía mal y justo ahora no tenía la energía suficiente para pelear, si Jimin hacía algo que lo hiciera sentir mal, no podría soportarlo más.
Actuaría con tranquilidad, no alzaría la voz, tampoco insinuaría algo fuera de lugar ni le tiraría indirectas, sólo hablaría y, sobre todo, cortaría la conversación lo más pronto posible.
—¿Qué necesitas? —preguntó volteando a verlo.
La determinación desapareció.
Ver a Jimin siempre se sentía como la primera vez, no sabía si era algún problema en su cabeza, pero cada vez que sus miradas cruzaban todo su cuerpo se volvía débil, Jimin era increíble, hermoso, la persona más hipnotizante entre todas las que había conocido en su vida.
Y justo ahora, con él de pie a algunos metros de distancia con un aspecto poco favorecedor, todavía se sentía mareado por la vista. Su cabello rubio parecía opaco, sus ojos tenían manchas oscuras abajo e incluso la camisa que llevaba que no era de su talla lo hacía parecer frágil y pequeño, la frialdad en su mirada era el contraste que lo cargaba de un aura oscura e intimidante, pero su voz, oh, su voz todavía sonaba tan suave y descarada.
—¿Qué necesitas tú? Te la has pasado buscándome todos estos días —Se acercó a ambos y le arrebató el taco a Jungkook—. ¿No puedes vivir sin mí?
Ignoró las preguntas, todo lo que podía pensar era en la cercanía, Jimin estaba ahí a menos de un metro de distancia hablándole con esa voz provocativa, sus ojos de sirena lo estaban hundiendo.
—Jimin —fue todo lo que pudo decir.
—Te dije que no me llamaras así —masculló el rubio, sus ojos cansados aún emanaban fuego—. ¿Tengo que repetirlo?
Alguien colocó su mano en el hombro de Jungkook haciéndolo retroceder.
—Cosmic, será mejor que te retires... —masculló esta persona.
Jimin bufó.
—¿Te conozco?
—No, pero estos son mis amigos y si una persona llega de la nada a molestarlos, creo que tengo derecho a defenderlos.
—¿Y qué harás para hacerlo? —una sonrisa burlona se plantó en el rostro del rubio—. ¿Me golpearás?
—Puedo hacerlo.
—Binnie —advirtió Chan y luego le dedicó una mirada aguda para que se tranquilizara.
—Suficiente —interrumpió Yoongi y arrebató el taco de las manos de Jimin—. No están bromeando, Morphine, retírate.
—Este asunto no es contigo, Yoongi, ni con ninguno de estos entrometidos —tomó el taco de regreso y con este señaló a los demás—. Es con Jungkook.
—¿Qué quieres de él?
—Platicar —se encogió de hombros.
—No creo que tengamos cosas que hablar, déjanos jugar en paz —contestó Jungkook, el rubio sólo carcajeó.
—Claro que las tenemos... —susurró con una sonrisa pícara—. ¿O el ensayo de la clase no es nada?
—¿A qué quieres llegar?
—Si ganas contra mí te ayudaré a hacer el proyecto —jugueteó con la tiza del taco—, pero si gano yo, lo harás tú solo, ¿te parece?
Jungkook miró a los demás, nadie parecía aprobarlo, ni siquiera Yoongi, no obstante, algo en su mente quería hacer esto, lo necesitaba.
Y sabía por qué.
—Hecho.
Se dispuso a acomodar las bolas y sin pedir permiso tomó el taco con el que estaba jugando Yoongi, todos tenían la mirada en este juego ahora, incluso las personas que no estaban con ellos miraban desde sus mesas de forma indiscreta. Apenas iba a hablar para ceder el primer turno cuando el rubio ya se había recargado para dar el tiro.
La atención de Jungkook no estaba en el juego, estaba en Jimin, en su silueta esbelta y su mirada claramente provocadora, estaba haciéndolo a propósito, se movía de esa manera solo para sacarlo de sus casillas y lo peor era que lo estaba logrando. Jimin se incorporó y recargó su rostro en una mano luciendo una falsa expresión inocente.
