08. grandes secretos

FIEL A SU PALABRA, Regulus Black se encontraba en la clase de Pociones, borrando del pizarrón los ingredientes de la poción de hierba estrella. De espaldas y con el pelo peinado hacia atrás (con lo que Rory consideró una cantidad cuestionable de gel para el pelo) realmente parecía un maestro. No del tipo amable y elocuente, sino que de esos que te arrojan tiza si respondes mal a una pregunta. Sí. De esos.

—Veo que ahora eres mascota de Slughorn —comentó Rory, anunciando su presencia.

—Se llama ser ayudante de cátedra, estúpida —siseó Regulus, sin voltear.

—¿Y te traen manzanas?

Black resopló un amago de risa hastiada y se volvió hacia ella, dejando el borrador sobre el escritorio de Slughorn de forma brusca.

—Siempre tan delicioso hablar contigo Lang. Tanto como contraer fiebre tifoidea.

Rory se encogió de hombros. Ambos permanecieron en silencio hasta que finalmente Black terminó de oficiar como mucama de Slughorn y bordeó el escritorio, reclinándose contra él y apoyando sus manos en el borde. Rory casi pudo sentir su mirada filosa clavándose en ella.

—A lo que vinimos —sentenció—. ¿Quieres obliviarlo? ¿Eliminar el recuerdo?

—Supongo...

—Y quieres que yo lo haga.

—Técnicamente quieres hacerlo.

Regulus rodó los ojos.

—Correcto. Lo haré —dijo, muy para el asombro de Rory—. Pero primero haremos una especie de juramento inquebrantable. Jurarás no decirlo y yo haré lo mismo. Pásame tu brazo.

Las palabras de Regulus la tomaron tan por sorpresa que Rory pegó un salto que casi la hizo caerse de la mesa.

—¿¡Qué!?

—¿Qué esperabas? —sacudió la cabeza con las cejas fruncidas, gesticulando obviedad con las manos— ¿Qué te haga un favor y ya? ¿Quién soy? ¿San Mungo?

—¡Dios, no es como que vaya a gritarlo a los cuatro vientos!

—Tú tampoco quieres que sepan lo de Yaxley. ¿No? —retrucó Black, cruzándose de brazos y reclinándose completamente contra el escritorio— Es lo mismo. No lo niegues, vi la cara que pusiste cuando Rosier fue a indagar.

—¿Entonces tú lo enviaste?

Regulus se encogió de hombros y Rory sintió la tormenta formándose en su interior, la sangre hirviendo en sus venas. Tuvo que bajarse de la mesa y empezar a caminar de un lado a otro. Tenía que mantenerse en movimiento, porque si se quedaba quieta, iba a darle una patada en la cara.

—Lo importante es que estamos de acuerdo —prosiguió Regulus—, que alguien sepa cosas sobre uno es como darles poder para atacarte.

—Sabes, no es como si todos estuvieran esperando el momento perfecto para atacarte, Black.

—Gracioso oír eso de ti, siendo que es justamente lo que hiciste cuando tuviste la oportunidad.

Rory negó. Black asintió

—¿Reunión de prefectos?

—¡Cuantas veces tengo que decir que lo siento! —gritó Rory, en un tono más alto de lo que hubiese deseado—. ¿Bien? ¡Me pasé! ¿Qué más quieres que te diga? ¡Lo siento!

Regulus bufó y se pasó la mano por el rostro.

Hubo silencio.

—No voy a jurarte nada —sentenció Rory, cruzando los brazos sobre su pecho—. Conserva mi secreto y yo conservaré el tuyo. Si yo te delato, tú me delatas. Si tú me delatas, yo te delato. ¿Trato? —dijo, extendiendo la mano. Black no la tomó— ¿Trato?

Regulus la miró fijamente a los ojos.

—¿Confías en mí?

—¿Qué? Claro que no. ¿Por qué carajos habría de confiar en ti?

—Exacto.

—No —Rory sacudió la cabeza—. Ese no es el punto. No podemos hacerlo sin un testigo, y aun si pudiésemos... ¿Qué pasa si accidentalmente digo algo de ti que nadie sabe, resulta ser cierto, me da un patatús y me muero? ¿¡Qué pasa en ese caso, eh!?

Regulus suspiró largamente, frotándose el rostro como si odiase estar vivo. Bueno, mal por él. ¿Cierto?

—¡No funciona así, por amor a Merlín! —estalló finalmente— ¡Me rehúso a creer que estás en Ravenclaw, eres una completa idiota!

—¡Y tú un completo psicópata! ¡Fuiste tú el que tuvo esta genial idea! ¿¡Recuerdas!?

Hubo un largo silencio.

—Estoy cansado de ser la víctima —murmuró Regulus. Y cuando lo dijo, Rory simplemente pudo sentirlo. El dolor en su voz. El miedo. La culpa. Todas las emociones que ella misma sentía. El pánico de que alguien se enterase de lo que le había sucedido. De que le mostrasen esa falsa compasión.

De que le tuviesen pena.

Hace mucho tiempo atrás Sirius le había dicho que se parecían demasiado, lo cual era ilógico. Obviamente Rory era genial y Regulus, bueno, Regulus era un ogro desalmado. Pero ahora podía verlo. Sólo era un muchacho como cualquier otro, intentando huir de un estigma que lo marcaría para siempre ante los demás y ante él mismo.

—Vas a tener que darme la mano —dijo Rory, y Regulus levantó la mirada con los ojos iluminados. Ella escupió en su propia mano—. Haremos otro tipo de juramento.





✦ ✦ ✦






Con el pequeño obstáculo del juramento fuera del camino, empezaron a hacer la poción. Rory había sugerido que utilizasen un simple hechizo, pero no. Su Black-esa tenía otros planes.

El veneno de Swooping Evil, además de sus increíbles propiedades curativas, era un excelente desmemorizador, imposible de rastrear y con "resultados permanentes". Rory se mantenía escéptica. Era improbable (y subrayo, improbable) en un 72,8% que un alumno de quinto pudiese tener la capacidad suficiente para tratar con venenos.

Black formaba parte del 27,2%.

La forma en la que se manejaba en la estación (aunque Rory jamás lo hubiese admitido en voz alta) era increíble. No habían vuelto a compartir clase de pociones desde el primer año, así que era la primera vez que ella lo veía trabajar con tanto interés y dedicación en algo: su postura, si bien erguida y aristocrática, se veía relajada notoriamente, y Rory podía jurar que sus ojos brillaban mientras pasaba las páginas y pesaba ingredientes. Era raro y a la vez reconfortante. Como un payaso con traje de abuelita. Con el pasar de los minutos se preguntó por qué la había citado: bien podría haber hecho todo él solo. Entonces Black levantó la vista, y cualquier atisbo de relajación se borró de su rostro.

—El recuerdo —pidió, suspirando airadamente al notar la expresión confundida de Rory—. El recuerdo, tienes que sacártelo para ponerlo en la poción. Ambos comparten un lado de la historia, ese es el gatillo de la poción.

Rory se rascó la nuca y desvió la mirada.

—Eso va a estar muy difícil —dijo al aire—. No tengo varita. La confiscaron.

—Merlín del cielo... ¿Cómo que no tienes varita, Lang, por favor?

—Solo me la devuelven cuando entro a clase —concluyó, sonriendo nerviosamente.

Black se tomó el rostro entre las manos, negando.

—¡Puedes sacarme tú el recuerdo! —repuso Rory al instante, chasqueando los dedos sin parar—. Lo leí en el libro... este... el de legeremantes... ¿cómo se llamaba? ¡En fin! Si me concentro lo suficiente en el recuerdo, tu puedes sacarlo con tu varita...

Regulus negó.

—Es demasiado peligroso.

Cuando terminó la frase ya era demasiado tarde. Rory se había disparado hacia la estación, y en un movimiento rápido, trató de quitarle la varita.

—¡No! ¿Qué demonios haces?

—¡Ya canalice el recuerdo, sólo ponme la varita en la sien y estamos!

—¡No! —gruñó, forcejeando.

—¡Ponme... la... varita! ¡Sólo pónmela!

La puerta del salón rechinó. Slughorn los observaba desde el umbral entre el asombro y la confusión. Rory miró su mano: justo a la altura de la entrepierna de Black. Desde la puerta, presumió, Slughorn no podría haber visto cuál varita estaba agarrando. La soltó al instante, levantando las manos como si la hubiesen pillado en medio de un asalto y sintió su rostro calentarse con suficiente intensidad como para prender un cigarro a un palmo de distancia.

—Espero no haber interrumpido nada —dijo el profesor, ladino.

Regulus carraspeó, y montó su sonrisa más falsa— Sólo una pequeña prueba para el Slug Club, señor.

—Excelente —dijo Slughorn, y se acercó a su escritorio, tomando una pila de pergaminos—. Limpien al salir —ordenó, antes de detenerse en el umbral de la puerta—. Y, Black...

—¿Sí señor?

—Nada de poner la varita en mi salón.

—Sí, señor.

Finalizaron la poción en silencio. Resultó que Rory Lang tenía razón: el recuerdo podía ser extraído fácilmente si el contenedor en cuestión lo liberaba. Black reiteró una vez más la alta efectividad del mejunje (además de reiterarle a Rory sus amenazas, en caso de que no hubiese quedado lo suficientemente claro) y procedieron a embotellarlo. Un trabajo perfecto, sin duda, aunque Rory no podía dejar de pensar que faltaba algo...

—¡Espera! ¿Podemos agregarle algo?

—No.