—Qué mal, he fallado el primer tiro —lamentó Jimin con un puchero, observó sus labios abultados moviéndose mientras hablaba—. Tu turno, Jeon, recuerda que la mirada está en la mesa.
Jungkook tragó saliva con nervios, ni siquiera había visto su primer movimiento, se inclinó y golpeó cualquier bola fallando el tiro, sus manos estaban empezando a sudar y su concentración había escapado del lugar. Necesitaba reaccionar si quería ganar.
—Hace rato parecías un experto.
—¿Me estabas observando? —preguntó curioso, él otro sólo rió sin responder para luego dar otro mal tiro.
¿Jimin era un mal jugador o estaba haciéndolo a propósito? Se veía tan confiado como para seguir cometiendo errores tan torpes.
Jungkook sacudió los pensamientos fuera de su cabeza intentando poner la atención en el juego, la tenía fácil, un par de tiros y podía adelantar lo suficiente, entonces se acomodó preparado para tirar.
—Parece que ya lo tienes —susurró Jimin con su voz aterciopelada, Jungkook falló el tiro en cuanto lo escuchó hablar—, siempre no.
—Me distraes cuando hablas.
—¿Entonces debería de hablar más?
Ambos cruzaron miradas unos momentos, Jimin se inclinó cercas de él para golpear.
—No entras a clases fingiendo estar enfermo... ¿es por mí? —preguntó Jungkook.
—Te das mucha importancia —La gelidez se apoderó de la voz de Jimin antes de fallar el tiro.
—¿Entonces? —Jungkook se inclinó junto a él y golpeó la bola sin fallar, estaba más concentrado de nuevo—. No puedo enseñarle los avances al profesor si no vas a clases... Te tocan las rayadas, Jimin.
—Metete en tus propios asuntos.
Una vez más Jungkook tiró con éxito.
—Son mis asuntos en el momento en el que me afectan, si terminaré haciendo el proyecto por mi cuenta sólo porque tú no quieres trabajar en eso, —metió otra bola de nuevo—, al menos quiero una explicación.
—¿Quieres que te diga que detesto verte? Pensé que era muy obvio —Jungkook falló el golpe al instante y metió una rayada por accidente—, te dejaré algunas cosas en claro ahora que veo que sigues sin poner los pies en la tierra.
Jimin recorrió la mesa buscando por donde tirar hasta detenerse en un punto específico, se giró para ver a su contrincante a los ojos, se agachó sin apartar la mirada, luego miró la bola blanca, posicionó el taco con cuidado y tras ello metió la bola sin fallar.
—En primera no me gustan las preguntas —golpeó de nuevo metiendo dos, comenzaron a sonar los murmullos recordándole a Jungkook que había más personas en el lugar.
Jimin sonrió con satisfacción para luego rodear la mesa y con un empujón suave de cadera hizo que Jungkook se moviera de donde pretendía tirar.
—En segunda no eres mi padre, por lo tanto, no te debo explicaciones —golpeó acertadamente metiendo dos una vez más.
Giró de nuevo quedando frente a frente con él, sus rostros quedaron a escasos centímetros de distancia, Jungkook quería retroceder, pero no podía, sus piernas eran incapaces de reaccionar cuando él lo miraba de esa manera.
—Y en tercera —regresó la mirada a la mesa inclinándose y golpeó sin fallar—, ni siquiera te conozco.
Jungkook apretó el taco.
—¿Te dejé sin palabras, Jeon? —Jimin soltó una risa, finalmente golpeó la bola negra haciéndola entrar con facilidad—. Te toca hacer un proyecto.
Tiró el taco en la mesa haciéndolo resonar en toda el local, dio palmaditas en el pecho de Jungkook, este trató de atrapar su mano, pero Jimin fue más rápido, sus miradas se encontraron una última vez más, era una confrontación.