—¡Yo sé que sí! ¿Algún ingrediente que lo haga moverse sin control? ¿Higo danzante, tal vez?

Regulus entornó los ojos durante algunos segundos, fastidiado. Finalmente, asintió. Rory se frotó las manos, esbozando una sonrisa maquiavélica que no dejó ni un solo diente a cubierto.

—Tengo un par de ideas...





✦ ✦ ✦






Para el momento en que llegó la cena Rory estaba tan cansada que se la hubiese saltado de no ser porque:

1) Le encantaba la cena

2) Tenía que estar ahí para ver el fruto de su esfuerzo.

Comenzó como cualquier otra, los platillos apareciendo sobre las mesas: pollo rostizado, papas a la crema, salsa madera y una variedad de jugos de fruta de estación. Erró su boca un par de veces, demasiado concentrada en captar imagen de lo que sucedía en la mesa contigua. Nada. Nada de nada. Y luego, más nada.

Estaban a punto de despejar los platillos para el postre cuando oyó un estruendo en la mesa de Slytherin: Evan Rosier se levantó de pronto, tambaleando, agitando las manos y agarrándose la garganta.

Se estaba ahogando.

Se oyeron clamores de auxilio y discusiones a grito pelado. Todo el comedor se consumió en una gran sinfonía de murmullos y gritos hasta que Madam Pomfrey bajó de la mesa de profesores corriendo. La enfermera le asestó a Rosier un golpe en la espalda con la fuerza suficiente para dejarlo parapléjico y él se sentó de golpe, engullendo el líquido de la legión de copas que sus compañeros ofrecieron. Durante un segundo, Rory encontró los ojos de Regulus. Casi pudo adivinar su mirada maliciosa antes de perderlo de vista tras la espalda de uno de sus congéneres.

Entonces sucedió.

THERE LIVED A MAN, IN RUSSIA LONG AGO —Yaxley se había levantado y estaba cantando. A Rory casi se le salió el jugo por la nariz—. HE WAS BIG AND STRONG, IN HIS EYES A FLAMING GLOW.

—Ay. Por. Dios.

A Pandora la boca se le había caído hasta el suelo. El ruido de los cubiertos y los murmullos cesaron para concentrarse en Yaxley, quien continuaba cantando con toda la fuerza de sus pulmones.

BUT HE ALSO WAS THE KIND OF TEACHER WOMEN WOULD DESIRE —El rubio apuntó directamente hacia McGonagall, quién se persignó sonrojada.

Corban Yaxley se había parado justo frente a la mesa de los profesores, desplegando su mejor selección de movimientos de cadera. Los que no reían, cantaban y aplaudían junto con él, incluso algunos en la mesa de Slytherin.

—¡RA RA RASPUTIN, LOVER OF THE RUSSIAN QUEEN! ¡THERE WAS A CAT THAT REALLY WAS GONE!

—Recuérdenme nunca saltarme la cena —dijo uno de los muchachos de Ravenclaw y Rory sintió su pecho llenarse de orgullo. A todos les gustaba una buena cena show. ¿Cierto?

—¿Crees que hayan sido los merodeadores? —preguntó Pandora al final del show, mientras Slughorn y Kettleburn escoltaban a Yaxley el bailarín fuera del comedor. Spoiler alert: seguía cantando, al igual que la mayor parte de los presentes.

—Sip —mintió Rory, llenándose la boca de tarta de manzana—. Merodeadoreshh, shin duda.





✦ ✦ ✦






No volvió a ver a Regulus sino hasta el final de la noche, cuando todos los demás habían ido a la cama y los prefectos empezaban a patrullar. Lo esperó durante casi media hora frente al arco de la torre de Ravenclaw cuando finalmente lo vio, todo rizos y túnicas, marchando como si fuese el maldito rey del colegio.

—¿Quién lo diría? ¡Regulus Black si puede hacer travesuras!

—Piérdete Lang —refunfuñó, y siguió caminando. Rory le siguió el paso, caminando junto a él por el corredor desolado y levemente iluminado.

—Hacemos un buen equipo.

—No te acostumbres. Sólo fue por el trato.

—Dios, casi se me olvida lo amargado que eres. Sólo es un comentario, no te estoy diciendo que seamos amigos o algo...

—Bien, porque no lo somos.

—Bien, porque no quiero que lo seamos.

—Bien.

—Bien.

Continuaron caminando en silencio por un rato, hasta que Regulus suspiró pesadamente.

—Vete a tu torre o te mandaré a detención —amenazó, con su usual tono gélido, sin quitar los ojos de enfrente.

Rory pensó en reponer con algún insulto, pero retrocedió al ver la pequeña sonrisa en el perfil de Black. Pensó también en molestarlo con eso, pero decidió dejarlo quieto por una vez y conservarlo en su mente.

Regulus Black también podía sonreír genuinamente. Ese sí era un gran secreto.

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