—¿Por qué eres así?
La sonrisa en el rostro de Jimin tembló y esa fue toda la señal que Jungkook necesitaba para saber que algo no era del todo cierto.
—Aquí vas con tus preguntas raras —intentó burlarse.
—No, puedes engañar a todos, pero no a mí.
Jungkook tuvo cuidado con el volumen de su voz, si obtenía una respuesta aquí no podía dejar que los demás lo supieran. Los nervios lo hacían sentir sus propios latidos acelerados, iba a arriesgar todo sólo por querer saber.
—No empieces un juego que no vas a ganar, Jeon.
Los dientes de Jimin estaban apretados.
—¿Qué pretendes ganar tratándome como un idiota? ¿Es sólo porque no soportas la idea de compartir una habitación conmigo o hay algo más? —Avanzó un pasó hacia él, Jimin retrocedió y chocó con la mesa—. No lo vas a lograr, Jimin... no conseguirás mi odio.
La respiración del mencionado se volvió pesada. Jungkook estaba haciendo un esfuerzo increíble para confrontarlo de esta manera, la fuerza en sus piernas para evitar que fallaran era grande y el control de su respiración sólo para no dejar que su voz temblara también era considerable.
Jimin permaneció callado, una de sus manos se movió con cautela hacia la mejilla de Jungkook, pero antes de poder tocarlo se detuvo y la alejó.
Jungkook descubrió en esa mirada azul y titubeante que todas sus preguntas tenían respuesta, Jimin tenía tanto que decir, su cuerpo no estaba tenso por nada, sus labios gruesos no se abrían y cerraban sólo porque sí.
—Lo siento.
¿Escuchó bien?
—¿Qué?
Jimin lo empujó con fuerzas y escapó del espacio estrecho en el que había terminado acorralado. Jungkook fue atrapado por sus amigos al perder el equilibrio por el empujón.
—¡Jimin!
Este cubrió su propia boca como si hubiera dicho algo malo, retrocedió y golpeó contra otra mesa por accidente, se veía tan asustado, todos estaban confundidos, incluso Jungkook no entendía lo que estaba sucediendo.
En un parpadeo el rubio ya estaba saliendo del local a pasos apresurados sin decir nada, el caos se desató después de eso.
—¡Oh, Dios! ¡¿Qué dijiste para que reaccionara así?! ¡Eso fue genial!
No, no lo era.
Empezaron a felicitarlo por enfrentar a Jimin, pero eso no era lo correcto, ellos no sabían nada sobre él.
—¡Tienes mi completa admiración! ¡Eso fue sorprendente!
Jungkook los apartó a todos y se dirigió hacia la salida a la misma velocidad con la que Jimin se retiró, los chicos empezaron a llamarlo para que regresara, exigiendo explicaciones porque honestamente nadie estaba entendiendo nada.
Al salir del local miró hacia todos lados, muchas personas iban y venían, buscar esa cabellera rubia entre la gente era una pérdida de tiempo, pero igual lo intentó aún sabiendo que no tendría éxito.
Jimin ya había desaparecido.
Me equivoqué, lo nuestro no tenía que ser una guerra.
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Hola, esta vez no tuvieron que esperar casi medio año para tener una actualización, jaja.
Para los nuevos lectores, es normal que sientan mucha confusión hasta aquí, pero ya verán que todo tiene una explicación y esto se irá desenredando poco a poco a partir de ahora.
Hay una buena noticia, los últimos capítulos sólo fueron introductorios, las grandes interacciones de los personajes están por empezar junto a la explicación de todos los problemas que los rodean.
Por cierto, escribí una nueva historia, está en mi perfil bajo el nombre de "Sirens", ya está completa y es un one shot, les hago la invitación a que pasen a leerla mientras termino el siguiente capítulo de SL.
¡Nos vemos en los comentarios!
—KMDPrincess.
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